Capítulo 39
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Faltaban cinco minutos para la hora en que se había citado con el joven Jeon y él ya estaba estacionado el automóvil rentado frente aquel restaurante, le gustaba ser puntual y esperaba que aquellos con los que se encontraría lo fueran también.
El joven Jeon lo era, porque ya lo estaba esperando en la mesa que había reservado.
Lo vio levantarse en cuanto sus miradas se cruzaron y acomodar las ropas semiformales que portaba. Sin duda alguna era hermano del alfa que había defendido y había evitado que se llevara a Yoongi aquella noche, compartían los mismos ojos grandes, el mismo cabello azabache y los mismos ángulos en la mandíbula.
— Señor Jeon.
Ofreció una corta inclinación y después extendió la mano para que el alfa más alto la tomara. El aroma a café negro y jengibre asalto sus fosas nasales y al mismo tiempo hizo reaccionar al lobo en su interior. No podía dejar de notar la fuerte presencia del contrario, pocas veces lograba sentir una presencia así de imponente en algún alfa, la pareja de su hermano Yoongi la tenía pero solo la mostró cuando se resistió a su voz de mando, el joven Jeon frente a él ni siquiera se molestaba en disfrazarla, como si quisiera dejar claro que a pesar de haber accedido a la petición que impuso de tener una reunión, él no era alguien que iba a seguir órdenes.
— Señor Min — respondió el contrario mientras estrechaba su mano —. Gracias por ayudarme a localizar a mi hermano menor.
— Yo le debo de agradecer por acceder a venir y ayudarme con la situación de nuestros hermanos, aun cuando somos completos desconocidos.
Ambos tomaron asiento en la mesa cuadrada cuando una mesera beta se acercaba a ellos, pospusieron su conversación para ordenar rápidamente. Él no había mirado en dirección al otro alfa durante el corto tiempo que duraron ordenando, se sorprendió un poco cuando levantó su vista y encontró el par de ojos oscuros observándolo fijamente.
Su lobo agacho la cabeza lentamente, simplemente estaba aceptando que el contrario era superior sin que este hubiera hecho prácticamente nada.
Paso la punta de su lengua por sus labios, estaban un poco secos de repente.
— Disculpe señor Jeon, pero necesito hacerle una pregunta.
— Adelante.
— ¿Puedo saber por qué mantiene su lobo tan en la superficie? Le aseguro que yo no pretendo intentar engañarlo, realmente se el paradero de su hermano menor, esta reunión solo fue porque necesito que entienda mis razones para dar por terminado ese enlacé.
Una sonrisa se extendió en el rostro ajeno y el sonido de una pequeña risa llegó a sus oídos, aunque fue tan bajo y corto que podría haberlo imaginado.
— Le puedo asegurar que no estoy tratando de intimidarlo y ahora que lo veo en persona no tengo razones para desconfiar de usted. La presencia de mi lobo en la superficie es debido a que soy un alfa puro.
Ya podía entender el comportamiento de su propio lobo. Su padre había sido un alfa de primer linaje y el heredó esa línea de sangre, la misma que lo hacía ser tan respetado o temido cuando usaba su voz de mando. Solo los alfas puros son superiores a un alfa de primer linaje y nunca había conocido uno, bueno eso creía.
— Si usted es un alfa puro, debo de suponer que su hermano también lo es, ¿cierto?
— Así es, él también es un alfa puro.
Una sonrisa de incredulidad debió de dibujarse en su rostro porque Jeon también sonrió.
— Jungkook y yo estamos muy en contacto con nuestro lado animal, entendemos sus necesidades y él entiende las nuestras, nuestro lado lógico no domina nuestro lado instintivo ni viceversa. A mi me gusta usar esa ventaja de autocontrol mostrando mi verdadera esencia, mi hermano... él siempre ha sido lo opuesto, así que entiendo perfectamente que sea difícil de creer para usted y eso también me demuestra que Jungkook sigue siendo el mismo.
— Ustedes parecen muy diferentes.
— Tuvo que ser de esa manera. — Le pareció ver un semblante triste en el rostro contrario, pero no podía asegurarlo pues una sonrisa estaba siendo mostrada nuevamente. — Dígame señor Min, ¿qué es lo que me quería contar? ¿Por qué la relación de nuestros hermanos no obtuvo su permiso?
— Geumjae, puede llamarme por mi nombre solo tenemos algunos años de diferencia-
— Cuatro años — interrumpió el alfa —. Lo lamento pero tuve que investigar un poco sobre usted... como se que usted investigó sobre mi. — Una sonrisa se extendió al final de esas palabras.
— Tenía que saber cómo encontrarlo — comentó como disculpa.
— Por supuesto, no me molesta ya que yo tenía que saber con quien me iba a encontrar. Y ya que es mayor que yo me sentiría mejor si también me llama por mi nombre, se que lo sabe.
— Junghyung... — el nombre llegó tan rápido a su mente que no pudo detener sus labios de decirlo —. Lo siento.
Su vergüenza por hablarle informalmente al menor sin duda se estaba mostrando en sus mejillas levemente sonrojadas, lamentablemente se piel era tan blanca coma la de su madre y su hermano, de hecho era idéntico a ellos, de su padre solo había heredado la línea de sangre alfa.
— No se disculpe, usted es mayor puede hablarme de manera informal. — Solamente asintió a lo dicho por el menor, ya no quería que ninguna otra tontería saliera de sus labios. — Ahora Geumjae-ssi, ¿podría explicarme sobre la situación de nuestros hermanos menores?
— Claro.
Seis años atrás.
— Kookie, si llegamos más tarde a tu casa te regañaran, deja ya de perseguir a ese gato, está claro que no quiere que te le acerques.
— No es eso Tae, solo esta asustado, probablemente le ha tocado tratar con mucha gente mala. Pero ahorita se acercara, en cuanto se de cuenta de que solo le quiero dar comida y no hacerle daño.
— Pero llevas cinco minutos ahí sentado en el piso y te sigue viendo de lejos sin moverse. No es mejor que le dejes la comida y nos vayamos para que se acerque.
— Pero también lo quiero acariciar, tiene que saber que no todos buscan hacerle daño.
Su ceño se frunció, podía sentirlo, pero no se rendiría. El miedo en ese pobre gatito significaba que alguien lo había herido y él solo quería darle un poco de mimos para que supiera que no todo se trata de sufrimiento.
— Sabes que te ves adorable cuando haces pucheros y que normalmente cedo fácilmente, pero en serio me preocupa que tus padres te regañen. Hace una semana llegaste tarde porque quisiste ayudar a esos niños a bajar su pelota del techo de una casa y no quiero ni recordar tu castigo, por favor vayámonos, no quiero que te castiguen otra vez.
— Tae ya no me importa ser castigado, llevan años castigándome por no cumplir con los requisitos que según ellos tiene que tener un alfa puro. Te aseguro que ya no me afectan.
Su castaño amigo se sentó a su lado y lo rodeo con sus delgados brazos. Le gustaba el olor suave de Taehyung y agradecía estar usando neutralizador para que no se viera afectado por su propio aroma.
— No digas eso Kookie, a cualquiera le afectaría el que sus padres lo castiguen porque quieren que sea como su hermano mayor, además a mi me afecta también el verte después de que te castigan.
— Pero es verdad lo que te digo Tae. Mira, entiendo que soy totalmente diferente a mi hyung, él es seguro de sí mismo, es astuto y consigue lo que quiere, es el orgullo de mis padres. En cambio yo, no importa que tan buenas notas saque, o que sea bueno en los deportes, canto, baile y prácticamente cualquier cosa a la que mis padres me inscriban, si no soy tan frío como ellos para conseguir lo que quiero ellos nunca me aprobaran, pero yo no quiero ser así Tae, no quiero pasar por encima de la gente solo porque si, solo porque según mi naturaleza soy más fuerte.
— Y yo te prohíbo cambiar, Kookie. — Su amigo se separó para poder verlo a los ojos con una mueca seria. — Tu eres el alfa mas perfecto que pueda existir, eres exitoso en lo que haces y bueno en todo lo que el estereotipo de un alfa impone pero también eres sensible, tranquilo, te preocupas por los demás y te gusta ayudar y proteger. No se que tienen en la cabeza tus padres y tu hermano, pero para todo el mundo ya eres perfecto.
— Gracias Taetae. — Rodeo el delgado cuerpo de su amigo en un abrazo rápido. — Se te olvido decir que tengo al mejor amigo del mundo también, la gente debería de estarme envidiando.
Sus risas tranquilas y despreocupadas sonaron y en un instante estaban hablando de cualquier otra cosa, como siempre, hasta que un maullido los dejó en silencio.
A unos centímetros de sus piernas cruzadas estaba el lindo gatito negro que empezó a ver durante esos últimos tres días de camino a su casa y estaba comiendo de la lata de comida para gatos que compro esa misma mañana cuando iba a la escuela. Con un movimiento cuidadoso acercó su mano hasta esa orejita que se movía captando los movimientos y la acarició. Cuando vio que el gatito no se movía ni se fue huyendo se atrevió a acariciarlo un poco más pasando su mano por el reluciente pelaje del lomo y rascando a un lado del cuello del minino.
— ¡Dios, Kookie! — La alarmada voz de su amigo lo hizo alejar su vista de aquel pequeño gato que ya estaba ronroneando bajo su toque. — Ya han pasado treinta minutos, se supone que ya deberías de estar en tu clase de piano. — Su brazo derecho fue jalado por su amigo beta y juntos empezaron a correr. — Vamos, tu adelántate, corres mucho más rápido que yo.
Debería de estar haciendo lo que le dijo el castaño a su lado, pero ni siquiera estaba pensando en el posible regaño y castigo que le darían, él solo estaba feliz porque ese bonito gatito se había dejado acariciar y había perdido el miedo, o por lo menos perdió el miedo con él. Volteó unos segundos hacia atrás y se encontró con esos ojos verdes de un minino que se lamía los bigotes y que meneaba la cola felizmente.
Definitivamente había sucedido algo bueno ese día.
— 𝓐𝓵𝓯𝓪 —
¡Demonios! Realmente costaba caminar sin que sus heridas ardieran cuando la tela de su uniforme rozaba con ellas.
Caminó lo más normal que podía, mientras se acercaba a su casillero para sacar los libros de la clase que le tocaba a primera hora. Vio a lo lejos como su castaño amigo corría hacia él y puso la mejor de sus sonrisas e hizo el mínimo ruido posible cuando el mayor lo abrazo y rozó varias de sus heridas.
Pero no funcionó, su amigo inmediatamente se separó y lo observó unos segundos a los ojos antes de cerrar su casillero y jalarlo hacia los baños. Cuando llegaron, el beta se aseguro de que no hubiera nadie aparte de ellos y cerró con seguro la puerta.
— ¿Qué te hizo esta vez tu madre? — Le preguntó en cuanto lo tenía de frente.
— Mi madre no me hizo nada.
— No me mientas Jungkook, se que estás adolorido.
— No te miento, esta vez no fue mi madre.
Las manos del contrario fueron en automático a tapar su boca cuando comprendió sus palabras y un par de segundos más tarde las bajó un poco con los ojos brillosos por las lágrimas que amenazaban por salir.
— ¿Fue tu padre?
Asintió solo con la cabeza, pero cuando vio la primera lágrima correr por la mejilla de su sensible amigo rápidamente añadió una explicación para tranquilizarlo. — Pero no es tan malo, Taetae, es solo que mi padre llegó muy tarde por eso todavía no me curo, pero te aseguro que a la hora de salida ya no habrá ninguna marca.
— ¿Qué... qué te hizo?
— Eso no importa, vayámonos mejor a clases.
— ¡Si importa, Jungkook! A tu familia lo único que le importa es el poder, demuéstrales lo fuerte que eres la próxima vez que quieran golpearte, ya no te dejes, no me gusta verte herido.
Atrajo el tembloroso cuerpo de su amigo para abrazarlo. No le gustaba ver a Taehyung llorando, su amigo había sufrido y él solo quería que derramara lágrimas de felicidad. Los dos se lo merecían.
— Tae, escúchame. Nos faltan dos meses para graduarnos y yo se que una vez que termine la secundaria mis padres me presionaran aún más en la universidad para poder trabajar en su empresa junto a mi hyung, pero yo no quiero eso, yo quiero ser detective de la policía.
— Pero nunca te dejarían ser detective.
— Lo se. Por eso no puedo seguir aquí en Busan. Quiero irme a Seúl Taetae, esa ciudad es más grande y no es fácil encontrar a alguien allá. Pero no quiero dejarte aquí, ni tampoco a tu mamá, vengan conmigo.
— Kookie, no tienes que llevarnos. Nosotros estaremos bien.
— Sé que estarán bien, pero yo los quiero a mi lado. Hoy saliendo no tengo ninguna otra clase, vamos con tu madre a contarle, tengo dinero suficiente para los tres, nos podemos ir en cuanto tengamos nuestros diplomas.
— Todavía no estoy muy seguro Kookie, no quiero que seamos una carga para ti.
— Nunca lo serían. Solo piénsalo, le contaremos a tu mamá y tienes de aquí a la graduación para pensar si lo harán o no. Ahora vamos a clases.
— Pero estás herido, déjame curarte.
— Sabes que me curo más rápido que un alfa normal, estaré bien Tae, deja de preocuparte. — El puchero en la cara de su amigo no cedía y sabía que no lo haría, no cuando se trataba de cuidarlo. — ¿Qué te parece si terminando de hablar con tu mamá vamos al parque y te dejo que me tomes las fotos que querías?
— ¡¿Enserio?!
— Si, pero solo si ya nos vamos a clases.
— Claro, vámonos.
Nuevamente se encontraba siendo arrastrado, pero esta vez por un emocionado beta.
Sin duda Tae y la madre de éste se había vuelto una familia para él, más que la propia, una familia donde se cuidan y preocupaban unos por otros y donde no faltaba calidez y amor. La familia que siempre quiso tener.
En cuanto todos terminaron el delicioso desayuno que habían prepararon Jin y Yoongi, Namjoon y él fueron hechados a la sala mientras los dos omegas y el rubio alfa se encargaban de limpiar la cocina.
En realidad el alto beta castaño iba a ser el único que iba a ser mandado a la sala, sus manos destructivas podían provocar algún accidente, él lo siguió para hacerle compañía aunque no estaba cumpliendo con ello pues se perdió en sus recuerdos, uno en específico.
— ¿Kookie?
La mano del mayor paso frente a sus ojos y por fin pudo volver al presente.
— ¿Eh? Ah, lo siento hyung, ¿qué decía?
— Apenas iba a hablarte — dijo sonriendo y mostrando ese hoyuelos marcado en su mejilla —. Mañana celebraremos a Jin-hyung, ¿no quieres invitar a alguien?
— Pues solo a ustedes les hablo, no soy bueno hablando con gente que no conozco. Antes de venir a Seúl solo hablaba con Tae y la madre de Tae.
— ¿Y no tienes ningún hermano?... Es verdad, nunca te he preguntado sobre tu familia y tu ya hasta conociste a la mía.
Recordó con una sonrisa el día del cumpleaños del mayor, cuando los dos amables betas mayores lo abrazaron como si se tratara de alguien conocido.
— Pues solo le puedo contar lo que conocía de ellos hace seis años, desde entonces no los he visto ni sabido nada de ellos.
— Yo... lo siento Kookie, no era mi intención-
— No pasa nada hyung. Solo querías saber, pero para mi Tae y su mamá son mi familia verdadera, a mi familia de sangre nunca le importo mas que el poder. — La duda se dibujo en el castaño de manera un poco graciosa. — En cuanto la familia de mi papá se enteró de que mi madre era una alfa con un útero capaz de cargar a un bebe, no dudaron nada para prácticamente comprarla. Toda la familia de mi padre es de alfas de linaje alto, pero sabían que si se unía a una alfa de buena linea de sangre nacerían alfas puros de los que podría presumir, por eso se casaron, la verdad no se aman pero los une su gusto por el dinero y el poder así que están bien juntos. Mi hyung es igual que ellos, pero yo no quería eso para mi.
— Por eso viniste aquí con Tae, porque a ti te gusta ayudar y proteger, eso ya lo note, y te puedo decir que eres un grandioso alfa. Me alegra que encontraras a tu propia familia.
— Y ahora ya la termine de completar, cuando los conocí Namjoon-hyung. Sabe mi hermano es de la misma edad que tu y Hobi-hyung, de pequeño siempre quería ser cercano a él, pero nuestros papás decían que si demostrábamos nuestros sentimientos nos veríamos débiles y mi hyung se lo creyó. Realmente nunca supe lo que pensaba, de mí o de la educación de mis padres, de hecho casi nunca hablábamos.
— Pues a mi me hubiera encantado tener un hermano menor como tu. Eres bueno en todo y lo que todos consideran un alfa perfecto, pero a ti no te importa eso y tampoco te aprovechas de eso. Incluso puedo decirte que a mi me pareces increíblemente tierno sin temor a que me arranques la garganta.
Recibir los cumplidos de Namjoon puso sus mejillas calientes, se sentía un poco avergonzado de que estuviera diciendo esas palabras en voz alta pero también le gustó escucharlas de ese beta inteligente y observador.
Su lindo omega llegó a los pocos segundos de que sus emociones llegarán el vínculo que compartían y se sentó a su lado calmándolo con su aroma libre de neutralizador.
Alcanzó a ver como Hoseok se acercaba a Namjoon y como el beta dejaba un corto beso en el pelirrojo, después su vista quedó bloqueada por un muy risueño Jin que se burlaba de la reacción de su Yoongi.
Le gustaba mucho estar, escuchar y reír con los mayores que habían recibido de la mejor manera a Taehyung y a él, ambos se sintieron incluidos de inmediato en ese pequeño grupo de amigos que se parecían mucho a una familia.
Algunas veces se preguntó por su verdadera familia, pero debían de encontrarse perfectamente bien cuando los tres compartían tantas metas similares y una sola ambición: tener más poder, tanto como fuera posible.
Él estaba bien ahora, junto a su amigo habían encontrado un lugar al cual pertenecer y lo más importante es que él había encontrado a alguien a quien pertenecer. Sonrió cuando su mirada se encontró con esos ojos gatunos tan bonitos y dejó un rápido beso en ese abultadito labio inferior de suave color rosa.
Ahora había encontrado a su Yoongi, su lindo omega pelimenta que le había hecho conocer el amor.
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