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Capítulo 36

Actualización 1/2
¡Sorpresa Makis!

Para el momento en que llegaron a casa de Jungkook, la vergüenza aún no lo abandonaba. Maldijo a Jin en su mente demasiadas veces mientras se duchaba y otras pocas veces más mientras esperaba que su alfa pelinegro terminará con su baño.

El sonrojo aún estaba en sus mejillas, podía sentir ambos puntos de calor instalados con fuerza y no habían cedido ni un segundo desde de Jungkook le había dicho aquellas palabras fuera de la casa de Namjoon, incluso el omega viviendo dentro de él estaba cubriendo su hocico con las patas delanteras.

"Yo creo que te verías hermoso en lencería".

Esa oración no habían dejado de estar en sus pensamientos y Jungkook se había dado cuenta, porque una sonrisa pequeña atravesaba su rostro mientras cerraba la puerta de la habitación y lo miraba fijamente.

— ¿Aún no vas a dormir hyung? ¿Estás pensando en algo que no te deje dormir?

Trató de hundirse aún más en la almohada y tapar sus mejillas con las gruesas cobijas, pero como siempre el menor fue más rápido y detuvo el movimiento dejando que el edredón cubriera solo hasta su barbilla.

— Dime que es lo que está en tu cabeza mi lindo Gatito-hyung.

Jungkook finalizó sus palabras con un beso corto en la punta de su nariz y otro en sus labios.

— No estoy p-pensando en na-nada...

— ¿Seguro?

El colchón se hundió bajo el peso de las caderas del más alto y esos grandes ojos acompañados de una sonrisa de blancos dientes quedaron unos centímetros más cerca. También ese torso desnudo y llenó de músculos que se contraian con cada movimiento.

— P-Pensaba e-en... — Mordió su labio inferior unos largos segundos considerando sus siguientes palabras, aunque no era fácil con esa mirada que el menor mantenía fija. — Ho-Hobi, ¿q-q-qué es lo que t-te dijo?

Los bonitos ojos siguieron observándolo por unos segundos más, era obvio el cambio de tema pero aun así su alfa pelinegro no insistió y se levantó para rodear la cama y recostarse a su lado. Con facilidad lo jaló y rodeó en un abrazo mientras ambos pares de piernas se entrelazaban debajo de las cobijas, las del menor cubiertas por la tela del pantalón de pijama y las suyas desnudas por estar portando solo la playera de ese mismo conjunto. Le gustaba mucho acurrucarse con el cuerpo cálido y firme de Jungkook, se sentía bien, a salvo. Aunque no importaba el momento del día o lo que estuviera haciendo, siempre que estaba al lado del menor se sentía bien.

— Su tío me contó algo que me gustó mucho y que eliminará las dudas de Namjoon-hyung. — El aliento mentolado chocó con su cara, junto al aroma de playa y el olor del jabón y shampoo por su reciente ducha, su lobo había quedado totalmente hipnotizado por el alfa con el que compartía una marca.

— ¿Su tío?

— Si. Hobi-hyung no llegó a nuestro encuentro porque su tío lo estaba visitando y contándole algo importante, lo mismo que me contó a mi cuando llegué a casa de hyung.

— ¿Fuiste a-a su casa?

Quiso fingir que no le importaba ese hecho cuando preguntó, pero no le gustaba mucho la idea de que Jungkook supiera la dirección de Hoseok, sus celos eran ridículos pero no podía alejar de su mente el hecho de que ese alegre y bonito omega pelirrojo era la pareja destinada de su pelinegro.

Un beso en su frente y el agarre un poco más apretado alrededor de su cuerpo, le hicieron saber que no había podido disimular en lo absoluto.

— No te pongas celoso mi Gatito-hyung, me preocupe por que Hobi-hyung no apareció y no contestó su teléfono, le hable a Jiminie para preguntarle por la dirección solo porque me quería asegurar de que se encontraba bien.

Nuevamente se sintió tonto por desconfiar del menor, no le gustaba hacerlo pero su lobo y él ya se habían vuelto muy posesivos con el alfa y realmente detestaba la idea de que este ya tuviera un omega destinado, aquel que la Luna se había encargado de unir al alma del menor solo porque eran perfectos uno para el otro.

Mientras crecía y escuchaba esas historias, le gustaba mucho la idea de encontrar alguien así, pero ahora solo quería a Jungkook y que este estuviera libre de un omega destinado.

Cuando regresó de sus pensamientos y se dió cuenta de lo que estaba haciendo, la habitación estaba llena del lado más dulce y empalagoso de su aroma, además de que su cara se estaba frotando con insistencia contra el pecho desnudo, y muy firme, de su pelinegro alfa.

Se detuvo al instante, sus mejillas nuevamente se sintieron calientes por la repentina timidez y su cuerpo se encogió queriendo hacerse más pequeño para ocultarse de la mirada de su alfa, la cual sabía que se encontraba observándolo, aún sin la necesidad de voltear a ver para asegurarse.

— ¿Q-Qué es lo que t-te contó su tío?

Se sostuvo con más firmeza del torso del menor mientras formulaba la pregunta y escondió un poco más la cara entre las cobijas que cubrían la mitad del largo cuerpo. También aprovecho para olfatear discretamente como su aroma había quedado pegado a la piel del contrario, su lobo meneo la cola felizmente cuando se percató de que realmente su aroma estaba impregnado.

— Me contó sobre la investigación que ha estado llevando por años, sobre los destinados. — Se apretó un poquito más contra la piel cálida. No me gusta este tema de conversación. — Su trabajo lo comenzó cuando se dio cuenta de que la madre de Hobi-hyung era su destinada. — Aunque podría escuchar un poco más de la historia.

Finalmente se encontró con la mirada de esos dos orbes castaños y más claros que los suyos, le recordaban al café con leche que él bebía cada mañana o a la bebida de chocolate cremosa que tanto le gustaba tomar a su menor cuando él la preparaba. En ese mismo instante lo observaban tan dulcemente que se perdió unos segundos en ellos.

— La madre de Hobi-hyung ya estaba con el padre de hyung cuando conoció al señor Yang, ambos sintieron que eran destinados pero ninguno quiso cambiar las cosas como estaban.

Esa situación le resultaba un poco familiar. Hoseok aún no estaba en una relación con Namjoon cuando conoció a Jungkook, pero había estado enamorado del beta por años. Su alfa pelinegro no se había enfadado o entristecido por el rechazo como creyó que pasaría, en su lugar apoyó el noviazgo del pelirrojo.

En ocasiones pensaba que la marca que compartían influía en la aparente calma y aceptación de parte de su alfa, en otras veces más pesimistas se recordaba que en cualquier momento el destino llamaría a ambos y Namjoon y él terminarían heridos después de haber tenido algo irreemplazable. Ahora quizás había una esperanza, si ese señor Yang había vivido años sin intervenir en la relación de los padres de Hoseok, quizás él no tenía que decirle adiós a la felicidad que sentía al estar con Jungkook.

— ¿E-Ellos lo lograron?... Me refiero, a-a que si el señor Yang y la señora Jung lo-lograron estar separados aún cu-cuando eran destinados.

— Ellos solo eran destinados al igual que Hobi-hyung y yo, no eran una pareja destinada.

Su pelinegro puso énfasis en algunas palabras que sinceramente para él eran lo mismo.

— N-No e-entiendo...

— Yo tampoco entendía hasta que el señor Yang me explicó sobre su investigación. — ¿Por qué su alfa le estaba mostrando esa sonrisa tan hermosa y llena de cariño? — No te puedo explicar exactamente todo lo que me dijo, pero te puedo decir que el trabajo de su vida explica que hay una diferencia entre las parejas destinadas que están destinadas a enamorarse y los destinados que son solo dos seres que se encontrarán en algún momento de su vida para ser los mejores amigos, consejeros o simplemente para cambiarse la vida mutuamente y ayudarse uno al otro-

— Ju-Jungkook, espera... — Su cabeza parecía estar dando vueltas y su corazón estaba descontrolados con esas papalabras si realmente estaba entendiendo bien no iba a poder evitar que salieran las lágrimas que picaban en ese instante sus ojos. — Antes di-dijiste que t-tu y Hobi eran d-de-destinados... ustedes n-no... no...

— No hyung. No nos queremos de manera romántica, ambos podemos sentirlo.

Algo dentro de él aun se negaba a creer en lo que estaba escuchando, esa parte que siempre lo freno de hacer lo que su instinto le decía solo porque quería ser alguien que no decepciona a nadie. Por otra parte, su corazón latía con fuerza por lo que esas palabras significaban para su futuro con Jungkook, estaba tan feliz por ello que no pudo frenar la primera lágrima.

— ¿Po-Por qué... Por qué na-nadie lo sabe?

Su voz estaba tan temblorosa cuando salió de sus labios que no le sorprendía que hubiera sonado más como un susurro, aunque sabía que Jungkook si lo había escuchado.

— Aun no han aceptado el trabajo del señor Yang porque solo están basados en relatos contados en algunas historias y en su propia experiencia personal.

— Pero... si-si resulta e-estar equivocado y-

— No lo está. Confía en mi Yoongi-hyung, puedo sentir que conozco a Hoseok-hyung pero te aseguro que en ningún momento me tentó su aroma o su presencia y él me confesó que le pasa lo mismo. — La mano que antes estaba posada en su cintura, subió hasta tomar firmemente su mejillas derecha para que no pudiera huir de esa mirada sería que le dedicaba su alfa pelinegro. — Se que solo podrás estar convencido con el paso del tiempo, pero por ahora por favor creé en mi.

Asintió con un movimiento de cabeza, su garganta no quería cooperar para que alguna palabra saliera de entre sus labios. Pero hablar ya no fue necesario cuando los labios bonitos y suaves de Jungkook tomaron los suyos en un beso.

Las pausas y movimientos lentos de su pelinegro le indicaban que el gesto pensaba ser tierno, pero su propia necesidad de saborear ese aliento mentolado y de atraer el calor corporal contrario tan cerca como le fuera posible, fue la que tornó ese toque en algo más intenso.

Por primera vez su omega estaba cooperando con él y soltó feromonas en cuanto ambos creyeron oportuno para atraer al alfa con el que estaban unidos, ahora su lobo no estaba peleando por el control solo colaboraba con él por algo que ambos querían.

Se sintió bien.

Tener a su menor con la promesa de que podía ser siempre de él y al mismo tiempo estar trabajando con su lado animal sin estar preocupado de que tome el control y lo lleve a un estado de inconsciencia, todo eso se sentía muy bien.

— Ju... Jungkook...

Sus dedos estaban apretando la piel que cubría los músculos duros de la amplia espalda, probablemente sus uñas terminarían abriendo la piel por la fuerza que estaba ejerciendo pero no podía detenerse, no cuando los gruñidos de placer vibraba en la garganta de su pelinegro.

En algún momento del beso que compartían, él había terminado tendido bocarriba sobre la plana superficie de la cama con la cadera contraria moviéndose ligeramente entre sus piernas contra su erección y las cobijas apartadas hacia el pie del colchón. La fricción de la tela de algodón que cubría las piernas del menor contra la tela apretada de su propio bóxer tenía sus pensamientos detenidos, quizás también el aroma a playa que se mezclaba con el olor de la excitación de ambos.

Quería hablar, pedirle a Jungkook que se diera prisa y lo tomara pero de su boca solo salían gemidos tímidos. Solo siguió besándolo y dejándose besar, probando el aliento contrario y permitiendo que las manos ajenas acariciaran sus piernas y su vientre bajo.

La fiebre en su piel se sentía abrumadora pero al mismo tiempo le era placentera, sobretodo cuando su playera salió fuera del camino y su pecho quedó debajo de la calor que irradiaba el alfa.

La mano de Jungkook viajo por debajo de su espalda, de aquella curva que estaba formando cuando la lengua caliente del contrario lamió la marca de su cuello, los cinco dedos largos quitaron el elástico de su ropa interior y recorrieron la piel de su cadera sin tela de por medio, apretando un poco la carne que tocaban.

Dejo de dedicarse solo a gemir y uso su poca fuerza para separar un poco el cuerpo más pesado y colar sus manos por en medio de ambos para liberar a su alfa de la parte inferior de la pijama que portaba, no hubo necesidad de deshacerse del bóxer del menor ya que no portaba alguno y su erección salió libre en cuanto aparto un poco el elástico del pantalón de algodón.

Su mirada se apartó de inmediato hacia algún punto de la habitación cuando el gemido más fuerte de esa noche escapó sus labios con solo la vista que obtuvo.

La risita suave del menor no tardó en hacer acto de presencia entre esas cuatro paredes.

— Es tan tierno como te da pena aun cuando ya me has visto desnudo varias veces... — un beso suave fue dejado en su mejilla izquierda —, y mientras tus manos están agarrando mi trasero.

Sus dedos soltaron al instante la piel que estaba apretando, cayeron hacia los lados y tomaron la sabana que cubría el colchón. Nuevamente el sonido de la risa de Jungkook llegó a sus oídos y más besos fueron dejados a lo largo de su cuello y un poco más abajo, marcando un camino hacia uno de sus pezones pero se detuvo antes de tocarlo.

Un sonido descontento de su parte se unió al silencio que reinaba en ese espacio, junto al sonido del movimiento del menor. Tuvo que volver a mirar a Jungkook cuando sintió que el calor ajeno se alejaba. Cuando sus ojos encontraron a su alfa pelinegro, este ya se encontraba de pie y terminando de deslizar hacia abajo la pijama que antes había terminado a medio camino de los gruesos muslos.

La sola mirada intensa y centrada de su menor sobre él lo tenía respondiendo al instante, su lubricante se deslizó manchando la tela de su bóxer y su erección se sacudió provocando que una sonrisa se extendiera en los labios del alfa.

Cubrirse no era una opción cuando sus brazos parecían paralizados a cada lado de su cuerpo. Se quedó ahí tendido mientras seguía con la vista cada movimiento de ese cuerpo que parecía diseñado a mano y meticulosamente. Observó como tomaba un condón y terminaba de apartar las cobijas para después gatear por la cama y situarse encima de él.

Los gemidos abandonaban su garganta uno seguido de otro con cuando Jungkook comenzó a deslizar la lengua por el interior de sus muslos mientras las manos trataban de apartar la tela de su ropa interior.

Su espalda se arqueo cuan escuchó el inhalar del alfa sobre su intimidad y el gruñido satisfecho que le siguió. Sus piernas se abrieron un poco más para acomodar los hombros amplios del menor y sus dedos se aferraron a la sabana con dos puños apretados. No se entero en que momento fue retirado su bóxer, solo sintió como el aliento caliente chocaba directamente con la piel sensible de su erección.

Su mente se llenó de espesa niebla mientras su cuerpo era recorrido por las caricias suaves que estaban siendo dejadas en su piel. Los labios y dedos de Jungkook ya conocían su cuerpo de memoria, sabían como y donde tocarlo para que su piel se erizara y los dedos de sus pies se enroscaran.

Su cuerpo se mantuvo en ese estado de excitación por lo que le parecieron minutos eternos, cada toque lo mantenía al borde del orgasmo sin dejarlo terminar pero sabía que su alfa pelinegro no avanzaría hasta tener su permiso.

— Jungkook p-por fa...vor... por favor t-te necesito...

Los labios del menor se apartaron de su pecho para subir lentamente y reclamar los suyos en un beso que le comenzó a robar el poco aliento que le quedaba después de suspirar y gemir todo ese tiempo. Escuchó como el envoltorio del preservativo era roto y sintió como las manos ajenas batallan para colocarlo , pero aún así no permitió que su alfa se apartara, en su lugar se aferró a los cabellos azabache y soltó un poco más de su aroma.

Pareció funcionar pues su nombre fue dicho con un posesivo y editado gruñido de por medio. Dos dedos gruesos tanteador su entrada una vez más y un instante después era besada por la punta de la erección del menor.

El movimiento de caderas fue gentil con cada centímetro que se adentraba en su interior, pero eso no lo hizo menos intenso para su cuerpo sensible.

El aroma a playa y menta estaba controlando sus reacciones y su mente, solo le había bastado pensar en que ese aroma le pertenecía al alfa que lo miraba de esa manera dulce para que su cuerpo terminara de perder poder sobre lo que quería hacer. Sin querer, ni poder, retenerlo, su orgasmo lo alcanzó cuando la pelvis de Jungkook se encontró contra sus glúteos.

Tiras de semen mancharon su abdomen y el del pelinegro, su grito quedó atrapado entre el beso que seguían manteniendo y su espalda baja volvió a quedar arqueada.

Su cuerpo iba a comenzar a relajarse por la arrebatadora liberación cuando la primera envestida volvió a encender llamas debajo de su piel.

Cada movimiento pelvico consumía poco a poco lo que quedaba de su conciencia, cada vez que su punto dulce fue tocado estaba causando que los dedos de sus pies se enroscaran y cada gruñido de placer de su alfa solo lo evitaba más y más.

Si en algún momento pensó que su energía se había terminado después de su primer orgasmo, debía de reconsiderarlo pues otro orgasmo más lo alcanzó unos minutos después del primero, en este no hubo semen de por medio pero igual provoco que la sensación de descarga eléctrica recorriera cada una de sus células.

Su celo no había sido hace mucho, pero igual parecía que estaba pasando por uno cuando esas dos liberaciones le parecieron insuficientes.

Quería que Jungkook lo anudara, casi parecía que lo necesitaba realmente y su alfa pelinegro una vez más solo hizo exactamente lo que quería aún cuando no lo había expresado en voz alta.

El ritmo de las embestidas se volvió descontrolado y más intenso, ya no sabía si estaba diciendo alguna palabra coherente o si sólo gemía cosas sin sentido. Pero todo dejó de importar cuando finalmente su interior fue estirándose para acomodar el nudo que comenzaba a formarse en su interior.

Los huesos y músculos de sus brazos se sintieron de gelatina y cayeron como peso muerto a los laterales de su cuerpo, sus piernas no siguieron el mismo camino solo porque estaban siendo sostenidas por los antebrazos fuertes de Jungkook.

Cayó rendido después de ello y se durmió en algún momento posterior, cuando sus ojos volvieron a abrirse aun eran iluminados por las lámparas ubicadas en las mesitas de noche pero Jungkook lo sostenía entre sus brazos y gruesas mantas cubrían la desnudez de ambos. Además de que no sentía la evidencia de su orgasmo ni de su lubricante.

— Vuelve a dormir tranquilo mi lindo Gatito-hyung, ya te limpié, no te preocupes por eso.

— L-Lo sé... pu-puedo se-sentirlo...

Una bonita sonrisa le fue mostrada y un beso casto fue a parar en la punta de su nariz. Su mirada no quería apartarse de esos ojos enormes y brillantes que brillaban hermosamente.

— ¿No dormirás mi Gatito-hyung?

— No tengo sueño...

La sonrisa en el rostro del menor evidenciaba que no le había creído, pero en lugar de preguntar este se dedicó a acariciar suavemente la piel desnuda de su cadera. Tuvo que morder su labio inferior para que un gemido no escapara de su garganta bajo esa mirada castaña que lo estaba haciendo sentir como si fuera lo más delicado y valioso del mundo.

— Yoongi-hyung, ¿te he dicho que me pareces lo más lindo del mundo? — Le preguntó el pelinegro con una sonrisa tierna plasmada en su cara.

— S-Sí — contestó al mismo tiempo que escondía su cara en la curva del cuello de su alfa.

Jungkook aprovecho su cuello e puesto para comenzar a olfatear su glándula de aroma mientras repartía besos fugaces en su marca de unión.

— ¿También te he dicho que tu aroma es el más delicioso del mundo? — susurró contra su hombro.

— S-Sí — volvió a contestar con timidez.

Jungkook se dedicó a deja más besos en su hombro, cuello y mejilla derecha mientras apretaba más el abrazo que mantenía alrededor de su cuerpo dejándolo totalmente pegado al amplio y firme pecho..

— Yoongi-hyung. — Dedos fuertes se colocaron debajo de su barbilla y lo sacaron de su escondite para hacer que ambos pares de ojos se conectaran, los contrarios le regresaban una mirada seria y firme, al parecer lo que sea que fuera a decir a continuación merecía total seriedad. — ¿Te he dicho que te amo?

Su respiración se descontrolo al igual que su pulso y sus labios temblaron un poco cuando quiso responder "no" de inmediato.

Humedad se instalo en sus ojos sin que el pudiera hacer nada al respecto y solo negó y bajo su mirada porque ya se sentía incapaz de seguir viendo las dos pequeñas galaxias que lo observaban.

El brazo que antes había sostenido su barbilla, ahora volvía a enroscarse en torno a su cintura. Su marca de unión nuevamente fue besada por algunos largos segundos y después esos labios subieron lentamente hasta que estaban contra su oído.

— Te amo Yoongi-hyung — susurró el menor mandando un escalofrío a lo largo de su columna vertebral —, mucho.

Lágrimas salieron una tras otra mientras se aferraba a su alfa y mientras su alfa lo sostenía más cerca.

Mis lindos Makis, aún les falta leer uno, así que los sigo leyendo en el siguiente 🤗➡️
💜

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