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Capítulo 25

— ¿Cómo se conocieron tus papás?

Tal vez estaba mal comenzar a conocer la historia de Jungkook ya que él seguía evadiendo el tema de su propia familia, pero no mintió cuando dijo que quería conocer todo acerca del alfa pelinegro que aceleraba tanto su corazón. Quizás podría compartir algunos recuerdos a cambio... si eran sobre su infancia... y si no comentaba acerca del actual estado de su madre... y si no mencionaba como era su relación con su hermano... y si no hablaba sobre lo que pasó después de que su padre murió...

Quizás era mejor solo tratar de distraer a Jungkook si el tema de su pasado surgía.

— Ellos se conocieron el día de la boda, nunca se vieron antes.

— ¿Fue un matrimonio arreglado? — Aunque el país se jactaba de que todos eran libres de escoger con quien quisieran pasar el resto de su vida, la verdad es que en las familias con dinero seguían usando su poder y economía para arreglar bodas cuando estas les convenian de alguna manera, así fue como su madre terminó unida a su padre.

— Si. Los padres de mi madre aceptaron el contrato y el dinero que la familia de mi padre ofreció y se fueron después de entregar a su hija. Yo nunca los vi y lo único que sé de ellos es esto porque mi madre me lo contó.

— ¿Y tu papá? ¿Él no se molestó cuando su boda fue arreglada?

— Él fue quien pidió que los abogados redactarán el contrato, mis abuelos solo lo apoyaron. — Por la manera en que los sentimientos se mantenían aislados en el lazo que los unía, se dio cuenta de la forma impersonal con la que mencionaba a su familia, como si narrara la historia de alguien completamente ajeno a su persona. — Mi madre no era de familia pobre y aunque tampoco era tan adinerada como la familia de mis padres, vivía muy cómodamente y era conocida. Ser una alfa mujer con un útero fértil no se podía mantener en secreto por mucho tiempo, así que los que la rodeaban se enteraron y un poco después el rumor llegó a mi padre. A él siempre le ha gustado el dinero y lo que puede hacer cuando lo tiene, aun no estaba establecido con una pareja y supongo que le gusto saber que había la posibilidad de tener un hijo que fuera alfa puro y que pudiera presumir de ese hecho con el círculo de gente con los que frecuentaba, además de infundir más respeto o, mejor dicho, miedo.

Apretó su agarre alrededor de la cintura estrecha de Jungkook y se presionó más cerca, prácticamente se subió encima del amplio pecho de piel caliente que le pertenecía al menor, pero no pudo evitarlo cuando su mente se puso a imaginar a un pequeño de ojos hermosos y grandes siendo ignorado por un padre que le importaba más su dinero.

— ¿Comó es tu mamá?

— Según las revistas y noticias que vi mientras crecía, una hermosa mujer. Como madre, dejemoslo en que es una alfa que se vio casi forzada a tener a dos hijos.

Hubo un poco de silencio en el que su corazón dio al menos tres latidos que se sintieron dolorosos, su empatía creciendo cada vez más por un pequeño Jungkook y su cara hundiéndose en la curva del cuello contraria por el arrepentimiento que surgió por comenzar con el tema en primer lugar.

— Aunque supongo que para ella valió la pena haber traído al mundo a dos alfas puros, los que frecuentan el círculo de mi familia no tienen más que halagos hacia ella y pude apreciar con mis propios ojos lo feliz que el dinero la hacía, dudo mucho que ella sea infeliz por llegar a ser parte de la familia de mi padre.

No conocía personalmente a los padres de su pelinegro, pero si los tenía enfrente les podría decir unas cuantas cosas insultantes. Quizás su familia estaba rota ahora, pero sabía a ciencia cierta que sus papás y su hermano lo amaban y habían compartido muchos felices recuerdos durante su infancia. Quizás su hermano había comenzado a tomar desprecio hacia él por ser un omega y su mamá estaba enferma, pero eso no podía destrozar sus buenas memorias con ellos... Y desafortunadamente tampoco las malas.

Quizás hubiera sido mejor no formar ningún tipo de lazos con ellos para no extrañarlos ahora.

— No te pongas triste Gatito-hyung.

Besos comenzaron a ser repartidos a lo largo del lado derecho de su cuello y su mejilla, incluso varios fueron dejados en su cabello. Le gustaba mucho cuando Jungkook hacía eso, no podía detener los suspiros que salían de sus labios cuando recibía esas atenciones pero de cualquier manera ya no quería ocultarlos.

Estar con su alfa pelinegro le había dejado claro que podía expresarse sin miedo, le gustaba la manera en que podía comportarse cuando los brazos de Jungkook estaban lo suficientemente cerca para rodearlo y hacerlo sentir seguro.

— So-Solo estaba recordando a-algo. — Su voz salió tan baja que apenas él se había escuchado, nadie podía culparlo por ello cuando forzó esas palabras a través del suspiro que estaba emergiendo en ese instante, causado por un beso dejado en la comisura de su boca. — No te quería interrumpir.

A pesar de sus palabras, cerró los ojos y ciegamente busco atrapar el labio inferior de Jungkook entre los suyos y eso definitivamente creará una interrupción en la historia del menor. Solo que no pudo sentirse ni un poco mal cuando su alfa pelinegro lo encontró a mitad de camino y el sabor mentolado acarició la punta de su lengua.

Si antes se sintió un poco tímido por estar casi encima de Jungkook, en ese momento definitivamente no le importó nada colocarse completamente arriba del cuerpo con músculos duros. Enredo los dedos de una mano en los mechones sedosos y ondulados de cabello negro y dejo que los otros delinearan unos cuantos caminos que se definian a la perfeccion en el abdomen del menor.

Su piel comenzó a sentirse caliente en todas partes, el aroma a playa lo tenía hipnotizado y la vergüenza lo llenó cuando en medio de un gemido un hilo de lubricante se deslizó entre sus muslos internos. Jungkook podría olerlo, estaba cien por ciento seguro de que su alfa con un olfato endemoniadamente bueno ya estaba al tanto de las acciones de su cuerpo. Su sonrojo solo se acentuó cuando en su intento de esconder su media erección, la presionó contra la entrepierna del menor.

Un profundo gruñido salió del fondo de la garganta del pelinegro y el beso que mantenían en un ritmo desordenado pero calmado se volvió más profundo y rápido. Su piel cosquilleo y su mente dio vueltas, aunque no tenía claro si esto último se debía al fuerte aroma que le encantaba, al sabor que estaba inundando su lengua... o a la falta de oxígeno. Sus pulmones protestaron y el mareo aumentó pero él no estaba cerca de alejarse del toque tan placentero.

Lastima que Jungkook parecía saber sus necesidades mejor que él mismo.

El menor dio por terminado el beso y le susurro algunas al oído que respirara suficiente aire, mientras sus manos grandes acariciaban la piel de su espalda por debajo de su suéter y besaba la cima de su cabeza.

No protesto pero tampoco le gusto mucho el haberse separado. Apretó su cuerpo aún más contra el de Jungkook y escondió su cara sonrojada en el cuello del menor. No estaba dispuesto a volver a ponerse de costado, no cuando se sentía tan bien ser abrazado de la manera en la que estaban, mucho menos cuando solo un movimiento ligero de sus piernas provocaban otro de esos gruñidos bajos del menor que le indicaban cuánto le gustaba.

— ¿Ya quieres dormir hyung?

— No, quiero seguir e-escuchando.

— Entonces pregúntame lo que quieras.

— Tu hermano, ¿cómo es él? ¿Cómo se llevaban?

— Supongo que es igual que mis padres, le gustaba el poder, el dinero y la atención sobre él. Realmente nunca convivimos, solo es tres años mayor que yo pero ambos estábamos en más clubes de los que podíamos manejar, eran verdaderamente raras las ocasiones en las que los cuatro nos sentábamos a la mesa juntos. No miento cuando te digo que probablemente lo veía una vez al mes y cuando eso sucedía sólo se dedicaba a ordenar alguna cosa o preguntarme sobre qué tan bien lo estaba haciendo en la escuela y los deportes, parecía más una plática con un familiar muy lejano o algún extraño que te encuentras en la calle.

¿Comó pudieron vivir en la misma casa y no conocerse en lo absoluto?

— ¿En qué clubes estuviste?

— Al parecer en todos los que te hicieran un alfa respetable, según mis padres. Todos los clubs de deporte que no se empalmaban uno con otro, a eso se referían. El único club que me dejaron elegir y el que más me gustaba fue el de canto, solo que si una competencia de deporte se atravesaba con un concurso de recitales siempre tenía que ir a la que mis padres consideraban más adecuada para un alfa.

— ¿To-Todavía cantas?

La voz suave de Jungkook era de un tenor y no tenía ninguna duda de que se escucharía hermoso cuando cantara, aunque quizás su opinión era parcial hacia su alfa pelinegro pero de todas maneras le gustaría escucharlo.

— Antes si lo hacia todo el tiempo, pero tuve que quitarme esa costumbre cuando entre al departamento de detectives, no creo que muchos apreciaran tener a alguien ruidoso cuando están trabajando en algún caso.

¿Algún día me cantaras a mí?

La pregunta picaba en la punta de su lengua, pero sus labios se mantuvieron firmemente cerrados. Aunque su mente prácticamente gritaba, y había descubierto que Jungkook podía escuchar sus silenciosos pensamientos, no era raro en parejas enlazadas pero él no podía indagar en la mente del menor y eso si lo molestaba un poco.

— Cantaré para ti cuando tu me lo pidas mi lindo Gatito-hyung.

No contestó y solo siguió en su escondite, pero una sonrisa estiraba sus labios y su corazón golpeteo más rápido contra su pecho.

— ¿No te gustó ninguna de las otras actividades?

— Pues estuve en casi todos los deportes, pero los que incluyen un balón no eran de mis favoritos, supongo que realmente me gusto estar en taekwondo pero cuando mis padres comenzaron a presumir de mis competencias ganadas dejó de ser algo que disfrutara hacer. No podía perder o quedar en segundo lugar a propósito si no quería un castigo, así que en su lugar decía que era algo que no me gustaba lo suficiente. Era más soportable una mirada de desprecio o palabras que decían lo poco profesional que era.

Odiaba la idea de un pequeño Jungkook siendo castigado y un escalofrío recorrió su piel cuando pensamientos poco agradables se formaron en su mente.

— ¿Cas-Castigo? E-E-Ellos.. ellos no te go-golpeaban..., ¿ve-verdad? — El silencio que se prolongó solo lo puso más ansioso por la respuesta, buscó los ojos contrarios cuando ya no pudo soportar los segundos pasando y solo se encontró vacilación destellando en donde antes había un brillo tranquilizante. — Te castigaban sin salir o-o sin televisión, ¿n-no?

Lágrimas se acumularon en sus ojos cuando su alfa pelinegro no contestó de inmediato.

— Gatito-hyung, no quiero hablarte de eso si te pondrás triste. Esta historia es pasado, dudo mucho que mis padres salgan alguna vez del círculo de gente que los idolatra y yo no pienso volver a formar parte de esa familia, así que no te pongas triste por algo que ya pasó.

— Dijiste que me contarías todo... respondeme.

Quizás sonó más exigente de lo que tenía derecho a ser, pero aunque las palabras de su hermano habían sido crueles en más de una ocasión, nunca había recibido ningún maltrato físico y su corazón dolía cuando pensó en Jungkook siendo golpeado por sus propios padres. Era triste que alguien tan bueno y gentil como lo era ese tierno alfa hubiera pasado por algo así.

— Si. Sus castigos normalmente incluían golpes, mi madre era quien lo hacía la mayor parte del tiempo y realmente no era malo.

— ¿Y.. tu papá?

— Él... — dudo en contestar, pudo verlo en los ojos grandes —, pues sus castigos eran dolorosos.

— ¿Désde cuando... ¿Qué edad tenías cuando.. te c-castigaron por primera vez?

Su garganta estaba obstruida y sus ojos se empañaron lo suficiente como para que fuera difícil tener una imagen completamente nítida del rostro frente a él.

— Siete.

Volvió a esconder su rostro cuando la primera lágrima se derramó. Aferró sus brazos alrededor del cuello de Jungkook y sus lágrimas mojaron el hombro desnudo debajo de él.

— Yoongi-hyung, por favor no llores.

No podía detenerse. Aunque el aroma que tanto le gustaba llenaba sus fosas nasales. Aunque los brazos cálidos lo envolvían firmemente. Aunque su lobo estaba siendo mimado a través del lazo.

No era menos doloroso para él. Ya no podía hacer nada por el pasado pero aún así era triste saber lo que le había pasado al menor. Su agarre era fuerte y los mantenía en una posición incómoda pero odiaba la idea de soltarlo, no quería que nadie más lo hiriera. Era una tontería total si consideraba el trabajo de Jungkook y que él nunca podría protegerlo cuando el menor era mucho más fuerte pero la lógica estaba siendo fuertemente enterrada en el fondo de su mente mientras su corazón se hacía cargo.

— Gatito-hyung, ¿me dejaras ver tu carita?

— No.

— ¿Por qué no?

— Porque no.

— Pero quiero darte un beso mi lindo hyung.

— ...Bueno...

Aflojo un poco su agarre pero aun no mostró su cara con ojos hinchados y mejillas húmedas. Dejó que los fuertes dedos de su alfa pelinegro guiaran su barbilla para que sus labios se encontraran en un beso tranquilo y suave.

Aquel toque lo tranquilizó y silenciosamente le prometió que todo estaría bien. Él lo creyó.

Dejó que su corazón se sincronizará con los latidos del otro y que la tranquilidad que se trasmitía por el lazo llenará cada poro de su piel. Dejó los pensamientos tristes y solo se concentró en el sabor mentolado del menor y en lo bien que se sentían sus brazos alrededor, sosteniéndolo y haciendo que la calidez inundara su alma.

Había estado muy equivocado.

No tenía un simple enamoramiento por Jungkook. Era muy diferente la manera en que se sentía cuando el menor lo miraba, cuando escuchaba su voz, cuando veía su sonrisa. Su corazón nunca antes se había acelerado tanto y él jamás se había sentido tan necesitado de estar al lado de alguien más.

No era otro más de sus rápidos enamoramientos.

Él quería a Jungkook.

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