Capítulo 22
Mientras los labios contrarios se seguían moviendo junto a los suyos en un ritmo lento pero demandante, todo lo demás pasó a segundo plano.
Sus sentidos solo estaban enfocados en Jungkook y en cómo parecía que sabía dónde exactamente tenía que acariciar con las manos para que su cuerpo fuera dominado por una pequeña descarga eléctrica que erizaba su piel y lo hacía arquear la espalda. Su lobo no era la excepció, estaba más que feliz mostrando su panza para su alfa con su cola meneándose de un lado a otro.
¿Por qué se movían de un lado a otro sin mantenerse quietos por más de unos cuantos segundos? Sinceramente no sabía.
El menor parecía estar acomodando algo o buscando, realmente no le importaba. Él estaba muy cómodo con sus piernas envueltas alrededor de la pequeña cintura del más alto, con sus labios siendo atendidos por los contrarios.
Y siguió siendo así por lo que parecieron unos cuantos minutos más antes de que el fuera colocado en alguna superficie plana, que lo dejaba a la misma altura que ya estaba, y antes de que Jungkook comenzará a apartarse.
— No. — Sin abrir los ojos, uso más fuerza en las piernas para mantener a su alfa pelinegro en el mismo lugar y con sus antebrazos rodeo el cuello del más alto en un apretado agarre para tratar de acercarlo aún más y continuar con el beso, pero sin importar la fuerza que usó no pudo lograr que sus labios volvieran a unirse al beso que tanto le estaba gustando. — No.
— No hagas tus lindos pucheros hyung, solo me tomara unos segundos quitarnos la ropa y después de eso te seguiré besando, asi que ayudame un poco ¿si?
Asintió sin ver al menor y con su labio inferior aun mostrando su inconformidad.
No había entendido muy bien las palabras dichas, pero sabía que si ponía de su parte volvería a tener su beso por lo que desenvolvió el agarre de sus piernas y aflojo el cuerpo.
Pero su momento de tranquilidad fue abandonado cuando su playera fue retirada de su cuerpo. Alarmado, abrió los ojos rápidamente solo para desviar de inmediato la vista cuando un Jungkook casi desnudo apareció frente a él.
— ¿Q-Qué-Qué ha-haces?
Intentó bajarse de donde estaba para alcanzar la prenda que ahora yacía en el suelo, pero otro nuevo beso clamó por su completa atención dejándolo incapaz de pensar en la razón por la que iba a protestar. Varios pequeños y tímidos gemidos salieron de su garganta en cuanto su piel se junto con la calidez de la contraria y aumentaron cuando sintió las manos del menor vagar por su espalda y los costados de su cintura mientras los largos pulgares hacían círculos en su vientre cuando lo tenían al alcance.
— Hyung.. ¿puedo.. quitarte.. tu.. pantalón?
Nuevamente las palabras fueron difíciles de entender, aún más ahora que cada una fue seguida de un beso corto en sus mejillas, la punta de su nariz y sus labios. Su mente estaba teniendo un duro trabajo para funcionar con toda la espesa neblina invadiéndola y su lengua se negaba a cooperar para transmitir sus palabras. Tampoco ayudaba mucho su lobo que trataba de tomar el control.
— E-Es-Espera, n-no nos podemos ba-bañar ju-juntos?
— ¿Por qué no hyung?
Si, ¡¿por qué no?!
Era ridículo que se negara si de cualquier manera ya habían hecho algo más íntimo que bañarse juntos.
¡Pero eso fue culpa de mi tonto chucho!
Su mencionado lobo gruño molesto en respuesta, pero un segundo después volvió a menear la cola felizmente para su alfa.
— Ya lo hemos hecho antes — le recordó Jungkook cuando su silencio continuó.
Cierto, una segunda vez no importa.
— N-N-No p-podemos. — Trato de sonar firme, pero hablar mientras le recordaba a sus ojos que se tenían que mantener arriba conectados con los contrarios no estaba resultando. — De-Deja de distraerme.
— No lo hago. — A pesar de la seriedad con la que Jungkook respondió, la pequeña sonrisa en los labios le decía que sabía exactamente de qué estaba hablando. — Yo solo quiero que ambos terminemos de quitarnos la ropa para poder entrar a la ducha e ir a comer. — El menor movió sus manos hasta que los pulgares se pudieran enganchar con la pretina de su pantalón pero no lo bajaron solo se quedaron ahí. — ¿Por qué dices que no podemos bañarnos juntos Yoongi-hyung?
¡No se!
Para él estaba claro lo que Jungkook realmente quería y no debería de importarle si ya habían estado de esa manera antes, pero no podía dejar de negarse.
Quizás porque en su primera vez con el menor había estado dominado por su lobo, quizás porque tenía cierto temor de que el pelinegro solo buscará una segunda vez antes de decidirse si realmente valía la pena o no estar con alguien como él, o quizás porque tenía miedo de darse cuenta de lo realmente enamorado que estaba de ese alfa que lo miraba como si no sintiera mas que adoración por él.
Lágrimas se acumularon en sus ojos cuando entendió que todo eso era lo que estaba causando que se frenará. No quería ser consciente de lo bien que se sentía estar con Jungkook de esa manera solo para que el menor decidiera que realmente no quería estar a su lado.
— Eso no va a pasar Yoongi-hyung, lo que estás pensando no sucederá. — Las manos grandes acunaron su rostro y un pulgar limpió la solitaria lágrima que había escapado de su ojo derecho. — Perdón por haberte hecho sentir triste hyung. Realmente solo quería que ambos tomaramos una ducha juntos, quería sostenerte entre mis brazos y darte mimos, nunca pasó por mi mente que pasara algo mas y te digo desde ahora que nunca decidiré que ya no quiero estar a tu lado. — Un beso fue cuidadosamente colocado en la punta de su nariz. — Eres hermoso y tu cuerpo obviamente me llama, pero primero quiero dejarte claro que deseo todo de ti; tu mente, tu corazón y tu alma. Debí de haberlo aclarado antes mi lindo Gatito-hyung, lo siento. Normalmente a tu lado hago solo lo que yo quiero sin preguntarte.
Con un beso rápido en su frente el menor lo bajó cuidadosamente hasta que él estuvo de pie y después comenzó a alejarse un par de pasos hacia atrás.
La necesidad de cerrar inmediatamente esa nueva distancia fue casi imposible de ocultar. No le gustaba la tristeza que había aparecido en los bonitos ojos de Jungkook y tampoco le gustó la sonrisa pequeña y triste que le ofreció en cuanto volvió a mirarlo.
— Ya está todo preparado para que tomes una ducha hyung, te estaré esperando abajo para cenar.
El menor se dio la vuelta y se preparó para salir del cuarto de baño. Eso le gusto aun menos.
Lagrimas escaparon de sus ojos cuando se enfrentó a la posibilidad de quedarse solo mientras su alfa pelinegro se iba triste. Rodeo la cintura ajena antes de que se fuera por completo y escondió su lloroso rostro en la amplia espalda que quedaba a su disposición.
— Yo tambien quiero... Las cosas que haces.. y-yo tambien las quiero... Pe-Pero no soy bueno.. para d-decirlo.
Con un poco de resistencia de su parte, Jungkook giró en el apretado agarre que él mantenía a su alrededor hasta que ambos estaban de frente pero sin mirarse porque su cara aún se mantenía oculta de los ojos contrarios. Pero el menor no hizo nada para obligarlo a que saliera de su escondite, en su lugar envolvió los brazos a su alrededor y dejó castos besos en la cima de sus cabellos.
— Ya lo dijiste ahora hyung. Nunca tengas miedo de decirme lo que realmente quieres, incluso si yo lo quiero o no. — Hizo una pausa mientras volvía a repartir suaves besos en la piel expuesta de su hombro derecho. — Yoongi-hyung, se que nuestra relación aún no está del todo definida, pero me gustaría que desde el inicio ambos participemos en ella diciendo lo que realmente queremos del otro. No importa cuanto tiempo te tome poder expresarte con comodidad, solo intentalo siempre conmigo, ¿si?
Asintió lentamente sintiendo paz en su interior ahora que el tono triste había abandonado la dulce voz que tanto le gustaba escuchar. Su lobo dejó de gruñirle por haber lastimado a su alfa y en ese momento se dedicaba a dormir tranquilo en su interior siendo arrullado por el suave balanceo con el que Jungkook comenzó a moverlos a ambos.
Disfruto por varios segundos del silencio cómodo en el que se mantenían antes de comenzar a practicar lo que le acababa de prometer a su alfa pelinegro.
— Qui-Quiero ducharme...
— Claro mi lindo Gatito-hyung. Yo te espe-
— Contigo.. Va-Vamos a tomar u-un baño ju-juntos.
Aún no se animaba a ver hacia los ojos que sabía que en ese momento lo observaban, pero podía decir que una sonrisa estaba bellamente dibujada en el rostro del menor.
— Eso me parece mucho mejor.
Con muchos besos de por medio, su pantalón y su boxer comenzaron a descender por sus piernas con ayuda de las manos ajenas. En todo momento mantuvo los ojos cerrados y su labio inferior apresado entre sus dientes, con solo el tacto de las yemas de los dedos y los labios de Jungkook sobre su piel sus rodillas ya se encontraban un poco temblorosas y débiles, si veía al menor hincado frente a él sería mucho para su corazón.
Sus propios dedos comenzaban a picar pidiéndole que los acercara a la piel que sabía que estaba cálida, quería que el menor sintiera la misma paz que recorría su alma cuando él era tocado por el suave tacto que ahora delineaba su espalda, pero temía que su tacto no fuera bien recibido.
— Hazlo hyung — susurro en su oído con esa voz suave que le gustaba —. No lo pienses mucho, me gustaría que seas tú mismo. Haz lo que tu quieras.
Con la respiración agitada y el pulso latiendo fuertemente en sus oídos, finalmente abrió los ojos para encontrarse con los contrarios. Por un par de segundos se dedicó a observar esas dos pequeñas galaxias que brillaban contenidas en los grandes orbes de Jungkook antes de animarse a levantar sus manos lentamente y colocarlas tímidamente en los hombros amplios que quedaban frente a sus ojos.
Sintió el movimiento de los duros músculos que se encontraban debajo de la piel cuando su alfa pelinegro apretó el abrazo que mantenía a su alrededor, podía ver la intensa mirada que esos ojos grandes y brillantes mantenían sobre él, sus fosas nasales disfrutaban olfateando el intenso y relajante aroma a playa que en ese momento tenía tan cerca y la respiración acompasada llenó sus oídos y le permitieron que imitara esa tranquilidad para que sus nervios desaparecieran.
Se atrevió a deslizar las yemas de sus dedos un poco más arriba, hasta que sus dedos pudieron enredarse en las gruesas y sedosas hebras azabaches. La respuesta que obtuvo de Jungkook ante sus caricias, a parte de deslizar lejos la inseguridad que había sentido antes, provocó que cada célula de su cuerpo vibrara con una embriagante necesidad de satisfacer su quinto sentido.
El más alto cerró los ojos en un gesto de satisfacción y había entreabierto los labios para dejar escapar un suspiro, él no tardó nada en alzarse sobre la punta de sus pies y atrapar el grueso labio inferior entre los suyos y saborearlo con la punta de su lengua.
Los gemidos de ambos se mezclaron en lo que a su parecer era el mejor de los sonidos y sus lenguas comenzaron a moverse lentamente cada una queriendo obtener el sabor de la contraria, sus movimientos eran solo una imitación temblorosa e inexperta del ritmo que mantenía Jungkook, pero su ego se regodeaba cada vez que un profundo gemido salió de la garganta ajena y su cuerpo era estrechado aún más en aquel abrazo que mantenían.
Su cuerpo también había comenzado a gritar de júbilo por estar presionado fuertemente contra los firmes músculos que definen, de la mejor manera, la piel unos tonos menos blanca que la suya.
Todo se sentía tan bien.
El mundo había dejado de importar para él y, por ese instante, sus inseguridades habían abandonado su mente. Con una valentía que nunca antes habia sentido, comenzo a dirigirlos a ambos hacia la ducha mientras dejaba que sus manos trazarán los caminos y valles que se creaban el los brazos y el pecho de su alfa pelinegro, dejó que su semiereccion se frotara contra uno de los gruesos muslos sin apenarse por ello y presiono entre su abdomen bajo la dureza que ya podía sentir en el pene de Jungkook.
Aun así ninguno de sus siguientes movimientos estaba guiado por la lujuria, ambos solo se dedicaron a mimar el corazón, la mente y el alma de su pareja, limpiaron la piel y los cabellos ajenos con gentileza, se tocaron con respeto y admiración de cada detalle que conformaba al ser frente a ellos y se besaron, mucho, para que sus lobos aullaran de felicidad en su interior por estar perteneciendo el uno al otro.
Sí así de bien se sentía decir y hacer lo que quería, Yoongi creyó que tal vez no era tan malo expresar sus deseos como le habían hecho creer su hermano y su madre, porque él nunca antes se había sentido tan seguro, feliz y querido como cuando estaba con Jungkook.
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