Capítulo 1
— Jeon Jungkook, ¿cierto?
Dejo de observar a su alrededor para encontrar la mirada de quien le hablaba. Era un alfa sin duda, y por lo que podía notar por el olor era uno de linaje alto, estaba algunos centímetros por debajo de su altura y tenía una sonrisa de lo más amable, también parecía que era de la misma edad o por lo menos muy cercano.
— S-si, yo s-so-soy Jungkook.
La sonrisa se extendió en el rostro del desconocido, pero no sabía si estaba feliz de conocerlo o se reía de su tartamudeo, aquel que siempre lo acompañaba sin importar si estaba con conocidos o no, aunque aumentaba cuando se encontraba con los segundos.
— Yo soy Kim Minjae Detective de segundo grado, me asignaron contigo para guiarte y evaluarte. — Jungkook estrecho la mano que le era extendida y dio una reverencia para mostrar respeto hacia el superior. — Ven conmigo, te enseñaré las instalaciones y después iremos a la patrulla.
— S-si.
Avanzó silenciosamente detrás de quien sería su compañero por los siguientes meses antes de convertirse en un detective oficialmente.
Cuando las puertas del ascensor se cerraron, olfateo discretamente el aire para guardar el aroma del que sería su compañero en su memoria, ya que su olfato estaba muy por encima de los alfas normales era su instinto primario, le gustaba guardar los olores de con quienes trabajaba o pasaba mucho tiempo, era una costumbre que se le quedó desde la niñez. Su superior, Minjae, olía a madera, pino, tierra y un poco a romero, era agradable.
Como meterse a un bosque, pensó con una sonrisa apenas perceptible en sus labios, para asegurarse que quien iba con él no se diera cuenta.
— Dime, Jungkook, ¿a que departamento quieres ir cuando te signen?
— A-al De-departamento de Asalto Sexual.
— ¡Oh! ¡Yo estoy en ese departamento! Ojalá también estés en mi equipo, aunque tendré que guardar esperanzas junto a los otros tantos. — Eso lo desconcertó y sorprendió un poco, quizás fue muy evidente en su rostro por la sonrisa que le regaló el contrario. — No te sorprendas, todos desean tener en su equipo a un alfa puro y aún más si tiene tantas notas sobresalientes en su registro de la academia como tu. Tuviste que haber visto como todos suplicaban al Sargento por tener tu expediente.
No pudo evitar que sus mejillas se calentaron un poco al escuchar eso. Sabía de su potencial, sabía de sus habilidades, pero siempre le avergonzaba un poco cuando alguien más lo decía en voz alta.
O bueno se avergonzaba cuando alguien siquiera lo miraba, le gustaba pasar desapercibido.
— Pero no tienes que preocuparte conmigo, no trataré de persuadirte ni trataré de convencerte, así que puedes estar relajado a mi alrededor. — La sonrisa seguía plantada en el rostro contrario, le recordaba un poco a Taehyung, quizás ellos dos se llevarían bien.
— Gracias sunbaenim — sonrió un poco en respuesta.
Las puertas del elevador se abrieron y ellos salieron a una amplia estancia con un mostrador en el centro. Una beta joven los recibió con una sonrisa desde detrás de lo que parecía ser el mostrador de recepción, su compañero solo inclinó levemente la cabeza como saludo hacia la chica y se dirigió por uno de los pasillos de la derecha con él imitando cada movimiento un segundo después.
— Jungkook-ssi, te molesta si te pregunto por tu olor, por mas que inhalo no logró captar una esencia.
La confundida mirada que le regalaba el mayor le hizo saber que realmente sentía curiosidad, probablemente el Sargento que realizó su expediente no puso ese detalle del que se burló durante toda su formación en la academia, esos fueron unos largos años.
— E-estoy usando neutralizador... — su voz se fue haciendo más pequeña con cada palabra mientras en su mente rogaba a la Luna para que no hiciera más preguntas.
— ¿Por qué lo haces?
Podría haber reído de la graciosa mueca que hizo al inclinar un poco la cabeza, como lo haría un perro pequeño, pero solo aparto la mirada y se resignó a contestar la pregunta.
— Mi olor es muy fuerte.. siempre molesta a otros alfas.
— ¿Esa es la única razón?
Por segunda vez en tan solo unos minutos, estaba desconcertado. ¿Necesitaba más razones? No quería soportar cuando otros alfas pasaban por su lado y tapaban su nariz o cuando hablaban a sus espaldas sobre lo abrumador que era su aroma, por ser alfa puro tenía sus sentidos más desarrollados así que escuchaba cada una de esas conversaciones que lo dejaban un poco triste.
— S-si.
— Pues entonces no lo hagas. Por lo que lei en tu registro, siempre soñaste con ser detective, no puedes venir a trabajar a diario a un lugar en el que no te sientes lo suficientemente cómodo como para andar sin neutralizador. Y si a alguien se le ocurre decir algo cruel o fastidioso, bien podrías dejarlo en el piso en algunos segundos, yo te apoyare si te llaman la atención — dijo mientras le guiñaba un ojo.
Sonrió tímidamente en respuesta. Realmente esperaba que siguiera pensando así el día siguiente, tal vez decía eso ahora, pero sabía que no iba a soportar mucho cuando los dos se encontraran encerrados en una patrulla.
De cualquier modo, no dejo que ese pensamiento le amargara su tarde, se enfoco en aprender donde quedaban los lugares importantes y donde iba a estar ubicado su escritorio para el momento que necesitara hacer investigación o el papeleo sobre algún caso y continuo hasta que llegaron al coche de color negro que los esperaba en el subsuelo del edificio para comenzar a recorrer las calles repletas de mas autos.
La plática no murió en ningún momento gracias al animado alfa que seguía preguntando acerca él y respondiendo algunas cosas sobre sí mismo, sus respuestas eran bastante cortas y tímidas pero Minjae no lo tomó mal en ningún momento solo sonreía y seguía con la conversación.
De verdad comenzaba a agradarle el sonriente alfa y agradecía al cielo que le tocara como compañero, era fácil estar con él y estaba bastante cómodo con alguien que era igual de hablador y feliz que su mejor amigo.
Cuando su turno finalmente hubo terminado, él seguía muy emocionado por cómo fue su primer día en el trabajo. Por fin estaba avanzando en su sueño de convertirse en Detective, llegar a donde estaba en ese momento fue agotador pero realmente había valido la pena.
Nada podía quitar la sonrisa que tenía en su cara cuando cruzó la puerta de su hogar.
Bueno, eso creía.
— Taetae, ¿qué haces?
Su amigo estaba al pie de las escaleras que conducían al segundo piso de la pequeña casa con una maleta grande a su costado y con una sonrisa triste en el rostro.
— Kookie, te estaba esperando para despedirme.
— ¿Que? ¡No!.. ¿Por qué..?
En un segundo cruzó los pocos pasos que los separaban y agarraba la delgada figura de su amigo por los hombros. Realmente solo estaba apoyando sus manos sin ejercer un verdadero agarre, sabiendo perfectamente como el nerviosismo se apoderaba del beta cuando alguien lo sostenía con fuerza.
— Tae, ¿sucede algo?... ¿Y-yo te hi-hice algo?
No podía recordar algo que hubiera hecho o dicho mal, no tenía ni idea de que era lo que orillo a su amigo a empacar su ropa en una maleta y querer irse, por más que exprimió sus recuerdos tratando de encontrar una razón no pudo.
— No, Kookie, no sucede nada y mucho menos me hiciste algo. — Su amigo lo tomó del antebrazo y lo dirigió a la sala de estar para que ambos tomaran asiento. No estaba la siempre presente sonrisa en su rostro y su ánimo alegre también se había esfumado. — Kookie, ya es tiempo que deje de depender de ti. Te agradezco todo lo que me has ayudado, pero tiene que terminar, tu ahora estás cumpliendo tu sueño y si quiero conseguir el mío tendré que desprenderme de tu ayuda, ¿entiendes?
— No, no entiendo. Taetae eres mi mejor amigo, te ayude cuando lo necesitabas y se que harías lo mismo si fuera de manera contraria. Y no vuelvas a decir que dependes de mí porque eso no es cierto. Desde que llegamos de Busan, ambos hemos trabajado y aportado para poder vivir aquí en la ciudad, nos ayudamos mutuamente desde el momento en que nos conocimos y no es diferente ahora.
— Tal vez no pareciera que dependo de ti Kookie, pero lo hago. — Una sonrisa estiró los labios delgados del mayor, pero de alguna manera solo le dio un aspecto más triste al rostro del beta. — Cuando llegamos a Seúl conseguimos un techo donde vivir gracias a tus ahorros, también los días en que buscamos empleo pudimos comer por lo mismo, todo el dinero que ha invertido para comprar esta casa es tuyo.
— Tae, no importa, eso-
Su respuesta fue detenida por la mano alzada de su amigo.
— Aunque digas que no importa lo hace o al menos yo lo veo de esa forma. De todas maneras todo lo que dije es solamente en cuanto a lo económico, los dos sabemos que gran parte de mi estado emocional es estable gracias a ti. — Un largo suspiro abandonó el cuerpo delgado del mayor. — Kooki, estoy por cumplir veinticinco años, no puedo vivir contigo para siempre solo porque me sigue dando miedo alguien que no he visto en diez años. Te acompañe a Seúl para poder ganar más dinero y conseguir un lugar que nos pertenezca completamente a mi madre y a mi, ya tengo dinero suficiente para poder empezar a buscar ese lugar que será nuestro.
Sabía lo que significaba para su amigo tener un lugar propio, era consciente de cuánto se esforzó para lograr reunir el dinero al mismo tiempo que mandaba cierta cantidad de su sueldo para asegurarse de que su madre no tuviera más que un trabajo de medio tiempo.
Dándose por vencido, soltó un fuerte suspiro y coloco su mano en el hombro contrario para darle un ligero apreton.
— Esta bien, pero aun no te vayas. Deja que mañana termine de instalarme en el trabajo y al dia siguiente te acompañare a buscar un departamento, ¿si?
— Contigo como mi amigo realmente nunca podré ser independiente.
Las palabras fueron dichas con diversión y cariño. Quería mucho a su amigo, el ser recibido en la pequeña familia que conformaba el beta con su madre era una de las mejores cosas que le podía haber pasado y él necesitaba asegurarse de que su familia de tres estuviera a salvo y bien.
— Lo haré algún día.. cuando cumplas sesenta años. — Sonrió mientras detenía uno de los cojines del sofá que su amigo aventó contra un lado de su cara. — Bueno está bien, lo haré cuando... tu mama este viviendo contigo.
— No es divertido, solo estarás pasando la protección de ti hacia mi madre — dijo con un pronunciado puchero —. Mejor déjame ser independiente cuando por fin tengas una pareja, eso será más rápido.
— Trato hecho, solo te advierto que para eso faltan demasiados años, te estaré cuidando por lo menos hasta que cumpla cuarenta años.
Su amigo comenzó a resoplar y volver a decir una y otra vez las cientos de razones por las que no estaba de acuerdo con que lo siguiera cuidando y de porque creía que pronto tendría a un novio o novia. aunque él realmente dudaba demasiado que eso último sucediera tan pronto como su amigo lo hacía ver. Ahora lo que estaba en sus prioridades era su trabajo y era lo único que estaría ocupando su mente los siguientes meses.
Ahora si iniciamos oficialmente con esta historia. Esta vez tengo menos materias en la universidad pero tengo mis practicas profesionales por lo que solo podré actualizar los fines de semana. No puedo prometer que sean los tres dias pero en serio lo intentare (si no me quedo dormida jeje)
Que tengan un buen fin de semana.
I PURPLE YOU 💜
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