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001-''Una hermana y una amiga''


Los años pasaron y la familia había vivido de una manera particularmente silenciosa, cambiando de vivienda cada vez que creían que habían vivido lo suficiente en un lugar, tratando de escapar para siempre del recuerdo del pasado que les atormentaban, Jeongyeon había aceptado a duras penas el hecho de que era una alfa, había momentos en las que sus pensamientos volaban sobre si algún día sería capaz de formar una familiaz, por la simple idea de que nunca le llamaron la atención las omegas y su atención estaba más dirigida en los betas pero sabía que ellos no eran capaces de aceptar el nudo de un alfa, así que simplemente creo un plan de vida que la relajaba. Si no encontraba la pareja destinada para ella se volvería asexual, así de simple.

Pero algo más la tenía preocupada, la vida cotidiana que vivía junto a sus hermanas y primo, era un dolor de cabeza.
-Esto es estúpido - se quejaba la peli naranja -, yo no tengo la culpa de que NamJoon rompa el lavavajillas, ¿Porque debo limpiar yo?-frunció el ceño.

-Solo límpialo- Jeongyeon estaba peinando a su pequeña hermana Momo-, tengo miedo de que si se lo pido a NamJoon rompa algo más.

Su primo aunque era una buena persona e inteligente solía ser un tanto destructivo, al principio habían comprado algunos juegos de platos con unos hermosos diseños de rosas pero rápidamente fueron descartados por el hecho de sus dedos de mantequilla. Mientras estaban hablando oyeron un jarrón romperse.

—Ves de lo que te estoy hablando- Mina puso los ojos en blanco- luego de limpiar prepárate para ir al colegio y llevar a Momo a su escuela.

—Si mamá...—dijo con pesadez—, digo hermana mayor con complejo de mamá—susurró al alejarse.

—Y no quiero oír quejas—Jeongyeon tomó a la pequeña Momo entre sus brazos para luego agarrar  sus mejillas apretujandolas , la rubia sonrió de tanta ternura que le causaba su hermana menor-, Momori, prométeme que no serás así de gruñona cuando seas grande, ¿sí?-a lo que la pequeña de ojos cafés asintió con la cabeza y dándole un beso en la nariz.
-Yo no seré como la calabaza-respondió con total confianza.

-Estoy listo-anunció Namjoon saliendo de su habitación-, ¡Vamos!-gritó más para Mina que para Momo-, es hora de irnos.

...

La alfa de pelos rubios salió lo más rápido que pudo en dirección a su trabajo, cuidar a tres niños no era tan sencillo, bueno aunque NamJoon es mayor que ella pero daba más trabajo que Momo, pero ese es otro tema, en fin, ella sólo esperaba descansar al menos una hora al día para estar feliz, las cosas no eran fáciles, no tenía el tiempo suficiente para ella misma, su mente sipre divagaba en escenarios pasados o simplemente imaginaba cosas que pudieron haber ocurrido, cosas triviales como que hubiera pasado si solo hubiera nacido beta o simplemente que habria pasado si njnca lograban escapar de ese manicomio del cuál salieron. Muchas veces su mayor enemigo era su mente misma.

Los minutos pasaban rápidos y sus pies ya le dolían de tanto correr, se detuvo por un momento, sosteniéndose de sus rodillas y jadeando por el esfuerzo, debía de admitirlo, estaba fuera de estado. Pero una luz de esperanza se cruzó en su camino.
-¡YoonGi!- llamó al alfa pelinegro-, ¿podrías llevarme hoy en tu motocicleta?.

El alfa tenía como costumbre aquel sendero que cruzaba con el camino de su trabajo.
-¿Estará Nayeon allí?- pregunto con suma seriedad, mientras se quitaba el casco.

-Sí-sonrió en grande.

-Entonces no-volvió a ponerse el casco.

-YoonGi...por favor, sólo por hoy- hizo un puchero, el peli negro solo rodo los ojos y le paso el casco de acompañante, la peli rubia no dudo y en segundos ya se encontraba sosteniéndose de la cintura de su amigo.
Se podría decir que esto era cosa de cada mañana, YoonGi era su mejor amigo desde que ella tenía 18 años, aquel alfa le había inculcado un gran amor hacia la música, tal vez en un pasado habían tenido sus diferencias, pero su amistad se fortaleció cada minuto que pasaba, era un tanto callado y un poco desorganizado, pero muy observador, aunque la mayor parte del día se la pasaba durmiendo. El tenia cierto desacuerdo con Nayeon, el cual ella desconocía, aunque siempre se encontraban cerca el uno del otro. Pero a fin de cuentas, eran  inseparables, solo que con  unos pequeños desacuerdos.

...

-¡Oye rubia!, lleva este cappuccino con caramelo a la mesa número cuatro- trabajar en un café tenía sus ventajas, pero es realmente agotador, no importaba si era verano o invierno, el local se llenaba en un abrir y cerrar de ojos, personas vienen y van, el ambiente era agradable, podías sentirte cómodo y descansar por unos momentos mientras se disfrutaba de un agradable café, pero eso no significaba que fuese perfecto, porque siempre estaría el desubicado o desubicada  que se sobre pase con las meseros.

-¡¡Ahhh!!- un grito alarmó a todas las personas en el café— ¡señor podría parar!—pronuncio entre dientes, Nayeon era una mujer de poca paciencia y odiaba a todo aquel alfa que se atrevía poner un dedo sobre ella o cualquier omega.
-Podría dejar  de hacerlo si aceptarás salir conmigo una noche, cariño— seguía subiendo su mano por el muslo de la peli roja, la sangre de la alfa hervía, como detestaba a esa clase de persona, sin pensarlo dos veces fue a pasos rápidos hacia la mesa.

-Quite sus sucias manos de mi pierna -dijo con una inmensa furia subir por todo su cuerpo, tratando de tranquilizarse cerro los ojos y empezó a respirar más calmadamente, era la cuarta vez que el mismo hombre le hacía lo mismo, todos los trabajadores le tenían en la mira a ese sujeto, la alfa no soporto más y fue directo hacia ellos.

-Ya sabes mis condiciones y—...—fue interrumpido abruptamente, Jeongyeon lo agarró del dedo índice y lo dobló hacia atrás.
-Ella dijo que alejaras tus asquerosos y repugnantes dedos o no entendió- empujó más el dedo, quedando rojo, soltando un quejido ahogador. El hombre se retorció del dolor en su asiento y miró con rabia a Jeongyeon luego de que ella soltara su dedo.

-Me dan asco las mujeres alfas- bramó enojado y se marchó. Un silencio se instaló dentro del local, todos miraban a ambas meseras con gran asombro. Algunos con asombro en sus rostros, la alfa era aplaudida por su valentía pero ella solo oía un silencio sepulcral dentro suyo al oír esas hirientes palabras. Pero al sentir la mano de su amiga sobre su hombro la hizo reaccionar.

—¿Estás bien Nayeon?- pregunto mientras la abrazaba, solo atino a responder asintiendo.
-¿Y cómo te encuentras tú?-la preocupación podía oírse en su voz-, ¿no te dolió lo que te dijo?-se separó un poco del abrazo que le brindaba su amiga, mirándole a los ojos.
-No-mintió-, ya estoy acostumbrada- eso no era cierto a ella aún le dolía escuchar aquellas palabras, eran como mil agujas clavándose en su corazón, era algo con lo que debía cargar su día a día, nadie aceptaba algo diferente en la sociedad.
Ya había pasado un largo tiempo desde aquel incidente, pero para ella aún el recuerdo dolía tanto como si la estuviera viviendo de nuevo, el dolor perduraba, si tan solo pudiera olvidar aquellas horribles palabras que la atormentaban en su vida cotidiana, todo estaría mejor.

Las horas habían pasado y el sol ya se había despedido hace un buen tiempo, ya no había personas en el local, lo único que se oía era los bostezos de los empleados.

-Bueno ya es hora de cerrar- decía la omega en medio de un bostezo-, nos merecemos un descanso y en especial tú.

La rubia sólo dio una risa torcida, sólo quería dormir, y la hora sólo marcaba las ocho con cuarenta- quisiera. Pero de seguro tendré que ayudar a Mina con la cena.

-Si quieres te acompaño hoy y te ayudo- decía con una gran sonrisa-, y de paso me quedo a dormir con ustedes, hace tiempo que no lo hacía.

Soy Yoo Jeongyeon, una alfa de 21 años, vivo con mis dos hermanas menores, mi primo y amo a mis mejores amigos, mi historia es un tanto diferente al de las demás chicas, solo no me juzguen antes de conocerme a fondo y toma tu tiempo para comprender mi historia.

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