☆•𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎•✩
—Escucha San, — Bae cruza sus brazos y camina hacia el gemelo. El castaño continúa observándole con seriedad, manteniendo fija su mirada retadora. Detiene sus pasos hasta encontrarse hombro a hombro con el castaño. —¿qué es lo que Mew te ha hecho para que le hagas esto, para que le hagas todo lo que siempre le has hecho en realidad? —cuestiona él. San sonríe ladino, deja salir un bufido y clava sus ojos en los de Bae.
—Eso a usted no le importa, simplemente dígame si acepta el trato o no. —cruza sus brazos.
—Bueno, primero dime ¿porqué debería aceptarlo?. Dame un motivo, San, un motivo válido del ¿porqué debería de llevarme a Mew para que pueda, como tú dices: dejarte en paz?. — San le observó fijamente, tensando su mandíbula en desacuerdo y desesperación. Este hombre parecía no querer ceder tan fácilmente, no era como estar tratando con Chai y él se estaba dando cuenta de ello ahora mismo.
—Mire señor, tan solo puedo decirle que Mew ha sido una piedra en el zapato toda la vida, toda mi maldita vida siempre he tenido que acoplarme a que se haga lo que él quiere, a simplemente ver cómo siempre es él quien recibe amor, halagos y atención y yo simplemente debo marginarme a mí mismo y permanecer en una esquina... —guarda una silenciosa pausa, sus ojos se cristalizan en muestra de una perfecta actuación, porque realmente incluso él sabe que lo que dice no podría ser creíble para nadie, pero su ventaja es que Bae Yong no lo conoce y puede creer en él si lo ve derramar algunas lágrimas necesarias. —mi padre siempre ha creído en él y yo lo único que pido es que me deje un poco de tiempo con mi padre, yo también merezco recibir un poco de amor por parte de Chai, ¿usted entiende, cierto? —le dedica una triste mirada.
—En ese caso, — Bae acomoda su postura y luego de soltar un largo y profundo suspiro, lleva su vista hacia San. —¿porqué nunca has protestado contra Chai? ¿porqué no le dices que te preste atención y que es injusto que lo haga únicamente con Mew? — San chasquea la lengua y niega, sonríe de lado elevando su comisura derecha y le corresponde la mirada fija a Bae.
—Porque Chai siempre le cree a Mew, siempre. — Bae ahoga una sonrisa e inclina su rostro. Observando tan fijamente el piso como si este pudiera darle una respuesta acertada ahora mismo, es decir, como si el piso pudiera iluminar su mente ahora mismo e indicarle como debe actuar.
San es su hijo, él lo sabe, él lo quiere, quiere arreglar todo con ambos, pero sabe que San está mintiendo, así mismo sabe que aceptar su chantaje _porque Bae sabe que es un chantaje_ sería estar permitiendo que San se salga con la suya y él no puede hacer eso, no puede hacerle eso a Mew.
Pero también está consciente que de negarse al chantaje, San no tardará en revelarle la verdad a Mew y de tan solo imaginar la reacción de su otro hijo, su corazón se achica y tiembla del temor de perderlo. De perder esa cercanía que logró crear con Mew en estos últimos dos años, no podía verle derrotado nuevamente, no podía verlo caer ante San una vez más, no puede, no debe. Sacrificarse y perder a Mew, parecía ser la mejor opción. Aunque cabía la posibilidad de que Mew pudiese odiarlo para toda la vida por haber sido un cobarde que nunca tuvo los pantalones de decirle que era su padre, los mismos pantalones que le faltaron hace muchos años cuando abandonó a Chai. Pero aceptar el chantaje de San, es darle la espalda a Mew y abandonarlo así como en resto de las personas a su alrededor, han hecho durante toda su vida.
—Yo lo sé todo, —susurró. San parpadeó con un poco de confusión en su mirar. —¿puedes darme la oportunidad de acercarme a tí de otra forma, San?. Déjame protegerte, ¿porqué no los dejas atrás y vienes tú conmigo, — San continuaba observándolo con su ceño fruncido y la sorpresa impregnada en su expresión. — hijo? —Finalizó.
—¿I-Irme con usted? — El alcaide asintió. San guardó silencio. —Supongo que esto es una distracción y significa que no acepta mi trato. —levantó sus brazos hasta cruzarlos sobre su pecho y rió sarcástico. —No.soy.un.i.di.o.ta —habló con la debida pausa en cada una de esas sílabas. —yo no soy como el fracasado de Mew que cae con propuestas estúpidas y un poco de cariño, que le quede claro señor Yong, que acaba de perder la única oportunidad de obtener mi cariño. —
—Tú sabes que no tiene que ser así, San. No debe de ser así, aprende a amarte a tí mismo. — El alcaide soltó esas palabras de pronto, San le miró retador, caminando lentamente hasta la puerta.
—¿Amarme a mí mismo, dice?. ¿Qué mierdas sabe usted de si me amo o no, eh? —pregunta en un bufido.
—Es obvio que eres una persona insegura de sí misma, San. La envidia por Mew te carcome por dentro cada vez más, porque sabes que Mew no necesita hacer nada para ser aceptado mientras que tú siempre has querido la atención y has hecho de todo para obtenerla pero según tú eso nunca sucede. Cuando en realidad siempre has sabido cómo arrebatarle la misma a tu hermano, siempre has sabido que hacer para ser el centro de todo, para ser el número uno para todos y temes tanto por el cambio de Mew, que ahora quieres deshacerte de él porque te asusta, te intimida, le temes... — el castaño apretó sus puños y protestó en un gruñido. —aunque seamos honestos, siempre le has temido. —
—¡USTED NO SABE NADA! — Bae sonrió al confirmar que había tocado un punto sensible, una fibra de mecha corta que podría utilizar a su favor. —¡NO VUELVA A FINGIR QUE ME CONOCE O SABE LO QUE SIENTO! MEW ES UN MALDITO FRACASADO QUE MALGASTA EL AIRE QUE RESPIRA E INSULTA EL SUELO POR DONDE CAMINA, ÉL JAMÁS PODRÁ COMPARARSE CONMIGO. —
—Eso, o... ¿tú jamás podrás compararte con él?. —continúo el mayor. —Ya no eres un niño, San. ¿Tu padre ya sabe que descubriste la verdad?. — Bae se cruzó de brazos.
—Chai es un idiota que creerá lo que yo le diga y escuche bien señor, lo que voy a decirle: no quiero volver a verlo cerca de mi padre ni del fracasado cuatro ojos, ¿entendió? — Bae sonrió y acomodó sus gafas.
—¿O sino qué? —le devolvió la mirada. San sonrió de lado.
—Ya usted verá si decide averiguarlo, yo podría recomendarle que no y, no crea que esto se quedará así, muero por ver la reacción de Mew al darse cuenta que en este maldito lugar de basuras, —sonrió —su padre siempre estuvo con él y jamás se lo dijo. — El alcaide inhaló profundamente y caminó más hacia San, topando casi por un centímetro, sus narices.
—Escucha hijo, —susurró en el oído del menor. —déjame decirte, que si tú puedes jugar... — San tensó su mandíbula. —yo también lo hago. Estoy listo por si quieres declararme una guerra, eres mi hijo así como Mew, él es mi hijo así como tú, pero eso no borra el hecho de tu erróneo actuar y como tu padre no puedo permitir que desperdicies tu vida de esta forma, haciendo daño a otros, obteniendo todo a costa de chantajes y amenazas, yo no soy Chai, yo no soy ningúno de los que has engañado todo este tiempo... — San tragó grueso. —estoy listo, estoy listo para recibir tu ataque, lo estaré esperando. —giró sobre las suelas de sus zapatos y se dirigió al escritorio nuevamente. Bastaron segundos para escuchar como la puerta se cerraba con un estruendoroso golpe detrás suyo.
Se dejó caer en su silla y de inmediato soltó toda la respiración que había contenido en todo el momento, su pecho dolía porque veía venir lo próximo, pero está bien, él lo afrontaría, afrontaría el rechazo de Mew si tenía que ser así y así mismo, encontraría la forma de ayudar a San, no podía permitir que su vida siguiera llevando el mismo podrido rumbo que hasta ahora.
Con su mano derecha recorrió el borde del escritorio, deslizando su palma por debajo de este, sonriendo fugazmente al confirmar que efectivamente el micrófono que había instalado ahí la vez anterior, no había sido removido por nadie. Lo desconectó y observó el pequeño, más bien, diminuto aparato entre sus manos y sonrió.
¿Chai quería pruebas de la verdadera clase de persona que era San?.
Bueno...
Él se las daría.
Cerró sus ojos y seguidamente se dejó caer en el respaldar de la silla, sus rueditas moviéndose hacia atrás, su celular sonó con un nuevo mensaje de Mew, diciendo que su día en la universidad había sido intenso y que había algo que debía contarle. En ese momento... su corazón volvió a temblar de tan solo imaginar que podría perder a ese chico, únicamente por seguir siendo hasta el día de hoy... un vil cobarde.
Al día siguiente la universidad se encontraba en un completo bullicio. Todo el grupo de la clase de Mew, se encontraba disperso por los jardines de la universidad puesto que Tul había faltado el día de hoy. Por lo cual tenían un momento libre, una hora y cuarenta y cinco minutos para ser más exactos, a pesar de, el campus se encontraba repleto de chicos y chicas por todas partes.
Mew, Jin y Jimin, se encontraban cuáles animalitos bajo el sol, bueno, Jin y Jimin más que cualquiera. Estos recostados de espaldas en el césped del campus, con sus brazos cubriendo sus ojos, mientras que Mew leía "un dolor imperial", por millonesima vez.
De pronto un balón de Basketball, rebotó por el césped hasta estamparse en el rostro del más pequeño de estatura.
—¡¿Que mierdas?! — Este de inmediato se sentó sobre la mitad de su cuerpo, mirando furioso a un Mew serio pero con confusión en su expresión y a un Jin que aún con su brazo cubriendo sus ojos, se reía a carcajadas. —¡Oye asesino de elfos! ¡¿Te parece gracioso que me hayan aplastado la nariz?! —golpeó el estómago de Jin.
—¡Aaauch idiota! ¡Oye la-la, ¿quieres morir verdad? — Jin no tardó en lanzarse sobre Jimin y comenzar una guerra de golpes no tan fuertes, incluso golpeando a Mew por momentos, con sus largas piernas al ser levantadas en media lucha.
Una chica de piel trigueña y lechosa, con facciones de rostro perfecto, cejas delgadas y ojitos respingones, cabello lacio y negro, con mechas fucsias repartidas por este, sus ojos siendo de un verde tierno, sus piernas delgadas al igual que su cuerpo, sus labios eran acorazonados y regordetes, el inferior siendo más grueso que el superior.
—Disculpa, — Ella llamó a Mew, con voz chillona. —¿te importaría alcanzarme el balón, es que mi novio lo necesita? —sonrió y llevó un mechón de su lacio cabello, a atrás de su oreja. Jin y Jimin habían detenido su pelea porque el chisme era el pan de cada día y el coqueteo de esta chica era tan visible que incluso había traspasado su dramática pelea. El balón se encontraba a pocos pasos de ella y no era como si fuese a romperse la rodilla por flexionarla un poco e inclinarse para tomar el balón.
—¡Ah, sí claro! — Mew extendió la mitad de su cuerpo y con sus largos brazos, alcanzó el balón y lo depositó en manos de la bella chica. —Aquí tienes. —le sonrió amable. El sonrojo en la chica fué evidente para los tres. Jin y Jimin incluso se dedicaron una mirada, compartiendo un ceño fruncido en ella.
—Gracias. —dijo ella con dulzura. Mientras que al mismo tiempo que tomaba el balón en sus manos, deslizó un trocito de papel a la mano de Mew, pero este con lentitud cayó sobre las piernas del peliazul. Ella se retiró con una vuelta lenta y sensual, para finalizar tirando el balón a media cancha.
—¿Qué... fué eso? — Jin cuestionó.
—Nuestro galán tiene nueva novia. — Jimin dijo.
—Cállate Jimin, ni siquiera sé quién es. — Mew responde para luego volver a su libro.
—¡Oh! Y es su número de teléfono. —el de ojos verdes se ha deslizado cual gusano hasta tomar el papelito entre sus manos. — Vic.to.ria —lee pausadamente.
De pronto siente como una mano tira de ese papelito hasta retirarlo de sus dedos.
—Interesante. — Una grave voz retumba frente a ellos.
—¡Hey, idiota! Me caes bien pero no debes tomar así las cosas ajenas. — Jin gruñe.
—¿Esto es tuyo? —cuestiona NamJoon. Jimin vuelve a su pose inicial y cubre sus ojos con su brazo, pero ahora un pálido cuerpo se sienta a un costado suyo, apretando su nariz para impedirle respirar.
—Es de nuestro galán. —responde el de ojos verdes.
Ahora es a NamJoon a quien le arrebatan ese papel, Mew sigue con la vista bien fija, ese papelito. Viendo cómo de pronto se vuelve trocitos en los dedos delgados y canela, que forman parte del delgado cuerpo del chico con cabello negro hasta los hombros y atado en una coleta.
—¡Ups! Victoria estará triste. —dice con voz sería, Jin bufa, Jimin continúa peleando con Yoongi por que este le deje dormir en paz.
—¡Oye, no tenías porqué hacer eso! — el delgado cuerpo de Jin se levanta hasta posicionarse en una sentada de pies cruzados. —Eso era de Mew y no tenías porqué hacer eso, nuestro galán pudo haber tenido una novia pronto. —refunfuñó.
—Nuestro galán —repitió Gulf en balbuceos llenos de desagrado.
—Victoria tiene novio — Mew dijo de repente, manteniendo su rostro fijo en su libro pero por supuesto no estaba leyendo. Jin bufó y Gulf sonrió. —de igual forma era yo quien debía deshacerse del papel. — Ahora sí levantó el rostro.
—Es un alivio que no quisieras conservarlo, — Gulf se dejó caer a un costado de Mew. Este sintió su corazón latir frenéticamente pero simplemente sonrió y guardó silencio. Gulf sonrió de labios y llevó su mentón hasta el hombro de Mew y lo recargó ahí. —ella no te gusta ¿verdad?. — Mew ahogó una risa leve.
—¿No estarás en problemas si te ven así conmigo? —cuestiona con su vista fija aún en el libro, pero con sus labios formando una sonrisa. Gulf Chasquea la lengua y se aleja, va a decir algo pero unos gritos femeninos bastante chillones, le interrumpen.
—¡Yoongi! ¡Yoongi! ¡Namie! ¡Help me! — Pray cae de cara en el césped del campus.
—¿Qué te sucede? —pregunta de inmediato el moreno mayor.
—¡Namie! — Pray habla entre risas. —ayúdame. — Todos le observan con preocupación, pero esta misma desaparece en cuanto Nikita aparece en escena, corriendo cansada hasta llegar hacia ellos y apoyar su peso sobre sus rodillas. —¡Yo te gané! ¡Yo te gané! — Pray grita en su defensa, ahora todos ríen.
—Ya bésense — Yoongi dice irritado, Mew y Gulf ríen.
—Ella no ganó. — Nikita apenas habla con normalidad. —Y no quiera darme una revancha justa, hizo trampa. —señala a Pray, esta está riendo pues sabe que sí hizo trampa. Nikita había dicho que quien llegara primero al campus, ganaría. Y Pray había corrido al contar uno, cuando se supone que debían salir en tres.
—¿Saben cómo se resuelve esto? — NamJoon se puso de pie, con una bonita sonrisa de lado adornando su rostro. Todos le observaron expectantes a su respuesta. —Un partido de Basketball. —sonrió.
Mew, Jin y Jimin, se miraron mutuamente, sonriendo a la vez. Ellos eran los reyes del Basketball.
—¿Si juegas enano? — Suga preguntó a Jimin.
—Enano tu trasero. —respondió Park.
—¿Y tú? — Jin habló dirigiéndose a Gulf. —¿Juegas o temes quebrarte una uña? —sonrió sarcástico. Gulf mordió su labio inferior, dedicándole ese gesto a Mew, luego llevó su vista a Jin y sonriendo, dijo:
—Por supuesto que juego. —
Pray y Nikita se miraron mutuamente, con sus ceños fruncidos al notar como todos estos planeaban resolver en la cancha, algo que ni remota idea tenía que ver con ellos. Ambas se encogieron de hombros, sabiendo que ver el mundo arder, era su especialidad y sin duda alguna, ese juego estaría bastante interesante de ver.
______________________________________________
Jaja, estas niñas son cosa sería.
¿Quién más se emocionó ya por el juego?😃
Por ahora creo que no habrá mucho drama pues quiero darle un tiempito
de descanso a nuestros chicos jeje.
Estaré leyendo sus comentarios,
bebés. Perdón por tardar tanto, pero
con todo y un dedo lastimado,
aquí está el nuevo cap. Espero les
guste y gracias a todos los que han
estado pendiente de mí y de la recuperación de mi dedo.
La inflamación ha bajado bastante
pero mi mano la siento dormida y el pulgar y el meñique, me duelen mucho, pero ahí voy bebés.
Gracias por todo.
Nos leemos a la próxima.
Besitos púrpuras para todos
Me dicen si les gustó el cap y si
quisieran seguir leyendo momentos
de todos los chicos juntos en un ambiente ameno y bonito.
Bye amores.
♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro