24: El peso de la familia Guess.
—¡Es un príncipe no imperial, totalmente insignificante! —objetó Pete, causando gracia en Celio.
—Eso está por verse...
De repente, una voz sin dueño se hizo presente.
—¡No tienes pruebas de nada de lo que dices!
El ambiente en el aula se llenó de un murmullo de incredulidad cuando uno de los presentes expresó su escepticismo hacia las revelaciones de Celio. Argumentó que no había pruebas contundentes que respaldaran las acusaciones. Celio, sin inmutarse, sonrió de manera triunfante y le hizo una discreta señal a Frank.
Sin perder tiempo, Frank se acercó a la pantalla grande del aula y conectó una USB al puerto correspondiente. La expectación creció entre los estudiantes mientras esperaban ver qué había en aquella memoria. Las imágenes comenzaron a proyectarse, y era evidente que no había manera de refutar las pruebas que allí se mostraban.
Los videos y las imágenes revelaron sin lugar a dudas las acciones de Pete Terry, capturadas en momentos en los que no sabía que estaba siendo vigilado. Se veían claramente las situaciones de abuso, manipulación y maltrato hacia sus compañeros. Las caras de sorpresa y horror se reflejaron en los rostros de quienes veían las evidencias.
Pete, por su parte, estaba atónito y horrorizado. No tenía idea de cómo Celio había obtenido aquel material incriminatorio. Se había sentido tan seguro en su posición privilegiada que no había considerado la posibilidad de que alguien más estuviera vigilándolo y recopilando pruebas en su contra.
La sonrisa ganadora de Celio se ensanchó mientras observaba la reacción de Pete. Había planeado meticulosamente cada paso, y ahora el destino se encargaba de poner todo en su lugar. Los presentes en el aula no podían negar la contundencia de las evidencias presentadas ante sus ojos.
Finalmente, Pete se dio cuenta de la presencia de Frank, quien había sido el donante anónimo de esas pruebas irrefutables. La incredulidad y el miedo se apoderaron de su rostro desfigurado, pues ahora comprendía que sus acciones habían sido expuestas sin piedad.
El silencio se hizo eco en el aula, solo interrumpido por la respiración agitada de Pete y las miradas de asombro de los demás estudiantes. Celio y Frank habían logrado demostrar la verdadera naturaleza de Pete y poner fin a su impunidad.
Pete estaba en shock. No podía creer que había caído tan fácilmente en el juego de Celio. Durante todo ese tiempo, había mantenido su atención en el duque, sin sospechar que el verdadero peligro acechaba en la figura de Frank Guess. Ahora se daba cuenta de que había subestimado completamente al rubio.
Mientras Celio lo mantenía distraído, Frank había trabajado en las sombras, esperando pacientemente a que alguien cuestionara la falta de pruebas. Era parte de su plan maestro. Había sabido que, si lograba que alguien dudara de la veracidad de las acusaciones, podría aprovechar ese momento para revelar las evidencias irrefutables.
La familia Guess, una de las más poderosas e influyentes del Imperio, era reconocida por su dominio en el ámbito de la información y los medios de comunicación. Eran los dueños de las principales fuentes de noticias, controlaban los noticieros, los diarios digitales y las redes sociales. Su imperio mediático abarcaba todos los aspectos de la información y la divulgación.
Con una reputación de imparcialidad y veracidad, los Guess se habían ganado la confianza del público a lo largo de los años. Su objetivo principal era mantener a raya a los nobles y prevenir los abusos de poder y manipulaciones respaldadas por su apellido. Eran los guardianes de la justicia y la transparencia, utilizando su poder mediático para exponer las irregularidades y proteger a los ciudadanos de las malas acciones de aquellos en posiciones de privilegio.
La familia Guess era conocida como "el ojo que todo lo ve" debido a su capacidad para obtener información de prácticamente cualquier lugar. No importaba dónde intentaras ocultarte o qué secretos creyeras tener, los Guess siempre parecían estar un paso adelante, desentrañando los hechos ocultos y revelando la verdad.
Su influencia no se limitaba solo a los medios de comunicación convencionales, también tenían una presencia significativa en el mundo digital. Sus plataformas en línea eran populares y tenían un alcance masivo, lo que les permitía llegar a audiencias de todo el Imperio.
Sin embargo, a pesar de su reputación de justicieros de la información, la familia Guess también había sido objeto de controversias. Se decía que habían arruinado la vida de muchas familias nobles con sus revelaciones y exposiciones públicas. Algunos los veían como una fuerza implacable que no dudaba en destruir carreras y reputaciones en busca de su propia versión de la justicia, pero, siendo justos, nadie había logrado mostrar ni una sola evidencia que respaldara esa teoría.
Elevó su rostro sudoroso y sonrió con altanería. No iba a caer solo, jamás lo haría.
—Muy bien, te felicito, pero te has saltado un detalle muy importante, duque —afirmó Pete con obviedad mientras reía estruendosamente—. No importa qué tanta evidencia tengas, son completamente inútiles. ¡La evidencia de la familia Guess es irrelevante si no es un líder Guess quien la presenta!
La sala se llenó de murmullos, pues lo que decía Terry era verdad. Si no era un cabecilla de la familia Guess quien exponía la evidencia, nadie podía hacerlo, de lo contrario, la evidencia quedaba inutilizable y se procedía legalmente. Sin embargo, era un detalle que tanto Celio como Frank tenían muy presentes. Después de todo, no dejaron pasar ni un solo punto importante.
—¿Quién dice que no soy un líder? —reprochó Frank. Pete frunció el ceño confundido.
—¿Qué? ¡¿Eres idiota?! —inquirió Terry ante la pregunta del rubio—. ¡Nunca se ha anunciado tu liderazgo total o parcial de la familia Guess!
—El idiota eres tú —protestó Frank y sacó unos papeles de su mochila. Los alzó frente al rostro de Pete y continuó—: Desde que nací fui nombrado como líder parcial hasta que cumplí la mayoría de edad, ya que soy el primogénito. Además, he cumplido la mayoría de edad, así que ahora soy un líder total de la familia Guess. Mis palabras tienen el mismo peso que las de mis padres. Si hubieras, siquiera, pensado un poco, te darías cuenta de que siempre lo he sido.
—¡Imposible! ¡Es mentira! —gritó Pete, sucumbiendo totalmente a la desesperación. Ya no tenía forma de salirse de este asunto.
—¿Realmente pensabas que un Príncipe no Imperial estaría comprometido con la futura Reina Imperial sin siquiera aportar algo? —preguntó Celio y empezó a reír—. La familia Guess puso todo en su primogénito para lograr una alianza total con la familia Imperial —explicó sin dejar de reírse.
Pete, sin poder hacer más nada, cayó al suelo de rodillas, totalmente derrotado por esa batalla que había librado sin darse cuenta. Desde que se había fijado en Celio, su vida estaba arruinada.
—Eres... un maldito monstruo —murmuró Terry, y Celio se acercó para mirarlo.
—Oh, ahora grítalo. Dile al mundo lo que soy, diles a todos cómo he pisoteado tu precioso apellido, hazles saber cuáles son las consecuencias de tus sucias jugadas... —dijo el duque. Sus ojos se mostraban cargados de deleite, éxtasis por la escena que protagonizaba.
De repente, Pete se levantó, soltando un grito desesperado, y tomó a Celio por el cuello. Lo apretó fuertemente, logrando que Celio empezara a quedarse sin aire. Frank se acercó rápidamente para socorrerlo, pero el duque le hizo una seña para que se detuviera. Y, sin que nadie lo esperara, la policía arribó a la escena.
—¡¿Qué?! —exclamó Pete, sorprendido.
—Ah, se me olvidaba ese pequeño detalle. Estuvimos filmando todo esto y lo transmitimos a la oficina del decano y a toda la universidad. Has dado un excelente espectáculo, Pete Terry —comentó Celio sin borrar de su rostro esa sonrisa altanera que enojaba a cualquiera.
La policía detuvo a Pete y fue sacado de la universidad bajo la atenta mirada de todos sus compañeros, maestros y otros.
Pete, derrotado y humillado, se dio cuenta de que había subestimado gravemente a los Guess y había perdido todo en esa batalla que había librado sin siquiera darse cuenta. Su vida estaba en ruinas, y era culpa suya por cruzarse en el camino de aquellos cuyos nombres eran sinónimo de poder e influencia.
Qué mal me caía ese Terry, wn.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro