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Hace unos meses Namjoon había empezado a trabajar desde casa para poder pasar más tiempo con su familia.

En la empresa ya no se veía con Jungkook ya que él y Taehyung había tenido a su segundo hijo y el alfa pelirojo había decidido empezar a trabajar desde casa para poder ayudar a su pareja con todo lo necesario. Y con Yoongi siempre se veía por fuera o cuando tenía que hacer algún diseño para su empresa. 

Aunque no le gustara admitirlo, Jungkook hacía demasiada falta en la empresa, siempre estaba riendo y de buen ánimo y hacía que todo fuera más llevadero. Sin Jungkook, uno de sus mejores amigos, el trabajo no era igual, así que cuando no quiso pasar largas horas en una oficina sin ver a su familia en todo el día y sin su amigo que lo animara, decidió trabajar en casa y seguir dirigiendo todo desde allí. 

Había sido la mejor decisión que pudo haber tomado en su vida. La mejor después de haber marcado a Seokjin, obviamente.

Como no tuvo tanto trabajo, había quedado con Yoongi para ir y hacerse unos tatuajes. Hace mucho no lo hacían.

—Alfa. —dijo Seokjin, llamando su atención— Iré a visitar a mamá, ¿puedes esperar a los cachorros?

—Claro, amor. Los espero y luego saldré con Yoongi que… —fue interrumpido cuando el timbre sonó— Seguro acaba de llegar.

Seokjin sonrió.

—¡Hola familia! —dijo Yoongi entrando— Hola, Jin, siempre estás hermoso. —lo saludó abrazándolo. 

—Hola, Yoongi. —respondió antes de dirigir la mirada a su alfa— Nos vemos más tarde, alfa, adiós. —se acercó y le dio un corto beso y susurrándole un “te amo” antes de irse.

—Ay, que bonito es el amor. —suspiró el alfa moreno, sentándose en un sillón— ¿Si vamos a ir?

—Si, pero debo esperar a los cachorros, no tardan. —dijo— ¿Tomamos algo mientras esperamos?

Yoongi asintió y Namjoon fue a la cocina por algo. 

Al regresar, empezaron a conversar sobre la empresa, algunos diseños que Yoongi debía entregar ese mes y de las muchas conquistas de este.

—Ese omega de la tienda no para de coquetear conmigo y entonces…

—¡Llegamos! —fue interrumpido por el grito de Dakho.

—Hola papá. —saludó Suni— Oh, ¡Hola, tío Yoongi! —gritó lanzándose para abrazarlo.

—Hola. —dijo Hyori entrando en la sala— Hace mucho no nos visitabas, tío. —dijo besando la mejilla de este.

Los tres chicos adoraban a los amigos de sus padres, para ellos eran sus tíos ya que los habían conocido desde el primer día y siempre estaban muy presentes en sus vidas desde entonces.

—Hola, insectos. —los saludó sonriendo— No venía porque su padre es mal amigo y no me invita.

Todos rieron y Namjoon negó divertido.

—¿Y papi? —preguntó Dakho. 

—Está donde tus abuelos. —respondió— Y, yo ya me voy a ir con Yoongi, así que estarán solos.

—Que aburrido. —dijeron las gemelas al unísono— ¿A dónde van? —preguntó Suni.

—A un lu…

—Nos haremos tatuajes. —interrumpió Yoongi.

—Quiero ir. —dijo Hyori— Por favor, Pa’

—No lo sé…

—Vamos, papá. No seas aburrido. —dijo Dakho.

Lo tres lo miraron con un puchero, luciendo como pequeños cachorros y ellos sabía que cuando hacían esas caras, Namjoon no se negaba a nada.

—Bien, vamos. —terminó cediendo.

Todos  celebraron, incluyendo a Yoongi y luego de unos minutos salieron de la casa. 

Fueron en el auto de Yoongi, así que él era quien iba conduciendo. 

Durante el camino, escucharon a Dakho hablando sobre la próxima cita que tendría con la omega que le gustaba y a Yoongi tratando de convencerlo que era mejor estar soltero y con muchos omegas. 

Luego fue el turno de Suni, para hablar de lo mal que le caía su profesor de historia y lo injusto que era a la hora de calificar. Namjoon le dijo que si las cosas seguían así, iría a hablar con él.

—Pequeña Hyo. —dijo Yoongi mirando por el retrovisor— ¿Qué tal estuvo tu día? Estás muy callada.

—Eh… bien tío, todo fue normal —respondió— Bueno, aunque hoy en el almuerzo, Haneul me ayudó a decirles a las demás sobre… 

Se calló cuando recordó que aún no le decía a Yoongi sobre su gusto por los alfas. 

Sabía, que lo más probable, era que Yoongi no se enojara ni cambiara con ella. Él era el alfa con la mente e ideas más liberales que podía conocer pero, de todas maneras, no dejaba de pensar en la posibilidad de que así como podía tomarlo bien, también podría tomarlo mal y eso era lo último que quería.

—¿Sobre qué? —preguntó Yoongi.

Abrió la boca para responder, pero en ese momento llegaron al sitio de los tatuajes y todos bajaron del auto. 

Todos entraron, dejando a Yoongi y Hyori atrás.

—Insecto. —dijo el alfa— ¿Por qué dejaste de hablar? ¿Le ocultas algo tu padre?

—¿Qué? No, nunca haría eso.

—¿Entonces?

Bien, esa era su oportunidad para contarle.

Ya había pasado una semana desde que le contó a sus hermanos y a Haneul, su mejor amiga. Días después, cuando acompañó a Seokjin a visitar a Hoseok, también se lo dijo. Todos lo habían tomado bien hasta el momento y confiaba en que Yoongi no iba a ser la excepción.

—Voy a decirte algo, pero me da miedo que cambies conmigo después de hacerlo.

Yoongi frunció el ceño.

—Nada podría hacerme cambiar contigo —aseguró— A no ser, que me digas que quieres marcar a alguien, aún estás empezando a vivir.

Hyori sonrió nerviosa y suspiró antes de hablar.

—Bien, digamos que hace un tiempo… hace algunos meses, de hecho, yo… yo me di cuenta que mis gustos son diferentes a los de los demás alfas. —Yoongi asintió para que ella continuara— Me gustan los alfas.

—Oh, wow. —estaba sorprendido, no iba a ocultarlo— Bien, estabas asustada por nada, insecto. —dijo pasándole un brazo por los hombros— Eso no me hará cambiar contigo, nunca y estoy orgulloso de ti, orgulloso de que seas tan valiente para decirle a las personas que es lo que te gusta. Nunca te avergüences de lo que eres, pequeña.

Hyori suspiró, botando todo el aire que estaba reteniendo y le sonrió antes de abrazarlo y entrar a la tienda.

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—Nunca en mi vida me haré un tatuaje. —dijo Dakho mientras veía a Namjoon ser tatuado.

—Gallina. —se burló Suni.

Hyori no les prestaba atención porque estaba concentrada viendo como unos chicos se hacían unas perforaciones en sus orejas y nariz. Le gustaba como se veía eso, así que la idea se cruzó por su mente.

—Pa’ —dijo para que el alfa la mirara— ¿Puedo hacerme una perforación?

—¿Qué? —dijeron Namjoon y Dakho al unísono mientras Yoongi y Suni se reían. 

—¿No te da miedo? Eso debe doler —dijo su hermano.

—No lo sabré si no lo hago —respondió encogiéndose de hombros— ¿Si, papá?

—Yo también quiero una. —dijo Suni— Por favor, papá.

—No lo sé niñas, su papi se puede enojar y…

—No se enojará, lo sabemos. —aseguró Hyori mirándolo con un puchero.

Namjoon suspiró y miró el tatuaje que estaba obteniendo antes de volver a mirar a las gemelas.

—Está bien, pero si Seokjin se enoja yo mis…

—¡Gracias, eres el mejor! —ambas le dijeron antes de pararse e ir con Yoongi a pedir sus perforaciones.

—Tus hermanas están locas y solo tienen dieciséis. 

—Lo sé. —respondió el menor de los tres y ambos rieron.

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Luego de casi dos horas, todos salieron de la tienda de tatuajes.

Yoongi y Namjoon estaban felices por sus nuevos tatuajes, las gemelas tenían un poco de dolor en las zonas de las perforaciones y Dakho iba sonriente, como siempre.

—Si su papi se enoja, yo mismo les quitaré esas cosas que se hicieron. —dijo una vez entraron en el auto.

Ambas se miraron y rieron.

Suni, había decido hacerse tres perforaciones en las orejas. Dos hélix en la derecha y uno más en su lóbulo de la izquierda. 

Hyori, por su parte, había decido hacerse una perforación en su nariz en el lado izquierdo y un hélix en su oreja derecha. 

Ambas habían amado como se les veía todo y Hyori no podía esperar a que pasaran dos semanas para que la perforación de la nariz curara por completo para poder ponerse la argolla. Se vería aún mejor.

Al llegar a casa, Yoongi se despidió y los cuatro bajaron del auto. 

Al entrar, sintieron el olor de Seokjin y ruidos desde la cocina, seguro estaba cocinado con Hana.

—¡Llegamos! —gritó Namjoon, cerrando la puerta detrás suyo.

Seokjin no tardó en salir a recibirlos con una sonrisa.

—¡Hola! —saludó—Por fin llegan, los extrañé.

Namjoon lo abrazó y le dio un casto beso en los labios, luego fue Dakho quien lo abrazó y cuando Hyori iba a abrazarlo, el omega soltó un grito sorprendido.

—¡Kim Hyori! ¿Qué tienes en tu nariz?

—¿Te gusta? —preguntó riendo nerviosa.

Seokjin la miró por unos segundos antes de acercarse más. 

Suni le estaba rezando a todos los dioses para que no regañara a su gemela, porque sabía que si lo hacía, ella también saldría regañada por sus tres perforaciones.

—Quisiera regañarte por hacerte eso sin mi permiso, pero se te ve muy bien. —dijo el omega luego de un rato— Me encanta.

Ambas suspiraron aliviadas y le mostraron las demás perforaciones. 

Luego de cenar, todos fueron a la cama ya que al día siguiente tenían escuela y Namjoon tendría una reunión. 

Namjoon no estaba muy feliz por eso, odiaba las reuniones.

—No volveré a dejar a los cachorros contigo Yoongi. —habló Seokjin acostándose en el pecho de su alfa— Me voy unas horas y cuando regreso, no hay nadie en casa y luego todos aparecen con perforaciones y tatuajes nuevos.

Namjoon rió y envolvió a su omega con un brazo.

—Se ven bien, eso es lo que importa.

—Buenas noches, alfa. —dijo Seokjin sonriendo— Te amo.

—Te amo. —respondió— Y amo nuestra familia.

Ambos suspiraron y no tardaron en quedarse dormidos.

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