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Oficialmente solo les quedaban seis días en casa.

Ya habían empacado algunas cosas para no hacer todo a último minuto. Fue más por insistencia de Seokjin que lo hicieron porque Namjoon trataba de no hablar de algo relacionado a la universidad.

Al principio, el plan era que Namjoon, Seokjin y Dakho viajarían con ellas para ayudarlas a ubicarse y se regresarían ese mismo día, pero cuando Yoongi y Jungkook se dieron cuenta se ofrecieron a ir también, invitando a Hoseok sin preguntarle a ellos antes, con la excusa de que las gemelas tenían muchas cosas y necesitarían dos autos y varias personas para sacar todo.

Namjoon se negó rotundamente diciéndoles que ya eran adultos con pareja y que debían dejar de asumir que eran hijos de Seokjin y él. Obviamente lo que les dijo el alfa no les importó y todos los días habían estado hablando sobre el “viaje familiar” del domingo.

El lunes, Suni habló con Namjoon y le dijo que si podía hacer los planes que tuviera esa semana en un horario que no se cruzara con lo que había planeado con Felix. Su padre se enojó al principio pero luego accedió solo porque Felix era su favorito. Ese día, Namjoon planeó ir a comer hamburguesas en el restaurante favorito de los cinco, que quedaba a las afueras de la ciudad, pasa su suerte, ninguno de sus amigos se enteraron de los planes y pudo estar con su familia. 

Como el plan de Namjoon fue en la noche, Suni y Dakho salieron en la tarde a un lago cercano para sacar algunas fotografías, besarse y escuchar música tirados sobre el pasto. El plan perfecto para ambos.

El martes, Namjoon decidió llevarlos a una granja que quedaba a media hora de su casa, para su mala suerte, no pudo deshacerse de Yoongi. Salieron en la mañana, tomaron muchas fotos, comieron cosas deliciosas y cuando regresaron eran las cinco de la tarde, por lo que Suni le propuso a Dakho ir a cine en la noche.

Vieron una película que no recordaban muy bien que era, porque el alfa estaba cumpliendo con su palabra y le estaba dando muchos besos, según él, los besos que no le daría en todo ese año de tiempo en su relación. Suni no quería dejar de besarlo.

El miércoles, las gemelas propusieron ir de compras, ya que necesitaban algunas cosas para llevar a la universidad. Namjoon aceptó encantado de pasar tiempo con ellas y arrastró de mala gana a Dakho con ellos. Seokjin no pudo ir porque iría a comprar unas cosas para su jardín con Hana. Después de dieciocho años y ese jardín seguía intacto y era cada vez más hermoso.

En la tarde, Felix recogió a Suni en su casa y ambos salieron a montar bicicleta. Llegaron a un lugar dónde se podía ver casi toda la ciudad y el atardecer allí era hermoso. Al estar ahí, se bajaron de las bicicletas y se sentaron en un pequeño banco para poder ver el paisaje.

—Te voy a extrañar mucho. —dijo Felix atrayéndola para que reposara la cabeza en su hombro.

—Tendrás un descanso de mi humor. —bromeó— Cuando me vaya, tendrás un respiro de esta beta mal humorada.

—No seas tonta. —replicó— Eso va a ser lo que más extrañaré.

Suni rió y levantó su cabeza para mirarlo.

—Yo también te voy a extrañar. —susurró, solo para que él la escuchara— Pero sabes que estamos a solo una llamada o mensaje de distancia.

—Si me dices eso voy a estar llamándote todo el tiempo.

—Me puedo acostumbrar.

Ambos se sonrieron antes de acercarse y besarse por mucho rato. 

Se quedaron abrazados, viendo el atardecer, sin necesidad de decir nada más.

El jueves, Suni estuvo toda la tarde con Felix pintando mientras escuchaban los álbumes de Green Day y Oasis. Cuando terminaron, cada uno le dio al otro lo que habían pintado como recordatorio de lo mucho que se querían.

En la noche, Namjoon y Seokjin le dieron la noche libre a Hana para que los cinco cocinaran en familia. Pasaron casi dos horas, haciendo bromas, bailando las canciones que Namjoon ponía y riendo cuando este o Dakho hacían algo malo y Seokjin los regañaba. 

Ambas extrañarían demasiado esos momentos.

El viernes, Seokjin tuvo la idea de que salieran a ejercitarse, así que los despertó a todos un poco más temprano de lo usual y salieron los cinco a trotar. En el camino, vieron varios perritos y no pudieron evitar parar para acariciarlos y jugar con ellos un poco. Al llegar a casa, Namjoon les preparó panqueques a todos, ya que era la única cosa que sabía hacer sin la ayuda de Seokjin y luego ayudaron a el omega en el jardín mientras cantaban canciones de The Beatles.

Ese día por la tarde, Suni salió con Felix a pasear al perro de este, fueron a la casa de los padres de  Namjoon por unas cosas que su abuela le regalaría para la universidad y el resto de la tarde, hasta que anocheció, estuvieron caminando por varios sitios al azar mientras hablaban del horario que a Suni le había llegado ese día y del curso que acabaría Felix antes de presentarse a la universidad.

—Hoy estaremos en la habitación musical por la tarde. —dijo Namjoon mientras desayunaban el sábado— En la noche, lastimosamente, tengo que verme con Yoongi y Jungkook.

—¿Lastimosamente? —preguntó Hyori.

—Sí, porque tendré que aguantarlos varias horas por un proyecto de la empresa que debemos hacer.

Hyori rió negando. Le parecía muy graciosa la forma en que su padre trata a sus mejores amigos.

—¿Qué harás hoy con Felix? —preguntó Seokjin a Suni.

—Pasaremos el rato en su casa, creo. —respondió— No lo sé bien, pero nos veremos ahí… lo más probable es que caminemos y nos despidamos.

Todos asintieron y no quisieron decir nada más porque sabían que la beta estaba triste por tener que despedirse de su novio.

La mañana pasó rápido y acabaron de empacar las cosas que les faltaban para poder hacer todo lo que tenían planeado ese día.

Luego del almuerzo, descansaron un poco y luego los cinco se fueron a la habitación musical. 

Hyori con su guitarra, Seokjin tocando el piano y Suni, Namjoon y Dakho sentados en los cojines para cantar con ellos. 

Empezaron con varias canciones que a todos les gustaban y sin darse cuenta ya llevaban casi tres horas ahí.

—Quiero que cantemos una última canción antes de irnos y de que lleguen sus tíos. —dijo Namjoon— Amor, ya sabes cual es.

Seokjin asintió y empezó a tocar las primeras notas de Home de Edward Sharpe y Hyori no tardó en seguirlo con la guitarra.

Esa era la canción que Namjoon solía cantarle a Seokjin cuando estaba en embarazo de las gemelas y cuando ellas nacieron, ambos se las cantaban a ellas. En el embarazo de Dakho, cuando las gemelas se ponían celosas por el olor a bebé de su madre, para calmarlas, Namjoon las llevaba allí y también les cantaba esa misma canción una y otra vez.

En conclusión, esa era su canción. La canción de la familia Kim.

Oh, home, let me come home. Home is wherever I’m with you. —los cinco cantaron, sonriendo.

Namjoon y Dakho hicieron los pequeños silbidos que se escuchan en la canción y para finalizar, todos juntos cantaron la última frase de la canción y se abrazaron.

—No importa lo lejos que estén de casa, lo grandes que estén o si tienen veinte hijos… Siempre serán mis bebés. —dijo Namjoon en el abrazo.

Hyori lloró, Suni tuvo ganas de llorar, Namjoon también lloró un poco y Seokjin los abrazó aún más fuerte.

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Suni estaba acostada en el pecho de Felix mientras veían un película en el cuarto de este.

El alfa de acariciaba el cabello con delicadeza y eso a Suni le encantaba. Definitivamente esa era una de las muchas cosas que extrañaría en todo ese año.

Maldición.

Extrañaría tantas cosas del alfa, su alfa. Extrañaría su forma de reír, como se burlaba cariñosamente de ella, sus bromas, sus caricias, sus comentarios fuera de contexto, sus besos. Todo.

Sin pensarlo muchas veces, se subió el regazo de su novio para besarlo. Les quedaban pocas horas juntos y quería aprovecharlas. 

—Quisiera detener el tiempo y quedarme en este momento por siempre. —dijo cuando se separaron por falta de aire.

—Quiero lo mismo. —estuvo de acuerdo el alfa antes de volver a besarla.

Los besos empezaron a subir un poco de nivel, ellos nunca habían ido más allá de tocarse, besos húmedos y marcas en el cuello, pero esa noche, ambos sentían que estaban listos para dar ese paso, en especial  Suni. 

Quería que su primera vez fuera con Felix, el alfa del que estaba enamorada, al que tuvo que esperar mil días para que la besara y la sacara de la friendzone. Quería todo, solo con él.

El alfa bajó los besos al cuello de Suni y ella se estremeció y soltó un gemido bajito.

—Lix. —lo llamó en un jadeó y el tarareó en respuesta en su cuello— Yo… quiero hacerlo contigo. Ahora.

El alfa salió de su cuello para mirarla a los ojos y comprobar que lo que decía era verdad.

—Yo… digo tú… —se aclaró la garganta— ¿Estás segura?

—Nunca estuve tan segura de algo en mi corta vida. —aseguró un poco nerviosa.

—Bien. —dijo antes de girarla y subirse sobre ella para besarla de nuevo.

Ambos se empezaron a quitar la ropa delicada y lentamente mientras se besaban. Quedaron en ropa interior y Suni se permitió observar el cuerpo de su novio sin vergüenza alguna. El alfa hizo lo mismo antes de besarla y avanzar a quitarle el sostén. 

Cuando ambos pechos desnudos se rozaron, los dos jadearon en las bocas del otro. La habitación olía a feromonas de placer, más por parte del alfa que de su novia. Felix llevó una de sus manos dentro de los panties para tocar su zona intima, cuando uno de sus dedos se deslizó allí, sin mucho problema gracias a la humedad que había en esa zona en ese momento, ella jadeo y él gruñó volviendo más necesitado el beso que se estaban dando.

Luego de un rato haciendo eso, el alfa se estiró para sacar un codón de su mesita de noche, abandonando la boca y la intimidad de la beta.

—¿Estás cien por ciento segura, Sun? —preguntó cuando tenía el preservativo puesto.

—Cien por ciento, Lix.

Ambos se sonrieron y volvieron a besarse mientras el alfa entraba lenta y delicadamente en ella. Luego de unos cuantos minutos, cuando ella se acostumbró al tamaño, le dijo que podía moverse. En todo momento fue delicado y se aseguró de hacerla sentir bien y de que lo disfrutara, cuando dejaba de besar su boca, bajaba por la mandíbula hacía el cuello y luego subía para susurrarle lo hermosa que era y lo mucho que la quería.

Los dos alcanzaron el clímax casi al mismo tiempo y luego de limpiarse y botar el preservativo, se tumbaron en la cama, abrazados y tratando de recuperar sus respiraciones normales.

—Si antes no quería estar con nadie más que no fuera contigo, después de estoy estoy más que seguro. —dijo el alfa luego de un rato, acariciando la espalda desnuda de la beta.

Suni sonrió y se abrazó más a él.

—Mañana a esta hora ya estaré en mi nueva habitación.

—Y probablemente, mañana a esta hora te esté pidiendo foto de todo lo que veas. —le dio un beso en el cabello. 

—Oye Lix. 

—Dime.

—Te amo. —dijo bajito, con un poco de miedo.

Sintió como el corazón del alfa empezaba a latir como si quisiera salirse de su pecho y sonrió porque sabía que él se sentí igual que ella en ese momento.

—Menos mal dijiste esas dos palabras primero porque a pesar de que lo siento hace tanto, no me había atrevido a decírtelas. —confesó— Yo también te amo, Suni. 

Se quedaron una hora en la cama, abrazados y hablando de cosas banales. Cuando ya se hacía muy tarde, ambos se vistieron para salir. Irían caminando hasta la casa de la beta para aprovechar sus últimos momentos juntos.

Caminaron tomados de la mano, más enamorados que nunca pero sintiéndose tristes.

—Bueno… ya llegamos. —dijo Suni cuando pararon de caminar frente a su casa.

—Así es.

—Te voy a echar mucho de menos, ya sé que trataremos de estar en contacto pero no será igual. —dijo jugando con los dedos del alfa— Me encanto pasar esta semana y todos los meses anteriores contigo.

—A mí igual… Y yo te voy a extrañar mucho más.

Sin decir nada más, Suni lo abrazó y empezó a llorar un poco.

—Te amo. Eres el mejor primer novio que he tenido.

—Ya lo sabía, soy él único que has tenido, tonta.

Ambos rieron y se quedaron así abrazados otro rato. No querían decir adiós.

—Bien, yo… mañana te avisaré como fue en el viaje.

—Estaré esperando. —le acarició una mejilla— Llévate mi chaqueta, para que no extrañes mi olor. —dijo tendiéndole la prenda.

—Yo… espera aquí te doy algo mío para…

—No hace falta. —interrumpió— Dejaste el saco que traías hoy en mi habitación. —confesó y Suni se miró. No se había dado cuenta que no lo traía puesto, solo iba con la camiseta que llevaba— Ahora, los dos tenemos cosas del otro y así no notaremos tanto la ausencia.

Suni asintió y volvió a abrazarlo, esta vez menos tiempo.

—Te amo, Lix. —susurró.

—Y yo a ti. 

Se dieron el último beso y ambos lloraron un poco entre el beso.

—Gracias por la mejor semana del mundo. —dijo Felix una vez se separaron.

—Gracias por estos meses y la mejor semana del mundo.

Ambos sonrieron y Suni se alejó para empezar a caminar hacia la puerta. Cuando la abrió, se giró para mirar al alfa y despedirse con la mano y lágrimas en los ojos. Luego entró en la casa y subió rápidamente a su habitación antes de que alguien le hiciera preguntas. Lloró un poco, abrazada a la prenda del alfa y luego la guardó para irse a dormir.

Al día siguiente empezaría una nueva etapa en su vida y un año sin ser novia de su alfa, pero estaría esperándolo tal como lo prometió.

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