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|• 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈𝐈: 𝐂𝐨𝐧𝐜𝐞𝐣𝐨 •|

Parte 2.

Capítulo VIII: Concejo

La mujer de cabellos morados sonrió con suficiencia.

— ¿Cómo se siente en el reino? —ella era una omega preciosa, que con su olor a vainilla y canela podía dejar encantados a cualquiera sea alfa u omega.

— B-bien, me siento bien —eso era verdad, jamás se había sentido tan libre y eso se lo agradecería demasiado a Gon.

— Eso es bueno —sus sonrisas tan sinceras hacían que cualquiera confiara en ellas, pero, Gon no. Si intentaba algo con Killua la mandaría por un caño, suficiente tenía con adaptarse al reino como para que está mujer pusiera un peso de más en sus hombros —. Entonces, majestad dígame... ¿Ha escuchado de las tradiciones de este lugar?

— Si, yo he estudiado los libros —de verdad que habían días en los que se la pasaba leyendo, sobre el reino, sobre su pueblo, los antiguos reyes y reinas y de las tradiciones que poco a poco se iban desvaneciendo y nuevas se escribían.

— Un omega al que le gusta leer, eso es bueno majestad —sonrió tomo la taza de café que había sido servida, para luego llevarla a sus labios —. ¿Ha leído sobre las tradiciones de nuestro reino?

— Si, lo he hecho —

Decir que el lugar no estaba lleno de un sentimiento incómodo era porque seguramente eras ciego, porque se podía sentir totalmente ese sentimiento en esa extraña plática que Killua no entendía porque se estaba dando.

— ¿Y podrá entender que para nosotros un omega que sigue esas tradiciones es lo mejor, cierto? —la pregunta fue dirigida a ambos monarcas, Gon la miro con frialdad.

— Yo- —pero antes de poder seguir la mujer continúo.

— Un omega que sigue las tradiciones de su reino hace que prospere junto a el, supongo que eso se lo enseñaron en su reino, ¿no es así majestad? —la pregunta parecía llevar algo más en ella, Killua estaba uniendo las piezas de esta conversación.

— Si así es —su reino era muy tradicional, amaba a su familia, pero, habían muchas cosas que por ser omega estaba prohibido, a pesar de que el tuvo ciertos lujos sabía que allá afuera no los tenían y de alguna forma quería cambiar eso.

Aunque, ¿qué podría hacer un tonto omega?

— Me alegra saber que lo educaron con tradiciones, sin ellas no seríamos lo que somos ahora. Cómo omega lo entiendo, fui criada con las tradiciones que este reino nos impuso; jamás podría defraudar a las personas que con mucho esfuerzo me criaron —la mujer hablo con una sonrisa amable casi maternal.

— Me alegro por usted —hablo el joven rey con una mueca incómoda.

A pesar de que su cuerpo, su olor, su voz y sus facciones querían transmitir confianza, simplemente no podía tenerla.

"— No confíes ni en omegas, no importa la casta, siempre habrán personales buenas y malas y eso no depende en ser alfa, beta u omega —"

Majestad usted ha aprendido acerca de las tradiciones de nuestro reino, para mí no hay mayor alegría saber eso, ¿Pero, a caso las está poniendo a cabo? —cualquiera persona caería ante aquella mirada y voz.

A pesar de que Killua podría ser algo ingenuo no era tonto y sabía perfectamente que dentro de esas palabras había algo más.

El problema venía con que Killua podría descifrar las segundas intenciones más no podía pararlas. Jamás lo intento.

— ¿Llevarlas a cabo? —

— Como sabe un omega casado no puede practicar nen, no debería, menos siendo el cónyuge del rey, como reina debe dar un ejemplo de como debe ser un omega en la sociedad —lo sabía, su institutriz siempre se lo dijo, su madre a pesar de que jamás estuvo de acuerdo con esas palabras, jamás protesto.

— Lo sé —Gon frunció el ceño, no debería ser así, ningún omega debería decir si a algo tan espantoso.

— Exelencia Yasuha, creo está conversación debería terminar, Killua tiene muchas cosas que hacer —el moreno hablo viendo a la mujer.

Killua pudo ver sus miradas peleando entre si.

— Majestad, esto es importante, no podemos seguir esperando a que no haya un heredero, ¿no es así? o al menos la intención de que haya uno pronto —la mujer miro a Killua con una sonrisa.

Y ahí Killua entendió todo, un heredero. Sabía que como cónyuge de Gon debía dar hijos, lo sabía; pero, no estaba preparado. Claro que no lo estaba.

A penas había estado un tiempo aquí, tenía 21 años, habían muchas cosas que quería hacer antes de criar a un niño. Un niño, un hijo, era algo... Tenebroso para él; jamás se imagino ser padre tan pronto.

— Exelencia Yasuha, pare —la voz fue demandante, Killua no evito temblar antes ella. Aunque no era la mentada voz si llevaba cierta autoridad en ella; la omega frente a ellos bajo la mirada con una mueca de enojo —. Killua no está para hijos ahora, ¿no es así?

El chico le miro, suavisando su expresión haciendo que Killua se sintiera más calmado para contestar.

— Así es —respondió.

— Ahí esta deje de meterse en algo que realmente no le debería de interesar, ya lo habíamos hablado así que por favor regrese para seguir con sus actividades rutinarias y dejé que Killua también haga las suyas —con la mirada llamo a Retz haciendo que se acercará —. Haz que lleven el desayuno al comedor, comeremos allá.

— Si majestad —la rubia comenzó a dar ordenes haciendo que todos atendieran.

— Con su permiso exelencia, prefiero una comida más íntima con mi hijo y mi esposo —el hombre se levantó de la mesa, dejando ver el rostro enfurecido de la omega.

Killua se levantó y tomo al niño que se le veía totalmente contento de estar en sus brazos y de irse de ahí, el niño paso sus brazos rodeando el fino cuello del albino, mientras esté le sostenía. Gon camino a lado de Killua viendo que le seguían su séquito a una distancia y que además el niño comenzaba de parlanchín.

— Lo siento mucho por eso, quise detenerla pero esa mujer es tan terca, que no me hizo caso —el aroma del chico se podía sentir un poco, realmente estaba arrepentido.

Alluka miro a su papá con un puchero.

— No te preocupes Gon —el monarca lo miro, aún sintiendo esa plática en su mente.

Un hijo.

No, no estaba listo.

— Claro que me preocupo, el concejal estará más pesado contigo, no les hagas caso de verdad —hablo negando, se veía realmente estresado.

Killua sabía de un buen té para ayudar al estrés, ¿tal vez podría hacerlo para é?

Gon había sido demasiado bueno para él, lo había ayudado y respetado, es lo mínimo que podía hacer por él. Ya pensaría en como hacerlo con ayuda de Bisky.

— Sales de tu celo y esto es lo primero que te piden, que horror —al albino le pareció divertido y tal vez un poco tiernas las quejas de Gon.

— Tranquilo, de verdad, puedo con ellos. Si lo podía hacer con el concejal de mi reino también lo haré con este, solo necesito conocerlos —el albino acomodo al niño en sus brazos que había recostado su cabello en el pálido hombro.

— ¿Quieres que lo cargue? —preguntó viendo al niño, el albino nego —. Entonces, ¿qué quieres saber?

— Hablame del concejo, quienes son y de quienes me tengo que cuidar —

Llegaron al comedor, las puertas fueron cerradas dejando la intimidad al matrimonio real, solo los pocos sirvientes de confianza estaban dentro.

Gon sabía que para hablar del concejo tenía que hablar de sus padres, vio como el albino sentaba a su bebé en la silla quien contesto obedecía, después le pasaron algunos juguetes con los que empezó a jugar mientras también el desayuno era servido.

¿Por dónde comenzar?

Habían cosas que eran dolorosas de hablarse.

— El líder del concejo es el sr Onior, de quién te tienes que cuidar más, el albino lo miro con atención —. Ese hombre ha estado en el concejo desde el reino de mi abuelo; es aquel que se encarga de supervisar todo en el reino y quién me entrega a mi los reportes, ya sean escolares, económicos, de exportación. Todo él me lo comunica y me da sugerencias. Es un hombre educado a la antigua, y de verdad es un dolor de cabeza; quiere que todo se haga a su modo y no piensa en consecuencias. Cuídate de él y no le hagas caso, solo es un anciano peleado con la vida —por como hablaba de él Killua supo que ese hombre atormentaba al alfa hasta en sus sueños —. Por los años que ha estado en servicio a la familia real no puede ser sacado así como así.

— Suena como un hombre horrible —

— Lo es —el joven rey se metió un bocado a la boca y después de digerirlo prosiguió —. El siguiente es Jeitsari, un alfa, fue recomendación del viejo Onior; y es tan detestable, un alfa con complejo de superioridad, es un idiota y si te lo encuentras ignóralo lo más seguro es que te dirá cosas relacionadas a tu casta y sinceramente no necesitas palabras de ese hombre —como tal no había escuchado a Gon hablar con groserías pero ahora hasta salían naturales a Gon de verdad no le caían nada bien—. Está encargado de lo militar, aunque hace pésimo su trabajo.

— Yasuha es la omega con la que desayunamos, está desde el reino de mi padre. Está criada a la antigua y cree que las mujeres y omegas deben ser sumisos, no hagas caso a ello de verdad; lo peor es que está a cargo de la educación en omegas nobles, es muy inteligente, sin embargo, te va a decir lo mismo que hace rato escuchaste —suspiro —. Pariston es un alfa muy noble, fue amigo de mi padre desde niños, se encarga de la política y me pone al tanto de todo lo que pasa en el concejo y sea escondido de mi.

— ¿Pariston? —recordaba el hombre porque llegó a escucharlo varias veces de la boca de su padre.

— Te lo presentaré después, en él si puedes confiar, ese hombre tiene mis mismas ideologías. Cualquier duda que tengas sobre el reino en política puedes preguntarle a él; con gusto te responderá todo lo que preguntes —

— Es bueno saber que al menos tienes a alguien que te apoye dentro —el chico dijo recibiendo un asentimiento de Gon.

— Ese hombre me ha ayudado mucho, de verdad. El siguiente es el encargado del entrenamiento en nen. Knucle, es un buen hombre, ha jurado lealtad a la corona y sinceramente creo en él, puedes pedir que te entrene y lo hará con mucho gusto —

Los ojitos de Killua se iluminaron con emoción. Gon sonrió al verlos.

— ¿D-de verdad?, ¿Puedo hacerlo? —

— Claro, puedes entrenar cuando quieras y aprender el tipo de pelea que aquí enseñan —hablo con una sonrisa, Killua se emociono con ese pensamiento.

— ¿Y los siguientes quienes son? —

— Hanzo, se encarga de la economía, las exportaciones y de los tratados. Él también está de mi lado aunque es un poco serio —hablo —. Lo mismo, puedes confiar en él, después está Kastro es de los más jóvenes, se encarga de todo lo cultural y educativo en el reino, es de confiar. Y por último List un omega, es el más joven, en el puedes confiar si quieres hablar sobre las tradiciones en el reino no en Yasuha pero en él si, además ayuda con investigaciones en medicina, educación. Y también está de mi lado.

— Bueno son 5 de 8 —el chico sonrió un poco aliviado.

— Lo malo son los años y la influencia con los nobles, es por eso que esos tres tienen mucho poder dentro del castillo y en las decisiones que se toman —

Killua tenía dudas, ¿por qué si Gon era el rey... Por qué no los sacaba?

— Gon... —sin embargo, la rubia entro al comedor junto a Kito.

— ¿Qué pasa? —preguntó frunciendo el ceño viendo a ambos.

— Son los guardias, avistaron un barco del rey Kurapika, está llegando al puerto —hablo la rubia.

— Ah, Mizuki —ahora todo sería más difícil con ella aquí. Pero claro como todo idiota había aceptado que el vestido de novia fuera fabricado aquí, por supuesto que la novia tendría que venir. No le molestaba, amaba a Mizuki como una hermana, pero simplemente ahora con todo lo del concejo sinceramente prefería que estuviera más calmado el palacio.

Aunque eso significaba que Killua podría desestresarse con ella.

— La iré a recoger —hablo el moreno, para luego ver a Killua —. ¿Quieres ir?

— Mmm, no, los espero aquí —el albino le sonrió, para que Gon se fuera.

— Está bien —el chico se levantó para luego dirigirse al niño de cabellos largos —. Te portas bien, ¿si?

Despeinó sus cabellos con una sonrisa burlona, haciendo que el niño bufara un poco, sin embargo, después sonrió y asintio a la pregunta de su padre.

Se despidieron, y salió junto a Kito quien ya había pedido un carruaje para la princesa y el caballo del rey.

Killua se levantó viendo que la nodriza del niño venía con una sonrisa tímida, una omega y la segunda mujer encargada del niño.

— Buenas tardes, majestad —la chica hizo una reverencia —. Vengo por el niño, lo iremos a bañar.

— ¡No quiero! —se escucho la vocesita del niño que la veía con el ceño fruncido y un leve puchero en sus labios.

Killua podía morir ahí de ternura, Alluka era muy tierno y obediente.

— Vamos Alluka, ve a bañarte para después jugar un poco, ¿Te parece? —el rey suaviso su voz y sonrió con maternidad al niño que sin dejar de fruncir el ceño asintio.

— Está bien —se bajo de la silla y camino a la omega que le tomo de la mano, se despidieron de él y se alejaron por la puerta.

— ¿Iremos a algún lugar, majestad? —preguntó Neon.

— A la biblioteca —respondió, los cuatro caminaron por los pasillos hasta llegar a la gran biblioteca.

Neon y Zushi quienes eran los que acompañaban al omega se quedaron afuera mientras que Bisky entro consigo al lugar.

— Quiero preparar Gyokuro¹ —tomo un libro de estante para luego irse a sentar en frente de la rubia.

— Es un té bastante fuerte —dijo la rubia —. ¿Exactamente para que?, ¿lo extrañas?

— No es para mí —contesto —. Es para Gon, el pobre ha estado muy estresado y tú sabes que ese té es bueno para eso, te relaja mucho.

— Ohh —la chica lo miro con una sonrisa burlona —. Que considerado eres con tu esposo.

— No empieces, solo quiero darle un poco de la ayuda que él me está dando, solo eso —el chico abrió el libro en su mano.

— Claro, entonces, ¿tengo que ir a hablar con las personas de la cocina? —

— Si, quiero saber si tienen las hojas, y si no tienes que ayudarme a conseguirlas —

— A la orden majestad —la chica asintio —. Iré de una vez, ahora mismo que tú marido no está.

— Hablas como si estuviera haciendo algo malo —la chica sonrió divertida.

— Iré rápido, afuera estarán Neon y Zushi —contesto la chica levantándose para caminar hacia la puerta.

Killua comenzó a leer el libro, aunque a veces o la mayor parte del tiempo leía los libros de política, historia, economía del reino otras veces le encantaba leer la literatura del lugar, le encantaba sumergirse en nuevas historias, viajar a otros lugares.

Cuando estaba en su reino era su mecanismo de escape. Escucho unos pasos a lo lejos, por lo que el joven monarca miro de reojo encontrándose con el mismo hombre de la mañana.

— Oh, majestad —hablo el hombre de cabellos grises y largos.

— Kastro, ¿cierto? —preguntó con una mirada seria.

— Así es —contesto, los ojos del hombre recorrieron el libro y con una sonrisa hablo —. Ese libro es bueno, algo trágico pero bueno.

— Lo estoy notando —contesto Killua, Gon había dicho que podía confiar en él, que era un buen hombre.

Pero, ¿por qué su lobo estaba algo inquieto?

— Tengo más libros de ese tipo, ¿si quiere puedo ordenar a los sirvientes a llevárselos a sus aposentos? —el hombre tenía una mirada amable, con una sonrisa en la cual podría tener confianza.

— Claro, me encantaría leerlos —

— Eso es genial, por la noche serán enviados, ya luego le preguntare su opinión acerca de ese libro —señalo a sus manos haciendo que el albino asintiera.

— Claro —

— Bueno, si me disculpa, tengo varias cosas que hacer —sonrió de forma amable y salió de la habitación.

Killua estaba orgulloso de si mismo, él sabía que era muy difícil que tuviera una plática normal con un alfa por el miedo tremendo que les tenía. Pero pudo tener una sin que fuera Gon, eso era un avance.

Tal vez esa sensación fue su lobo advirtiendo algo que no había, Gon confiaba en ese hombre; él también lo haría.

Siguió con su lectura, hasta que pasados los minutos llegó Bisky con noticias de aquella planta que necesitaba, además de que también hubieron gritos por todos lados porque la futura reina del reino vecino estaba aquí.

— Creo que tienes que ir a ver a tu cuñada —la rubia dijo haciendo que Killua la viera mal —. ¿Qué?, pues si es eso.

— Calla y vámonos —tomo el libro en sus manos saliendo de la biblioteca.

En la sala principal del palacio, las puertas abiertas dejaban ver a una mujer pálida, alta, de cabellos rojos que le llegaban hasta la cintura. Era realmente hermosa. La mujer hablaba con Gon con una sonrisa emocionada hasta que su mirada fue hacia enfrente encontrándose al albino que la miraba con una sonrisa tímida.

Cuando por fin estuvieron juntos, le sonrió.

— ¡Killua! —la chica tomo sus manos pálidas haciendo al chico sorprenderse.

— Hola, Mizuki —respondio.

— ¡Ya estaba muriendo de ganas por venir! —la enérgica princesa dijo con una gran sonrisa.

Un grito chillón se escuchó más los pasos rápidos de un pequeño niño.

— ¡Tia! —grito, la mujer cargo al niños en el momento en que llego ahí.

— Pero que grande estás Alluka —

El niño sonrió ante el cumplido abrazando a la chica que sin problema también le regresaba todo ese cariño que el niño daba.

— ¿Por qué no vamos al jardín interno y hablamos con más calma? —sugirió el rey viendo a ambos omegas.

— Claro vamos —la chica asintio, y por lo tanto Killua los siguió, a lado de Mizuki quien de quejaba un poco de Kurapika por no dejar venir a Leorio consigo.

Yasuha estaba realmente enojada ese chiquillo era un mal agradecido.

Si no fuera por la estúpida de Mito, otro rey estaría en el poder. Uno que les daría mayor cosas que las que Gon daba.

Cuando aquel desayuno había terminado, se dirigió a la sala de juntas dónde los otros tres concejales estarían. La habían mandado a ella por ser omega y tal vez así ella podría hablar con Killua y que este aceptara.

No pensó ver al chico bastante apegado al bastardo hijo de Gon.

El niño tenía el olor del cónyuge de su rey. Y eso era bastante desastroso. Además de no querer hijos aún.

¿Qué omega podía pensar así?

Él estaba aquí únicamente para dar hijos al reino. Entro con el ceño fruncido y con el rostro rojo de la ira.

— ¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Onior con esperanzas.

— No quiere hijos aún, eso fue lo que dijo ese idiota omega —

— Pero, ¿cómo se atreve?, su obligación es esa, ¿por qué cree que está aquí? —

— Tenemos que hacer algo, si ese niño  sigue creciendo no hay nada que podamos hacer —

— Lo sé —el anciano hacía planes en su cabeza para que pudieran lograr algo, sin embargo, ni había nada.

— Se ve realmente desesperado, exelencia —la voz de aquel que estaba sentado en una de la sillas salió cantarina y burlona.

— Lo estoy, estoy preocupado por esta nación —

La risa de aquel hombre se hizo más grande, las otras tres personas dentro de la habitación lo vieron.

— ¿Preocupado? —lo miro —. ¿Usted? no me haga reír.

— ¿A que has venido Kastro? —el alfa de cabellos negros y voz grave hablo con los brazos cruzados. Ignorando completamente la pregunta, hablo.

— Yo creo, que si nuestro rey no quiere tener un heredero, busquemos a otro que si lo quiera —

Soltó, las miradas de los tres eran de confusión. Mirando al joven de cabellos grises que se encontraba con una sonrisa.

— ¿A qué te refieres? —el anciano pregunto, expectante.

— A que quitemos a Gon Freecss de la corona —

Holaaa ❤️

Ahora sí, ya comienza la trama como tal :3

¿Les gustó?

Lxs quiero muchooo ❤️

Bye bye ❤️

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