|• 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈: 𝐕𝐢ñ𝐞𝐝𝐨 •|
Parte 1.
Capítulo VII: Viñedo.
La pareja real caminaba mientras Killua escuchaba atentamente los detalles de aquella alianza que, creyó que Gon no le daría pero se sorprendió cuando el moreno hablo tan detalladamente de ello; incluso le pedía su opinión si le parecía bien o si podrían cambiar algo, sabía que Gon era diferente a todo alfa que pudo haber conocido pero jamás pensó que fuera tan... Diferente.
- Entonces -la pareja llegó al comedor, los sirvientes ya empezaban a servir la comida -. ¿Comerás conmigo?
El moreno lo vio confundido cuando vio que habían dos platos servidos de aquella sopa de miso, Killua ya se había sentado en su lugar los sirvientes habían llevado la cuna del niño para que así su reina pudiera comer.
- Si, te acompañaré -dijo el chico, el moreno asintió feliz sentándose a su lado para que así comenzarán a comer.
- Oh cierto, Killua... ¿Entonces ya esta decidido?
- ¿Lo de los Kurta?
- Ajam
- Quiero asistir, jamás había salido de las afueras de mi palacio -el rostro pálido del chico comenzó a tornarse de un color rosa -. Yo... Quiero conocer más lugares, por eso y si estás de acuerdo también quiero conocer tu reino.
Gon no podía dejar de pensar en una sola palabra lindo, el rostro pálido del ojiazul se encontraba sonrojado y sus ojos brillaban más de lo que había visto desde que había llegado aquí, claro que aceptaría. Aquella regla que se había impuesto en el palacio no solo era para los sirvientes, los viejos concejales; era también para él.
- Por supuesto Killua -respondió sonriendo.
El albino sintió un sentimiento cálido que recorrió su pecho, estaba emocionado y feliz. Con aquella sensación en su cuerpo y corazón siguió comiendo en silencio.
- ¡Cierto! -el moreno volteo a ver a la rubia quien mecía de un lado a otro la cuna -. Retz, ve y dile a Kito que traiga eso.
- ¿Eso? -preguntó la rubia desconcertada.
- ¡Si!, Tú solo dile así -dijo el joven con una sonrisa. La rubia asintió y salió del comedor, Killua estaba interesado, por lo que a pesar de que podía decir que no puso atención a la pequeña plática que tuvieron ambos la verdad era que si.
- ¿Te gusta el chocolate, verdad? -preguntó Gon con una sonrisa, haciendo sonrojar al albino.
- ¿Cómo lo sabes? -preguntó.
- Bueno, desde que llegaste los cocineros hacen más dulces sobre todo el chocolate y Alluka no es tan fan de él -sonrió divertido al ver el rostro avergonzado del albino.
Killua era amante del chocolate por lo general en su palacio lo dejaban comer chocolate a excepción de su madre que le decía que comer aquello le haría daño aunque nunca hizo caso, recordaba que cuando era más pequeño se escondía en la cocina y como todo ladrón robaba el chocolate y las galletas, nunca lo atraparon y era divertido ver cómo los cocineros decían que habían ratones en el castillo, jamás dudarían del lindo omega que sonreía con un poco de burla.
- Si... Me gusta mucho -dijo viendo la sonrisa que le regalaba Gon.
- Me agrada saber que el chocolate de mi reino te guste -hablo con una sonrisa, mientras esperaba a la rubia con lo que le había traído tanto a Killua como a su bebé, además de los obsequios que le mando el rey Netero.
- Es muy delicioso -dijo el joven llevándose una cucharada a la boca.
Gon sonrió, a pesar de que el albino era serio, le gustaba hablar al menos no era tan callado como pensaba y parecía que estaba cómodo con su presencia cosa que le alivio.
- Killua, hay un lugar al que me encantaría llevarte -el moreno llevo la copa de vino a su boca para tomar un trago bajo la atenta mirada del albino -. Es a las afueras del castillo, pero no en el pueblo.
- ¿Entonces? -
- Un viñedo -hablo con una sonrisa amplia -. Como sabes, mi reino es uno de los grandes exportadores de vino, la verdad es que me encantaría que conocieras uno de los viñedos que hay aquí en la capital.
- Me encantaría -respondió con alegría, bueno, no saldría al pueblo, para conocer las calles y a su gente pero iría a un viñedo... Era, un gran paso además por lo que había leído y visto en pinturas esos lugares solían ser hermosos.
- Majestad -hablo la rubia, llamando la atención de ambos -. Le traigo lo que ha pedido.
La joven doncella, colocó algunas cajas de madera en la mesa algunas estaban talladas con flores sakura y otras tenían el emblema del reino. Eran detalles simplemente hermosos.
- El Rey, Netero te mando cordiales saludos además de estos presentes, él espera que sean de tu agrado -el rey colocó dos cajas de madera enfrente de él. Una era larga con detalles florales de camelias junto a lirios, era sencilla pero muy hermosa. Con curiosidad la abrió viendo con maravilla el lindo colgante de piedra azul; era simple pero hermoso.
La siguiente caja era un poco más grande, al abrirla pudo ver unos cuantos libros que parecían poemarios junto a una botella de sake, además había una horquilla para el cabello pequeña que constaba en una simple camelia blanca, tan sencilla y elegante a la vez. Le había encantado, simplemente era hermoso.
- Gracias -hablo guardando todo, en definitiva debía darle gracias a aquel hombre por tal gusto.
- Eso no es todo Killua -el albino tomo una caja y se la entrego, el muchacho lo veía con curiosidad.
- ¿Hay más? -preguntó asombrado.
- De mi parte, más que nada -el de piel tostada dejo frente a él una caja cuadrada mucho más pequeña que las anteriores. Con curiosidad la abrió encontrando una pulsera bastante delicada pero con 4 pequeñas caracolas adornando la cadena, su color entre crema y blanco. Era delicada y hermosa.
- Es muy linda, gracias -el albino la veía con emoción, como un niño pequeño. En su reino las pulseras, colgantes eran más... Ostentosos por ello ni su madre ni él los ocupaban, no si no era un evento de importancia, está pulsera la podría ocupar siempre que quisiera y no le incomodaría.
- Esas pulseras son muy comunes en el puerto, son baratas y lindas, créeme que quien vive cerca de él tiene una puesta o al menos tienen una guardada.
- ¿Esto lo ocupa el pueblo? -preguntó sorprendido.
- ¡Por supuesto!, ¿En tu reino no te dejan usar esas cosas? -preguntó.
- No, el concejal siempre dice que nosotros como familia real no debemos tocar las cosas que la gente de sangre no real toque, mucho menos utilizar algo hecho para el pueblo, se considera un falta hacia la corona -hablo el albino con la pulsera aún en sus manos.
- Oh, entonces... ¿Deberías? -el moreno no sabía si decir algo de la pulsera o disculparse. Genial Gon, lo echaste a perder.
- No estoy en mi reino -el albino dijo, negándose a dar esa pulsera, era linda además que todo su... No, aún le daba miedo esa palabra, todo el pueblo las usará le hacía sentir bien, le hacía sentir que estaba de alguna manera conectado a ellos -. Puedo usarla.
- ¿De verdad?, creo que ya te había dicho que respetaría las tradiciones que tuvieras y si no quieres... -el moreno trataba de remediar esto, en realidad no lo pensó cuando la compro simplemente la vio y pensó que se vería bien en la muñeca pálida de Killua. De nuevo esa impulsividad.
- En serio Gon, puedo usarla, no estoy en mi reino y no creo que el concejal tenga problemas con que la use -hablo sin soltar aquella linda pulsera.
- En eso tienes razón -
Antes de pudiera seguir, el niño en la cuna comenzó a moverse. Killua al ver esto se levantó y comenzó a mecer aquella, ya que Retz había salido para dejar a la pareja real sola.
Gon los miraba con atención, sabía que Killua gustaba de su bebé, muchas veces había dejado su olor en el pequeño sabía que era inconsciente pero eso quería decir que le agradaba más de lo que pensaba. Y también sabía que Alluka amaba con locura al albino, ¿En tan siquiera un mes?, ¿Un mes?, ese niño había tomado bastante confianza con Killua. Si su madre aún estuviera viva, ¿Qué diría de esta escena?, ¿Se hubiera casado con Killua?, eso para empezar.
Los extrañaba.
Pero ahora tenía tres grandes razones para no dejarse caer. No ahora que sabían que había un traidor en los reinos, no ahora que sabían que tanto alfas como omegas estaban en peligro.
Y no ahora cuando sabía que su pueblo sabría pronto de su bebé. No quería mucho menos ahora, sabiendo el gran peligro al que se enfrentaría, solo esperaba poder alargar ese suceso y que la otra mitad del consejo que no lo apoyaba lo dejara. Malditos idiotas, ahora mismo tenían una tregua pero cuando esa se acabará volverían los problemas.
- ¿Gon?, ¿Estás bien? -la voz tranquila y algo preocupada del albino lo hizo salir de sus pensamientos.
- Oh, por supuesto, ¿Volvió a dormir? -preguntó viendo que Killua ya no mecía la cuna.
- Si, las nodrizas dijeron que hoy se había despertado bastante temprano además estuvo jugando bastante, claro que estaría cansado -hablo el albino sentándose -. Gon, me ayudarías con la pulsera, por favor.
- Claro -
Killua extendió su brazo haciendo que el moreno tomara la pulsera y la colocará al rededor de la pequeña muñeca, la piel del albino era muy pálida, además se veía muy suave. Gon abrochó la pulsera alejando sus manos del brazo contrario quien con un brillo en sus ojos miraba aquel obsequio con emoción. Gon sonrió, era muy interesante ver las reacciones de su esposo.
- Entonces, ¿Aceptas ir al viñedo? -preguntó con una sonrisa.
- Por supuesto -dijo con la mirada llena de ilusión.
Jamás pensó estar tan feliz por salir de las puertas del palacio, antes había pensado que saldría de su hogar la cual también fue una jaula de oro para llegar a otra en donde sería peor para él. Pero ahora solo tenía emoción en su ser. Iría a otro reino, conocería al pueblo de su esposo y además iría a un viñedo que hace mucho que le gustaría conocer. En su reino no hacían vino, era más la cerveza por el ambiente frío que no dejaba que se plantaran semillas como las uvas.
Aunque él no tomara. Porque un omega no debía tomar al menos que su alfa lo aceptará y como él no tenía alfa pues lo tenía prohibió, casi rueda los ojos al recordar a esa mujer que tanto había odiado decirle lo mismo cada que lo veía.
- ¡Perfecto!, Pasado mañana iremos para allá -el moreno hablo con emoción.
Killua tarareaba una canción que su madre le cantaba cuando era niño, mientras los niños preparaban la tina de baño.
- Te ves bastante feliz -la rubia que estaba recargada en la puerta lo veía con una sonrisa.
- Lo estoy -afirmo el albino.
- ¿Se puede saber por qué? -
- Bueno... Gon me llevará a un viñedo e iremos al reino del Rey Kurapika, además conoceré a la gente de Gon -el albino tocaba la pulsera de forma inconsciente detalle que no pasó desapercibido para Bisky.
- ¿Solo eso te emociona? -preguntó la rubia.
- Si... ¿Hay más? -
- No lo sé, tal vez aquella pulsera que llevas en la muñeca -la joven omega señalo con los ojos a su muñeca, el albino aquella parte de su cuerpo adornada por esa pequeña pulsera, por lo que sonrió.
- Me gusta -
- Ya lo noté, a lo que me refiero es que es -dejo de hablar buscando las palabras correctas para después continuar -. Extraño que tú, recibas un presente de alguien sobre todo una joyería y mucho más extraño de otro alfa.
Killua se quedó pensando un poco en ello y tenía razón. Pero, era normal que la aceptará Gon era su esposo además no tenía su olor, era un regalo sin recibir nada cambio. Con los pocos alfas con los que entablo una conversación y le regalaban algo siempre tenían su estúpido olor en ese objeto, ¿Qué esperaban con eso?, Sabía que era para marcarlo con su olor, algo estúpido porque él no era ningún idiota, ¿Marcar que?
Al contrario de Gon, que fue un simple obsequio. Killua había adquirido la habilidad de ver más allá de las acciones y fue sorprendente ver qué Gon no tenía intención de ningún tipo con él, por eso de alguna forma se sentía cómodo con su presencia y por eso había aceptado la pulsera.
- Gon es diferente -calló hizo una mueca, pensando en las palabras correctas, tampoco quería que se malinterpretara lo que diría - Él... yo, me siento cómodo con él, acepte la pulsera porque no tenía su olor con la intención de marcarme con el, yo quiero ser su... Amigo.
- ¿Amigo? -sorprendida preguntó.
- Claro, sé que no puede haber amor entre ambos pero una linda amistad si puede existir. Me siento seguro aquí y eso no me disgustaría -el albino lo dijo con seguridad aunque Bisky tenía un rostro escéptico.
- Sinceramente no te creo -soltó haciendo que Killua frunciera el ceño.
- ¿Por qué no? -
- Porque si no te has dado cuenta tu olor está... -se calló en seco, prestando atención a lo que iba a decir, a lo que inconscientemente había notado y que habría dicho de no ser porque ahora lo analizaba mejor. No podía decirlo, no podía porque no era ella quien debía decirlo, no, ella no debía intervenir; ella debía esperar -. Nada, estoy loca.
- Biscuit, sabes que no me gustan las mentiras -habló con el ceño fruncido.
- Killua no es nada, solo, por si no te has dado cuenta tu olor esta reaccionando al principe -habló, viendo el sonrojo en su amigo.
- ¿De verdad? -sus ojos denotaban sorpresa y el sonrojo decía lo avergonzado que estaba.
- Claro, ¿En serio no lo habías notado? -esto... En parte era verdad, solo había dicho una mentirita que además era verdad. No había problema.
- ¿C-crees qué a Gon le moleste?, es decir yo no soy la madre de ese niño, pero esque lo has visto, es muy tierno y... -su amiga comenzó a reír cosa que lo hizo enojar y la viera con enojo.
- No creo que eso moleste a Gon, ya te hubiera dicho -la chica lo vió con una sonrisa.
- Bueno, en eso tienes razón, pero tú sabes que los niños son lindos y Alluka es un niño muy obediente y tierno -el albino hablaba con el sonrojo en sus mofletes, Bisky entendía el nerviosismo, su amigo no era de hablar mucho de sus sentimientos en su reino, su estúpido reino, le decía que "Los omegas no deben mostrar sentimientos que generen estrés hacia su alfa, deben ser fuertes por y para su familia. Una
omega débil podía causar malestar en un hogar."
Si, se lo preguntaban era una maldita idiotez. Por eso su gente eran serios, los omegas sumisos que no mostraban ninguna emoción. Por eso no vio llorar tantas veces a Killua cuando su matrimonio fue anunciado o cuando los concejales lo veían como un simple objeto, una incubadora.
Aún recordaba aquel día, aquella carta hablando de ese matrimonio de la forma más horrible y la carta persona que le llegó a Killua, dónde no había más que lujuria y obsesión por el omega, su sangre hervía cuando recordaba aquel día, cuando recordaba el rostro sin vida de su Killua, el día en el que lo escucho llorar. Por eso cuando el anuncio del matrimonio con Gon llegó sentía unas tremendas ganas de asesinar al idiota del Rey Freecss. Jamás imagino que lo tratara como ahora.
- He entendido -sonrió con ternura acercándose a su amigo -. Killua, debo descansar, Gotoh y Canary estarán afuera -vió que los niños salieron del baño con una sonrisa, esos niños le caían bien -. Y ustedes ya vayan a descansar, nos vemos.
Killua vió como su amiga salía de la habitación por lo que dirigió su mirada a los niños.
- El baño está listo, majestad -hablaron al unísono.
- Muchas gracias, descansen -habló con una leve sonrisa que sorprendió a los dos niños que vieron como el omega camino dentro de la habitación del baño.
Sus músculos se relajaron al tocar el agua caliente, estos baños le relajaban tanto ya sea por el agua, el ambiente, las velas y los aromas. Era uno de los momentos más felices del día.
Cuando terminó colocó la bata en su cuerpo, y con una toalla comenzó a secar este con cuidado pronto ya estaba acostado en la cama listo para dormir. Nuevas cosas sucederían al día siguiente y él quería estar preparado para ello.
El dulce cantar de los pájaros le hizo abrir con lentitud sus ojos, los rayos del sol se habían colado por aquellas cortinas de color amarillo muy claro, y la reina de aquellas tierras comenzaba a abrir sus ojos. Pronto escucho los golpes en la puerta seguidos de la voz de la joven Neon.
- ¿Majestad?, ¿Podemos pasar? -la voz calmada de la chica le hizo sentarse a la orilla de la cama colocándose la bata de seda color azul.
- Adelante -
Vio como a la habitación entro la joven de cabellos azules, sujetados con un listón rojo. El vestido que usaba no era el uniforme que solían utilizar los sirvientes dentro del castillo; era más un vestido simple, la falda era blanca y totalmente lisa, el corsé era de un color azul marino con detalles de flores rojas, era tan simple y tan lindo para una chica de su edad.
Zushi por su parte utilizaba un traje de colores crema con un chaleco negro.
Ambos jóvenes entraron haciendo una reverencia.
- Buenos días Majestad, esperemos que haya descansado -ambos sonrieron cuando su reina acepto sus saludos comenzando a preparar toda la habitación. La joven de cabellos azules abrió las cortinas amarrandolas con un listón de un color más fuerte que las mismas cortinas dejando entrar los rayos del sol.
Mientras veía como los chicos se paseaban por la habitación escucho una risas y unos cuantos grititos de Alluka, curioso se movió hacia el gran ventanal, viendo hacia abajo notó como el niño de cabellos azabaches jugaba con su padre. Era como ver a dos niños jugar sin importar que uno era el príncipe y el otro el Rey. Sonrió algo enternecido pues en todo el tiempo que había estado aquí no había visto a Gon y al bebé Alluka jugar.
Neon veía de reojo a su reina mientras colocaba las almohadas en la cama, no podía creer que un ser tan hermoso estuviera parado ahí, enfrente de ella. Muchos eran los rumores de que Killua Zoldyck el único omega de Shiroi Tsubaki era el más hermoso y elegante (al menos en esta generación). Cuando Neon escucho eso no pudo hacer más poner la cabeza fría, ella ya había conocido a una omega hermosa, y esa no era nadie más que la reina Meisho. Ella había sido la omega más hermosa que pudo haber conocido, para ella no había nadie más hermosa, elegante, divertida, risueña, fuerte que ella.
Por ello se mostró escéptica al escuchar aquellos rumores que además odiaba. Killua Zoldyck ya era conocido a sus 15 años y la verdad es que no era muy grato para ella escuchar a alfas de 40 años hablando de lo hermoso que era el cuerpo de un joven de 15. Era simplemente asqueroso. Fue de ello cuando su Rey anunció que se casaría con él no pudo evitar curiosidad y cuando lo vio aquel día salir de la habitación con el kimono no pudo evitar pensar en todas las veces en las que escucho a sus compañeras hablar de aquellos rumores.
Ahora teniéndolo aquí, con la mirada afuera podía saber que tenían razón, Killua era muy hermoso y exótico sobre todo porque la gente de su reino era de tes un poco morena y la de su reina era totalmente pálida, con esos cabellos albinos un tanto largos y con esos ojos grandes de color azul que no hacían más que atraer, su cuerpo delgado pero atlético. De verdad que todo se le veía bien, además de esa leve sonrisa que en estos momentos dejaba ver.
Por lo general no sonreía pero ahora viendo a esos dos niños jugar como si la vida se le fuera en ello no podía más que sonreír levemente eso, hacía ver a su rostro mucho más lindo, mucho más juvenil.
A Neon le gustaba saber que el principe omega de Shiroi Tsubaki estaba feliz y cómodo en su nuevo hogar.
- Majestad, la ropa está lista -los niños que no notó cuando entraron ya habían puesto el atuendo en la cama.
- Muchas gracias -mencionó el chico, los jóvenes empezaron su trabajo con vestirlo haciendo que Neon y Zushi salieran de la habitación.
Pronto vio a todos los sirvientes ir de un lado a otro como era lo común sin embargo notó a dos chicas quienes iban murmurando.
- ¿De verdad? -
- ¡Pues claro!, ¿tu crees que ese omega no se iba a dar por vencido con el Rey? -
- ¿No es solo un regalo? -
- ¡Por supuesto que no!, es evidente que lo hace por otra cosa, aunque no creo que consiga nada. Nuestro rey ya escogió a su compañero de vida, y tú bien sabes los rumores de aquella noche -
Pronto sus voces se hicieron lejanas, haciendo que Neon y Zushi se voltearan a ver.
- ¿De verdad, otra vez? -preguntó la de cabello azules en un susurro.
- Tal parece, anoche fui a ver a ese tonto y tal parece que si, aunque no entiendo lo que quiere ese omega, perdió su oportunidad con Gon -el castaño estaba algo enojado, ese omega tonto incluso le hubiera gustado (si no era porque Gon tenía bien escondido su amor por Killua) que se quedará con la hermana, era una beta preciosa y curiosamente ella y Retz se llevaban bien.
- ¿Por qué Gon nunca me dice nada?, se supone que somos amigos, estoy segura que hasta Palm ya sabía -dijo la chica con un puchero, escuchando la puerta abrirse viendo al joven albino salir con una túnica algo suelta pero pegada a su cuerpo.
Si, en definitiva a Zushi le gustaba su reina, era mucho mejor que ese acosador.
- ¿Pasa algo Neon? -preguntó el joven viendo el rostro de la chica.
- Para nada majestad, el Rey lo está esperando en el jardín -dijo la chica, pues antes de que fuera a por el omega, Gon le pidió amablemente que lo esperaba en aquel jardín.
- Vamos para allá -dijo caminando al ya conocido jardín.
Para los sirvientes era realmente increíble ver pasar a Killua por los pasillos del palacio. El omega llegó al jardín viendo a Gon y a la princesa Mito hablar alegres, junto a un Alluka que comía callado aquella sopa.
- Buenos días Killua -la mujer saludo con una sonrisa.
- Buenos días -saludo, sentándose comenzando a comer lo que ya estaban colocando en el plato.
- ¡Por cierto!, Killua, mañana a medio día partiremos al viñedo, te encantará, es muy hermoso -dijo con una sonrisa alegre mientras tomaba de aquella taza de porcelana.
- Me lo imagino -dijo el chico con la emoción golpeando su ser.
- Por cierto, te llegó una carta -el moreno tomo un sobre, la hoja era de un color rojo adornado con peonías, algo curioso tomo el sobre que le estaba dando Gon -. Parece que le caiste bien a Mizuki.
Mizuki, la futura esposa del rey Kurta, una mujer realmente hermosa, con sonrisa juguetona y cabellos rojos, una omega de olor dulce. En realidad la chica le había caído bastante bien también.
- Ella vendrá por unos días al reino, tal parece que quiere Lirios para los arreglos florales, ya sabes para el anuncio del matrimonio -dijo con una sonrisa -. Obviamente también es un buen pretexto para venir a verte.
- Será divertido -mencionó el albino abriendo el sobre sacando la hoja color crema.
Killua Zoldyck:
Espero que después de nuestra plática te hayas sentido mejor en tu nuevo hogar y que ese tonto de Gon no te haya hecho nada (lo dudo mucho).
Me encantaría poder pasar tiempo contigo, quisiera que fueras un gran ayudante para la ceremonia que se viene (y sobre todo conocernos).
¿Te gustaría?
En todo caso, estaré unos días allá, para poder pasar tiempo juntos.
Hay muchas cosas que me encantaría conocer de ti. "
Atte: Mizuki
El albino sonrió levemente, por supuesto que le encantaría conocerla mejor, después de todo ella le dió una consejo importante e hizo que perdiera el miedo y rencor hacia su marido quien comía a su lado hablando con su tía.
En definitiva las cosas estaban marchando bastante bien. Mucho mejor de lo que pensó, no podía dejar de pensar en el día de mañana.
Holaaa ❤️
¿Les gustó?
Pregunta muy seria, ¿A ustedes se les mueven los guiones?, porque luego veo que se hacen chiquitos y no son los largos, ¿me lo podrían decir por favor?
Dioooos hace mucho que no escribo, ya me sentía mal por no hacerlo.
Los capítulos de esta historia siempre me toman mucho escribirlos pero al final me gustan como quedan.
Espero poder actualizar más seguido ya sea aquí o las otras dos historias no saben lo feliz que me encuentro por poder escribir nuevamente.
Espero que ustedes se encuentren bien ❤️❤️❤️ .
Ahora sí, nos leemos la siguiente actualización.
Bye bye ❤️.
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