
𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 1:𝑪𝒖𝒂́𝒏𝒅𝒐 𝒍𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒍𝒍𝒂𝒎𝒂
—Abuela, ¿Quién es la dama de la lámpara?—preguntó con inocencia el pequeño niño a su abuela.
La mujer ya mayor de edad, sonrió y se dirigió a el, tomando lugar a un lado de su encantador nieto, empezó hablar.
—La Dama De la Lámpara, es una mujer quién viene y ayuda tanto a los muertos como a los vivos.
El niño ladeó la cabeza con curiosidad, la abuela al ver la acción y la mirada confusa de su nieto, río y empezó a explicarle.
—Cuándo un alma se pierde en su caminó hacía la otra vida, es la dama quién lo ayuda y lo guía ha su caminó correspondiente. Para eso, le debes dar una flor, la cuál aparecerá contigo cuándo es hora de partir, se la debes entregar, y entonces te ayudará llevándote a tu caminó a la otra vida.
—¡Oh, es como un guía!—decía el niño con emoción.
—¡Exacto! —aplaudió la anciana.
—¿Y a los vivos? ¿Cómo los ayuda?— preguntó con mucha inocencia.
Un semblante oscuro se instalo en el rostro de la anciana, para su suerte el niño no lo notó.
—Ella, los ayuda a vengarse de aquellos que los han lastimado tanto como para desear la muerte.
—¿Venganza? No entiendo —cerro los ojos al sentir como su abuela le daba suaves palmaditas en su cabeza.
—Esta bien, te lo explicaré bien. Cuándo un ser humano es lastimado al grado de querer quitarse la vida, es cuándo la dama aparece. Verás mi niño, a veces el mundo, no, las personas pueden llegar a ser muy crueles con los demás solamente por diversión, para verse superiores a otros.
—¡Eso es muy malo! ¡Yo jamás lastimare a otros! ¡Yo los ayudaré!
—¡Eso es! Debes ayudar a la personas en sus momentos más difíciles, siempre hay que ayudar a quienes lo necesiten. Aunque digan que pueden hacerlo solos, no hace nada de dañó en ofrecerle tu mano a alguien.
—Yo ayudaré a quienes lo necesiten.
—Eso es, debes ayudar.
—Entonces abuela, la dama...
—Oh sí, cuándo ellos tienen una gran mezcla de sentimiento negativos es cuándo ella aparecerá para ayudarte.
—¿Y es gratis? —preguntó con inocencia ladeando su cabeza.
La abuela no pudo evitar reír, amaba mucho a su nieto.
—Por supuesto, para ella vengarse de las malas personas es favorable para ella. Cuándo ella llega ayudarte solamente pide tu consentimiento para hacer lo que es necesario para la venganza.
—¿Porqué? ¿Porque necesita el consentimiento de la persona?
—Es para que pueda estar en el mundo de los vivos, es como pedir un permiso para ir o quedarse en cierto lugares, ¿Que tú no pides permiso a tus padres para quedarte a jugar un poco más con tus amigos?
—Sí —asintió el niño, recordando las veces que pedía permiso a sus padres.
—Bueno es igual, ella necesita permiso para moverse en el mundo de los vivos, no es fácil para ella.
—Mmm, abuela, ¿Cómo luce ella?
—A ver, sí no mal recuerdo, ella es sin duda una hermosa mujer de piel clara, su hermoso cabello oscuro, siempre está bien arreglado y decorado con horquillas de oro, sus labios están ligeramente pintados de un rojo como la sangre, y sus ojos, tiene unos encantadores ojos ámbar, pareciera que son de un oro brillante. Siempre viste un hermoso y lujoso kimono de Furisode oscuro con estampado de flores de Sakura. Creó que eran sus favoritos —dijo eso último en un susurró— Y con ella, siempre va acompañada de un lindo y a veces gracioso cuervo. Cuándo ella ayuda a los vivos, ellos en su forma de agradecimiento le hacen una pequeña ofrenda, le encantan las cosas dulces, por eso siempre hay que dejarle unos dulces, también ella personalmente viene por la alma a quién ayudó.
—Amh, abuela — la llamó.
—¿Sí? ¿Que sucede?
—Hablas de ella como si la conocieras, ¡¿La abuela ya la conoció?! —Le preguntó con entusiasmo.
—¿Tal vez?~
—¡Oh, abuela!
—Hahaha, bueno, creó que ya es hora que tus padres lleguen, vamos hay que preparar la mesa.
—¡No! Yo quiero seguir hablando con la abuela.
—Seguiremos hablando después. Por ahora es mejor que me ayudes, ¿No quieres ayudar a la abuela?
—¡Sí! ¡Ayudaré a la abuela!
—Por cierto cariño, no le digas a tus padres sobre lo que te dije de la Dama.
—¿Es un secreto?
—Es un secreto.
—¡Entonces está bien!
Y paso el tiempo, los padre llegaron y pasaron el rato con la mujer mayor de edad, cenaron y hablaron de cosas tribales, en ningún momento el niño habló de la dama de la lámpara.
.....
—Adiós mamá, mañana vendré a verte — decía el hombre dándole un abrazo a la anciana, ella gustosa le regresó el abrazo a su hijo.
—Adiós hijo, cuidense en el caminó.
—Adiós suegra, y gracias por cuidar de Yunta—agradecía la mujer, quién tenía a su hijo en brazos dormido.
—No te preocupes, me gusta pasar tiempo con mi nieto. Ojalá también vendría Adam —decía con tristeza.
—Ah, vamos mamá, porque te esfuerzas por hablar con mi hermano, ese hermano mío solamente le gusta estar en fiesta, nisiquiera se ocupa de su familia —decía el hijo con molestia.
—No todos los hijos son perfectos, además de que quiero verlo y darle un escarmiento por su comportamiento ¡Así no fue como lo crié! —decía totalmente molesta la anciana.
—Cá-cálmate mamá —su hijo la miró con miedo, cuándo su mamá quería dar miedo, daba mucho miedo.
—Ufff, además no se sabe cuándo me tendré que ir.
—¡Mamá! ¡No digas eso por favor! —reprochó enojado, no le gustaba cuándo su mamá hablaba de la muerte.
—Cariño, está bien, ya he vivido lo suficiente. Así que no te preocupes —hablaba con dulzura la anciana, los dos adultos la miraron con preocupación.
En eso, el aire sopló fuertemente, haciendo que los dos adultos les diera frío. La anciana simplemente sonrió ampliamente.
—Bueno, mejor no les quitó más de su tiempo, es hora que se vayan a casa.
El hombre la miró con preocupación, no quería irse, algo dentro de el, le decía que se quedará. Pero de alguna manera u otra, la anciana lo hizo convenció de irse.
La anciana agitaba su mano de un lado a otro, miraba como el auto se alejaba cada vez más de su vivienda, lentamente bajó su mano y con una sonrisa triste miró el cielo estrellado.
—Supongo que, ya es ahora— murmuró por lo bajó.
Sin más, se adentró a su vivienda y miró todo su entorno, todo estaba completamente limpió y ordenado. Empezó a caminar, pero en cada paso que daba, muchas memorias empezaron a venir en su mente, no pudo evitar llorar un poco. Al adentrarse a su habitación, fue directamente a su cama en dónde había un hermoso kimono azúl oscuro con estampado de flores de loto, se fue a vestir y al terminar, fue a su peinadora. Se miró al espejo por unos momentos y sonriendo, se empezó a hacer un ligero peinado, se colocó un poco de maquillaje.
Tomó una horquilla y se la colocó en su cabello. Nuevamente se miró al espejo y se sorprendió en como había quedado. Se alejó de la peinadora con una sonrisa satisfecha. Prendió unas veladora aromáticas y colocó unos dulces a un lado de su cama. Mirando su habitación una última vez, se metió a la cama y cerró los ojos y por último dejó salir un suspiro antes de caer en el sueño.
Los minutos pasaban, y los minutos se convirtieron en horas.
En medió de la noche, se despertó un poco desorientada. Salió de la comodidad de su cama y sintió su cuerpo más ligero, ya no sentía esos dolores en sus huesos. Aún lado de ella, ya no estaban los dulces que había colocado, pero ella no se dió cuenta.
Sin saber, empezó a caminar directo a la salida. Por alguna extraña razón, deseaba salir. Y así lo hizo, al estar afuera, sintió el césped en su pies descalzos, no pudo evitar reír por la sensación que sintió. Mirando hacía el cielo, no pudo evitar admirar a la hermosa luna, pareciera que brillaba como nunca, el viento sopló y escuchó unos tintineos junto el aleteo de un ave.
—La noche es hermosa, ¿No creés?.
Escuchó una dulce, gentil y a la vez seductora voz cerca de ella. Sonriendo, buscó a la dueña de esa voz.
Y ahí estaba ella. Vistiendo su elegante kimono de Furisode oscuro con sus estampados de flores del Cereso juntó sus decoraciones doradas. Entré sus manos tenía un Wagasa de un color rojo oscuro, se le podía ver un estampado de flores del Cereso, el viento sopló, haciendo que ambos cabellos danzarán en el aire.
—Eres tan hermosa como la última vez que te ví—le comentó la bella mujer entré pequeñas risas.
—Oh, vamos, no me diga eso que me hace sentir avergonzada—decía la contraría, a la vez que se llevaba una de sus manos a su mejilla, acunando la.
—¿Estás lista? — le preguntó, a la vez que le extendía su blanca mano hacía ella, esperando que la tomará.
Volteó hacía atrás, y miró su cuerpo, ya sin vida en la cama. La luz de la luna, iluminó un poco el lugar, así mostrando a la anciana con un aspecto más jóven. Ella sonrió con un poco de tristeza.
—Sí, estoy lista— le respondió, a la vez que la tomaba de la mano.
—¡Que bueno!—Dijo alegré— Sabes, tu esposo te ha estado esperando en el Inframundo, el dijo que quería esperarte para reencarnar, por poco y me meto en problemas, pero me las supe arreglar.
—Mi queriendo esposo, ah, como lo extrañó.
—Bien, lo verás dentro de unos minutos más, ahora...
Levantó su mano, la cuál sostenía su Wagasa, y de un momento a otro, cambió de forma, ahora era un tipo de casita de pájaros de madera, pequeña y de color roja. Arriba de esta tenía un palillo, la cuál era fácil de sostener.
La acercó hacía la joven, ella sonriendo levantó su mano y en esta se encontraba una flor de loto blanca. Que sin dudar la metió dentro del pequeño "farro" y al meterla, está empezó a brillar. Y no esperaron mucho para que unas pequeñas flamas de un color azul celeste aparecieran a un lado de ellas, así mostrando un tipo de caminó.
—Vamos, es hora de irse.
—Sí —Mirando una última vez hacía atrás, volvió a ver al frente con la mirada alzada y con una mirada de determinación, su hora ya había llegado, era hora de decir adiós a su antigua vida —"Adiós mis niños, mamá tiene que irse" — pensó con tristeza, unas pequeñas lágrimas bajaron por su mentón.
—Es hora de volver a renacer.
Aquellas palabras fueron llevadas por el viento, en el cielo, un cuervo sobrevolaba arriba de ellas. Con sus ojos miró las pequeñas llamás, entré sus patas tenía unos caramelos.
Abrió su pico, y empezó a "gritar" unas pequeñas plumas se desprendieron de él y bajaron hacía el suelo, pero el fuerte viento se la llevó.
/Yokohama/
/ 1:28 AM /
Arriba de un edificio, entré la barandilla, se encontraba una chica de cabellos rojizos medio ondulados, sus ojos azulados, estaban cristalizados, debajo de sus ojos estaba rojo, había estado llorando. Una de sus mejillas lo tenía inflamado y de un color azul oscuro. Más lágrima salían, cada vez que miraba hacía abajo.
—Vamos, tu puedes Yuriko —murmuraba entré cortada mente.
Tenía ambas mano agarradas de la barandilla, cerró los ojos y lentamente empezó a aflojar el agarré. Solamente tenía que soltarse y todo terminará.
—¡Pero que maravillosa noche!
Abrió los ojos de golpe a escuchar una encantadora voz a un lado de ella, rápidamente volteó a un lado de ella, encontrándose con una bella mujer, la cuál estaba apoyada en el barandal, mientras que miraba el cielo estrellado.
—¿Q-Quién...?—se encontraba sorprendida.
Ella le había puesto llave a la puerta, además de que en el techo no había nadie cuándo llegó, y de que no había escuchado la puerta abrirse.
¿De dónde había salido esa hermosa mujer?
—¿Quién soy yo? ¡Soy solamente una hermosa y encantadora mujer que admiraba la hermosa noche!—decía contenta.
—....
Estaba sin palabras, tal parecía que su suicidio se había arruinado. Lentamente se recargó en el barandal. No sabía que decir en esos momentos, ya que se encontraba avergonzada de que una bella mujer la había descubierto en su plan de suicidio.
—¿Y bien? ¿No piensas saltar?—le preguntó con inocencia.
Quedó sorprendida al escuchar la pregunta de la mujer, tragó un poco de saliva. Y abrió la boca repetidamente para contestarle, pero nada, no podía articular palabra alguna.
—Eso pensé —se alejó de la barandilla y se acercó sigilosamente hacía la chica, se posicionó detrás de ella, y acercando sus labios cerca de su oreja, susurró—Es cruel, ¿No?, Tu novio te fue infiel, tu padre cada que tiene oportunidad te golpea y tú madre solamente se la pasa en fiesta en fiesta, olvidando te por completó, la vida sí que puede ser cruel.
Se estremeció al escucharla hablar, con horror en su mirada, la encaró, aunque por poco se cae.
—¡¿Q-Quién carajos eres?!—le preguntó alterada.
Cómo era que la mujer sabía sobre su vida privada, como sabía sobre sus padres. Las infidelidades de su novio hacía ella. La miró a los ojos y sintió como ella la podía leer como cualquier libro.
—¿Quién soy yo?—dijo por lo bajó.
Sonriendo, alzó sus dos manos hacía su boca, así ocultando un poco su sonrisa, y cerrando los ojos se presentó.
—Mi nombre es Yuna y soy la dama de la lámpara.
/CONTINUARÁ/
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¡Muy bien mis conejitos pecadores!
¡Aquí les traigo una nueva historia original de Mí!
Espero y les guste.
Aquí les dejó información.
Wagasa, el tradicional paraguas japonés.
3-Furisode: Es llevado por las mujeres jóvenes no-casadas y en ocasiones muy formales, como en la celebración de la mayoría de edad "seijin no hi", en casamientos de familiares, en la ceremonia del té (aunque pueden llevarse otros tipos de kimono) Se caracteriza por la longitud de sus mangas. /Información sacada del sabio Google./
Aquí la apariencia de Yuna.
Pequeños Datos.
Nombre: Yuna.
Apellido: Desconocido.
Edad: Desconocida.
Le gusta: Las cosas dulces, las ropas finas, el oro, el Sake y la venganza.
Le disgusta: las injusticias, los hombres desgraciados y las mujeres odiosas, y entré otras cosas.
Info: Ella es quién ayuda a las almas que se han perdido de su caminó, también ayuda a los vivos, cuándo estos tienen sentimientos negativos. Los ayuda a vengarse a cambió de una pequeña recompensa.
Advertencia: No la hagas enojar.
¡Esto es todo por hoy!
En el siguiente capítulo se mostrará más sobre otros dos personajes.
¡Bye-Bye!
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