𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒
𝐂𝐞𝐫𝐛𝐞𝐫𝐨 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐟𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨
Me van a expulsar.
Eso fue lo primero que pensó Harry mientras seguía a la profesora Mcgonagal por los pasillos de Hogwarts, seguramente en dirección a la oficina del director.
Todo pasó en la clase de vuelo. Madam Hooch iba a enseñarles a montar una escoba y Neville Longbottom se accidentó por lo que la profesora lo llevó a la enfermería, Draco se empezó a burlar de él y quiso robar la recordadora de Neville, Harry en una arranque de valentía (o estupidez) quiso defender a su compañero terminando con el persiguiendo a Draco montado en la escoba intentando tomar la recordadora y siendo atrapado por Mcgonagall.
—Profesora en serio lo siento, le prometo que no volverá a pasar. No era mi intención...
—Guarde silencio señor Potter—le dijo la profesora deteniéndose frente a un salón de clases. Abrió la puerta y se asomo—Disculpe profesor Flitwick ¿podría llevarme al señor Wodd?
¿Wood? seguro es el que pone los castigos físicos. Pensó Harry aterrorizado. Él había sido castigado antes pero usualmente consisten en ayudar a limpiar las cabañas.
Wood resultó solo ser un chico corpulento de quinto año que los miró confundido.
—Síganme—dijo la profesora empezando otra vez su caminata, se detuvieron en otro salón solo que este tenía a Peeves adentro quien escribía grosería en una pizarra—¡Fuera Peeves!—este obedeció a la profesora a regañadientes mientras decía groserías en voz alta. La profesora cerró la puerta del salón para volver a verlos—Potter este es Oliver Wood el capitán de quidditch de Gryffindor. Wood, este es tu nuevo recluta.
—¿Está segura profesora?—habló Wood su rostro pasando de confusión a encanto en un instante.
—Completamente, hubieras visto cómo vuela la escoba, este chico es un natural. Se estaban lanzando una recordadora y la atrapó como un profesional—le contó la profesora con una sonrisa—No había visto algo así desde Charlie Wealey ¿esa es tu primera vez en una escoba verdad?—Harry asintió con nerviosismo, sin entender lo que estaba pasando.
—¿No me van a expulsar?
—Tienes suerte así que no—le respondió la profesora con seriedad aunque se notaba que trataba de contener una sonrisa. Iba a hacer más preguntas pero la voz de Wood le ganó.
—Tiene el cuerpo perfecto para ser buscador—dijo rodeandolo viendolo con una mirada analitica—Pequeño, ligero, rápido. Vamos a tener que darle una escoba decente profesora, tal vez una nimbus 2000 o una cleansweep.
—Eso puede arreglarse—le respondió la profesora con un asentimiento—Puedo hablar con el director sobre suspender la regla sobre los de primer año. Fuimos aplastados por los Slytherin en el último partido. No puedo soportar la cara de Severus Snape esta semana...
—Disculpen—los interrumpió Harry—No estoy entendiendo.
—¿No es obvio?—le preguntó Wood—Te volverás en el buscador de Gryffindor.
꒷꒦˚꒦꒷
—¡Ron! ¡RON!—gritó un extasiado Harry entrando al gran comedor a la hora de la cena, atrayendo la atención más de lo necesario-¡tengo que contarte algo!
—¿Qué pasó? ¿te castigaron?—le preguntó dejando de comer.
—Mejor—dijo Harry con entusiasmo—me nombraron buscador de Gryffindor.
—¿Qué?—exclamó sorprendido Ron—No entiendo, se supone que no está permitido que jueguen los de primer año, si fuera cierto significa que serías el jugador más joven...
—En un siglo—terminó Harry conservando su sonrisa, sentándose junto a Ron en la mesa empezando a servirse comida. Ron seguía mirándolo boquiabierto de la impresión—Oliver Wood me lo dijo, la profesora Mcgonagall quiere que entrene con él la próxima semana, pero no se lo digas a nadie, se supone que es secreto—en ese momento apareció Draco quien se dirigió a ellos. Él se había librado de los regaños, habiéndose bajado de la escoba antes de que la profesora Macgonagal o madam Hooch lo vieran.
—¿Tu última cena? ¿Cuándo vas a tomar el tren de vuelta a tu orfanato?
—No quiero pelear Draco—le dijo Harry con seriedad. Él sabía lidiar con personas como Draco, de hecho, en la cabeza de Harry, Draco es muy parecido a Clarisse solo que más elegante y sin músculos.
Lamentablemente Ron no parecía tener ese entrenamiento.
—Eres mucho más valiente cuando estás en tierra y con tus amigos cubriendo tu espalda ¿no es así?—le dijo Ron con enojo, eso no pareció gustarles nada a Crabble y Goyle pero con la mesa de profesores enfrente no podían hacer más que mirarlos con odio y crujir sus nudillos.
—¿Eso crees?—hablo Draco para después dirigirse a Harry—Nos veremos cuando quieras, esta noche, un duelo de magos. Solo varitas nada contacto—aclaró burlándose cuando vio la expresión de confusión de Harry—¿Que, nunca has oído hablar de un duelo de magos?
—Por supuesto que sabe—contestó Ron sin darle oportunidad a Harry de hablar—Él acepta el duelo, yo seré su segundo ¿cuál es el tuyo?
—Ron espera...
—Crabbe—respondió Draco después de analizar a sus amigos—Nos veremos a media noche en el salón de trofeos, nunca cierran con llave—con todo dicho se dio la vuelta alejándose de la mesa. En cuanto se fue Harry miró a Ron y le golpeó el hombro.
—¡Auch! ¿por qué fue eso?
—¿Por qué aceptas el duelo? ¡Ni siquiera se que es un duelo!—exclamó con preocupación—¿Y qué quieres decir con que vas a ser mi segundo?
—Es el que se hace cargo si mueres—respondió Ron pero al ver la expresión de Harry añadió rápidamente—Claro que eso casi nunca pasa y solo en duelos reales, ya sabes, con magos adultos. Aquí si algo pasa solo dale un puñetazo.
—...¿Disculpa?—los interrumpió una voz al otro lado de la mesa.
—¿No se puede comer en paz aquí?—exclamó Ron viendo a Hermione con el ceño fruncido. Ella solo lo ignoró mirando a Harry.
—Escuche lo que tú y Malfoy dijeron...
—Qué sorpresa—murmuró Ron.
—...Y sugiero que no lo hagas. Piensa en todos los puntos que perderíamos para Gryffindor, es muy egoísta de tu parte.
—No es asunto tuyo—le contestó Ron.
—Están advertidos.
꒷꒦˚꒦꒷
No pudo dormir esa noche, los nervios por el duelo no lo dejaban. Ron había caído rendido después de darle varios consejos como: si trata de maldecirte escapa, no conozco muchos contra hechizos. Finalmente el insomnio lo venció y fue a la sala común a esperar a que se dieran las doce, sentándose en un sillón frente a la chimenea.
—Lamento si no he hablado mucho con usted, he estado algo ocupado. Con las clases y todo eso, son mucho más complicadas de lo que parecen, pero valen la pena, todo aquí es magnífico. Casi se puede sentir la magia en el aire, todo es grande y diferente...bueno, no quisiera abrumarla con detalles. No se si me escucha, solo quería disculparme por no haberle hecho una ofrenda antes—después de decir eso, Harry sacó del bolsillo de su pijama un pedazo de pastel envuelto en una servilleta, lo desenvolvió y lo tiró a la chimenea después de decir: Artemisa.
Dudaba que funcionara puesto que a diferencia del campamento, donde la ofrenda desprendía un delicioso aroma, aquí solo olía a chamuscado. Harry decidió que no importaba, un poco de normalidad lo reconfortaba, así que solo se quedó un sentado enfrente disfrutando la paz de la chimenea..
—¿No pudiste dormir?—lo sobresaltó una voz. Era Hermione, tenía el cabello más revuelto de lo usual y usaba una bata rosada.
—No...¿qué haces despierta?
—Iba a intentar convencerlos de no ir al duelo—antes de que Harry pudiera hablar ella levantó su mano interrumpiendolo—Al menos, hasta que te oí hablar en griego.
—Tu...escuchaste—repitió Harry lentamente mientras buscaba inventar una excusa—No lo digo mucho pero yo aprendí a hablar griego...en la escuela—le respondió Harry.
—No te ofendas pero no pareces el tipo de persona que aprende un segundo idioma—le contestó con seriedad—Pero aun si fuera cierto, eres alguien raro Harry Potter. Venciste a un mago tenebroso con tener un año de edad, desapareciste por una década y cuando vuelves aquí no pareces saber nada sobre el mundo mágico.
—¿A qué te refieres con desaparecido? Yo estuve en un orfanato—intentó excusarse Harry algo intimidado.
—En Estados unidos, ¿como un bebé que acaba de perder a sus padres termina al otro lado del mundo?—cuestionó Hermione—Nadie supo de ti hasta hace un par de semanas cuando el director Dumbledore anunció que ibas a asistir a Hogwarts ¿y por qué a Hogwarts y no a Ilvermorny?
—¿...Ilvermorny?
—Eres un misterio Harry Potter—lo ignoro—y voy a resolver ese misterio.
Sostuvieron la mirada un momento, Harry estaba asustado, nunca había tenido que enfrentarse a una situación así. Había escuchado historias de los campistas, de cómo a veces habían personas que hacían demasiadas preguntas, cuando les preguntaba que hacían normalmente responden: La niebla. No creía que la niebla sirviera en el mundo mágico.
—¡Harry! ya casi es hora—dijo Ron bajando las escaleras—...¿qué haces tú aquí?
—Vine a evitar que cometan una locura—le respondió Hermione volteando a verlo mientras Harry intentaba recuperar la compostura—estuve apunto de decirle a tu hermano.
—Vamos solo ignorala—le dijo Ron arrastrándolo para salir de la sala común. Hermione no parecía querer rendirse mientras los seguía con enojo.
—Si los atrapan van a perder todos los puntos que me esforcé en ganar con la profesora Mcgonagal, tuve que memorizar todos los hechizos de nuestro libro—les reclamaba Hermione, Ron solo intentaba ignorarla mientras caminaba por el pasillo arrastrando a harry.
—Lo lamento, pero si no voy Draco no me va a dejar en paz—se disculpó Harry parando de caminar, lo que solo pareció enojar más a Ron quien fulminó a Hermione con la mirada.
—Hermione solo vete, no necesitamos oír tus regaños.
—Bien, pero se acordaran de mi cuando estén en el tren mañana en camino a sus casas—con eso dicho se dio la vuelta dirigiéndose a la sala común.
—Por Merlín ¿qué le sucede a esa niña?
—Creo que solo está preocupada—respondió Harry, no podía culparla, pensó aún más nervioso por los regaños de Hermione.
—O más bien debería aprender a meterse en sus asuntos—espeto aun enojado dándose media vuelta para reanudar su caminata, al menos hasta que escuchó un gritó de rabia detrás de ellos—...¿ahora que?
Era de nuevo Hermione, venía dando zancadas de furia.
—La dama gorda no está en el cuadro, se fue a visitar a alguien—les dijo cruzándose de brazos—ahora no puedo entrar a la torre.
—Ese es tu problema—respondió Ron empezando a arrastrar otra vez a Harry quien le dirigió una mirada de disculpa—Tenemos que irnos, vamos tarde.
—Yo voy con ustedes.
—Por supuesto que no.
—Hermione si vamos más personas es más probable que nos atrapen—explicó Harry tratando de tranquilizarlos.
—No voy a quedarme aquí sola hasta que Filch me encuentre, si nos atrapan diré la verdad.
—Eres una...
—¡Ya basta los dos!—exclamó Harry ya harto—Oigo algo.
—¿la señora Norris?—preguntó Ron temeroso. Pero no era la gata de Filch, eran solo los ronquidos de Neville quien se encontraba tirado en el piso junto a la pared.
—¿Neville?—lo llamó Harry agachándose junto a él sacudiendolo—Anda despierta.
—¿Q-Qué? ¿Qué ocurre?—preguntó adormilado, sobresaltandosé cuando los vio bien—¡Al fin me encontraron! Estuve horas aquí afuera. Se me había olvidado la contraseña.
—Genial, más personas—bufó Ron.
—No seas grosero—lo regaño Hermione.
—La contraseña es "hocico de cerdo"—le respondió Harry—Pero no va a funcionar, la dama gorda no está en el cuadro. Por cierto ¿cómo está tu muñeca?
—Oh, está bien—contestó levantando el brazo—La señora Pomfrey la arreglo muy rápido.
—Bueno Neville, nos tenemos que ir. Así que...
—¡No me dejen solo!—grito alarmado—el barón sanguinario ya pasó por aquí dos veces—Ron miró su reloj para después dirigir una mirada furiosa en dirección a Neville y Hermione.
—Ya se nos está haciendo tarde, si nos atrapan por su culpa no descansaré hasta aprender esa maldición del demonio de la que nos habló Quirrell para maldecirlos—Hermione iba hablar quizás para regañarlo de nuevo, pero Harry no la dejo.
—Solo vámonos y terminemos con esto—dijo Harry en voz baja empezando a caminar, sintiendo como los tres hacían lo mismo detrás de él.
Tuvieron que bajar las escaleras y caminar por los pasillos oscuros solo siendo iluminados por la luz de la luna, Harry rezaba mentalmente para que fuera su señora cuidandolo. Finalmente llegaron al salón de trofeos que se encontraba totalmente vacío.
—Crabbe y Malfoy no han llegado—susurró Ron a su lado examinando el salón—Tal vez se acobardó—Finalmente después de esperar escucharon una voz, solo que no era de Draco.
—Deben de estar por aquí. Olfatea bien, tesoro. Puede que estén escondidos en un rincón—Era Filch, estaba hablando con la señora Norris. Aterrorizado, Harry empezó a hacer señas empezando a correr con la esperanza que los demás lo siguieran.
—¡Por aquí!—señaló Harry a una puerta abriendola. Corrieron por varios salones intentando esconderse sin tener idea a donde iban. Finalmente llegaron al aula de encantamientos. Al menos sabían que quedaba lejos del salón de trofeos.
—Les dije...que...nos atrapa...rían—habló Hermione entre jadeos.
—Hay que volver a la torre de Gryffindor—dijo Ron mirándolos.
—Obviamente.
—Vamonos—articulo Harry intentando salir del salón, al menos hasta que se topó con alguien que profirió un grito de alegría—shhh Peeves. Por favor no hables, nos vas a delatar—Peeves solo se carcajeó sonriendo con malicia.
—¿Escapando a medianoche? novatos. No, no, no, eso está muy mal, los tomarán del cuello.
—No si no nos atrapan—objeto Ron con el ceño fruncido intentando ocultar el miedo, los demás no eran muy buenos en ello.
—Oh pero tengo que decírselo a Filch, debo hacerlo—dijo Peeves sin que esa enorme sonrisa abandonara su cara—Es por su bien.
—Solo quitate—contesto empujándolo, eso fue un grave error.
—¡ESTUDIANTES FUERA DE LA CAMA!—grito Peeves tan fuerte que tuvieron que taparse los oídos—¡ESTUDIANTES FUERA DE LA CAMA! ¡EN EL SALÓN DE ENCANTAMIENTOS!—aún tapándose los oídos se echaron a correr por los pasillos.
—¡¿Tenías que empujarlo?!—gritó Neville con miedo.
—¡¿tenías alguna otra idea?!
—¡Ya cállense!—gritó Hermione mientras corrían. Detrás de ellos se escuchaban pisadas de Filch que corría rápidamente. Finalmente llegaron al final del camino que era a puerta cerrada.
—¿Que vamos a hacer?—preguntó Neville al aire sin dejar de temblar.
—Haganse a un lado—los apartó Hermione parándose frente a la puerta, elevando su varita—alohomora-el seguro se abrió dejándonos pasar. Harry cerró la puerta detrás de ellos y se inclinó para escuchar a Flich.
—¿A dónde fueron Peeves?—gruño Filch—¡Dimelo ahora!
—Talvez si dices "porfavor"
—No fastidies. Dime a donde fueron.
—No diré nada si dices porfavor—Harry casi pudo imaginar la expresión de furia que debió haber puesto filch.
—Bien...Por favor.
—¡NADA! que fácil caíste—se carcajeo con su voz chillona—Te dije que no diría nada si dices porfavor.
—...Debe creer que la puerta está cerrada—les informo Harry al oír como Filch se marchaba enfurecido—Quizás podamos escapar...¡Neville me estas lastimando!—gritó Harry haciendo que Neville dejará de apretar su brazo con el rostro pálido—¿Qué sucede?—pregunto al ver que no respondía. Al darse la vuelta pudo comprender totalmente por qué había tomado su brazo.
Harry no podía creerlo, frente a él se encontraba una bestia enorme, un perro de tres cabezas, Cerbero. Eso era simplemente imposible.
El guardián del infierno los miraba fijamente, sus tres cabezas empezando a gruñir. Harry vio entonces a sus amigos. Ron y Hermione estaban pálidos y temblando mientras se abrazaban entre sí, y el pobre Neville parecía estar apunto de orinarse en los pantalones.
—No griten—advirtió intentando mantener la calma recordando su entrenamiento—Voy a abrir la puerta y vamos a salir muy lentamente—los demás asintieron sin dejar de mirar a la bestia la cual se mantenía quieta mirándolos fijamente. Harry abrió la puerta y empezó a retroceder lo más lento posible, la bestia elevo sus cabezas asustando a Neville que empezó a gritar causando que Cerbero ladrara en su dirección.
—¡CORRAN!—gritó Harry jalando a Neville y a Hermione, que a su vez jalo a Ron fuera del pasillo.
Corrieron tan rápido como podían, tal vez Filch se fue a buscarlos en otro lugar ya que no se lo toparon ni una vez. Corrieron hasta que se toparon con el retrato de la dama gorda quien los miró con el ceño fruncido.
—¿Dónde estaban?
—¡Hocico de cerdo, Hocico de cerdo!—Repitió rápidamente Harry sin escucharla, lo único que quería era entrar a la torre. Finalmente el retrato se movió y todos pasaron jadeando. Neville se desplomó en el suelo, Ron se quedó parado donde estaba y Hermione se fue a sentar en un sillón intentando calmarse, Harry en cambio empezó a caminar por la sala común mientras murmuraba tan rápido que apenas se le entendía—No entiendo. ¿Cómo es siquiera posible que el Cerbero escapara del inframundo? ¡y llegara a Hogwarts de todos los lugares! oh esto es malo, por todos los dioses ¡va a ser un caos! tendré que informar de inmediato...
—¿Nunca paras de hablar?—lo interrumpió Hermione harta de oírlo.
—¿Qué pretenden al tener a una cosa así en Hogwarts?—comentó Ron aun jadeando.
—¿No es obvio?—exclamó Hermione—Estaba cuidando algo, había una trampilla debajo de él—aclaró levantándose mirándolos indignada—Ojala estén satisfechos. Pudimos haber muerto, o peor, haber sido expulsados.
Ron y Hermione siguieron peleando. Mientras, Harry se quedó pensando. No entendía como Cerbero llegó a Hogwarts o siquiera si era el Cerbero real, pero al menos sabía que estaba custodiando algo y Harry tenía una idea de que.
Parece que habían descubierto donde estaba el paquete arrugado que había sacado Hagrid.
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Okey. Mmmmm, ¿qué decir?
Pues va a haber serie de Percy Jackson estoy MUUUUUUUUUUUUUUY emocionado.Eh escrito varios capítulos de este fanfic (debo de admitir que este es mi favorito), así que estaré publicando un poco más seguido de lo habitual. Aunque mi habitual son meses, pero ustedes me entienden.
Esperen mi siguiente capitulo si quieren saber qué pasa con el pobre de Harry ^^
-ℋ𝓪𝓼𝓽𝓪 𝓺𝓾𝒆 𝓵𝓪 𝓞𝓼𝓬𝓾𝓻𝓲𝓭𝓪𝓭 𝓷𝓸𝓼 𝓵𝓵𝓪𝓶𝒆
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