𝑰𝒏 𝒎𝒚 𝒎𝒊𝒏𝒅
A veces me pregunto, ¿cuántas veces por minuto escucho la voz de TaeHyung rogándome que me apresure cuando vamos a salir?
Mientras difumino las sombras que aplico sobre mi párpado, voy contando las veces en las que él me dice: «Ya es tarde». «¿Segura que es necesario ponerte todas esas pinturas en la cara?». «Vamos a llegar muy tarde...».
Me limito a rodar los ojos mientras continúo haciendo lo mismo. Llevo aproximadamente quince minutos arreglándome para salir a esa fiesta a la que me quiere arrastrar; ni siquiera me he tardado tanto. Desde que la alarma comenzó a sonar, interrumpiendo la realización de un documento que tengo que entregar para el Lunes, me levanté de la silla y me dirigí a la habitación que comparto con Kim TaeHyung.
Mi novio suele ser bastante inquieto, siempre está buscando estar ocupado y apurarse con sus deberes. Me molesta que crea que puede apurarme a hacer las cosas que yo quiero realizar a mi paso.
Me vestí con un vestido negro con algunos detalles de fantasía en este; es un vestido entallado que me hace lucir bonita y resalta el color azabache de mi cabello, así como mis ojos. Pero... pensándolo bien, no me gusta.
El vestido me encantaría si lo usara para ir a un lugar al que en serio quiero ir, pero en este caso, me lo puse porque Tae dijo que sería una buena opción utilizarlo para asistir a aquella fiesta de gente adinerada y pedante como toda su familia.
Bien, no acabo de decir eso. Pero en realidad odio a la familia de TaeHyung, estoy agradecida de que él no es tan presumido, narcisista y pedante como su-
—¿Me veo bien? —Despego mi mirada de mi reflejo en el espejo y lo miro. Ahí está él, peinando sus lindos mechones rizados de cabello castaño oscuro y arreglando ese traje negro que se le ve tan precioso. Está haciendo caras curiosas al espejo y, finjo que no me doy cuenta, pero está fijándose en su trasero. No pensé que eso fuera importante para un hombre.
—Claro —contesto sin más, sellando mi maquillaje y levantándome de la cómoda silla que tengo frente al tocador—. Tú siempre te ves bien, Tae.
Lo alago, pero él sólo sigue mirando su trasero. Vaya, nunca me había fijado, pero tiene una pequeña cintura y una espalda algo ancha; su trasero resalta con esos pantalones. De nuevo, ¿eso es relevante?
Aclaro la garganta y sacudo mi largo cabello, mierda, qué ganas de cortarlo. Pero se ve bonito y creo que a TaeHyung le gusta, así que se queda largo. Él finalmente me mira, pero lo hace sin interés alguno; eso dolió.
—Vámonos.
Ambos salimos del departamento que compartimos; llevamos dos años de novios y decidimos que era hora de formalizar un poco el asunto. Por esa misma razón, estamos juntando la paga de ambos para poder rentar un, pequeño pero acogedor, departamento en la cuidad de Seúl. Él se había ofrecido a pagarlo de lo que gana en su trabajo —que en realidad es el triple de lo que pagamos de renta—, pero decidí que quería aportar un poco. Por esta razón, compartimos la renta.
Nos subimos a su lindo automóvil negro, que combina a la perfección con nuestros atuendos. Al subir del lado del piloto, TaeHyung vuelve a observarse en el espejo retrovisor, ¿por qué?
—Suzy, ¿tienes algún bálsamo o brillo de labios que puedas prestarme? —Por supuesto que fruncí el ceño, ¿qué demonios? Pero la idea de que era una noche fría, y que yo también estaba lamiendo ligeramente mis labios para humedecerlos, me hizo tranquilizarme.
Abrí mi pequeño bolso negro, que en realidad era ridículo porque no podía guardar nada más que mi celular y labial rojo en él, y saqué este último. Se lo extendí y TaeHyung, sin una pizca de vergüenza o tal vez rechazo hacia el labial, pintó sus labios de intenso rojo.
Decidí ignorarlo y dedicarme a observar los múltiples autos que viajaban junto a nosotros. Ah... cómo quisiera regresar una hora atrás y fingir que mi madre me había llamado de urgencia para ir a mi casa, de esa manera evitaría tener que ir a esa terrible reunión.
¿Por qué no quiero ir? Simple: la gente rica y arrogante se va a juntar para hablar de temas de dinero relacionados con la arrogancia y la avaricia. Van a tomar champaña y a fumar de la manera más refinada que se les ocurra. ¡Vaya mierda de reunión!
No entiendo por qué Kim quiere ir. En realidad es algo que, por más vueltas que le doy, no puedo responder. Es decir, sí, sus amigos más cercanos y conocidos van a estar ahí, pero de nuevo, no entiendo cómo se junta con esa gente; TaeHyung no es parecido a ellos.
—¿Sabías que JiMin tiene un automóvil nuevo? —Comienza una conversación para matar el silencio infernal en el que el automóvil estaba hundido. Lo miro con una ceja levantada, ¿qué importa eso?—. Se lo compró la semana pasada y mandó fotos al chat grupal. Tal vez deba de comprar un Ferrari rojo, ya sabes, el que siempre he querido, ¿qué opinas?
Mucha gente dice que, el que tiene el dinero, que lo haga. Pero... ¿para qué mierda necesita un Ferrari si con este BMW ni siquiera puede avanzar por el terrible tráfico de Seúl? No obstante, es su dinero y él puede hacer lo que quiera con él; lo gana con su trabajo en la empresa familiar que dirige a sus cortos 25 años, ¿qué más da?
—Claro, si es lo que quieres... —Contesto sin mostrar más interés. Al mismo tiempo, comienzo a cuestionarme si TaeHyung en realidad no es como todos su amigos.
Después de mis palabras, el silencio volvió a ser sofocante, y a la vez, tan ruidoso. Sin embargo, mientras mis ojos se perdían en la oscuridad de la noche y las luces de colores, que se lograban observar de los locales que estaban abiertos a esa hora, se pasó el tiempo.
Suspiré cuando el automóvil se estacionó frente a un hotel que sólo gente rica podía pagar. Digo, la noche en ese hotel, de nombre francés o italiano que no pienso pronunciar ni terminar de leer bien, debe de costar lo mismo que gano en tres meses.
Aunque, supongo que para TaeHyung, su familia, sus conocidos y contactos sería como pagar un dulce de la calle. Ni siquiera les dolería.
Un hombre, que utilizaba un traje negro sin saco, le abrió la puerta del auto a TaeHyung, sólo para que este le sonriera —¿por qué me pareció que era una sonrisa coqueta?— y me abriera la puerta a mí.
Incluso la puerta se veía lujosa, me dediqué simplemente a sonreírle a Tae, quien me miró por unos segundos antes de tomar mi cintura y comenzar a caminar hacia adentro del hotel.
Respiré, me siento bien. Claro que estoy bien; ¿por qué no habría de estarlo?
—¡TaeHyung! —Una señora de cabellos rubios y botox por toda la cara se acerca a mi novio y lo abraza. Yo paso a segundo plano, como siempre. Es su mamá y no estoy bien. ¡Déjeme ir!
—¡Mamá! Me alegra tanto que hayas podido venir. —Le dice, con una sonrisa en el rostro, mientras que yo ruedo, disimuladamente, mis ojos. Odio a esa señora.
—A mí también, pero tu papá ya está muy cansado y está exigiendo que nos regresemos a la casa —dice fingiendo un puchero. Oh... si tan sólo pudiera ver cómo me estoy riendo para mis adentros... —. Pero tu disfruta la noche junto a... —la señora me mira por unos segundos y vuelve la vista a su hijo. Nos hemos visto tantas veces en los últimos dos años y aún no se sabe mi nombre, no estoy cómoda.
—Suzy. Mamá, te he dicho mil veces que ese es su nombre. —Regaña Tae a su madre, yo la miro con una sonrisa fingida y la señora me mira de nuevo. Sí, me está mirando con desaprobación, como si yo fuera un insecto... JÓDASE.
—Oh, sí... —dice y despega su vista de mi rostro. Se queda callada por unos segundos y un señor de bastante edad se acerca a ella. ¿Qué mierda sigo haciendo aquí? Si la mamá de TaeHyung me odia, su padre podría ser capaz de hacer que un misil militar me cayera encima para borrarme de la faz de la tierra, así que... mejor me voy.
Me alejo de TaeHyung y me voy a la barra de bebidas. He ordenado una copa de champaña, sí, de esa que toma toda la gente en este horrible lugar.
Me dispongo a observar con detenimiento todo; hay unos sillones, de color rojo, que se ven bastante cómodos; un escenario, sobre el cual está tocando una banda —no creo que sean famosos—; y mucha gente platicando y riéndose de tonterías. Ah... cómo se nota que no pertenezco aquí.
A mi lado, llega un chico rubio, a penas llama mi atención pero, en cuanto ordena coñac y saca un puro de su saco negro, volteo a verlo bien. Hoy en día, ¿quién demonios toma eso?
Observo al chico con detenimiento; su cabello es rubio pero parece teñido; sus ojos son grandes y profundos, se ven algo arrogantes a simple vista; sus labios brillan demasiado y tiene un ligero maquillaje en tonos cafés sobre sus ojos; su nariz es linda al igual que su marcada mandíbula. Es un chico lindo en realidad, casi un poco más que TaeHyung.
Entonces, observo con detenimiento su atuendo; lleva puesto un traje completamente negro, una playera negra debajo del saco y un pantalón de vestir del mismo color. Está usando tres aretes en su oreja izquierda y una cadena que se ve costosa.
Bien, entonces es como los amigos de TaeHyung; no sólo rico, sino que presumido y arrogante.
Volteó a ver a mi novio y me doy cuenta de que sus padres se han ido, sin embargo, en lugar de venir a buscarme, TaeHyung sólo corre a platicar con JiMin, aquel chico rubio con mechones en colores arcoíris, que es un poco más bajo que Tae pero goza de una fortuna casi tan grande como la suya.
Mierda... si la gente rica sólo se junta con la gente rica, ¿cómo demonios es que TaeHyung es mi novio?
¡Ah, cierto! Hace dos años exactamente conocí a Kim TaeHyung. Yo estaba en mi oficina y él entró, con una mirada bastante nerviosa y me sonrió, geométricamente, antes de pedirme ayuda con sus cuentas. Así me convertí es su contadora personal; lo que nos llevó a pasarla en su casa hasta altas horas de la noche mientras hacíamos cuentas y hablábamos de números...
TaeHyung parecía alguien tan sencillo en ese entonces, y tal vez por eso nos enamoramos. Él no se preocupaba mucho por su aspecto ni era vanidoso; ahora parece que, todo lo que le interesa, es que su trasero se vea bien.
Y yo, Bae Suzy, paso a segundo plano. ¡Excelente!
Tomo otro gran trago de mi champaña mientras observo cómo JiMin se le embarra a un hombre alto y moreno, ya casi no me sorprende. Pero lo que sí me sorprende, es que TaeHyung lo mire de esa manera; sus ojos brillan y parece que le está coqueteando.
Espera, espera, eso no podría pasar... está todo en mi cabeza, ¿no? ¿Cómo demonios es que la champaña hace efecto tan rápido? Sin embargo, doy otro trago; si voy a estar aquí por más tiempo, mejor comienzo a emborracharme.
—¡Hey, hey! Despacio, linda —volteo a ver al chico que estaba a mi lado y ahora está más cerca. Está soltando algunas risas discretas—. Estoy seguro de que hay champaña para todos. —Sí, se está burlando.
—Sólo estoy tratando de ver el fondo de la copa más rápido, ¿algún problema? —Pregunto de mala gana y volteo a ver a Tae de nuevo.
—Claro que no, cada quien tiene sus razones —Es lo último que dice antes de que yo comience a alejarme de él. Vaya tipo tan mas entrometido... comienzo a querer irme en serio.
Me acerco a TaeHyung y este me ve, finge una sonrisa —porque sí, conozco sus sonrisas verdaderas y las que finge— y me abraza ligeramente.
—¡Hola... —JiMin sonríe pero mira a TaeHyung y su sonrisa de deforma. ¿En serio él tampoco recuerda mi nombre? Miro a Kim y este le susurra mi nombre— Suzy!
—Hola, JiMin. Es un gusto volver a verte. —Muestro mis modales porque no soy igual a ellos, sin embargo, Park me mira de la misma manera en la que lo hacía la madre de Tae.
—¡TaeHyung! ¡Casi lo olvido! —La voz de ese chico rubio se vuelve mucho más aguda y se inclina hacia Tae—. Hace un tiempo, conocí a un tal Jeon JungKook, ¿te acuerdas de Jeon JungMo; el que es dueño de esa empresa que se dedica a hacer puros en México?
—Ajá... —Contesta un poco confundido.
—JungKook es su hijo. Nos conocimos la semana pasada porque, después de haber viajado a ver a su papá por unos meses a México, volvió a Corea y se hospedó en uno de mis hoteles.
Entonces, el tal JungKook es hijo del dueño de una empresa que produce puros, JiMin es hijo del dueño de la cadena de hoteles más famosa de toda Corea y TaeHyung es el unigénito del dueño de Samsung. ¿En dónde mierda encajo yo?
—¡JungKook, ven! —Grita JiMin en dirección de la barra en la que yo estaba antes. Volteo por pura curiosidad y me percato de que, el chico arrogante de hace un rato le sonríe a Park y, con su coñac y puro en la mano, comienza a caminar en nuestra dirección.
Yo simplemente mantuve mi sonrisa falsa, tomando el brazo de TaeHyung con mucha más fuerza y mirando a aquel rubio que se acercaba a nosotros.
—Park JiMin —saludó el blanco de ojos grandes, mostró una sonrisa muy hermosa y, tanto Tae como yo, nos perdimos en su mirada—. Es un placer poder verte de nuevo.
Ambos chicos se abrazaron y me percaté de que JungKook era más alto que JiMin, incluso que TaeHyung si soy sincera.
—Te presento a Kim TaeHyung, mi mejor amigo —Park presenta a Tae y Jeon le sonríe a mi novio. Ni siquiera esperé que preguntara por mí, al final sólo soy un fantasma aquí y allá. El rubio toma la mano de Kim y lo acerca a él.
—Soy Jeon JungKook. Es un placer. —Jeon le lanza una mirada coqueta y descarada a mi novio, quien se sonroja agresivamente y comienza a dolerme la cabeza. ¿Qué demonios está pasando?
Suelto el brazo de TaeHyung y decido que comenzaré a perder la conciencia de una vez. Es que... ¿cómo podría estar Tae coqueteando con hombres?
Tomé mi copa de champaña en una mano y decidí sentarme en uno de los sillones que se encontraban en el salón. En verdad eran cómodos, pero sólo podía concentrarme en Tae y ese rubio.
JungKook y TaeHyung siguen platicando, mirándose a los ojos profundamente. Tal parece que Jeon le hizo un cumplido por su cabello, ya que el moreno se sonroja y JungKook acaricia su cabello.
Simplemente observo en silencio todo lo que pasa frente a mí. Y puede que sólo esté en mi cabeza aquella situación, pero no soy estúpida, ellos dos están coqueteando.
«TaeHyung... ¿te gustan los hombres?». Pienso mientras observo cómo el rubio de aretes en las orejas lo mira con lujuria y Kim se muerde el labio.
Me imagino que no están hablando del trabajo o de esos temas aburridos de los que él y yo siempre hablamos. Seguro Jeon le hace cumplidos a TaeHyung por sus preciosos ojos verdes y le sonríe de esa manera tan única.
En realidad, Kim se ve mucho más pequeño a su lado. Se ve tan delgado y delicado a su lado... ¿cómo es que no me di cuenta antes?
JiMin se acerca a ambos y los abraza—. Siempre supe que ustedes dos se llevarían bien. TaeHyung, JungKook en realidad es una joya, no lo dejes ir. —Le aconseja frente a mí y observo cómo la tatuada mano de ese chico de cabellos rubios, ligeramente largos, acaricia la mano de Tae.
¿Era esa la razón por la que nadie me reconocía como la novia de TaeHyung? Tal vez yo era la única que estaba ignorando esto; la única estúpida que prefirió cerrar los ojos ante lo evidente —en este momento, los ojos de Tae brillando mientras observa cada delicado y precioso detalle del rostro del contrario— y engañarse a sí misma.
«Tae, ¿siempre fuiste gay?» Comienzo a pensar que sí. Y de repente siento tanta envidia.
La manera en la que Jeon mira a Tae, casi como si fuera un precioso tesoro, que había sido tan anhelado desde su descubrimiento, el cual nunca estaría dispuesto a soltar.
Estaba celosa, lo acepto. TaeHyung es mi novio y jamás me ha mirado así; jamás ha coqueteado conmigo de la manera en la que Jeon lo hace con él; sus ojos jamás han brillado tanto cuando me ven, brillan como estrellas en el cielo nocturno cuando lo ve a él.
Tomo otro trago de champaña y cierro mis ojos, pero esa imagen está ahí. JungKook tomando la cintura de mi novio con sus varoniles manos, acercándolo a él; susurrando alguna cosa, de la manera más sensual, en su oído.
Abro los ojos y, efectivamente, ahí están. La mano acariciando la cintura contraía y Kim, sonrojado hasta las orejas. Yo sigo callada, tratando de analizar todo lo que pasa a mi alrededor.
Pero parece tanto lo que está ocurriendo: Park mira con ojos de depredador a un moreno alto; JungKook pasa su mano derecha ligeramente por el trasero de Tae, y este último sólo ríe y se deja hacer. ¿Qué mierda está pasando aquí?
Todo había estado yendo tan bien, pero ahora no entiendo cómo todo terminó de esta manera.
Mi estómago comienza a revolverse cuando las delicadas y largas manos de Tae suben por el fornido y amplio pecho de Kook. Me siento ligeramente enferma, desearía que todo esto estuviera en mi cabeza.
Pero no lo está, y JungKook en serio está acercándose a los labios de mi novio; joder, es que ya no puedo ver. Comienza a dolerme la cabeza y siento que ya no puedo más, sin embargo, hay una fuerza mucho mayor que me obliga, que exige que continúe viendo. ¡Ya no puedo!
Estoy celosa de mi novio, por supuesto. Pero estoy mucho más celosa de la manera en la que Jeon lo trata; mis ojos se llenan de lágrimas al observar cómo TaeHyung se siente tan cómodo con él.
Pareciera que al instante cayó enamorado de ese chico rubio; pero, ¿quién no? Incluso yo puedo decir, con certeza, que JungKook es precioso. Lo que me hace sentir peor; no soy suficiente para Tae. Pero tampoco es que sea eso, es que a Tae le atraen los hombres.
A Kim le encanta la manera en la que esa deliciosa mandíbula resalta cuando Kook aprieta la mordida; babea por el cuello tan perfecto de Jeon, que lleva a unos hombros anchos y una espalda de ensueño. Se deleita al tacto con esos bíceps rompe-camisas que lo abrazan protectoramente.
TaeHyung se está muriendo por un hombre y yo simplemente no puedo ver.
Trato de respirar, y cuando me doy cuenta, llega un mesero con un vaso de whisky, ¿yo lo pedí?
Tomo un sorbo del alcoholico y fuerte líquido que se encuentra dentro del vaso. Los celos se han apoderado de mí, me contaminan y no puedo mantener los ojos abiertos.
Ellos dos están tan cerca. JungKook acomoda el cabello de Tae detrás de su oreja para destaparle el rostro por completo. Se están acercando aún más y la mano del más blanco viaja al mentón de Kim. Sus ojos se están cerrando a la vez que se acercan más.
Los labios de TaeHyung arden en fuego por la necesidad que tienen de probar los de Jeon. Y comienzo a llorar, porque a mí me pasaba lo mismo con él. Se le hace agua la boca y lame sus labios, provocando un suave gruñido en JungKook y, finalmente, incitándolo a que lo bese.
Trato de cerrar los ojos con todas mis fuerzas, pero no puedo dejar de ver esa escena. Los labios del más blanco saborean por completo los de mi novio, logrando que, con un sólo beso, las piernas del moreno flaqueen y esté a punto de caer.
Pero el que le brinda un sabor embriagante y delicioso por medio de su saliva al otro —debido al coñac de unos minutos atrás—, lo toma fuerte por la cintura y termina sosteniéndolo mientras le hace el amor por medio de un sólo beso.
Tengo esa enorme necesidad creciente de irme de aquí. Y, para terminar de arruinar mi noche, Park JiMin se sienta junto a mí.
—No deberías de estar sorprendida, cariño —dice con un tono obvio, lo miro con el mismo desprecio con el que me han mirado toda la noche—. TaeHyung es gay desde que éramos adolescentes, me sorprende que no lo supieras.
Me termino el vaso de whisky de un solo trago y paso mi mano por mi cabello, despeinándolo y haciéndome lucir, por fuera, como me siento por dentro.
—Sólo míralos, Ceci. JungKook es el tipo ideal de TaeHyung, por eso lo traje —aclara la garganta cuando Tae pasa sus manos al cuello del contrario y lo acaricia con delicadeza—. Hay algo que no me queda claro —comienza de nuevo y yo sólo quiero desaparecer—, si Tae es gay y sabe que lo es, ¿por qué andaría con una mujer?
—Me llamo Suzy, idiota. —Lo corrijo duramente, a lo que él levanta las cejas rápidamente y me mira con disgusto.
—Me da igual. Pero piénsalo, Suzy. ¿Le has dejado de cobrar por manejar sus facturas desde que son novios? —Se levanta del sillón y regresa a los brazos del hombre moreno, quien profana su trasero con sus grandes manos.
Me siento como una mierda. Esto dejó de estar dentro de mi imaginación, esto es verdad. TaeHyung en realidad está besando a JungKook, y en realidad me convirtió en su novia para su beneficio.
Espera, no puedo estar pensando eso. ¡Fue sólo un beso! ¡Un beso! Park siempre me ha odiado, diría cualquier cosa para hacerme sentir mal, yo lo sé.
Por fin se han separado del beso y respiro por primera vez. Pero en lugar de hacer cualquier otra cosa, Jeon le susurra algo y se toman de las manos. El mesero me distrae y me entrega el segundo vaso de whisky, que acepto gustosa y, cuando regreso mi mirada, ellos ya no están.
Mi cabeza me está matando y el alcohol en mi organismo comienza a hacer efecto. Sin embargo, me levanto del sillón y, con la vista borrosa, hago mi mejor esfuerzo por no estrellarme contra nada mientras los busco. ¿Por qué los estoy buscando? Celos.
No puedo seguir viendo pero algo dentro de mí me lo exige. Y ese mismo "algo" se rompe cuando, detrás de la barra de bebidas, en un pasillo con poca luz, los veo.
JungKook besa con pasión el cuello de TaeHyung y este gime dulcemente mientras despoja al contrario de su saco.
¡No! ¡Fue sólo un beso! ¿Cómo demonios hemos llegado a esto? ¡Me estoy volviendo loca!
Comienzo a pensar que TaeHyung sí es como sus amigos y como sus padres. Es igualito y yo no me había dado cuenta. Yo lo quiero mucho como para desconfiar de él sólo por el simple y cobarde hecho de desconfiar de tu pareja, pero en esta situación, cuando está subiendo su pierna a la altura de la cadera del rubio y gime en su oído... ¿qué más puedo pensar?
Jeon restriega su entrepierna contra la de TaeHyung y simplemente no puedo. ¡Ya no puedo! ¡No lo soporto más!
—¡TaeHyung! —Le grito con todas las fuerzas que me quedan. Ellos se separan milímetros y Jeon me mira, con todo el labial rojo, que le presté a Tae, sobre sus labios.
TaeHyung aleja a JungKook y me mira ahí parada, frente a ellos; mi delineador hecho un asco y mis pómulos llenos de color negro; mi cabello desordenado y los ojos rojos de tanto haber sollozado.
—Suzy... yo- JungKook, él y yo- —Trata de explicar. Pero me canso de que, de su boca, no pueda salir más. ¿Qué diría yo en su lugar? "¡Sí, me estaba entregando a un hombre porque soy gay y no me gustan las mujeres!". No.
Mis ojos pican de nuevo y el vaso de whisky se vacía en mis labios—. Eres igual a ellos, TaeHyung —suelto, con intenciones de lastimarlo—. También eres arrogante, avaricioso, pedante, mentiroso, narcisista y abusivo.
Sus ojos se inundan en lágrimas y JungKook coloca su mano en el hombro de mi novio, ¿estaba tratando de marcar su territorio sobre él? ¡Vaya chiste!
—Suzy, escúchame, sé que esto es-
—No. Todo el mundo sabía que te gustan los hombres excepto yo, y de repente JiMin te presenta a un rubio por primera vez y te le entregas así. —Estaba decepcionada, todo me dolía. Mi cabeza palpitaba con fuerza y mi vista estaba más que borrosa.
Aun así, como pude, me di la media vuelta y comencé a caminar a la salida. Me sentía humillada: mi novio se había besado con otro hombre frente a mí. ¿En qué cabeza cabe?
Estaba furiosa y celosa también. Pero muy dentro de mí, deseaba escuchar la voz de TaeHyung llamándome con desesperación.
Sin embargo, salí del hotel y comencé a caminar por la calle, llorando y cubriendo mi rostro, a punto del desmayo. Cuando...
—¡Suzy, espera!
Abrí los ojos.
—¡Suzy! ¡Espera, Suzy! —Escuché la voz grave y masculina de mi novio. De nuevo, la fuerza de hace unos minutos me hizo voltear. Y ahí estaba él, con los labios de un color natural, casi neutro. Su traje impecable y su cabello peinado a la perfección. Pero... ¿cómo-
—¿Qué mierda quieres, TaeHyung? —Le grito, completamente abrumada por la imagen repetitiva y traumante de mi novio besando a JungKook.
—¿Qué quiero? —Frunció el ceño y me miró confundido, bufó con obviedad—. Lo que quiero saber es, ¿por qué mierda sales corriendo de la nada? —Preguntó exaltado. Lo miré con furia pura en mis ojos, y juro que sentí ganas de matarlo ahí mismo.
—¿De la nada? —Pregunté en voz alta, sorprendiéndolo y ganándome una mirada aún más confundida de su parte, ¿a qué estaba jugando?—. ¿Te refieres a cuando salí corriendo cuando te ví besándote con ese idiota?
—¿De qué mierda hablas, Suzy? —Me gritó. Se veía muy confundido, pero fruncí en ceño yo también, ¿qué estaba pasando?—. ¿Con cuál idiota? Sólo estaba saludando a mi padre; mamá acababa de decir que ya se iban a ir. Te vas al bar y después de unos segundos sales corriendo, ¿qué mierda pasa contigo?
Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas. No entendía qué demonios estaba pasando, pero sí sé que TaeHyung estaba besándose con JungKook frente a mí.
—¿Conmigo? —Contesté, bastante exaltada a decir verdad—. Yo no soy la que miente acerca de su sexualidad, Kim. ¿Cuándo planeabas decirme que te gustan los hombres, eh? ¿Cuándo, Kim TaeHyung? —Desgarré mi garganta al gritarle lo último.
—No sé de qué mierda hablas, Suzy. —Afirmó, dándose la vuelta por segundos y despeinando su cabello.
—¡Te estabas besando con Jeon JungKook frente a mí, bastardo descarado!
—¿Quién?
Esta vez, la sorprendida fui yo. Sé lo que ví, y fue más real que nada, ¡joder! ¿Qué mierda le ocurría a TaeHyung? Si me estaba mintiendo ahora, ya no importaba. Como dijo JiMin: tarde o temprano iba a pasar, y soy una estúpida por haberme quedado mirando mientras mi novio se entregaba a otro hombre.
—¿Sabes algo, Tae? Ya no tienes que seguir fingiendo ser algo que no eres. Ya no quiero seguir contigo, soportando todas estas humillaciones día a día —traté de sonar lo más relajada posible—. Nunca pensé que me tratarías de la misma manera en la que lo hacen tus padres y amigos. Pero no fue sólo eso, ¡me humillaste frente a todos!
—Estás loca, Suzy. —Me miraba con confusión y cada vez se alejaba más. ¿Por qué actuaba así?
—No. Estoy harta. Y no pienso seguir mirando cómo me humillan tú y tus amigos una y otra vez.
Pude observar molestia en sus ojos. Kim TaeHyung se veía indignado, casi como si no pudiera creer lo que yo estaba diciéndole. Pero, mierda, es un idiota más.
Me di la media vuelta y comencé a caminar por la calle, sin rumbo alguno. Me sentía terrible, el alcohol consumía mi organismo y cada vez se me dificultaba más permanecer en pie con los horribles tacones negros.
Me los quité y los tomé con una mano. Continué caminando y, cuando me di cuenta, gotas gordas de agua caían sobre mí y me empapaban. Pero tal vez fue algo bueno, puesto que mi organismo comenzaba a despertar de nuevo.
Y fue cuando me di cuenta de que todo había estado en mi cabeza. Paré en seco sobre la banqueta, pensando en todo lo que había ocurrido esa noche y el comportamiento de Kim hace unos minutos.
Comienzo a darme cuenta de que todo estaba en mi cabeza. Tal vez Jeon JungKook no existía y yo-
Sólo imaginé que mi novio se besaba con un hombre. ¿Esto eran los celos?
Mierda. Todo pareció tan real; ellos se miraban con tanto amor, un amor digno de envidia y de-
Pido un taxi, le doy la dirección de la casa de mis padres. Estoy a punto de explotar y no quiero hacerlo en la calle. Entonces, ¿TaeHyung besaba a JungKook de verdad, o sólo estaba en mi imaginación?
Supongo que tenía que pasar, porque desde el primer beso, debí de haberlo sabido. TaeHyung era gay, y sea JungKook o no, era inevitable que se enamorara de un hombre. ¿Por qué yo tengo que pagar el precio?
Necesito ayuda profesional, lo antes posible. Me estoy volviendo loca por su culpa, y ahora, un tal Jeon JungKook vive en mi cabeza, besando a mi novio una y otra vez, sin intenciones de parar.
Kim TaeHyung había entrado de nuevo al hotel, estaba molesto por todo lo que su novia le había gritado. De verdad, ¿de dónde había sacado tantas tonterías? Y, ¿cómo mierda se enteró de su preferencia sexual hacia los hombres?
Caminó aprisa por el salón, dirigiéndose a la barra para tomar un trago y disponerse a olvidar todo lo sucedido con su celosa exnovia.
Estaba harto de su comportamiento desinteresado para/con él y de la gran importancia que le daba al trato que tenían sus amigos con ella.
Por supuesto que estaba molesto y le dolía haber perdido a su novia, él sí la quería. Así que pidió una pequeña copa de coñac y sacó el puro que le había regalado JiMin unos segundos atrás.
Encendió el tabaco y comenzó a fumar. Todo estaba tranquilo hasta que una voz lo hizo desconcentrarse y salir de sus pensamientos—. Moja la punta en el coñac, sabe mil veces mejor.
Volteó en la dirección de aquella voz y, a su lado, divisó a un chico rubio de ojos negros grandes, que lo miraba con una sonrisa en sus labios.
—¿Sabes mucho de puros? —Le preguntó Kim a ese chico desconocido, que en su vida había visto pero que, sin duda, le pareció precioso.
—Sí. Me encantan... —TaeHyung se sonrojó al percatarse de que, aquel chico blanco que se veía menor que él, mordió su labio mientras lo miraba.
—¿Cuál es tu nombre? —Le preguntó amablemente al desconocido, quien se acercó a él y lo miró profundamente a los ojos, logrando ponerlo nervioso hasta los huesos.
—Jeon JungKook, ¿y tú?
Casi se ahoga, ese era el mismo nombre que había mencionado Suzy unos minutos atrás. Frunció el ceño ligeramente e inhaló un poco de humo.
—Kim TaeHyung, es un placer —Le extendió la mano al chico desconocido, quien la tomó y comenzó a acariciarla con delicadeza.
Sus ojos eran tan profundos, cual galaxias infinitas llenas de planetas y estrellas no identificados. Eran preciosos, todo un espectáculo para Tae. Ese chico era precioso, pero se preguntaba por qué Suzy lo había mencionado antes.
—El placer es mío, TaeHyung...
Fin
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