여섯 번째 신음~ 🔞 NamKook
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Contenido +18
(Daddy kink, Femboy)
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🔞 Sexto gemido~
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Hoy era el día en que volvía a Seúl.
Le alegraba haber conseguido que lo trasladaran permanentemente de su trabajo a la sede que manejaban en Corea del Sur.
Después de cuatro años volvería a ver a su familia y a su amigos sin tener que estar contando las horas para que tengan que volver a viajar de regreso en un avión.
Lamentaba no haber tenido un periodo de descanso durante ese tiempo para visitar su tierra natal, pero quería escalar puestos rápidamente, por ello sus pocas vacaciones del trabajo y tiempos libres los usaba para estudiar y prepararse aún más.
Ahora todo ello estaba dando resultados, a sus veintiséis años era un hombre que tenía la vicepresidencia de una de las compañías con mas ingresos en todo Corea del Sur, obtuvo una hermosa casa cómoda para sus padres y él tenía un lujoso departamento, un carro caro y muchos mas lujos.
Que lo llamaran ambicioso le importaba poco, él fue sumamente pobre, pero gracias a su inteligencia ahora gozaba de estabilidad económica envidiable pero lo mas importante para él es que sus padres ya no tendrían que trabajar hasta enfermar, ahora podían descansar tranquilamente.
Llegó a la bonita y espaciosa casa ubicada en un buen barrio de Seúl, sus padres estarían sorprendidos con su llegada, ya quería ver la felicidad de ellos cuando se enteraran de que ya no tenían que estar separados por más de diez mil kilómetros de distancia.
Toco el timbre y esperó pacientemente con el enorme ramo de rosas blancas que tanto le encantaban a su madre.
La puerta fue abierta y el gran cuerpo de su padre se situó en su lugar, la sorpresa en su rostro fue enorme y después de un gran abrazo su tarde pasó entre llanto de felicidad y sonrisas, y por supuesto, la increíble comida casera de su madre, la cual extrañaba enormemente.
— ¿Hijo cuando empezaras en tu nuevo trabajo?¿te darán tiempo de instalarte?
— Claro que sí madre, esta semana la tendré libre, pero realmente ya está todo, solo iré a conocer mi nuevo departamento y comprar algo de ropa. También quiero ir a visitar a Jin-hyung y a su familia, pasaré después de aquí ya que me queda cerca su casa.
— Hijo, la familia Jeon ya no vive en Jongno-gu... Creí que te mantenías en contacto con Jin-ah, ¿no sabes lo que pasó?
— ¿De qué hablas padre? ¿qué pasó?
— Creo que será mejor que vayas a preguntarle a tu amigo, Nam.
Según la dirección que le dio su padre esa era la nueva casa de los Jeon, era realmente bonita y parecía acogedora, pero si la comparaba con la antigua mansión realmente parecía una nada.
Su cabeza estaba llena de preguntas.
Seokjin era solo un año mayor que él y ambos se conocieron en la preparatoria, su hyung constantemente le decía que no escuchara a los que lo hacían menos por estar becado en un colegio tan caro y prestigioso.
Su amigo y la familia de este no eran como todos esos ricos que juzgaban solo porque alguien no podía pagar lo que ellos sí, los Jeon siempre lo recibieron con los brazos abiertos y eran muy cercanos, no entendía porque ahora vivían ahí, pero estaba dispuesto a ayudarlo de la forma que fuera.
Por segunda vez en el día esperaba hasta que la puerta fuera abierta.
— ¿Hola? Dios.. Namjoon-ah, eres tu cierto. Solo te has puesto mas y mas guapo con los años. ¿Cómo has estado? Ven, pasa, pasa.
Una entusiasmada señora Jeon se hacía a un lado para dejarlo pasar mientras lo guiaba a la sala donde se encontró con el señor Jeon.
— Cariño Namjoon-ah está de visita, deja que mis pequeños te vean estarán muy contentos.
Se acercó a estrechar la mano del hombre mayor notando lo débil que esta estaba y lo pálida que era la piel, pero aun así él mayor le daba una enorme sonrisa.
— Que bueno verte Namjoon, te has convertido en todo un hombre y muy apuesto.
— Muchas gracias señor Jeon. — Tomó asiento en el pequeño sillón individual mientras aceptaba la bebida que le tendía la madre de su amigo. — Disculpen por venir sin avisar, pero quería que fuera una sorpresa, incluso mis padres no sabían.
— No tienes que disculparte por nada siempre serás bienvenido en nuestra casa. Jinie y Kookie estarán felices, ya deberían de estar llegando de sus trabajos.
La última vez que había visto a su amigo fue dos años atrás cuando Jin lo visitó en Nueva York, en ese entonces le contó que se había enamorado de un compañero de trabajo llamado Yoongi y él lo alentó a que se confesara.
No tenía problemas con que a Jin le gustaran los hombres, él nunca juzgaría a alguien por su orientación sexual, pues a él lo que le importaba era la persona y conocía demasiado bien a su amigo para saber que era una de las más increíbles personas que existían.
A los pocos minutos de estar conversando con los señores Jeon, su alto y ahora rubio amigo entró, su cara pasó de sorpresa a felicidad en un par de segundos y sus padres se retiraron para dejarlos conversar.
— Namie me alegra que por fin puedas volver a Seúl. Eres un maldito por no avisarme, pero enserio estoy contento.
— Tu no puedes decir que estas molesto por eso hyung, ¿Por qué no me contaste nada de esto? ¿Qué fue lo que pasó?
Un largo suspiro salió de la boca contraria antes de volver a tener su pequeña sonrisa.
— Porque no vale la pena Nam, somos felices y estamos unidos y ahora mi mejor amigo está de vuelta, estamos totalmente bien.
— Pero quiero saber qué fue lo que ocurrió hyung.
El mayor tomo asiento frente a él en el sofá mientras el volvía a tomar su posición anterior. Antes de iniciar su conversación su amigo soltó un enorme suspiro y después nuevamente mantenía esa sonrisa en su rostro.
— La homofobia de los coreanos Nam, eso paso. Hace casi dos años comencé a andar con Yoongi y tu sabes que en el círculo en el que vivía mi familia era muy juzgada una relación de ese tipo, a mis padres no les importo y las cosas no fueron tan mal, aunque papá perdió algunos clientes su negocio seguía bien económicamente, pero ese mismo año Kooki nos confesó que él también le gustaban los hombres, solo que su en su caso, también se viste diferente, fue cuando los socios abandonaron la empresa. Pero estamos bien ahora Nam, yo tengo un trabajo estable y Kookie sigue estudiando. También trabaja pero solo porque quiere, le dije que no era necesario, sin embargo nunca cambió de opinión.
Claro que se acordaba del pequeño Jungkook, lo vio crecer desde los ocho años, siempre se pegaba a él cuando visitaba la casa de los Jeon pero no le molestaba, el chico era realmente tierno con sus enormes ojos y siempre haciendo gestos lindos para que le dieran algún dulce, los cuales tenía prohibidos por toda la energía que tenía.
Realmente quería verlo, en cuatro años pudo haber cambiado bastante pero no cabía duda de que aquel joven de catorce años que vio la última vez sería realmente apuesto cuando creciera, incluso podría superar en belleza a su amigo y eso era bastante.
— Jin-oppa ya llegue, iré... oh hay visitas.
Namjoon volteo extrañado cuando la suave voz dijo "oppa", en el marco de la entrada a la sala una joven de ojos grandes, lindos labios rosados, largo cabello negro y piel blanca lo miraba atentamente. traía una blusa blanca y una falda negra que dejaba ver sus gruesos muslos.
No era de las personas que se fijaban tan atenta y descaradamente en el aspecto de los demás, pero esa chica era realmente hermosa y logró dejarlo sin aliento en unos segundos, le recordaba a alguien pero no lograba relacionarla con nadie, solo pudo observarla impresionado.
— ¿Namjoon-oppa?
La suave y dulce voz lleno nuevamente sus oídos y se sintió realmente un tonto por no recordar a alguien tan bella, solo pudo asentir sin saber como se suponía que las palabras salían de la boca.
En unos segundos el delgado cuerpo estaba pegado al suyo en un abrazo. las piernas de la chica estaban a un lado de sus muslos y sus brazos rodeaban su cuello.
No tenía ni idea de cómo sus manos se encontraban tomando la pequeña cintura, su cuerpo estaba respondiendo solo.
¿Estaba mal empezar a ponerse duro en frente de su amigo solo porque la chica más hermosa que había visto lo estaba volviendo loco con su cercanía?
La respuesta era un rotundo sí, si estaba mal en muchos sentidos, pero no tenía valor para dejar ir ese calor que lo rodeaba y ese delicioso aroma suave que estaba llenando sus fosas nasales.
— Kookie, estás loca, no puedes lanzarte así a la gente, irrespetuosa, además traes falda.
¿Kookie?
¿Jungkookie?
No era cierto.
La hermosa chica que ahora se retiraba con sus mejillas rojas, ¿era aquel pequeño que él adoraba como si fuera su propio hermanito menor?
— Lo siento Namjoon-oppa, es solo que hace cuatro años que no te veo y te extrañe mucho.
El tierno puchero que le mostró fue su fin. Su corazón empezó a palpitar rápidamente y su cuerpo le exigía levantarse y volver a tomarlo entre sus brazos para sentir la suave piel blanca contra la suya.
— N-no hay problema.
— Ve a cambiarte Kookie, para que me ayudes a preparar la cena por favor.
— Si oppa, eso es lo que iba a hacer. Vuelvo rápido.
La presencia del pequeño desapareció cuando terminó de subir los últimos escalones y él seguía completamente hipnotizado por lo hermoso que era.
— A Kookie le gusta vestirse así y le gusta que lo traten como mujer cuando está con esa ropa — la voz de su amigo lo sacó de sus pensamientos —, para los socios de papá eso era algo que no podían ignorar, según ellos dijeron. Al parecer podían ignorar a un solo hijo gay porque tendrían a otro para que sucediera la presidencia, pero ellos dejaron de asociarse cuando dejaron de tener un candidato "digno".— La última palabra la recalco con un gesto de las manos con notable fastidio en la cara.
— Pues es una tontería. Se lo inteligente y capaz que eres, hubieras llevado a esa empresa a nuevos niveles. La sociedad tiene la mente demasiado cerrada hyung, pero me alegra que ustedes vivan felices y bien. Por favor no duden en contar con mi ayuda, hasta en lo más mínimo.
— Me alegra que no te importe lo loca que es mi familia, pero Namie, aunque seas mi mejor amigo te voy a advertir sobre la manera en que casi te pusiste a babear cuando viste a Kookie, yo no dejo que se le acerquen viejos pervertidos.
— Jaja que gracioso eres hyung, pero tu eres mayor que yo y no creo que quieras que te recuerde quién de los dos es el que habla como viejo pervertido.
— ¿Quién es un viejo pervertido?
Otra vez se encontraba viendo a Jungkookie y nuevamente quedó sin aliento, su cabello largo estaba en una coleta alta, no traía falda y se había quitado el muy poco maquillaje que traía, ahora se mostraba con ropas de hombre pero seguía haciendo que su corazón se acelerara demasiado.
Ya era muy bonito de pequeño, pero su belleza ahora, era impresionante.
— Por supuesto que Namjoon-ah.
Las palabras atravesaron lentamente sus oídos pero seguía tan embobado con la imagen del lindo Kookie que no pudo defenderse.
— Namjoon-hyung no es pervertido, tu si lo eres hyung.
— ¡Ya! Mocoso irrespetuoso, porque lo defiendes a él, yo soy tu hyung.
— Porque Namjoon-hyung si me daba dulces y tu no.
Sacó su lengua infantilmente y después dejó un tierno puchero y mejillas abultadas.
No podía continuar cerca del pequeño sin que definitivamente tuviera un ataque al corazón.
O una erección.
— Nam, te quedaras a cenar y no acepto un no como respuesta.
— Claro hyung.
Bueno, ahor tendría que comer mientras trataba de mantener a su entrepierna bajo control.
Después de tres meses de estar viviendo en Seúl, ya se había adaptado al ritmo de su nueva vida cotidiana, ese día iniciaba su fin de semana, lo que significaba que podría reunirse con su familia y la familia Jeon.
Claro que le alegraba verlos, pero al parecer su obsesión con el pequeño Kookie cada vez era peor.
Sus pensamientos se tornaban más sucios y siempre después de verlo terminaba masturbándose con la imagen de un sonrojado Kookie gimiendo con dulce voz.
La idea de ser gay no le molestaba, lo que le inquietaba era su cordura, cada vez estaba más tentado a tomar el delgado cuerpo y llevárselo a su departamento para hacerlo suyo de tantas maneras.
Debería de estarse volviendo loco, pues a veces se imaginaba que los roces accidentales de Kookie los hacía a propósito.
El timbre sonó en todo el departamento, pero él no esperaba que nadie lo visitara, solo Jin había ido, pero sabía que esa mañana de sábado estaría despertando en casa de su novio Yoongi.
Se dirigió perezosamente hasta la puerta, tal vez debería de ponerse una camisa en lugar de atender solo en pantalón de chándal, pero la culpa era de quien fuera tan temprano a su casa.
Abrió la puerta sólo para encontrar a quien estuvo en sus pensamientos esa misma mañana mientras aliviaba su erección matutina.
— Hola oppa.
Sin pena alguna el pequeño cuerpo se abalanzó rodeando su torso con sus delgados brazos mientras recargaba la larga cabellera en su pecho.
— Hola Kookie, puedo saber qué haces aquí tan temprano.
El agarre se soltó y se separó con una sonrisa y adorables mejillas rojas mientras se dirigía a la cocina para dejar las cosas que llevaba consigo.
— Vengo a prepararle el mejor desayuno. Se que oppa no nos dejará que le paguemos las medicinas que le compró a papá, pero aun así quiero agradecérselo de alguna manera.
— No es necesario, lo hago porque la familia Jeon me ayudó a mí durante mis años de estudiante, yo soy el que tiene mucho que agradecerles.
— Pero solo mis padres y Jin-oppa te ayudaron, yo nunca he hecho algo por ti oppa. Así que no me interrumpas y siéntate.
Se colocó en uno de los taburetes que se encontraban en la isla de la cocina mientras observaba cómo el menor se movía de un lado a otro.
Ahora podía apreciar como estaba vestido, un largo suéter de un tono rosa claro, un pantalón corto y blanco muy pequeño que solo cubría hasta las mejillas de su trasero, y sus deliciosos muslos estaban apretados por unas calcetas largas que llegaban a la mitad de ellos, la imagen lo estaba provocando demasiado y era peor porque se daba cuenta de que ahí nadie lo detendría, estaban solos en su departamento.
— Namjoon-oppa, ¿qué acompañamientos te gustan con el bibimbap?
Como le podía hacer una pregunta justo cuando se inclinaba para buscar algo y le mostraba su pequeño y redondo culo.
— Los..los que quieras poner están bien Kookie.
Su boca se sentía tan seca en estos momentos y sus dedos cosquilleaban por lo mucho que quería tocar esa suave y blanca piel expuesta.
Durante el tiempo que tardó en estar lista la comida él luchaba contra su cuerpo, tratando de razonar el porqué estaba mal que tomara al pequeño y lo hiciera suyo.
Siguió torpemente al menor cuando este le indico que tomara asiento en la mesa y colocaba todos los platos frente a él.
Pensó que finalmente tendría una distracción mientras comía, pero se equivocó cuando ese perfecto ser se sentó sobre sus piernas, más específicamente colocó sus nalgas encima de su semiereccion, sentándose de lado mientras empezaba a alimentarlo.
Ver de cerca como esa linda boquita se movía al masticar y escuchar los dulces gemidos de placer cuando probaba otro bocado lo tenían en el límite.
Ahora su miembro estaba completamente despierto y exigía atención, apretó sus piernas y se movía lo menos posible tratando de que Jungkook no lo sintiera, pero ya empezaba a sudar por lo mucho que necesitaba liberarse.
Cuando su deliciosa tortura termino el menor se encargo de dejar todo en el lavaplatos y él lo acompaño hasta la puerta para despedirse.
— Espero que le haya gustado la comida oppa.
— Estuvo deliciosa Kookie, gracias.
— Bueno me tengo que ir al trabajo así que nos veremos después.
Nuevamente le dio un abrazo, pero esta vez rodeó su cuello y dejó un dulce beso en su mejilla.
— Por cierto oppa — el aliento chocaba con su oreja y sintió como uno de los brazos soltaba el agarre para colocarse en su torso desnudo —, usted es bastante grande.
No entendió el significado de las palabras al instante sino hasta que un suave roce en sus labios y un fuerte apretón en su pene fueron dejados por ese pequeño que lo miraba inocentemente.
Ninguna palabra salió de su boca pero no fue necesario pues Jungkook ya había salido corriendo por el largo pasillo.
Una risa de incredulidad salió desde el fondo de su garganta.
Ahora sabía que todos aquellos roces y caricias fueron hechas a conciencia, también sabía que ese pequeño lo estaba provocando para conseguir algo y era seguro que él le daría lo que su tierno menor pidiera, pero antes de pensar en algo más tendría que volver a bajar una segunda erección en una sola mañana.
La siguiente oportunidad para estar a solas con su pequeño llegó más rápido de lo que había esperado, pues solo una semana después ya lo tendría allí en su departamento.
— Nam gracias por cuidar a Kookie este fin de semana. — Jin le pasaba una maleta deportiva de color rosa con las pertenencias de Jungkook. — Sabemos que es muy inteligente, pero nunca lo tuvimos que dejar solo y nos preocupa un poco que no tenga a alguien cerca si surge una emergencia.
— No hay problema hyung. Viajen tranquilos y relájense, el doctor le recomendó a tu padre que tomara mucho aire fresco así que háganlo y olviden las preocupaciones.
— Por supuesto. Kookie ya viene para acá, salió hace quince minutos del trabajo así que ya no tarda y por cierto, tiene los mismos horarios el fin de semana. Otra vez gracias Nam, nos veremos el lunes.
— Nos vemos hyung.
Bueno, solo tenía que esperar a que su perdición llegara y ahora no dejaría que se le escapara de sus manos.
Llevó la maleta al cuarto de invitados, pero él se aseguraría de que no durmiera en esa habitación, mejor dicho él se aseguraría de no dejarlo dormir.
Entró a su cuarto y se cambió el traje que uso para el trabajo por un pantalón suelto y una camisa ligera.
Dos golpes en su puerta lo sacaron de sus pensamientos y volteo para ver como Jungkook se asomaba ligeramente y le regalaba una sonrisa.
— Hola Nam-oppa, entre con el código que me dio, iré a bañarme primero si no hay problema.
— Claro Kookie, adelante, en la puerta de enseguida están tus cosas y puedes usar ese baño.
— Está bien oppa, vendré en cuanto termine para bajar a comer.
Con esa última declaración salió por completo cerrando la puerta.
Tal vez sería mejor recostarse, porque de lo contrario era capaz de entrar en el momento en que su pequeño se encontrará totalmente desnudo en el baño, aunque esa no era una mala idea.
Ni siquiera se dio cuenta de que había cerrado los ojos hasta que una deliciosa presión en su entrepierna lo obligaron a abrirlos.
— Oppa se quedó dormido, ¿no quiere comer?
La imagen que recibió al despertar le encantó, Kookie se encontraba sentado encima de él con sus sus gruesos muslos a los laterales de su cadera.
Una delgada falda blanca, una camisa de manga corta gris y unas largas calcetas negras que llegaban a sus muslos eran las prendas que portaba ahora y al igual que todo lo que se ponía le quedaba muy bien.
En su cara se mostraba una sonrisa inocente y ojitos tiernos, pero sus caderas se mecían sutilmente creando fricción en su miembro.
— ¿Que estas haciendo pequeña?
— No se de que habla oppa, solo le pregunto si quiere comer.
Tomo la cintura entre sus manos y se deleito con lo pequeña que era. Ejerció un poco de presión para que el firme trasero se amoldara a su erección.
— Mgh... oppa.
— Dime Kookie que es lo que realmente vienes a hacer, ya no te queda actuar tímida, dime que es lo que quieres mi pequeña.
El grueso labio inferior fue presionado entre sus blancos dientes.
— Quiero que me folles muy duro oppa.
— Claro que sí preciosa.
Tomó entre sus brazos el delgado cuerpo y los giró hasta que él se encontraba encima metido entre esas bonitas piernas.
Sin perder tiempo empezó a retirar las prendas que sobraban en Kookie, pero se aseguró de dejar esas bonitas bragas blancas de encaje por las que se asomaba sus testículos y la punta rosa e hinchada de su pene.
— Eres tan hermosa mi pequeña.
— Quiero un beso daddy.
No tenía ni idea de que una sola palabra lo pudiera enloquecer de tal manera, pero su pequeño sabía presionar todos sus botones correctos para excitarlo.
Unió ambos pares de labios en un hambriento beso, sus lenguas se enredaban y se empujaban buscando explorar la cavidad bucal contraria. Sus manos por fin podían explorar la tersa piel y apretar los deliciosos muslos que lo apretaban.
— Daddy.. quiero sentirte.. por favor..
Se separó para quitar rápidamente la ropa que lo cubría y volvió a abrazar el delicado cuerpo que poseía su pequeño.
Dejó que sus dedos apretaran una de sus nalgas mientras simulaba embestidas que provocaba que ambas erecciones se frotaran.
Retiro un poco la tela de las bragas para empezar a acariciar la entradita de su Kookie, pero se sorprendió cuando la encontró húmeda.
— Me prepare para daddy, ¿soy una buena baby?
— La mejor de todas princesa.
Adentro dos dedos de golpe y empezó un suave vaivén doblandolos un poco para ver como la espalda de su pequeño se arqueaba por completo.
— Ahhh.. daddy~ por favor.. lo necesito dentro. — El pelinegro alargó la mano para tomar su erección y dirigir la punta hasta que se presionara en la entrada de su culo. — Follame daddy.
— Claro que lo haré, bebé.
Abrió las piernas del menor y empujo la la braga hacia un lado para empezar a presionarse lo mas lentamente que su razón le permitía. Dejó de avanzar hasta que tocó fondo y viendo como su pequeño se arqueaba totalmente.
— E-espera daddy.. deja que me.. acostumbre.. daddy es muy grande.. — Poco a poco la respiración agitada se empezó a regularizar y las paredes anales hicieron espacio suficiente para su pene.
— Kookie.. — susurro saliendo un poco para volver a entrar lenta y tortuosamente sintiendo como era abrazado por el interior cálido.
— Así~ así daddy...
Jadeo pesadamente ante los deliciosos gemidos que llenaban sus oídos y siguió moviéndose mientras miraba cada expresión de placer que se dibujaba en el bello rostro debajo de él.
Aumento un poco su ritmo, causando que la cabecera de la cama golpeara un poco contra la pared y viendo como su pequeño abría el mismo el arco de sus piernas tanto como le era posible para recibirlo hasta el fondo. Mordía sus labios y cerraba los ojos de una manera tan placentera que lo que antes eran estocadas cuidadosas se volvieron embestidas cada vez más duras.
— Más.. daddy~
Su mente estaba llena de morbo por estar tocándolo tan profundamente, subió esos finos tobillos a sus hombros para empezar a empujar más libremente.
— Eres tan hermosa mi bebe... — Quería que Kookie supiera lo bello que era ante sus ojos, se aseguraría de hacérselo saber.
— Daddy~ voy a ter..minar..
— Yo también mi bebe. — Aumento las penetraciones hasta que sintió la cálida esencia de su pequeño manchando su abdomen y tras unos últimos golpes dejó que su semilla saliera disparada en el interior llenándolo por completo.
Su frente fue a parar a la contraria, sintiendo como ambos alientos chocaban.
— Eres un sueño princesa.
— Oppa, me gustas mucho.
— Y tu a mi mi princesa, no tienes ni idea de cuanto me contenía para no besar tus lindos labios.
Con esas declaraciones ambos unieron sus bellos para poder dar inicio aún apasionado beso que les estaba quitando el poco aliento que habían reunido.
— Namjoonie-oppa.. te estas poniendo duro otra vez dentro de mi.
— Es que te sientes tan bien a mi alrededor. Ahora déjame hacerte el amor una vez más mi bebe.
— Claro que si Joonie~
No sabe si su amigo lo mataría, pero definitivamente él no dejaría de escuchar esos dulces gemidos de parte del pequeño que ahora tenía su corazón, o más bien que siempre lo tuvo.
Llegamos al final de este conjunto de One Shot.
Espero que les haya gustado leerlos así como a mi me gustó escribirlos♡.♡
🔞
Capítulo publicado el día:
22 de Septiembre del 2020
Editado el día:
14 de Noviembre del 2020
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