Se encontraban en la casa del rubio con la esperanza de encontrarlo pero lo único que vio fue a un chico castaño parado dándole la espalda.

— ¿No crees que llegaste demasiado tarde? — se giró mirándolo a los ojos.

— ¿Donde está?.

— No lo sé — contestó con desinterés.

— ¡Maldita sea! — gritó — ¿Donde está? — no respondió cosa que lo enojó más — ¡Responde!.

— Mmm... Bueno tal vez va a cometer una locura — se acercó acariciando su mejilla pero este lo apartó bruscamente.

— ¿De que mierda estás hablando? ¿Qué le dijiste? — cuestionó entre dientes.

— Le conté la verdad — rió.

El peli plateado al escuchar eso salió rápidamente de la casa subiendo a su auto para buscarlo y evitar que su chico volviera hacer una locura. Esta vez no dejaría que se repitiera de nuevo. Recorrió por las calles visualizando y preguntando a cualquier persona si habían visto al rubio pero estos negaban, cada minutos que pasaba se desesperaba, temía en llegar tarde y no poder salvarlo. Se estacionó en una cafetería que había visitado hace unos meses con el rubio haciendo que esos hermosos recuerdos invadieran su mente, salió para adentrarse sin embargo justo una señora de mediana edad se acercó a él ya que lo reconoció.

— Buenas noches Namjoon — saludo amablemente.

— Buenas noches — respondió — Me gustaría hablar con usted pero no tengo mucho tiempo — habló con amabilidad para no sonar grosero.

— Entiendo pero, ¿podría preguntar a quien estás buscando? — cuestionó preocupada.

— A mi amigo Tae Yang.

— Oh, lo vi hace media hora — declaró — Lo saludé pero al parecer no me escuchó y parecía estar muy ido en sus pensamientos así que no me acerque para no molestarlo.

— ¡Por favor dígame dónde lo vio! — habló desesperado.

Al tener la esperanza de poder encontrarlo sus ojos se iluminaron pero que por otro lado no tenía mucho tiempo y que debía apresurarse lo antes posible.

— Lo vi cerca de los edificios en Yeouido — respondió un poco asustada al ver lo desesperado que estaba.

— Gracias — dijo subiendo a su auto rápidamente.

Manejaba pasando a todos los autos a toda velocidad, no le importa si le ponían una multa por pasar el semáforo dos veces, para su suerte no había tráfico y lo único que tenía en mente era llegar a tiempo.

Al llegar a los edificios preguntó a un chico que llevaba un traje formal si había visto al rubio que por suerte dijo que sí y que lo vio entrar en uno de los ascensores. Agradeció y corrió hacia el ascensor para que lo llevará al último piso.

Por otro lado el rubio cada vez se acercaba a la baranda su cuerpo temblaba por el miedo y frustración, se subió estando ahora en el borde del precipicio del edificio, tenía el rostro lleno de lágrimas que no paraban de salir al enterarse de la verdad ya no quería seguir viviendo más aún que el chico al que él amaba se enteró de su secreto, tal vez lo odiaba por no haberle contado la verdad.

Se encontraban en el último, sentía el viento pasar por todo su cuerpo dando una sensación de escalofríos. Cerró los ojos suspirando fuertemente para soltarse y terminar con todo sin embargo una voz lo detuvo e hizo mirar hacia esa dirección.

— ¡No lo hagas! — dijo cansado por haber corrido sin detenerse — Por favor... Ven conmigo — suplicó mientras lágrimas recorrían su rostro — No quiero esta vez volver a perderte.

— No... Aléjate — decía mirando hacia abajo los autos pasar y ver personas que parecían hormigas con lágrimas en los ojos.

— Está vez no voy a dejarte... — dijo mientras alzaba su mano indicando que el contrario tomara su mano — Ven conmigo y seamos felices.

El peli plateado pensaba que había hecho cambiar de opinión el rubio.

— Lo siento — susurró antes de soltar su agarre en la baranda inclinándose para atrás.

— ¡¡¡JIN!!!.