La vida te da muchos golpes, golpes que debes dejar que pasen aunque duelan e intentar superar cada traumatismo para dejar que las heridas sanen.

Pero si hay algo que aprendes de unos padres médicos cirujanos, es que no importa cuantas cirugías reconstrutoras hagas, al final, siempre quedará la cicatriz.

Es lo mismo que ocurre con el corazón de una chica. Si sufre, intenta olvidar lo sucedido, con el pasar del tiempo lo logra, pero ¿su corazón vuelve a ser el mismo? El corazón queda destrozado y aunque logre restaurar cada pedazo, la cicatriz queda por siempre.

Kim Yongmin era una chica común y corriente, su melena lisa castaña le pasaba sus hombros y sus ojos color miel, que a sus trece años, penetraban a cualquiera. Intentaba pasar desapercibida en su escuela para así no tener problemas. Pero a veces uno atrae lo negativo. Quizás fue su belleza innata, el principal motivo por el cual comenzaran a hacerle bullying durante tanto tiempo en el transcurso de los años por chicas de su misma escuela.

Sus padres, médicos de profesión, pudieron notar lo retraída que se había vuelto su pequeña hija y del daño que le hacía a su cuerpo, cortándose el pelo (y no solamente el pelo) maquillando sus ojos de negro, vistiéndose de negro, como toda una chica ruda, cuando no lo era. Yongmin era la chica más dulce que puede haber.
Sin embargo, luego de varios intentos con psicólogos, no lograron sacarle media palabra a la pequeña Yongmin.

Cinco años más tarde, sus padres murieron en un accidente automovilístico.
Todo el daño que le habían hecho durante tanto tiempo en la escuela, hizo que su corazón cada vez fuera más frío. Pero el accidente de sus padres, fue la gota que derramó el vaso e hizo corazón se volviera de hierro.

Aprendió a dar sus primeros puñetazos en una escuela de boxeo en la cual ella misma se había inscrito y dejó el rostro desfigurado a todas las chicas que durante la secundaria le habían hecho tanto daño.

Así dejó su vida en Daegu y se mudó junto a su pequeño hermano de ocho años a casa de su abuela materna, en Seúl. Dejando así su vida pasada y malas experiencias vividas en dicha ciudad, solo con la fortuna heredada por sus padres y la gran decisión de que hacer con ella.

Ahora a sus veintidós años, luego de haber pasado una depresión a causa del intenso bullying sufrido en su época escolar y por la dolorosa muerte de sus padres, pasaría por una etapa que nunca antes había vivido.

Un sentimiento que haría que su corazón de hierro, fuera atravesado.