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7.

Finalmente llegó al dichoso lugar en donde fue citada. Aparcó en el primer lugar vacio que encontró y se guardó las llaves en el bolsillo de su chaqueta.

Entró al café y al instante su mirada se cruzó con la del chico que la esperaba sentado en una de las mesas mientras jugaba con su lujoso celular.

—Que puntual eres Yongmin — dijo Jungkook al pararse y saludarla.

—Si... suelo serlo — respondió sin importancia la chica mientras se sentaba frente a él. Tomó la carta entre sus manos y comenzó a ojearla.

—Y bien... ¿Cómo has estado? — el chico intentaba construir una conversación con, pero obviamente ella solo estaba allí por cumplir.

—Bien.... — respondió mirando a todas partes, inspeccionando el lugar — ¿Y tú? — preguntó mirándolo fijamente.

—Bien... hoy tuve práctica para algunos shows, pero la tarde es totalmente mía— explicó Jungkook apoyando los codos sobre la mesa y apoyó su rostro en sus manos.

—Bien...

—Bien...

—Buenas tardes ¿Qué se van a servir? — preguntó justo a tiempo uno de los meseros que atendían en aquel lugar.

—Yo quiero un capuchino por favor — pidió el pelinegro mirando al mesero. Yongmin guardó silencio, aún no se decidía, había tanta variedad que se le hacía imposible elegir algún bebestible.

—¿Y su novia? — preguntó el camarero. Yongmin se sorprendió al oír aquello y Jungkook no pudo evitar reír.

—No es mi novia... quisiera ella, pero no... —dijo Jungkook. A la castaña le entró el demonio al cuerpo con tal solo oírlo.

—Ya quisieras tú —remarcó la última palabra — que yo fuese tu novia... lástima que no me gusta cambiar pañales — la chica se tiro hacia atrás en su silla cruzándose de brazos mientras el mesero miraba atento la discusión de los dos.

—¿Pañales? ¡Ja! Soy mayor que tú querida... eres tu la niña que aún llora bajo las faldas de mamá.

—Si claro, olvidaba que fue esta niña la que le dio una golpiza a un delincuente cuando quería robarte— encaró la chica haciéndose hacia adelante, encarándolo.

—Solo llegaste a interrumpir. De todas maneras le iba a dar su merecido a ese tipo — se defendió el chico haciéndose hacia adelante también. Yongmin río de manera dramática.

—¿Paliza? Si el amigo del tipo te dio solo un golpe y te dejo de rodillas mi amor.... No seas egocéntrico. No quieras quedar bien ante la gente.

—Fue porque me tenían agarrado entre varios.

—Si claro, y yo soy Madonna.

—Ni tantito te le pareces  — se burló riendo.

—Cállate, cantante de pacotilla...

—A ver si un día puedes bailar y cantar como yo, amor — Le dijo Jungkook levantando una ceja.

—Hasta mejor lo haría, de eso estoy segura— amenazó la chica. Eso era su punto alto, jamás contra nadie perdería.

El mesero observaba atento siguiendo de un lado a otro la conversación, como si de una pelota de ping pong se tratara.

—Pues apostemos... te doy el álbum autografiado que te prometí, si logras vencerme en una competencia de baile... —apostó el idol muy confiado de sus aptitudes y capacidades.

—Bien... al fin me voy a deshacer de ti.

—Te espero mañana en Big Hit a las seis de la tarde — le dijo de manera seria.

—¡Bien!

—¡Bien!

Se miraron por unos momentos sacando chispas. Definitivamente a Yongmin no le gustaba estar con Jungkook y al chico le encantaba hacerla enojar. Eran como el agua y el aceite, incompatibles.

De pronto el mesero decidio intervenir sigilosamente con un un leve carraspeo de su garganta. Ambos involucrados lo miraron con el ceño fruncido

—¡¿Qué?! — preguntaron al unísono. El mesero dudó en responder pero debía hacerlo.

—Me preguntaba si... van a querer algo más — ambos chicos relajaron su expresión al notar que estaban siendo duros con aquel chico, que nada tenía que ver con su discusión.

—Oh... Mhm... bueno, Yongmin pide algo — sugirió Jungkook, mirando hacia la ventana, un tanto avergonzado.

—¿Me puedes traer un chocolate caliente por favor? — pidió amablemente, como si hace un minuto atrás no hubiera estado discutiendo.

—¡Si! ¡De inmediato señorita! — asintió el mesero — permiso. — pidió y dándose la media vuelta desapareció fugazmente.

—¿Ves? El pobre chico huyó de ti...

—¡Ja! ¿De mí? Yo diría que de ti y tú rostro tan feo — se defendió la castaña. Y ahí iban de nuevo...

—¿Feo yo? — preguntó el chico levantando una ceja — Si fuese feo no te hubieses puesto roja la vez que te besé — inquirió con una sonrisa triunfal en su rostro.

Al instante Yongmin recordó lo que había pasado en el pub días atrás, cuando se hizo pasar por lesbiana. El chico tenia razón, se había sonrojado, pero ni ella sabia porqué.

—No me sonrojé... — se defendió de inmediato — me sulfuré, que es distinto — terminó de decir, intentando ocultar su nerviosismo que la atacaba en los peores momentos.

—Claro... te sulfuraste...

Y así pasaron el resto de tiempo que quedaba, a ratos peleaban, a ratos reían, definitivamente eran un dúo algo peculiar.

—Bueno... Idol de pacotilla — dijo Yongmin divertida, mientras el chico la miraba — me voy. Gracias por todo y bueno... mañana te vuelo el trasero — Jungkook rio ante el comentario de la chica. Era cierto. Habían quedado en que competerian por el álbum para Seung. Jungkook de todas formas se lo daría, pero quería pasar tiempo con ella.

—Ok... pero no te hagas muchas ilusiones, mira que no por nada me dicen el Golden Maknae — se defendió. Pareció un poco adulador pero que mas daba si no lo hacia en serio. Era solo para molestarla. Tenía un nuevo pasatiempo favorito.

—Que fé te tienes... pero bueno...— ella se puso de pie — en la cancha se ven los gallos. Adiós bombón — se dio la media vuelta y caminó hasta la salida, mientras Jungkook no le quitaba la vista de encima.

—Hasta mañana.... — susurró, quedandose allí, sentado y pensando en alguna otra manera de chantajear a Yongmin y poder verla de nuevo. Algo tenía esa chica, quería conocerla más.

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Seung yacía sentado en la escalerita que daba hacia la calle, con su rostro apoyado en sus manos, habia estado esperando por horas que su hermana regresara. Generalmente cuando el llegaba de la escuela, su hermana estaba en casa, sin embargo hoy no lo habia ido a buscar y ni siquiera estaba en casa. La abuela Bae, le habia dicho que llegaria temprano, que no se preocupara, pero para el no era normal que su hermana saliera a esas horas, así que se decidió a esperarla.

De pronto, a lo lejos divisó una luz proveniente de algún vehículo en movimiento, que rapidamente se acercaba hacia el. Pudo darse cuenta que era la moto de su hermana. Se puso de pies y saltó los tres peldaños que tenía la escalera para quedar frente a la chica que ya terminaba de estacionar la motocicleta.

—Enano... ¿Qué haces aquí tan tarde? Deberías estar durmiendo.... — reprendió la chica luego que se quitara el casco.

—Nana... ¿Por qué no me has ido a buscar hoy al colegio? — pregunto Seung con el entrecejo fruncido.

—Lo siento... — La chica se bajó de la moto y se agachó quedando a la altura de Seung — no volverá a suceder.

—¿Has salido con un chico verdad? — A Yongmin le impactó la pregunta. ¿Cómo es que su hermano sabía eso? De inmediato sintió que un calor invadia su rostro y una vez mas se impresionó de su propia reacción.

¿Por qué cada vez que pensaba en Jungkook le pasaba aquello?

—Enano... no. No he salido con nadie... — mintió la castaña — Es solo que, fui a ver a una amiga que estaba enferma, eso es todo...

—Nanaaaa... — alargó el pequeño con una sonrisa triunfante — ¿Y por qué te has puesto nerviosa? Te conozco... — dijo divertido. Sabía que algo de razón tenía  en sus suposiciones.

—Será mejor que entremos, hace frío y luego te resfrias... Y ya me vuelves loca con tanta pregunta — se levantó y caminó hasta la entrada de la casa, mientras el pequeño la observaba cuidadosamente con los brazos cruzados. Ella se giró y lo vio — ¿Qué? — preguntó

—Tengo que conocerlo... —dijo sonriente. Yongmin se devolvió y se lo hechó al hombro mientras el niño pataleaba y ambos reían. Esa, fue la unica manera de conseguir que el muchacho entrara a casa.

Unas casas mas adelante, vestido entero de negro, con gafas y sentado sobre su auto, se encontraba observando Shang, uno de los amigos del delincuente de Kev. Al ver entrar a Yongmin y al niño a la casa, rápidamente sacó su móvil y realizó una llamada.

—Sí, ya tengo la información... — dijo al tipo del otro lado de la línea — Una anciana que debe ser la madre o la abuela y un pequeño que debe ser el hijo, o quizás el hermano — explicó — Ok... si, mañana te veo en el pub y te doy mayor información. Adiós — Shang cortó un poco tembloroso. No le gustaba lo que estaba planeando Kev, pero aún así, debía seguir sus instrucciones. Sin más que hacer encendió su Jeep y se fue del lugar.

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