4.
Jungkook se encontraba manejando hacia la empresa, pues debían practicar nuevas coreografías. Estaban próximos a un comeback y debían esforzarse mucho por dar lo mejor. Su mirada iba puesta en el parabrisas, pero su mente vagaba en otro lugar.
Cuando besó a Yongmin sin su consentimiento. No pudo negar que sintió culpa, pero tampoco se alejó. Eso debía indicar algo, ¿no?
Ya habían pasado días, una semana para ser exactos y no dejaba de pensar en eso. ¿Habrá estado bien lo que hizo? Incluso no tenía la mínima idea del porqué realizó tal acto. Pero sin duda no se arrepentía de nada.
Su celular lo hizo salir de sus pensamientos. Sonaba mucho y no tenía los audífonos inalambricos, así que se colocó su celular entre su hombro y oreja, pero este se resbaló cayendo el suelo del asiento del copiloto.
—¡Mierda! No puedo creerlo... — bufó estirando su mano intentando encontrar el bendito celular debajo del asiento, ya que no paraba de sonar.
Bajó la mirada dos segundos, solo dos segundos y en cuanto su vista volvió a la pista, tuvo que frenar de golpe dejando las marcas del derrape en el asfalto. Si no fuera por el casi, de seguro atropella a la chica y al niño que ella abrazaba para protegerlo. Jungkook bajó lo más rápido que pudo del auto para asegurarse que ambos estuvieran bien.
—L-lo siento mucho, solo bajé la vista dos segundos...
—Seung, ¿estás bien? — preguntó rápidamente la chica interrupiendolo.
—Si, estoy bien... — contestó el niño extrañamente no muy asustado con la situación.
Yongmin tomó la pequeña mano de su hermano y se extraño ver a Jungkook ahí, pero luego vio el auto de enfrente, sin chófer y a Jungkook con las llaves del auto en las manos. Y ahí recién puso darse cuenta que él casi atropella a su hermano y a ella, sintió que el demonio se le metía dentro del cuerpo.
—¡¿Y tú donde llevas la cabeza imbécil?! ¡¿Qué no te enseñaron a manejar o qué?! — gritó enfurecida agarrandolo del cuello de la camisa que traía puesta.
Jungkook se sorprendió. Además de proteger a ese niño, lo enfrentaba sin importarle lo que gente dijera, ya que había una aglomeración a causa de esto. Tragó duramente, no le gustaba mucho ser el centro de atención.
—Lo siento Yongmin — Jungkook agarró suavemente las manos de la chica para quitarlas de su camisa que agarraba fuertemente y sintió un temblor en ellas — de verdad lo siento, no quería hacerte daño...
—Vuelve a tocarme y te parto la cara — le contestó de manera dura, quitando sus manos al sentir el tacto. Pero si Jungkook no podía calmarla, había alguien más que si podía hacerlo.
—¡Nana! — le gritó el pequeño. No estaba asustado por casi ser arrollado por un auto, sino que le asustaba más ver a su hermana así. Tan enfurecida, estaba viendo a su hermana como nunca antes la había visto.
—Seung... — Yongmin volvió en sí. Se agachó a la altura de su hermano y colocando su mano derecha en su cabeza, le sonrío delicadamente.
—¿Por qué has dicho palabras feas? — le reprochó el pequeño, cruzando sus brazos. Como si fuera un adulto en el cuerpo de un niño.
—Lo siento enano, no volverá a suceder. Lo prometo.
—Yongmin — Jungkook colocó su mano en el hombro de la chica — déjame llevarlos a donde quieran, fue mi culpa y...
—Te dije que no me tocaras — lo miró fulminante. Jungkook levantó sus manos ya resignado por su mala actitud. Hacerla enojar más en definitiva no era una idea muy alentadora.
—Está bien. Tú ganas.
—Vamos enano, se nos hace tarde. Perdimos mucho tiempo. Vamos a casa, ¿si? — le preguntó cariñosamente al niño que asintió mientras miraba curiosamente al hombre que tenía frente de él.
Jungkook le dedicó una sonrisa tierna viendo como se alejaban a paso apresurado.
La chica tomó la mano de su hermano y se marchó mientras su hermano miraba hacia atrás viendo al chico subirse a su auto. Él lo reconoció, era parte de su banda favorita.
Casi muero atropellado por una celebridad. Pensó el pequeño y se encogió de hombros. Sin duda le contaría a sus compañeros de clase.
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—Bae, ya estamos aquí — avisó Yongmin apenas abrieron la puerta. Bae apareció al salir de la cocina y les dedicó una gran sonrisa al ver a sus nietos juntos.
—Que bueno que llegaron ¿cómo les fue? — preguntó delicadamente mientras les sonreía.
—Muy bien, a este enano lo premiaron por su buen rendimiento, así que ahora... — se dirige a Seung — ha llegado el momento de hacer entrega de tu regalo enano...
—¡¿En serio nana?! — preguntó emocionado. Yongmin sabía que un pijama nuevo no era la gran cosa, pero era algo que él había pedido — ¿me compraste el pijama?
—Pues... ¡Si! — le respondió y el pequeño en un rápido movimiento tomó el paquete para abrirlo y sacar su lindo pijama nuevo. Una musculosa blanca, shorts con los miembros de bts en forma animada y pantuflas de unos animales, eran de un conejo y rosadas.
Era impresionante la cantidad de cosas que habían de ese grupo y se sorprendió más al ver muchas fotos de Jungkook. Quién diría que haya hablado con una super estrella y casi la atropella. Las cosas de la vida.
—Nana, muchas gracias. Siempre piensas en mí — le agradeció el niño. Yongmin le sonrió dulcemente. Es lo que menos podía hacer por él.
—Bueno, bueno. Llegó la hora del pastel para celebrar a mi pequeño por su logro — Bae fue a la cocina para traer una exquisita torta en sus manos. Así entre risas disfrutaron la merienda, fue una tarde demasiado agradable juntos. Como la pequeña familia unida que eran.
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Jungkook no podía concentrarse luego de lo sucedido. Por su irresponsabilidad casi pasa una tragedia. Los chicos sabían que Jungkook no estaba bien, pues estaba mirando a la nada, distraído y así había estado toda la tarde. Yoongi le tiró una mandarina que estaba comiendo en la cabeza, y así logró sacarlo de su trance.
—Auch — se quejó sobando el lado golpeado.
—Ey, ¿estás bien? Estás como ido, esto está siendo un fracaso por tu culpa — le dijo sin más. El chico mueve su cabeza alejando los pensamientos.
—Lo siento, solo estoy distraído...
—Eso lo notamos todos — le interrumpe Namjoon. No era común ver a Jungkook así y más en sus prácticas.
—Si, solo no dormí bien. Pasé mala noche — Intenta explicar el pelinegro, mirándose en el gran espejo que tenía frente.
—No habrás salido de fiesta, ¿verdad? — pregunta ahora Jin. No es que no pudieran salir, pero evitaban hacerlo para no crear especulaciones y que los paparazzis no los dejaran en paz.
—No hyung, sabes que no soy bueno en esas cosas...
—Lo sé, pero uno nunca sabe... — Jungkook recordó las dos noches que fue el pub. Sin duda no hubiera vuelto si no fuera por esa chica.
— No te preocupes, mañana estaré mejor — afirmó seguro logrando posicionarse para la coreografía que estaban ensayando.
—Está bien. Ahora terminemos para irnos a casa. Estamos todos demasiado cansados.
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Faltaban exactamente quince días para el cumpleaños de su preciado hermano. No sabía que le iba a regalar. Su pijama se lo había regalado ya. ¿Un álbum? Puede ser. ¿Un boleto un concierto? Eso sonaba mejor.
La noche cayó y se arregló para salir con sus amigos al pub. Al llegar divisó a Hyemin, como siempre la saludó muy afectuosa, era su mejor amiga y es normal que ellas se demuestren su cariño así. Kai también se encontraba ahí junto a un amigo y Sunmi se encontraba unas mesas más allá con el chico que le gustaba. Al parecer las cosas entre ellos iban muy bien.
—Al parecer Sunmi va como viento en popa eh — dice Yongmin, mientras encendía un cigarrillo, calaba y botando el humo giró a ver como su amiga se besaba con el tipo.
—No lo dudo. Sunmi es muy guapa y simpática. El tipo se pasaría de imbécil si no le prestaba atención — comentó Hye, también mirando la escena.
—Solo espero que la cuide... — su amigo se veía cabizbajo. Kai siempre le ha gustado Sunmi, pero por miedo al rechazo, no ha querido confesarse. Verla con otros hombres lo hacía querer patear cualquier cosa de la rabia que sentía por ser un maldito cobarde.
—Ánimo Kai. Hay más chicas, perdiste tu oportunidad al no ponerte los pantalones y decirle lo que sentías ... — le dice la castaña. Kai se sorprende al notar que Yongmin aún no entendía porque había tomado esa decisión.
—El día en que te enamores, vas a entenderme...
—No creo que eso suceda — definitivamente no se veía con un hombre al lado. Solo le causarían problemas y ella solo quiere paz mental. No problemas, no malos ratos... solo paz.
—Quizás tu romeo pueda atravesar ese corazón de acero que tienes — le responde burlón. Hyemin mira a través del hombro de su amiga viendo quien se dirigía a ellos. Yongmin no quería voltear, pero al ver las expresiones de sus amigos, tenía una idea quien podía ser.
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