32.
Canción del capítulo;
All i want - Kodaline.
Preferí caminar junto a él hacia el café de siempre.
Ambos íbamos en silencio caminando por la acera, pero no era un silencio incómodo. Me sentía completamente nerviosa, como nunca antes, como si fuera primera vez que establara una conversación con Jungkook. Mis manos sudaban mucho y sentía que en cualquier momento me daría taquicardia por lo rápido que estaba latiendo mi corazón en este preciso momento.
Volví a mirarlo de reojo y pude notar que ya no tenía una sonrisa en su rostro. Iba serio y hasta podría decir cabizbajo. ¿Por qué habrá tenido ese cambio de actitud?
—Llegamos... — su voz me sacó del trance en el que me encontraba, lo cual me hizo sobresaltar levemente — lo siento, no quería asustarte.
—Oh, descuida. Estaba distraída — le quité importancia — Mmm, ¿entramos?
—S-si, claro, adelante — abrió la puerta del local para que yo pasara primero, le hice una inclinación en modo de agradecimiento y entré, buscando un lugar lo más alejado posible, cosa de no tener problemas.
Pude notar al mesero que nos había atendido las veces anteriores y salió despavorido. Pobre, no tenía la culpa.
Elegí una mesa que estaba escondida de las demás. Así Jungkook no tendría problemas por si alguien lo reconoce.
—Pide lo que quieras — volví a escuchar su voz — te gustan las tartas que hay acá, pídelas, no te preocupes — me dio una leve sonrisa y él siguió ojeando el menú.
Si, amaba las tartas que tenían acá. Después de nuestra confesión en el cementerio, veníamos muy seguido acá. Se podría decir que era el lugar de nosotros, de nuestras citas, de nuestras incesantes platicas, de todo. Asentí algo cohibida y rayos, no quería estar así, como si estuviera con un extraño.
—Yo... si, me encantan. Pediré un capuchino y una tarta, no estoy siendo muy glotona, ¿verdad?
—Para nada. Bajaste mucho de peso al estar en el hospital, no te límites en comer, por favor — pidió dándome una mirada algo suplicante. A lo mejor creía que al estar mas delgada, podría enfermar más.
—Ajá, no lo haré — apreté mis labios en una fina línea y miré hacia al lado. No entiendo porque no puedo mantener mi vista puesta en su rostro. Me estoy colocando muy nerviosa y no entiendo el porque, es como si fuera la primera vez que salgo con Jeon Jungkook, un idol sumamente famoso y reconocido.
—Yongmin, yo... bueno, quiero que sepas algo — oí como carraspeó levemente y noté como su manzana de Adán se movía al tragar saliva con dificultad. También estaba nervioso — quiero que te quede claro una cosa y es que nunca saliste de mi mente, ni por un maldito segundo — comenzó a decir — sentí que te perdería, que ya no volvería a tenerte en mis brazos. Ese pensamiento negativo me estaba consumiendo poco a poco, no estaba rindiendo en mis ensayos y en los conciertos aún menos — vi como relamia sus labios y de pronto rechistó con su boca — a la compañía no se le ocurrió nada mejor que fingir tener una relación para que ya no hablaran más de mi decaimiento. Fue en una cena que tuvimos con el primer ministro, Byeol es su hija... — al escuchar su nombre, de inmediato bajé mi rostro — yo nunca estuve de acuerdo, pero no me quedó otra opción, no iba a ser real, solo una mentira para que se enfocaran en una cosa y en la otra no — se encogió de hombros — pero Byeol siempre buscaba la manera de fastidiarme, me buscaba de manera insistente, quería que estuviera con ella en todo momento, de alguna manera sentía que me estaba obligando a que yo tuviera sentimientos por ella. Pero no entendía que eso era algo imposible — rió mientras tomaba su cabello con ambas manos. Lucía cansado — imposible, porque yo ya tenía a alguien en mi vida...
Abrí mi boca para gesticular alguna palabra, pero nada salió. Estoy mucho más nerviosa en este preciso momento.
—Tenía a ese alguien especial, una mujer que me volvía completamente loco. Que hubiera hecho todo con tal de que siempre tuviera una sonrisa... pero fallé — su tono bajó levemente y sentí como su voz se quebró al final de la oración. Mis ojos se humedecieron — Fallé porque le prometí que cuidaría su corazón, que la haría feliz, que nunca la haría sufrir — escuché como su voz se volvió temblorosa — Lo siento tanto Yongmin, de verdad lo siento. No hay día en que no le arrepienta de haber aceptado esa farsa... fue el último concierto que tuvimos en Estados Unidos, los chicos querían que a toda costa fuera a un bar que había cerca del hotel donde nos hospedabamos, fui y bebí de más, tú sabes que yo no bebo mucho, pero lo hice, comencé a pensar en ti y me borré, no recuerdo nada más — relamió sus labios — solo sé que desperté con Byeol a mi lado...
Cerré mis ojos con fuerza. Dolía escuchar eso, dolía como la mierda. Sequé rápidamente una lágrima traicionera que había descendido de mi ojo izquierdo.
—¿Volviste a estar con ella después de eso? — pregunté cautelosa, sin mirarlo.
—No, no. Cuando desperté vi que estaba a mi lado, le pedí que se retirara, porque te lo juro que no recuerdo nada de esa maldita noche, le pregunté a los chicos algo, pero ellos estaban más borrachos que yo — rió sin ganas — un mes después llegó para decirme que estaba... embarazada — se tapó su rostro con ambas manos — lo siento tanto, te lo juro que no quería nada de esto...
Se quedó en silencio y pude notar que estaba llorando. Mi corazón se encogió al verlo de esa manera, tan frágil. Quería abrazarlo con fuerza y decirle que todo iba a estar bien, que estaba ahí para él... pero no pude. Mi orgullo no me lo permitió.
—Jungkook... — lo llamé suavemente — quería darte la oportunidad que me dieras tú versión, porque uno siempre debe escuchar las dos partes de la historia, nunca debe quedarse solo con una — estiré mi mano a través de la mesa, para tomar la suya. Él la apretó con fuerza — pero debes hacer lo correcto, y eso es que debes estar con ella... — me miró con extrañeza y comenzó a negar con su cabeza.
—N-no, no... yo no quiero...
—Tendrán un hijo Jungkook, debes estar con ella, velar porque nada le suceda, ni a ella y al bebé que viene en camino que no tiene la culpa de nada — sabía que esto sería difícil, pero no pensé que tanto — esto que teníamos, debe acabar...
—Yongmin, no me hagas esto — tomó con fuerza mi mano y la besó — yo... yo te necesito, te necesito conmigo. Me acostumbré a ti, a tenerte a mi lado a que le dieras felicidad a mi vida — verlo llorar de esa forma, hizo que ya no pudiera resistir más. Comencé a llorar con él — tú dejas huellas Yongmin, no eres fácil de olvidar. Te amo, te amo como no tienes idea, ¿qué hago con eso?
Escucharlo decir eso, hizo que lo mirara impactada. No creí que lo fuera a decir y menos en una situación como esta... pero se sintió tan malditamente bien escucharlo pronunciar esas dos palabras.
Te amo.
—Yo... será mejor que me vaya — retiré con cautela mi mano de la mesa, mientras secaba mis lágrimas. — cuídate, ¿sí? — me levanté ante la atenta mirada de él — quiero que sepas algo... no me arrepiento de nada de lo que sucedió entre nosotros — medio sonreí. Era la única verdad que le pude revelar — quizás lo nuestro no estaba destinado a perdurar — me encogí de hombros, sintiendo nuevamente ese nudo en mi garganta.
—Yongmin... por favor...
—Cuídate Jungkook.
Le dije para voltear y salir de aquel lugar, sin mirar atrás. Si lo veía, estaba completamente segura que me devolvería y lo abrazaría con fuerza... Pero no podía hacer tal cosa.
Decidí renunciar a él. Renunciar a algo que nunca comenzó, no fuimos novios, pero fue algo tan intenso, tan irreal. Jungkook le dio felicidad a mi vida, fue una estrella fugaz que llegó a cambiar mi mentalidad respecto a los hombres, pero fue eso... una estrella fugaz.
Maldita sea, lo amo. Lo amo y sé que nunca nadie se podrá comparar con él, en todo lo que me hizo sentir desde el primer momento en que lo vi.
El amor no siempre puede con todo y a veces uno tiene que tomar decisiones desesperadas para no afectar a terceras personas.
╰─►⸙͎ ➼➼➼✧;
Me quedé en mi lugar viendo por donde ella se había ido.
Mis lágrimas aún no cesaban y diablos... no quería estar así.
—No quise venir antes... — escuché al mesero decir a mi lado — lo siento — vi que hizo una leve reverencia.
—Oh... eh, yo... yo no pediré nada — le dije secando mis mejillas — gracias de todas formas — le hice una inclinación con mi cabeza y decidí salir de ahí.
Caminé nuevamente hasta el hospital para buscar mi auto. Me sentía tan mal, tenía un enorme vacío en mi pecho.
Tenía una mínima esperanza de que Yongmin me perdonaría, fui muy iluso. ¿Qué persona perdonaría que haya dejado embarazada a otra? Soy el estúpido mas grande del planeta.
No sabía que aquella castaña, de ojos miel, ruda y buena para el boxeo iba a calar tan profundo en mi ser.
Escuché como en la radio comenzó a sonar all i want y no pude evitar no derramar otra lágrima.
Estoy hecho pedazos. Y esta maldita canción no me ayudaba.
Me di muchas vueltas, y terminé en un mirador, observando toda la capital. Di un largo suspiro. Sé que en algún momento no dolería, o quizás no dolería tanto. Nunca había experimentado esto, nunca me había enamorado y era algo jodido. Podías estar en las nubes en algún momento, pero de pronto todo se disipa y caes, caes tan duro que quedas con un dolor enorme.
Estuve dos horas en aquel lugar, solo mirando. Veía como parejas llegaban y se demostraban afecto ahí mismo... pensar que yo podría estar en este mismo instante junto a mi castaña, me hacia sentir mas miserable de lo que ya me sentía.
Decidí que ya era momento de volver, ya era tarde y estar viendo a las parejas demostrarse amor, estaba siendo aún peor.
Llegué a casa, esperaba que los chicos no se encontraran ahí. No quería dar explicaciones y más en el estado en el que me encontraba.
Era como un vaso con agua trizado y solo con un parche en él, si alguien lo toca, ese vaso estallará. Así estaba yo, si alguno me preguntara "¿como estás?" estallaria ahí mismo y no quería eso.
Entré de manera cautelosa, pero fallé al no querer ser notado, pues todos los chicos estaban reunidos comiendo. Suspiré pesadamente.
—Ey, Jungkook, ven a comer — escuché que Namjoon me dijo con la boca llena.
—Eh, no gracias. No tengo hambre, sigan comiendo... — iba a subir las escaleras, pero me detuve abrupto, para volver a asomarme en el comedor — ¿Dónde está Seung?
—Oh, Yongmin vino hace un rato. Hubieras visto la felicidad de Seung, no podía parar de llorar — Taehyung explicó — también se llevó su moto, y el enano iba feliz, ya que nunca se había subido, Yongmin no lo dejaba aún...
—Mmm, está bien. Gracias por los detalles — les di un asentimiento con la cabeza, para volver a girarme.
—Jungkook... — voltee al escuchar la voz de Yoongi — ¿Estás bien?
Tragué brusco. Mis ojos comenzaron a picar de forma instantánea.
No puede ser.
—Si... — susurré con la voz temblorosa — si, solo... solo estoy cansado. Me iré a dormir. Buenas noches, nos vemos mañana. Tengan bonita noche — les dije rápido para escapar de la situación. No quería largarme a llorar ahí mismo.
Llegué a mi habitación rápido y me tiré en la cama como un saco de papas. Me sentía tan triste, tan desmotivado.
Terminó algo que nunca comenzó y dolía muchísimo. Estaba en hundido en mi miseria cuando escucho leves golpes en mi puerta. No contesté, pero entró de todas formas. Sentí la orilla de mi cama hundirse.
—No te ves bien...
—No lo estoy hyung — suspiré y giré para verlo — Yongmin ya no quiere volver a verme, ¿y sabes? Me lo merezco.
—No digas eso, quizás si le cuentas tu parte de la historia, puede que...
—Ya lo hice — lo interrumpí — dice que tengo que debo estar con Byeol y cuidar del bebé...
Yoongi abrió la boca para decir algo, pero la cerró de inmediato. No sabía que decir.
—¿Te darás por vencido? — preguntó levantando una ceja, luego del silencio.
—¿Y que pretendes que haga? Ella se rindió, y con justa razón. Me merezco todo lo que me está pasando — me senté en la cama y apoyé mi cara entre mis rodillas — merece a alguien que no la haga sufrir, merece a alguien mejor que yo.
—Jungkook, no seas tan duro contigo mismo. Tú no quisiste que nada de esto pasara, tú no mereces esto. Pero lo que no entiendo, es como te diste por vencido tan pronto — levanté mi rostro y lo miré — lucha por ella, no seas idiota.
Lo miré mal por el insulto.
—Ella me dejó claro las cosas, no quiero insistir, la voy a incomodar...
Suspiró con desgano, para levantarse de la cama y caminar hasta la puerta.
—El que no lucha, no gana Jungkook. Mereces ser feliz...
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