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18.

Tres días ya habían transcurrido desde que se declaró, a su manera, a Jungkook y para esa altura no sabia nada de él.

Había ido la noche anterior al pub, pero él no se apareció, y tampoco llamó, no hubo absolutamente nada. Se sentía la mujer mas estúpida sobre la faz de la tierra, es que, ¿cómo y cuándo se le pasó por la cabeza decirle semejantes cosas? ya no daba más de la rabia. Se odió por tan impulsiva y no analizar la situación.

Tres días desde aquella declaración y... nada. No pasó absolutamente nada.

Era mediodía y se encontraba en su habitación. Había ido por la mañana a dejar a Seung a la escuela y el niño pasaría todo el día allí hasta la tarde. Estaban solas junto a Bae. Sintió unas extrañas ganas de ir a conversar con su abuela, quizás decirle como se sentía, lo confundida que estaba, la pena que tenía y que ella le diera algún consejo, ayudaría a que mejorara su humor y su ánimo.

Entró a la habitación de ella y vio que estaba sobre la cama, durmiendo, con su ropa puesta. Yongmin miró extrañada la situación pues su abuela siempre se levantaba temprano por la mañana y recordaba haberla visto en el baño antes de ir a dejar a Seung, pero cuando volvió, ella ya estaba allí dormida.

Pensó que seria mejor dejarla descansar, ya que últimamente no la veía bien, así que tomó una de las mantas y la cubrió con ella. Sin embargo la expresión tan relajada de la anciana llamo su atención, se veía morada y al tocarla la sintió muy fría.

—Bae... —la movió un poquito. —Eh, Bae... —la anciana no respondía y eso la hizo preocuparse aún más. — ¿Bae? Bae que te pasa.... Vamos no juegues... — la chica mecía a la mujer de un lado a otro. Tomó su cara entre sus manos y la miró, le abrió los párpados y estaban en blanco. Puso sus dedos índice y corazón en su cuello, cerca de su arteria carótida e intento sentir su pulso... no lo tenía.

—Dios.... ¡Bae despierta! Bae... — dijo desesperada, pero no encontró respuesta. — ¡abuela! Por favor tú no...

La ambulancia llegó a los minutos cuando la chica los llamó. Ella se fue en su moto hasta el hospital, llevaba la mente en blanco. Habia perdido a sus padres, pero no queria perder también a quien fue como su madre desde que llegó a Seúl; todo menos eso. Lo único que tenía en la mente, era que quería ver a su abuela en casa otra vez, preparando tarta de manzana y riendo junto a Seung.

Corrió junto a la camilla que llevaba a su abuela, hasta que un joven vestido de celeste le dijo que no podía acompañarla más. En ese momento vio cerrarse delante de ella una puerta de vidrio con la leyenda "solo personal autorizado".

—¡Mierda! —bufo de impotencia hasta que recordó algo. — Seung...

No lo podía podía ir a buscar a la escuela hasta que Bae saliera de ahí, pero tampoco podía dejarlo solo. Así que decidió llamar a Hye para que le hiciera el favor de ir por él y la rubia de inmediato aceptó.

Una, dos, tres horas habían pasado y nadie le decía nada. Veía pasar y pasar médicos, enfermeras, paramédicos y nadie le daba información sobre el estado de salud de abuela. Ya se estaba desesperando.

—¿Familiares de Kim Bae? —preguntó una doctora mirando a todos lados.

—Aquí. —Yongmin inmediatamente se levantó y se acercó hacia ella.— ¿Qué pasa con mi abuela? ¿Por qué no me han dicho nada aún? — preguntó manteniendo la calma. La doctora la miro apenada.

—Hicimos todo lo que estaba en nuestras manos, pero el cáncer ya estaba muy avanzado y...

—¿Cáncer? —la miró confundida. — ¿de que cáncer me esta hablando?

—Lo siento... siempre le insistí en que debía decirle a ustedes, pero ella no queria preocuparlos. De verdad que hicimos lo que estaba en nuestras manos pero ya no pudimos luchar más contra el cáncer...

—No... por favor...

—Lo siento mucho. La señora Bae ha fallecido. —terminó de decir.

Yongmin sentía un eco en su cabeza y un zumbido, su espalda chocó en la pared y se deslizó por ella hasta quedar en cuclillas. Apoyó sus codos en sus rodillas y agacho la cabeza, dejando su cabello caer al costado de su cabeza. La doctora la miró, pero sabía que nada más podia hacer.

—¿C-cuándo... cuando puedo... llevármela de aquí? — preguntó sin mirar a la doctora.

—Cuando quieras. — respondió y se agachó a la altura de ella. — lo siento mucho. — Yongmin guardó silencio y sintió que era mejor dejarla sola en un momento tan duro.

Se quedó ahí agachada varios minutos, sintiendo que en cualquier momento se iba a desvanecer, todo le daba vueltas.

Había pasado momentos duros en su vida, era capaz de enfrentarse a golpes con cualquier tipo, de encarar a quien fuese, pero no sabia como actuar ahora, que su abuela había partido y la había dejado sola. ¿Estaría pagando algo en vida? Las personas que más amaba habían partido sin previo aviso y dolía.

El dolor cuando es por dentro duele más que cualquier cosa. Duele el alma.

De pronto sintió un menudo cuerpo que la abrazaba.

Yongmin al inhalar aire supo de inmediato que era su pequeño hermano, alzó los brazos y se abrazó a él, intentando sacar fuerzas de alguna parte para poder decirle lo que pasaba. Hundió su rostro unos minutos en aquel niño.

—Nana... ¿Qué pasa? —preguntó luego de un tiempo. Yongmin levantó la vista, pero aun estando agachada le respondió.

—Sung... — la chica no podia mirarle a los ojos, y desvió la vista hacia un costado. Pudo ver que Hyemin se encontraba allí y le dio una pequeña sonrisa dandole ánimos. — perdón por no ir por ti a la escuela hoy. —dijo volviendo a mirarlo.

—No importa, puedes ir mañana pero, ¿por qué estás aquí? ¿Qué ha pasado? — preguntó el pequeño mas inquieto.

—Es Bae, enano. —explicó finalmente. No podía seguir dando vueltas, debía decirle a Seung lo que sucedía. El niño la miró sin entender. — Bae estaba enferma hace algún tiempo, ¿sabes? Y... B-bueno, ella... estaba muy cansada y... la doctora dijo que era mejor si ella dormía...

—Oh, entonces tendremos que cocinar hasta que despierte... ¿Cuántos días dormirá? ¿le han puesto alguna inyección?

A Yongmin se le olvidaba que el pequeño era un niño inteligente, y no hacía falta decirle cosas como la cigüeña te trajo o creer que pensaría que dormir era igual a morir. Debía ser frontal.

—No... la abuela tenía cáncer y se nos fue. La abuela falleció enano. —le confesó con un enorme nudo en la garganta mientras veía como los ojos de su pequeño hermano se inundaban en lágrimas que pronto comenzaron a caer por sus mejillas.

—Nana...— susurró el pequeño dando un paso hacia atrás. La chica se puso de pie. —¿Dónde está? ¡Hay que despertarla! — dijo exaltado. La noticia le afectó mas de lo que ella pensaba. Miró hacia todos lados y comenzó a gritar — tenemos que despertarla, no puede dormir para siempre... Nana haz algo.

Yongmin caminó hasta él y lo abrazó con fuerza. El niño se aferró a ella y comenzó a sollozar de la manera mas desgarradora, haciendo que su corazón se rompiera en mil pedazos por no haber podido evitar el sufrimiento de su hermano. Pero era inevitable, su abuela estaba enferma.

—Tranquilo hermanito... yo estoy aquí. —susurraba acariciando la cabeza del niño.

Sentía ganas de llorar, pero no podía.

Debía ser fuerte por Seung, porque ella tenía que ser el pilar de su hermano y porque había mucho que hacer por Bae aún . Y no iba a desfallecer.

No, hasta asegurarse de que su abuela descansara en paz como lo merecía.


╰─►⸙͎ ➼➼➼✧;

Jungkook se encontraba en ensayos mirando a través de los enormes espejos que habían ahí, hacia un punto fijo. Hace varios días que pensaba en la manera de buscar a Yongmin y decirle que lo intentaran, que intentaran estar juntos porque ambos sentían lo mismo.

Pero no se le ocurría como realizar tal acto.

Conociendo a la chica, de seguro si le llegaba con flores o chocolates, se los lanzaba por la cabeza. Había ido al pub la noche anterior pero no encontró a nadie, ni a ella ni algunos de sus amigos, algo que le pareció extraño.

Estaba hablando con Yoongi animadamente en un momento de descanso, hasta que su celular comenzó a llamar un número desconocido, pero decidió cortar. Hay veces que acosadoras tenían su número y siempre estaban llamando. Pero el celular volvió a sonar.

—¿Diga?

—¿Jungkook? — preguntó una voz femenina, que le pareció familiar.

—¿Quién habla? —preguntó desconfiado.

—Hola, soy Hyemin... supongo que te acordarás de mí de mi, ¿no?.

—Claro, Hye... ¿Cómo estás? ¿a que se debe tu llamado?

—Bien gracias, y llamaba por algo muy importante.

—¿Qué pasa? ¿Por qué ese tono?

—Jungkook, ¿has hablado con Yongmin estos días? Me refiero a desde que pasó lo de... bueno... lo del cumpleaños de Seung. —explicó la rubia.

—Oh... la verdad es que estaba pensando en una manera adecuada de enfrentarla. Pero no, no he hablado con ella porque no se me ocurre como. Quizás puedas ayudarme, tú eres su amiga y...

—Jungkook... no creo que sea un buen momento para eso. Ahora Yongmin te necesita mas que nunca...

—Me estás asustando, ¿le pasó algo? — preguntó ya bastante preocupado incorporándose del suelo donde estaba sentado y comenzó a caminar de un lado a otro.

—Bae... La abuela Bae, murió ayer a medio día. Hoy por la tarde es el funeral en el cementerio y vamos a ir junto a los chicos a acompañar a Yongmin, pero creo que es bueno que sepas para que la acompañes también.

—No sabía... yo...

—Claro, sabes que ella nunca te avisaría, y si no es porque le robé tu número a Seung, no te hubieses enterado.

—¿Seung sabe? — preguntó.

—Si... al pobrecito se le ha roto el corazón cuando Yongmin le contó. Ha dormido todo el día aquí en mi casa y no quiere despertarlo hasta la hora del entierro. Pero aun cuando ella es tan dura, se que por dentro esta hecha mierda, y aun así no ha botado ni una lágrima. Hoy a las cinco iremos al cementerio. No la dejes sola ahora Jungkook, por favor...

—Si... gracias por avisarme Hye, de verdad gracias. — cortó lentamente la llamada. No podía creer que hace un par de días hubiese visto a la mujer bien, y ahora enterarse de que había fallecido. Era impactante, no podía imaginar como estaban los dos y Yongmin lidiando sola con todo... no, el no podía dejarla así, debía apoyarla ahora más que nunca.

Sabe que lo está haciendo por su hermano el mostrarse fuerte, pero ella también está sufriendo.

Y no había dudas que duele aparentar ser fuerte, cuando todo se rompe dentro de ti.

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