17.
La puerta de la casa de Bae sonó haciendo que la anciana respirara profundo para intentar levantarse. Hasta eso ya le costaba hacer. Caminó hasta la sala principal y al abrir la puerta, se encontró a una rubia con una gran sonrisa, aquella chica que iba siempre junto a Yongmin a comer su famosa tarta de manzana, pero que últimamente ya no lo hacía.
—Hyemin, cariño. Que gusto verte de nuevo por acá hija. — le dijo alegre para luego abrazarla. Abrazo que la rubia de inmediato correspondió.
—Ay Bae, siento tanto haber desaparecido, pero no podía perderme el cumpleaños de Seung.
—Como no, si eres como la tía de ese pequeño travieso. —ambas rieron.
—Si, por eso tenía que estar acá para ver a mi pequeño no tan pequeño ahora.
—Pero pasa, pasa. No te quedes ahí fuera —Bae le dijo mientras se corría dándole espacio para que pudiera entrar. Hye se quitó sus zapatos dejándolos en el mueble, para después sentarse en el sofá.
—¿Y dónde están?
—Oh, aun no llegan, pero no deben tardar, Yongmin lo llevó al concierto que Seung tanto había pedido. Hubieras visto su cara de felicidad —le explicó sonriendo. — Yongmin siempre hará todo por ver a su hermano feliz. Si tuviera que bajar la luna por él, conociéndola buscaría la manera de hacerlo.
—No tengo dudas de eso Bae, no tengo dudas.
Rieron para seguir conversando esperando que llegara el cumpleañero evitando ciertas cosas. Hyemin no le contó que estaba embarazada y Bae tampoco le contó que tenía una enfermedad.
Ambas después de un rato charlando, escucharon la puerta abrirse y ver a un Seung muy emocionado, mientras que Yongmin sonreía viéndolo.
—¡Abuela! Ha sido genial... todos gritaban y era tan lindo. Sin dudas el mejor día de mi vida. — el pequeño miró a su hermana. — para nana igual ha sido el mejor día. Jungkook le dedicó una canción en el escenario y los demás se dieron cuenta, comenzaron a verla muy feo. —Explicó riendo.
—Que cosas dices enano, no fue así. —dijo nerviosa. Su hermano y su gran boca. — nos hemos tardado porque el cumpleañero quería esperar a la banda fuera del recinto, como si fuera el único ahí. —explicó rodando los ojos.
—Bueno, bueno. Pero lo importante es que disfrutamos mucho. Me lo pasé genial y canté todas las canciones.
—Pero que fanático más leal tenemos acá. —comentó Hyemin.
—Sí. —rió el niño.
—Feliz cumpleaños mi pequeño gran niño, espero que te guste mi regalo —la rubia le dio un abrazo al pequeño y le extendió un regalo. Seung comenzó a abrirlo rápidamente y se puso feliz al ver un póster gigante y el videojuego que tanto había hablado. Call of duty por fin estaba en sus manos.
—¡Gracias Hye! Ha sido el mejor cumpleaños. Gracias, gracias, gracias. —le dijo abrazándola para subir la escalera rumbo a su habitación y probar el juego.
—¡No te demores enano!
—Vamos a la cocina, que tengo listo el pastel para cuando baje y cantarle el cumpleaños feliz. — propuso Bae.
Las tres se pusieron de pie y fueron a la cocina. Hye puso las velitas, Yongmin las encendió y Bae, apagó la luz. Pero el timbre las interrumpió.
—No puede ser... espero que sea algo importante. —Yongmin bufó caminando rápidamente hasta la puerta y abrirla, encontrándose a quien menos esperaba.
—Hola. — saludó un contento Jungkook tras la puerta.
—J-jeon, ¿Qué haces aquí? — tartamudeo nerviosa al verlo en su casa. Imponente como siempre y tan guapo.
—Vine a ver a Seung... quería entregarle su regalo. Me preguntaba si...
—¡Yongmin! Ya viene, ven rápido. —interrumpió Hyemin la conversación.
—Ven. — la castaña tiró de la camisa de Jungkook y lo metió dentro de la casa.
Seung bajaba ya las escaleras y en ese momento al unísono comenzaron a cantarle el cumpleaños feliz.
Seung sonrió. Extrañaba a sus papás, pero gracias a las personas que se encontraban ahí, todo era mas ameno. Se acercó al pastel y apago las velas, aunque antes se tomó su tiempo para pedir los típicos tres deseos.
—¡Jungkook! — gritó emocionado una vez que la luz se encendió.
—Hola Seung. — le respondió dándole un abrazo. —feliz cumpleaños, vine a dejarte tu regalo.
—No era necesario... con que ayudaras a mi hermana con lo de los álbumes bastaba.
—Pero ese corria por cuenta de ella, este va por mi — explicó el pelinegro.
El niño abrió el paquete y vio que era un balón de futbol, pues sabía que también le gustaba mucho jugar a la pelota y una consola de videojuego junto a muchos juegos.
—Wow, ¡Gracias! — exclamó emocionado el pequeño.
—Mi regalo ya no es nada al lado del regalo de Jungkook. —le susurró Hye a Yongmin, quién río divertida al escuchar el complejo de su amiga.
—A Seung le encantó tu regalo. Tenlo por seguro tonta.
—Eso espero. Y a todo esto, ¿en que momento entró?
—Justo cuando gritaste "ahí viene". No había tiempo, tenía que dejarlo pasar.
—Claro, no había otra opción. — le dijo divertida mirándola inquisitivamente. Yongmin negó con la cabeza sonriendo.
—Buenas noches. —saludó Jungkook. —¿Cómo estás Hyemin?
—Bien, gracias. ¿Tú como estás?
—Cansado, ha sido un show agotador. Buenas noches, señora. —Jungkook hizo una reverencia al verla. — mucho gusto, soy Jeon Jungkook.
—Mucho gusto, me han hablado mucho de ti. Pero no me digas señora, que me siento vieja, dime Bae o abuela si lo prefieres. —le dijo con una gran sonrisa.
—Está bien señora Bae. —la anciana lo miro con los ojos entrecerrados — Bae. — repitió sonriendo.
—Mucho mejor.
—Bueno, vine a ver a Seung y ya lo hice, así que ahora me voy — el chico sacudió el pelo del niño juguetonamente.
—¡No! —lo detuvo la castaña. Hye y Bae se dieron una mirada cómplice.— digo... ya que estas aquí... podrías quedarte a comer pastel con nosotros, ¿no? — explicó pausadamente bajando el tono de su voz.
—Si por favor, quédate a comer con nosotros. —insistió el niño.
—Quédate, que me ha quedado riquísimo y no es porque lo haya hecho yo eh — bromeó la anciana. Jungkook dio un suspiro.
—Está bien. Me quedo — aceptó el muchacho con una sonrisa, ante tanta insistencia.
Yongmin respiró profundamente y botó todo el aire de sus pulmones que sin quererlo tenía acumulado, sin dejar nada dentro de si, relajándose y haciendo que sus colores naturales volvieran a su rostro.
Los cuatro se dirigieron al comedor, en donde Bae ya tenía todo puesto para comer, solo faltaba partir el pastel, acto que la castaña realizó ante la insistente mirada de Jungkook. ¿Porque la miraba así?
Estuvieron largo rato conversando y riendo junto a Seung, que aquella noche no paraba de hablar y hablar. En un momento determinado, y viendo que la hora avanzaba, Jungkook vio que ya era momento de marcharse. Estaba cansado y ya había compartido lo suficiente.
—Gracias por todo, estaba exquisito el pastel, pero ya es hora de irme. — dijo levantándose.
—No... — se lamentó Seung.
—Perdón, pero estoy cansado enano... Viste que di todo en el escenario, ¿no es así? prometo venir a verte en tanto pueda. Además pasaré por ti a la escuela uno de estos días para que vayamos a jugar, ¿si?
—Está bien... Descansa. Y gracias de nuevo por tu regalo, me ha encantado — sonrió el pequeño y le dio un abrazo.
—De nada. Bueno, nos vemos, buenas noches Hyemin, buenas noches Bae. —hizo una reverencia dirigiéndose hacia la anciana. — buenas noches Yongmin.
—Te acompaño fuera —dijo, provocando las miradas de los demás y la sorpresa del pelinegro.
Caminaron juntos hasta la salida, Yongmin abrió la puerta y ambos salieron, bajando los tres peldaños que separaban la casa de la calle. El chico se quedo en silencio por unos minutos esperando que la castaña le dijera algo, sin embargo sus esperanzas fueron en vano.
—Adiós... cuídate — dijo a modo de despedida y dándole la espalda comenzó a caminar hacia su auto.
—Jeon. —reaccionó. No podía dejar que el chico se fuera sin antes decirle un par de cosas.
Jungkook volteó a verla confundido.
—¿Sí?.
Yongmin dio unos pasos hasta llegar frente a él y lo miro fijamente, intentando mantener la calma. Su pulso se aceleraba escandalosamente y su corazón palpitaba como loco cada vez que estaba junto a Jungkook. No lo podía evitar.
—Anoche... perdón por haber irrumpido así en tú hogar. Yo... no sé en que estaba pensando en ir a esas horas... estaba...
—Lo sé. — rio amargamente — estabas borracha y lo hiciste todo bajo los efectos del alcohol. — levantó la vista y la miró con una sonrisa fingida. —Está bien, no te preocupes que ya no importa. Al contrario, perdóname tú por haberte molestado todo este tiempo, pero supongo que está bien, ya pasaron los días que debían pasar, todo lo prometido ya está en poder de Seung, ya no tendrás que soportarme. De verdad, perdón por todo.
Yongmin lo miró asombrada. La noche anterior, en palabras simples, se le había declarado, y ahora él decía adiós.
—¿Perdón?, ¿perdón me pides ahora?. —preguntó con cierta irritación.
Ciertamente el don de Jungkook era hacerla enojar con facilidad.
—Si... Prácticamente fue un chantaje y lo siento, pero ya tienes lo que querías, ¿no?.
—¿Por casualidad te acuerdas de algo de lo que dije anoche mientras estaba contigo?. —preguntó manteniendo la compostura. Se sentía avergonzada al recordarlo, pero no podía dejar zanjado el asunto ahí.
—Si, claro que recuerdo todo. Cada detalle, cada palabra. Pero estabas ebria y...
—Eres un imbecil Jeon, un maldito imbecil. — le dijo estallando.
—¿Y ahora porque me tratas mal? Te estoy pidiendo disculpas, ¿no? además te estoy dejando tranquila, deberías estar feliz. Eso es lo que más querías. —explicó el con el ceño fruncido. Era bastante difícil entender a la castaña.
—Feliz, ¿y de qué?. — preguntó y sintió como sus manos sudaban y su corazón saldría en cualquier momento de su pecho. — ¿De que hayas hecho de mi una completa estúpida?, ¿de que cada de vez que no te vea yo... te extrañe?, ¿quieres que me sienta feliz de necesitarte?, ¿o debería estar contenta porque cuando te veo, el maldito estómago se me llena de esas malditas y jodidas mariposas? — sintió como su voz se quebraba al final. Cerró los ojos y suspiró — ¿Quieres hacerme el favor y acordarte de una de las putas frases que te dije anoche?, la borracha era yo idiota, no tú. —terminó sacando por fin todo lo que tenía dentro.
—Yongmin, tú... — susurró el chico luego de unos minutos de impacto, pero la castaña de la vergüenza ya estaba sulfurada.
—¡Vete al infierno Jeon! — Le gritó antes de darse la vuelta y subir los peldaños hasta llegar a la entrada de la casa. — ¡al infierno! —abrió la puerta y la cerró con una fuerza desmedida. Jungkook seguía estático y antes de poder reaccionar vio a Yongmin asomarse nuevamente. — ¿Y sabes que? ¡Si! no se que me hiciste, pero dejare de sentir esto. De hecho, ya se me quitó. ¡Te odio! — volvió a cerrar la puerta y se apoyó en ella dando un gran respiro y tocando su pecho con una mano intentando calmar a su pobre corazón.
—Bonita declaración. —le dijo su abuela, sorprendiendola.
—Pues con eso a mí en vez de querer besarte, me darían ganas de salir corriendo. —bromeó Seung.
—Creo que te faltó gritarle un par de groserías más. — comentó Hye sarcástica.
Los tres habían oído todo desde la ventana. Y como no, si fue todo un espectáculo, nunca habían visto a Yongmin de esa manera.
Un calor sofocante volvio a invadir sus mejillas de vergüenza, de rabia.
—Me voy a dormir, estoy cansada. Lo siento por... esto —dijo apenada, corriendo escaleras arriba — buenas noches.
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Jungkook iba manejando rumbo a su casa, aún no podía creer lo que había sucedido hace un rato. La noche anterior la pasó por alto porque Yongmin estaba ebria y alguien así, casi siempre exagera las cosas. Pero ahora... ahora ella estaba en su sano juicio, sin una gota de alcohol en su sangre y con sus cinco sentidos activos completamente, y aun no caía de la impresión.
Llegó, salió del auto para comenzar a caminar a la casa. Entró sacándose los zapatos y se fue directo al salón a sentarse en el sofá.
Cual saco de papas se quedó ahí, estático, con la mirada perdida e intentando recapitular lo que había sucedido hace un momento. No podía entenderlo, no podía entender a Yongmin.
—Se siente sola. Si no me ve... me extraña. Siente... ¿mariposas? —pensaba en voz alta. — ¿Siente mariposas? Pero... me odia. —ya estaba pareciendo loco, o mas bien se estaba volviendo loco. — ¿Por qué tienes que ser tan complicada Kim Yongmin?. —bufo despeinando su cabello por la frustración.
—¿Y tú no eres complicado?
Jungkook se sobresaltó al escuchar la voz de Namjoon a sus espaldas.
—Me asustaste. No te sentí llegar. —dijo tocando su pecho por el gran susto que se llevó.
—Estabas tan sumido en tus pensamientos, obvio no ibas a escuchar nada. — le dijo levantando sus cejas. — ¿tan mal te tiene esa chica que hasta hablas solo?.
—Ni que lo digas. Me llevará a la perdición. —lloriqueó mientras se acostaba en el sofá. — ¿qué puedo hacer para entenderla Nam? Es tan complicado esto... y... yo con estos temas soy un pollito recién nacido, soy novato, no entiendo...
—Veamos. Pides entenderla, pero, ¿tú has sido claro con ella? ¿Le has confesado lo que sientes?.
Jungkook quedó pensativo. Pues era verdad, él no había dicho nada.
—No. —suspiró agachando la cabeza.
—¿Entonces? Atrévete Jungkook. Solo los que se arriesgan a ir demasiado lejos saben hasta donde pueden llegar. Dicen que el que no arriesga, no gana. — le expresó sonriendo.
Eso es exactamente lo que tenía Namjoon. Siempre tenía las palabras correctas en el momento preciso.
—Gracias hyung. Creo que necesitaba esas palabras de aliento. —le dijo sonriendo agradecido. —¿Sabes que te amo verdad?
—Yah mocoso. Vamos a jugar Apex, necesito un buen compañero de videojuegos, Hobi no es tan bueno...
—Ey, te escuché. —le respondió Hoseok desde la cocina haciendo que rieran.
Se levantó del sofá y fue junto a Namjoom para jugar en la computadora.
Debía distraerse y no pensar tanto en esa pequeña pero peligrosa mujer que tenía su mundo de cabeza.
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