16.
Un rayo de sol la estaba molestando bastante.
Gruñó en respuesta. Varias veces intentó darse vuelta para que el sol no interrumpiera su sueño, pero no pudo evitarlo y definitivamente terminó abriendo los ojos. Miró el techo pestañeando varias veces para despertar de una vez por todas, pero algo en aquel techo, no le parecía familiar.
Rápidamente se incorporó en la cama, pero sintió que todo le daba vueltas, la cabeza le pesaba tanto como si fuese una roca y le costaba mucho abrir los ojos.
Tenía una resaca como el demonio.
—Mierda — dijo tomándose la cabeza. Abrió bien los ojos y se dio cuenta que aquella, no era su habitación — ¿Dónde demonios... — pero no alcanzó a hacer la pregunta, porque al instante se le vinieron un par de recuerdos.
—No seas estúpido Jeon... besame, hazlo — pidió, volviendo a tomar al chico y besándolo con mas pasión que hace un minuto atrás.
—Por favor... — pidió Jungkook haciendo un gran esfuerzo — sabes que quiero, pero no así.
Se llevó ambas manos a la boca a causa de la impresión de aquel recuerdo. No podía creer que hizo tal cosa, se sintió tan estúpida y tan patética, que de seguro si veía a Jungkook, de la vergüenza tendría que correr para no verle la cara. Volvió a sentarse en la cama, su mente se le había quedado en blanco, hasta que de pronto su celular comenzó a sonar.
—¿Si? — contestó aún sorprendida.
—¡Nana! ¿Dónde estas? — escuchó la voz de su hermano. Mierda. Estaba olvidando que era el cumpleaños de Seung.
—Sí enano... voy en camino. Es que me quede en casa de Hye, pero llego en unos minutos, ¿si? No tardo — explicó caminando de un lado a otro de la habitación. De pronto sus ojos se clavaron en el escritorio que estaba cerca de la ventana.
—Apúrate... que no se te olvide que me has prometido llevarme al estadio para ver el show hoy — insistió el pequeño.
—Si, lo sé, ya... ya voy. Adiós — se despidió y luego de guardar su celular en su chaqueta, tomo aquella nota que estaba sobre el escritorio.
«Aquí esta lo que habiamos acordado. Siento haberte molestado tanto tiempo, y espero que el regalo le guste a Seung.
Prometí verlo en el estadio así que te dejo los boletos para que puedan ingresar sin problemas.
Con cariño, Jungkook.»
—¿Qué lo sientes? — preguntó en voz alta un poco molesta — estúpido...
Se arregló un poco la ropa, el cabello y mas que rápido salió de la casa de Jungkook junto a los boletos y otras cosas más que le había dejado al niño. Su hermano sin duda estaría feliz.
Pero no pudo evitar sentir vergüenza al salir de ahí. ¿La habrán visto en ese estado los demás miembros? De solo pensarlo, sus mejillas se encendían y no podía evitar sentir vergüenza. Se había pasado, mucho.
Rápidamente llegó a su casa y vio a su hermano esperándola, sentado en la escalerita que daba a la calle. Se sacó el casco y lo miro intentando excusarse con la mirada. Era temprano, pero aun así, no eran horas de volver a casa.
—Buenas noches. — saludo sarcástico el niño.
—Seung — alargó ella acercándose a él. Se sentó en la escalera al lado de su hermano — aún es temprano, así que no estes molesto...
—Lo sé, pero es que nunca llegas tan tarde, además la abuela estaba preocupada — Yongmin suspiró, pues era cierto, ni siquiera le había dicho a Bae que llegaría tan tarde.
—Lo siento — se disculpó avergonzada, como si Seung fuese su padre — luego hablo con ella, ¿si?
—Bueno, bueno — hizo un ademán con sus manos — ve a arreglarte que tenemos que ir al estadio a ver a mi grupo favorito. Ponte bonita que Jungkook estará en el escenario y de seguro querrá verte.
Yongmin volvió a recordar algo de la noche pasada. Estaba borracha, pero aun así, las imágenes llegaban de a poco a su cabeza.
—Jeon — susurró bajo, para que nadie la oyera.
—Si... Jeon — asintió el pequeño adivinando el pensamiento —vamos nana, date prisa que no quiero quedar fuera.
—¡Si, si! — asintió ella con una sonrisa.
Se puso de pie rápidamente, pero antes de entrar a la casa miro a su pequeño hermano — lo olvidaba — se agachó a la altura de Seung y lo abrazó con fuerza — feliz cumpleaños mi enano, eres el mejor hermano que jamás conocí.
—Claro, si soy el único que tienes — bromeó haciendo fuerza para que su hermana lo soltara — pero suéltame, que los vecinos nos verán...
—¿Y que importa? si eres mi hermanito tan lindo, chiquitito – ahora besaba su mejilla ostigosamente — el que más amo.
—Ya, ya... basta nana — decía riendo el pequeño.
—Bueno, te suelto, pero no te doy lo que tengo de regalo — se puso de pie y subió los tres peldaños que habían entre su casa y la calle.
—No, no — la detuvo el pequeño. Ella se volteó a verlo — digo, que importan los vecinos, ¿no?
Yongmin lo miró con los ojos entrecerrados. Aquel niño era mas inteligente de lo que pensaba.
—Solo porque te amo te lo daré. Pero cierra los ojos — el niño hizo caso y cerro los ojos. Ella sostuvo una bolsa azul delante del niño — ahora... ¡ábrelo!
—¿Y qué es? — preguntó el niño mirando la bolsa.
—Supongo que si la abres sabrás que es, ¿no? — comento sarcástica. El niño tomó la bolsa y comenzó a abrirla.
—No...
—Si...
—No puedo creerlo — Seung miraba con los ojos tan abiertos como podía. Estaba impresionado con lo que estaba viendo — Nana... Aquí hay cinco álbumes y está el último que salió de bts, además están firmados por los siete y hasta una army bomb...
—¿en serio? Yo juraba que era un vestido — otra vez el sarcasmo — ¡claro enano! Con todo mi corazón para ti...
—Gracias, gracias, gracias, gracias — el niño se abalanzó sobre Yongmin y la abrazó con fuerza.
—De nada Seung, pero todo fue gracias a Jungkook, así que cuando puedas, le agradeces a él tambien — pidió seria.
—Si nana, ahora estoy totalmente listo para asistir al concierto.
—Pues entonces ve a cambiarte que hoy, verás ese concierto como todo un army. Vamos, antes que se nos haga más tarde.
—¡Si!
Ambos rieron y tomados de la mano entraron a la casa.
Kev veía todo desde una esquina de la calle, con unos binoculares de largo alcance. Faltaban pocos días para que llevase a cabo su plan, y si algo bueno vino después de esperar más de lo que quería, fue que conocía al pie de la letra la rutina de Yongmin y su familia.
Sabia que el mocoso iba a la escuela de lunes a viernes hasta las cinco de la tarde, hora en que Yongmin lo iba a buscar o su abuela.
También sabía que la anciana acostumbraba ir al mercado por las mañanas o al médico, ya que varias veces la había seguido. Tenía todo listo.
Solo faltaba que el día llegara.
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—Eh, Jungkook — le gritó Jimin, mientras se preparaban en los camerinos.
—¿Sí? ¿Qué pasa? — preguntó un poco ido, pues tenía sus pensamientos en otro lugar
—¿Qué que pasa? Eso quiero saber... estas más callado que de costumbre hoy, ¿estás nervioso por el concierto? — preguntó el rubio sentándose a su lado.
—No, no Jimin, es que es un concierto grande y... me estoy concentrando... supongo – explicó no muy convencido.
—Solo hazlo como sabes hacerlo. Eres Jeon Jungkook, nada te sale mal, ¿verdad? — río un poco.
—Eso creo — le respondió riendo, rascando su cabeza— gracias. Demos lo mejor en este concierto — le dio una cálida sonrisa al rubio y siguió preparándose.
Ya estaba todo listo. La multitud fuera gritando eufóricos, respiró profundo.
Namjoon los llamó para hacer el característico saludo que hacían antes de cada concierto, diciendo que darían lo mejor de cada uno como en cada espectáculo porque sus fans lo merecían. Él fue el último en salir, estaba a punto de cruzar la puerta del vestidor cuando sintió su celular sonar. Miró a sus compañeros y antes de seguirlos se devolvió a buscar en su bolso. Tomó su celular y vio que era un mensaje de texto, no dudo en abrirlo.
«Actúa como siempre, pero como nunca.»
Una sonrisa estúpida se le dibujó en el rostro. ¿Qué era lo que estaba pasando? ¿Era todo real? ¿Enserio Yongmin le había enviado ese mensaje tan motivador? Aunque corto, pero para él significaba demasiado. Sin duda, el que decidiera mandarle eso, lo alborotaba.
Parecía un chiquillo quinceañero junto a la primera chica que le gustaba.
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Yongmin ya estaba posicionada junto a su hermano en el gran estadio donde se presentarían los chicos. Esto sin duda era magnífico, la energía que había en ese lugar era simplemente excepcional.
Nunca había asistido a un concierto, y ya es bien sabido que en Corea habían bastantes de éstos, ella prefería no ir a ninguno, porque simplemente no le daba la gana ir. Pero ahora todo era diferente, quizás estaba acompañando a su hermano, pero no había dudas que también quería ver actuar a Jungkook.
De pronto, las luces se apagaron, por lo que sé asustó un poco, pero Seung junto a la multitud levantaron su army bomb para gritar con ímpetu. Se veía genial lleno de luces encendidas por todo el estadio, ahí recién cayó en cuenta que el show comenzaba.
Música comenzó a sonar para después salir siete hombres en el escenario y dar inicio al espectáculo. Si ya gritaban bastante antes que salieran, ahora gritaban el triple al verlos ahí.
Pero las entendía, se veían muy imponentes ahí arriba.
Estaban bastante cerca del escenario y podían ver muy bien todo lo que allí acontecía. Su hermano cantaba cada canción que interpretaban, sin duda lo estaba pasando genial. De pronto vio como Jungkook miraba hacia todos lados cuando el líder comenzó a dar unas palabras de agradecimiento y Yongmin no sabía porque necesitaba levantar su mano, gritar o lo que fuese para que el chico pudiera notar que estaba allí.
Patético, pensó.
Era obvio que él no podría notarla, habían muchas personas y a no ser que el pelinegro tuviera una vista excepcional, ni loco podría verla. Pero no perdía nada con intentarlo, ¿verdad? Gritó el nombre de Jungkook tan fuerte, que los miembros escucharon y rieron.
Jungkook comenzó a buscar quien fue la que gritó de esa manera, encontrándose con unos color miel que lo observaban. Sonrió abiertamente al encontrase con ellos y los saludó, no importadole el que dirán. Él estaba feliz porque ellos estaban ahí y viendo como daba todo porque aquel show fuera espectacular.
Jungkook siempre se esforzaba, pero está vez fue el triple. Quería sin duda impresionar a Yongmin.
—Mhm, sólo quería agradecer por el apoyo que siempre nos brindan. Sin ustedes, nosotros no seríamos nada, siempre están para nosotros. Gracias por todo, gracias por estar, gracias por existir. Amo a army — era el turno de Jungkook de decir algunas palabras al público — Espero que estén disfrutando esto que preparemos con mucho cariño y amor para ustedes. ¡Gracias!
Se fueron a cambiar los atuendos para seguir con el espectáculo, era el turno de las canciones en solitario.
Primero salió Hoseok, luego Yoongi, Seokjin y ahora era el turno de él. Respiró profundo y tomó posición en el escenario. La melodía comenzó a sonar, para luego comenzar a cantar.
Euphoria, canción que escribió con todo el sentimiento, sonaba en lo más alto.
Take my hands now, you're the cause of my euphoria.
Cantó esa parte mirándola a ella. Porque no había dudas de que Yongmin era la causa de su euforia. Lo hacía sentir diferente, experimentando nuevas cosas, nuevos sentimientos. Esa castaña que lo volvía loco, que lo hacía enojar con facilidad, la chica fría, lo había atrapado. Y no había dudas, quería arriesgarse.
Quería a Yongmin a su lado.
Quiero ir a un concierto de los bitis, me voy a llorar...
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