12.
Vueltas y vueltas se daba en su cama sin poder conciliar el sueño. Jungkook se había quedado pensando en la conversación que tuvo con la castaña.
Definitivamente la vida de la chica había sido muy dura y en parte la entendía.
Entendía por que no confiaba en la gente y porque siempre estaba a la defensiva y el hecho de que ella le contara lo que le sucedió, hacia que se sintiera especial.
Definitivamente le gustaba, le gustaba Yongmin, había caído, no podía comprender como, si siempre la chica lo trataba mal, pero al saber que era una coraza que llevaba consigo, lo hacía querer atravesar y llegar hasta su corazón. Realmente no planeaba dejarla, quería conocer más de ella, ser cercano a ella, que pudiera confiar plenamente en él.
El día se le hizo eterno. Además del sueño que tenía, la ansiedad por ver a la castaña hacian que las horas pasaran más lentas. Pero ya estaba ahí, ya se encontraba en el café sentado en una mesa, mirando su reloj a cada segundo. Los minutos pasaban, y la chica no llegaba. Ni siquiera tenía su número de celular para llamarla que idiota soy pensaba. Diez, quince, veinte minutos de retraso hasta que de pronto llegó.
—Hola — saludó al llegar. Traía las manos en sus bolsillos y no se veía preocupada por la hora.
—Pensé que no ibas a venir.
—No, bueno... mi moto no tenía combustible y tuve que caminar hasta acá — explicó sin importancia luego de sentarse — tenía que venir... no planeo perder esa entrada.
—Claro... — por un momento se sintió mal. Sabia que Yongmin era amable con él solo por el regalo para su hermano — la entrada — susurró.
—Y también por la compañía — terminó diciendo. Le salió como un pensamiento en voz alta. Jungkook la miró sorprendido mientras ella sentía que un calor invadía sus mejillas — además no tenía nada mas que hacer y... bueno, ya estoy aquí — intentó de alguna manera arreglar lo que había dicho. Pero no pudo evitar que sus nervios afloraran.
—¿Y cómo está Seung? — preguntó Jungkook tratando de que el momento incómodo pasara.
—Emocionado por su cumpleaños. Por eso quiero esa entrada para poder llevarlo, estaría encantado con verlos actuar.
—Si, ¿entonces van a ir a vernos? — la chica asintió – Vaya, sé que quieres verme siempre pero por lo menos disimula —bromeó ganándose un golpe en su brazo.
—Es que es tan — remarcó la palabra —agradable verte el rostro todos los días —terminó de decir sarcásticamente.
—Oh gracias... No sabia que te encantaba tanto — rió — si quieres puedes tomarme una foto.
—¡Oh! Pero que amable... — continuó Yongmin con la sátira — pero no quiero quebrar el lente de mi cámara.
—Pero si me la tienes que sacar a mí, no a ti — siguió bromeando.
El mesero se acercó a la mesa. En tanto se dio cuenta que era nuevamente Jeon Jungkook junto a la chica de la otra vez, se rehusó a atenderlos. Luego de la escena, de que se lo pasaran peleando, no quería volver a verlos, sin embargo no pudo hacer mucho al ver que sus demás compañeros estaban demasiado ocupados. Suspiró resignado y se dirigió a la mesa de la pareja ni te atrevas a llamarlos pareja pensaba mientras caminaba. Paró en seco en frente de la mesa.
—¿Entonces la moto se te averió? — preguntó el chico, sonando petulante.
—No, te dije que solo se le acabó la bencina — se defendió la chica mientras ninguno de los dos se daba cuenta de la presencia del mesero
—Definitivamente no hay nada como mi auto... lo mejor sobre ruedas — Jungkook buscaba provocar nuevamente a la castaña, le encantaba hacerla enojar.
—Ya desearías tener mi moto... pero como el señor, a la única cosa con dos ruedas que se sube es a su bicicleta, no puede manejarla — Yongmin puso una falsa cara de pena — pobre...
—¡Ja! Los hombres manejamos mejor fíjate.
—¡Mentiroso!
—Es verdad.
—No.
—Sí.
—Que no dije.
—¿Disculpen?
—¡¿Qué?! — Ambos miraron al mesero que los veia como peleaban. Se dieron cuenta que lo habian tratado mal sin que el tuviese nada que ver con sus discusiones y no era la primera vez.
—Perdón por... interrumpir — dijo de manera punzante el chico — pero vengo a tomar su orden.
—Mmm... sí, quiero un capuchino por favor — pidió Jungkook bajando el tono de voz.
—Que sean dos por favor.
—¿Algo más? — preguntó el mesero.
—No... solo eso, nos vamos a ir pronto — Jungkook le sonrió y luego miró a Yongmin que lo miraba interrogante.
—Okey, con permiso — el mesero guardó su libreta y se fue tan veloz como un rayo.
—¿En serio vas a dejarme ir temprano? — preguntó sonriente la chica. Aunque a veces sentía que le pasaban cosas con el pelinegro, a ratos tambien le desagradaba.
—Claro... — dijo — claro que no — terminó dando una carcajada — vamos a ir a divertirnos un rato. Hoy puedo llegar tarde a casa.
—¿Te dio permiso tu mami?
—No, mi novia...
Las palabras retumbaban como en cámara lenta en la cabeza de Yongmin. ¿Novia?
—¡Era broma! No tengo novia. Pero mañana no tengo ensayo y puedo disfrutar — a la chica le entró una calma extraña. ¿qué le sucedía?
—Mmm... ¿Y dónde vamos a ir?
—Ya te dije que a divertirnos.
—¿A algún pub, discoteque o fiesta? – volvió a preguntar.
—No... —negó — nos divertiremos a mi manera.
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Divertirnos a mi manera esa fue la frase que Jungkook utilizó para definir aquel lugar en el que se encontraban.
Yongmin se quedó paralizada mirando a su alrededor, las luces de colores que iluminaban cada espacio, los puestos de diferentes cosas que vendían, la gente que allí se encontraba, niños corriendo con felicidad.
—Ya, enserio Jeon... llévame a divertirnos — la chica le dio un leve golpe en el brazo.
—¡Ey! Este lugar es divertidísimo —el chico le sonrió.
—Jungkook... es un parque de diversiones...
—Si, y es genial. — el pelinegro tomó la mano de la chica y jalándola, logró que caminaran.
Está bien, el lugar estaba repleto de niños junto a sus padres y los juegos que habian, ademas de las argollas y el tiro al blanco, eran las tasitas, la rueda de la fortuna, una mini montaña rusa y otros juegos. Jungkook caminaba por entre la gente contentísimo, quizás enserio le gustaba el lugar y ella lo miraba a ratos con algo de emoción, pero a la vez con confusión.
En un momento pararon frente a un señor que vendía algodones de azúcar y Jungkook compró dos. Yongmin dudó un poco en comerlo, definitivamente ese no era su lugar, no estaba cómoda ahí, era muy infantil, por así decirlo. Sin embargo, y luego de un largo tiempo de reflexion, recordo la frase que su padre utilizaba cuando ella era una niña.
Carpe Diem.
—Apuesto una ida al cine, a que no puedes ganarme en ese juego — la chica apuntó un juego en el que tenían que disparar con un rifle, a unas latas agrupadas en forma de pirámide. Jungkook la miró extraño, no pensó que ella quisiera jugar a algo en aquel lugar. — si pierdo, vamos al cine y yo pago, pero si tu pierdes, tendrás que dejarme en paz un día, sin chantajes por un día ¿Qué dices?
—Mmmm... vas a tener que juntar dinero y aguantar mi presencia — le respondió divertido.
Carpe Diem era una frase que su padre grabó en el vidrio del automóvil en que viajaban junto a su madre el dia en que murieron. Desde pequeña siempre le decía que disfrutara el día, porque ese día jamás volvería. Entonces, cuando pensó que aquel sitio no era para ella, recordó a su padre. Eran palabras que hace tiempo no recordaba y el hecho de que llegaran a su mente justo ahora se le hizo extraño.
En teoría, hizo lo que su padre le enseñó; disfrutar aquel momento, en donde estaba, y con quién se encontraba.
—Tiene tres disparos para botar la pirámide. La única condición es que no debe quedar ni una lata sobre la superficie de madera — explicó un joven mientras le entregaba un rifle a Yongmin y otro a Jungkook.
—Okey... ¿Quién empieza? —comenzó desafiando la castaña.
—Las damas primero — le respondió caballerosamente.
Tomó el rifle, se lo acomodó en la cavidad del hombro, puso su índice en el gatillo del arma, apunto hacia las latas y mirando su objetivo dio el primer disparo.
—Te toca — sonrió satisfecha del resultado. De diez latas ya había logrado derribar cinco y solo era el primer intento.
—Suerte de principiante... — Jungkook se mostró confiado de sus propias capacidades. No es que haya disparado un arma en su vida, solo que él se consideraba bueno en todo lo referente a algo nuevo, no planeaba perder un día con la chica. Eso sí que no.
—Claro, él, el bueno en todo — se burló haciendo unas muecas divertidas.
—Te lo dije — Yongmin quedó en silencio. Apenas disparó y logró derribar ocho de las diez latas, y aun le quedaban dos tiros. Esto se veía mal...
—No cantes victoria antes de tiempo... — la chica tomo su rifle y apuntó. Dos tiros le quedaban y esperaba lograr la hazaña.
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Iban camino a la rueda de la fortuna, Jungkook caminaba con sus manos en los bolsillos y Yongmin a su vez llevaba sus brazos cruzados, ninguno de los dos decía algo.
Hasta que llegaron a la fila, avanzaron y entraron al juego. Una señorita uniformada de azul, les indicó el camino hasta uno de los compartimientos vacios.
Ambos se sentaron, cada uno mirando a un costado diferente, mientras la chica les ponía la seguridad correspondiente al juego. Al instante la ruleta comenzó a subir, mientras la cabina se balanceaba por el movimiento en subida.
—¿Vas a estar enojada toda la noche? — se atrevió a preguntar el chico, dando un largo y sonoro suspiro.
—No estoy enojada — se limitó a responder sin mirarlo.
—Vamos — alargo el pelinegro tomándola del brazo — estás enojada y no lo niegues — la chica miró su brazo sostenido por la mano de Jungkook, quién al darse cuenta la quitó al instante.
—Te dije que no estoy enojada — le volvió a responder.
—Claro que si — el chico se acercó a ella.
—¿Y tú como lo sabes? — preguntó la castaña desafiante.
—Porque arrugas la nariz cada vez que te enfadas — sonrió Jungkook pasando su índice por la punta de la nariz de Yongmin. La chica se sonrojó sin querer y admiró la sonrisa del chico.
Si que tiene una hermosa sonrisa.
—Vete al demonio Jeon... — trató de ocultar su vergüenza volviendo su mirada al lado contrario, mientras que Jungkook se acercó aún más a ella.
—Ey... Yongmin — la chica respiró profundo y volvió a mirarlo severa. — no te preocupes, que aunque te haya ganado en las latas, no te obligaré a ir al cine...
—No... — nego rápidamente la chica. ¿Por qué estaba... — osea... yo... — otra vez los nervios. Jungkook la miraba sin entender, aunque ni ella misma se entendía — apostamos y te di mi palabra... y siempre cumplo con mi palabra.
—Claro... así como cuando me dijiste que si volvía a besarte me ibas a matar — Jungkook no paraba de mirar los labios de ella, de hecho sentía que ya nada más existía más que los labios de Yongmin. La ruleta rusa continuaba dando vueltas, y ya casi iban a terminar.
—Pues... si...
Comenzaron a acercarce lentamente sintiendo como el deseo de volver a poner en contacto sus labios era mas fuerte que cualquier otra cosa. Ya sus labios estaban próximos a conectarse cuando de golpe el juego se detuvo.
Comenzó a girar lentamente para que así todos pudieran descender. Se miraron y Jungkook se colocó de pie.
—Vamos... te llevo a casa — el chico le tendió la mano, la cual Yongmin miró para luego tomarla — aunque quieras cumplir tu palabra no podemos ir al cine mañana... — explicó mientras salian del juego.
—¿Por qué? — preguntó ella mientras caminaban.
—Mañana en la tarde debo viajar para una entrevista junto a los demás miembros y volveré pasado mañana, así que al menos no te molestaré durante estos días — continuó explicando. La chica se sintio triste. Estaba confundida totalmente ¿Por qué de pronto quería pasar tiempo junto a él?.
—Genial... — dijo no muy convencida, pero sonando lo suficiente segura — así quedan menos días para que me des la entrada al concierto, Jeon— ya habían llegado al auto del idol y dicho esto, ambos se subieron y se fueron rumbo a la casa de Yongmin.
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—Es aquí — apuntó una de las casas por las cuales pasaban y Jungkook se detuvo.
—Ahora si podré venir cuando quiera a molestarte — dijo sonriente.
—Ni se te ocurra — le respondió mientras se quitaba el cinturón de seguridad.
—Era broma... Bueno, cuídate y nos vemos en dos días más — el pelinegro la miró con una media sonrisa y ella fijó su vista en sus labios y nuevamente en ese lunar abajo de estos.
Ese lunar le queda muy bien ahí. Rápidamente disipó todos los pensamientos de su cabeza. Que le pasaba.
—Que molestia... al menos descansaré de ti estos días, y ¿cuántos van quedando? ¡Cuatro!
—Cuatro días en que me verás hasta en tus sueños linda —le respondió pasando nuevamente su dedo índice por la nariz de ella tal cual como lo había hecho en la rueda.
—No gracias. Adiós Jeon, que estés bien – la chica abrió la puerta y puso un pie fuera del auto.
Pero jungkook fue más astuto, le tomó un brazo haciendo que perdiera el equilibrio y volviera a quedar sentada, y la besó. No pudo evitarlo, la besó esperando que la castaña le correspondiera.
Yongmin quedó en shock, y su corazón comenzó a palpitar tan rápido que pensó que si no se detenía le daría un infarto ahí mismo. Pero sabía tan bien, era cálido. Con lentitud cerró sus ojos y correspondió el beso. Jungkook le daba cortos y suaves besos en los labios de la castaña, en donde ésta comenzaba a sentir algo en su estómago. Estas denominadas mariposas de la que tanto hablan en las películas, pero ella sentía todo un zoológico en su interior. No le gustaba estar sintiendo esto. No quería sentirlo.
—¿Aun estoy vivo? — bromeó cuando se separaron. Yongmin no respondió nada y volvió a descender del auto.
—Que les vaya bien en la entrevista, Jeon— dijo ella, y caminó rumbo a su casa bajo la atenta mirada de Jungkook.
—No me mandó al demonio, ni me golpeó... Un gran avance Jungkook— dijo sonriente hablando solo, para luego emprender camino hacia su casa. Mañana seria un largo día y debía descansar.
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¿Por qué no le dijo nada? ¿Por qué se demostró tan débil?
¡Estúpida! Eso es lo que era, una estúpida.
Se encontraba ya en su habitacion recostada sobre su cama con los brazos abiertos y mirando el techo buscando una explicación. Recordó que había entrado directo a su habitación y no había pasado a saludar ni a Seung ni a Bae, así que se dio unas palmaditas en las mejillas y caminó hasta la habitación de hermano.
Abrió la puerta sigilosamente, ya eran las doce de la noche y el pequeño dormía plácidamente. Tenía uno de sus pies descubiertos así que ella lo acomodó. Le besó la frente y luego se fue a la habitación de su abuela quien dormía tranquilamente abrigada. La chica dio un suspiro y luego se fue a su habitación para dormir. Había sido un día algo... Intenso.
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Sábado... una fría tarde de sábado y Seung yacia sentado frente al televisor, cubierto con una cobija. Yongmin se preguntó, ¿Por qué su hermano estaba allí sentado desde hace dos horas?
—Seung, ¿Qué estas esperando que den por televisión? — pregunto finalmente sentándose a su lado.
—Nana, ¿Cómo no lo sabes? ¿Qué no eres amiga de Jungkook? él debió decírtelo —Ella recordó.
—Oh... si, claro. Hoy es la entrevista de los chicos ¿no?
—¡Si! Que bien informada te tiene mi amigo — acotó el pequeño.
—¿Amigo? ¿de cuándo tú y Jeon son amigos? —preguntó curiosa. Se habían visto una sola vez y ya eran amigos.
—Desde que me llevaste al edificio nana... intercambiamos celulares— Seung sonrió — y aveces me va a buscar al colegio y me lleva al parque de diversiones. Él es genial.
—Parque de dive... — se le vinieron a la mente los momentos del día anterior. Se había divertido estando con él y ese beso...
—¡Nana! — le gritó el pequeño sacándola de sus pensamientos.
—Si, si enano – dijo rápidamente deshaciendo sus recuerdos.
—¿Te quedas a verlo o vas a salir? – el niño le puso una cara de pena increíble, a la chica se le apretó el corazón. ¿Cómo podia negarle algo a aquel pequeño que amaba con su vida?
—Okey, tú ganas... me quedo a ver la entrevista contigo.
—Quiero helado.
—Con una condición.
—¿Cuál?
—Tu lavas los trastes — ambos sonrieron
—Que pilla eres— Seung entrecerró los ojos.
—A menudo, sí. – la chica se hecho a reír y comenzó a hacerle cosquillas sin cesar a su pequeño hermano.
Pensó que sería un día sin Jungkook, pero aun así lo tenía enfrente suyo a través de la televisión. Era increíble ver el desplante que tenía y como si no tuviera nada de nervios al estar hablando para millones de personas. Luego de la entrevista, tuvieron una presentación y quedó más impresionada aún, daba todo de él al igual que los demás chicos. Sin duda era increíble en lo que hacía y merecían todo el reconocimiento que tenían.
—Nana— Seung interrumpió aquel silencio que se había hecho.
—¿Si? – ella lo miró, mientras el pequeño jugaba con sus dedos.
—¿Qué haces cuándo... bueno... cuándo te gusta... alguien? — preguntó finalmente completamente nervioso.
Yongmin no pudo evitar sonreir. Su hermano estaba creciendo.
—¿Te gusta una niña enano? – le preguntó divertida.
—Ni que me gustara un niño— respondió sarcástico.
—Puede ser, ¿por qué no?
—¡Yah! pero dime, ¿tú qué haces cuándo estás con Jun... Es decir... cuando estás con alguien que te gusta? — ella lo miró confundida. A sus veintidós años, no sabia como responder esa pregunta.
¿Qué es lo que se sentía cuando te gusta alguien?
Capítulo largo porque sí ✨. Me encuentro en un modo en donde quiero pasar un día con Jungkook e ir a un parque de diversiones, sería maravilloso 😭. Bue cosas que nunca sucederán :D (sonrió para no llorar)
Espero que les guste el capitulo 🤍.
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