10.
Yongmin iba que se la llevaba el demonio. Siempre pensó que Yeong era un poco hombre y un inútil que solo estaba con su amiga por su bonito aspecto, aún así Hye lo quería y ella debía apoyarla.
Pero verla llorar y saber que el imbécil que estaba en frente de ella le habia dicho que era una cualquiera... eso, eso jamás se lo perdonaría. Nadie se metía con su familia.
—Miren que idiota acaba de llegar — dijo Yongmin tomando con fuerza el cigarrillo que Yeong se acercaba a los labios y lo tiro al suelo para luego pisarlo.
—¿y a ti que demonios te pasa estúpida? — la miró mal. No entendía muy bien la actitud de la chica que llegaba a buscar problemas.
—¿Qué que me pasa? — preguntó dando una carcajada — ¡¿Qué te pasa a ti maldito imbecil?! — le dio una cachetada tan fuerte que su cara quedó hacia un lado y este debió llevarse su mano derecha a su mejilla para apalear el dolor.
—Con que quieres problemas... — sonrió el tipo escupiendo hacia un costado.
—Los problemas ya los tienes tú — continuó Yongmin. Se acercó y con fuerza tomó el cuello de su chaqueta quedando a centímetros de su rostro — te vas a arrepentir por lo que le has dicho a Hyemin...
—Con que ya te fue con el chisme la puta esa... — rio Yeong haciendo que a la castaña se enfureciera aun más. Sin dudarlo le escupió el rostro.
—Te callas... o te juro que te mato – lo amenazó mirándolo de manera amenazadora. No permitiría que siguiera hablando mal de su amiga, sobre su cadáver.
—No te tengo miedo — desafió.
—Te lo advertí... — Yongmin jaló con fuerza de la chaqueta a Yeong y le dio un rodillazo en su estómago. De la rabia este se incorporó y le dio cobardemente una cachetada, haciendo que de la comisura de sus labios un poco de sangre se asomara.
—No me desafies estúpida, ¡Que si aún no te dan tu merecido, te lo daré yo! – gritó enfurecido — o quizás quieres que te dé cómo le di a tú amiga — terminó su frase con una risa burlesca y eso bastó para que Yongmin se lanzara sobre él haciéndolo caer y sentándose en su cintura comenzo a darle golpes en el rostro una y otra vez sin parar. El tipo comenzó a forcejear intentando tomarle los brazos, pero Yongmin era mas fuerte.
De pronto unos fuertes brazos la tomaron de la cintura. Jungkook como pudo la tomó y la sacó de ahí mientras ella pataleaba. El inútil de Yeong se puso de pie y miraba con una sonrisa irónica como el pelinegro se llevaba a la chica, mientras ella gritaba que la dejara en paz.
—Esto no va a quedar así... ¡Hijo de puta! — le gritaba mientras se alejaba más y más del pub.
—¡Aquí te esperaré!
—¡Ash! ¡Qué me dejes en paz dije! — gritó y al instante sintió como cayó sentada al asiento del copiloto de un auto en el cual nunca habia estado. Se dio cuenta que era de Jungkook al verlo como cruzaba su cinturón de seguridad y cerraba de golpe la puerta para luego aparecer del otro lado y echar a andar el auto — ¿Y a ti que demonios te pasa? ¿Por qué no me dejas en paz y te desapareces?
—¡Cállate! — le gritó haciendo que la castaña quedara en un silencio sepulcral. A pesar de ser siempre dura con él, el chico jamás le habia alzado la voz y esto definitivamente la había descolocado.
— ¿Cómo se te ocurre ir peleando con quién se te cruce? ¿acaso estás loca o qué? ¿Qué no tienes cerebro? —preguntaba enojadísimo mientras manejaba.
—¿Y a ti que te importa? — preguntó la chica igual o más enfurecida que él.
Ninguno dando su brazo a torcer.
—¿Qué que me importa? ¡Pues a mi nada! Pero tienes un hermano que esta orgulloso de ti y de seguro no querría verte peleando con cuanto tipo se te pase en frente — le respondió tajante mirándola y luego volviendo la vista al frente. Yongmin suspiró ofuscada.
—¡Detén el puto auto, que dejé mi moto en el pub! — gritó quitándose el cinturón de seguridad.
—Hye dijo que te la llevaría a casa, de lo loca que te pusiste dejaste las llaves sobre la mesa — explicó el chico con la vista pegada al parabrisas — y basta de pataletas... pareces niña berrinchuda.
—¿Y tú quién te crees? ¿mi padre? — preguntó.
—No gracias... si voy a tener una hija así, prefiero morir virgen. — el chico sonrió haciendo que Yongmin sintiera ganas de golpearlo.
—Eres un imbecil — ofendió la castaña cruzándose de brazos ya resignada.
—Un imbecil que te gusta... — murmuró. Quería provocarla, sabía que la castaña no aguantaba mucho.
—Quisieras....
Tras veinte minutos de camino, llegaron a una linda casa. Era grande y al ver que Jungkook abrió el portón con un control remoto, Yongmin supuso que era la de él.
—Pasa... — invitó Jungkook una vez que se encontraron en la puerta. La chica miro todo a su alrededor un poco desconfiada. No entendía muy bien por que la había llevado ahí — espérame aquí, ya vuelvo... — le dijo antes de desaparecer por el pasillo.
Yongmin se quedó en el living de la casa, fijando su vista en los retratos que había en los muebles y paredes, cuadros donde al parecer salía su familia y muchos cuadros donde salía junto a seis chicos más, pudo identificar a Jimin y Hoseok.
Dio un suspiro ahogado y se sentó en el sofá, poniendo sus manos sobre su rodillas. Agachó la mirada y miro sus manos,la cual tenía los nudillos un poco rasguñados y enrojecidos producto de los golpes que le dio a Yeong. Subió una de sus manos a su labio y al contacto siseó de dolor. Odió al tipo por haberle roto el labio.
Primera vez que la golpeaban y eso le hacía odiar aún más a ese idiota.
—Maldito bastardo... — susurró para ella misma.
—Basta de maldecir... — escuchó a Jungkook quién llegó con un botiquín de primeros auxilios. Ella lo miró y luego desvió su mirada hacia sus manos. Se agachó delante de ella y puso a un costado la cajita. Busco algo de algodón y lo untó con alcohol — Es solo para desinfectarte... no querrás amanecer con un labio gigante — mencionó. Lo acercó al labio inferior de ella, justo de donde salia la sangre y limpió, ella siseó levemente, pero aguantó el ardor. — Lo siento... sé que duele, pero solo será poquito — explicó el pelinegro. Ella lo miró.
—Puedo hacerlo sola — La chica le quitó el algodón de las manos con cierto mal humor y se lo paso por el labio ella misma. Jungkook suspiró cansado de aquella actitud.
—¿Por qué tienes que ser así? —preguntó ya molesto, solo quería ayudar.
—¿Así como?
—Así... tan pesada, mal humorada, amargada...
—¿Algo más? — bromeó la chica, sin sacar aún el algodón de su labio.
—¡Sí! Eres una infantil, que cree que con ser dura puede ocultar como es verdaderamente...
—¡Tú no sabes nada! — le gritó poniéndose de pie para irse. Ya no quería seguir oyendo a Jungkook.
—Que tu vida haya sido dura, no significa que tú también debas serlo — dijo el chico a sus espaldas haciéndola detener. Jungkook al notar eso, continuó hablando — No debió ser fácil tener que hacerte cargo de tu hermano siendo tan pequeña, y me pongo en tu lugar, no puedo entenderte al cien porque no he sufrido esa situación — tragó para continuar — pero estuve solo en una ciudad nueva sin mis padres siendo muy pequeño. No podemos desquitarnos con los demás debido a los problemas que tengamos..
—¿Cómo sabes eso? — preguntó con un nudo en la garganta al recordar a sus padres. Solo con la mención hacia que todo en ella se debilitara.
—Conversé con Seung y sin querer me lo dijo... — respondió rascando su nuca.
—Entonces intenta mantenerte al margen... Prometí comportarme contigo durante estos siete dias que quedan, pero eso no te da derecho a meterte en mi vida — sentenció la castaña un tanto sulfurada.
—Contigo de verdad no se puede...
—¡Entonces no te metas conmigo!
—¿Quién quiere meterse contigo? — le preguntó sabiendo que dentro de él deseaba con todas sus fuerzas pasar tiempo con Yongmin, pero aún así quería molestarla. Dio un paso hacia ella sin querer quedando a centímetros de su rostro.
—Pues tú —la chica también se acercó a él — Se te nota Jeon... —no sabia con exactitud por que lo decía, pero si él también jugaba así, lo haría, quería provocarlo y ver que tanto podía averiguar.
—¡Ja! Ya quisieras...
—¿Ya quisiera qué? —la chica estaba centímetros de la boca de Jungkook
—No me provoques Yongmin...
—¿O qué?
Jungkook suspiró y en un abrir y cerrar juntó sus labios con los de la castaña tomándola por sorpresa.
Era un beso salvaje lleno de lujuria. Sus lenguas no dudaron en encontrarse e iniciar un una lucha entre ellas, Jeon mordió su labio inferior y miles de descargas eléctricas tuvo el cuerpo de Yongmin, quien jadeó involuntariamente.
No quería que su cuerpo reaccionara pero no pudo evitarlo. Jungkook tenía atrapada a la castaña con sus manos puestas en su nuca, mientras ella hacia lo propio con la chaqueta que el chico llevaba. No soltaba su cuello.
De un momento a otro y luego de varios minutos besándose, ambos se soltaron respirando entrecortado, con los labios hinchados por tan alocado momento.
—He probado mejores.... — dijo Jungkook ocultando todas las sensaciones que le habia provocado ese beso, que en el fondo, ambos deseaban.
—Pues los tuyos no son caramelos precisamente — se defendió Yongmin limpiándose la boca con el dorso de su mano.
—No mientas... — el pelinegro dio una carcajada — te encantó.
—Claro que no idiota —Yongmin se dio la vuelta dandole la espalda a Jungkook y dispuesta a irse del lugar.
—Claro que sí... — la chica sentía que sus mejillas explotarian en cualquier momento. Sin darse la vuelta levantó su mano derecha y le mostró el dedo de al medio al muchacho que solo rio por lo bajo.
—Adiós, idiota.. — dijo la chica y salió de la casa de Jungkook, dejando al este con el corazón palpitando a mil y también explorando nuevos sentimientos.
╰─►⸙͎ ➼➼➼✧;
—Ok... entonces el plan lo llevaremos a cabo dentro de siete días —Kev, junto a cuatro de sus amigos, estaban ideando planes en sus cabezas para vengarse de Yongmin. Estaban reunidos en la casa de este, afinando los detalles de lo que sería el plan.
—Si... pero... ¿no crees que el niño no tiene nada que ver en esto? El asunto es con la chica — intento interferir Shang, uno de los secuaces a quien Kev había mandado a seguir a la chica donde quiera que fuese.
—Oh... ¿no me digas que te esta dando miedo? — preguntó un tanto burlón, provocando las risas de sus amigos.
—No es eso — negó el joven de cabello largo – solo preguntaba... — no estaba muy convencido del plan que habían ideado, pero no diría nada.
—Bueno, bueno... entonces estamos listos. En siete días, tendré donde quiero a esa perra.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro