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1.

Yongmin como casi cada noche se arreglaba para salir de casa. Era algo habitual que la mayoría de los días saliera con sus amigos.

Cuando llegó a Seúl con su aspecto rudo, su abuela casi murió de un infarto, no recordaba que su dulce nieta tuviera esa apariencia, pero al abrazarla, sentirla en sus brazos y ver como intentaba ahogar las lágrimas, pudo darse cuenta que su niña seguía siendo la misma por dentro, la misma de hace algunos años atrás.

—Hija, ¿vas a salir con tus amigos?  — preguntó la anciana canosa, menuda de cuerpo y una voz tan fina como la porcelana. Voz que Yongmin siempre le recordaba a su madre.

—Si, Bae — le respondió la chica con una sonrisa — no te preocupes por mí, sabes que puedo cuidarme sola. — terminó de decir guiñando un ojo.

Luego de una infancia llena de malas personas y malas experiencias, Yongmin ya no lidiaba con cualquiera y se limitaba a hablar con quien a ella se le diera la gana. Ya no aguantaba idiotas o chicas que eran completamente envidiosas, ya no estaba para eso.

—Eso lo sé, pero de todas formas te lo repito — se acercó hacia ella acariciando su cabello — cuídate mucho ¿sí? Y vuelve para el desayuno — pidió.

—Claro Bae... — Yongmin solía llamarla por su nombre en vez de decirle abuela, pues encontraba que su nombre era muy lindo.

Cogió su chaqueta de cuero, se la colocó y acomodando el cabello, que ahora estaba bastante largo, hacia atrás y subió el cierre. Sacó en unos de sus bolsillos las llaves de su Honda VFR 1200 que había adquirido con el dinero de la herencia de sus padres antes de viajar a Seúl, y dando una pequeña sonrisa, subió a esta para luego escuchar ronronear el espectacular motor de su preciosa amiga que tenía hace ya tres años.

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—Pero que guapa vienes, corazón — le dijo su amigo Taeyang al ingresar al pub donde habían acordado juntarse varios amigos de la castaña. El chico, blanco como papel, pelo castaño y ojos azules como el mismo cielo, lo conocía hace ya dos años, cuando Hyemin, su mejor amiga, se lo presentó. Demasiado guapo, pero al tipo le gustaba jugar para el equipo contrario y además, no era del gusto de ella.

—Tú también estás muy guapo, Tae — Yongmin palmoteo y besó sonoramente la mejilla de su amigo, para luego besar la de Hyemin, Sumni, Kai y Choi quienes estaban sentados en una mesa, la cual sería el centro de su reunión.

—Y bien, ¿prefieres quemarte con el tequila o saborear el alcohol de una cerveza? — si bien Choi sabía que su amiga no bebía otra cosa que no fuera cerveza, no perdía nada con preguntarle.

—Manejo... no puedo beber mucho, apúntame con una cerveza, ¿si? — pidió la chica, mientras encendía un cigarrillo y se lo llevaba a la boca — y, Sunmi, que tal con el chico que querías llevarte a la cama, ¿ya lo has conseguido o no? — preguntó con picardia, pues sabía que su amiga se cohibiria con esa pregunta. Le gustaba molestarla.

—Te he dicho que no quiero llevármelo a la cama. ¿Quién crees que soy? ¿Una cualquiera? — preguntó sonrojada mirando hacia otro lado.

—Oh, vamos, era una broma — alzó sus manos y exhaló el humo que tenía en su boca.

—Es que como tu nunca te has enamorado, piensas que lo único que buscamos es sexo —le reclamó la pelirroja Sunmi.

—Que fue una broma, no te sulfures pequeña —le dijo pasando la punta de su dedo por la nariz de su amiga.

—Tonta —le respondió riendo — pero en cuanto me lo lié, te cuento. A ver si de una vez por todas dejas de joderme con el tema del sexo — declaró y ambas rieron, para continuar hablando con los demás chicos presentes.

—Ey, Yongmin —la llamó un chico. Al escucharlo pudo reconocer la voz del delincuente al que le dio una paliza por intentar robarse su preciada moto hace ya tres meses.

—Uy, pero que tenemos acá, ¿si no es mi querido amigo Kev? — dijo sin rodar la cabeza, apagando la colilla de su cigarro en el cenicero. Sus amigos dieron una risa burlona.

—Que no soy tu amigo, pu...

—Cuidado Kev... — lo interrumpió levantándose de su asiento y dándole un sorbo a su cerveza — cuidado con lo que dices — dijo acercándose a su rostro — no vaya a ser que te quedes sin descendencia por andar hablando estupideces. — amenazó mirándolo mal.

—Vete con cuidado, amor. Que te tengo vigilada — le dijo el tipo bastante alto, moreno y con varias cicatrices en su rostro.

—¡Ay, que miedo! —exclamó Yongmin levantando los brazos, haciendo como si estuviera asustada— pues no me importa, sabes que soy más que todos los inútiles que tienes de compañeros —se defendió, sin abandonar la compostura.

—Luego no digas que no te lo advertí — el chico se alejó dándole la espalda y yéndose del lugar. Ella levantó los hombros. Realmente le importaba poco y nada lo que salía de su apestosa boca. Volvió a sentarse junto a sus amigos para disfrutar de la noche por largo rato hasta que decidió que era momento de ir a casa.

No estaba cansada ni nada por el estilo, pero ya era bastante tarde y no quería que su abuela se preocupara aún más por ella. Trataba de hacer que Bae no tuviera ninguna inquietud, siempre velando por el bienestar de ella. Ha sido su apoyo desde que volvió a residir en la capital y no podía pagarle mal.

Se acomodó en su moto y estaba a punto de partir, cuando a lo lejos escuchó unas risas provenientes de unos callejones más allá. Observó bien la escena y se dio cuenta que un chico alto, de tez blanca y cabello negro intentaba llegar a su auto, siento interceptado por los delincuentes de Kev y sus inútiles secuaces. El chico se veía tranquilo y no les daba mayor importancia a los hombres que le pedían la billetera.

—¿Será que siempre termine en pelea con este idiota? — murmuró para si misma, caminando en dirección hacia donde se encontraban ellos, con paso seguro —¿Es que tú a caso no te cansas de molestar a la gente? — le preguntó de brazos cruzados.

Estaba harta de este idiota. Desde que se atrevió a molestarla por primera vez en el mismo pub y éste se llevó la golpiza de su vida por querer ser gracioso, no se detuvo. Sí, aún la molestaba, pero tenía bastante claro que la castaña no estaba para aguantar estupideces de borrachos y delincuentes.

—¿Y a ti quien putas te ha llamado? Que yo recuerde, no he agendado hora para cogerte esta noche, mi amor — respondió el moreno con cierto aire de prepotencia, mientras sus amigos reían por lo bajo.

—Ey, no deberías estar acá. Yo la verdad no les he tomado importancia a estos tipos — el peligro se acercó a ella tomando su hombro. En tanto Yongmin, veía despectiva la mano de este, en clara señal que debía sacarla en dos segundos de ahí; señal que el chico entendió de inmediato.

—Eh, bonito — lo llamó Yongmin — deberías irte de acá. Esto ya se volvió personal. Al estúpido que ves allá... — apuntó a Kev — al parecer no le quedó claro con la paliza que le di hace algunos meses y al parecer quiere más. Pero no te preocupes, tengo todo solucionado...

—¿Y tu crees que soy idiota para creer que golpeaste a este tipo? — preguntó el chico entre risas, colocándose al lado de ella, como si ambos fueran a pelear contra él —Aunque  en la empresa donde trabajo me van a matar si se enteran que he estado peleando con delincuentes, pero no dejaré que participes tú sola en esto.

Las palabras del chico sonaron tan reales, que Yongmin se quedó pensando un momento que era la primera vez que alguien la quería defender. Siempre había luchado sola y ahora, era ayudada por aquella persona.

—Guapo, no te hagas el macho conmigo eh, que yo se muy bien como defenderme. — no era por nada, pero la defensa personal desde que comenzó a practicarla, ningún idiota podía contra ella. El poder de la autodefensa era clave para estar tranquilo en en estos tiempos tan malos.

—Jungkook. Me llamo Jungkook — le dijo el chico, haciendo que Yongmin lo mirara extrañada — aunque sé que estoy guapo, pero no deberías recalcarlo tanto — le dijo riendo el chico, viendo como sus dientes se asimilaban a los de un conejo.

Ay Jungkook, eres un idiota egocéntrico.

Eh aquí el primer capitulo y teniendo a una ruda protagonista 💃💜. Espero les guste mucho, mucho

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