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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑

LEONARDO DICAPRIO

- ¡Sí que me lo he torcido!- mi voz tornaba de sorpresa a carcajada seca mientras acariciaba mi tobillo, el supuestamente "dolorido".

- Mientes como una mierda-dijo riendo- aunque a la morena se le da muy bien actuar, todavía esta a tiempo de inscribirse–marqué una sonrisa de lado y me senté bien, bajando el pie que hipotéticamente estaba doblado, demostrándole que estaba perfectamente.

- Esa chica no sabía que era mentira- le observé unos segundos, analizando si merecía la pena contarle la verdad- lo he fingido porque no me parece bien que nos castiguen a todos por culpa de uno- me incliné un poco hacia adelante.

-Os castigan a todos por proteger a uno, no te equivoques- buena reflexión.

De todas formas, nadie iba a incriminar a Ryan por lo que hizo, aunque fuera "una tontería", ¿o sí?

Tal vez nos llevamos mucho tiempo mirando a la cancha de atletismo en un silencio relativamente cómodo cuando el profesor me preguntó.

- ¿Quién fue? – me miró atentamente- no te voy a enviar a correr si no me lo dices y si lo haces, no se lo diría al director, soy viejo, no me importa caerle mejor o peor- antes de responder miré a mi grupo, quienes ya volvían para pedir un relevo con el grupo de Danais.

- Fue un chico- sentí una culpa descomunal, ¿realmente quería delatar a un compañero que simplemente quería hacer una broma?- no le vi bien la cara- el profesor me escrutó con la mirada unos segundos, pero como él ya suponía, no iba a soplarle quien era por mucha insistencia que hiciera.

- ¿Que hizo que cambiarás rotundamente de decisión?-

- Supongo que el hecho de que todos merecemos una segunda oportunidad-

- Te pareces a ella-

- ¿A quién? ¿A mi madre? ¿Estudió aquí? – el negó con la cabeza varias veces y miró al frente previamente a responderme.

- A mi niña- pausó unos segundos y carrasqueó su garganta- se llamaba Alicia- pude ver como pestañeaba muy rápido- era tan bonita y terca- retenía sus lagrimas, preferí pensar que lo hacía porque llevábamos mirando mucho tiempo hacia el sol- le gustaba correr, corría mucho- no me estaba gustando nada de nada que lo contara en pasado, me llevaba a pensar en lo peor- fue un día de esos, uno como cualquier otro, entró a la cocina diciendo que moriría antes de tener que comer otra vez garbanzos- el profesor tenía los ojos enrojecidos, pero no iba a llorar- y ella lo hizo.

- Tú... no tienes la culpa- dije pasando mi mano por su espalda, en un intento de reconfortarle.

Me agradeció el gesto, a mí, personalmente, me estaba costando bastante aguantar mis lágrimas.

Cuando se levantó, me sonrió y se frotó los ojos, aunque lo hacía más que nada para que yo también le repitiera.

- Bueno, que salga ya el último grupo- dijo señalando al grupo de Benjamín.

- Pero no es justo John, el grupo de Danais lleva muy poco tiempo- saltó un chico.

Ryan le hizo callar dándole un golpe con la mano en el hombro.

Todos sabíamos que estábamos aquí por el querido Ryan.

- Sordera Testicular- dijo John O'Sullivan, el profesor de educación física.

El grupo de chicos, en ese momento, le miraron extrañados con una media sonrisa en la cara.

- Oyen bien, pero hacen lo que les sale de los huevos- John parecía no perder ese humor que le caracterizaba, su risa era grave pero alegre.

Los chicos se levantaron juntos y bajaron varias gradas hasta que se dieron cuenta de la ausencia de un integrante, dándose así la vuelta.

- Venga, enróllese - dijo el chico rubio que se había quejado segundos antes al tanto que llamaba la atención de sus compañeros con las manos mientras imponía su mejor sonrisa.

- Ah, ¿no? - dijo el profe con su voz grave, mirándole cuestionante.- pues dime quién hizo la pintada.

- Te basta con que soy tu favorito-

- Eso le bastara a tu madre- todos se rieron, en tanto, Ryan y los demás empujaban al chico rubio a la pista quien intentaba zafarse del amarre de los chicos.

Entonces apareció Lucie, quién parecía que había venido de una maratón, aunque era algo parecido, estaba recién salida de correr en la pista.

- La piscina está abierta para los que no hacen natación hasta las 6, ¿te vienes? - agitaba sus manos cerca de su rostro provocando así un poquito de fresco.

- Que va, odio nadar- aclaré.

- No tienes por qué nadar, simplemente báñate- dijo como si eso solucionase el problema.

- No... no tengo muchas ganas- sonreí forzada, y le di un pequeño abrazo, cuidadosa, para no embadurnarme en sudor.

Le di un beso de despedida a Lucie, quien, velozmente, fue hasta la estructura de cristal que cubría la piscina, y posteriormente procedí a despedirme de John, agitando la mano, gesto que él me devolvió con una sonrisa.

Hacía mucho calor cuando llegué al departamento, mi compañero/a había dejado su maleta allí y había puesto sus cosas en su mitad del baño, por lo que podía apreciar era una persona muy organizada, así que, iba a ser un encanto tener que compartir apartamento con esta persona.

Me metí en la ducha y dejé que el agua fría se llevase toda la tensión y el sudor de llevar tanto tiempo al sol.

Me peiné y fui a mi cuarto a rellenar mi nombre en los libros y hacer la lista de materiales que compraría el sábado, porque, supongo, que el viernes habría fiesta, eso espero, soy Allison, Allison Brooke, y en esos momentos iba a necesitar: cigarros, adolescentes y alcohol.

Cuando me tumbé en mi cama recibí un mensaje.

De "Lu": - ¿Me ha comentado Benjamín un botellón detrás del gimnasio, te apuntas? Sería hoy a las once pasadas- Hoy 8:39.

- ¿Estamos locos?, mañana hay clases, CLASES DE VERDAD, y tengo vóley ball, no quiero jugar con resaca- Hoy 8:40.

- Me lo tomaré como un, sí, a las
once menos cuarto estoy allí,
espero verte preparada- Hoy 8:40.

- ¿QUÉ? NOOOOO, NO VENGAS- Hoy 8:41.

Me había dejado en visto, esperaba que no se presentase aquí, puesto que tenía otros planes más tranquilos para hoy.

Encendí el televisor y puse Mentes Criminales, no hay nada mejor que ver Mentes criminales mientras le echas un ojo a Instagram.

En cuanto se terminó el capítulo, me entró hambre, y vagamente recordé lo que dijo la directora.

- A las nueve y cuarto se abre la cafetería, y a las 10: 30 se cierra- recreé la dulce voz, y aguda, de la directora en la sala de actos.

Rápidamente encendí el movil y me detuve a ver la hora, las 9:37.

Me puse una camiseta de AC/DC y un pantalón corto vaquero negro, iba a acercarme y traerme la cena y de paso pensaría en que película verme, seguramente, alguna de esa larga lista que tenía escrita en el móvil, y lo pasaría, DIVINAMENTE, porque Allison Brooke tiene que pensar antes en el estudio que, en el ocio, y su primera norma, es, nada de fiestas entre semanas.

Aunque claro, "¿Allison no estaba hecha para incumplir las reglas?" hice mentalmente a una persona con la mano juntando el dedo pulgar con los otros dedos, "que voz más desagradable tienes, pues no, hoy no, hoy estaba hecha de sueño, Lana del Rey y Leonardo DiCaprio" respondí con mi otra mano. ¿Qué?

Cuando fui a salir por la puerta me encontré a una chica castaña, un poco más bajita que yo, de ojos morenos intensos, intentando abrir la puerta del apartamento.

- Uhm, Hola, soy Elisa, prefiero que me llames Eli soy tu... compañera de apartamento- le sonreí y le di dos besos-

- Soy Allison, Alli, ahora mismo iba a coger la cena, ¿cojo la tuya? -

- Si, gracias, ¿busco una película? –

- Sisi, alguna de DiCaprio-

- ¡Me has leído la mente! – abrió los ojos sorprendida.

Nos despedimos y fui a la cafetería.

Estaba abierta, era de esperar, hoy había de cena: bocatas de jamón con queso; le pedí amablemente, a la mujer que servía, que me pusiera 2 bocatas para llevar.

- Hoy hay una fiesta de llegada ¿vas a venir? - reconocí la voz de ese chico en cuestión de milésimas, esa voz grave que parecía siempre estar riendo, y pude imaginarme esa sonrisa con hoyuelos.

- Yo no voy a fiestas entresemanas- aclaré.

- Eres la típica que nunca se divierte- le miré sorprendida y el hizo un ademán de no entender.

- Todos somos como todos, no soy "la típica" de nada- mi mirada era profunda, devolví mi mirada del cristal de la cantina a él- soy Allison, ya me las apañaré-

- No lo he dicho a malas- movía sus manos intentando explicarse, pero ¿Sabes qué, querido? Allison Brooke está demasiado cansada en esto momentos, dejé su mensaje después de la señal "PIIIII".

- Mira- me acerqué unos milímetros a él- tengo mucho sueño- solté del tirón, el asintió lentamente, escudriñándome, tenía unos ojos marrones que daban a su mirada una pizca de unicidad.

Por un momento pensé en irme de allí, heroicamente, como en los libros, pero, ejem, los bocatas.

Tal vez me pasé un poco hablándole como lo hice, viéndolo desde fuera, parece que lo hice por fastidiar, pero, tío, que tenía sueño, debería de haberme puesto ese cartelito de "QUIERO DORMIR".

- Escucha, pasaré a recoger a Lucie, nos podemos pasar para acompañarte si quieres-

- Supongo que mi respuesta seguirá siendo un no- puse mi mano en la barbilla pensativa- Ryan suspiró, parecía reírse, que mono era cuando reía-

- Mira, Allison, espero que nos veamos otra vez- la verdad era, que la gente, no solía soportarme cuando tenía sueño, era muy, irascible, poco cariñosa, y, realmente, esperaba que me mandara a la mierda, si es que tenía suerte.

Anderson se sentó en una mesa a primera línea, es decir, a apenas un metro y medio de mí , he de reconocer, que casi no había gente en la cafetería, pero en la que había más, era sin ninguna duda, en esa.

- Chica- me llamó la mujer de la cantina sacándome de mis pensamientos. – ¿son los dos para ti? -

- Para... Elisa y Allison Brooke, habitación 18- la mujer asintió y cogió una lista con muchos nombres.

- ¿Los quieres para llevar? - la mujer tenía un tono muy agradable para decir las cosas, siempre me imagine este sitio lleno de "personas robots".

- Sí, por favor-

Segundos después puso en la barra los dos bocatas envueltos en papel de plata.

- ¿Necesitas una bolsa?

- No gracias, me parece una forma innecesaria de gastar plásticos- saqué mi bolsa de tela y guardé los dos bocatas.

- Pienso lo mismo, pero... tengo que hacer mi trabajo, aunque eso favorezca a la contaminación.

- Todo es culpa del estado, del gobierno y de las putas marcas, que se quieren quedar con nuestro dinero-

- No lo habría dicho mejor- dijo sonriendo.

Le devolví la sonrisa y metí mi mano en el bolsillo para sacar el dinero para pagar la cena.

- No tienes que pagar nada, tu matrícula tiene firmada la quota mensual- asentí.

- Vale, muchas gracias por todo- ella me sonrió y se sentó en una silla a leer un libro titulado "Mamá, quiero ser feminista" de Carmen G.

Salí de la cafetería con el móvil en la mano, apuntando en Notas toda la comida que iba a tener que comprar el sábado con mi madre o con mi hermana Danna.

Cuando crucé la puerta del edificio de los dormitorios me paré en seco y saqué de la mochila uno de los bocatas para revisar si traía el queso, entonces alguien mientras salía tropezó con mi pie.

Yo con mis maravillosos reflejos solté el bocata y le agarré un brazo para que no cayera al suelo.

- Quita esas manos de mí- era una voz desagradable y femenina.

Entonces hice lo que no todos os atreveríais a hacerle a alguien.

La solté.

- ¿Qué haces? - grito la rubia desde el suelo, masajeándose el codo y levantándose muy torpe.

- ¿No te acuerdas? Me has pedido que te quité las manos-

- Pero tenías que esperar a que estuviera de pie-

- Ajá, la siguiente vez di: "Quita esas sucias de mi cuando esté de pie"-

- Eres gilipollas-

- ¿Tienes algún problema? – me acerqué un poco a ella, con un tono amenazante, pero rápidamente recuperé mi compostura- ¿estás bien? Pues ya está.

Tras esas palabras me agaché a coger el bocata, el cual había caído por la parte que estaba recubierta por el papel albal, no tenía manchas ni ácaros, aunque igualmente le soplé un poco, y lo guardé de vuelta en la bolsa, recibiendo así una mala cara de la rubia quien seguía masajeando su codo.

Me marché de allí, dejándola con las palabras en la boca, aunque su rechiste me lo pase un poco por ahí abajo.

Pasé la tarjeta electrónica por el sensor y cerré la puerta tras de mí.

- Voy a poner un momento los bocatas al horno mientras me pongo el pijama- le dije desde la cocina a Elisa.

- ¡Vale!, ¿quieres ver "Atrápame si puedes"? Se supone que sale Leonardo, no la he visto-

- ¿No hay ninguna otra?- grité desde mi cuarto mientras me quitaba los pantalones a tirones y me dejaba la camiseta de AC/DC como pijama.

- No sé, ¡espera!- gritó-

- No alces tanto la voz-

- ¡Oups!- dijo sonriendo- en la cuatro van a echar la de "Romeo y Julieta".

- Prefiero esa-

- Tía, ¿estas mirando los bocatas?- dijo cuando yo estaba apunto se sentarme en el sofá, mi cara de sorpresa respondió a su pregunta.

Me levanté rápidamente y apagué el horno, seguida de mis dos manos mal aventuradas, que decidieron coger el pan a palo seco.

- ¡AAAAAH!-

- ¿Que te pasa ahora?-

- Me he quemado sacando el pan-

- Voy a ayudarte-

- Eso no ha salido de ti.

- Hay también hay un bocata mío- dijo obvia.

Entonces entre nuestras risa sonó el sonido característico de la cuatro, de la bola blanca revotando en el fondo rojo-

- ¡EMPIEZAAA!- gritó Elisa.

- ¡Shhhhh! No grites- susurré alto.

Ella se lanzó sobre el sofá azul mientras me señalaba el sillón.

- No-

- Sí-

Entonces la voz de DiCaprio hizo que ambas parásemos de discutir y nos sentáramos juntas en el sofá atentas a la película.

- Me encanta Leonardo DiCaprio- dijo Elise en un fino susurro de admiración.

- Es mío-

- ¿Que dices? ¡Es mío!- iba a decirle que bajara el volumen de su voz cuando
escuche varios golpecitos en la puerta.

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