ᴘʟᴇᴀsᴇ﹐ ʟᴏᴠᴇ ᴍᴇ
—Si aún tenéis amor por mí, así como el que yo os tengo, decidme: ¿en qué me detengo? O, más bien, ¿en qué te detienes tú?
Las manos más grandes sostuvieron las contrarias. —¿Qué quieres de mi?
—Nada más que verte —respondió con una mirada lastimera.
—¿Y qué temes más de ti?
—Perderte.
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