Capítulo 3
Ambas habían permanecido en silencio. Jennie ya estaba un poco más tranquila después de ese encuentro con aquel alfa, pero sus alarmas no habían disminuido. Roseanne seguía parada como estatua en el inicio de la cocina. Lisa había desaparecido.
La omega deseaba escapar de allí, pero algo en ella, no se lo permitía. No sabía si era culpa de aquellas gotitas, o por la mirada de preocupación de Roseanne. Ambas alternativas eran correctas.
La alfa, con algo de nerviosismo, comenzó a caminar hasta el lugar de Jennie, y con suavidad, apuntó el asiento vacío a su lado. Le estaba pidiendo permiso para sentarse junto a ella.
No sabía como negarse, y simplemente, asintió en silencio, mientras apretaba sus manos temblorosas. Su aroma la golpeó con fuerza. Era aquella mezcla entre perfume y alfa. Alfa y perfume.
Roseanne deseaba saber la causa del miedo en la omega. Quería saber porque la había encontrado en ese estado. No quería ser invasiva, pero tampoco se quedaría con los brazos cruzados. Lamentaba no haber llegado un poco antes. Se había perdido la conversación entre Lisa y Jennie.
—¿T-te encuentras mejor? ¿Puedo ayudarte con algo?
Nuevamente la voz suave de Roseanne, llegaba hasta la médula de Jennie. No entendía como una persona podía tener una voz tan suave y relajante. Resultaba tranquilizadora, como una brisa cálida, que la envolvía en una burbuja desconocida.
—N-no... Estoy bien.
—Oh... ¿Extrañas a tu familia? Puedes llamarlos si lo deseas. Suele pasar que algunos omegas extrañan a sus familias. ¿Ya tienes el teléfono?
Negó suavemente, mientras buscaba alguna excusa creíble para lo sucedido. No quería que esa mujer se enterase de sus problema de omega. Sus insignificantes problemas, con los cuales, debía aprender a lidiar por al menos, cuatro meses.
Roseanne buscó entre sus bolsillo, su dispositivo móvil, y al encontrarlo, se lo extendió por la cubierta de la mesa. No quería tocarla. Podría ponerla aún más nerviosa de lo que había encontrado a la chica.
—P-puedes llamarlos desde aquí si quieres. Hablaré con Lisa o Tzuyu para que te entreguen tus cosas.
—No es necesario. E-estoy bien... Sólo fue un episodio de histeria. Típico de omegas.
Roseanne había escuchado muchas veces que ciertos alfas se referían de esa manera a sus omegas o a los omegas en general. Ella no creía que fueran exageraciones. Siempre les hacían daño, de una manera u otra, les hacían daño. Su casa estaba llena de alfas idiotas.
—¿T-te lastimaron? ¿Alguien te hizo daño?
—No... Claro que no.
—Yo no creo en esa histeria de los omegas o en exageraciones. Te hicieron algo....
—No.
Quería mentir, realmente quería hacerlo, pero el recuerdo de esa mirada lascivia, de esa cercanía desagradable, y ese aroma provocaron que estallara en llanto. Nuevamente lloraba frente a Roseanne.
Se arrepentía con todo su ser, haber acepto ir a ese lugar. Ella no lo quería. Podrían haber mandado a una persona con experiencia. Jennie no sabía que hacer, y sólo, llevaba un día. El peor día de su vida. Había tenido que soportar un viaje eterno, con omegas temblorosos y un par de alfas desagradables, para llegar a esa casa. Se encontró con información que Jisoo no les había entregado, y también, se encontró con Roseanne. No había dormido absolutamente debido al miedo, y trabajo todo el día, hasta que ese alfa la mantuvo retenida en medio de aquella planta. Si Lisa no hubiera llegado, posiblemente, terminaría en un gran problema. Violada o muerta. Tal vez ambas.
Tengo que salir de esta casa. Como sea. No quedo seguir...
Contuvo un sollozo, y limpió sus lágrimas rápidamente. Miró a Roseanne, que mantenía una expresión seria, y mordía su labio inferior con muchísima fuerza.
En los ojos de aquella alfa, podía notar dos cosas. Molestia y preocupación. Jennie deducía que estaba molesta por su actuar. Era la segunda vez que la observaba llorar en menos de veinticuatro horas. Si seguía llorando así, terminaría peor.
—¿Q-quieres más agua?
No espero una respuesta, y le sirvió un vaso de agua. No colocó ningún tranquilizante. Al igual que hizo con el teléfono, lo extendió por la cubierta de la mesa, y retiró su mano rápidamente. Jennie bebió todo el contenido de aquel vaso, y quedó un poco perpleja por lo que había pasado con aquella chica en pocas horas. A pesar de ser alfa, no actuaba como uno, o al menos, no uno que haya conocido Jennie. La observaba de manera suave, y calmada. No estaba obligándola a nada. No era grosera, y mucho menos invasiva. Parecía preocupada por ella. Estaba preocupada por ella. Podía notarlo en su manera de mirarla, o en como le ponía atención a sus movimientos. No creía encontrar a un alfa con costumbres tan impropias de ellos, pero allí estaba Roseanne, a su lado, mirándola con expectación. Esperaba alguna palabra por parte de la omega.
—G-gracias por el agua.
—¿Necesitas algo más?
—No. Olvida todo lo ocurrido. Son cosas estúpidas.
Roseanne frunció el ceño. No le gustaba que Jennie se expresara de esa manera de las cosas que le afectaban. Quería quitarle importancia, pero la alfa, estaba segura de que algo malo pasaba. Tendría que buscar respuestas en Lisa.
—S-si algo te afecta... No es estúpido. No para mí.
Fue consciente de lo reveladora que eran esas palabras, y negó para sus adentros, buscando una respuesta a la anterior. No podía ser obvia. Primero, debía asimilar lo que estaba sintiendo.
—Mi madre me mataría si no me preocupase por ti. Se fue de la ciudad. Volverá la próxima semana.
Esa confesión de Roseanne, llamó la atención de Jennie. La chica a su derecha, poseía un cargo dentro de esa casa, o eso deseaba creer. Su madre vivía en esa casa. Necesitaba saber quién era su madre. Podría ser relevante. Mientras antes conseguía más información, antes se iría de esa casa.
—¿Tu madre?
—Sí. Tiene que hacerse cargo de algunos negocios. Cosas algo difíciles de explicar.
—¿C-cosas de la mafia?
Roseanne asintió con la cabeza, al mismo tiempo que se sacaba la perfecta pieza de diseñador, y la ubicaba en una silla a su lado. Elevó las mangas de aquella prenda impoluta, mostrando sus pálidos brazos.
—¿Deseas una taza de té?
Preguntó al notar la mirada de la omega fija en sus movimientos. Llevaba más de cinco minutos pegada en la misma posición. Roseanne comenzaba a preocuparse. Podía estar en un estado total de shock. Tal vez debería llamar a un médico.
—¿Y-yo?
—Sí ¿No te gusta?
Jennie jamás había sido fanática del té. Irene siempre intentaba prepararlo de manera anticuada, pero terminaba con un mal sabor de boca. Roseanne tenía muchas cosas sobre la cubierta de la mesa. Hierbas, y demás. No sabía en que momentos tenía todo listo.
Si lo pruebo, no voy a morir. Tal vez tenga veneno, pero ella también se mataría. Sería ridículo.
—Un poco, por favor.
Roseanne sirvió el contenido humeante en dos blancas piezas. Eran las tazas más perfectas que Jennie había visto en su vida. Parecían recién hechas.
Dejó la taza frente a Jennie, y le mostró una sonrisa amable, provocando que el corazón de la omega, comenzara a latir fuerte. Nunca había latido tan fuerte, ni siquiera cuando se ponía nerviosa por la mirada de los alfas en ella. Esa vez, era diferente. Latía por alguien en particular. Por alguien que le sonreía amablemente.
Volvió a sentarse a su lado, y le dio un sorbo, para volcar toda su atención en la expresión de Jennie. La omega probó aquella bebida caliente, y se sorprendió por su sabor. Era dulce, suave y posiblemente adictiva. Le gustaba.
—Gracias.
—No hay de que. Espero que te guste...
No volvieron a compartir ninguna palabra. Jennie no sabía que sentir específicamente al estar cerca de Roseanne. Era alfa después de todo. Podría mostrarle una parte de su personalidad, pero después de que hiciera algo malo, iba a ser igual que todos los otros alfas. Insoportable.
Lisa ingresó a la cocina con una bolsa entre sus manos, y le mostró una sonrisa cómplice a Roseanne. No sabía lo que estaba pasando entre alfa y omega, pero siempre era bueno molestar un poco a su amiga.
—¿Te encuentras mejor? Cuando vi a...
—Sí —se apresuró en responder Jennie. No podía dejar que Roseanne se enterase de la verdad— Fue un episodio de histeria. Nada más. Los omegas exageramos un poco. Te agradezco por tu preocupación.
—¿Qué dices? Esta...
—Estaba llorando porque soy muy sensible. El tranquilizante que me diste hizo efecto. Lamento haberte dado alguna preocupación. No volverá a ocurrir.
La beta intentó seguirle el ritmo a Jennie, y entendió sus intenciones. Asintió con la cabeza de manera cómplice.
—No volverá a pasar, porque en esta casa, vas a estar muy bien. Esa histeria, no volverá a atacarte. Vamos a combatirla. Tengo una cosas para ti, pero son cosas de amigas, así que fuera de aquí.
Miró directamente a Roseanne, que reaccionó ante las palabras de Lisa. Tomó su chaqueta, y con pasos lentos, abandonó la cocina, dejando a las chicas a solas. La beta se sentó en el lugar que había sido desocupado, y suspiró mientras negaba con la cabeza.
—¿Por qué mientes?
—Fue un error. Ella no debe enterarse de mis problemas. Son míos, y sólo me pertenecen a mí. No quiero que sepa... De eso.
—Ella está en la obligación de cuidarte.
La mirada de Jennie fue hasta la beta, que la miraba intentado adivinar la respuesta que le daría, pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta. Roseanne no debía cuidar de ella. Nadie debía cuidar de ella. Aún era una omega libre, sin un alfa. Podía considerarse libre.
—Lisa, sólo olvidemos lo ocurrido. No volverá a pasar.
La omega estaba comenzando a creer que debía apresurar su investigación, y estar con algo extra. Debía cuidarse de otras maneras.
—Vamos a hacer algo. Yo no voy a decirle nada a Roseanne, pero tú, me dirás si ocurre una segunda vez. En esta casa, cuidan mucho a los omegas. Son sagrados. Nadie los daña. Los señores no permiten eso, y Roseanne, es aún peor con eso. No eres el objeto de nadie, espero que lo tengas claro desde ahora. Nadie puede acosarte sin recibir las consecuencias, y mucho menos tocarte sin tu consentimiento. Ese idiota, tiene que entenderlo. ¿Tenemos un trato?
La mano de Lisa estaba en el aire, esperando por ser tomada. Jennie aceptó aquel trato. No volvería a pasar. Ella tampoco deseaba volver a encontrarse con ese alfa. Si sucedía una segunda vez, podría estar preparada de otra manera.
—Somos de la mafia, pero no malas personas. Eso no va con nosotros.
—¿Qué?
—Crees que los alfas de esta casa, son parte de esas personas que abusan de los omegas. Todo lo que dijiste antes de que llegase Roseanne. En casa hay muchas reglas. Roseanne debe explicarlas en algún momento.
—¿Por qué ella?
Lisa comenzó a reír a causa de la confusión de la omega. Ella más que nadie debía saber la posición de la alfa en esa casa. Tal vez de esa manera, Jennie se sentía más tranquila.
—Pues, porque Roseanne será quien sustituya a su padre. En unos meses, tendrá el poder. Jung-Ki desea retirarse. Roseanne es su única hija, bueno, hay todo un enredo allí, pero es su única hija legítima, y su primogénita. Pensé que ya lo sabías, o sea, que ya sabías que Roseanne es la hija de Jihyo y Jung-Ki.
El estómago de Jennie se revolvió con más fuerza de la esperada. Esa mujer. Esa amable mujer de suave voz, iba a heredar toda una red de mafia. La red de mafia que estaba investigando. La red de mafia que querían llevar a la ruina. Jennie estaba allí para investigar a Roseanne y su familia. Estaba allí para ganarse la confianza de los miembros más importantes. Estaba allí para ganarse la confianza de Roseanne.
Sabía que la alfa, podría ocupar un puesto importante dentro de la familia Park, pero no imaginaba que era la hija del mismo hombre que asesinó a su padre, y dejó su cadáver en su trabajo.
—R-Roseanne es la hija del jefe.
—Sí. Sé que no parece muy relevante, pero debes conocerla. Parece un cachorrito. Es un cachorrito, pero también un lobo, sin perder esa esencia de cachorrito. Roseanne es la persona más interesante que vas a conocer en toda tu vida. Sin dudas, es la persona con el puesto de alfa más alto de toda la casa, superando a su propio padre, pero actúa de manera tan pasiva y tranquila, que creerías que no es alfa. De sólo escuchar su gruñido, te quedará claro quién manda. Hasta su padre retrocede. Es increíble. Aterrador, pero increíble.
Más datos a su agenda. Jung-Ki y Jihyo, tenían una hija llamada Roseanne. Roseanne, sería la heredera del puesto de jefe de la familia, ya que Jung-Ki, deseaba retirarse.
Después de todo este tiempo, se iba a retirar. Después de crímenes, drogas, armas, torturas y posiblemente tráfico de personas, iba a retirarse, dejando a Roseanne.
Roseanne, Roseanne, Roseanne.
—¿Y tienen más hijos?
—Algo así. Mina es la hija no biológica del matrimonio. La encontraron en la calle. Una noche. No tenía más de un mes, y la adoptaron como su hija. Ella debería tomar el puesto de Roseanne, pero los miembros más importantes no dejaron a Jung-Ki, sólo porque no es su hija biológica. Roseanne también deseaba que Mina fuera quien tomara el cargo, pero bueno. Cosas de alfas estúpidos. Ella tiene el mayor rango de poder en la casa, después de Jung-Ki y Roseanne. Lo bueno, es que cosas como esas, no han afectado la relación entre la familia. Ellos son una familia real. Roseanne y Mina, hacen el mejor dúo. Van a llevar a la familia a otro nivel. Roseanne va a compartir su lugar con Mina, aunque no lo creas, Roseanne no se siente lista para llevar a la familia por si sola. Confía más en Mina que en ella misma. Cuando conozcas a esa loca, vas a reírte por horas. Es un caso perdido.
Lisa no calculaba la cantidad de información que le estaba soltando a una desconocida, pero Jennie lo agradecía enormemente. No entendía como Jisoo no había logrado conseguir toda esa información. Lo suyo era mentir. Mentía tan fácil como respirar, pero no había logrado convencer u obtener esa información. En menos de un día, Jennie tenía más cosas de las que esperaba.
—Bueno, yo tenía que darte algunas cosas.
De la bolsa, sacó una caja con un teléfono completamente nuevo. Sabía que estaba intervenido, y no debía ser muy cuidadosa con usarlo. No podría llamar a ningún detective, mucho menos a Irene.
Jennie creyó que era la única cosa que tenía para darle, pero también sacó un frasco con pastillas. Jamás había visto esas pastillas en toda su vida, y miró curiosa a la beta.
—M-me tomé el atrevimiento de hacer algo. Está en ti aceptarlo o no.
—¿Qué es esto?
—Supresores. Creo que ser omega no debe ser fácil, menos en una casa con apestosos alfas. Nadie te hace daño, pero por ti, es mejor que las tomes. Sólo si quieres ¿Tienes algún alfa con el que mantengas relaciones sexuales? El médico quería examinarte y eso, pero no sé, estabas muy nerviosa.
Jennie no sabía como reaccionar ante ese extraño movimiento por parte de Lisa. Se estaba preocupando de cosas que no debería.
—Y-yo... Jamás he estado con un alfa.
Los ojos de la beta se abrieron de la impresión. Ella creía que Jennie había tenido muchos pretendientes en algún momento, pero con esas palabras, le daba a entender lo contrario. Era una chica pura y virgen.
—¿Nunca? ¿Ni por curiosidad?
—Jamás. Yo... Aún no encuentro a mi alfa. Creo que debo esperar pacientemente a que llegue.
—¿Y crees encontrarlo? Hay personas que nunca encuentran a su alfa. ¿Morirás virgen?
Por primera vez desde que llegó a esa casa, soltó una risa. La forma en la que Lisa la observaba, le causaba gracia. Para Jennie, el sexo estaba un poco sobrevalorado, o tal vez, ella no había experimentado deseos por una persona en particular.
—Asumo que sí.
—¿Y los celos? ¿Nunca has estado con un alfa por el celo?
—No. Jamás.
—Bueno, entonces, no tienes que preguntarle a los alfas por cosas como esas. Odio ese tipo de reglas. No deberías preguntarle a nadie por las cosas que tienen relación con tu cuerpo, pero bueno. Si deseas, puedes tomarlas, para controlar tus hormonas y demás. Hueles desde el último piso de la casa. Lo que necesites, estaremos para ti. ¿Sabes cuándo fue tu último celo?
—Hace un mes.
—Aún tienes tiempo. Cuando un omega entra en celo, suelen dejar que esté en su habitación por una semana. Con tantos alfas, se descontrolan mucho. Bueno, Nayeon y Mina pasan sus celos con la otra. Ya sabes, son pareja.
Había una pregunta atacando a Jennie desde que se enteró que Roseanne era la hija del jefe, y la única persona que podía contestarle, era Lisa.
—¿Roseanne tiene a un omega?
—¿Roseanne? ¿La misma Roseanne que estuvo aquí?
Jennie asintió con la cabeza, y esperó pacientemente la respuesta de Lisa, que pensaba mucho en lo que debía decir para no arruinar las cosas.
—Claro que no. Esa mujer ni toca a los omegas. Nunca ha tenido pareja. También cree que llegará su pareja, y todo será color de rosa, vivirán con muchos hijos y morirá rodeada de sus nietos. Esa es la futura jefa de la familia. Una romántica y soñadora. Cuando Roseanne conozca a su omega, va a volverse loca. Su omega tendrá mucha suerte. Mi amiga es un cachorrito lleno de amor. También es muy amable, agradable, tranquila, y con el corazón más grande de este mundo. Es una buena persona, y no te lo digo porque sea mi amiga. Realmente lo es.
Es una criminal. Realmente es una criminal, y de las peores. ¿Por qué habla de ella como si fuera una buena persona cuando no lo es?
—Tal vez.
Se limitó a responder únicamente eso, para guardar las pastillas y la caja con el dispositivo móvil en la bolsa. Sin decir palabra, salió del lugar, y avanzó rápidamente por todo el pasillo de la primera planta, hasta llegar a el tercer piso. Al menos estaba segura de que no iba a perderse allí.
Cuando llegó a la puerta de su habitación, soltó todo el aire que había contenido, y se encerró al igual que el día anterior. Buscó su agenda, y anotó todos los datos que le entregó Lisa gratuitamente. Desde Jung-Ki y su retiro, hasta la aparición de sus dos hijas.
Llevaba alguna cosas relevantes. Eran más que relevantes. Si no podían llevar a la familia Park al juzgado, podrían hacer muchas cosas con esa información. Jennie sabía que cualquier mínimo dato, iba a alegrar a Seulgi. Había sido tan complicado conocer la identidad de ese hombre, y ahora tenían nombres, y caras.
Había sido un mal día, pero terriblemente productivo.
Después de darse una ducha merecida, y colocarse su pijama, colocó la silla contra la puerta, y se permitió dormir, sin dejar de pensar en todo lo sucedido.
[🌠]
Jennie despertó debido a los toques violentos en la puerta de su habitación. Era la peor manera de despertar en su opinión. Estaba asustada.
—Soy yo. Tenemos que ir a desayunar. No fuiste a la cena. ¿Acaso no tienes hambre? ¿Qué clase de poder es ese? Roseanne no soporta no comer como por dos horas. ¿Hace cuánto no comes? Si Jihyo se enterase, te pondría un banquete completo.
La omega ingresó al baño, para darse una ducha rápida, y vestirse de la misma manera. Se aseguró que su agenda estuviera bien guardada, y salió de la habitación, cerrando la puerta con llave.
—Hasta que te dignas a salir. Me preocupas, mujer. Tienes que estar fuerte. Si Roseanne se entera...
—¿Por qué tendría que enterarse?
—Bueno... Porque ella... Tú... A ella...
Lisa buscaba algún indicio de que las palabras de la omega fueran una broma, pero no parecía así. Había tenido una profunda conversación con su amiga la noche anterior, que había culminado en lágrimas de felicidad por parte de Roseanne. Comprendió que Jennie aún no lo notaba.
—Olvídalo...
—¿Acaso los jefes de este lugar saben todo sobre ti?
—No. La verdad, no. Vamos a comer. Aun no entiendo como no mueres de hambre.
Jennie olvidó todo lo sucedido a las afueras de su habitación, y bajaron las escaleras de la casa. Estaba todo bastante tranquilo.
Llegaron a la cocina destinada para los omegas, y nuevamente estaba vacía. Todos aquellos omegas que había visto en algún momento, ya no estaban allí.
Lisa sirvió dos platos con productos de repostería, y para su sorpresa, había una tetera puesta frente a ella. La beta comenzó a comer sin esperarla. Jennie seguía viendo la tetera frente a ella.
—Roseanne dijo que te gustó el té. Pidió que te lo preparasen. No sé si sabe igual de bien que el que ella hizo, pero bueno. Pruébalo.
Inconscientemente, una parte de ella se alegró por aquel gesto de Roseanne. Sirvió el líquido en su taza, y tomó un sorbo. Sentía el mismo sabor que el día anterior, pero no le agradaba del todo. Había algo diferente. No estaba preparado por la alfa.
—¿Bueno o malo?
—No está mal.
No podía ser falta de respeto, así que desayunó junto a la taza, mientras le daba pequeños sorbos. Bebió una gran cantidad sin darse cuenta.
Cuando terminaron, Lisa la llevó hasta la habitación de Roseanne, junto con todo lo necesario para limpiar. Habían algunos alfas por los pasillos de la casa, pero no tantos como ayer.
La cama estaba igual de desordenada que el día anterior. Almohadas por todo el suelo, y un profundo olor a alfa, entre las sábanas.
—Odio cuando no tiene ni siquiera la decencia de levantar su desorden. ¿Ves todo lo debo hacer por su culpa? Terminaré con dolor de espalda. Ni siquiera sé porque tiene tantas almohadas. Sólo las lanza al suelo. Que ridícula.
Jennie recogió las almohadas, y ayudó a deshacerse de las fundas. Podía notar que una de ellas, estaba húmeda. Las sábanas también estaban húmedas.
—Otra vez con los terrores nocturnos. Esto es lo que me refiero. Pasa una ola por aquí. Hay peores. Ve a recoger la ropa del baño, por favor.
La omega le hizo caso a Lisa, y se encontró con el mismo montón de ropa que el día anterior. La ropa con la que había llegado, y su pijama. Parecía ser una costumbre de Roseanne, ya que Lisa, ya la conocía perfectamente. Dejó la ropa en el cesto, y salió de baño.
A pesar de que la habitación estuviera igual de limpia que el día anterior, tuvieron que hacer todo ese proceso nuevamente. Limpiar y limpiar.
Después de acabar con la habitación de Roseanne, fueron a la de Nayeon. Golpearon la puerta, esperando por una respuesta, o algo parecido, pero nada.
—Ahora este par. Que rabia. Nayeon, si estás con vida, arroja una bomba.
Nada. No había ningún tipo de respuesta desde el otro lado. Estuvieron esperando por la chica, pero nada. Lisa lanzaba bromas con doble sentido, esperando que la omega saliera avergonzada de aquella habitación, pero no ocurrió.
Simplemente, continuaron con sus trabajos, cosa que Jennie agradeció. No estaba dispuesta a seguir esperando como psicópata por una chica que no iba a aparecer.
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