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Capítulo 28

La nieve había azotado completamente la ciudad de Seúl. Aquella tormenta de la noche anterior dejó todo cubierto de blanco, provocando que el edificio de paredes rojizas se divisara con más facilidad.

Jennie caminaba pegada a Jisoo. Era la única manera que estaba encontrando para mantenerse en pie.

La beta, había coordinado una junta previa a la hora de su juicio final con Seulgi. Desde lejos, podían distinguir perfectamente las camionetas que utilizaban en la familia Park.

Yeri corrió hacia ellas, y lo primero que hizo, fue rodear a Lisa en un abrazo fuerte, sacándole una risa que sonaba contagiosa, pero no se sentía con el ánimo como para sonreír.

—¡No sabes todos los chismes que te has perdido en estos dos meses!

—Tienes que ponerme al corriente de todo. Como amiga es tu obligación.

Estuvieron varios minutos hablando de temas sin mucha importancia, hasta que Jisoo las obligó a ingresar debido a la violencia con la que temblaba Jennie.

La omega tenía dudas sobre la existencia de ese edificio. Lo recorrían como si fuera suyo, y no le sorprendería si recibía esa noticia.

El lugar no constaba con muchos pisos. En realidad, era bastante pequeño. Jennie sentía que había ingresado a la base de la familia Park, y en teoría, estaba en lo cierto.

Aquel lugar era utilizado para el almacenamiento de municiones, o la planeación de algún golpe importante que tuvieran que dar.

Ocultó su sorpresa al ingresar al último piso de ese lugar. La cantidad de alfas que se encontraban allí era ridícula. Completamente ridícula. Muchos rostros conocidos, y otros no tanto. Los aromas comenzaba a molestar a Jennie con mucha facilidad. Era el peor lugar en el que podía estar.

—Todos apestan.

—¿Todos?

—Sí. Creo que voy a vomitar.

Jisoo la acercó a su cuerpo, hasta que se detuvieron frente a una puerta blanca. La beta, observó por unos segundos a una pálida y temblorosa Jennie, y suspiró con pesadez.

Al abrir la puerta, se encontró con una camisa blanca. Parecía inofensiva, pero el aroma a alfa estaba presente en esa habitación.

Como si su mente funcionara únicamente cuando Roseanne estaba cerca, se abalanzó hacia la prenda, y la tomó contra su pecho. Olía a perfume y a Roseanne. Olía a su alfa.

Es de ella. Huele a ella.

Aquel abrumador aroma, pareció traer de vuelta a la vida a Jennie. Esa había sido la otra petición por parte de Jisoo a Jihyo. Una camisa marcada por el aroma de Roseanne. Si no podía verla, al menos podía olerla, y aunque fuera cruel, podía ver el brillo en los ojos de la omega. Le agradecía en parte a Roseanne, por haber marcado la camisa especialmente para su omega.

Se mantuvo con los ojos cerrados, disfrutando de la mejor fragancia que encontraría su vida. Se sentía segura, tranquila, y por momentos, sentía a Roseanne en ese lugar. Aunque no estuviera físicamente allí, estaba cerca.

Mi alfa.

—Es tuya. Por si la necesitas para sobrellevarlo —comentó Yeri, sacando a Jennie de su burbuja— Cuando necesites algo más como eso, me llamas. Puedo traerte otras cosas. Una sudadera, tal vez. Podrías usarla. He leído que sirve para compensar un poco de la distancia.

Le sonrió con agradecimiento. No podía recibir mejor sorpresa, que una prenda marcada con el aroma de Roseanne.

Comenzó a desprenderse de las chaquetas que tenía encima, para colocarse la camisa sobre su pálida piel. Había olvidado completamente el frío. Sólo tenía cabeza para pensar en su alfa.

Cuando estuvo vestida nuevamente, una sonrisa de embobada se formó en su rostro. Por primera vez en dos meses, su corazón volvía a latir por causa de Roseanne. Tener todas esas prendas encima, nunca había sido tan cómodo. Sentía el aroma de la alfa por todas partes, y podría jurar que estaba cerca.

Salieron de esa habitación, para moverse hasta una pequeña mesa. La omega se sentía claramente, fuera de lugar. Ese no era su lugar natural.

Había encontrado a varios alfas armados, mientras esperaban lo que parecían órdenes de alguien.

Jisoo tomó el mando de la situación, y el resto obedeció como si estuvieran a acostumbrados a eso.

Jennie no sabía exactamente cuál sería su papel en esa situación. Al igual que el resto, se dejaría guiar tranquilamente por Jisoo. No le molestaba dejar que su amiga tomase el control. La idea que estuviera pasando por su mente, debía ser efectiva, y confiaba en ella.

Salieron de ese edificio, para abordar los vehículos que las llevarían hasta el lugar en cuestión. El ambiente era silencioso, y un poco tenso. La mano de Lisa no había soltado la suya en ningún momento, y lo agradecía.

No quería ser pesimista, pero todo lo que pasaba allí, parecía ser el camino hasta su final. Tal vez moriría por causas que no podía controlar. No le temía a la muerte. Le temía a no haber disfrutado lo suficiente. No haber disfrutado lo suficiente de su vida. Hasta el momento que conoció a Roseanne, nunca había sentido cosas que la movieran realmente. Su vida antes de Roseanne era una basura.

A medida que avanzaban por la carretera, se acercaban a su destino. Un destino muy cercano a la casa de la familia Park. No sabía si era una coincidencia, o algo por el estilo, pero a cada minuto que pasaba, se sentía más cerca de Roseanne.

Los nervios comenzaron a consumir su cuerpo, cuando salió del vehículo en compañía de Lisa. El edificio al cual las habían citado estaba completamente rodeado de personas. Claramente no terminaría bien una situación así.

Intentó buscar algún indicio de Irene por algún lugar, pero nada. Creía que estaban en el interior.

—¿Estás bien?

Preguntó Jisoo, colocándose al lado de Jennie, mientras tomaba su mano con cuidado, y que sonreía amablemente.

—Sí.

—Tenemos que ir. No dejaré que te pase nada.

—¿Segura?

—Muy segura.

Antes de que pudieran iniciar con sus pasos, los brazos de Lisa se colgaron alrededor de Jisoo, y aprisiono su cuerpo contra el de la beta.

En ese momento de su vida, no había persona más importante que Lisa. Estaba completamente enamorada de ella, y en cierta parte, debía asumir las responsabilidades que eso significaba.

—Cuídate mucho, por favor.

—Lo haré. Será rápido. Ni siquiera lo vas a notar.

—¿Volverás a mí?

Jisoo asintió, y depositó un suave beso en sus labios. Quería transmitirle toda la seguridad de ese momento. Necesitaba que Lisa estuviera tranquila, para ella estar tranquila.

—Te amo, Jisoo.

—Y yo a ti. Te amo.

Con un poco de dificultad, se separaron, y Jennie recibió un abrazo por parte de Lisa. La amiga que nunca había esperado tener, pero que podía considerar como parte de su familia al máximo.

Sentía el nudo en su garganta, pero se esforzó por no llorar. Comenzó a alejarse, para tomar el camino necesario para ingresar al edificio. Se toparon con algunos rostros conocidos. Eran las mismas personas que habían sido sus compañeros de trabajo.

Jennie y Jisoo en vista del resto, eran un par de traicioneras, que merecían el peor de los castigos. Ellas mismas sabían que merecían un poco de castigo, pero ninguna estaba dispuesta a tolerar eso. No tenían que ser juzgadas por enamorarse.

Llegaron a un vacío último piso. Para su sorpresa, ni Seulgi, ni Irene estaban allí, pero podían sentir sus presencias. Las vigilaban desde cerca.

Los nervios de Jennie a ese punto, comenzaban a ser insoportables. Tenía miedo, y no podría seguir controlando esa sensación incómoda que tenía en el centro del pecho. Su intuición no solía fallar mucho, y eso significaba que algo malo pasaría. No podía esperar absolutamente nada bueno de una situación tan bizarra.

Frente a ellas, la figura amenazante de Kang Seulgi se presentó. Ninguna de las dos se esperaba ver a una mujer con un semblante tan correcto, en ese estado de desequilibrio.

Por inercia, Jisoo escondió a Jennie a sus espaldas, sin dejar de analizar a la que un día, fue su jefa. La mujer poseía un par de ojeras notorias, y aunque no desearan admitirlo, el aroma a alcohol se sentía en el ambiente.

La beta, conocía los efectos de las drogas en las personas. Kang Seulgi, claramente había consumido una sustancia antes de que llegasen allí.

—Miren a quienes tenemos aquí. El par de traicioneras más grande del mundo. Han pasado muchos meses desde que nos vimos por última vez. Es raro admitirlo, pero desearía saludarlas correctamente.

Seguía acercándose amenazantemente, y Jisoo, optó por comenzar a retroceder con cuidado. Su única misión, era sacar a Jennie con vida de esa situación. No podía arriesgar en ningún detalle por más que pareciera mínimo.

Observó todo el lugar, y no se encontró con ningún punto relativamente seguro para cubrirse en alguna situación de intercambio de tiros. Lo único que podía servirle en esa situación, eran las columnas de concreto que se extendían por todo el nivel.

—¿Ni siquiera me van a dar unas disculpas? Creo que lo merezco después de todo.

Jennie suspiró pesadamente, mientras su mente analizaba las palabras de Seulgi. Le debían una disculpa, por haber logrado que la despidieran, y acabaran con su plan de vida. Había trabajado muchos años en ese plan, y por su culpa, y la culpa de Jisoo, todo se arruinó.

Está igual de rota que yo.

Ella había sido la de la idea de que el señor Choi despidiera a Seulgi. Había utilizado el recurso más bajo, para proteger a la que sentía como su familia. No se arrepentía. Nunca se arrepentiría de eso y si debía volver a defender la integridad de su familia, o la integridad de Roseanne, volvería a escoger arruinar la vida de Seulgi.

—Seulgi, lamento que todo esto haya terminado así. No merecías algo así.

Notó como la mujer soltó una risa llena de cinismo, para luego, dejarse llevar por el odio que recorría su cuerpo. Podía sentir como fulminaba a Jisoo con la mirada, para después, observarla a ella.

Sus ojos ardían en ira y en dolor. Podía notarlo fácilmente, y aquella marca de odio, nunca la olvidaría. Seulgi la odiaba, y la odiaba con los motivos suficientes, como para querer acabar con ella. Su omega se removió con fuerza, y por inercia, se aferró aún más al cuerpo de Jisoo. Respiró profundamente cerca de la camisa, intentando traer un poco de calma a su ser, pero ni siquiera el aroma de Roseanne estaba ayudando.

No muy lejos de ellas, escucharon perfectamente, como se cargaba un arma a sus espaldas, y la primera en girar, fue Jennie.

No esperaba encontrarse con la persona que había sido su mejor amiga, apuntándole con un arma.

Irene, estaba mucho peor de lo que Jennie imaginaba. Lucía destrozada, mientras tenía entre sus manos el arma que temblaba. Podía notar que estaba llorando, y toda la culpa se la atribuía a ella misma.

La alfa, respiraba profundamente, intentando calmar sus acciones, pero el hecho de que el amor de su vida estuviera enamorada de otra persona, era algo que no podía soportar. No podía soportar que sus sentimientos no fueran correspondidos.

Por su mente, jamás pasó la idea de que Jennie, terminaría encontrado a su alfa en una persona que realizaba cosas erróneas. Siempre había mantenido la esperanza de que en algún momento, la omega notase que ella era una buena alternativa. No le exigiría amor, y tampoco cosas con las que no estuviera cómoda. Sólo anhelaba una oportunidad. Pero esa oportunidad, le fue arrebatada por Park Roseanne.

No quería odiar a nadie, no quería hacerle mal a nadie, pero no podía continuar luchando contra sus instintos más primitivos. Sentía odio, rechazo, impotencia, pero sobre todo, celos. La imagen de Jennie siendo feliz con otra persona, la llevaba a los extremos. Al extremo de querer matar a esa persona que le arrebató el amor de su omega.

Jisoo se golpeó mentalmente por no recordar la presencia de Irene, y no tardó en sacar el arma que tenía junto a ella, y poner a Jennie del otro lado.

—Irene, tú no quieres hacer esto. Jennie es tu amiga. Sé que estas molesta y enojada, pero no quieres.

—¿Mi amiga? ¿La misma que me cambió por una idiota? Jennie nunca fue mi amiga. Siempre estuve enamorada de ella.

—Por lo mismo. No quieres hacerle daño a alguien que amas aún. Sé que aún la amas. Baja el arma —habló con propiedad, mientras mantenía el arma firme apuntando hacia Irene. Tenía que lograr que volviera a la conciencia de sus actos— Baja el arma, y hablamos como adultas.

Negó rápidamente con la cabeza. No planeaba hablar con nadie que fuera no Park Roseanne. Las balas hablarían por sí solas.

Buscó algún indicio de la alfa, pero nada. Se había tomado esos dos meses que estuvieron separadas, para buscar pistas sobre aquella desconocida. Lo único que había logrado encontrar, era su rostro. La vio a lo lejos, mientras caminaba tranquilamente por las calles de Seúl. Fue la imagen suficiente para aumentar su odio hacia ella.

Cuando Seulgi sacó un arma, todas las alarmas de Jennie aumentaron, y se encogió en su lugar. Podría jurar que Irene no le dispararía, pero Seulgi, tenía claramente la intención de matarla.

—Jisoo...

Llamó por lo bajo a la beta, que volvió a girar el cuerpo de Jennie, dejándola frente a Irene, y quedando en contra de Seulgi. Primero debía enfrentarse a la persona que realmente podría matarlas, para después, calmar a Irene.

No había tomado en cuenta el factor de que más personas estaban en el edificio. Uno por uno, todos los presentes que se habían topado en la entrada estaban frente a ellas, rodeando al par, sin dejar de apuntarlas.

La omega tragó con dificultad, entendiendo que de ese lugar, no había posibilidad de salir con vida. Era su destino final. Todas sus decisiones, la habían llevado hasta ese juicio. Todas su decisiones, la habían llevado hasta ese momento, en el cual moriría definitivamente.

Todas sus decisiones, la habían llevado hasta Roseanne. Nunca podría arrepentirse de ese amor. De la mejor historia de amor en todo el mundo.

—No sólo tienen que darme explicaciones a mí. Traicionaron a todas estas personas. Nunca pensaron en nosotros. Nunca.

Jisoo comprendió, que no había más por hacer, que entregarse a los brazos del destino. No le asustaba la muerte, pero al menos, podía convencer a Irene de dejar con vida a la persona que se había transformado en su mejor amiga.

Jisoo podría rendirse en esos momentos, y acabar de una vez con todo ese circo. Podría hacer las cosas fáciles, pero nunca sería una persona fácil. Menos si debía volver a los brazos de una beta, llamada Manobal Lisa. Le temía mucho más a las posibles acciones de Lisa, que a la muerte.

—Claramente no pensaba en ustedes. Pensaba en lo muy enamorada que estaba. Me enamoré de una chica, que era amiga de otra chica. Jennie también se enamoró. Se enamoró de la amiga de mi chica. ¿Lo oyes, Irene? Jennie no te quiere. Te ve como una amiga. Nunca va a aceptar tus sentimientos.

Sintió como el cuerpo de Jennie comenzó a temblar un poco más fuerte, y suspiró con pesadez. Tendría que optar al plan C. Había fallado el A, y el B. Iría por el C.

Nunca había disfrutado de enfrentarse a las personas con armas. No era precisamente su fuerte. Después de esos sucesos, sentía la culpa apoderarse de ella, pero no le molestaría reventar un par de cabezas con tal de salir de ese lugar con vida.

—Jennie, dile a Irene que amas a Roseanne. Tal vez lo entienda de otra manera. Su cerebro es tan pequeño que no logra procesar las cosas.

—Cállate.

—Me das asco, Irene. Asco.

—Jisoo...

Los planes, nunca habían sido el fuerte de Jisoo. Era buena liderando ataques, y siendo la persona con más valentía dentro de los grupos. Por eso, su mejor compañera de equipo era el cerebro pensante de toda esa situación.

Conocía perfectamente a Kim Ye-rim. Sabía cómo funcionaba su cerebro, y en esos momentos, tenía ganas de besarlo.

Podía sentir como la cantidad de personas en su lado de la moneda, aumentaba. Sentía a su familia respaldando sus movimientos. Los alfas trajeados que las habían acompañado, ya estaban en el último nivel, siendo guiados por el cerebro de esa operación.

Las cosas podían ser parejas desde ese momentos, y también agradecía a Lisa, por su extraña manía de que todo el mundo utilizara supresores para controlarse. Los refuerzos aún no eran descubiertos.

—Tienes que aprender que los besos no se dan a la fuerza. En mi familia tenemos tradiciones, y los abusadores, no son bien vistos. A los abusadores, hay que matarlos. No me molestaría matarte con mis propias manos por besar a Jennie a la fuerza.

—Jisoo, no digas nada más...

La omega se encontraba tan nerviosa, que su respiración comenzaba a ser errática y pesada, y sentía que caería de rodillas al suelo en cualquier momento.

Estaba conteniendo las violentas náuseas que habían atacado su cuerpo, y se mantenía pegada a Jisoo. En algún momento debían rendirse de todo ese juego. No comprendía nada de lo que sucedía, tampoco se esforzaba en hacerlo. Su lugar no era ese.

—Gracias por este magnífico plan, Kim Ye-rim. Yo invito la cervezas para la próxima.

Sin más, disparó en contra de Kang Seulgi, dándole un tiro directamente en la cabeza, y matando a la causante de todos esos problemas al instante. Ese disparo, había sido en nombre de Mina, y de Jennie. Algo de justicia divina.

Con eso, comenzaron a llover los disparos, y con algo de suerte, Jisoo logró custodiar a Jennie en uno de esos pilares.

La omega había quedado totalmente fuera de lugar, y sus nervios la llevaron hasta un punto impensado. Se estaba ahogando a medida que escuchaba el intercambio de balas, gritos e insultos, y sólo pensaba en lo cerca que estaba de la muerte.

Jisoo se encargó de bajar a más personas, dándoles una muerte totalmente instantánea. No estaba contenta, pero podía darse por pagada. Su mejor amiga saldría viva de ese lugar.

Se sentía agradecida con Yeri por ser la omega más valiente e imaginativa de ese planeta. El escenario que propuso fue el indicado y tal como lo predijo, habían pasado las cosas. El error de Kang Seulgi, fue llegar totalmente drogada y alcoholizada.

Aunque Seulgi había sido entrenada para combatir a los peores delincuentes de esa sociedad, nunca entró en un juego tan delicado como la mafia. La familia Park estaba mucho más arriba de lo que podía imaginar.

Jennie no supo cuánto tiempo estuvo cubriendo sus oídos, mientras soltaba lágrimas descontroladas, y le pedía al universo terminar con todo eso. Quería volver a su casa. Quería volver a ver a Bear. Quería volver a ver a Roseanne.

Tenía cosas por hacer. Quería creer en eso. No podía darse por vencida cuando no le faltaba mucho por ser feliz. Tenía a su madre otra vez, y sabía que tenían muchas cosas que arreglar. Eso la motivaba. Quería saber hasta qué punto llegaría ella. Quería vivir.

No puedo morir hoy. No voy a morir hoy.

Cuando todo pareció acabar, esperó pacientemente por la aparición de algún rostro conocido, pero todo lo que se encontró, fue a uno de sus compañeros de trabajo, cayendo al suelo, a causa de las balas.

El hombre, soltó un arma que cayó directamente a sus pies, y con miedo, la tomó entre sus manos. Nunca había usado un arma. Nunca había participado en una misión, hasta que la reciente fallecida Kang Seulgi, la había obligado a ir a esa casa.

Sintió una presencia a su lado, y se encontró con Jisoo, que la observaba sonriente. No tenía ni un solo rasguño, y parecía sana y salva. Eso, la tranquilizó mucho más.

—Lamento que debieras escuchar todo eso.

—¿E-están muertos?

La beta suspiró, y asintió con la cabeza, tomando el arma de Jennie, y dejándola junto al hombre al cual pertenecía. El peligro había cesado. Todo lo malo se había ido. Podría ir a casa. Podría ser feliz.

Irene...

Jisoo pareció leer los pensamientos de Jennie, y negó con la cabeza. A pesar de todo lo que había pasado entre ella, y Irene, el amor que le tenía, jamás se iría. Había formado parte de su vida, y aunque la odiase de por vida, ese amor seguiría existiendo.

La omega se levantó con ayuda de Jisoo, y se encontró con la imagen más macabra que tendría en su vida.

Un montón de cuerpos tirados en el suelo. La sangre por todo el lugar, y uno que otro rendido en el suelo. Sintió como las náuseas aumentaron, y simplemente cerró los ojos.

Jisoo bajó la guardia completamente, y la rodeó en un abrazo que parecía reconfortante. Se sentía en deuda con Jennie, por someterla a todo ese estrés, pero también estaba feliz por su éxito. Estaba con vida.

—Tranquila. Estamos bien, y podemos estar mejor. Tranquila —Jennie lloraba en silencio, mientras se dejaba abrazar por Jisoo. Se sentía débil, culpable, y muy desconcertada por lo que había vivido en esos momentos— Volveremos a casa, y jugaras con Bear. Yeri va a traerte una sudadera de Roseanne. Con eso te sentirás mejor.

Jisoo sabía que tocar la fibra sensible de Roseanne, era un arma de doble filo. Odiaba a esa alfa estúpida, pero el amor que ambas se tenían era inquebrantable. Aunque le doliera admitirlo, Roseanne y Jennie, se pertenecían la una a la otra.

Jisoo ilusionó a Jennie con una prenda de ropa.

Haría eso y mucho más por mantener con vida a su mejor amiga. Por amor se hacían locuras.

¿Hasta qué punto una persona podría llegar por amor?

Hasta el punto de matar a alguien.

Irene había perdido cualquier sentido de la realidad. Había perdido su verdadera identidad. Se había perdido a sí misma, y estaba dispuesta a perder a su amor, y su vida.

Al separarse de Jisoo, giró su cuerpo, y fue recibida por el primer impacto directo contra su piel.

Llevó su mano al impacto, y con ojos cargados de sorpresa, observó a la persona que había perpetuado el disparo. Podía ver el arrepentimiento en sus ojos.

Cayó directamente a los brazos de Jisoo. Sus lágrimas comenzaron a brotar, mientras analizaba lo sucedido.

Por amor se habían cometido las peores locuras.

La beta sostuvo el cuerpo contra ella, mientras sus ojos se nublaban a causa de las lágrimas que querían escaparse. La herida comenzó a sangrar sin control. Estaba directamente en el área del estómago.

Entre los alfas del lugar, sacaron rápidamente el cuerpo de la omega, que lloraba a causa del dolor de la herida, pero más dolía la traición que Irene había cometido en su contra. Le había disparado sin ninguna pizca de remordimiento, sin ninguna pizca de duda. Prefería matarla.

Manobal Lisa, nunca había sido una persona lo suficientemente fuerte para ese tipo de situaciones, pero en el momento que vio a Jennie salir ensangrentada de ese edificio, se derrumbó.

Como pudieron, subieron al vehículo, y un alfa había tomado el volante rápidamente. Yeri marcaba el número de teléfono de la clínica con rapidez. Jisoo sostenía a Jennie contra su cuerpo, mientras la omega, mantenía su mano derecha en la herida.

No quería admitirlo, pero perder a Jennie, no era una idea fácil de digerir. La necesitaba con vida. Le había prometido una vida.

—Aguanta. Llegaremos pronto, ¿Sí? Tienes que aguantar.

—M-me duele...

Estaba perdiendo mucha sangre. Estaba perdiendo demasiada sangre, y con eso, también se iría su consciencia. Después de irse su consciencia, moriría.

Morir por amor es una de las tantas locuras que estaba dispuesta a hacer Jennie Kim.

Su vida no había sido la más fácil, pero después de conocer a Park Roseanne, definitivamente había mejorado. Había conocido la felicidad. Su propia felicidad, y no podía morir sin decirle lo mucho que la amaba.

Había huido de todos los sentimientos en un principio. Había huido de todo lo relacionado a Roseanne, pero después de aceptar su destino, el amor era algo inminente.

No podía dejar ese mundo sin decirle lo mucho que había cambiado su mundo. De manera inesperada. De la mejor manera posible. Había cambiado su vida con amor. El amor más puro y real que alguien podría recibir.

—Llámala...

Sus ojos eran suplicantes, y Jisoo no estaba en posición de negarle absolutamente nada. No podía negarle algo que en esas situaciones era totalmente básico.

Con una velocidad inhumana, Lisa colocó el teléfono en sus manos, y presionó el ícono de Roseanne.

Después de tres tonos, su corazón volvió a latir con fuerza, a pesar de estar muriendo.

—¿Cómo está Jennie? ¿Bien? ¿Todos están bien? ¿Jisoo? ¿Yeri? ¿Ella me odia?

—Estoy... Bien...

Su sonrisa era inevitable. La voz suave y aterciopelada, la acariciaba a través de la distancia, y la envolvía, para sacarla de ese planeta. Roseanne la había transportado a otro planeta con una serie de preguntas. Sus lágrimas de dolor, ahora se mezclaban con felicidad.

—¿J-Jennie?

—Roseanne...

—¿Por qué me llamas del teléfono de Lisa? ¿Ella está bien? ¿Pasó algo?

Estaba perdiendo la consciencia, su herida dolía como el infierno, y sólo podía llorar en silencio. No sabía cuántos minutos llevaba en la carretera, y no podría seguir soportando esa situación.

Su pecho se apretaba con fuerza, y el frío la estaba lastimando hasta los huesos. Dolía todo. Dolía respirar pesadamente, porque el aire ya no parecía el mismo.

Cerró los ojos, sabiendo que no volvería a despertar después de eso.

Recordó cada momento. Su primer día. Su primera palabra. Su primera risa contagiosa. Su primera noche juntas. El primer beso.

Jennie no se arrepentía de nada.

—Te amo, Roseanne...

Con esas últimas palabras, había perdido completamente la consciencia. El teléfono cayó lentamente de sus manos, para llegar al suelo del vehículo.

—Jennie, yo también te amo. No sabes cuánto te amo. Tengo que hablar contigo, tienes que venir a mi casa. Tienes que venir a casa y tenemos que hablar. Quiero verte otra vez. Necesito verte otra vez. Lo siento hasta el final de mi corazón y voy a morir si no vienes a casa. Te necesito aquí, a mi lado. Nunca debí hacer lo que hice. Espero que podamos hablar. ¿Llegarás pronto?

Roseanne esperó pacientemente por una respuesta que nunca llegó.

La primera en notar la inconsciencia de la omega fue Jisoo, que comenzó a mover su cuerpo violentamente, intentando despertarla, pero nada.

—Despierta, te lo suplico. No me dejes sola. Estábamos juntas en esto. Estamos juntas en esto. Despierta.

Con eso, el primer golpe de realidad llegó para Park Roseanne. Comenzó a preocuparse más de la cuenta. Todo se detuvo, cuando escuchó el llanto desconsolado de Lisa desde el otro lado del teléfono.

—Jennie, despierta. Por favor. Despierta. Estamos juntas en esto.

El segundo golpe, dolió mucho más que el primero. Con el segundo golpe, todos los sentimientos negativos se apoderaron de su pecho.

Había llegado tarde.

[🌠]

Plot twist: Se moría

Lo averiguaremos en el siguiente capítulo :D

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