Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18

Cuando el reloj dio a las ocho en punto, Roseanne y Jennie ingresaron a la casa, pero el ambiente al que volvieron no estaba siendo lo suficientemente grato. Había alfas que se movían de lado a lado, y cuando menos lo pensaron, tenían a Jihyo frente a ellas.

Su expresión era de total preocupación, nerviosismo, pero sobre todo, pánico. Había pánico en la mujer.

—Mami, ¿Cómo ha ido tu día?

—Roseanne...

La mujer se lanzó a los brazos de su hija, mientras se desbordaba en un llanto descontrolado. Automáticamente, Roseanne rodeó a su madre con sus brazos, intentado reconfortarla.

—¿Qué pasa, mamá? ¿Por qué lloras?

—Tu hermana...

—¿Qué pasó con Mina?

Por la escalera de la casa, una destrozada Nayeon se mostraba, sin dejar de llorar. Llegó hasta el lugar, y entre lágrimas, se lanzó a los brazos de Jennie.

La castaña la recibió con una preocupación muy grande en su pecho. No entendía lo que pasó con Mina, pero claramente era algo para preocuparse. Las personas no lloraban de la nada, y menos de esa manera.

—Nayeon, respira —pidió en un tono suave. Podía sentir que el aire dejaba de ingresar al cuerpo de la chica— Respira profundo y bota. Respira y bota.

—La golpearon...

—¿Quién? ¿Qué pasó?

Roseanne esperaba por una respuesta por parte de Nayeon, pero las palabras no salían de su cuerpo. Buscó la mirada de su madre, y la encontró completamente rota y vacía.

—Hay personas que saben de nosotros. No sé cómo, ni por qué. Tu padre se está haciendo cargo de eso.

—¿Dónde está Mina?

—En el hospital. Le rompieron la pierna.

Jennie cerró los ojos, ante aquel pensamiento tan gráfico de una escena. Sintió su cuerpo temblar, y apretó aún más a Nayeon contra ella. Tenía que reconfortarla.

Park Jun-Ki hizo su aparición, y con un simple gesto, se comunicó con su hija, que asintió rápidamente.

—Iremos al hospital. No sabemos cuánto durará esta situación. Habla con Choi. Esto no se queda así.

Nayeon y Jihyo salieron junto a aquel hombre por la puerta, seguidos de varios alfas de perfectos trajes. Roseanne estaba completamente en su mundo. No podía creer en los problemas que podían tener por lo sucedido con Mina.

Jennie por su parte, se preguntaba muchas cosas que no tendrían una respuesta clara. Necesitaba saber lo que ocurrió exactamente con la hermana de su alfa. Barajaba muchas alternativas ante aquel suceso. La principal, sería una discusión con otra familia, que terminó en eso, pero no se sentía del todo convencida ante esa idea.

—Roseanne...

—Hijos de puta. Nunca les hemos hecho nada.

—¿De quién hablas? ¿Sabes quién hizo esto?

—Detectives. Los malditos detectives. Necesito realizar muchas llamadas. Estaré en la oficina.

Si Jennie estuviera en otra circunstancia, su hubiera lanzado a los brazos de Roseanne, pero el pánico recorriendo su cuerpo, la paralizó completamente.

Detectives. Detectives habían atacado a Mina. Le habían destrozado la pierna. Sintió como la angustia comenzaba a extenderse por todo su cuerpo. No pensaba con claridad, y su estómago se revolvía con fuerza. Cuando creyó que el efecto no sería peor, sus piernas perdieron fuerza, y su cuerpo parecía caer, pero alguien la sostuvo en el aire, y la atrajo hacia ella. Comenzó a caminar escaleras arriba, y llegaron hasta el tercer piso. No supo en el momento que cruzaron la puerta, y fue cerrada con fuerza.

—Tranquila. No puedes reaccionar así. Respira —Jennie estaba concentrada en sus violentos pensamientos, que olvidaba respirar correctamente, o más bien, su cuerpo estaba en pánico— Respira, mujer.

—D-detectives...

—Lo sé. No entiendo que mierda está pasando, pero tranquilízate. No puedes actuar así.

La omega suspiró con pesadez, y se dejó caer al suelo. Esperaba cualquier respuesta por parte de Roseanne, menos esa. Lo que estaba ocurriendo, era una completa locura. ¿Cómo habían dado con Mina? ¿Cómo habían establecido una relación entre Jung-Ki y Mina? ¿Quién les había dado una información tan valiosa?

Se acomodó, llevando sus rodillas al pecho, y escondió su rostro allí. Se sentía culpable por cierta parte, pero también terriblemente mala persona. Ella aún pertenecía a la institución que se dedicaba a destrozar piernas, sin recibir castigos.

—¿Cómo pasó?

—No lo sé. Tenemos que saber lo que está ocurriendo.

—No lo entiendo. Jisoo, nosotras no hemos dicho nada. Las personas no saben nada de esta familia. ¿Cómo mierda se enteraron de esto? ¿Cómo?

—La única persona que nos puede dar una información, es Seulgi. Hay algo en mí, que me dice que tiene que ver con esta situación.

Jennie se tensó al escuchar el nombre de Seulgi. Ella era la persona que había comenzado con todo esto acerca de la familia Park, y ella, sería obviamente, la más involucrada.

La omega nunca había tenido mucho contacto con la chica, pero podía admitir que conocía su convicción. Estaba convencida de que podrían llevarlos a la cárcel, o mínimamente, darlos a conocer al mundo.

"Personas como esas, son las peores, Jennie. Vas a entrar al infierno, pero realmente confío en ti. Sé que puedes hacerlo. Tu padre estaría orgulloso."

Hasta ese momento, no había conocido el infierno. Todo lo que conocía, eran personas amables, que habían tomado ese camino, porque era su familia, y parecía ser totalmente sagrado. Vivían por y para la familia, algo que nadie se esperaba.

—Seulgi va a matarnos.

—No sólo eso. No nos va a matar. Va a culparnos de complicidad a crímenes como la prostitución y el tráfico.

La mirada de la omega cayó en el cuerpo de Jisoo, que buscaba unos documentos en su escritorio. Cuando los encontró, se sentó frente a Jennie.

—Todos creen que hay prostitución y tráfico de omegas, es lo más alto por lo que nos pueden condenar, sobre todo si somos cómplices de eso. Son nuestras posibles condenas.

Jennie tomó la hoja, y comenzó a leer con nerviosismo, mientras sentía como sus ojos comenzaban a picar, y las lágrimas se acumulaban en ellos. Era una estupidez que las inculparan de crímenes que no se cometían en esa casa.

La cantidad de años, iban desde veinte, hasta treinta y cinco. Ella podría estar toda esa cantidad de años en la cárcel, y no tendría ningún poder para defenderse, porque había sido su decisión. Jennie había escogido a Roseanne por sobre todas las cosas, incluso, por sobre ella misma.

—¿No hay manera de disminuir esta posible condena?

—Tendríamos que entregar la información que hay, pero dando detalles, nombres, lugares...

—Colaborar.

—Exacto. Nos van a poner contra las cuerdas, y tienes que saber cómo salir de allí. Aún tienes una posibilidad para salvarte.

—No. No hay ninguna posibilidad. Voy a terminar en la cárcel.

Jisoo negó con la cabeza, y se golpeó internamente por lo que estaba a punto de decir. Sería cruel, y un poco aprovechador por parte de Jennie, pero la beta, entendía lo mucho que podía estar sufriendo la chica.

—Tienes que hacer que Roseanne te marque, y que sea oficial. Si es posible, quedar embarazada. Después de eso, no hay manera de que te deje. Estarán unidas por siempre. Si esa fue tu decisión, tienes que empezar a actuar correctamente.

—¿Y de qué serviría eso?

—Serás intocable. Ni siquiera van a pensar en lo que hiciste o no hiciste. Nadie en su sano juicio, amenazaría a la omega de Roseanne, sobre todo si está embarazada.

Una sensación de incomodidad y angustia comenzó a crecer en el centro del pecho de la omega. Lo que Jisoo le estaba proponiendo era utilizar a Roseanne a su antojo. Utilizarla.

—No puedo hacer eso.

—Es eso, o ir a la cárcel. ¿Quieres ir a la cárcel?

Esperar a que Roseanne la marcara, y después quedar embarazada no sucedería. Ella no se sentía lista para dar un paso tan grande como ese, y mucho menos, tener hijos para salir de un problema en el que ella misma había acabado inmiscuida.

El mayor miedo que atacaba a la omega era ganarse el odio de su alfa. No imaginaba su reacción cuando se enterase de la verdad. Ahora todo se estaba complicando con la situación, que hace unas horas, parecía lejana.

—¿N-no tengo otra posibilidad?

—No creo. Es lo único que veo como una manera de salvarte de la cárcel.

—No puedo hacer eso. Utilizar a Roseanne...

—Es lo que tienes que hacer. A veces, este tipo de sacrificios son necesarios —Jisoo realizó una pausa, antes de volver a hablar— Escogiste a Roseanne. Tienes que hacerte cargo de esto.

—Nunca imaginé lo que pasaría. Nunca imaginé que podríamos llegar a esto.

—Hay una opción más en todo esto.

—¿Cuál? ¿El suicidio?

—Irnos. Escapar. Escapar de Corea y que sigas tu vida en otro lugar. Lejos de Roseanne, y lejos de todos.

La omega buscó la mirada de su compañera, intentado buscar algún grado de broma en sus palabras, pero no. Se encontró con la mirada más seria que le habían dado en toda su vida. Jisoo realmente estaba hablando en serio.

Irse, significaba dejar todo atrás. No sólo dejar a Roseanne, sino una vida completa atrás. No podía imaginar su vida lejos del lugar en el que nació, y mucho menos, imaginar una vida lejos de Roseanne.

—No puedo hacer eso. Voy...

—No, aún no te marca. Por eso, debes decidir. O te quedas aquí, te embarazas, y te marcan, o aceptas todas las consecuencias, y tu condena. Irnos es la mejor opción dentro de todas las opciones que tenemos.

—Jisoo no puedo...

—Si puedes.

—No puedo.

La beta suspiró pesado ante la negativa de Jennie. No quería presionarla, pero debía ayudarla de alguna manera.

—Hay muchas posibilidades de que Seulgi sepa cosas. Muchísimas, y no podemos arriesgarnos a más.

—¿Cuántas posibilidades?

—Al menos un cincuenta por ciento. Por lo bajo. Diría un poco más, pero estar incomunicada, dificulta las cosas. La última vez que hablamos, sonaba desconfiada, pude notarlo. Es imposible llevar más de seis meses y no tener nada de información.

—Tienes que convencerla de lo contrario.

—No quiero seguir mintiendo. Yo escogí mi lugar. Es aquí, y estoy dispuesta a pagar las consecuencias. ¿Y tú? ¿Ya escogiste? ¿Estás dispuesta a pagar las consecuencias?

Su decisión hasta ese momento estaba completamente tomada, pero comenzaba a dudar de su elección.

¿Escogí correctamente?

Se levantó del suelo, para comenzar a caminar de lado a lado con nerviosismo. Ella estaba segura de sus sentimientos hacia Roseanne, pero descuidó muchos detalles. Detalles que eran relevantes, y sumamente importantes.

Su vida estaba en juego, y dependía completamente de ella salvarse, o hundirse en su propias decisiones.

—No voy a pedir que me marque, mucho menos quedaré embarazada.

—Entonces, la cárcel.

Por una parte, merecía ir a la cárcel. Seguía siendo cómplice del tráfico de drogas y armas. Ella sabía a lo que se dedicaban, no estaba haciendo absolutamente nada por dar aviso a alguien, pero por otro lado, sabía que no duraría ni un día en la cárcel. La iban a matar.

—Supongo...

—Jennie, no seas idiota, por favor. Tienes la posibilidad de salvarte.

—No puedo utilizar a Roseanne para salvarme.

—No la vas a utilizar. Tarde o temprano te va a marcar. Te está cortejando. Vas a terminar diciendo que sí, que sí la quieres.

—Pero no así... Así no puedo. No lo merece. Quiero aceptarla porque realmente lo sienta, no por una emergencia.

Los ojos de la omega estaban plagados en lágrimas, y podía sentir el miedo emanando de su cuerpo. Sollozo en silencio, intentando buscar una respuesta a sus problemas, pero no encontraba ninguna.

No quería ir a la cárcel, pasar una vida completa en ese lugar. No quería acabar entre rejas, lejos de todo el mundo que conocía, pero su decisión había sido mantenerse al lado de Roseanne. En ese momento, sintió el arrepentimiento real. Se estaba arrepintiendo de su decisión.

Es una criminal. Una criminal que me llevara a la ruina. Mi vida está acabada.

La puerta fue golpeada suavemente, sacando a ambas del silencio tenso y pesado del ambiente. Jisoo se encargó de darle paso a una cabizbaja Lisa, que observaba a ambas con algo de curiosidad. No era normal encontrar a Jisoo con alguien en su habitación, menos si se trataba de Jennie.

—¿Qué pasa?

—Nada, Jennie y yo estábamos hablando de algo importante.

—Te ves terrible. ¿Te sientes mal?

La omega había perdido cualquier rastro de color en el rostro. Temblaba en su lugar, y su expresión denotaba el miedo y la preocupación que invadía su cuerpo. Tenía los ojos llorosos, y respiraba con algo de dificultad.

—No, y-yo me voy...

—Jennie, piensa en eso, por favor. Piensa en todo lo que te dije.

Asintió rápidamente, para pasar al lado de Lisa, y salir de esa habitación. Caminó por los pasillos de la casa con mucha dificultad, hasta llegar a la habitación que compartía con Roseanne.

Cerró la puerta a sus espaldas, para buscar a la alfa con la mirada, pero no la encontró por ningún lugar. Agradecía esa parte. En esos momentos, a pesar de estar temblando de miedo, y necesitar su tacto tranquilizante y reconfortante, su parte racional no daría su brazo a torcer. No podía ver a Roseanne en esos momentos. Tenía que pensar.

Comenzó a recopilar todos los hechos que la llevaron a estar allí, desde su llegada, hasta las últimas horas.

Su primer error, fue haber aceptado la propuesta de Seulgi. Ella no estaba capacitada para ese trabajo. Ni siquiera tenía una experiencia. El segundo error, fue descuidar sus reales motivos por los cuales estaba allí. Comenzó a preocuparse de entablar relaciones con personas a las cuales debía investigar. Y el tercer y más grande error, fue caer completamente rendida ante Park Roseanne.

Ese era el error que más le pesaría, y que obviamente, también le traería más problemas. Se dejó llevar, comenzó a sentir, y descubrió que era su alfa. El destino la llevó a conocer a su alfa en la circunstancia más difícil. Ella misma había colaborado en lo que ocurría. En todas las oportunidades en las que podía escoger, su decisión había sido la misma.

No le gustaba catalogar a Roseanne como un error, porque no lo sentía de esa manera, pero sus sentimientos estaban encontrados. Le tenía pánico a la idea de ir a cárcel, pero le daba mucho más pánico, perder a Roseanne.

Perder a Roseanne, implicaba perder a la única persona que le hacía sentir cosas. Perdería su simpatía, o su amabilidad en todos los momentos. Perdería la inteligencia desmedida, y la intrigante personalidad que poseía la alfa. Perdería el tacto suave y cálido de sus manos, el aroma que tanto la enloquecía y la embriagaba, o la presencia que la llevaba a las estrellas. Perdería los abrazos, los besos, las caricias, que Roseanne le otorgaba. Perdería la voz suave, al igual que la risa contagiosa que soltaba desde el fondo de su cuerpo. Perdería el amor.

En ese momento, todo se detuvo a su al rededor. No había otra manera de definir el sentimiento que fluía por Jennie, que amor. Amor en su expresión más pura.

Soy una idiota. Seguiré siendo una idiota.

Deseaba llorar, gritar y patalear, pero no sentía las fuerzas para hacerlo. Debía afrontar las consecuencias de sus actos. En ese momento, era en el que más debía ser valiente. Debía ser valiente.

Buscó entre sus cosas el teléfono que le habían dado desde la casa, y pensó en llamar a Irene, pero sabía que sería una locura. No podía llamar desde ese teléfono.

En el escritorio, se encontró con el teléfono de Roseanne, y con algo de culpa, lo tomó entre sus manos. Marcó el número que conocía de memoria, y a pesar de estar asustada, presionó el ícono de llamar.

—¿Quién es?

Escuchar la voz de su mejor amiga después de más de un mes, era una sensación indescriptible. Estaba feliz por una parte, pero por otra, el pánico se apoderó de su cuerpo. Irene no se merecía a una amiga como ella.

—Soy yo.

—¿Jennie?

—Sí.

—Mierda, no deberías estar llamándome. ¿Cómo mierda tienes ese teléfono? ¿Es tuyo?

—No, no es mío. Irene...

—No sabes cuanto te he extrañado.

Los recuerdos junto a su mejor amiga la atacaron de una manera vertiginosa, y sin aguantar, comenzó a llorar. La extrañaba, necesitaba de ella, pero sobre todo, la culpa la atacaba. Se sentía demasiado culpable por sus hechos, por todo.

—Yo también te extraño mucho... Me haces falta.

—Sí, lo sé. Jennie, no podemos hablar.

—Lo sé, pero...

—Hemos descubierto que Park Jung-Ki tiene una hija. Seulgi los encontró hace unas semanas caminando tranquilamente por las calles. Que hijos de puta. Nos encargamos de ella, pero es dura como una roca.

—¿Q-qué le hicieron?

—La golpeamos. Es una declaración de guerra. Era lo mínimo que podemos hacer. Debemos estar atentos, con ustedes en esa casa, las cosas pueden mejorar. Confiamos en Jisoo y en ti.

Una parte de su cuerpo se alivió, pero la otra, continuaba con tensión. No podía dejar de pensar en Mina, o en lo mal que estaba Nayeon. Tampoco dejaba de pensar en Roseanne, ni en Jisoo, y mucho menos dejaba de pensar en Irene.

—Gracias por confiar en nosotras.

—Ustedes se están sacrificando por todo el mundo.

—Irene, necesitamos juntarnos...

—No, aún no. Deben tenerte muy vigilada. Muero por verte, pero no podemos. ¿Estás bien? ¿Alguien te ha hecho algo?

—No... Son amables conmigo. Realmente son amables.

—Siempre has sido buena para fingir. Lamento que tengas que pasar por todo eso. Convivir con los asesinos de tu padre no debe ser fácil.

La mención a su padre no ayudó a relajar su cuerpo, ni su mente, por el contrario, aumentó su mal estar.

—Tengo que dejarte. No registres este número, no podré volverte a llamar. Nos veremos en un tiempo, lo prometo. Estoy... Muy bien aquí. Te quiero muchísimo.

—Yo también te quiero mucho, pero no me digas que estas bien en una casa con criminales. Son malas personas.

No estaba en condiciones de contradecir las palabras de Irene. Simplemente, cortó la llamada, y cerró los ojos con pesadez. Se encargó de borrar el registro de la llamada, y ubicó el teléfono de Roseanne en su lugar.

Había sido una conversación terriblemente corta, pero al menos, pudo sacar algo de información necesaria, y un tanto tranquilizadora.

Un fuerte dolor de cabeza la atacó. La llevó directamente a caer a la cama. Era tan intenso, que su cabeza comenzó a palpitar, y sentía que cualquier movimiento, acabaría peor.

[🌠]

Al momento en que Jennie abrió los ojos, se encontró con el amanecer ingresando por la ventana. Estaba bajo el edredón, y se rodeó del aroma de Roseanne. Su brazo la sostenía con desespero contra ella.

Deseaba escapar del agarre, pero no era tan fuerte, el sentimiento hacia la alfa, la había consumido completamente. Giró su cuerpo, y la encontró sumida en un sueño profundo. Sus facciones estaban relajadas, pero el ceño fruncido que aún estaba en ella, le daba a entender que no todo estaba bien.

Recorrió con la yema de sus dedos el perfecto rostro frente a ella. Sonrió con tristeza al saber que todo terminaría mal. Para Jennie, habían nulas alternativas de salir bien librada de esa situación.

Tienes mi corazón, Roseanne. Es completamente tuyo.

Sus lágrimas ya habían comenzado a correr sin control, y mordía su labio inferior con fuerza. Abrazó el cuerpo de la alfa con fuerza, y descargó todos los sentimientos negativos que invadían su cuerpo.

—¿Por qué lloras?

Roseanne había notado los temblores en el cuerpo de Jennie, y simplemente se había dedicado a permanecer en silencio, sin quitar la preocupación que le provocaba esa situación.

—Perdóname...

—No hay nada que perdonar. No me has hecho nada malo.

—Perdóname, por favor.

Mantuvo el contacto con Jennie, esperando que soltara la tensión que la atacaba. Podía oler su miedo, su pánico, al igual que su nerviosismo. Intentaba reconfortarla, pero no sabía lo que ocurría.

La omega tardó algunos minutos en poder relajar su cuerpo, y en tranquilizar sus emociones. No se separó de Roseanne en ningún momento, y a pesar de estar debatiéndose, nuevamente, sucumbió ante su parte descontrolada.

—¿Estás más tranquila?

—Sí —mintió de la manera más descarada que pudo, esperando no recibir ningún tipo de pregunta— Tuve una pesadilla.

—Oh, malos sueños. Tranquila, son sólo sueños. Están en tu subconsciente.

—Mi pesadilla se puede cumplir.

—¿Qué es?

—Perderte.

Confesó sin una pizca de vergüenza. Ese era el mayor miedo de Jennie. Perder a la persona que tantos sentimientos le generaba. No imaginaba su vida sin la presencia de su alfa.

Había pasado por algunas fases. La primera, era el rechazado de estar en esa casa, con esas personas, y sobre todo, estar sola, y desprotegida. Después de eso, comenzó a involucrarse directamente con Roseanne, y a pesar de que el miedo no hubiera desaparecido, todas las demás cosas sí. Había olvidado que era una criminal, porque ella no veía a una criminal. Veía a Roseanne tal cual era. No conocía al cien por ciento esa parte que todo el mundo comentaba.

—No vas a perderme. Nunca. Me muero primero.

—No sabes lo que dices.

—Si lo sé. Yo muero antes de perderte. Tienes... Tienes mi vida, mi corazón, mi alma, todo en tus manos. Soy tuya, y lo seré hasta que me muera.

—Tu eres alfa, puedes sobrevivir sin mí.

—No puedo. Sabes que no puedo.

—Eres fuerte —se aferró al cuerpo con más intensidad, intentando no volver a llorar como una niña pequeña— Si me marcas, y sucede algo...

—No te marcare hasta que estés segura de eso.

La omega se sentía segura de la relación que deseaba formar junto a Roseanne. Estaba segura que era ella quién quería a su lado. Su parte racional y su omega coincidían en ese punto. Ambas querían estar con la alfa.

Una marca significaba tanto, que le provocaba miedo. Si Roseanne terminaba enterándose de la verdad, podría aprovecharse de eso, para hacerle daño, o de cualquier otra cosa. Sufriría estando lejos de ella, pero sufriría más, al sentir el odio de su alfa hacia ella.

—¿Q-quieres marcarme?

—Quiero que quieras que te marque. ¿Te asusta?

Asintió con la cabeza, y buscó la mirada preocupada de Roseanne. La alfa limpió el rastro de lágrimas que habían dejado huellas, y besó cada uno de los párpados que se cerraron automáticamente. Dejó un beso esquimal, para abrir sus brazos de par en par. Jennie se acomodó en el pecho de la chica, que retumbaba de manera intensa.

—¿Te asusta estar conmigo?

—Me asusta perderte...

—Ya me tienes, y me tendrás siempre. Estoy aquí.

—Después de que me marques, todo será rutinario. A cada segundo que pase, perderé el valor para ti. No puedo darte nada...

—Eres mi omega, no podrías perder el valor para mí. Yo no voy a marcarte, hasta que me digas que estás lista.

—¿Y si no lo quiero jamás? ¿Qué vas a hacer?

—Con tenerte cerca, creo que sería suficiente. Te he esperado toda la vida, puedo esperarte un poco más. Hasta que me digas que no puedes seguir con esto. Tienes todo el tiempo que necesites.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro