- ¿un mortal? - preguntó sorprendida -

- su nombre es Tanjiro Kamado - respondió el azabache -

- Ara ara... Eso es genial ¿no? - musito alegre -

- ¿por qué sería genial? - dijo desconcertado -

- ya no te sentirás solo Tomioka-San - respondió con simpleza -

El Pilar se quedó mudo mientras admiraba la taza de té completamente vacía.

¿Realmente dejaría de sentirse solo?

- pero tienes miedo - interrumpió sus pensamientos -

-...

- Pilar del agua Giyu Tomioka - llamó - no debes de temer, si ese mortal te ha venido a ver una semana completa ¿por qué debería cambiar si le dices tu nombre?

A pesar de sus toscos y groseros gestos hacia el mortal, Tanjiro seguía yendo hacia el mismo jardín para intentar hablar con él.

- además - interrumpió nuevamente - un mortal que quiera conversar con alguien tan amargado como tú no se ve todos los días

- ja ja ja - rió sarcástica mente - que graciosa

- lose - dijo para terminar su té - pero hablando enserio, deberías de darle una oportunidad

- jajaja jaja basta ¡Sabito! - exclamó risueño -

El pajaro le estaba haciendo cosquillas con sus suaves plumas.

Tomioka solo los observaba en silencio.

¿Desde cuando Sabito lo había reemplazado?

- Señor - llamó interrumpiendo sus pensamientos - lamento mi curiosidad pero... ¿Que edad tiene usted?

El Pilar del agua se quedó pensativo.

Su forma humana aparentaba ser un adulto apenas dejando su adolescencia, pero como el es un dios...

- ¿Señor? - llamó nuevamente -

- ¿cuántos años me pones tú? - preguntó clavando sus marinos ojos en los rubíes contrarios -

Tanjiro quedó perplejo ante la pregunta.

¿Cuántos años le pones a ese ser divino?

Porque si, para Tanjiro aquel sujeto del cual todavía desconocía su identidad le parecía divino en todo el sentido.

Pero sí tubiera que destacar algo serían aquellos profundos ojos oceánicos, no sabía el porqué, pero esos vacíos ojos mostraban más sentimientos de lo que creía.

Y eso sólo le daba más curiosidad al mortal.

- creo que tienes 21 años - admitió -

El Pilar tan solo solto una Sonora carcajada.

- ¡e-eh! - chillo avergonzado - lamento decirle señor P-pero... Usted no me dice su nombre así que

- no no - dijo negando con la cabeza - es que... Soy más viejo que eso

- ¿más viejo? - preguntó altamente sorprendido -

¿Cómo alguien tan hermoso podía ser más viejo?

- si... - musito parándose de su lugar - Puedes llamarme Tomioka

Y con eso dicho el atardecer calló dándole una maravillosa vista al joven mortal.

- Tomioka-San...

Un capítulo corto para llenar mi corazón roto.