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"Un café con canela"

Corría el último día de la semana, por fin se tomaría vacaciones. Después de cinco años de arduo trabajo y mucha dedicación, Im Nayeon había entendido que merecía vacaciones y decidió que acompañaría a su alfa en un premeditado viaje que habían estado planeando durante algunas semanas. 

Aunque el contrato entre ellas había caducado desde el segundo uno en el que Yoo Jeongyeon admitió lo loca que la volvía su hermosa y especial omega predestinada, y que no estaba dispuesta a poner su relación en un suelo tan inseguro, el dinero había sido un buen recurso para hacer un viaje a la isla de Jeju.

Vaya, hasta se le hacía muy romántica la idea de ir con Jeongyeon. Además de que siempre le había atraído la idea de conocer una cascada de verdad. Se fregó los ojos algo agotada de hacer cuentas, examinar los presupuestos y de firmar cheques, pues debía dejar todo en orden y cubierto antes de ausentarse dos semanas, hasta que un incesante revuelo se oyó proviniendo del área de la caja, distrayéndola un poco de sus ocupaciones.

Nayeon miró en dirección de la puerta como si fuera a hallar algo más que la misma y, con cierta fatiga, finalmente, decidirse a ponerse en pie. ¿Debía ir a ver? Se acarició el estómago y suspiró con pereza, de todos modos ya era el momento del día en el que le daba hambre y se comía un cupcake.

Se alertó cuando le pareció oír una voz conocida e inconscientemente se dió una suave caricia sobre su marca al percibir que, en donde quisiera que estuviera, su alfa parecía estar bastante nerviosa en ese mismo instante. La omega arrugó la nariz mientras se echaba a andar, atraída por el ruido, dirigiéndose en dirección del mostrador. 

A medida que estaba más cercana, podía oír con más claridad a qué se debía tanto alboroto, su corazón se aceleró al reconocer esa voz casi al instante, pero ¿Y su aroma? Nayeon presionó los dientes con desagrado. 

—¡Es que no puedes estar hablando en serio! ¿Qué clase de cafetería no tiene canela? ¡Eso es ridículo! —Se oyó más cercano.

La omega, quien hundió el entrecejo al hallar el show que estaba provocando esa señorita. Una sensación de gusto que le recorrió el estómago y sabía que esa vez no era de hambre, sobretodo cuando estalló en un millón de mariposas al encontrar sus rojos labios humectados con ese lipstick sabor cereza que tanto le gustaba saborear. No otra vez... 

—Se-señorita, yo-yo le ofrezco una di-disculpa... —Tartamudeó la joven empleada.

Una incómoda Jennie bajó la mirada, mientras removía el mandil que se sostenía de su cuello y caía hasta su rodillas y lo estrujaba entre sus manos nerviosamente sin poder enfrentar a la cliente en cuestión.

Una divertida Chaeyoung admiraba la secuencia y prefería mantenerse al márgen de aquella situación, estaba segura de que sabía muy bien el motivo de esa escandalosa visita.

Nayeon se mantuvo apoyada hasta al final del mostrador, admirando la escena con toda la seriedad con que podía sostener aquella sonrisa tonta que se quería alzar en sus comisuras pues, la nostalgia le hacía una visita esa tarde, al parecer, y aunque no se comparaba a esa rubia de ojos furiosos y de actitud implacable que se intentó desquitar con su joven empleada aquella primera vez, ese día se veía igual de maravillosa e imponente, esta vez se podía sentir su aura pulcro, nada comparado a la furia que traía esa primera vez. Pero por supuesto que la pobre novata que llevaba apenas unas semanas trabajando para ella, no lo sabía. Entonces analizó que hacía bastante tiempo que ella no aparecía por allí. ¿Para que lo haría? Si le daba mucho más que café a diario, con todo gusto.

Nayeon supo identificar el instante en el que aquella alfa respiró su aroma a uva dulce y la percibió en el lugar, más se mantuvo en su papel, ansiosa.

La omega pudo entender brevemente de qué se trataba todo aquel montaje y de algún u otro modo lo tomó como que la vida era maravillosa y le estaba dando una segunda oportunidad de cambiar el curso de las cosas. Oportunidad que no desaprovecharía una segunda vez. 

—No puedo creer que estén ofreciendo un producto del que no disponen, eso es totalmente un descuido de su parte, ¿no crees? —Le reprendió con la voz demasiado grave aunque bastante tranquila para estar "molesta".

Aunque Nayeon se sonrió de lado al ver la sonrisa que a Jeongyeon se le escapó de entre los labios mientras la joven omega mantenía la cabeza baja. "Vamos Nini, tu puedes", pensó la omega mayor, cruzando sus brazos debajo de su pecho, admirando la escena.

—Y-yo... Y-yo lo sé... —Musitó sin poder alzar la mirada, apenada. Hubo un instante de silencio y Jeongyeon miró a la joven, ahora apenada por su inmensa incomodidad. —Lo-lo siento señorita, pe-pero puedo ofrecerle un reembolso si eso desea... 

—¡Exijo hablar con el encargado de este... lugar! —Habló con la mirada bastante seria ahora que Jennie volvía a poner sus ojos sobre ella, asombrada. 

Al final la joven asintió con obediencia, mientras analizaba brevemente qué debía hacer ya que Sana unnie tenía su día libre, entonces al final concluyó que debía hablar con Nayeon unnie.

Se giró en búsqueda de la misma con prisa, y se sorprendió de verla allí junto, presenciando el supuesto conflicto. El temor de la joven Kim se sintió en el aire, pero se disipó rápidamente cuando Nayeon le guiñó un ojo que le indicaba que ella se haría cargo, haciéndola suspirar de alivio al fin.

—¿Hay algún problema señorita? ¿Acaso la joven le está molestando de algún modo? —preguntó Nayeon llevando la corriente a la diversión de su alfa y llegando con aquella sonrisa amable que derretía todo el interior de la misma, más se preguntó porqué rayos no podía sentir su aroma.

La alfa sonrió de lado como respuesta. 

—Oh bueno, ¿Nos conocemos? —preguntó la alfa alzando una ceja seductora mientras apoyaba su brazo sobre el mostrador. 

Nayeon meció la cabeza, sin poder evitar tomarse el labio inferior, acercándose más a ella. Se permitió admirarla por un instante, ella siempre deseaba ser sus pantalones de oficina, eso no había cambiado. Se perdió en el atractivo botón entreabierto que se escondía debajo de esa suave mascada color púrpura claro y se contuvo para no asaltar sus labios, tomar esa deliciosa sonrisa con su boca e impregnarse de ella, más de lo que ya estaba por supuesto, pero le atraía intensamente la idea de recrear ese primer encuentro y mejorarlo un poquito.

Cuando estuvieron frente a frente, la alfa pensó que la omega se veía tan tierna con las manos tomadas al frente, en esa postura tan serena, sabía que estaba bastante confundida con su inesperada aparición y estaba segura que podía sentir su nerviosismo, así como ella sentía su confusión e incertidumbre. Quería besarla mucho, pensó, sin poder apartar sus ojos de ella, más prefería alargar el show un instante más. 

—Pues, no lo creo, pero... —Tragó, hablándole a esos hermosos ojos —Pero siempre nos podemos conocer, ¿no crees? —Se recordó responder la omega con la voz demasiado ronca y la alfa acercó su nariz a la suya, para responder hacia su atenta mirada. 

—¿Ah sí? —Preguntó, haciéndose la desentendida. 

—¿O desea un reembolso? —Cuestionó la omega con la voz demasiado divertida.

La joven Jennie frunció el entrecejo ante la extraña escena que estaban montando ese par. 

—Deseo otras cosas de ti, Im Nayeon. —Musitó antes de extender la mano frente a ella.

Nayeon le miró extendiendo los ojos de asombro ante su avance.

Jennie miró hacia Chaeyoung quien le veía con los ojos repletos de emoción y le hizo saber que pronto la explicaría pues, lo que sucedía entre ese par, era más interesante en ese preciso momento. 

—Jeongyeonnie... —Le advirtió la omega ante su extraña postura pues, esperando que ella le diera su mano.

—Un día llegué aquí y, mientras torturaba a una pobre chica que trabajaba detrás de ese mostrador, jamás me iba a imaginar que conocería a la omega más maravillosa que podría existir en el planeta... Tú. —Relató cuál narrador omnisciente, sosteniendo su mano cuando ella decidió entregársela, para luego llevarla a sus labios y depositar un beso en el dorso de la misma.

—Jeongyeon... —Repitió ahora con menos firmeza pues su voz comenzaba a exhibir su ansiedad.

Nayeon podía imaginar el motivo de su aparición por allí, un día miércoles random del mes, a ese horario poco común de media tarde de verano, con esa hermosa mirada luminosa llena de promesas por dedicarle. 

—Desde entonces creí que la conexión que teníamos era demasiado especial para ser real. Aunque no entendía bien porque, disfrutaba tanto de pasar el tiempo junto a ti, y ya sé que me tardé un poco, pues tú jugaste a las escondidas conmigo cariño, pero acepto que fui muy torpe al no darme cuenta de que era a ti a quien estuve buscando todo este tiempo, Nayeonnie... —Musitó deslizando una caricia sobre su mejilla ruborizada, admirando el brillo en la emoción de sus ojos, del amor que albergaba allí en el centro de sus pupilas para ella. 

—Jeongyeon... —Musitó ahora con la voz algo trémula de la emoción pues, su corazón palpitaba con tanta fuerza y a la expectativa de lo que fuera a seguir diciendo su alfa, aún aunque lo que ya había dicho hubiera erizado cada centímetro de su piel.

—Pero ya estoy aquí... y si estoy haciendo todo este show, es porque vine por ti Im Nayeon y esta vez no te dejaré ir tan fácilmente. —Musitó con esa encantadora sonrisa que la cautivaba completamente. Nayeon tragó al ver el anillo que le revelaba la alfa frente a ella. —Vine con una nueva propuesta para ti, mi hermosa omega...

—Alfa... —Reprochó Nayeon, no hallando reacción correcta para aquella ocasión. Sencillamente todas sus emociones estaban demasiado alteradas.

—Te propongo una vida completa tu y yo. Sin contratos, ni secretos y con la única condición de que seas la madre de mis cachorros, la dueña de todos los platillos que pueda cocinar, para que te adueñes de mi armario si así lo deseas y solo, a cambio de un café con canela cada mañana, omega...

Nayeon musitó una risilla al oír su simpática propuesta. Deseaba darle mucho más que café, de eso estaba  muy segura, se lo daría todo de ella si pudiera y aún no sería suficiente para lo que consideraba que esa hermosa mujer merecía.

—¿Qué dices Nayeonnie? ¿No te parece justo? ¿Quieres compartir tu vida junto a mi? Podríamos casarnos si así lo deseas y formar una linda familia. Nada me haría más feliz que hacer juntas nuestro propio "Tu y yo". —Terminó, perforando el interior de la omega con aquella incesante y maravillosa mirada color caramelo que la había hecho delirar desde aquel primer encuentro.

¿Cómo se atrevía a apoderarse de todos sus sentidos sin piedad? Nayeon tembló de la emoción, sin disimulo. 

—Ay no puede ser... —respondió Nayeon y las lágrimas ya caían de sus ojos sin que pudiera detenerlas. 

—Pero sí es... —Asintió la alfa con esa sonrisa simpática que siempre le dedicaba cuando disfrutaba de burlarse de sus dramas.

—Rayos Yoo, ¿acaso quieres matarme? —Exclamó la omega y se oyó demasiado dramático para la alfa, quien la miró muy confundida.

—¿Cómo? —preguntó, ahora preocupada por esa extraña reacción.

—Y sí... si vienes así como si nada fuera y... ¿Cómo te atreves aparecerte así, con todas esas palabras tan bonitas, a hacer una propuesta tan perfecta? ¿Qué rayos sucede contigo? —Llorisqueó Nayeon, tan histérica.

La alfa se rió entre dientes al ver cuán sensible se mostraba su omega. Tan normal, pensó.

—Cariño, solo responde por favor. 

—¿Estuviste usando neutralizadores? Tu no tienes permiso para utilizar neutralizadores sin mi permiso, Yoo. —Gruñó adorablemente la omega, haciendo reír a Jeongyeon. 

—Basta Nayeonnie. Responde por favor, todos estamos esperando... —Insistió sin moverse de su posición.

Nayeon observó el anillo y luego a ella con sus mejillas ruborizadas y pudo sentir su pena, habían personas viendo, expectantes y esperando por su respuesta, y hasta ahora se daba cuenta de eso.

—¿Qué quieres que responda? ¿Acaso había alguna duda? Si quien estuvo a tus pies desde un principio fui yo alfa, buscando de tu atención, de tu mirada... 

—No me lo reproches, por favor. —Suplicó la pelicorta, dejándole un beso en su mejilla esta vez. 

—Me encanta recordarlo, quiero que jamás se te olvide, ese es tu valor para mi, me haces actuar de un modo tan incondicional y hasta irracional, a veces... —Llorisqueó y sollozó, provocando la sonrisa de Jeongyeon, quien sintió sus ojos pinchar también.

—Respóndeme. —Exigió rodeando su cintura con uno de sus largos brazos, haciendo sonreír a Nayeon cuando sintió una caricia de sus labios junto a su mejilla.

La omega dmiraba el delicado anillo que tenía una bonita piedra celeste tan claro como cielo despejado. Era un color muy curioso para una piedra, divagó, sin poder alzar la mirada ante ella.

—Tu sabes esa respuesta alfa —habló al fin —También sabes que no deseo otra cosa más que pasar todos los días de mi vida junto a ti. —Jeongyeon bufó ante esa respuesta.

—Di sí. —Musitó entre dientes, haciéndola sonreír a ella con su impaciencia.

—Pero... ¿no deseas más tiempo para... —Las palabras se detuvieron en sus labios cuando la alfa la beso tiernamente. 

—¿Más tiempo? —Musitó la menor viéndola como si estuviera loca —No necesito más tiempo cariño. —Besó su frente suavemente —Anda, dilo para mi... 

—Por supuesto que sí, Jeongyeonnie, eres mi destino, por supuesto que me caso contigo... 

—Nayeonnie, eres todo lo que necesitaba en mi vida, si te tengo a ti me daré por bien servida, siempre. —Ronroneó hundiendo la nariz sutilmente contra su mejilla antes de decidirse a tomarla suavemente en un beso, acariciando sus esponjosos labios con los suyos.

Un estallido de aplausos interrumpió el romántico momento y entre vítores, Nayeon recordó que tenían público allí, otra vez. 

—Alfa... ¿Tenías que hacer todo este show? —Murmuró junto a su oído. Jeongyeon rió bajito antes de dar una respuesta.

—Pues te vienes escapando de mi en el apartamento desde hace días, algo tenía que hacer ¿no crees? —Se alzó de hombros como una pequeña inocente.

Nayeon se apresuró a tomar sus mejillas, haciendo aparecer su eyesmile.

—Esa es la consecuencia de ser mi propio jefe, soy la primera en llegar aquí y la última en irme. —Respondió dejando un pequeño beso contra su nariz. —¿Y los supresores, porqué? —Se quejó ahora con la nariz hundida en su chocolate vago y fugaz. 

—Pues para entrar más en personaje... —Musitó con diversión, sin apartar las manos de su cintura la cual sostenía con firmeza. 

—¿Estabas haciendo una parodia sobre mi cobardía? —Le reprochó con un mohín en el que sobresalía su labio inferior, haciéndola sonreír más.

—Estaba viendo las cosas desde tu perspectiva...

—¿Y? —preguntó la omega, ansiosa.

—Te amo Nayeon. —Respondió, sorprendiendo a la omega, quien sonrió ante esas palabras que siempre decía cuando menos las esperaba. —¿Te puedo poner el anillo?

—¿Estás segura que no te arrepentirás? —Consultó, apoyando su mejilla contra su pecho.

—Nayeon, ya basta. —Se quejó, haciendo reír a la omega. 

—De acuerdo, lo siento. —Rió, apartándose del abrazo y extendió su mano frente a ella, bajo esa insistente mirada tierna que la tenía prisionera, dejándose poner el anillo.

Si alguien preguntara alguna vez si el amor era eterno, nunca hallaría una respuesta certera para ello pues todo puede suceder ¿Sabes?, pero aunque el futuro fuera un misterio infinito de suposiciones, el sentir con efervescencia siempre valía la pena, aún si no fuera así. ¿No crees que es mejor arriesgarse?

No tengas miedo de decir lo que sientes como y cuando sucede, no hay una garantía de hacia a donde puede depararte, pero de todos modos, lo que tiene que suceder siempre acaba sucediendo a fin de cuentas y si no sucede pues, ahí tendrás tu respuesta. 

Y tú, ¿A qué distancia imaginas que se encuentra ese ser al que perteneces en el universo? 

𝓕𝓲𝓷.

Es toda mi cursileria♡
Adiós y espero que te haya gustado más de un poquito.

Un beso color azul cielo, tu JazUnnie 🌻

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