One: "¿Donde firmo?"
"¿A qué distancia imaginas que se encuentra ese ser al que perteneces
en el universo?"
Había leído Nayeon en una tonta publicidad ese miércoles por la mañana. No sabía de qué trataba o a qué refería, pero para ser realista y dar una respuesta coherente a esa tonta pregunta que se había quedado dando vueltas por la cabeza todo el maldito día, la persona podría estar a un pie o a un océano de distancia de cada quien. Aunque ese no era su caso pues, su alfa estaba a minutos, quizás segundos de distancia.
¿Que había hecho para merecer tal inusual encuentro? Yoo Jeongyeon y su adicción al café con canela había llegado a ella, un pesado día de otoño y entendió que había sido de todo, menos una simple casualidad, aún así, nunca dejaba de imaginar que habría sido de ambas si se hubieran encontrado en otro momento, en diferente circunstancia, más bien, en la circunstancia correcta ¿porque tenía que ser ese día y no otro? Lamentó internamente mientras los recuerdos llegaban a ella...
*Flash
Corría un día bastante ordinario de otoño en la ciudad, excepto para la omega de Nayeon, a quien percibía extrañamente ansiosa e indomable. Para colmo de males, el clima no ayudaba absolutamente, la lluvia caía chispeante e insoportable, la humedad estaba en el ambiente y el cielo se veía gris anticipando una gran tormenta. Momo y Tzuyu, sus amables y muy eficientes empleadas le habían tenido muchísima paciencia a su jefa y mayor, pues esta padecía un humor particularmente malo.
—Lo siento, no es tu culpa, ni de nadie. Soy yo, estoy incontrolable hoy... —Lamentó la mayor, mientras tomaba pieza por pieza de su taza favorita la cual había dejado caer por chocar con Tzuyu y se había destrozado sin más contra el suelo. La menor intentó ayudarle totalmente avergonzada y Nayeon solo negó.
—¿Es por ese proveedor? ¿el alfa del que usted siempre huye, unnie? —Preguntó Tzuyu más que preocupada por el extraño estado de su jefa. ¿Y cómo no? Si Im Nayeon siempre parecía tener un buen día, incluso cuando no era así, pensó la menor aumentando su preocupación. Nayeon bufó al recordar al tipo que le proveía de lácteos y endulzantes, dejando ir el aire, antes de asentir a las palabras de la omega.
—En parte sí, tener que huir de los alfas se ha vuelto mi destino al parecer, y mi omega... está sumamente inquieta hoy, no entiendo, es como si quisiera anticiparme algo importante... —Explicó Nayeon algo confundida, pero agradeciendo a Tzuyu por su ayuda con un apretón en el hombro, luego de que terminó lo que ella había empezado deshaciéndose de los restos de la ahora inservible taza. Momo llegó interesada por la conversación, segundos después del incidente.
—Yo creo, que lo que necesita es regresar a casa y descansar unnie. El día está muy pesado hoy y no ha dejado de trabajar desde hace meses, ¿hace cuánto que no se toma unos días? —Musitó la mayor de las empleadas del turno de la tarde. Nayeon asintió aceptando sus palabras con un intento de sonrisa.
—Bastante... —Admitió apenada —Sé que tienes razón, pero me da muchísima pena dejarlas solas con todo el trabajo, no quiero que piensen que quiero abusar de su buena disposición... —Las chicas rodearon a su jefa con una sonrisa repleta de gratitud.
—Por supuesto que no, no diga eso unnie, nos encanta trabajar para usted, ha sido verdaderamente difícil conseguir trabajo aquí siendo extranjeras, pero usted ha sido muy amable y comprensiva hasta con nuestros horarios de estudio... —Habló nuevamente la mayor de las empleadas con gratitud y la menor asintió evidentemente de acuerdo. —Apuesto a que Sana y Mina piensan igual... —Señaló a las compañeras del turno de la mañana y Nayeon sonrió, eso la hacía sentir un poco mejor.
—Usted es una buena persona y también merece descansar de todo de vez en cuando... —La chica detuvo sus palabras, cuando el sonido de la campanilla de la puerta del lugar sonó notificando que alguien había ingresado al lugar.
La castaña notó como la más joven se dirigía a retomar su trabajo y se detuvo al sentir el aroma que la invadió de pronto, de ese modo tan inesperado y arrollador. Su cuerpo vibró inesperadamente y en su pecho sintió un ardor como si de juegos artificiales se tratara. Nayeon apoyó una mano sobre su corazón, creyendo ingenuamente que de ese modo podría aliviar lo que sentía allí, pero todo parecía intensificarse por segundo.
—¡Oh mi...! —Gimió la omega, estupefacta al abrir los ojos y hallarse a solas, ¿porque rayos sentía como si tuviera a un alfa debajo de la nariz? Sintió a su omega desesperada por devorar el camino para hallar a la dueña de ese aroma, porque debía de ser una mujer, una mujer alfa, pensó y mientras se apresuraba en su búsqueda, el aroma se intensificaba con cada paso que daba, casi mareándola. Chocolate y avellanas, aunque el chocolate se percibía extrañamente amargo, analizó confusa.
—¿No hay canela? ¡Eso absurdo niña! ¿Cómo no iban a tener canela? —Exclamó la mujer de cabello por el hombro y rubio, expresión alterada y una figura que la hizo ruborizar cuando la recorrió sin pudor alguno, en la breve distancia. Nayeon entrecerró los ojos observando como la alfa reprendió a Tzuyu con tanta crudeza y se fascinó de sentir esa sensación de gusto y disgusto a la vez. Ella la deslumbraba, pero Tzuyu, no merecía tal trato absolutamente.
—L-lo siento señorita, pero no hay, nuestro proveedor lo prometió para mañana a primera hora... —Tartamudeó la pobre Tzuyu antes de ser interrumpida por la respuesta de la alfa.
—¡Es que ese no es mi maldito problema! Si no hay disponibilidad de algo, no deberían ofrecerlo al público. —Señaló de modo grotesco haciendo estremecer a la omega. Momo le miraba totalmente molesta mientras servía el pedido, pero aquella había decidido que la menor era más civilizada para tratar con los clientes o, en todo caso, su jefa.
Nayeon supo desde el primer instante que esa alfa se estaba descargando con su joven empleada y aquello le generó tanta molestia, aunque su loba gritara otras cosas al respecto, desmintiéndola. Apretó los dientes y cuando estuvo a punto de intervenir, una mujer llegó detrás de ella y presionó su antebrazo, para llamar su atención.
—¡Ya basta Jeongyeon—ah! La chica solo está haciendo su trabajo, ¿qué sucede contigo? —Volteó los ojos —No le hagas caso cariño, ella está muy despechada el día de hoy ¿Sabes? —Le restó importancia a la actitud de su amiga, misma quien gruñó como respuesta a sus palabras, sacándole una risa tonta a Tzuyu.
Al instante, se percibió como la alfa despedía feromonas que intensificaban su aroma. Menta y jengibre, que mezcla más deliciosa y amable, pensó Nayeon notando también el rubor de Tzuyu quien sonrió de inmediato compartiendo con ella su aroma a pastel de fresa. Momo se acercó a la par de su compañera, para entregar el pedido a la rubia, con cara de pocos amigos.
—¿¡Y tú que estás viéndome!? —Gruñó la rubia tomando su café con brusquedad. La alfa japonesa presionó la mandíbula armándose a la defensiva y Nayeon supo que era momento para intervenir.
—¿Hay algún problema, señorita? —preguntó Nayeon, llegando detrás de ella —¿La joven se ha comportado de mal modo con usted? —insistió la omega, armándose de toda su paciencia, aunque tembló internamente al recibir la oscura y profunda mirada color caramelo de la alfa recorrerle.
Momo se apartó de inmediato dejándole ese trabajo a su jefa y Nayeon hizo unos pasos más cerca de ella, dispuesta a hundirse en el maldito inframundo si fuese necesario, con tal de estar más cerca de esa preciosa alfa.
—Oh... —Murmuró de pronto la rubia y se le quedó viendo sin pronunciar palabra alguna por un instante.
Entonces, mientras se unía a su desconcierto, desafiándole con la mirada, perdiéndose en el universo que ocultaba esa apagaba mirada oscura lo supo, Nayeon supo que era lo que su omega había estado esperando aquel día con tanto anhelo... a ella.
—Lamento cualquier inconveniente que haya podido surgir, si desea podemos hacerle un reintegro y dejar que su café corra por nuestra cuenta hoy —Sonrió la omega con toda amabilidad y la alfa solo se mantuvo inerte, sin reacción alguna por varios segundos que incomodaron a Nayeon.
—¿Te conozco? —preguntó siendo tan directa y se confundió de no percibir algún aroma. A simple vista, Jeongyeon podía jurar que aquella era una omega, pero al no percibir aroma, todo se volvía muy confuso, su loba estaba preocupantemente aturdida.
—Oh, no lo creo... —Negó Nayeon con una sonrisa suave y su cabellera larga color chocolate se removió a la par. Jeongyeon observó a la aparente beta con alarmante interés, admiró su estatura baja, recorrió su sonrisa cautivadora, su voz dulce como la miel y se halló en su mirada gentil. Sencillamente encantadora, concluyó. —Pero si lo prefieres, nos podemos conocer mejor... —Le guiñó un ojo descaro. Segundos después la alfa carcajeó ante la respuesta de aquella hermosa mujer y Nayeon supo cuál era el problema, la alfa no había percibido su aroma y no la pudo reconocer, su omega se avergonzó de ella y de la estúpida decisión que había tomado justamente esa mañana de usar ese maldito neutralizador.
Back*
La omega simplemente no la quitó del error ese primer día en el que la conoció, luego de que llegara con ese aura impetuoso, el cual tiempo después descubrió que era porque había terminado una relación con una beta, y solo lo dejó pasar creyendo que quizás, con el tiempo, la alfa la reconocería. Pero la omega comenzó a despertar de esa ilusión cuando los años comenzaron a pasar, su amistad crecía agradablemente, más aquello lograba que la alfa se apartara de ella en plan emocional. La relación era demasiado estrecha, cómoda e íntima, cuando fue realmente consciente de lo que había provocado y solo se avergonzó de sí misma por no haber sido clara con la alfa desde un principio, entonces decidió seguir haciéndose pasar por una beta.
Así fue como había llegado al presente y tres años después, no sabía cómo detener todo su instinto sensible, deseoso y complaciente que la abrumada cuando estaba cerca de ella. Había hecho de todo para no admitir su error, para negarse la realidad, pero con aquella mascada de color púrpura claro de la que se había apropiado acosadoramente, ya no le era suficiente de la alfa, necesitaba más, la necesitaba a ella y la prueba estaba en su incontrolable deseo de crear un acercamiento, de buscar su contacto del modo que fuera, de admirarla psicopata e incansablemente, de saciar lo que ardía en su interior.
"Ese olor... ¡Alfa!" Su omega olfateó con satisfacción y se emocionó al presentir su presencia. Nayeon presionó la mandíbula al oír a su amiga gruñir a su lado. Ahí vamos de nuevo, disimular, disimular por torpeza, por vergüenza, por capricho, disimular se le daba muy bien.
—¿Qué diablos...? —Musitó Jihyo alzando la mirada con molestia.
Nayeon no se molestó en mirar a su compañía, porque todo de ella estaba sumamente ocupada viendo llegar a la mujer de cabello corto y castaño, enfundada en ese impecable outfit gris oscuro de oficina que estallaba su cuerpo y se pegaba en su cadera de ese modo exquisito, ella era exquisita. Nayeon exhaló un suspiro casi inaudible al recibir ese imponente aroma a chocolate y avellanas, aunque el chocolate se percibía inusualmente amargo y la sumergió al día en el que la vio por primera vez. Esa alfa era todo lo que ella necesitaba para estar viva, ¿cómo diablos se había acostumbrado a huír de su destino? La omega sabía que tarde o temprano la alfa lo descubriría, y que con cada día que lo retrasaba, sería peor para ella.
¿Pero qué debía hacer? ¿O cómo lo haría? "Oye Jeongyeon, lo he pensado bien y es mejor que sepas que en realidad soy omega, ¡oh, casualidad! pues somos predestinadas y ya no puedo vivir sin ti..." Por supuesto que no. Eso sería patético de su parte, se reprendió.
—¡Yoo Jeongyeon! ¿Qué es ese maldito olor? ¿Por qué vienes tan molesta? —Exclamó la alfa de ojos grandes como luna llena, quien acompañaba a su amiga desde hacía largo rato.
La antes nombrada, llegaba a paso firme, con los labios y el entrecejo fruncidos como muestra de la molestia que se podía percibir en toda su aura y Nayeon le miró con curiosidad, de hecho se notaba muy molesta a simple vista.
—¡Quí-ta-te! —Gruñó entre dientes hacia una omega que se interponía en su paso y la joven se quitó con prisa sobresaltada. Nayeon meció la cabeza con una sonrisa divertida ¡Vaya que estaba molesta! Pero aún así se veía condenadamente bella.
"Es muy bella..." Gimoteó su loba extasiada con su sola presencia y Nayeon se removió en su asiento bajando la mirada. Todo lo que representaba la imagen de la alfa la intimidaba inmensamente cuando estaba cerca. Pero ya no le sorprendía, de eso se trataba su vida desde que había descubierto que su predestinada era una ciega, aunque en realidad fuera su culpa, el punto estaba en que se había vuelto un maldito caos compartir el mismo espacio con ella, debido a que su omega aullaba y luchaba por entregarse a ella para poder recibir de su calor, responder a sus instintos. ¡Pero era su maldita mejor amiga primero! Se reclamó abrumada. Al parecer, con cada nuevo día que se negaba a su alfa, más culpabilidad sentía en su interior y más sufría su loba.
La recién llegada puso toda su atención en sus amigas y, aún por sobre el crudo aroma que despedía debido a las feromonas alteradas, Nayeon podía percibir el fino y sensual aroma que desplegaba cuando tenía un buen día, definitivamente todo lo contrario a ese. La omega concluyó que podría sentir ese aroma en el otro lado del mundo si fuera el caso.
—¿Por qué diablos los omegas tienen que comportarse como unos imbéciles? —Explotó la alfa dando un pisotón, tras llegar a su cita semanal de almuerzo con sus amigas.
Una divertida Nayeon soltó su divertida carcajada ante la expresión de ira y rencor de la alfa y Jihyo le reprendió con su mirada, antes de ver a su otra amiga con preocupación.
—¿Qué sucedió? ¿Qué te hizo ese idiota? ¿Te hizo algún daño? —Divagó y Nayeon le miró como si hubiera dicho una gran estupidez.
La imperceptible omega, que ahora se encontraba en medio de ambas, largó la carcajada nuevamente. ¿Acaso era posible que alguien pudiera dañar a un alfa tan indomable como lo era Yoo Jeongyeon? Eso se oía ridículamente ridículo.
—Te dije que él no era para ella... —Se anticipó a responder la mayor —¡Ahora págame por tu terquedad! —Reclamó posando su índice en la palma de su mano.
Jihyo gruñó sin poder evitarlo, mientras tomaba su cartera y le daba unos cuantos billetes. Todo alfa odiaba perder y la omega disfrutaba de ganarle a cualquiera.
—¡Apuestan con mi futuro! —Reclamó Jeongyeon totalmente indignada por la conversación de ese par.
Aunque estuviera enojada como el demonio, se veía tan tierna molesta su amiga. "Mi alfa, ¡Mi alfa!" le reclamó su omega, pero Nayeon decidió ignorarla esa vez y se tapó la nariz, exagerando para molestar a la alfa, aunque sí podía sentir el amargor en su garganta.
—Ya cálmate Jeongyeon-ah y mejor cuéntanos qué fue lo sucedió... —La estiró Jihyo para que cayeran sobre la silla a su lado y Nayeon frunció los hombros con diversión, cuando su menor le fulminó con la mirada. —Bueno, admito que creí que hacía bien al presentarlos, pero con el tiempo, hubo algo en ustedes que simplemente no... —Intentó definir alguno de los millones de motivos por los cuales Jeongyeon y su primo Park Jimin no funcionaban absolutamente, uniendo ambos índices de modo explicativo.
—Jeongyeonnie, él y tú son demasiado... similares, hacían todo juntos, incluso eso de... ordenar el departamento, era ridículo. En la relación hay quien es orden y otro que es desorden, no puede ser ambos sino es muy aburrido... —Explicó la omega con esa asquerosa expresión que hacía cuando algo le desagradaba y Jeongyeon bufó exponiendo así la humillación por la que pasaba su loba.
—No, no es tan sencillo para mí —Se quejó acomodándose en el lugar —¿Acaso... es que soy una mala alfa? —preguntó armando un mohín y Nayeon le miró alzando las cejas antes de carcajear nerviosamente, aunque su omega aullaba en su interior por consolar a su alfa.
Jihyo por el contrario, empatiza al instante con la alfa más alta quien, claramente, no lograba percibir todas las miradas que atraía a su alrededor, no solo por su inconfundible aroma e imponente presencia natural, sino también por esa postura estilizada que la hacía tan interesante, tan misteriosa, tan atractiva. "Tan atractiva..." Repitió su loba poniéndo más nerviosa a la omega y su estómago se contrajo por un instante.
—No pienses así Jeongyeon-ah, tu eres maravillosa y una alfa invaluable que cualquier omega podría desear aquí y en cualquier parte... —Le consoló, apoyando su mano sobre su espalda y acariciando reiteradas veces.
Nayeon retuvo los instintos de su loba, la cual gruñó inquieta y celosa por la escena. ¡Cielos! Ella estaba perdiendo el control de esa loba. Aunque mentiría si dijera que no sentía algo dentro suyo cuando veía a Jeongyeon teniendo contacto con alguien más, aún agradecía que no tuvo que ver a su alfa con el omega que la estaba haciendo sufrir tanto, esa relación había durado lo que un suspiro.
—¿Entonces porqué motivo no duran mis relaciones? ¿Acaso el querer resguardar mi salud emocional es demasiado pedir? ¿O no tengo derecho a anticiparme a una depresión post traumática, luego de una posible ruptura? —Musitó con la voz muy baja, demostrando así la pena que aquejaba su corazón.
Nayeon presionó los dientes, su loba deseaba arrullar a la suya con una fuerza demoledora. Meneó la cabeza antes de mirarle con confusión, aunque sin poder evitar el rubor que se extendía sobre sus mejillas.
—¿Por qué dices todo eso? ¿Acaso Jimin rompió con su acuerdo? —preguntó ansiosa.
Nayeon recordó por un instante lo que la alfa les había comentado alguna vez, aunque tampoco había comprendido demasiado del tema, cuando se trataba de otros omegas, se había dedicado a observar sus expresiones firmes y sus líneas tan amables, para no perder la cabeza imaginándola con alguien más. Se sintió un poco mal por desear una respuesta afirmativa a su pregunta. "No mientas Im Nayeon" Reclamó su loba. Vaya, ella era más que la voz de su conciencia.
—Él... me engañó, dijo que no pudo evitarlo, que era su predestinado y no se cuantas pendejadas más, justificándose... —Musitó avergonzada y Nayeon le miró con el ceño fruncido antes de tomar su mano libre y presionar como muestra de apoyo. Su omega se aferró a ese pequeño contacto. —Comprendo todo lo que significa un predestinado, pero tenía un compromiso conmigo, ¿acaso era demasiado pedir que tan siquiera me lo comunicara y no estuviera engañándome durante semanas como a una idiota? —Musitó con la mirada baja, Jeongyeon se sintió demasiado expuesta frente a sus amigas en ese instante.
—¿Semanas? ¿Te engañó por semanas? ¿¡Pero quién se cree ese imbécil!? Ya me va a oír... —Espetó Jihyo, muy molesta con su familiar.
Nayeon recorrió una caricia por la mejilla de la alfa, provocando que esta se remueva inquieta.
—Él miente, nadie sería infiel a su predestinado de ese modo. Es un maldito mentiroso, como todos... —Respondió totalmente abatida y decepcionada.
La mayor asintió de acuerdo con sus palabras y la alfa a su lado coincidió. Definitivamente aquello era mucho más que un drama de parte de su amiga. "¡Mi alfa!" Resaltó su loba y Nayeon renegó del capricho casi incontrolable de su omega.
—¿Cómo lo supiste? —Preguntó Jihyo y su delicioso aroma natural a menta y jengibre se intensificó, haciendo a Jeongyeon inhalar y exhalar con más calma.
Nayeon no pudo evitar suspirar también. Jihyo tenía esa hermosa habilidad de identificar los momentos negativos e instintivamente liberar feromonas que intensificaban su delicioso aroma similar a una infusión de té que provocaba tanta calma y creaba un ambiente acogedor y pacífico. Típico de alfa, dominarlo todo positiva o negativamente, tenían ese poder que tanto le fastidiaba a la omega.
—Solo lo supe y ya, Jihyo... —Meció la cabeza y sus amigas supieron que era mejor no insistir.
Jihyo le dejó un apretón en su mano regalándole una sonrisa que gritaba "¡Ánimos!", ganándose una expresión positiva de la alfa y fue notorio en el modo en el que su aroma se endulzó suavemente y su semblante se relajó un poco.
Ambas tenían un aroma tan delicado y delicioso, pensó Nayeon. Nada comparado a su dulce e insoportable aroma a uva dulce que desprendía de cada centímetro de ella y que se ocupaba arduamente en ocultar de sus amigas.
—Ya deja de pensar en eso Jeongyeonnie, deberías quitarlo de tu mente si ya no es para ti. Y de hecho comenzaremos con la tarea ahora mismo... —Señaló la omega decidida, alzando una mano para llamar al mozo, el cual estuvo a su lado en un instante para que pudiera darle su indicación.
—¿Qué pediste? —Musitó ansiosa la alfa menor.
Jeongyeon admiró el brillo en los ojos alegres de su amiga, la cual le guiñó el ojo.
—¡Nayeonnie! ¿Qué tramas, traviesa? —Le regañó Jeongyeon sin poder evitar sonreír y de pronto ambas entrecerraron la mirada sin fiarse de ella. Nayeon largó su carcajada alegre al ver llegar al mozo con una botella de vino blanco en las manos.
—¡Por Dios! ¿Cómo demonios no las van a abandonar sus omegas, si no dejan de ser tan aburridas? —Reclamó con diversión, antes de servir ella misma en las copas de ambas.
—¡Oye! ¡Yo soy la diosa de mi omega! —Musitó Jihyo con un mohín, robándole una risotada a ambas de sus amigas —¡Oh no! —Exclamó apartándose de la mesa mientras miraba su reloj de muñeca. —No puedo beber, debo regresar al tribunal, tengo audiencia en media ahora. —Anunció poniéndose en pie luego de tomar su maletín y su bolsa, dispuesta para salir.
—¿Ya te vas abogada Park? ¡Pero si acabo de llegar! —Reclamó la más alta, desconcertada —¡Y me dejarás con Im! —Reclamó fingiendo indignación.
Nayeon le dejó un manotón en el hombro haciéndola sonreír sin fin como respuesta. Su loba gimió de emoción al ver la pequeña sonrisa que no llenó los ojos de la alfa, pero que animó ese aspecto triste que tenía al llegar y Nayeon se sintió orgullosa de ser su causante. Jihyo la trajo de sus pensamientos cuando le dejó un beso en la mejilla y luego uno igual a Jeongyeon.
—Las veo la próxima semana, o puede ser antes. Y tú, por favor, trata de llegar a tiempo la próxima vez —Regañó a la alfa mayor, la cual volteó los ojos ante el regaño —¡Estaremos hablando! ¡no se maten en mi ausencia! —Exclamó todas sus ordenes, para luego salir a toda prisa.
Jeongyeon sonrió entre dientes al notar que Nayeon le miraba demasiado concentrada.
—¿Acaso estás planeando emborracharme para luego aprovecharte de mi, Im Nayeon? —Le regañó la alfa con una sonrisa divertida. Nayeon tragó cuando su loba le miró con complicidad.
La mayor volteó los ojos, a ambas. ¿Se habían puesto de acuerdo para fastidiarla? ¿o como?
—Cuéntame entonces qué sucedió con lo del...
—Ese olor, ¿lo sientes? Es como uva dulce... —Musitó Jeongyeon y la mayor le miró con asombro, al sentir a su loba aullar de emoción. "¿El neutralizador está comenzando a fallar, o qué?" Se preguntó cuando Jeongyeon olfateaba cerca de su ella. —¿Has estado con una omega? Tienes un aroma tan... dulce —Musitó pensativa, haciendo una seña con la mano mientras buscaba una palabra para definir lo que pensaba ¿o lo que sentía?
La omega de Nayeon se removió ansiosa por liberar sus instintos y la chica detuvo a ambas con una tonta respuesta.
—Si. —Mintió descaradamente y su loba gruñó, molesta. —Es una empleada nueva, está en reemplazo de Tzuyu, ya sabes, desde que es omega de Jihyo y se casarán, pues...
La alfa asintió enterada del tema y Nayeon se preocupó al utilizar a Chaeyoung como excusa para no admitir la verdad, pero una vez más había huido de la verdad y ya era tarde para retractarse. ¿Porque tenía que ser tan idiota?
—¿Cómo se llama? ¿La conozco? Háblame de ella, Nayeonnie... —Habló extrañamente interesada y ansiosa, mientras recibía la copa de vino que la omega había vuelto a llenar y le extendía a la menor.
Nayeon utilizó toda su paciencia para no dejarse llevar por esa oleada de celos que la atropelló. ¡Diablos, ella acababa de terminar una maldita relación!
—¡Oye, yo pregunté primero! —Le reclamó la mayor y la alfa volteó los ojos antes de asentir.
—Tienes razón, de acuerdo... —Tragó la castaña, antes de acomodarse los lentes que traía desde que había llegado y que tan bien le sentaban.
La mayor no pudo evitar observar en detalle el instante en el que el cristal se hundía en la suavidad de sus labios rellenitos, facilitándole el sorbo y haciendo a la omega suspirar involuntariamente. Nayeon agradeció que la alfa estuviera muy sumida en sus pensamientos como para prestarle atención.
—Cuando comenzamos la relación, le puse como condición que debíamos firmar ante escribano una póliza que llamé "seguro contra daños emocionales futuros", porque sabía que esto me volvería a suceder... —La alfa alzó la mirada y tal como esperaba, Nayeon le miraba como si buscara una explicación más profunda. —Yo misma redacté el documento que estipulaba que ambos nos comprometíamos a aportar en una cuenta bancaria la cantidad de 300.000 wones que es alrededor de 210 dólares, de modo mensual —Musitó analizando lo que decía.
Nayeon hubiera carcajeado si no hubiera visto que la alfa estaba realmente afectada con el tema. Aunque no dejaba de pensar que eso del escribano, si estaba de locos.
—Si alguno de los dos cometía algún daño culposo, tanto físico como emocional, que provocara la ruptura de la relación, el afectado sería indemnizado con el monto total recolectado por ambos, pero si la relación proseguía con normalidad, lo utilizaríamos para ambos, como por ejemplo, un viaje o algo similar que nos beneficiara a los dos por igual, y el monto, al igual que el contrato, se renovaría anualmente... —Musitó perdiendo el entusiasmo en su voz.
Nayeon asintió intentando seguirle el paso a sus palabras, aunque debía de poner todo su esfuerzo para no perderse en sus expresiones tan nobles.
—Vaya, no habías dicho que era todo un rollo ¿y cuánto ganaste por cuatro meses de relación fallida? —Analizó Nayeon sin poder evitar sonar divertida.
Aunque no le complacía verla tan avergonzada, si le causaba cierta gracia que su amiga se sintiera tan humillada por tan solo cuatro meses de relación con ese imbécil ¿Qué es lo que podía necesitar una alfa tan diosa como Jeongyeon de un omega que no la valoraba como ella lo merecía? Analizó tomándose el labio inferior. "Nada que no tengamos aquí..." Su loba le reprochó y Nayeon estuvo de acuerdo con ella, como pocas veces en aquel día.
—Alrededor de 1.200.000 wones que hacen... —Presionando el labio inferior entre sus dientes pensativa.
Nayeon no se detuvo al recorrer el atractivo de esa expresión, sin poder evitar imaginar mediante, lo que se sentiría una mordida sobre su piel. Deseaba sentir su contacto, sus caricias. ¡Cielos! ¡Ya no sabía cuándo detenerse!
—840 dólares, aproximadamente, en realidad creo que por los centavos es un poco más... —Comentó la alfa acomodándose los lentes nuevamente.
La omega detuvo una mano sobre su pecho disimuladamente, cuando el corazón se apresuró allí dentro, por sus pensamientos indecorosos.
—¿Y estás llorando luego de haber ganado todo ese dinero? —preguntó Nayeon ahora con sarcasmo tal, que Jeongyeon no logró notar por estar tan metida en sus pensamientos.
—En realidad es más, no he contado mi parte. Ambos poníamos dinero en esa cuenta en partes iguales. —Murmuró y la mayor alzó una ceja con incredulidad —Sería el doble Nayeonnie... —Volteó los ojos con impaciencia y la nombrada asintió varias veces.
—Claro, claro, entiendo... —Admitió bebiendo de la copa de vino y viendo llegar el plato de comida que no supo en qué instante Jeongyeon había solicitado. —Aunque sigo sin entender cual es el problema Jeongyeonnie... ganaste dinero y te sacaste de encima a quien no era para ti, sin esfuerzo alguno, ¿qué más necesitas para estar satisfecha? —Carcajeó chocando su copa con la suya.
Jeongyeon gruñó antes de tomar su copa, notablemente molesta.
—¿Qué es lo que no entiendes? ¡Esto no es por dinero Nayeon! Ni siquiera lo necesito, si es por mi, puede llevárselo si así me lo pidiera. El contrato me asegura que las personas se comprometan con esta maldita relación, o eso quería creer... —Expresó entre dientes.
La loba de Nayeon dejó caer las orejas, empatizando con ella. La mayor retuvo la respiración al notar el significado de su angustia, ella estaba padeciendo la soledad, una vez más, como esa primera vez.
—Él me dejó Nayeon, aún luego de perder su dinero, me dejó... y tan cerca de mi celo... —Musitó derrotada en un bajo murmuro avergonzado.
Nayeon pudo sentir ese amargor con más intensidad, y se vio sosteniendo a su omega de las orejas para que no saliera corriendo a arrullar a la loba de Jeongyeon. "¡¿Y tú?!" Exlamó con súplica, y Nayeon observó a la alfa buscando una respuesta a esa abatida imagen.
Entonces cuando no esperaba nada más que embriagarse en su maravillosa imagen, como era una costumbre, la idea la iluminó como relámpago en medio de la noche.
—¿Dónde firmo? —Señaló Nayeon alzando la mirada de aquellos ojos profundos, luego de tomar la pluma que sobresalía del bolsillo que adornaba el saco de Jeongyeon y presionarla varias veces con esa mirada atractiva.
La alfa dejó la copa cuando se detuvo a verle, pero ahora con extrañeza.
—¿A qué te refieres? —Musitó queriendo creer que no había entendido, que solo bromeaba, y que extrañamente su loba no se animó con la tonta idea confundiéndola aún más.
—Tengo una propuesta para ti, quiero firmar tu contrato... —Señaló Nayeon, soltando una sonrisa. —Yo colaboro en tu celo hasta que aparezca tu omega y cuando llegue el momento dividimos el dinero en partes iguales, sin compromiso. Oh bueno, uno sin compromiso emocional. —Señaló ansiosa con esa tonta idea, rogando que ella lo viera justo como lo proponía.
Era más que obvio que Nayeon no quería, ni necesitaba de ese dinero, así que mentalmente estaba armando una inteligente respuesta por si apareciera esa duda, pero por supuesto que sabía que si aparecería, la alfa era muy perspicaz.
Jeongyeon le miró ahora entrecerrando los ojos y sus cejas se unieron como muestra de la confusión que le provocaron sus palabras.
—No estas... —Murmuró con la voz débil —... no puedes estar hablando enserio. —Meció la cabeza con una sonrisa incrédula.
Nayeon alzó una ceja poniendo su expresión seria, ganando credibilidad.
—¿Y qué te hace creer que no? —Musitó con seguridad.
Fijando la mirada, Nayeon detalló la belleza que profesaba su rostro fino y delgado y su omega alzó las orejas expectante por una respuesta.
La alfa carcajeó ante la pregunta con la que le respondió su amiga y su escandalosa risa se oyó en todo el lugar cuando comprendió que, quizás, su mayor le estaba jugando una broma. Pero se sorprendió enormemente cuando descubrió que tanto su loba como Nayeon no se inmutaron con su respuesta a las palabras de la misma. "No es una jodida broma..." oyó la alfa en su interior y luego de que su amiga no rió. Jeongyeon recobró la seriedad confirmando así que, en esa oportunidad, Im Nayeon hablaba muy enserio.
—No hablas enserio Nayeonnie... —Murmuró insistiendo ahora con preocupación, ya no había humor en su mirada.
Nayeon volteó los ojos como respuesta. La negación no se le veía muy bien, pensó la omega, o quizás ya estaba perdiendo la paciencia.
Jeongyeon se reclamó internamente al sentir la extraña alegría de su loba, entremezclada con toda la melancolía y la humillación que traía arrastrando ese día, "¿Qué demonios le pasaba a todo el mundo?" Pensó deduciendo que ese era el día más raro de todos los que había tenido que vivir.
Nayeon se mordió el labio inferior al sentir su aroma intensificarse y quiso sonreír de satisfacción, pero no sería correcto mientras negociaba su futuro con su alfa. ¡Oh no! ¡Ya se dirigía a ella como suya!
—Estoy hablando muy enserio Yoo Jeongyeon... —Musitó como respuesta.
La espalda de Jeongyeon se irguió de pronto, acomodándose en el respaldo de la silla con notable incomodidad.
—Tu no... —La falló el tono y ella acomodó la voz antes de proseguir —¡Pe-pero eres mi mejor amiga! ¿Por qué lo harías? ¿Acaso ya te volviste loca Im Nayeon? —Expresó con desaprobación y por lo bajo, como una madre que reprende a su cachorro, como si aquello que la omega decía fuera una terrible locura que ocultar con su ajeno entorno.
—¡Ay ya, relájate Jeongyeon! Bebe un sorbo de vino, y piénsalo bien... —Dió el ejemplo, mientras divisaba los ojos muy abiertos de la alfa atónita ante su arrebato —Yo necesito hacer una gran renovación en mi negocio, ese dinero me vendría bien en el momento que se cumpla el año que tenías previsto con Jimin y no tendría que pedirlo en un banco con todas esos molestos intereses. En cuanto a ti pues, tendrías compañía en tu celo, ¿cuando es? —Consultó curiosa.
La más alta meció la cabeza avergonzada.
—Anda, dime... —presionó su hombro con un dedo juguetón reiteradas veces, intentando aliviar la incomodidad de la alfa.
—En un mes... —Musitó su respuesta, apartando el dedo molesto de su mayor con brusquedad y haciéndola reír.
—¿Lo ves? Ambas ganaremos en esto... —Habló con total seguridad y alzó la copa con esa sonrisa desvergonzada.
Jeongyeon tragó intentando analizar cada una de sus palabras y la seriedad del asunto la golpeó de pronto.
—¡Por Dios Neyeon! ¿Cómo puedes estar tan tranquila después de hacer una propuesta como esa? —Le reclamó nuevamente con la voz baja, robándole una nueva carcajada a Nayeon, mientras bebía de la copa con más ansiedad —Aquello sería ideal si tu no fueras mi... no, que pena contigo... —Respondió de pronto y el rubor se intensificó en sus mejillas.
Nayeon se derretía con lo tímida que podía llegar a ser Jeongyeon en ocasiones, la alfa parecía perder todas esa defensa fuerte e inquebrantable cuando platicaba con ella y eso le revelaba lo obvia que era su relación. La omega deseó tomar sus mejillas y sentir el calor de su rubor, de la emoción. ¡Cielos! Estaba a tan solo un paso de sentirse en los brazos de su alfa. Su loba ronroneó a la expectativa.
—No dejaré de ser tu amiga Jeongyeonnie... —Musitó Nayeon con una sonrisa que intentaba convencer a la alfa.
—No Nayeon... —Jeongyeon meció la cabeza en desacuerdo con aquella bochornosa situación.
—Mira... —Detuvo lo que fuera a decir para rechazarla, poniendo las manos en alto. "Tu puedes Im Nayeon" se alentó mentalmente, intentando ser positiva. —Piénsalo mucho, consúltalo con la almohada y cuando tengas una respuesta, me llamas ¿si guapa? —Señaló Nayeon entregándole una de sus tarjetas personales, con esa particular sonrisa traviesa que marcaba sus dientes.
Jeongyeon le dio un manotón ante su tono de broma y Nayeon carcajeó, no sin antes sobarse la mano con un mohín, luego dejar su tarjeta dentro del bolsillo en donde dejó su pluma a la par, simpaticamente.
"Eso es todo lo que puedo hacer por ahora." Pensó Nayeon y su omega le miró satisfecha con su accionar, ella parecía muy segura de que su alfa respondería positivamente.
Pero Nayeon no era tan optimista, y estaba preparada para lo que fuera a suceder luego de aquello. Si Jeongyeon no hacía por notarla con su propuesta y sus obvias insinuaciones, entonces esa mujer moriría ciega y sola. Tragó al sentir a su loba aullar ante la sola idea.
"Veme Jeongyeonnie, estoy aquí para ti... solo para ti..."
¡Ya estoy aquí! Me gusta aparecerme de la nada, espero alegrar tu día. 🤭
Bueno, sueño con que este primer capitulo sea mucho de tu agrado, aunque me encantaría muchísimo más saber tu opinión, que puedes dejar aquí en los coments y estaré esperando con ansias...
Ten un hermoso día, tu JazUnnie🌻
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