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Four: "Estoy aquí"

Había estado intentando apartar su eyesmile de su cabeza desde que la había dejado de pie junto a su auto, lista para huír, pero esa no era una imagen que pudiera olvidar fácilmente, se dijo a sí misma, no cuando le gustaba tanto admirarla y reproducirla en su mente una y otra vez. En cada segundo que se encontraba en su mirada color caramelo, entendía con más claridad que si estaba enamorada de ella, pero ¿lo había analizado antes con tal nombre? No hubiera llegado a esa conclusión antes si Jihyo no lo hubiera dicho con todas sus letras, estar enamorada era un sentimiento bastante profundo y confuso, era como un huracán de emociones, indistinguibles e incontrolables que ocasiona estragos en el interior del implicado/a, y la mayoría de las veces era irreversible. 

La implicada, había caído rendida a esa mirada tantas veces que incluso, en una ocasión se tuvo que acercar al baño para remojarse las mejillas e intentar detener la intensidad de sus sentimientos. Cuando estaba junto a ella, los sentimientos eran tan fuertes y agresivos que, sencillamente ya no le alcanzaban las fuerzas para detenerlos. Su omega era la culpable, ella dominaba su conciencia con tanta habilidad que estuvo a punto de confesarle cuánto le hacía sentir, varias veces. Pero su lado humano seguía siendo demasiado cobarde. 

Nayeon estaba de regreso en la cafetería luego de su almuerzo con Jeongyeon, respiró su aroma aún impregnado en ella y sonrió sin poder evitarlo, quisiera tener la respuesta a todas sus dudas con solo verla a los ojos, o poder leer sus pensamientos solamente para poder obtener esa garantía y acabar con todo lo que la atormentaba, pero solo le había quedado esa sensación agridulce de suma de enamoramiento multiplicado por culpa, al cubo, porque en eso se convertía su vida luego de dejarla, en una culpa inmensa e insoportable que la atormentaba. 

*Flash 

Nayeon tomaba su mano, entrelazando sus dedos con los suyos por debajo de la mesa, mientras la alfa hablaba con esa inesperada seriedad. La conversación había caído en un estado de tensión, que no la dejaba voltear la vista. 

—Solo-solo tengo miedo de que nuestra relación se vea perjudicada por esta causa. No quiero perderte Nayeon... —admitió con toda honestidad, mientras corría unas hebras del rostro de Nayeon.

La alfa disfruto de su rubor y su estómago se removió con todo gusto de lo que percibió en ella, ante su toque. 

—No me perderás, ¿que te hace pensar que... 

—Lo he hecho mal todo este tiempo, Nayeon, tú lo has visto. —Le interrumpió, bajando la mirada al fin —¿Quién nos garantiza que esto, entre tú y yo pueda funcionar? Míranos, hay tan poco en común entre las dos... 

—Eso hizo que nuestra amistad sea muy buena desde el principio. Quizás no podamos hablar de lo mismo, pero me deja el espacio para poder oírte y tu a mi ¿No crees? —Razonó la omega, sosteniendo esa mirada de la que quería huir todo el rato, pues parecía desnudarla con tanta facilidad.

—Había comenzado a creer que el problema soy yo, que está en mi y no lo supe ver... Pero entonces llegaste tu con esa propuesta... —Habló la alfa con inseguridad, mientras se negaba a mirarla nuevamente. 

—Y arruiné todo ¿verdad? —Nayeon tomó sus mejillas para sostener su mirada —Deberías poder ver lo hermosa que eres. Además de una gran profesional, tienes un humor tan agradable, hay tantas cualidades en ti Jeongyeonnie, y que las personas no hayan sabido valorarte no significa que sea todo lo contrario, ¿está bien? —Musitó Nayeon, sin pensar.

Jeongyeon sonrió ante sus palabras, sin poder evitarlo. Sus palabras sí que eran un alivio. 

—¿Y si solo se tratase del morbo que nos genera el desear vincularnos de algún modo? —Expresó así su gran duda y Nayeon meció la cabeza de inmediato ante sus palabras. 

—¡Por supuesto que no! —La detuvo presionando la mano que había vuelto a tomar —Creo que hay algo entre tu y yo que es más fuerte que una amistad, que puede ser genial... 

—Nayeon... —Intentó detenerla. 

—Jeongyeon ¿Porque te haces este daño? Sabes que eres demasiado valiosa, ¿porque lo pones en duda todo el tiempo? Deja ir lo que sucedió con Park, eso no quiere decir nada. Debes creerme... —Habló Nayeon arrugando la nariz, de solo recordar a ese omega que le había quebrantado la autoestima a su alfa con tanto empeño y en tan poco tiempo. 

—Eso no es cierto Nayeonnie, ¿porque rayos me tienes en tan buena estima? Tengo defectos, ¿sabes? —Espetó apartándose de ella.

Pero aunque intentara creer que estaba molesta con lo que le decía, la realidad era que Jeongyeon estaba molesta consigo misma por no poder verlo. 

—Porque te conozco —Musitó la omega viéndola con absoluta adoración. —Qui-quiero decir que conozco mucho sobre ti, soy tu mejor amiga, ¿no crees que logré conocer lo suficiente sobre ti?

Jeongyeon volvió a sonreír con esa expresión de duda que tanto le molestaba a Nayeon. Ella seguía creyendo que lo hacía por compromiso, que ridiculez. 

—Sí lo creo. Solo no quiero que esto se acabe por una tontería —Murmuró con verdadero temor.

—Mejorará. —Nayeon le guiñó un ojo divertido

Ahora, cierta culpa crecía en su interior. Pero, ¿y si ella tenía razón? ¿Que podría hacer si todo lo que había amasado en todo ese tiempo no eran más que ilusiones obra del deslumbramiento y ellas simplemente no encajaban? Su interior se estrujó ante la sola idea. 

Back* 

Luego de haber hecho su propuesta, la omega creyó que jamás podrían recuperar esa agradable relación que compartían, tan cómplice, tan divertida, eso que las hacía un agradable dúo, se recordó sonriendo. Pero haberla oído aceptar que estaba dispuesta a abrirle las puertas de su intimidad sin problema alguno, eso sí había sido algo que no creía que sucedería con tanta sencillez. Ahora solo quedaba sentarse y esperar que llegue la noche, para poder conocer otra faceta de su alfa que no conocía.

¿Cómo sería ella como pareja? Aquella idea le removió las entrañas con violencia. Una cita, no era menos que eso ¿Verdad? Ya no serían solo amigas y eso era un hecho. 

Un largo suspiro después, se posó un mandil para comenzar a ayudar a sus empleadas, era miércoles y el anticipo de fin de semana siempre era bastante activo.

Momo estuvo a su lado, segundos después, respirando a su lado sin disimulo. 

—Unnie, ¿no huele a...? —Se detuvo la alfa japonesa con desagrado.

—¿Ah...? —Consultó con una sonrisa de lado al oír llegar a la alfa que tenía un agradable y fuerte aroma a melocotón y almendras. 

—A alfa... —Señaló y removió la cabeza con desagrado. —Lo siento, es que acabo de formar mi lazo con Dahyunnie y estoy algo sensible con los aromas... —Musitó entre dientes. Nayeon sonrió con ternura. 

—Seguro es porque estuve con Jeongyeon en el almuerzo... —Señaló sin apagar la sonrisa.

—¿Aclararon lo que hay entre ustedes? —Extendió los ojos con asombro al oír ese nombre, aunque interesada por conocer cuánto había avanzado la relación de ese par.

Aunque Momo fuera una alfa muy agradable, ella y Jeongyeon jamás pudieron llevarse demasiado bien desde el día que se conocieron, pues la japonesa había quedado demasiado desencantada con la más alta y desde entonces evitaban el contacto. Lo que unió la amistad de la dueña del lugar y la en ese entonces rubia, limitaron a ambas alfas a un saludo cordial y solo cuando era estrictamente necesario. 

—Aún no. —meció la cabeza hacia la pregunta de la nipona. —Estuve con ella en el almuerzo y supongo que por eso traigo su aroma... —acompañó sus palabras, con esa tonta sonrisa. 

—Unnie, la ve cada semana y no siempre trae su aroma tan fuerte... —expresó la alfa con desagrado.

No lo había pensado. ¿Acaso Jeongyeon la había marcado con su aroma? Su omega se extasió de solo pensarlo. Nunca antes la habían marcado de algún modo. 

—Pues si lo hizo, me sirve. Luego vendrán a traer lo que faltó del pedido. Mina me dijo que faltaron algunos puntos del inventario y que se encargó de hacer el reclamo. Dijeron que vendrían más tarde, así que... —Quizás no la molestaran demasiado si estaba marcada aunque sea con el aroma de otro alfa. 

—Oh lo siento Unnie, ¿porqué rayos no lo pensé antes? Si hubiera sabido, yo... —Intentó la alfa algo apenada.

Nayeon volvió a sonreír, dejando una mano sobre el hombro de la japonesa pelinegra que le miró con atención. 

—No te lo hubiera permitido de todos modos. Si Dahyun se enterase que estás marcando a otra omega que no es ella, podría asesinarte y a ambas, si descubre que es a mi... —Comentó con diversión —Tu omega no creería que soy solo una amiga, yo tampoco lo creería. —Acompañó una sonrisa divertida. 

—Esa alfa, unnie tenga cuidado, sigo creyendo que ella no la merece... —Señaló Momo con desconfianza. Su libertad se debía a que era una de sus empleadas más antiguas y una de sus más grandes amigas. 

—Mi omega no cree lo mismo que tu, y yo, bueno, yo tampoco... —Admitió la coreana, apoyando el mentón sobre una mano para mirarla.

Momo se acercó para abrazarla y la mayor se dejó abrazar.

—¿Cuándo será tu graduación? —preguntó Nayeon, con una sonrisa algo amarga. 

—En primavera unnie, aún falta bastante. No se preocupe, estaré aquí un tiempo más, aún... —Sonrió la alfa con cariño. 

—Mi Momoring, ¿cuándo pasó tanto tiempo? —Preguntó la mayor, mientras acomodaba el flequillo de la joven frente a ella, quien le miraba con la misma nostalgia. 

—No lo sé, unnie. —Murmuró con la voz dificultosa.

Nayeon se rió de su repentina sensibilidad. 

—¿Aún te queda tiempo para capacitar a alguien que esté a la altura de tu eficiencia? —Suplicó con su mirada y la alfa se apartó para mirarla. 

—¿Novatas? —Bufó con un mohín.

—Por favor Momoring... —Nayeon se apartó para poner las manos en un rezo de súplica, ganándose así una sonrisa divertida de la alfa. 

—Si no fueras tan buena jefa, no sé si sería tan generosa, unnie... —Señaló la joven mientras la mayor le daba un empujón. 

—Gracias. —Musitó con una hermosa sonrisa. —¿A dónde se irán? —preguntó mientras ambas se disponían a poner en orden el mostrador. 

—Regresaré a Japón un tiempo. Dubu quiere conocer a mis padres y yo le voy a pedir que se case conmigo, luego... —Musitó con una sonrisa autosuficiente mientras la omega sonreía con emoción. 

—Me siento tan felíz por ti Momo, ¿sí me vas a invitar a tu boda verdad? Volaré a Japón si es necesario... —Prometió con esa sonrisa inocente. Momo se sintió afortunada de tenerla como su amiga. 

—Lo más probable es que nos casemos aquí unnie. La familia de Dubu es muy grande, mi familia puede viajar sin problema, solo serán mis padres... —Admitió la japonesa —Nos va a encantar que estés ahí y, aunque me caiga del asco, también tu alfa estará invitada... 

—Si es que aún sigue queriendo estar junto a mi... —Musitó con grandes dudas,  aunque sin borrar esa sonrisa triste. 

—¿Está pensando en decirle la verdad? —preguntó sin poder evitar el asombro. 

—Lo haré. —Admitió con un asentimiento —Ella es una maravillosa persona, aunque a ti te caiga mal, Jeongyeon es muy honesta, y yo le estuve ocultando información todo este tiempo, ella no lo merece. —Meció la cabeza sin poder perdonárselo. 

—Ella tampoco supo ver lo que estuvo frente a sus ojos todo el tiempo, unnie, ¿no se ha puesto a pensar que ella simplemente lo pudo haber estado ignorando a propósito? Me cuesta fiarme de esa alfa... —Respondió en desacuerdo. 

—Tu no la conoces Momoring. Yo me encargué hábilmente de que no dude de mi y puede ser muy despistada pero... —Señaló con una sonrisa burlona. —Pero es mi alfa y créeme que si hubiera tenido la oportunidad de saber que soy su omega, no me hubiera dejado ir. Puedo sentir lo que provoco en ella solo con mi presencia. Ella se está dando cuenta, asique ya no lo puedo seguir ocultando fácilmente... —Expresó mediante un largo suspiro. 

—Oh bueno, si lo dices de este modo, te creo a ti unnie. Pero que sepa que aquí tiene su familia, si ella no sabe cuidarla y valorarla, todas la vamos a proteger. —Musitó la alfa con la voz demasiado seria. 

—Me gustaría oírte decírselo tú misma... —Admitió y Momo asintió de inmediato. 

—Oh sí, por supuesto, pronto encontraré una buena oportunidad... —Musitó la alfa de cabello oscuro y se sonrió de un modo escalofriante.

Nayeon tragó aterrorizada, quizás esa no fuera una buena idea. Pero bueno, ¿Qué es una buena idea? Desde hacía un tiempo ya no creía en su propio criterio. 

La alfa menor sostenía unos documentos, lo demás sobre su escritorio eran carpetas, carpetas y más carpetas que podrían cubrirla hasta la cabeza sin problema. Jeongyeon se sintió apenada de haber obstruido tan sorpresivamente a su amiga. 

—Necesito hablar y claramente no podía hacerlo con ella. O por lo menos no de este tema... —Musitó apenada por ver a su amiga tan atareada. —Pero mejor regresaré luego, no quiero molestarte Hyo, tu te ves... 

—No, dame cinco minutos. Siéntate por favor, ¿quieres beber algo? —preguntó con un bolígrafo entre los dientes, mientras organizaba unos documentos dentro de un folder. Jeongyeon meció la cabeza. 

—Te ves verdaderamente ocupada... —admitió tomando asiento en la silla frente a ella, Jihyo sonrió ante su comentario. 

—Lo estoy... —Admitió dando un largo suspiro. —Pero aún no he almorzado, así que... —Se detuvo al oír el llamado en la puerta. —Si Rossie, pasa... —Musitó y la joven de cabello castaño claro y piernas largas ingresó con una bolsa de papel entre manos y unas botellas de agua. 

—Jihyo unnie, aquí tiene su almuerzo. ¿Puede parar a comer, por favor? —Le regañó la joven, dejando lo que traía en el pequeño espacio libre sobre el escritorio. Le dedicó una sonrisa a Jeongyeon, la cual correspondió amablemente. 

—Lo haré Rose, no te preocupes. —Musitó tipeando algunas palabras en su computador. 

—No me haga llamar a la señorita Tzuyu, unnie... —Le amenazó y la alfa gruñó haciendo reír a la risueña muchacha. 

—Ustedes van a acabar conmigo... —Bufó Jihyo en desacuerdo, referida a las conspiraciones de su secretaria y su prometida. 

—Según tu, todos queremos acabar contigo Hyo. Ve tranquila Rossie, yo me ocuparé de que ella coma esta vez... —Prometió la alfa mayor y la omega aceptó aquello con una reverencia. 

—Perfecto. —Aceptó la muchacha de cabello largo y sonrisa dulce antes de salir por la puerta.

Jeongyeon sonrió de lado cuando tuvo la mala mirada de Jihyo sobre ella. 

—No seas llorona Park, y ya mejor detente. No perderás nada sin paras a comer unos minutos. —Volteó los ojos y la alfa de frente suspiró antes de aceptar el regaño. 

Varios minutos después Jeongyeon bebía de una botella de agua mientras Jihyo comía del sándwich que tenía entre las manos con bastante entusiasmo. 

—¿Sobre qué hablaron? —preguntó la menor, con la boca llena. 

—Le dije que sí, a lo de firmar mi acuerdo. —admitió algo apenada. 

—¿Y qué con eso? Ella quiere, tu quieres... —Frunció los hombros de modo despectivo. 

—Creo que siento cosas por ella... —Musitó ahora con la voz demasiado baja y Jihyo asintió. 

—Eso ya lo sabía, pero debes decírselo a ella que al parecer es la única que no es capa, de darse cuenta... —Musitó con el mismo asentimiento de cabeza. 

—¿De qué hablas? —preguntó Jeongyeon, bastante confundida y la alfa menor intentó con todas sus fuerzas no voltear los ojos. 

—Hay sentimientos mutuos aquí... —Señaló con su intento de sutileza. 

—¿Mutuos? —Consultó la mayor, asombrada. 

—Mutuos Jeongyeon-ah, Mutuos. —Confirmó al apartar el sándwich, para poder explicarse con más facilidad. —Lo que sucede es que ambas le temen a lo que sienten, como si se tratara de la peor peste y la verdad es que son frustrantes de ver... —Lamentó la alfa menor, meciendo la cabeza ante esa conclusión. 

—¿Tan así? —Musitó algo apenada. Jihyo se carcajeó abriendo una botella de agua. 

—La conexión, las miradas, los chistes, la extraña tensión... es como si verdaderamente hablaran un idioma que solo ustedes dos pueden entender y las únicas que se niegan a verlo, son ustedes mismas.

Jihyo bebió de la botella con agradecimiento. ¿Hacía cuánto no paraba a beber un poco agua? Debía parar un poco el ritmo, se regañó a sí misma, analizando la expresión confusa de su amiga.

—Eso no me ayuda Jihyo, ¿qué cambiaría que tengamos una buena conexión? Me siento patética ahora mismo... —Musitó restregándose el rostro, repleta de frustración. Jihyo sonrió. 

—Ella dijo lo mismo... —admitió con una sonrisa divertida.

—¿Hablaste con ella sobre mi? —exclamó la pregunta, dirigiéndole su mirada alerta.

—Claro, somos amigas pero al parecer, ambas se niegan a decirse algunas verdades en la cara. Que cobardes... —Señaló entre dientes y siguió bebiendo de la botella de agua. 

—No es tan sencillo cuando apenas lo estoy asimilando ¿Sabes? Ni siquiera sé que estoy sintiendo ahora mismo... —Analizó, poniéndose en pie, nerviosamente. 

—Pues solo di lo que sientes y ya Jeongyeon, no le des tantas vueltas al asunto. Ustedes se gustan, primero dejen que suceda y lo demás pues lo irá acomodando el tiempo... —Musitó con la sencillez con que lo veía.

¿Era así de sencillo realmente? La alfa mayor camino de un lado al otro. 

—¿Tu crees que debo dejar que suceda y ya? —Consultó la pelicorta, aún con dudas.

—Ajá, sin pensarlo demasiado, por favor. —Agregó al asentimiento, con una sonrisa burlona.

—Sin pensarlo. —Repitió una inquieta Jeongyeon sin dejar de analizar aquellas palabras. 

—Lo que dije. —Confirmó, volviendo a atacar a su sándwich. 

—Eso no me parece tan sencillo como lo dices... —Murmuró lo que en verdad sentía.

Jihyo no pudo detenerse al voltear la mirada está vez, esa alfa no tenía remedio. 

—Lo es, créeme. Salte un segundo del drama y observalo desde aquí afuera... —Señaló su lugar con un dedo. 

—No soy dramática. —Respondió con seriedad y Jihyo asintió a sus palabras. 

—Exacto, ¿por qué esto representa un drama para ti, entonces? —Razonó alzando las cejas como cuando sabía que tenía razón. 

—Porque... —Musitó la alfa, dudosa. 

—Tú dime. —Señaló negándose a responder fácilmente. 

—¿...ella me importa? —Completó con la voz algo temblorosa. Jihyo asintió ante esas palabras. 

—Claro, a mi también me importas... —Removió las manos como evidenciando que había algo más. Jeongyeon lo pensó un instante. 

—Ella me gusta. —admitió con la voz demasiado baja. Jihyo señaló con aprobación. 

—Touché. —Aplaudió con verdadero entusiasmo. 

—Vaya... ¿Así de sencillo es? —Cuestionó dejándose caer sobre la silla, agobiada. 

—Así de sencillo. Dijiste que cenarán hoy ¿verdad? —Jeongyeon asintió aún abrumada —Pues no lo veas como una cita con tu amiga, tómalo como lo que es, una cita romántica con alguien que te gusta. Te aseguro que ella no está interesada en tu tonto acuerdo Jeongyeon. —Musitó despectiva y Jeongyeon tragó ante esas palabras. 

—¿Entonces? 

—¿Tú qué crees? 

—Eres audaz Park... —Señaló la mayor mientras la analizaba con su mirada entrecerrada. 

—Solo para que no tenga que decirlo y luego acabe por sentirme mal por decir cosas que no debo. —Admitió con una sonrisa, alzando los hombros con inocencia. 

—¿Ella está interesada en... mi? —Respondió la última pregunta luego de un breve silencio. 

—De acuerdo, ahora dilo como si fuera una afirmación, no como pregunta y con más seguridad, por favor. —Instruyó la alfa poniendo toda su atención sobre ella, como si de una lección se tratara. 

—Ella está interesada en mí. —Musitó con la voz demasiado baja, sus mejillas se ruborizararon, su aroma incrementó y Jihyo se tragó la risa que le produjo su reacción, a medida iba asimilando sus propias palabras.

—¿Cómo? No te estaba oyendo, discúlpame... —Respondió la menor, divertida. 

—Ella está interesada en mí. —Habló con más determinación y volumen en su voz. Jihyo aplaudió ante su hazaña. 

—Perfecto, ya lo sabes ¡Estoy orgullosa de ti, Jeongyeon-ah! —Festejó, intentando terminar el sándwich. Su trabajo había concluido. 

—¿Desde hace cuánto lo sabes? —Consultó entonces mientras la analizaba. 

—Mira no diré que desde que nos conocimos porque no estaba prestándoles atención en ese preciso instante. Pero quizás desde que comenzamos a almorzar juntas, la conexión fue bastante clara desde un principio y simplemente decidí callar, porque no me constaba... —Admitió fácilmente. Jeongyeon extendió los ojos escandalosamente. 

—¡Desde entonces! —Exclamó sorprendida. Jihyo rió. 

—Presta más atención Jeongyeon-ah, a sus palabras, a sus insinuaciones, a sus chistes, a sus miradas... ella no ha sido nada sutil contigo. —Admitió la alfa y Jeongyeon parpadeó sin saber que responder. 

¿Acaso había sido tan ciega como para no notar esa conexión que compartía con Nayeon desde siempre? La alfa tragó mientras Jihyo se acomodaba en su escritorio para seguir trabajando. Si era como su amiga decía, definitivamente se había visto como una tonta todo ese maldito tiempo. 

Ya era tarde noche y faltaba muy poco para cerrar la cafetería cuando Nayeon recibió una llamada, la cual atendió sin reparar de quien se trataba. 

—¿Sí...? —Respondió apresurada y el silencio del otro lado le descolocó por un instante. La omega apartó el móvil de su oído para ver de quién era el número y el nombre en la pantalla le sorprendió un poco. —Vaya, sí llamaste... 

—Hablas como si nunca te hubiera llamado antes. —Respondieron al fin, de la otra parte. 

—Lo hacías pocas veces. —Reprochó la omega armando un mohín, inconsciente. 

—¿Y qué iba a decir Nayeonnie? —Preguntó delineando una sonrisa divertida. 

—Mmm no sé, quizás "que fabulosa eres unnie" por supuesto, esas hubieran sido palabras correctas, cariño

La alfa reía del otro lado haciendo sonreír a la omega. 

—Estoy aquí... —Reveló con ese seductor tono de voz.

Nayeon no pudo detener un instante esa sonrisa de su rostro. 

—¿Viniste por mi, alfa? —preguntó mientras se recargaba contra una pared para proseguir con la llamada. 

—Me di cuenta de que jamás fuiste a mi apartamento y que no sabes como llegar hasta allá... ¿Qué clase de amigas somos? —Consultó con un tono repleto de humor. Nayeon rió. 

—Unas que viven muy alejadas de la otra, claramente. —Le recordó una verdad. 

—Cierto... —admitió la alfa con el mismo tono agradable con el que le hablaba desde que habían quedado para cenar esa noche. 

—¿Cenaremos en tu apartamento? Creí que saldríamos a cenar fuera.

Nayeon mentiría si dijera que no sería realmente interesante conocer el hogar de su alfa. 

—¿Te incomoda? Si quieres podemos salir a otro lado, no es problema. —Consultó la alfa, algo preocupada. 

—Mira, si acaso pretendes que cocine... —Comenzó Nayeon con tono de duda, aunque sabía muy bien que haría cualquier cosa por ella. 

—Yo lo haré. —Anunció sorprendiendo a Nayeon. 

—Oh, esto necesito verlo. Acepto. —Musitó antes de colgar el teléfono intempestivamente.

Jeongyeon se quedó viendo su teléfono cuando el sonido le anunciaba que Nayeon había colgado la llamada. 

—Momo iré al baño un momento... ¿Te ocupas de cerrar? Saldré por la puerta de atrás. —Le anunció a la alfa quien aceptó de inmediato. 

—Claro que si unnie, hasta mañana. —Le dedicó un saludo que Nayeon respondió del mismo modo antes de desaparecer junto al baño. 

Nayeon estaba frente al espejo del pequeño baño privado que compartía con sus empleadas y se preguntaba si debía o no debía acabar con ese misterio de una vez. Su omega le gritaba que ya acabara con todo lo que la apartaba de su alfa, pero su lado humano aún tenía miedo de esa reacción. Tan solo una vez más.

—No quiero hacerte daño Jeongyeonnie... —Musitó con esa expresión de angustia. —Solo una noche, dame una noche y luego te diré toda la verdad. —Musitó con la voz baja mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de melancolía, que podía notar a través de su reflejo en el espejo.

La omega tragó antes de emplear su neutralizador nuevamente y suspiró al sentir como su omega le recriminaba por su estúpida actitud. 

Varios minutos después se encontraba sobre el cordón del pavimento, admirando a su alfa desde la distancia, esperando que un auto hiciera su paso, para así poder cruzar la calle, pues Jeongyeon había estacionado justo detrás de su auto.

Nayeon admiró el modo en el que le quedaba su ropa de oficina y quiso ser sus pantalones, se dijo internamente, tomándose el labio inferior. 

—¡Nayeonnie! —Ella alzó la mano para saludarle con una sonrisa que podía iluminar la noche.

Nayeon tragó al recordarse que debía acabar con la distancia, dejar de verla y apresurar el paso si quería encontrarse con ella.

—¿Me sigues? —Preguntó Jeongyeon luego de recibir el beso que le dio la omega como saludo, una vez estuvo junto a ella.

—De acuerdo. ¿Estás segura, verdad? —Cuestionó la omega, caminando a su lado, mientras la alfa la escoltaba a la puerta de su auto. 

—¿De que sé cocinar? Sí. ¿De lo que vamos a hacer? No tanto, pero ya no hay marcha atrás, ¿no crees? —preguntó con toda honestidad y una sonrisa trémula que provocó que Nayeon se remoje los labios, antes de darle una respuesta. 

—Cierto. Entonces, te seguiré. —Señaló y con ese acuerdo se dispusieron a ir hacia el apartamento de Jeongyeon, el cual se encontraba a unos largos minutos, al otro lado de la ciudad. 

Cuando la alfa abrió la puerta del piso del que disponía, Nayeon se adentra atraída por ese aroma que impregnaba el lugar en todo su esplendor. La omega tragó cuando Jeongyeon le miraba con cierta incomodidad, mientras dejaba sus llaves en un pequeño mueble junto a la puerta, Nayeon se removió nerviosamente al recordarlo en sus sueños.

La omega deja su bolsa junto al portafolio y la bolsa, que la pelicorta había dejado sobre el sofá algunos segundos atrás, y se adentra por el lugar con algunos pasos lentos. 

El lugar estaba distribuido como lo había soñado, para su gran asombro, una pequeña cocina se divisaba detrás de una barra que dividía el ambiente, una lámpara de papel colgaba sobre la mesa rectangular que estaba del otro lado y hacía un acogedor comedor y junto a la puerta, un sofá, una pequeña mesa y una pantalla, simulaban una sala. Todo era sencillo, en colores neutros, el negro contrastaba en detalle y Nayeon quedó embelesada con el gusto de su alfa.

Como era de esperarse, el lugar estaba completamente aseado y en orden, no había una sola pelusa demás y la omega sonrió al sentir como la alfa pasaba junto a ella y encendía las luces de la acogedora y bien iluminada cocina. 

—¿Qué deseas para cenar? —Preguntó la alfa mientras se lavaba las manos con abundante agua.

La omega sonrió cuando ella se volteó para ponerle su atención con esa trémula sonrisa nerviosa. 

—Mmm... —"A tí" le cotilleó esa omega incontrolable.

Nayeon dudó si responder. Al final prefirió no incomodar a la alfa con sus palabras. Sólo frunció los hombros

—Supongo que tu sabrías muy bien qué es lo más adecuado para la ocasión... —Admitió con toda honestidad y la alfa sonrió al asentir. 

—De acuerdo. Pero antes... —Musitó y se removió aún con dudas.

Si no lo hacía en ese instante, no lo haría jamás. Nayeon le siguió con su mirada hacia donde la alfa tomaba su portafolios y sacaba un sobre A4 para, unos pasos después, extenderlo frente a ella. 

—Oh, genial. Déjame ver... —admitió con verdadera ansiedad, mientras metía las manos dentro de su bolsillo y tomaba el bolígrafo de la alfa para ponerlo en función. 

—Si crees que hay algo que no te convence, podemos...

Jeongyeon detuvo sus palabras en el aire cuando Nayeon dibujó su firma una vez halló el lugar en donde debía escribirla.

Cuidadosamente, la mayor analizó en donde más debía añadir algún dato y luego dispuso los papeles dentro de su sobre para extenderlo frente a la alfa atónita. Jeongyeon comprendió muchas cosas con esa acción, y notó otras que se había negado a ver. 

—Ya tenemos un acuerdo Jeongyeonnie. —Musitó con esa condenada sonrisa seductora.

La alfa se obligó tomar los papeles que ella le extendía con tanta tranquilidad y el modo en el que temblaron sus manos hicieron sonreír abiertamente a Nayeon. 

Lejos de esa seguridad que Jeongyeon imaginaba en la castaña, a Nayeon le temblaban las rodillas repleta de mortificación. Pero si duraría un instante, lo disfrutaría de principio a fin, se dijo cuando se extendió a acomodarle los lentes a la alfa con sus dedos, a la vez que se dejaba sumergir en el infinito que ocultaba sus tímidos ojos color caramelo.

Unos segundos que se hicieron eternos, hicieron que la alfa se estremezca bajo el mínimo toque de su índice contra el tabique de su nariz. Jeongyeon no podía creer todo lo que le producía solo con esa mínima caricia. 

—V-voy a ir comenzando con-con la cena... —Tartamudeó nerviosamente una vez se alejó de ella para dirigirse hacia la cocina. 

Nayeon se apoyó sobre la barra que divide los ambientes y le miró con aquella expresión inocente mientras apoyaba sus esponjosas mejillas sobre sus manos. Jeongyeon se desplazaba con tanta ligereza y la omega la admiraba casi que sin parpadear. 

—Nayeon... —Reclamó apoyándose con incomodidad, ahora mirándola con reproche, aunque una sonrisa nerviosa la desmentía. 

—¿Qué...? —Respondió en un murmullo sin apartar su mirada de corazón. 

—Si me miras así, me pones un poco nerviosa. —"Un poco mucho" se dijo, dejando salir una carcajada nerviosa. 

—Oh bueno... ¿Hablemos? —Musitó alzando las cejas.

La alfa asintió, comenzando con lo que se había propuesto, intentando dejar de lado su incomodidad. 

—¿Y bien...? 

—Pues... cuéntame... mmm... sobre tu empleo. —Señaló con demasiado ímpetu y la alfa meció la cabeza. 

—¿Mi empleo? Eso suena aburrido... —Negó, la pelicorta.

—Pues jamás hablamos sobre ese tema. 

—¿Y qué quieres saber? —Consultó entonces mientras picaba una cebolla con una sonrisa divertida.

—¿Cómo te llevas con tu nuevo aprendiz?

Jeongyeon se volteó, confundida porque ella supiera de ese tema. No recordaba haber tocado ese asunto con la mayor.

—Jihyo me comentó que estuviste en lucha con ese programa al que se apuntó la empresa en la que trabajas, desde hace algunos años... 

—Pues, no tengo nada con los aprendices, pero no es sencillo cambiar de asistente cada seis meses. Es tan agotador como se oye. —Espetó, claramente aún en desacuerdo. 

—¿Ha ido muy mal? —Consultó la omega sin poder dejar de verla. Esta vez cambiando de lugar para poder observar su rostro al hablar. 

—Oh no, bueno, no por ahora. Los chicos han sido muy eficientes, aunque no dejan de ser novatos... supongo que será mi trabajo hasta que me gane el ascenso —Soltó una sonrisa burlona y Nayeon asintió. 

—Lo lograrás pronto Jeongyeonnie, no conozco a nadie más eficiente que tú... —Musitó con tanta seguridad, que la alfa se negó a verla de la pena. 

—Sana dijo que tuviste que ir al banco esta mañana, ¿sucedió algo grave? —Consultó, luego de un nuevo intervalo de silencio. 

—Pues... —Se mordió la mejilla interna en desacuerdo con la lengua larga de Sana —Masomenos, pero nada de cuidado, ya está solucionado. —Le restó importancia. 

—¿Qué sucedió exactamente? Quizás pueda ayudarte... —Señaló la alfa limpiándose las manos con un trapo, cuando la omega negó de inmediato. 

—No lo sé en verdad. Fui a ver porque no se acreditaban ciertos pagos que estuve haciendo y noté que había un interesante faltante de dinero. —admitió frunciendo el entrecejo mediante sus palabras —El banco se hizo cargo del asunto, por eso digo que ya no es un problema. 

—¿Hablas enserio? Eso sí que es un insólito descuido de su parte. —Señaló Jeongyeon con desapruebo. 

—Lo fue, pero de todos modos no me vi afectada así que no es importante. Aunque esta semana cambiaré de banco. —Meció la cabeza junto a su respuesta. 

—Oí a Mina decir que Momo se irá pronto a Japón, ¿ella no es tu encargada? —Prosiguió el cuestionario y Nayeon asintió con una sonrisa algo decaída. 

—Lo es. Lamentablemente debo dejarla volar como a Tzuyu, se va a graduar en su carrera de medicina e irá a Japón junto con su omega Dahyun. Mi niña creció muy deprisa... —Musitó con una sonrisa triste. 

—¿Te encariñas mucho con ellas verdad? —Señaló la alfa mientras removía la comida con los palillos.

Nayeon respiró el aroma que desprende en todo el ambiente la comida y luego admiró como Jeongyeon se relamía la punta de sus dedos. Un calor abrasador le iluminó las mejillas y una vez más se relamió sus suaves labios, pero esta vez, deseando que fuera la lengua de esa preciosa alfa frente a ella.

—¿Nayeon? —Le llamó removiendo una mano frente a ella y la omega asintió, parpadeando varias veces antes de volver en sí. 

—Sí, sí... ¿qué dijiste? Lo siento, me quedé pensando en algo que deseo hacer luego... —Tarareó con los labios levemente entreabiertos.

—Que veo que te encariñas mucho con tus empleadas... —Repitió con esa sonrisa que a la mayor se le hacía tan atractiva de ver.

—Claro que sí —asintió ante sus palabras —Me encariño fácilmente. Paso gran parte del día con ellas, y en la convivencia aprendo demasiado de cada una. Momo será la segunda de mis empleadas que dejan el puesto para perseguir su futuro. Me siento muy orgullosa de ella y de Tzuyu. —Asintió con una sonrisa cariñosa.

—¿Tomarás a alguien más para cubrir su puesto? —Consultó bajo la atenta mirada de Nayeon en cada uno de sus movimientos. 

—Tomaré a alguien más para que apoye a Mina. Voy a darle a Sana el puesto de Momo. Ha sido una decisión muy difícil pues tanto Mina como ella han sido maravillosas, pero Sana ha sabido ganarse ese ascenso con creces. —admitió la mayor con un tono bastante profesional. 

—Vaya, no pensé que me dirías tan fácilmente los planes a futuro con tu personal de trabajo. —admitió Jeongyeon, sintiéndose muy a gusto con Nayeon allí. Aún con sus ojos pegados en ella se sentía a gusto. 

—Confío en ti Jeongyeonnie, ¿no quedó lo suficientemente claro? —Musitó con tanta honestidad, haciendo que la alfa se ruborice ante sus palabras. 

—Será mejor que acomode la mesa para cenar... —Señaló intentando detener el incesante silencio que se hizo cuando se quedaron viendo por milésima vez.

Nayeon disfrutaba inmensamente lo nerviosa que se ponía la alfa cuando la miraba fijamente. 

—Claro, te ayudo. —Señaló tomando lo que Jeongyeon iba dejando sobre la barra, para acomodarlo sobre la mesa. 

Algunos minutos después, ya estaban saboreando la comida que había hecho la alfa. Las papilas gustativas de Nayeon salivaron demás cuando sintió el gusto de la comida que preparó Jeongyeon y tragó para buscarla con su mirada, hallando que la misma le miraba expectante. 

—¿Y...? —preguntó con verdadera ansiedad por una respuesta.

Nayeon bebió un sorbo de agua y meditó muy bien sus palabras antes de decirlas. 

—Merry Me, Yoo Jeongyeon. —Musitó haciendo que la alfa se sonroje casi que de inmediato. Nayeon carcajeó para romper la tensión, haciéndola reír al final. —Sabe espectacular, ¿Cómo es que acabo de descubrir que cocinas tan bien? —Reclamó, disponiéndose a probar otro bocado. 

—Bueno, ¿gracias? —Preguntó algo confundida por esa reacción, ¿Casarse con Im Nayeon? Eso no se oía nada mal, pensó.

—Por nada. —Musitó —¿No tienes nada de beber aquí?

—¿Tú qué crees? —Señaló con un tono bastante sarcástico, haciendo a Nayeon voltear los ojos. 

—Oh vamos... que aburrida eres. —Le regañó, meciendo la cabeza. 

—Lo siento. Si hubiera planeado con más anticipación que vendrías, quizás hubiera comprado una botella de vino blanco solo para ti... —Reveló a la vez que hacía su primer bocado. 

—Bueno, quizás debí haber pasado a comprar una botella de vino, de todos modos yo era la invitada ¿verdad? —Admitió la omega con desaprobación, ¿Cómo no lo había pensado? ¡Pero con que cabeza! Si solo tenía tiempo para pensar en su alfa. 

—Eres la mejor invitada que he tenido, Nayeonnie... —Musitó sin pensar y bajó la mirada para embutirse una cantidad considerable de comida al notar que había salido de su mente por su boca. Nayeon encontró aquello muy adorable. 

Ya habían terminado de cenar cuando Nayeon le pasaba los platos a Jeongyeon y esta los iba lavando. Aún por la insistencia de la mayor de hacerlo ella, la alfa se negó rotundamente alegando que las visitas no lavaban platos.

Nayeon suspiró ante la inquieta tensión que propagada la alfa en su presencia, siquiera sabía si era incomodidad o algo peor, pero le provocaba una ternura que la hizo sonreír.

Sigilosamente, la omega se posó detrás de ella para rodear su cintura con sus brazos, propinándole un abrazo que dejó su mejilla pegada a su espalda. Jeongyeon cerró los ojos dejando que un suspiro repleto de tensión se escapara de sus labios. 

—¿Por qué lo haces? —Pronunció al fin.

Nayeon pudo sentir la tensión aumentar con violencia alrededor de ambas y no sabía porqué, pero deseaba que aumentara hasta que explote de algún modo a su alrededor.

—Porque tú me gustas, ¿cómo es que debo hacértelo entender? —Musitó contra su espalda.

La alfa abrió los ojos y, luego de un breve instante que tardó en voltearse, estaba frente a ella para enfrentar sus hermosos ojos. 

—¿Yo... te gusto, Nayeon? —preguntó ansiosa por ver esa respuesta con sus propios ojos. 

—Claro que sí Jeongyeon, sé que eres mi amiga pero, me gustas y mucho... —Admitió al fin y su omega festejó esa valentía. Aunque fuera una verdad a medias, era una verdad ¿o no? —¿Y tú?

Nayeon cerró los ojos, una vez la alfa deslizaba una lenta caricia por su mejilla con la yema de sus dedos suaves. 

—¿Yo qué...? —Respondió la alfa, aunque estuviera más concentrada en la caricia que trazaba con tremulidad por su cuello y la reacción que le regalaba su cuerpo.

Nayeon tragó cuando las caricias de la punta de los dígitos de la pelicorta se iban extendiendo hacia la base de su cuello y exploraban sus clavículas y el marcado hueso en la base de su cuello.

—¿Por qué estás aquí, Nayeon? Sé clara conmigo... —Insistió con la duda sobre sus labios.

La castaña pensó una respuesta con la poca concentración que le dejaban esas caricias. Por todos los cielos, ¿Qué demonios está esperando? Le reclamó todo su interior a la omega mientras removía saliva. La buscó con las pupilas intensamente dilatadas y Jeongyeon descubrió más deseo que el que traía desde que había oído su animada voz detrás de su teléfono, aquella misma tarde mientras anticipaban ese encuentro. 

—Por ti, te quiero a ti... —Respondió, liberando sus pensamientos.

Su esencia de omega, eso que lideraba todo en su persona y que había estado ocultando todo ese tiempo, junto con sus deseos de ella, se fueron en esas pocas palabras. Quería que la excarcelara de esa prisión a la que se había sentenciado a sí misma desde el día en que decidió ser cobarde y no decir la verdad apenas la vio, aquella vez.

Aún en aquel estrecho agarre, Jeongyeon se hizo de una de sus manos para acercar la nuca de Nayeon y así sentir su aliento más de cerca. Un suspiro sorpresivo se escapó de la boca de la omega, mientras cerraba los ojos y saboreaba el instante en el que al fin acabaría con la distancia de sus labios ansiosos.

—¿Prefieres no ver? —preguntó la alfa, juntando sus carnosos labios con los suyos en cada letra que pronunciaba. —Veme Nayeon, estoy aquí, frente a ti...

Jeongyeon pudo ver como aquellos oscurecidos ojos se abrían para detonar en aquel deseo que se desataba dentro de sí, desde que la vio por primera vez.

La alfa desenfundó su lengua y con ella se ayudó para absorberle el labio superior. Nayeon no pudo evitar detallar aquello con su mirada desvergonzada y todo dentro de su interior se sintió como vibrar. 

Un suspiro suave como la seda le erizó el cuerpo en su respuesta, cuando la alfa esperó una reacción, pacientemente.

Nayeon parpadeó largos segundos que parecieron horas, hasta que con habilidad, se encargó de recargar su cuerpo lo suficiente para recuperar su voluntad y tomar sus mejillas haciendo su boca con la suya y poder apoderarse de esos atractivos labios, al fin.

Jeongyeon jadeó profundo cuando, la caricia que tenía por lengua, desató una batalla por ver quien obtenía más de la otra. Una nueva presión de su cuerpo con el suyo y el alivio de saber que ya no habría retorno para lo que seguiría. 

Nayeon se sostuvo de sus hombros porque temía caer a causa de lo que comenzaba a provocar aquel beso en ella y amenazaba acabar con toda su estabilidad.

Jeongyeon lo notó y rápidamente la sostuvo de la cintura con sus brazos, detallando cada reacción en su rostro. 

—Eres tan hermosa... —Susurró Nayeon como si le comentara un secreto que no quería que nadie más oyera y quisiera descubrir a su par. Por supuesto que no, su alfa sería suya, sólo suya. 

—Miénteme que me gusta... —Respondió la alfa mientras entreabrió los labios al sentir las manos de la mayor subiendo por su espalda y la omega desaprobó esa respuesta. 

—Eres asombrosa, alfa... —Confirmó ignorando sus tontas palabras, robándole un suspiro.

Sus labios entreabiertos, su respiración jadeante y sus ojos completamente cerrados eran una invitación a un nuevo beso, no podía resistirse, analizó Nayeon antes de aprisionarla entre sus brazos por el cuello y regresar a aquel beso que la tenía encadenada a la pureza de sus labios rojos.

Todo era caricias impacientes, con necesidad de exponer eso que las enredaba escandalosamente desde hacía tiempo. Nayeon se desarmada con cada nueva caricia y Jeongyeon pensó que jamás la habían detallado con la mirada de ese modo tan abrumador, pero prefirió dejar de pensar y tomarse de su valentía para recorrerle el cabello con sus manos, mientras correspondía a otro de esos desordenados besos.

Se apartaron por falta de oxígeno, Nayeon paseaba sus labios por su mejilla ardiente y sintió el par de puños que sostenían la tela de su blusa, imaginando que era a causa del temor de no dejarse llevar y con fuerza por derribar ese temor ¿Dónde había quedado el saco que la abrigaba hacía unos minutos atrás? Rayos, ya no podía dejarla escapar, la quería respirando contra a sus labios para siempre.

—¿Cómo... —Hizo una pausa cuando se encontró sin aliento —... cómo es que una alfa como tu puede sentirse tan desvalorizada, Jeongyeon? —Reprochó la mayor.

Nayeon proseguía bajando sus manos hacia su cintura, inquieta, descubriendo, haciendo presión sobre su piel, como si quisiera dejar tantas huellas a su paso como pudiera. La suavidad de los besos de la alta, se perdían por la superficie de su cuello y el calor encendía una llama incesante entre sus piernas, una que no recordaba que pudiera sentir en lo absoluto.

—Tú no entiendes... —Intentó Jeongyeon, sintiendo como las alarmas comenzaban a encenderse en su interior, sobre todo cuando una de sus manos rodeaba uno de sus muslos. Intentó apartarse, pero Nayeon no se lo permitió esta vez.

—¿Qué es lo que no entiendo? Me gustas Jeongyeon. Me gustas tanto, eres tú la que no quiere entenderlo —Respondió —Deberías de aprender a valorarte, sobre todo a adorarte como lo están haciendo mis ojos ahora... —Habló sin poder dejar de frotar sus manos inquietas una contra su espalda y la otra contra su muslo. Jeongyeon lanzó una suspiro al sentir el apretón de sus manos y buscó su mirada oscura de deseo.

—Enséñame, Nayeonnie...

Aunque no se oyó como tal, fue una súplica tan sentida y apasionada, que Nayeon no pudo rechazar, su cuerpo reaccionó por completo al mero sonido de su firme voz.

—Estoy aquí... —Musitó junto a su oído. Jeongyeon sonrió con satisfacción —Estoy aquí para ti Jeongyeonnie, veme... —Repitió mientras se entregaba a los besos que ella descubría sobre su cuello y reanudaba las caricias de sus manos.

—¿Solo para mí? —Sonrió de medio lado, confundida por el desastre que sentía en su interior y que ya no se obligaba a detener.

Nayeon no sé había dado cuenta que se estaban dirigiendo a la cama lentamente, ni siquiera supo cuando habían dejado la cocina. Jeongyeon sabía como hacerla perder la cabeza, que hábil era. 

—Toda para ti, solo para ti... —Susurró deslizando las manos debajo de su blusa, sintiendo el calor de su piel que respondía a sus palabras.

Cuando la alfa cubrió su cuerpo con el suyo, Nayeon dejó oír un sonido de asombro y ella se rodeó la cintura con sus piernas casi que sin esfuerzos. Jeongyeon la tuvo aprisionada contra la cama que reinaba en el centro de su habitación y sus manos iniciaron un recorrido por sus piernas, dejando una estela caliente en el sendero de sus caricias que pronto acompañó con un nuevo beso.

Nayeon había perdido todos los sentidos, una vez más estaba gustosamente perdida a causa de Yoo Jeongyeon.

¡Hey buenas madrugadas! Siempre apareciendome por que sí.

¿Qué me das a cambio del próximo capítulo?

Esta historia está llegando a su tramo final, ¿puedes creer? Se pasó tan rápido...

Gracias por seguir aquí leyendo y compartiendo conmigo esta historia♡

Te dejo muchos brillitos de sol, tu JazUnnie 🌻

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