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"𝐶𝑜𝑛𝑜́𝑐𝑒𝑚𝑒 𝑦 𝑣𝑒𝑟𝑎́𝑠 𝑙𝑎 𝑑𝑖𝑓𝑒𝑟𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑜𝑦 𝑦 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 ℎ𝑎𝑛 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑎𝑑𝑜

-𝑨𝒗𝒆𝒏𝒊𝒅𝒂 749"

¡Lo sabías! ¡Sabías que esto pasaría! Pero no, la niña no quería verse como una villana y lo invitó a ver aquella
persona tan importante para tí.

—"Bueno, al menos se llevan bien"— pensó la de cabellos rosas.

—¡Eres un niño muy lindó mikey-kun!—decía la mujer ya mayor de edad.

—Y usted es una mujer muy encantadora—decía el rubio con una sonrisa.

—"Claro, como no conocen sus verdaderas naturaleza, ni se dirían eso"—la chica simplemente se dispuso a comer la manzana en forma de conejo que ella misma había hecho.

Sí, apenas entraron a la habitación en dónde su abuela se encontraba hospitalizada. La mujer quedó fascinada por el rostro del niño y ni bien se lo presento, ella ya estaba diciendo sobre lo lindo que era el sano. Y ahora después que lo dejastes solo por unos 5 minutos en lo que ibas hablar con el doctor, ambos se habían hecho los mejores amigos de la vida.

Quedaste con el ojo cuadrado cuándo tu abuela dice sobre tu enamoramiento imposible por aquél chico que amaste y sigues amando hasta la fecha. Y no, no era tu ex-novio, a ese le diste el sí para al menos olvidar tu amor imposible. Pero eso no quiere decir que no amaste a max, ya que sí le habías agarrado cariño. Es una lastima que el no había apreciado tus buenos sentimientos.

—"Solo esperó que la abuela no salga con "ese" tema"— en tu mente te encontrabas suplicando entré lágrimas.

Pero era demasiado tarde para ella.

—Y entonces...¿Para cuándo los niños?—soltó la bomba.

Sí, se saltó el noviazgo y la boda.

Por obvias razones, te empezaste a ahogar con la manzana, que bueno que Mikey te ayudó dándote suaves golpes en la espalda y te pasará un vaso de agua. Le distes las gracias por la buena ayuda.

Cuándo terminaste de recuperarte, miraste de mala manera a tu abuela, quién simplemente se hizo la inocente.

—"¡Está anciana!" Abuela, ¿Pero que cosas dices? Seguramente estás cansada ¿No?—le mandaste una mirada que decía:¿Que estás diciendo? ¡Párale a tus ganas de casarme tan jóven!;Obviamente la abuela entendió muy bien el mensaje.

Cómo sí fuera una niña, la mujer mayor de edad hizo un pequeño puchero y se cruzó de brazos.

—¿Que? Solamente estoy preocupada por tí cariño, ¿Que tiene de malo casarte jóven? Sí lo piensas bien, podrás disfrutar más tiempo con tus hijos y nietos. ¿No lo creés mikey-kun?—lo volteó a ver, esperando ansiosamente la respuesta del rubio.

Mikey, al escuchar toda la conversación y la pregunta de la señora Chiyo. Se puso a pensar sobre la respuesta correcta que le diría. De reojo te miró, pero rápidamente miró al suelo con un pequeño sonrojó en sus mejillas y orejas.

Sí, se había imaginado una familia contigo. Y eso lo hizo sentirse un poco avergonzado, el jamás había tenido ese tipo de pensamientos o al menos imaginarse a pensarlo.

—"¿Una familia? Sí, me gustaría tener una familia con _______"—pensaba con un sentimiento felíz.

Te imaginó a tí, vestida con un vestido de novia. Tu le sonreías felizmente esperando por el. Y entonces el escenario cambió, ahora no estabas vestida de novia, sí no que te encontrabas cargando a un bebé de cabellos rubios y de ojos de color tuyos. Una perfecta combinación tuya y de el.

—"Sí tuviera hijos, me encantaría que todos se parecieran a ______"—un sentimiento cálido se instalo en su pecho.

—Oh vaya, te has puesto tan rojo mikey-kun—las palabras de Chiyo lo hicieron traerlo a la realidad.

El sin darse cuenta en qué sus pensamientos lo habían puesto tan rojo como una manzana.

—¡Y-yo...deseó casarme con ______!—dijo repentinamente—¡P-pero también deseó respetar sus decisiones!—las palabras Simplemente salían, ni siquiera sabía lo que estaba diciendo, era mucho sus nervios.

Esas palabras dejaron boca abierta a la mujer y a la jóven y también a la gente que se encontraba en le pasillo. Sí, hasta afuera se habían escuchado las palabras del rubio.

-—¿Qué...?—un gran sonrojó apareció en las mejillas la de cabellos rosas—"¡¿Pero que ha dicho?! ¡¿Casarse conmigo?! ¡¿Respetar mis decisiones?!"—de alguna manera, esas palabras te hicieron sentir un sentimiento que no podía hablarlo con simples palabras.

—"¡¿Pero que acabó de decir?!"—después que los nervios se le fueran, apenas estaba terminando de procesar lo que había dicho.

Un silenció incómodo inundo la habitación, aunque no duró mucho ya que la mujer mayor de edad se empezó a reír a carcajadas.

—Hahahaha.

Eso los tomo por sorpresa, la chica pensaba decirle algo pero la puerta abriendose y la voz de la enfermera diciendo que el horario de visita se había terminado la hicieron callar. Ya después hablaría muy seriamente con su abuela.

Ambos se despidieron de la mujer y agradeciendo, se marcharon del hospital.

—¿Y esa sonrisa Chiyo-san?-le preguntó una enfermera.

—Oh verás, yo me he estado preocupado por nada.

—Uh ¿A qué se refiere?

—Que me puedo ir tranquila, ya hay alguien que cuidará muy bien de mí pequeña sakura—decía felizmente, diciendo el apodo que le había puesto años atrás a su nieta.

—¡Oh no digas eso! Usted vivirá unos años más y así podrá al menos ver a su niña cansarse.

—Ojalá, yo también esperó vivir un poco más para ver a mí nieta convertirse en una maravillosa mujer—decía con una mirada triste pero a la vez feliz.

Al conocer aquél niño, todas sus preocupaciones se habían ido.

—¡Oh! No le pedí su número de teléfono—se le había olvidado aquél detalle importante—Bueno, no importa. Ya después se lo pido a Shinichiro-kun.

—¿Yo qué?—se apuntó Shinichiro.

De la puerta de la habitación se encontraba el mayor de los sano y a su lado se encontraba Wakasa.

—¡Chicos!—aplaudió felizmente.

—¡Hola Chiyo-san!—Shinichiro no perdió el tiempo y se fue a darle un abrazo.

Wakasa le siguió por detrás y simplemente le dió un saludo a la enferma, quién al ver a los dos chicos entrar, se cruzó de brazos.

—El horario de visitas ya acabó muchachos.

—¡Oh vamos! Solamente será por unos momentos—dijo Shinichiro con una sonrisa traviesa.

La enfermera simplemente soltó un suspiro cansador, no era la primera vez que Lidiaba con el mayor de los Sano.

—Uff, está bien. Solamente 15 minutos y no más—sabía que no podía ganarle.

—¡Gracias!—agradeció como niño pequeño.

Wakasa simplemente negó con la cabeza y Chiyo río por lo bajó. Amaba a ese chico.

Sin más, la enfermera se despidió de los tres y salió de la habitación no sí antes darle una última advertencia.

—Por cierto Chiyo-san ¿Que decía de mí?—le preguntó cuándo la enfermera se había ido por completó.

Ambos se acomodaron en unas sillas cerca de la camilla.

—Bueno, solamente me estaba preguntando sí tú hermano mikey-kun es el indicado para mí pequeña Sakura. Y yo creó que sí lo es.

Shinichiro Parpadeo repetidamente. Hasta que por fin cayó en cuenta en las palabras de la mujer que empezó a reír.

—Hahaha, Chiyo-san sí que tienes un buen ojo para las personas.

—Pero porsupuesto que sí. Yo siempre he tenido un buen ojo para las personas. Porque creés que los tengo a ustedes dos chicos en mí lista para pretendientes de mí pequeña Sakura.

Ambos chicos abrieron los ojos de la sorpresa, eso no lo sabían. La vieron sacar un cuaderno debajo de su almohada y buscaba la página, hasta que la encontró y se las mostró.

Solamente había tres nombres y una de ellas estaba tachado. No sé necesitaba ser un genio para saber de quién se trataba el nombre rayado.

—¿Enserio nos ve como futuras parejas de ______-chan?—le preguntó Shinichiro.

—Así es. Y ahora tu hermano estará en el primer lugar.

—¿Entonces pasaré al segundo lugar?

—Tu no haces ningún esfuerzo para ganarte unos puntos.

—¡¿Esto es un tipo de juego?!

Ignorando los, Wakasa seguía viendo la lista, su nombre se encontraba ahí, con aquella fina letra.

Tercer lugar.

—"No quiero ser el tercer lugar"—pensaba apretando las manos, algunas venas sobresalían de sus manos.

El quería tener el primer lugar.

—¡Esto es tan delicioso! No sabía que había una cafetería por aquí—decía la chica disfrutando de su rebanada de pastel.

—Lo encontré hace poco, fue cuándo mis amigos y yo habíamos ganado una pelea con otra pandilla— le explicaba como sí nada—Así que después de ganar, decidimos celebrarlo aquí, ya que era la más cercana.

—Entonces tienes un buen gusto. Los pasteles de aquí son sin duda deliciosos.

Después de salir del hospital. Mikey con todo la valentía que había reunido, la invitó a ir por unos helados–que al final terminó siendo pastel–y ella al ver cómo se lo pedía, ya que lo escuchó tartamudear y su rostro rojo de lo vergonzoso que el se sentía, le dió el sí. Para su sinceridad, le recordaba a ella cuándo invitó por un helado al chico que le gustaba.

—"¡No ______! Debes olvidarlo, el jamás te verá de la misma manera en que lo haces tú"—su mirada cambió de estar feliz a triste.

Aquél cambió de humor fue notado por manjiro, que rápidamente buscaba algo con que hacerte reír. Hasta que lo encontró.

—"Debes olvidar lo"—la sonrisa de aquél chico apareció en tus pensamientos.

La vos de manjiro hablándote, te saco de tus deprimentes pensamientos.

—¡Oi senpai!

—¿Eh? ¡¿Que?! ¡Pfff Hahahaha!— empezó a reír a carcajadas.

No podías detener tu risa, al ver a mikey de esa manera te hizo que empezarás a reír como sí no hubiera un mañana. Era algo muy gracioso y tenías ganas de inmortalizar aquella imagen.

Sí, mikey se había untado un poco de betún en la cara y la jalea roja se la puso en sus dos mejillas y boca. Se parecía más o menos a un payaso improvisado.

—¡No jueguen con la comida!—se escuchó el potente gritó del jefe del local.

—Hahaha, eres muy gracioso mikey-kun, pero no debes jugar con el sagrado pastel—con cuidado limpiaba el rostro de mikey con una servilleta.

El manjiro no decía nada ni se movía, demaciado ocupado se encontraba admirando el rostro de su senpai.

—Listo—se alejó un poco de él al terminar de limpiarlo—¿Porque lo hiciste?—le preguntó, le había entrado la curiosidad.

—Tu sonrisa desapareció...—decidió ser sincero, apartó la mirada de ella para así tener un poco de valor—... Así que busque una manera de volver hacerte sonreír—listo, toda su cara se encontraba pintado de rojo vivo.

Si el no estuviera viendo su bocadillo, no se daría cuenta el efecto que había hecho en la chica. Quién se encontraba totalmente sonrojada igual o más que el. Ningún chico había hecho eso por ella.

Sonriendo, sin que el lo notará, ella se paró de dónde estaba sentada se acercó hacía el y al estar aún lado de el. Colocó suavemente su mano en la cabeza del menor, quién se sorprendió por el toqué.

—Gracias, ningún chico había hecho eso por mí—con delicadeza tomó la mano del rubio entré la suya—Ven vamos, quiero que me acompañes a un lugar, se que te gustará.

Sin esperar respuesta lo hizo levantarse de su asiento y empezaron a caminar hacía la salida. El solamente podía ver su espalda pero al menos podía ver sus orejas las cuáles se encontraban rojas. En cambió ella, no podía ocultar su sonrisa. De alguna manera, le gustaba aquél sentimiento que sentía en esos momentos.

¿Un niño violento?

No lo era, el no usaba la violencia injustificada.

¿Amante de las pelas?

Sí, a él le gusta pelear, pero no lo hacía porque le gustaba herir.

¿El peligroso?

Solamente cuándo se meten con el.

Manjiro Sano, conocido como mikey, no era el niño de los rumores que había escuchado en su escuela. El era todo lo contrario, ella quería conocer más al verdadero Mikey.


𝑪𝑶𝑵𝑻𝑰𝑵𝑼𝑨𝑹𝑨ꨄ︎

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¡Doy inició a este mini-maraton!

¡Que disfruten de estos capítulos!

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