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4°History


Esta historia cuenta sobre una chica joven, a la cual le encanta leer, escribir, cantar, oír música... Lo normal.

Pero el que ella hiciese cosas normales, no significa que ella fuese normal.

Ella tenía lo que muchos denominan un trastorno mental que se llama "personalidad múltiple", y aunque varias veces ese trastorno mental fuese un inconveniente a la hora de tratar de ser alguien normal, ella que era hija única agradecía la existencia de sus "compañeros".

Sus "amigos mentales" estuvieron con ella desde el principio, incluso antes de poder hablar o siquiera gatear. Le enseñaban varios conceptos, ya sea idiomas, matemáticas, música... Ese hecho hizo que ella fuese percibida como una genio. Todos sus profesores estaban encantados con ella, sus padres aún más, pero ella no solo sentía orgullo por ella misma, sino por sus amigos mentales.

A la edad de 14, después de leer un artículo sobre lo que le diagnosticaron a los 10 después de habérselo contado a sus padres, les preguntó a sus "otras personalidades" si estaba mal el cómo era ella, y sus 5 "personalidades" le dieron varias respuestas:

-¡¡Claro que no!!- Negó una voz joven y masculina.

-...No sabría decirte.- Contestó una voz tímida de niña pequeña.

-¡¿QUIÉN TE HIZO PENSAR ESO!?- Reclamó encolerizado una voz masculina que te hacía pensar en un delincuente.

-¿Es por la nota? Querida, tranquila. Cualquier estúpido puede escribir en estos tiempos.- Alegó una voz maternal.

-Pequeña... No es un trastorno mental, o alguna de esas bobadas que los científicos dicen para negar la existencia de las cosas espirituales.- Explicó una voz tranquila de una anciana.

La adolescente de 14 se quedó con una sonrisa al oír las voces de sus amigos.

-Oba-chan, a qué te refieres?

-Me refiero a algo que todos pensamos decirte algún día, pero no esperamos que ese día llegase tan pronto...

-Waka, Chīsa, Kyōaku, Rori, ¿de qué está hablando Oba-chan? ,

-...

-Emmm...

-Puesss...

-Cómo explicarlo...

Sus "respuestas" la dejaron anonadada.

-Tranquila, no te preocupes. No te lo dijimos porque pensamos que era demasiado pronto para ello. Íbamos a esperar al menos hasta tus 16, pero por lo que veo ya eres lo suficientemente madura como para oírlo.- Informó la anciana.

-¿Estás segura, Oba-chan?- Cuestionó Waka, la voz del chico joven.

-Más que segura.- Respondió la contraria.

-¿...Quién comienza?- Preguntó Rori, la tímida voz de niña pequeña.

-¡Comienzo yo!- Anunció Kyōaku, la voz más revoltosa e intimidante.

-Luego yo.- Alegó Chīsa, la voz maternal.

-¡Esperen, esperen!- Vociferó la anciana -Yo seré la primera. Primero le explicaré para que le sea más fácil entender.

Las demás voces, obedientes, se callaron.

-¿Recuerdas la vez en la que preguntaste porqué eras la única persona de tu entorno que tiene personas en la cabeza, y que yo te respondí "porque eres especial"?

-Sí.

-Bien, veo que tienes buena memoria... A lo que me refería de "especial" no era de forma cariñosa, sino de forma literal. En el mundo entero, existen personas con habilidades especiales, o que se encuentran en circunstancias especiales. Tu caso es el de "habilidad especial".

-¿Habilidad especial? ¿Yo?

-Sí. Es una de nacimiento. Tu habilidad especial es, en concreto, a nivel espiritual. De alguna forma, las almas de algunos muertos (en nuestro caso, 5) coexisten en un mismo cuerpo, siendo el dueño del cuerpo el que lo controla. Las almas sólo podemos comunicarnos con dicho dueño.

-¿Entonces... Alguna vez vivisteis una vida propia?

-¡Claro que sí!-Interrumpió Kyōaku. -En mis tiempos, era el más temido de mi barrio.

-Yo era la jefa de una empresa y madre de dos hijos.- Comentó Chīsa.

-Yo un chico de preparatoria.- Respondió Waka.

-Y-yo... Era... Una niña huérfana...- Contestó Rori tímida.

-Yo era la Chamán de una tribu, pero de eso ya hace varios siglos.

-Wow...

-Supongo que eso te responde a si es o no un trastorno mental.

-Pues sí...

-Peque, ya es hora de dormir.- Avisó Waka con voz somnolienta.

-Ya me parecía que me picaban los ojos... -Comentó la adolescente.- Buenas noches a todos.

-Buenas noches/Dulces sueños.- Respondieron entre todos.

. . .

[Varios años después]


-¿Me pasas la carpeta?-Pidió una médica.

-Claro jefa, en un momento.-Respondió su compañero.

Estaban en medio del tratamiento de uno de sus pacientes, el cual en ésta ocasión era una mujer de treinta y tantos, de cabellos marrones, ojos ámbar y piel café.

-Judi, ¿cómo te sientes?- Le preguntó la médica a su paciente.

-Me siento normal. ¿...Realmente es necesario esto?

Habían atado a Judi con una camisa de fuerza, y también con unos cinturones a una mesa de operaciones.

-Judi... Tú sabes que es necesario.

-¿Ah, sí?

-¡Claro! ¿Quién dejaría a una persona que anteriormente le dio un puñetazo a un enfermero, suelto?

-¡Fue autodefensa! Tú sabes que no me gustan las agujas...

-Lo sé, pero debes de hacer un esfuerzo.

-¿Un esfuerzo en dejarme lesionar?

-¡Uff...!

-Tranquila jefa.

-Ya sé...

La médica siguió con el tratamiento de Judi, que consta de sacarle un poco de sangre, hacerle de psicóloga, y medicarle unas medicinas para el autocontrol.

-No fue tan difícil, ¿verdad?

-Lo dice a la que no le pincharon...

Después del tratamiento, la médica y el enfermero le dieron unos papeles, y la fecha de la siguiente revisión.

Guardó dichos papeles, salió de la clínica privada en la que se encontraba, y fue de camino a su casa.

Ya en su hogar, encendió la TV, y se puso a ver unas series.

-¡...di...!

-¡...Ju...i...!

-¡J...di...!

-¡Ju...di...!

-¡...Judi...!

-Mierda. Debo tomarme los medicamentos.

Judi se levantó, se sirvió un vaso de agua y virtió dos pastillas rosas para luego beber el agua del vaso. Al momento, las voces cesaron.

-¡...Jajaj!

Mientras miraba una serie de comedia, sus voces interiores, ahora incomunicados con Judi, se lamentaron la situación.

¿Cómo llegaron de ser unidos a Judi a luego ser rechazados por ella?

Todo ocurrió en la universidad...

Judi, en su apogeo de belleza y ganas de tener pareja, se enamoró de un chico de su misma carrera. El chico tenía pelo avellana, ojos verdes, pecas en la cara, y era muy amable.

Con el tiempo, ella logró acercarse a él y que se volvieran amigos, y con aún más dedicación, después de un tiempo empezaron una relación el último año de universidad.

Una tarde, en casa del chico, él la atrapó hablando "consigo misma", y como ella le tenía muchísima confianza, decidió contarle lo que una vez le explicó Oba-chan.

Al principio, el chico se lo tomó regular, para luego cambiar de tema, algo que a ella le dolió un poco. Pero a medida que pasaba el tiempo, él oía como ella seguía hablando consigo misma, por lo que fue distanciándose poco a poco.

A los dos años de relación, después de volver de trabajar, Judi se encontró a su novio junto a otra chica en la cama que ellos dos compartían. Al principio, se quedó boquiabierta. Luego, empezó a reclamarle a su novio lo que había hecho, y le pedía la razón de su engaño en medio de lágrimas y sollozos.

Él le confesó que hacía meses que salía con la otra mujer, y dijo que se iría del apartamento para romper la relación y quedarse con la otra. Y sobre la razón, él le contestó:

«¿Recuerdas lo que me contaste sobre las voces de tu cabeza? Al principio pensé que era una de tus tonterías, pero a medida que veía que hablabas en serio, me llené de pensamientos como "está enferma de la cabeza", "¿debería convencerla y llevarla al médico?", "tengo miedo de que algún día se vuelva realmente loca y me haga daño", "no quiero seguir teniendo una relación con alguien así"... Comencé a desenamorarme, pero por el miedo de que si cortaba contigo irías a por mí por venganza, decidí seguir la relación pero también verme con otra persona.»

Aquellas palabras la destrozaron. Después de que su exnovio se terminara de llevar las cosas, Judi cayó en una grave depresión, y ni siquiera los ánimos de sus amigos mentales la alentaban. Más bien, ella los ignoraba.

Una amiga que hizo en la universidad la llevó a un psicólogo para tratar de ayudarle, y cuando en una de las charlas con el psicólogo ella habló sobre sus voces, la enviaron inmediatamente a un centro de psiquiatría.

En el centro, le "concienciaron" sobre lo malas que eran esas voces y le dieron una medicación que las suprime, y aunque sus amigos mentales alegaban una y otra vez que no era cierto, que no era un problema mental, Judi no les hizo caso y para parar de oírlos tomó la medicina.

«Hay veces en las que las ganas de encajar superan a lo que uno mismo piensa que es bueno o malo.»

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¡Buenas!

Hace bastante que no escribía...

Estoy tan inmersa en uno de mis proyectos que dejé lo demás abandonado :'v

No sé cuándo logre terminar dicho proyecto (se trata de una nueva historia). Lo único que sé es que el tiempo de espera valdrá la pena.

¡Espero que os haya entretenido esta mini-historia!

Creo que me quedó un poco depre...

Supongo que por mi resfriado :')

¡Adiós, y hasta la próxima!

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