Era una noche tranquila, con viento fresco que calaba hasta los huesos. Mientras las estrellas estaban a su mayor esplendor, una chica jóven de unos veintitantos paseaba en bicicleta por una carretera rodeada de árboles, los cuales formaban parte del bosque perteneciente a su pueblo.

Iba pedaleando con mucha tranquilidad, con la música sonando en sus audífonos de forma estruendosa. Llevaba puesto un chaleco sin mangas, una camiseta, unos pantalones holgados, y un par de zapatillas.

Sus cabellos, con el mismo color del atardecer, que no lograban llegar a sus hombros, revoloteaban con una libertad inmensa.

La joven, fascinada por una sombra que vio pasar entre los árboles, bajó su velocidad, para dejar parada su bicicleta a un lado de la carretera –no muy cerca para que no la arrollan–, y fue hacia donde la había visto.

Tocando uno de los árboles más cercanos a la carretera, asomó su cabeza para ver entre los troncos, buscándola con mucha curiosidad.

Pasados los minutos, al no encontrarla, se estaba dando la vuelta para volver a subirse a su bicicleta e ir a su casa, hasta que oyó el distintivo "crack" de una rama rompiéndose. Se volteó con rapidez, logrando ver una sombra pasando en unos milisegundos a varios metros de ella, adentrándose más al bosque. Ella, con entusiasmo, corrió, adentrándose en sus espesuras.

Dos horas ya habían pasado desde que trató de ir a por algo que saciase su emoción de encontrar algo nuevo, lo que la llevó a perderse en el bosque, solamente acompañada por la luna y sus propios pensamientos.

Además de lo que la estaba observando.

Mientras la chica se recostaba contra el tronco de un árbol, viendo si su móvil daba señales de cobertura, algo le acechaba a sólo unos cuantos árboles más de distancia.

Algo con una masa corporal muy esbelta, una piel peluda adornada con manchas secas y rojas de lo que alguna vez pudo ser su cena, unas patas con afiladas garras sucias, y unos colmillos amarillentos que resaltaban entre todos sus caninos.

Su especie se hacía llamar lobo, pero éste no era uno cualquiera, ya que su tamaño y su inteligencia sobrepasaba la de cualquier animal viviente en el bosque.

Su propósito de vida no era ninguno más que cazar a sus presas de una forma... Lenta. La presa ni sabía que lo era hasta tener un buen pedazo de carne propia arrancada y siendo masticada por el can.

«Crack»

Un tercer sonido que no provenía ni de la presa ni del cazador, haciendo que el depredador se alerte mirando para todos lados, y la presa se ilusione con una supuesta salvación, que tristemente era... Otro cazador más.

La bestia comprendió que la situación se estaba descontrolando, por lo que pensó en abandonar su objetivo, antes de serlo él.

Pero ya era tarde.

El nuevo cazador se encontraba tras suyo.

La bestia, en un intento de huir, comienza a correr hacia donde supuestamente se encontraba la joven humana, pero, al mirar bien, ya no estaba.

Desesperado, el lobo busca otra salida, ya que su plan de hacer que el ser se fijase en la chica se había ido.

En un momento de descuido, el ser le ocasiona una herida profunda en una de las patas traseras, realentizando al lobo.

El lobo, dándose cuenta que era incapaz de escapar, decide cambiar su huida por atacar a su perseguidor, pero, cuando ve la apariencia del ser desde el frente, queda en shock.

Las garras del ser, medían unos diez centímetros, además de ser de color carbón. Su forma corporal era antropomórfica, con un pelaje marrón claro, inmaculado, y sus ojos, grandes y verdes, lo miraban con una sed de sangre... Como si no hubiera comido hace semanas...

El lobo, se tira encima de él con todas sus fuerzas intentando propinarle un mordisco en el cuello, pero la bestia ojiverde, de un zarpazo, lo aleja tirándolo con muchísima fuerza contra un árbol, logrando destruirlo.

La bestia ojiverde, se acerca a su presa, la cual se encontraba al borde de la muerte porque un gran trozo de árbol se había incrustado en su vientre, haciendo que se desangre poco a poco.

Entonces, de las sombras, aparece otro ser, parecido al que le estaba atacando. Cuando el nuevo ser se acerca, de la misma forma que le hicieron a él, le dio un zarpazo al ojiverde, mandándolo lejos, atravesando dos árboles.

—Jaja, quien mata lento, muere lento.

Sorprendentemente, la bestia de zarpas largas y negras que había aparecido de la nada para acabar con el de su misma especie, podía hablar. Su voz sonaba en ultratumba, pero raramenre tenía una pizca... Femenina.

—Eso te pasa por ir quitándome la comida. ¡Y eso que me costó encontrar un lugar con un bosque cerca...!

La aterradora bestia antropomórfica, lentamente, iba cambiando de forma, volviéndose una... Humana?

Era la misma humana a la cual él en algún momento llegó a pensar como su menú principal, pero ahora con las uñas más largas, con rastro de sangre, ojos penetrantes, y sin ropa.

El lobo, que aún seguía vivo, pero débil, quedó estupefacto.

«El cazador siendo cazado... Qué irónico.»

Entonces, de forma rápida, la "chica" introduce su mano derecha dentro del cuerpo del lobo, yendo a por su corazón, arrancándoselo de una.

—Bueno... Mi trabajo ya está terminado.

Mirando el corazón que se encontraba en sus manos, pensó en algo... Típico en un monstruo, como ella.

«Ya era hora de un postre.»

Entonces, relamiéndose los labios, se mete el corazón en la boca.

«Mmmmm... Delicioso...»

Terminando con su postre, recoge la ropa que se había quitado para que no se destrozara mientras cambiaba de forma, para luego ir hacia la carretera, buscar su bicicleta, y seguir su camino hacia su pueblo –el lugar que había escogido para vivir y alimentarse–, mientras el sol se asomaba por el horizonte.

Fin~

Feliz Halloween a todos😘!