
07┆Magia
[...]
El cansancio me ganaba y mi mente jugaba conmigo, sentía mi cuerpo cansado mientras caminaba inconscientemente hacia mi habitación para por fin tener un merecido descanso, un pequeño respiro después de tanto trabajo.
Thetis había dicho que pronto me llamaría para empezar a entrenar, espero que no muy pronto. Un escalofrió corrió por mi cuerpo al recordar su extravagante sonrisa al descubrir algo nuevo en mí.
Mi cuerpo adormecido tembló ante la suave brisa de la noche que lograba entrar por la ventana que se encontraba abierta, cosa que no recuerdo haber hecho. En lo profundo de la oscura habitación unos profundos orbes violeta me miraban vigilantes, atentos a cualquier movimiento.
Y ahí es donde me di cuenta, esos ojos ya los había visto antes, recordaba ese violeta intenso. Con el simple hechizo que me enseño Thetis ilumine la habitación con una esfera con mi energía, encontrándome con el gato que antes me había acompañado.
Aliviada soltee un suspiro liberando la tensión de mi cuerpo ante el susto antes de caminar hacia mi cama, y caer rendida sobre ella. El gato posándose fuera de ella en la mesa que adornaba mi cuarto, mi cuerpo algo rendido no presencio la atmosfera que se formaba a mi alrededor.
La luz de la esfera titubeaba ante el gato, pero no pude hacer nada.
No supe cuando mi cuerpo se relajo al punto de caer totalmente dormida, sintiendo como mi entorno se distorsionaba a mi alrededor.
Y entonces, todo cambió.
Cuando abrí los ojos, ya no estaba en la habitación. Mi corazón dio un vuelco. A mi alrededor se extendía una vasta blancura, infinita y etérea. No había paredes, ni techo, ni suelo. Solo estaba yo, suspendida en medio de esa luz que no lastimaba mis ojos, que no proyectaba sombra alguna.
Hilos. Dorados, brillantes, moviéndose con una gracia indescriptible. Flotaban a mi alrededor, formando patrones que no entendía pero que me resultaban inquietantemente familiares. Cada uno parecía latir con una vida propia, como si dentro de ellos existiera un universo entero.
Uno de los hilos comenzó a moverse hacia mí, deslizándose con lentitud, casi como si dudara en acercarse. Mi cuerpo no respondió; no pude moverme, no quise moverme. Y cuando el hilo finalmente me tocó, todo cambió de nuevo.
La luz desapareció. Ahora estaba en otro lugar. Vi todo como si estuviera allí, como si mi cuerpo se hubiera desvanecido y yo fuera solo una espectadora de lo que sucedía. A lo lejos alrededor múltiples árboles, una pequeña casita era iluminada por el sol de la mañana, un grupo de hombres pasa tambaleándose como pueden uno de ellos juega con un mechero en su mano hasta que uno de sus amigos lo empuja haciendo que este vote el mechero prendido hacia la casa.
El fuego se expande consumiendo todo el material que cubría la choza, no podía hacer nada mi cabeza dolía, mientras volvía a el mismo espacio vacío, donde otro de los hilos me atravesó.
Esta vez el espacio era completamente diferente, una pequeña pero acogedora habitación era decorada por dos amorosos padres quienes dejaron a su pequeño niño jugar cerca de la ventana. Gran error. Una ráfaga de viento hizo que la cortina se agitara violentamente, y el bebé, ajeno al peligro, se inclinaba más y más hacia el borde cayendo fuera de esta.
Desperté agitada de aquel tipo de sueño, mi cabeza ardía como el infierno mi vista seguía asimilando el cambio de luz ahora de mi habitación. La luz de la mañana era refractado por los cristales de los altos ventanales que residían en los muros de mi habitación.
Frote mis ojos intentando recuperar la vista, ante mi una cabellera rubia era iluminada por la luz que entraba por mi ventana, reclinado ante el marco de este mientras su mirada tranquila estaba fija hacia lo que fuera interesante fuera de mi cuarto.
Recobre mis sentidos de inmediato cuando esos ojos escarlatas se fijaron para que su mirada se antes seria se vaya suavizando.
---Al fin despiertas. --- A pasos lentos se acerco a mi cama para luego sentarse a el borde de ella atento a mí. --- Yo... quería hablar contigo, Thetis me comunico que tu entrenamiento será en 3 días así que puedes descansar. Acompáñame
Su voz firme y decidida me confundió, pero antes de contestar.
──Como entraste?
──La ventana se encontraba abierta, y no me resistí. ──Se levanto caminando hacia la puerta. ──Te veo en 30 min en las puertas principales, solo venia a decirte eso.
Dijo después de salir. ¿Hace cuánto estaba aquí? ¿Me vio dormir?
¡Qué grosero!
Apreté mis mejillas con las palmas de mis manos intentando despertarme de la ensoñación en la que Lancelot me había metido.
Antes de que me levante de la cama, toques apresurados llegaron a mi puerta para luego ser abierta con agresividad casi derribándola. Tres mujeres vestidas con un conjunto parecido entraron en la habitación, gritando y saltando.
── ¡El señor Meliodas nos envió para ayudarte a prepararte! ──dijo la segunda con una sonrisa radiante, mientras cargaba lo que parecían varias prendas cuidadosamente dobladas.
──¿Prepararme? ── pregunté, todavía intentando despejar mi mente y ordenar mis pensamientos.
──¡Sí! ──respondió la tercera con entusiasmo, sacudiendo un vestido frente a mí como si fuera la respuesta más obvia del mundo.
Antes de que la primera me saque la ropa que traía pues, la segunda la detuvo regañándola.
──¡Primero, al baño! ── anunció una con entusiasmo.
──¿Baño? Esperen un momento...── Intenté protestar, aunque mi tono se desvaneció al notar sus miradas llenas de determinación y cariño.
En un abrir y cerrar de ojos, me vi rodeada por vapor y el aroma relajante de hierbas. El baño era amplio, decorado con detalles dorados y paredes cubiertas de mosaicos de colores claros. El agua de la tina estaba lista, con una capa de espuma y pétalos de flores flotando en la superficie.
A la fuerza intentaban arrancar la ropa que traía encima, avergonzada intentaba detenerlas.
──Por favor esperen... Puedo hacerlo sola! ... ──Mi voz salía lo más fuerte que podía hacerlo en mi estado tímido.
Antes de que hayan logrado tirarme a la fuerza a el agua un estruendo elimino el ambiente cuando la puerta del baño fue derrumbada por una señora que parecía mucho mayor a las chicas que aparecieron en mi cuarto.
---Pero que esta pasando aquí! ¡Sean un pocos suaves con la señorita!, ¡¿Acaso no saben de la situación?!
Estas se encontraban asustadas en una esquina del baño abrazándose contra la otra mientras eran regañadas por la dama superior. Y yo cubriéndome con lo único que encontré sentada en los fríos azulejos del baño.
Cuando su mirada feroz se fijó en mí, sentí el miedo que ellas sentían. Hasta que su expresión agresiva fue reemplazada por una gran sonrisa y una mirada suave.
──Señorita, será un honor prepararla. El capitán Meliodas insistió en que luzca impecable. ──Su voz antes alta y feroz cambio a una amable, como una melodía, pero su entusiasmo no dejaba lugar a objeciones.
──El señor Meliodas nunca me menciono algo de esto...── Su malgastada mano acaricio con cuidado mi cabeza, tranquilizándome de alguna forma.
──Tranquila, niña mía. No dejaré que estas atolondradas vuelvan a incomodarte. ──Su tono era tan cálido que no pude evitar relajarme un poco. Sus ojos, a pesar de la edad que marcaban, brillaban con una comprensión que me reconfortó.
Una de las jóvenes, todavía temblando, habló con voz nerviosa desde la esquina.
──Señora Elva... solo queríamos asegurarnos de que estuviera lista a tiempo...
──¿A tiempo para qué? ¿Acaso no entienden que la señorita no es alguien a quien puedan apresurar? ──Regresó su atención a mí, su tono más suave que antes.
──Lo siento mucho por este alboroto. ──Se agachó un poco para quedar a mi altura, aún con esa mirada tranquilizadora. ──Mi nombre es Elva, y estaré a su disposición para cualquier cosa que necesite mientras esté aquí en el castillo.
Asentí con cuidado, era mi salvación. Sentía una gran calidez a su lado no quería alejarme.
──Gracias... Señora Elva.
──Muy bien, niñas, afuera todas. ──Elva hizo un gesto hacia las jóvenes, quienes obedecieron rápidamente, saliendo con torpes reverencias y susurros entre ellas.
Cuando la puerta se cerró tras ellas, Elva suspiró.
──Ahora sí, podemos hacer esto con calma. La bañera está lista y el agua es perfecta. Vamos, señorita Evangeline, déjeme ayudarla.
Me acerqué al borde de la bañera, sintiendo el vapor cálido acariciar mi piel. No pude evitar mirar de reojo a Elva, quien esperaba pacientemente a un lado con una sonrisa tranquila.
Esta se dio cuenta que realmente no sabía que proseguía, así que suspiro tranquilo para luego llenar mi cabeza de espuma.
Al terminar la ducha me encontraba totalmente pacífica, cubierta en toallas, como un pequeño burrito. Agradecida con la señora Elva quien también me ayudo a vestirme, me había olvidado totalmente del tiempo.
---Muchas gracias señorita Elva--- Inconscientemente la rodee con mis brazos con confianza, recibiendo el mismo trato.
---Ahora puede irse señorita. --- Dijo después de poner el ultimo retoque en mi cabello.
Me había olvidado, Lancelot me estaba esperando.
──Hasta luego señorita Elva! ── Corrí hacia el pasillo principal mientras me despedía alegre de ver a Lancelot.
Mis pasos resonaban suavemente en el pasillo mientras avanzaba hacia las puertas principales. El aire fresco se filtraba a través de las ventanas abiertas, jugando con los mechones sueltos de mi cabello. Mi mente estaba llena de preguntas. ¿Qué querría hablar Lancelot conmigo? ¿Por qué parecía tan serio esta vez?
Cuando llegué a la gran puerta lo vi esperándome. Lancelot estaba de pie junto a las enormes puertas de madera, apoyado casualmente contra una de ellas. La luz que se filtraba desde afuera bañaba su figura, destacando cada línea de su porte seguro.
Al notar mi presencia, se enderezó, sus ojos escarlata capturaron los míos, y una sonrisa ligera se dibujó en sus labios, pero antes que la viera volteo la cara.
──Pensé que ya no vendrías ──dijo, esbozando una media sonrisa.
──Me entretuve un poco... Lo siento. ──Bajé la mirada, algo apenada.
──No pasa nada. ──Su tono fue más suave, casi reconfortante──. ¿Vamos?
Sin darme más explicaciones, abrió las puertas principales y me hizo un gesto para que lo siguiera. Afuera, miles de casas decoraban el terreno de Liones. Todavia seguía sorprendiéndome el tamaño del reino.
Camino frente mío para luego seguirlo como costumbre, asombrada por la diferencia de tamaño. ¿Siempre fue así de alto?
El silencio era reconfortante, caminábamos al lado del otro, pero Lancelot lo sentía nervioso, así que decidí hablar primero.
──Que es lo que estamos buscando hoy Lancelot? ──Sabia que su vida se basaba en misiones, es lo que me había mencionado Tristan.
---No buscamos nada en específico, solamente...──Dio una pausa en sus palabras, como si pensara realmente bien en lo que diría. ──Quería... Disculparme por como me porté, fui un idiota...
Sus palabras me tomaron por sorpresa. Miré hacia él, pero su mirada permanecía fija al frente. Podía notar cómo apretaba ligeramente las manos, como si incluso hablar de esto le resultara incómodo.
──No sabía que sabías disculparte, Lancelot. ──Bromeé suavemente, intentando aligerar el ambiente.
Él soltó un suspiro que casi parecía una risa y finalmente detuvo sus pasos, obligándome a detenerme también. Giró para mirarme, sus ojos escarlata brillando con sinceridad.
──Lo digo en serio, Evangeline. Me porté mal contigo, y no tengo excusas para justificarlo. No es justo que tenga esa actitud contigo, sobre todo porque... ──Vaciló un momento, pasando una mano por su cabello, claramente incómodo. ──Porque no te lo mereces.
Mi corazón latió ante sus palabras inconscientemente parando el paso causando que el voltee a verme.
──Quiero que este día sea diferente. ──Hizo un gesto hacia la bulliciosa ciudad de Liones que se extendía frente a nosotros. ──Hoy no hay misiones ni obligaciones. Sólo quiero que explores este lugar y lo veas como lo veo yo.
Su propuesta me tomó desprevenida. ¿Lancelot queriendo pasar un día tranquilo en la ciudad? No era algo que esperaba de él. Sin embargo, la idea de descubrir Liones y pasar tiempo con él resultaba... agradable.
──Está bien, entonces. ──Asentí, sintiéndome un poco emocionada por la idea.
Volviendo a retomar la caminata, hablando y bromeando con su parte sarcástica para luego ser regañada. Caminamos sin rumbo alguno hasta llega a un espacio seriamente reconocible para mi, pero realmente no recuerdo de dónde.
Nos sentamos en unas gradas descansado por un momento, por alguna razón este lugar me resultaba tan... familiar. La forma en que los árboles se curvaban hacia el camino, la luz del sol filtrándose entre las ramas, incluso el sonido del agua fluyendo cerca. Era como si ya hubiera estado aquí antes.
La misma casa de mi sueño, debía ser una casualidad. Tal vez ya la había visto antes del sueño.
Cerré los ojos por un momento, intentando calmarme. Fue entonces cuando lo escuché. Voces fuertes, algo tambaleantes, provenientes de una esquina cercana.
Ignorando al grupo de hombres que se acercaban Lancelot se levantó. Tres figuras con ropas desarregladas y pasos inestables reían mientras balanceaban lo que parecían botellas en las manos.
Los observaba con cautela, atenta a sus movimientos.
Pero algo en ellos me inquietaba profundamente. Los observé mientras se detenían cerca de una casa pequeña, intercambiando palabras que no alcanzaba a entender. Uno de ellos, con una risa ronca, sacó un encendedor y como en la escena que recordaba por accidente lo tiraba hacia la casa.
Y junto a el encendedor otro de los hombres había lanzado una botella de alcohol a medio acabar, provocando que estos dos reaccionaran.
"Ya he visto esto."
Antes de que algo mas grande pase, intente comunicárselo a Lancelot, quien ya iba directo hacia la escena.
──Evangeline, quédate aquí ──ordenó Lancelot antes de correr hacia la casa.
No podía hacer nada.
No solo por su orden me quede, si no por el conocimiento limitado que tenia en este tipo de casos.
Mi mente solamente se quedó en blanco, excepto por un pensamiento:
En mi sueño, había visto exactamente lo mismo. Esa casa, esas llamas, incluso los gritos que comenzaron a llenar el aire cuando una mujer salió corriendo de la casa, con el rostro cubierto de pánico.
Antes de que pase a mayores, de alguna manera Lancelot apago la pequeña llama que se formó por ambos componentes.
—Evangeline... —me llamo después de volver, mirándome directamente a los ojos—. ¿Tu ya lo sabias? ¿No es así?
Intenté hablar, pero las palabras no salieron. Mi pecho se apretó, y todo lo que podía escuchar era el eco de la escena en mi mente.
──Pero... ¿No es posible o sí? Ahora se que no fue un sueño ...
──Es posible, si es que tienes ese tipo de magia... ── Se detuvo cerca de mi ──Viste algo más?
──Vi más... —murmuré finalmente, mi voz apenas un susurro──. Pero no lo entiendo.
Lancelot se agachó frente a mí, su rostro serio, pero no amenazante. Había algo en su expresión que me dio la confianza para continuar.
──La casa en llamas... la mujer gritando... y luego... había algo más. Esta vez fue un bebe.
El recuerdo era tan vívido que sentía el calor del fuego y el eco de los gritos en mis oídos, debía comprobarlo.
Antes de que me responda, corrí buscando la segunda escena del accidente.
Hasta que lo entre, una ventana abierta en un tercer piso, estaba a punto de ocurrí pero actúe rápido.
Inconscientes, las largas extremidades de mi espalda salieron a la luz y sin ninguna inseguridad se abrieron paso por el cielo hasta la altura de la ventana.
Él bebe había caído, pero logre atraparlo por fortuna, impidiendo el accidente que me tenia inquieta.
El llanto del bebé inundó mis oídos mientras lo sostenía con firmeza contra mi pecho. Mi respiración era irregular, pero el alivio era más fuerte que cualquier agotamiento que sintiera. Miré hacia abajo y vi a Lancelot corriendo hacia la base del edificio, con el ceño fruncido y la mandíbula apretada.
Cuando descendí, las alas que había desplegado lentamente se replegaron, desapareciendo como si nunca hubieran estado ahí. Lancelot estaba esperando, con los ojos fijos en el bebé que aún sollozaba entre mis brazos.
Para luego escuchar los llantos de los padres que bajaron a comprobar que su hijo estuviera bien, el alivio en los rostros de los padres fue palpable al ver al bebé sano y salvo en mis brazos. La mujer rompió en llanto, cayendo de rodillas mientras extendía las manos temblorosas hacia su hijo.
──¡Mi bebé! ¡Gracias, gracias! ──sollozaba, mientras el hombre que la acompañaba intentaba mantener la compostura, aunque sus ojos también estaban llenos de lágrimas.
Debió ser una escena fuerte, ver a su único hijo a riesgo de muerte.
Me pregunto cual será el sentimiento de vivir en una familia. Era mi único pensamiento mientras miraba el cariño con el que cubrían al bebe entre sus brazos, la escena era cálida, pero realmente esto despertó un vacío dentro de mi pecho.
Antes de que mis pensamientos sigan, la mano de Lancelot toco mi hombro ligeramente.
──Es hora de irnos.
El camino de regreso fue silencioso, pero mi mente no. Nublada de pensamientos incoherentes, rasguñaba mi muñeca inconscientemente antes que Lancelot me detuviera.
──Evangeline ──dijo Lancelot finalmente, con un tono más suave──. Esto no es casualidad. Sabías lo que iba a pasar, lo viste antes de que ocurriera.
Lo miré, sintiendo la presión de sus palabras.
Me quede en silencio, esperando algún comentario
Necesitaba saber más.
Se cruzó de brazos, mirando al lugar donde la familia se había alejado.
──Tendremos que entenderlo. Y pronto. Porque esto no va a detenerse aquí, ¿verdad? ──Me miró de nuevo, con esa mirada que parecía atravesarme──.
──Hiciste algo increíble hoy, Evangeline. Aunque no entiendas todo ahora, tienes un don. Usarlo para salvar a alguien es algo que nunca debes lamentar.
Sus palabras eran tranquilizadoras, pero también me hicieron sentir más peso. Mi mirada se encontró con la suya, y vi en sus ojos una mezcla de orgullo y preocupación.
──Gracias, Lancelot ──murmuré.
Él retiró la mano y dio un pequeño paso atrás.
──Bueno, será mejor que sigamos moviéndonos. No creo que te hayas dado cuenta, pero ya hemos llamado suficiente la atención por hoy.
Miré a mi alrededor, y efectivamente, varias personas nos observaban desde lejos, susurros inaudibles llenaban el ambiente. Sentí cómo mis mejillas se calentaban, pero Lancelot simplemente me indicó que lo siguiera.
──Vamos, antes de que alguien decida que quiere más espectáculo.
Lo seguí sin protestar, sintiendo el peso de las miradas hasta que finalmente nos alejamos de la escena.
──Por cierto, esto deberemos informarlo tanto a Thetis como a...
Su ultima palabra fue inaudible para mi, al caer desmayada.
Jamás había usado tanta magia en un solo día.
--- Noo Perico donde te sentanteee.
---Jamas habia hecho tantas palabras.
---Y estoy en vacaciones por suerte.
---Vengo a promocionar, mi ig donde subo dibujitos de eva y algunas cositas de contenido, y obvio mucho spoiler.
---Tambien tengo tiktok ahora. Ahi subo mucho spoiler y contenido x jijiji
𝐈𝑔 --- 𝒶𝓃𝑔𝑒𝓁_𝟢𝓌𝓉𝓉𝓅
𝑻𝘵 --- 𝘭𝘰𝘷𝘦𝘭𝘺_ 𝘢𝘯𝘨𝘦𝘭_ 5
esos son mis user por si les interesa.(El que no me siga, odia a caro. )
NANA MEJOR LE HUBIERA PUESTO EPIFANIAS DE TITULO PARA QUE TE DES CUENTA.
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