Fiddleford.

Había llegado a Transilvania, se podría llegar a decir que era bastante parecido a lo que se podía leer varios aportes científicos paranormales qué le habían proporcionado unos colegas igual de intrigados qué él.

Aunque la bienvenida a ese lugar no fue el que esperaba su uno quería ser verdaderamente sincero consigo mismo. Los pueblerinos de ese lugar, que eran pocos, parecían totalmente escandalizados por la mera pronunciación de que había venido a investigar las anormalidades qué ahí acontecian, aparentemente ante su escándalo sus sospechas eran ciertas... Habían anomalías y las debía investigar.

La vida en ese pueblo no era como América, sinceramente parecían estar años atrasados más no podía quejarse de la hospitalidad, aunque notara la curiosidad de ellos ante un extranjero.

Por las noches salía para investigar aquellos bosques oscuros en dónde podía oír los sonidos qué emitían los animales nocturnos, esos sin duda eran de su relativo interés, estuvo descubriendo nuevas criaturas que en su mayoría eran inofensiva aunque algo confiado de su tamaño no vió venir un ataque de un montón de murciélagos.

Pero sin duda le llamó la atención las miles de criaturas que ahí habitaban y que pudo ir registrando en su diario, haciendo bocetos y apuntes varios respecto a sus anatomías, curiosidades y demás factores a tener en cuenta y más si eran agresivos.

Vanescúrcula: La Vanescúrcula es una criatura fantasmagórica que se asemeja a una polilla gigante de color oscuro. Su presencia es un misterio, ya que se desvanece en una nube de humo negro cuando alguien intenta tocarla. Se dice que solo aparece en noches sin luna y que se siente atraída por los espejos. Las personas que la han visto aseguran que si la observas demasiado tiempo, tus reflejos comenzarán a distorsionarse, mostrando tus peores temores."

Era sin duda una criatura fascinante y muy tímida por lo que había visto, la había encontrado en una noche, era bastante grande así que due fácil de ver y dibujar, más a la hora de querer acercarse pudo ver como el enorme animal se puso en alerta y huyó de forma despavorida como si él fuera un depredador, como si fuera la verdadera amenaza de ese lugar cuando en realidad creía que no lo era.

Sus descubrimientos siguieron, tuvo que comprar diarios extra porque ya no daba a basto de tanto ser paranormal en donde se debía balancear entre los inofensivo, defensivos y los agresivos porque no le apetecia morir en lo absoluto cuando tenía tanto para descubrir y mostrarle al mismo que lo paranormal es real, que las criaturas paranormales existen en el mundo más están escondidas para jamás ser descubiertas y Transilvania parecía ser la mina de oro de todo aquello, como el centro gravitatorio qué atrae y absorbe a toda criatura antinatural y haciendo crecer el miedo de sus pobres pobladores.

Y sin saberlo entre tanta curiosidad unos ojos amarillos lo vigilaban entre la oscuridad.