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#4 Baila conmigo.

—Eh, lo siento por lo de Bastian —murmuró Ethan, intentando ser lo más amable con el chico. No quería que siguiera molesto por aquella pelea tonta en la cafetería minutos antes.

Jerome se volteó para verlo y le sonrió dulcemente.

—¿Por qué te disculpas tú en lugar de ese salvaje, inmaduro y torpe Conde? —preguntó el pequeño de ojos celestes. No quitó su sonrisa del rostro y eso le agradó a Lenin, al menos sentía que no estaba siendo apartado por el chico.

—Bueno, es que ese torpe Conde no se disculparía. Su orgullo se lo impide —contestó el príncipe, sentándose a un lado del chico. Sintió que el agua de la fuente le salpicaba, pero no le importaba. Si podía permitirse ver el rostro apacible del Duque, realmente no le importaba. Los ojos celestes se vieron como dos hermosos cristales, lo que lo hizo sonreír.

—Es cierto, qué imbécil. Igual, no importa. Es muy bien sabido que un Le Brun y un Briand jamás se llevan bien —agregó y se volteó para mirar de frente a Lenin. Ese actuar, puso nervioso al rubio, quien no supo muy bien a donde mirar. Sabía que aquel par de orbes cristalinos podían descifrar todo acerca de él—. ¿En serio crees que soy lindo? —murmuró.

Ethan se sorprendió por la pregunta y sintió que su rostro ardía, pero trató de calmarse para responderle. Obviamente, lo que dijo no era una mentira.

—Sí, eres lindo —respondió con torpeza. Jerome sonrió nuevamente y luego soltó un enorme suspiro mientras estiraba sus piernas y miraba al cielo.

—Qué gran día —exclamó el pequeño Duque y Lenin lo observó con detenimiento—. El príncipe imperial dijo que soy lindo —agregó mientras sus mejillas adquirían un leve sonrojo.

—¿Eso para ti es algo para alegrar un día? —preguntó Lenin y sintió sus mejillas coloradas, aunque no podía verlas.

—Claro. ¿Sabes? Para ser el príncipe imperial, pasas muy desapercibido dentro de nuestra institución —comentó el Duque, mirando fijamente a Ethan, como buscando la respuesta.

—Bueno, es que yo no puedo sobresalir demás —explicó el ruso, rascando su mejilla—. Soy el miembro más débil de la familia Imperial, pero soy el único dentro de la línea de sucesión. Por lo tanto, t-tengo que esforzarme en estudiar las disciplinas necesarias para el trono. Como futuro heredero y el más débil, solo puedo concentrarme en las tareas asignadas por mi madre y abuela —comentó para luego mirar el rostro sorprendido de Jerome—. A-aunque no es tan malo como parece, solo están preparándome adecuadamente para el trono.

—Eso dices, pero me parece injusto. Yo no creo que seas débil, al contrario, pienso que eres fuerte y determinado. Serás un gran Rey. —Sonrió Jerome. Las palabras dichas fueron exactas, pero, lamentablemente, Lenin no las consideraba. Supuso que era un chiste y se carcajeó.

—Bueno, si eso fuese verdad, probablemente no tendría tantas discusiones con mi madre —farfulló mientras reía. Jerome puso una mirada triste.

—Es una pena... —susurró el Duque para luego dejar que el silencio se hiciera presente. Aunque ninguno hablaba, ambos se sentían cómodos con la presencia del otro.

Mientras se acompañaban en silencio, el grupo que organizaba el festival llegó para organizarse. El concurso que se llevaría a cabo en el festival era uno de talentos. Jerome solía participar junto a Marion, pues ambos amaban la música desde niños. Sin embargo, el pequeño Duque descubrió una nueva pasión; la danza.

Ya había algunos ensayando sus números y Jerome los observó con una firme sonrisa alegre y luego se giró hacia Lenin, quien jugueteaba con su reflejo.

—Lenin —lo llamó el pequeño. El mencionado se giró sorprendido. Era muy extraño que lo llamaran por su primer nombre—. Ven, ensaya conmigo. Baila conmigo —dijo y le tomó la mano para llevarlo hasta el centro del sitio, donde todos se habían reunido.

Ethan no se negó, simplemente se dejó llevar por el Duque. Jerome, por su parte, estaba emocionado, pues no todos los días sacas a bailar el príncipe imperial. Además, estar con Lenin le hacía sentirse cómodo como nunca, era muy parecido a lo que sentía en compañía de Marion, pero, a la vez, algo completamente diferente.

—Solo tienes que seguir mis pasos, Lenin —habló Jerome, sonriendo alegremente.

Luego de que Ethan le confesara que nunca había bailado en su vida, Jerome se sintió insultado. Le parecía injusto que alguien tan alegre como Lenin, nunca hubiera bailado en su vida. Era insultante. Entonces, decidió enseñarle y, por el momento, estaban progresando rápidamente. El príncipe aprendía muy rápido.

—Espero estar haciéndolo bien —murmuró Lenin, moviéndose a la par del Duque.

—Claro que sí. Solo déjate llevar —agregó Jerome—. Simplemente, siente la música. Y... ahora —anunció y ambos aplaudieron, finalizando la coreografía—. Eres un excelente bailarín.

—G-gracias por enseñarme. Es muy divertido —confesó el rubio mientras reía emocionado por aquella nueva experiencia. Aunque solo duró un par de horas, le hizo muy feliz poder salir de su rutina. Deseaba poder seguir haciéndolo.

Jerome lo observaba con detenimiento, como analizándolo y, de repente, dijo—: Ensayemos juntos mañana también. —Aunque Ethan no lo vio, el francés vio como el rostro del ruso se iluminaba de una manera extraordinaria.

—¿Podemos? Eso estaría genial —animó el príncipe, sonriendo como nunca. El Duque asintió, devolviéndole la sonrisa.

La gente se marchaba y se daba por finalizadas las primeras clases del día, clases a las que no habían asistido. Eso daba igual ahora porque lo que realmente le importaba al heredero ruso, era que se había divertido. Probablemente, su madre lo mataría si supiera de su pequeña travesía, pero le interesaba muy poco.

El Duque miró de reojo a Lenin; le daba mucha curiosidad el heredero, pues era bastante sensible y alegre pese a su personalidad retraída y algo introvertida. Aunque, lo más seguro era que debido a su crianza fuese así.

Todo el mundo sabía acerca del carácter de la Reina y, por supuesto, de las antiguas gobernantes. Claro que llevaron el Imperio a la gloria, sin embargo, muchas veces, a costa de otros. Difícilmente, algún otro Imperio disfrutaba de hacer tratos con el Imperio Europeo debido a eso.

Todas las herederas fueron criadas bajos estrictos regimientos, pero ellas tuvieron forjado un enorme carácter desde la raíz. Todo lo contrario, sucede con Lenin. La variante es él. 

Jsjsjs, ¿qué les pareció?


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