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Todo se repite.

Bangkok, Tailandia.

Las luces que parpadeaban a través de la ventana mantenía a Thanya con la mirada perdida, y tan pronto como la brisa bailo junto a sus cabellos, las lágrimas que trataba de ocultar cayeron trémulas de sus ojos, y pronto las imágenes del pasado la llenaron de pesar. Nunca en su vida le gustaba pensar sobre su pasado, hurgar dentro de él y darse cuenta de lo desdichada que se había vuelto. Todo por un pasado oscuro, un secreto que le llenaba de dolor el alma y la obligaba a llorar amargamente por tomar la decisión que no era correcta.

La reciente llamada de su hermano comunicándole su estatus familiar le hacía preguntarse ¿Qué habría sido de ella, si no hubiera sido tan cobarde? Mew era feliz con la idea de adoptar una niña junto a Gulf, y ahora que sabía que iba a ser padre lo tenía eufórico. A Thanya le emocionaba la idea, y estaba feliz por su hermano. Pero aquella espinita del pasado evitaba que pudiera sonreír completamente. Ante el recuerdo de aquel pasado, que por más que tratará de borrar, o de ocultar; tal parecía que se empeñaba en salir a la luz, y recalcarle lo cobarde y estúpida que había sido.

Había cumplido sus 19 años con una enorme sonrisa y miles de regalo por parte de su familia. Al ser mujer, y menor que Mew por 4 años la convertía en la niña de la casa, la señorita de la familia, y a la que cuidaban con espada en mano. Ella estaba feliz porque por primera vez en mucho tiempo podría viajar, y lo mejor de todo ella sola.

Sus padres habían decidido darle un pasaje en un crucero londinense, lo que la tenía realmente emocionada. No todos los días podría disfrutar de un viaje, y en todo caso sola.

Todo había marchado bien, y al llegar a la bella ciudad de Inglaterra supo que el buen gusto de sus padres debía de alabarlo siempre. Pero todo pensamiento sobre su familia desapareció cuando se encontró con él. Rubio, de ojos completamente azules como el cielo, y de mirada salvaje y atrayente. Thanya supo que tenía que conocerlo de inmediato, y no se arrepintió al hacerlo.

Ese hombre, tan solo cinco años mayor que ella, la había dejado completamente cautivada. Tanto que no dudo en entregarse en cuerpo y alma a él. Estaba completamente segura que jugaba con fuego, y terminó de comprobarlo cuando descubrió que era tan solo un empleado público, y que no ganaba los millones que sus padres de seguro esperarían, sin embargo, no le importó; y aún a sabiendas de que solo sería un amor de verano, no lo terminó.

Pero ese gran amor se vio revelado ante el producto que se instaló en su vientre. Thanya estaba feliz, pero a la vez aterrada. Decidieron que lo mejor sería disfrutar el momento juntos, y cuando el tiempo llegará tomaría la decisión. Y cuando llegó, Thanya no pudo ser más feliz. Había salido ella sola, y regresaba con 2 personas más en su vida. Pero jamás imaginó que el producto de ese amor sería su ruina.

Como toda adolescente en apuros era obvio esperar al apoyó de tu madre. Pero jamás se imaginó el odio y la repulsión con que la suya propia la miró:

----- ¡No eres más que una maldita ingenua! ¿Cómo te atreviste a mancillar el nombre de tu familia? ¡Y por un don nadie!

Hubiera preferido los golpes, más gritos; pero jamás la decisión que su madre le obligó a tomar. El dolor de perder a la persona que más se ama puede ser realmente doloroso, pero el tener que renunciar y matar a su propio hijo no tenía palabras para describirlo. Y pudo haber tomado otra decisión, interponerse ante los deseos de su madre, ir tras el amor de su vida, negarse a un matrimonio sin amor; y lo más importante. Haberse negado ante la idea de abortar.

Abriendo los ojos Thanya lloró. Habían pasado 3 años aproximadamente en que no recordaba aquello, en que se había dedicado a tratar de ser feliz, sin embargo, no lo había conseguido. No podría, no luego de haber permitido el lastimar a esas dos personas importantes para ella, al haberse dejado manipular. Y ahora, con un hombre a su lado al cuál no amaba, llena de riquezas y todo lo que una mujer pudiera desear en el mundo, sabía que no era feliz.

Porque no tenía lo más importante para la vida de un ser humano.

Por eso, aunque se le fuera la vida en ello, no permitiría que su madre volviera a lastimar con sus actos. No dejaría que destruyera la felicidad de su hermano, y lo más importante... su familia. Porque todos tenemos un pasado, y este vuelve a repetirse.

Gulf se mordió el labio ante la imagen que le devolvía el espejo, y acariciando su panza sonrío ante el apenas perceptible bulto que comenzaba a formarse en esta. Habían pasado unas cuantas semanas desde el incidente con la madre de Mew, y la mujer no había vuelto a hacer aparición, llenándolo de incertidumbre y angustia ante la posibilidad de otro ataque. Sin embargo, se había dedicado a disfrutar en todo ese tiempo, de los primeros cambios que comenzaban a atacar su cuerpo.

Con aproximadas 10 semanas de gestación los cambios comenzaban a hacerse visibles. Uno de ellos era que sus caderas se habían vuelto mucho más pronunciadas que los últimos días, y su estómago comenzaba a estirarse, dejándole una pequeña pero hermosa panza de 2 meses y miedo. Gulf estaba que rebosaba de alegría. Sin saber cómo su vida se había vuelto completamente hermosa de la noche a la mañana. Tenía un esposo que lo consentía y lo llenaba de besos todos los días, una hermosa hija de 5 años que lo hacía reír con sus locuras, y un par de bebés que se hacían más fuertes día a día dentro de su vientre.

Parecía tan irreal. Pero lo era.

Mirando el reloj se encontró con que faltaban 5 minutos para que Mew se despertara y se preparará para ir a trabajar, y con una hermosa sonrisa y un beso que se lanzó a su reflejo salió del cuarto de baño para bajar corriendo a la cocina. Sin saber porque, ese día al abrir los ojos a las 4:30 de la mañana, se había levantado con unas inmensas ganas de cocinar algo rico para su marido e hija. Su tía había estado haciéndolo los últimos días, por lo que él se la había pasado holgazaneando todo el día. A lo mejor era por eso.

Se pasó la media hora que faltaba para las 5 de la mañana admirándose completamente desnudo frente al enorme espejo del baño, y tras unas cuantas poses y sonrisas decidió que lo mejor era ponerse manos a la obra. Tomó un pequeño mandil que mantenía en la cocina y sacando un par de sartenes y todo lo que necesitaba para su delicioso desayuno, comenzó con la elaboración de un par de waffles que se le habían antojado esa mañana.

Mezclando la harina en el bol, olfateó un poco la sustancia, y ante el delicioso olor metió el dedo y con una enorme sonrisa lo llevó a su boca, saboreando la dulzona pasta. Continuó durante unos minutos más en esa forma y tras regañarse mentalmente continuó con su tarea. 30 minutos después y con la cara llena de harina, Gulf se giraba ante un sorprendido Mew que salía de la ducha, sonriéndole enormemente y corriendo hasta sus brazos para plantarle un sonoro beso en sus labios, llenando de harina la boca del hombre.

----- ¿Qué haces levantado tan temprano? ----- Gulf sonrío, limpiando con delicadeza los labios del hombre, y terminando por llenarle también la barbilla.

----- Quise prepararles el desayuno a ti y a Sammy. Jennie lo ha estado haciendo los últimos días, así que decidí darle un descanso ----- Negando con un poco de diversión, Mew llevó sus manos hasta las caderas del menor, sonriendo cuando el respingon bulto chocó contra su torso.

----- Huele delicioso ----- Sonriendo como un niño pequeño, Gulf se acurrucó contra su pecho, disfrutando de las caricias que el hombre dejaba en su vientre.

----- Ve y termina de vestirte. Y de paso despierta a Sammy para que bajen a desayunar. Tengo que llevarla temprano a la escuela, y de paso iré al supermercado, la refrigeradora se está quedando vacía ----- Mew rió.

----- ¿No tienes clases? ----- Haciendo un pequeño puchero, Gulf asintió.

----- Sólo dos. Pero hasta en la tarde. Me queda tiempo para pasar por Sammy  y dejártela en la oficina ----- Escondiendo un mechón detrás de la oreja del mocoso, Mew asintió.

----- De acuerdo. Bajo en un momento ----- Gulf le dio un besó más y lo observó desaparecer por las escaleras, haciéndolo sonreír abiertamente.

¿Podría ser más feliz? Ya lo era.

Tras el desayuno, Gulf subió a la camioneta con Sammy para poder llevarla al colegio. Mew había comprado una más pequeña, dejándole a él la grande para que pudiera disponer de ella a su antojó. Pero ese día la chiquilla lucía un tanto escéptica ante la idea de ser llevada por su padre. A Gulf le preocupó. Sammy siempre había amado el ser llevada por su padre al colegio, pero al parecer ese día no le hacía tan feliz.

Deteniéndose en un semáforo en rojo, Gulf por fin se giró para mirarla, sacándola de sus pensamientos cuando le habló:

----- Cariño ¿Estás bien? ----- Girándose un tanto sorprendida Sammy lo miró, sin embargo, negó ante la pregunta, preocupando más a Gulf ----- Sabes que puedes decirme cualquier cosa ¿Verdad? ----- Sammy se mordió sus labios con nerviosismo, y tras unos minutos contestó:

----- Sí papi ----- Terminando por sonreír, Gulf reanudó su camino.

Tras unos minutos más de camino, por fin llegaron a su destino. Sammy se desabrochó el cinturón lo más rápido que pudo y bajó corriendo del auto, sin siquiera despedirse de Gulf, a darle un beso en la mejilla como ya era costumbre. Gulf lo observó desaparecer en la entrada, y con un suspiro puso de nuevo en marcha el auto cuando la vio entrar.

Sabía que le estaba escondiendo algo. Y el que no le tuviera la suficiente confianza le hacía preguntarse sobre si estaba siendo un buen padre. Desde que la había puesto al colegio no habían pasado mucho tiempo juntos, pero era por las tareas de la niña, o de las suyas propias. Sin embargo, se había encargado de hacerle ver lo importante que era en su vida.

Estacionándose en el supermercado, se desabrochó el cinturón y bajo hacer sus compras. Se aseguró de encender la alarma y acomodándose el flequillo que se movía por el viento ingresó por las enormes puertas de cristal. Al ser de mañana el establecimiento no estaba tan concurrido, por lo que tomó una carretilla con toda libertad y se encaminó por los pasillos.

El timbre que anunciaba el inicio de las clases sonó un poco después de su llegada a la escuela. Por lo que un tonto desanimada y aburrida Sammy sé encaminó rumbo al salón de clases. Los niños que ya se encontraban en éste tenían el lugar abarrotado y llenó de bullicio, sin embargo, a Sammy le pareció irritante, mucho más cuando la observó a ella. En la esquina del salón, y en el último pupitre de la fila, como siempre.

Trato de ignorar la mirada de suficiencia que le dedicó, y sacando su mochila tomó asiento en su lugar. Sin embargo, no bien había terminado de sacar sus lápices, la sombra que se había vuelto conocida los últimos días volvió a intimidarla. Su nueva compañera de salón, Love se le quedó mirando, intimidándola con sus enormes y achinados ojos asiáticos, poniéndola más nerviosa.

Love había llegado unos pocos días atrás, luciendo con seguridad sus rasgos asiáticos, mitad coreana y mitad turca lo que había llamado bastante la atención de los niños; sin embargo, toda belleza era votada por su mal carácter. Con tan solo 7 años de edad, Love era una niña arrogante y peleonera, lo que la llevaba a ganarse el odio y el temor por todos los niños. Y no bien había conocido a Sammy, se ganó el de ella también.

Había visto a la niña bajar del carro de sus padres una mañana, y no había podido evitar el apretar sus puños de envidia al ver la alegría con que la niña se despedía de los que seguro eran sus padres. Conocía a las niñas como Sammy. Ella era una de esas también. A los 5 años había terminado huérfana por culpa de un incendio que se llevó a sus padres, terminando de ese modo en un maldito hogar para niños sin padres, el cuál era un infierno.

Cruzándose de brazos, miró con odio a Sammy, tratando de llenarla de desconfianza, como lo habían hecho con ella meses atrás. Tenía que entender que por más palabras bonitas que los grandes te dijeran, no eran más que simples mentiras, palabras que se las llevaba el viento.

----- ¿No vienes con tu papi, hoy? ----- Encogiéndose en su asiento, Sammy cerró sus ojos fuertemente. No quería escucharla ----- ¡Eres una ridícula! ¿De verdad crees que esos hombres se preocupan por ti? Ya verás que llegará un momento en que sus verdaderos hijos te quiten tu lugar. ¡Y me darás la razón! ----- Apretando sus manitos con todas sus fuerzas, Sammy se levantó de su asiento, haciendo que la silla trastabillara y cayera con un fuerte estruendo al suelo.

----- ¡Cállate! ----- Love se rió con muchas ganas al ver las lágrimas de la mocosa, y sólo eso necesito Sammy para que todo ese dolor y miedo saliera a flote, llevando sus pequeñas manos hasta el rostro de Love, golpeándolo con todas sus fuerzas. Y la pelea se desató...

Gulf terminaba de guardar las últimas compras en la alacena cuando su celular comenzó a sonar. Arrugó el ceño ante el número desconocido, y un tanto renuente contestó. Llevándose las manos hasta el pecho al terminar de escuchar las palabras al otro lado de la línea.

----- Señor Suppasit. Soy la directora del colegio, le llamó para informarle que Sammy se metió en una pelea con una de sus compañeritas. Necesito que venga de inmediato ----- Gulf asintió aún un tanto confundido por la noticia, y tomando las llaves del auto salió corriendo de la casa.

La pequeña Sammy permanencia con sus manitas hechas puño sobre su regazo, esquivando de todas las formas posibles la mirada de su padre, y de la directora del colegio. Sentía unas enormes ganas de llorar, y por más que trató de controlarlas no puedo evitar el que algunas lágrimas traicioneras se derramaran de sus grises ojitos. Gulf la miraba completamente serio, y aunque se moría por tomarla en sus brazos y consolarla, sabía que debía de dejarle claro que tenía que comportarse y no meterse en pleitos.

----- Le pido disculpas señora. Debe de haber una explicación para que actuará de esa forma ----- La mujer canosa y de aspecto serio, clavó su oscura mirada en la de Gulf y luego en la niñita que lloraba en silencio.

----- No me interesa lo que la haya obligado a hacerlo. Lo que importa es que lo hizo, y frente a todos los niños. Lo que se considera una falta grave ----- Gulf asintió, esperando el castigo por parte de la mujer ----- Por ser la primera vez, y al no tener queja de ella lo dejaré pasar. Pero solamente por esta vez ----- Gulf respiró con tranquilidad.

----- Muchas gracias por comprender señora ----- La mujer asintió, y tomando la mano de Sammy, Gulf salió del lugar, sintiéndose completamente decepcionado cuando la niña ni siquiera lo miró a los ojos.

Sammy no podía parar de llorar, y al ver el rostro divertido de Love, lloró con más amargura. Gulf no pudo evitar clavar sus ojos en la mocosa que miraba a su hija con ojos críticos, y que le sonrió de manera arrogante cuando le mostró los golpes en su rostro. Dejando a Sammy en el auto, Gulf se dirigió hasta la profesora de su hija que terminaba de despedir a los niños, y acomodándose a su lado soltó un suspiró. La mujer lo miró, y no pudo evitar el sonreír.

----- Los primeros días suelen ser complicados ----- Gulf asintió, todavía mirando a la otra niña.

----- Esa chica ----- La maestra giró su rostro hacía la chiquilla de cabellos castaños que se encontraba al otro lado ----- ¿Es nueva? ----- La mujer asintió.

----- Love es una chica nueva. Y al igual que Sammy viene de un hogar, con la única diferencia de que ella no ha sido adoptada. Siempre supe de las malas miradas que le lanzaba a Sammy, pero jamás pensé que llegarán a pasar a más ----- Gulf miró a la mocosa, y al encontrarse con sus ojos pudo reconocer lo que habita en ellos: rencor, odio, dolor, miedo.

Se despidió de la maestra, y al subir al auto Sammy todavía se encontraba llorando en silencio. A pesar de todo no podía evitar el estar molesto. Y prendiendo el coche, soltó lo primero que se le vino a la cabeza.

----- Eres una irresponsable. ¿Cómo pudiste agarrarte a golpes con esa niña? ----- Los ojos de Sammy se llenaron de lágrimas, y sus manos se aferraron más al asiento ----- ¿Qué hubiera pasado si la directora te expulsa? No puedes actuar de esa manera. Cuando está mañana te pregunte que si te pasaba algo, y negaste  ¡No está bien! ----- Apretando sus ojos, Sammy terminó gritando lo que tanto miedo le causaba.

----- ¡Lo que pasa es que tú ya no me quieres! Como ahora vas a tener dos bebés ya no te importó. Solo los quieres a ellos, y te olvidarás de mí como dice Love ----- Deteniendo el auto de golpe, Gulf se giró a mirarla, sintiendo como algo dentro de él se quebraba y la culpa lo llenaba por completo.

¿Entonces había sido eso? Negando, Gulf se giró hacía la pequeña, limpiando las lágrimas que caían sin control para después llevarla hasta su pecho, evitando soltar las suyas propias. ¿Cómo podría decir que ya no la quería? ¿Qué no le importaba? Si era lo más grande que podría tener en el mundo, uno de sus más grandes amores.

----- ¡Oh no mi pequeña! No digas eso. ¡No vuelvas a pensarlo siquiera! Porque no es así. Tú eres mi hija, y Mew y yo te queremos como si fueras de nuestra propia sangre ----- Sammy clavó sus ojillos en los de su padre, y mordiendo sus labios se tiró al cuello de Gulf, sollozando con fuerza.

----- Te quiero mucho, papi Kana, a ti y a papá Mew ----- Gulf asintió, sintiéndose enormemente dichoso.

----- Yo también princesa. No lo olvides.

Jennie terminaba de arreglar algunas cosas dentro de su habitación cuando el timbre sonó a través de la enorme casa. Frunciendo el ceño miró el reloj, concluyendo que no era ni Gulf ni Mew, pues el mocoso había salido corriendo de casa al recibir una llamada del colegio, y el más grande todavía era hora de oficina. Bajando cuidadosamente las escaleras llegó hasta la puerta, y al abrir no pudo evitar el retroceder al encontrar un rostro similar al suyo, con una dura expresión, y unos ojos oscuros, un diferente contraste a los suyos, y soltando la mano de la puerta se alejó 2 pasos de la mujer frente a ella que la miraba con rencor.

----- ¡Anong!

Lo que menos había esperado Anong al ir a esa casa, era encontrarse con su hermana, y el que todos los pensamientos que había tenido las últimas semanas se fueran al caño. Apretando los puños no pudo evitar el que su respiración se acelerara de rabia ante la vista de su igual, y el saberla viviendo en la casa de su hijo. El hijo que ella nunca había querido, y que su hermana sí.

Jennie clavó su verde mirada en la oscura de su hermana, y pudo haber esperado cualquier cosa, una dura mirada, palabras hirientes; pero no el golpe en su mejilla que hizo eco a través de toda la habitación.

Habían pasado los años suficientes como para que después del incidente, las hermanas se miraran felices de encontrarse, o se dieran un cálido abrazo. Llevándose la mano a la mejilla, Jennie no respondió el golpe como había estado esperando su hermana, y al contrario de la otra aceptó el hecho de que se lo merecía. Anong miró a Jennie, y odio el que no correspondiera sus golpes, y el que pareciera muy feliz, diferente a ella.

----- ¿Qué haces aquí? ¿Ahora la haces de niñera de Gulf? ----- Mirando a la mujer, Jennie deseó el que su hermana no fuera como era.

----- Estoy aquí porque tú hijo me lo pidió. Cosa que jamás hubiera hecho contigo ----- Anong bufó.

----- ¿Y tú crees que eso me importa? Gulf dejó de importarme desde el momento en que nació ----- Sintiendo la sangre correr con más fuerzas dentro de su cuerpo, la ojiverde no pudo evitar el levantar su mano y estamparla contra el rostro de su hermana.

----- ¿Cómo puedes tratarlo de esa forma? ----- Con ojos llorosos, Anong apretó la zona golpeada, sintiendo la ira subir a través de su cuerpo ante los recuerdos del pasado ----- Aunque claro, después de todo no hay mucha diferencia a como lo hizo mamá con nosotras.

----- ¡Cállate! ----- Girándose hacía la ojiverde, Anong apretó los dientes con furia ¿Cómo se atrevía a hablar de su madre? ----- ¿Qué sabes tú? Ese mocoso no es más que un estorbo que arruino mí vida ----- Sintiéndose aún más alterada, Jennie negó.

----- ¿Por qué lo odias tanto? ----- Un largo silencio se escuchó, y cuando la mayor creyó que no diría nada, la presencia de Gulf alertó a las dos mujeres.

----- Vamos madre, contesta ¿Por qué me odias tanto? ----- Anong miró a su hijo y con la respiración acelerada todo quedó en completo silencio.

《Porque todos tenemos una historia... y pronto está parece volver a repetirse. Todo como en el pasado.》

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