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Se hizo realidad


Un regalo para ustedes ❤

Ahora si, nos leemos hasta el Lunes, cuídense ❤

Mew dió un salto cuando el sonido de un celular que no era el suyo retumbo en toda la habitación. Siguió la mirada de Joss en todo el recorrido de la habitación para reconocer el móvil de Gulf escondido entre los cojines del sofá. Algo dentro de él se removió con desesperación al ver el pequeño aparatito y sus ojos se desviaron inmediatamente a la puerta que se encontraba entreabierta. Él no recordaba que Joss la hubiera dejado así. Sintiendo el miedo apoderarse de su cuerpo, salió corriendo hacia la entrada de su oficina seguido de Joss.

Marisol la secretaría de Mew venía entrando, un tanto perturbada saludo a los hombres, mirando en dirección a los ascensores. Corriendo, Mew se encontró con que el ascensor baja hacía el primer nivel, y mirando a la chica preguntó:

----- ¿Has visto a Gulf? ----- La mujer asintió con algo de preocupación en su rostro.

----- Me lo encontré cuando venía para acá, y no se miraba nada bien. Estaba pálido y no dejaba de llorar. En verdad señor Suppasit que trate de detenerlo, pero iba muy mal y no quiso escucharme.

Todo paso demasiado rápido. Su cuerpo se desvaneció hasta caer al suelo, sintiendo como las desesperación se iba adueñando de su cuerpo y todo el mundo se venía
abajo.

《Gulf, bebé. ¡Dime que no escuchaste!》

Los enormes nubarrones que se formaron en el cielo, pronto soltaron fuertes gotas de lluvia, convirtiéndose en tan solo segundos en una furiosa tormenta. Gulf levantó su rostro, sintiendo como sus lágrimas se mezclan con las gotas que golpeaban su rostro, terminando por deslizarse a través de sus mejillas. Nada a su alrededor parecía importarle, ni los enormes edificios que parecían imponerse ante su pequeña estatura, ni la gente corriendo de un lado a otro en busca de poder resguardarse. Nada.

Solo aquel dolor que poco a poco le consumía el alma. Mirando a la nada entre medio de todo el gentío, pudo reconocer aquel sueño que días atrás lo había estado perturbando, entendiendo que el sueño se había hecho realidad.

Recordando con claridad las palabras de Mew flotar dentro de su cabeza, subió corriendo al auto y sin importarle mucho la velocidad salió lo más rápido que pudo del estacionamiento. Lágrimas de puro dolor se deslizaban de sus cuencas impidiéndole el poder ver con claridad, y un fuerte dolor en su vientre terminó por romper la barrera, haciendo que gritará con fuerza y soltara todo ese dolor que lo estaba consumiendo.

¿Por qué la vida se portaba tan injusta con él? ¿Por qué no podía terminar de ser feliz? Golpeando una y otra vez contra el volante, Gulf piso el freno haciendo que el auto se detuviera de golpe cuando el semáforo cambió a rojo. El cielo que lanzaba fuertes cantidades de agua parecía acompañarlo en su dolor, mojando el parabrisas de manera que no pudo ver como las luces de un enorme camión parpadeaban al otro lado del carril alertando su alta velocidad. Gulf alcanzo a ver un destello de luz por la ventana del conductor, antes de ponerse alerta con el fuerte sonido del claxon del otro auto, y no pudo hacer nada. Cerrando fuertemente sus ojos y aferrándose a su vientre se giró entre el asiento, quedando de espaldas al auto que se acercaba.

Soltó una última lágrima y aferrándose a su vientre solo sintió cuando el impacto lo empujó hacía adelante y un fuerte dolor se impregnaba en su cabeza...

Up bajó corriendo las escaleras cuando el timbre comenzó a sonar insistentemente, deseando que fuera una sola persona. Gulf. Había estado llamando al mocoso infinidad de veces, y éste no había correspondido ninguna de las llamadas, lo que lo tenía con los nervios a flor de piel. Corriendo, llegó hasta la puerta, abriéndola apresuradamente, pero sintiéndose decepcionado al no encontrarse con la persona esperada. Si no que, con aquella chica rubia, que lo miraba con la preocupación marcada en su rostro.

----- Necesito hablar con Gulf ----- Mirándola con desconfianza, Up no la dejo pasar.

----- Él no está aquí. Y jamás dejaría que lo encontraras ----- Sintiendo la frustración correr por sus venas, Davika  se apresuró hasta el chico, tomándolo por el cuello de su camisa.

----- ¡Necesito hablar con él o será demasiado tarde! ----- Sin entender a que se refería, Up terminó de soltarse cuando el sonido de su móvil le indicó que tenía una llamada. Se alejó de la rubia, y sin mirar el número contestó rápidamente.

----- Diga ----- El sonido de la sirena de la ambulancia hacía eco através de la línea, y Up sintió como el aire escapaba de sus pulmones cuando por fin hablaron al otro lado de la línea.

----- Señor Poompat ¿Conoce usted al señor Gulf Kanawut? ----- Asintiendo en un suave quejido, Up contestó al hombre ----- El señor Kanawut acaba de sufrir un accidente en la carretera. Su auto fue impactado contra una rastra de cargamento.

----- ¿Qué? ----- Sintiendo como las lágrimas mojaban sus mejillas, Up se deslizó hasta caer al suelo. Davika llegó corriendo hasta él, arrodillándose para poder pedir una explicación de lo que estaba sucediendo, sin saber porque algo dentro de ella se quebraba llenándola de dolor.

El el sonido de las sirenas alertó a todo el personal del hospital, y cuando la ambulancia se detuvo y los paramédicos entraron empujando la camilla, la doctora Scott corrió rumbo al paciente, sintiendo un extraño estremecimiento al ver el cuerpo de Gulf sobre la camilla. Indicó rápidamente que le colocarán una intravenosa y una bomba de oxígeno para poder contener su frecuencia respiratoria. Revisó la máquina portátil que indicaba los latidos del corazón, y mordiendo su labio indicó que no era nada bueno.

----- Preparen la sala de emergencias, y un sonógrafo lo antes posible. Necesitamos ver el estado de los fetos ----- Terminó de anotar las indicaciones, y entregándoselas a una de las enfermeras se arrodilló hasta quedar cerca del rostro de Gulf ----- Escúchame bien Gulf. Todo va a estar bien, pero necesito que te quedes conmigo ----- No pudo continuar. Las lágrimas se arremolinaban en sus ojos, y poniéndose de pie trató de controlarse. Por el bien del personal, y del mismo Gulf.

Mew entró corriendo por los pasillos del hospital, sintiendo como estos no tenían fin antes de poder llegar hasta la sala de urgencias. Logró visualizar a la doctora Scott, deteniendo sus pasos cuando lo miró con lágrimas en los ojos. Todo se derrumbó. El cuerpo de Gulf sobre esa camilla le rompió el alma, su rostro antes delicado ahora se encontraba lleno de golpes y heridas que mostraban el fuerte impacto que había recibido, sus manos que permanecían aferradas a su vientre llenas de sangre y las agujas saliendo de sus venas. Pero lo que más le destrozó el alma fue el tubo que salía de sus labios.

Comenzando a moverlo, los médicos trataron de alejarlo. Sin embargo, no se movió de su lado. Sus rodillas cedieron y todo el dolor hizo que cayera al suelo, soltando todo el llanto ante la desesperación de no poder hacer nada. La mujer intentó ayudarlo, sin embargo, Mew no se lo permitió.

----- Mew. Necesitamos atenderlo. Él va a estar bien ----- Mew gritó.

----- ¡No! Todo es mi culpa ¡Daría mi propia vida por la de él! ----- Dando las últimas indicaciones antes de que se lo llevarán, la doctora ayudó al hombre a ponerse de pie.

----- Deja de ser tan idiota y de echarte la culpa. ¡Te necesita fuerte! Lo que se avecina no va a ser fácil ----- Mirándola a los ojos, Mew le pidió que le hablara con la verdad.

----- Los bebés ¿Están bien? ----- La mujer no contestó inmediatamente, y cuando Mew creyó que su vida terminaría por desmoronarse, está volvió a hablar.

----- No puedo darte un diagnóstico con seguridad. Pero lo que si sé con certeza, es que Gulf puso su vida antes que la de sus hijos, interponiéndose para recibir el golpe ----- La mujer le dio un último apretón en los hombros para reconfortarlo, antes de desaparecer de la sala de emergencias, dejándolo a solas.

Mew la miró desaparecer, y entonces se desvaneció. Todo eso que estaba sucediendo era culpa suya. Gulf se lo había advertido, y ahora estaba pagando con creces su error. Pero lo que más odiaba era el hecho de tener que pagarlo con la persona que más amaba. Su Gulf era inocente, entonces ¿Por qué él?

Una mano sobre su hombro le hizo alzar la mirada y encontrarse con los ojos llorosos de Up. Poniéndose de pie Se tiró a sus brazos, llorando con él y soltando todo ese dolor que lo estaba consumiendo poco a poco. A unos pasos más lejos de ellos, Davika negó, sintiendo las enormes ganas de llorar.

Al final de todo había llegado demasiado tarde. Limpiándose las lágrimas que habían escapado de sus ojos salió corriendo en busca de Amanda. Necesitaba saber qué era lo que había hecho.

Dos horas más tarde, en las que no habían tenido ni una sola noticia. Mew, Up, Joss y el padre de Gulf se encontraban lejos de estar tranquilos. La imagen de la doctora Scott hizo que todos en la sala de espera se pusieran de pie, y que Mew corriera a su encuentro rápidamente.

----- ¿Cómo está? ----- Limpiándose el rostro con un pañuelo, la mujer soltó un breve suspiro.

----- La ecografía nos mostró que los fetos están bien. Sin embargo, el que no está nada bien es Gulf ----- Los hombros de Mew cayeron sin fuerzas, sintiendo como si el mundo se le viniera encima ----- Me temo que el golpe en la cabeza provocó que una parte de su cerebro se inflamara... haciendo que entrara en coma ----- Mew negó. Eso no podía ser verdad.

----- ¿Qué estás queriendo decir? ----- La mujer lo miró.

----- Podemos esperar que los fetos terminen de desarrollarse, y eso tal vez estimule a que Gulf despierte. Sin embargo, uno de los órganos de Gulf fue dañado con el golpe, y si no detenemos la hemorragia inmediatamente, podría ser muy grave ----- Meditando las palabras, Mew se sintió en un camino sin salida ----- Tienes dos opciones. Podemos sacar a los fetos y operar a Gulf, o dejar que los tres mueran ----- Mew negó. Necesitaba procesar toda la información.

----- Ellos... ¿Van a estar bien? ----- La mujer asintió, pero como todo en la vida, Mew supo que tendría un pero.

----- Sus pulmones están lo suficientemente maduros para poder salir al exterior y respirar con claridad. Aunque necesitarán estar unas semanas en la incubadora, todo lo demás estará bien. Sin embargo, Gulf... ----- Mew respiró hondo, preparándose para la noticia ----- Sí después de inducirle el parto, no despierta... la probabilidad de que pueda hacerlo luego es muy remota ----- Mew se mordió la lengua para no gritar, sintiendo como toda la sangre dentro de su cuerpo perdía su color.

----- ¿Cuánto? ----- La mujer lo miró unos segundos, para después contestar la pregunta en un susurró.

----- Un cinco por ciento.

Nunca se imaginó tener que tomar una decisión de semejante magnitud en la vida. Mucho menos tener que ver entre la vida y la muerte. La vida de Gulf se encontraba en peligro, y si no tomaba la decisión correcta, la de sus hijos también lo estarían. Cerrando los ojos, su mente dió un breve viaje por todos sus recuerdos, sintiendo como las lágrimas volvían a adueñarse de sus ojos. A Gulf no le había importado el poner su vida en riesgo con tal de que sus bebés estuvieran bien. Ahora él debía tomar la misma decisión, aún cuando se le partiera el alma ante la posibilidad de que Gulf no volvería a estar a su lado, a regalarle una sonrisa.

----- Hazlo ----- La palabra escapó de sus labios con infinita dificultad, derrumbándose cuando la mujer regresó a su labor, dejándolo solo con su dolor.

Up corrió a su lado, abrazándolo con fuerza ante lo que acababa de hacer, y Mew se aferró a él. Un horrible sentimiento de dolor y derrota se instalo en su corazón, llorando aún más fuerte cuando el recuerdo de la sonrisa de Gulf al pensar en sus bebés atacaba su memoria.

Cuando la doctora Scott entró a la sala de cirugías, todo el personal se giró hacia ella en espera de las indicaciones. Todos conocían el riesgo, y las consecuencias que ese caso podría traer, sin embargo, el amor a esas dos vidas que se debatían entre la vida y la muerte eran la esperanza de aliento que los guiaba a esperar buenos resultados.

Le colocaron los guantes esterilizados, las tan conocidas batas azules y el sombrerito del mismo color sobre su cabeza, y tras darles un asentimiento de cabeza dio inició la cirugía. La enfermera abrió la bomba de infusión para darle pasó a la anestesia y al suero abortivo entrar en el organismo de Gulf, y tras unos minutos la maquina indicaba el estado de los latidos cardíacos acelerarse, indicando de esa forma que el suero estaba dando resultados.

----- Los bebés están listos ----- La doctora Scott anunció, tomando el brillante escalpelo y comenzando a pasarlo por la piel sensible en el vientre de Gulf.

La filuda hoja cortó la tierna carne,  y la sangre brotó a borbotones antes de mostrar la bolsa de líquido amniótico que resguardaba a los bebés. Continuó su recorrido sonriendo internamente cuando uno de los bebés asomó la cabeza. Las enfermeras corrieron cuando los latidos se dispararon y la máquina comenzó a mostrar su pulso cardíaco perdiéndose.

----- Doctora, el paciente está sufriendo un shock ----- La doctora Scott miró a la máquina, lanzado una apenas perceptible maldición.

----- Ponle 5cc de adrenalina. Si el corazón continúa así, es posible que no pueda resistir ----- La mujer asintió, mientras los demás le ayudaban con la tarea de poder sacar a los bebés ----- Tenemos el primero.

Scott sujeto fuertemente de la cabeza al chiquillo, sintiendo como éste ponía resistencia, pero después de una pelea pudo sacarlo. Los doctores corrieron para poder examinarlo, y tras minutos después se pudo escuchar el claro llanto del chiquillo, anunciado ser dueño de unos fuertes pulmones.

----- Niño de 3,5 kilogramos, y 29 centímetros de longitud ----- Scott continuó, sonriendo cuando el otro bebé se aferró a su mano en un claro intento de querer salir.

Logrando sacarlo sin ninguna dificultad, le cortó el cordón umbilical, le limpió las fosas nasales, y tras una pequeña nalgadita el pequeño también echó a llorar, formando una sintonía junto a su hermano. Scott observó al par de chiquillos uno con un par de ojos verdes como los de su padre Gulf y el otro con el par de ojos grises más dulces y cautivadores que jamás hubiera visto, y sonrío. Desde un principio, el traer a ese par de gemelos al mundo había sido uno de sus más grandes sueños. Pero jamás se imaginó que pasaría en esas circunstancias.

----- Doctora, perdemos al paciente ----- Recordando a Gulf, dió las últimas indicaciones para los bebés, regresando su atención al padre de los chiquillos.

----- Preparen la incubadora, necesitarán pasar un par de horas antes de estar listo para respirar con toda naturalidad ----- La enfermera asintió y salió del quirófano con los bebés. Scott miró como los latidos de Gulf poco a poco iban perdiendo su fuerza, y la alerta de shock se mostraba en la pantalla. Negó. Indicó otra dosis de adrenalina sin embargo, no funcionó.

----- Doctora ----- La enfermera la miró con clara desesperación en su rostro, mientras otro de los médicos se dedicaba a limpiar la hemorragia y cerrar la herida del parto. Scott negó.

----- Preparen el desfibrilador a 100 V ----- Le dirigió una mirada a Gulf antes de susurrar: ----- Por favor Gulf, no nos dejes. Tus hijos te necesitan ----- La enfermera llegó con la máquina y tras dejar expuesto el pecho le entregó las manoplas de la máquina ----- Vamos. Uno... dos... tres ----- Scott contó hasta tres, antes de colocar los aparatos sobre el cuerpo de Gulf. Su cuerpo se elevó ante la descarga, sin embargo, no funcionó ----- De nuevo. A 120 ----- La máquina resonó ante el cambio de energía, antes de hacer contacto con la piel. El cuerpo rebotó sobre la camilla, pero la máquina no mostró ningún número ----- A 130. Uno... dos... tres ----- La descarga se disparó a través de los nervios, haciendo que el cuerpo volviera a elevarse ----- Vamos... vamos.

Uno, dos, tres segundos y cuando la desesperación se mostraba clara en todos los rostros dentro de la habitación, la máquina volvió a emitir sonido, los números aparecieron y los latidos volvieron a normalizarse en la pantalla. Scott sonrío con lágrimas en los ojos mientras miraba a Gulf, corriendo hasta su rostro cuando uno de sus dedos emitió un suave movimiento.

----- Eso es, vamos. Despierta ----- No hubo ningún otro movimiento, sin embargo, Scott no perdería las esperanzas ----- Preparen las agujas. Hay que cerrar la herida.

Davika entró corriendo a la enorme residencia cuando las puertas cedieron sin necesidad de forzarlas. La casa estaba completamente a solas, y había varios muebles regados en el suelo. Acercándose hasta la laptop que yacía encendida en uno de los sofás, Davika retrocedió alarmada cuando las impactantes imágenes se clavaron en sus ojos.

Con cautela las examinó muy bien, encontrándose con un trozo de papel arrugado en el suelo. Davika los recogió. Reconociendolo como los resultados de un examen. Continúo leyendo, sorprendiéndose cuando por fin llegó a la respuesta Cáncer cervical fase 4 Ahora comprendía las imágenes. Buscando de nuevo a su alrededor, se encontró con una leve sombra a lo lejos, casi llegando a la cocina.

Encaminándose hacía ella, se encontró con Amanda tirada sobre el sueño.

Abrazada a sus piernas mientras lágrimas silenciosas se derramaban de sus ojos. Arrodillándose frente a ella, Davika trató de conseguir su atención.

----- Amanda ¿Qué fue lo que le hiciste a Mew? ----- La pelirroja la miró, y luego soltando una carcajada.

----- Vamos a tener un bebé ¿No sabías? ----- Davika quiso soltar un gritó de frustración, sin embargo, se contuvo.

----- Tú... ¿Te acostaste con Mew? ----- La chica sonrío, y minutos después en dónde creyó que no diría nada susurró:

----- Yo... hice todo lo posible. Incluso le puse una dosis doble de la droga... pero no funcionó ¡Ni siquiera me tocó, joder! ----- Sintiendo un poco de alivió, Davika continuó.

----- Sí no te tocó ¿Cómo es que dices que estás embarazada? ----- Una sonrisa torcida se formó en sus rojos labios, riendo suavemente.

----- Ese... es cuento mío.

Al ver que Amanda no estaba dispuesta a decir nada más, se levantó y salió de la casa. Necesitaba ayuda, y la única que le serviría en ese momento, y la que podría hacer hablar a Amanda era Ploy Suppasit. Abrochándose el cinturón de seguridad, miró por última vez la casa de la mujer, para luego pisar el acelerador y salir rumbo a la dirección de la mansión Suppasit.

《Gulf... solo espera. ¡Por favor!》

No tardó mucho en llegar a su destino, y cómo las puertas estaban abiertas entró sin siquiera anunciarse. La mujer del servicio trató de detenerla, pero cuando diviso a la mujer mayor en uno de los sofás de la enorme sala, no hizo falta más que una furiosa mirada a la mujer para que se callara y terminara por dejarla entrar.

Ploy se sobresalto al verla ahí en medio de la habitación, y tras la reverencia de su empleada pidiéndole perdón se puso de pie, encarando a la rubia. Davika la miró, no pudiendo esconder la desesperación que bailaba a través de su iris. Ploy la miró indicándole que hablara de una vez por todas.

----- Necesito su ayuda ----- Ploy la miró, entrecerrando sus ojos con desconfianza ----- Sí de verdad quiere a su hijo, y necesita su perdón, entonces me va a ayudar ----- Ploy caminó hasta ella, quedando a escasos centímetros de su rostro.

----- ¿Qué estás queriendo decir? ----- Davika pensó durante unos breves momentos antes de continuar.

----- Amanda le hizo creer a Mew que espera un hijo suyo. Pero no es así ----- Ploy retrocedió dos pasos.

----- ¿Por qué habría de mentir de esa forma?

----- Porque la obsesión hacia su hijo es más grande que su propia realidad. Además... ----- Hizo una pausa ----- Ella nunca podrá tener hijos porque tiene cáncer cervical ----- Ploy negó completamente en shock ----- Entonces... ¿Me va a ayudar?

----- ¿Qué necesitas que haga? ----- Una pequeña sonrisa se posó en los labios de la rubia, antes de decirle todo lo que estaba sucediendo.

Mew miró con lágrimas en los ojos al par de personitas que bebían frenéticamente la leche de sus biberones dentro de aquella enorme máquina, que según la enfermera harían que sus órganos terminarán de crecer antes de poder ser dados de alta. Y sonrío, eran hermosos; tenían la piel suave y blanca como la de Gulf, y sobre sus pelonas cabecitas asomaba la sombra de lo que serían unos rubios cabellos, sus labios parecían un par de rosas cerecitas de lo pequeñas que eran, sin embargo, le recordaban a los labios de su mocoso engreído. Ese que ahora se encontraba entre la vida y la muerte.

Pero sin duda, lo que más embelesado lo dejaba eran el color de sus ojos. El que la enfermera había indicado era el mayor, era dueño de un par de enormes ojos acerados como los suyos, protegidos por una manta de espesas pestañas que se batian ante cada parpadeo. Y el menor, aquel chiquillo que se aferraba a la mano de su hermano lo miraba con un par de gatunos y filosos ojos verdes, hechizándolo con sus gruesas y largas pestañas.

Mew sonrío. Eran completamente hermosos. Y estaba seguro que Gulf los adoraría. Metiendo con cuidado su mano en uno de los orificios de la incubadora, sus dedos acariciaron las cabecitas de los dos. Y mirándolos con toda la ternura y el amor de un padre les susurro:

----- Son la única fuerza que me queda en éste mundo, y el regaló más grande que su papi me pudo haber regalado ----- El chiquillo de ojos verdes lo miró, antes de soltar un pequeño balbuceo y echarse a llorar, como si comprendiera su dolor. Mew lo miró, y soltando la primera lágrima susurró: ----- No llores... mi pequeño Alexander... no llores ----- Como si fuera a estar celoso, el otro bebé lo miró y comenzó a llorar, aferrando su manita con fuerza a su dedo índice. Mew sonrío levemente ----- Tú tampoco Khalan. Mis pequeñitos de papá.

Tan pronto como comenzaron a llorar la enfermera lo saco de la habitación para poder atenderlos, y Scott salió a su encuentro. Mew la miró en completo silencio, regalándole una mirada de agradecimiento, ante la dificultad para poder articular alguna palabra. Comprendiendo su dolor, la mujer se detuvo frente a uno de los cuartos, y entregándole uno de los trajes azules susurró:

----- Logramos estabilizar su corazón, y aunque mostró una breve señal de respuesta a la hora del parto... no ha despertado del coma. Puedes pasar a verlo, aunque sea unos minutos. Aunque no pueda verte, tu presencia le hará mucho bien, y tu voz puede influir para que despierte ----- Mew asintió, dándole una pequeña sonrisa agradecida.

Ya cambiado, y con las manos temblándole; Mew abrió la puerta de la habitación tan lentamente, que le recordó a una película de suspenso. La imagen de Gulf llenó de tubos saliendo de su boca y sus muñecas le partió el alma, pero lo que más le llenó de impotencia fue el hecho de saber que estaba así por su culpa, y que las probabilidades de que despertara eran demasiado bajas. Acercándose con pasos lentos, cayó de rodillas frente a la camilla, terminando por echarse a llorar cuando ya no pudo contenerse más.

----- ¡Perdóname!... todo esto es culpa mía. Porque por mí estupidez terminé convirtiendo tu pesadilla en realidad... ----- Sólo el eco le contestó, y el sonido amortiguado de su llanto que en conjunto con la máquina conectada a su corazón, formaban una triste melodía...

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