Las hormonas
El ruido del agua correr inundada toda la habitación, y en la esquina, frente al espejo, Gulf arrugaba la nariz mientras subía la camisa de su pijama sobre la hora inminente panza. Tal como la doctora le había dicho, su estómago había crecido de un día para otro, lo que le había parecido asombroso, aunque también algo incómodo. Los últimos días había tenido que modificar todo su guardarropa pues aquellos pantalones que tanto amaba, ahora ya no pasaron de su cadera, las camisetas pequeñas y holgadas, habían sido sustituidas por unos polerones más grandes, y alguna que otra camiseta de Mew.
Gulf podría decir que estaba entusiasmado con todo lo que su cuerpo estaba pasando. Cada día podía notar un cambio más, desde la prominencia de sus caderas, el crecimiento de su panza, los bajones en su estado de ánimo, hasta el más aterrorizado aumento de peso.
Si contaba muy bien los números, las últimas dos semanas había subido el doble del peso habitual. La doctora Scott le había recomendado el cuidar su alimentación y así no subir tanto de peso. Y los primeros días los había logrado, pero luego de descubrir en el centro comercial, un extraño postre hecho a base de masa de pan con mantequilla, queso mozzarela y jalea de fresa lo habían hecho perder su dieta.
Lo que lo llevaron a aumentar los 5 kilos establecidos, y 3 más en la cuenta. Y ahora estaba completamente arrepentido. El espejo le mostraba el reflejo de una enorme panza, lo que podía atribuirlo a tener dos bebés creciendo en su interior, sin embargo, sabía que no era así. Sus manos se dedicaron a acariciar cada parte de su estómago, masajeando con delicadeza la piel y así poder sentir lo tersa y suave que ahora se encontraba.
Up le había regalado un libro sobre la maternidad, y en la última lección que había leído se trataba sobre las estrías que llegaban a aparecer en algunas mujeres. Y aunque a él aún no le pasaba, procuraba el cuidarse y no dejar que esas condenadas marcas aparecieran en su piel. Le había encargado a Mew una crema exfoliante y alguna que otra de belleza, y por las noches disfrutaba de un delicioso y reconfortante masaje de parte de esas grandotas y desquiciables manos.
Esa era otra de las cosas que había comenzado a amar de ese cuarto mes de gestación. Los cuidados y mimos que Mew le daba a cada momento. Si antes de saber que estaba embarazado, Mew ya lo cuidaba y sobreprotegida, ahora con dos bebés en camino se había vuelto el rey y señor de la casa. El hombre podía pasar horas y horas cuidándolo y mimándolo sin ningún reproche, convirtiendo a Gulf en un consentido y manipulador.
Porque si. El mocoso había aprendido a manejar al hombre a su antojó, y siempre salirse con la suya.
Riendo, Gulf regresó la camiseta a su lugar y se dedicó a terminar de alistar el equipaje dentro de las maletas. Habían decidido tomar el consejo de la doctora e irse en una segunda luna de miel a Hawai. Gulf había dado un gritó emocionado cuando el hombre llegó con dos boletos de avión para las paradisíaca playa. Y aunque había tardado en aceptar el que sus dos hijas se quedarán al cuidado de Jennie y Up, Mew había logrado convencerlo de que era lo mejor.
El ruido de la puerta del baño cerrándose le hizo girar los ojos hasta el hermoso hombre que entraba a la habitación, con tan sólo una toalla colgando de sus caderas, y otra entre sus manos que se encargaban de secar la gotas que caían del ahora recortado cabello del hombre. Gulf se mordió los labios.
La pequeña y apenas perceptible barba de 3 días, hizo que Gulf casi perdiera la cordura. Le daban un toque sensual y sexy, tanto que podía sentir como su pene cobraba vida dentro de sus apretados boxer y pedía permiso para salir a explorar. No sabía si eran las hormonas, o si era un pervertido total, pero Mew lo volvía loco.
La mirada gris del hombre se clavó en sus verdes ojos, mirándole con picardía cuando notó la mirada intensa que su coqueto mocoso le estaba dedicando. Y soltando la toalla, lentamente dejó que cayera al suelo, mostrando un pene hermoso, medio despierto y alerta cualquier indicio de lujuria, Gulf tragó duro, desviando sus ojos de ese miembro del pecado, y dedicándose a terminar de meter la ropa a las maletas, sin importarle si iban dobladas o no.
Mew sonrío, terminando por acorralarlo entre sus brazos mientras Gulf intentaba cerrar la maleta con manos temblorosas. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal, haciendo que su corazón comenzará a martillar, y que un extraño burbujeo se acentuará en su estómago, haciéndole reír bobamente.
----- Hoy te ves más bonito ---- Gulf frunció el ceño. ¿Acaso los días pasados se había visto feo?
----- ¿Me estás queriendo decir, que ayer estaba feo? ----- Mew se alejó para mirarlo a los ojos ¡¿Qué rayos estaba diciendo Gulf?! ----- ¿Y el día anterior también, y el anterior? ¿Y el mes pasado?
----- ¿Qué? ----- Gulf se terminó de alejar por completo del hombre, sin saber cómo sus pensamientos habían dado un cambio tan radical.
----- ¿Me estás diciendo feo? ----- Sintiéndose en un callejón sin salida, y sin saber que responder, Mew no dijo nada, solamente negó efusivamente con sus manos.
----- ¡No! Por supuesto que no. Siempre has sido hermoso, y ahora con tu panza te ves más hermoso de lo habitual ----- Mew esperó algún beso o risita nerviosa en respuesta al alago, sin embargo, lo único que sintió fue los puños de Gulf clavarse en sus hombros, y su furiosa mirada clavarse en sus ojos ¿Acaso había dicho algo malo?
----- ¿Me estás diciendo que estoy gordo? ----- Mew negó, mirando suplicante al mocoso.
----- ¿Qué? ¡No! Yo solo dije que estás hermoso. Si, se te nota la panza, pero... ----- Inmediatamente detuvo sus palabras.
Los enormes ojos verdes comenzaron a llenarse de lágrimas, y pronto estás se derramaron de sus cuencas como en una corriente de aguas cristalinas.
----- ¡Estoy feo y gordo! ----- Mew apretó los puños, maldiciéndose mentalmente ante su descuido.
Quiso acercarse a Gulf para poder abrazarlo y calmarlo, sin embargo, el chiquillo se alejó dos pasos más, llorando sin control y con sentimiento. Tanto que Mew sintió como su corazón se desquebrajaba de la culpa. Gulf sintió como su mundo se venía encima ante la realidad de haber subido de peso, y quiso retroceder el tiempo y así no haberse comido esos condenados bollos agridulces. No quería verse gordo, él quería verse hermoso para Mew. Quelo siguiera deseando a pesar de tener una panza más grande de lo habitual. No volverse un gordo y feo embarazado.
----- Gulf, hermoso ven aquí ----- Gulf negó, dejando de llorar de repente y señalando con su dedo índice al hombre.
----- No vuelvas a acercarte ----- Y dando media vuelta se metió a la ducha, dejando al hombre con la boca abierta.
《"Son los cambios hormonales"》Se dijo mentalmente《Los cambios hormonales...》
Mew miraba realmente desesperado como Gulf se negaba a terminar de bajar las escaleras que daban a la puerta principal de la casa, y dejar a sus hijas solas con su tía y con Up. El mocoso parecía una madre paranoica ante la idea de dejar por primera vez a sus pequeñas, y en parte lo entendía. Desde que las niñas habían llegado a su casa, nunca se había separado de ellas, excepto la ves que Gulf tuvo que pasar en el hospital por la amenaza de aborto.
Pero ahora, por fin tenían unas tan esperadas vacaciones y tiempo para poder estar juntos, y el mocoso se mostraba a reacio a marcharse. Mew soltó un gruñido, terminando por bajarse del auto y encaminarse hasta el condenado chico, cruzándose de brazos y alzando una de sus cejas, ante cada indicación que le daba a Up, y riendo cuando el chico rodó los ojos con cansancio.
----- Debes de levantar a Sammy a las 6 de la mañana, o de lo contrario llegará tarde a la escuela. Cerciórate de que hagan muy bien sus tareas y que se cepillen los dientes antes de dormir. No dejes que Love se acerque mucho a la estufa. El fuego le recuerda mucho el accidente de sus padres y podría tener un ataque y entrar en crisis. Pero si eso sucede, aunque sea la remota posibilidad; no dejes de llamarme, vendré corriendo. También... ----- Antes de que si quiera pudiera continuar, Up chasqueo sus dedos frente a su rostro, consiguiendo que por fin terminará con todo el palabrerío que salía de sus labios.
----- ¿Gulf, podrías respirar un momento? Se cuidar muy bien a dos niñas. Y Jennie estará conmigo. No tienes nada de que preocuparte ----- Gulf formó un puchero, mirando de reojo a las niñas que se despedían de Mew.
----- Lo sé. Es solo que no puedo separarme de ellas ----- Up rodó los ojos, comenzando a empujarlo fuera de la residencia.
----- Estarán bien Gulf. Ahora vete, y relájate. Disfruta con tu príncipe y luego me cuentas ----- Gulf parpadeó sin comprender la mirada cómplice que le dio su amigo, y encogiéndose de hombros por fin subió al coche.
----- ¡Las quiero mis pequeñas! ----- Las dos niñas agitaron sus manitas, emocionadas y con una enorme sonrisa en sus labios.
Gulf no respondió a ninguna de las preguntas que Mew le había hecho en todo el camino al aeropuerto. Al contrario, se la había pasado jugando con su móvil, y leyendo algunas cosas de su libro de maternidad. La verdad todavía se encontraba muy molesto con el hombre, aunque no sabía muy bien el porqué. Así que mejor prefirió cerrar la boca y no decir alguna otra tontería. El hombre terminó por rendirse tras varios intentos, y cuando se acomodaron en los asientos del avión, se colocó su auriculares y cerró los ojos.
Gulf hizo un puchero, completamente molesto. Estaba aburrido. Faltaban unos cuantos minutos para que el avión por fin despegará, y el bullicio de la gente lo estaba asteando. Se giró dispuesto a comenzar una conversación con Mew, pero un par de miradas sobre el cuerpo de su marido hicieron que sus ojos Se abrieran desmesuradamente, y que los celos burbujearan en su interior.
Mew qué estaba ajeno a lo que sucedía, se desabrochó los primeros botones de su camisa playera y cruzando los brazos volvió a cerrar los ojos. Gulf observó como a través de la considerable abertura, se mostraba una buena cantidad de músculo y piel bronceada, y de cómo las tipas no quitaban su vista de encima.
Girándose entre el asiento, Gulf quedó a la altura del rostro de Mew, y dándole un fuerte golpe en el hombro, consiguió que Mew abriera los ojos con asombro, y lo mirara sin comprender. Gulf tomó los dos pequeños botones, abrochándolos con rudeza y de paso abrochándo el botón de repuesto que se encontraba en el inicio del cuello, consiguiendo así de esa forma que nada de la piel de su marido quedar expuesta. Mew se miró la ropa, y luego a Gulf.
----- ¿Qué estás haciendo? ----- Gulf gruñó algo en voz baja, girándose de nuevo sobre su asiento.
----- Sí quieres exhibir tu buen cuerpo a cualquier zorra que te mire, ¡Pues adelante! Pero evita estar cerca de mí si piensas hacerlo ----- Y furioso se cruzó de brazos y cerró los ojos.
La refrescante brisa de la isla Oahu le dio una deliciosa bienvenida. Con sus visitantes disfrutando de las calmadas aguas y el surfing, la suave y blanquecina arena, y con la más hermosa vista paradisíaca que Gulf hubiera visto. Mew no pudo evitar sonreír ante el entusiasmo que brillo en los ojos de Gulf, y aprovechando el hermoso lugar en el que se encontraban, entre lazo su mano con la del mocoso, y se atrevió a dejar un apenas perceptible beso sobre su muñeca.
Gulf sintió el leve cosquilleo en su piel, y girandosé se encontró con la hermosa mirada gris de Mew, mirándole con ternura. Sonriendo, Gulf no pudo evitar el girarse hacia el hombre y robarle un sonoro beso. Todo eso le había subido el ánimo repentinamente, decidiendosé por fin a terminar su ley del hielo, y abrazarse al cuello de Mew como si fuera un koala.
----- Todo esto es tan hermoso ----- Mew sonrío, acomodándose la maleta que colgaba de uno de sus brazos, y a Gulf en el otro.
----- Lo sé. Y espera a que disfrutes del agua en la playa. Estoy seguro que no querrás salir nunca ----- Instintivamente, el cuerpo de Gulf se tensó, separándose de nuevo del hombre.
----- ¿La playa? ----- Mew asintió ----- Yo no voy a meter ningún pie en el agua Mew ----- El hombre lo miró directamente a los ojos, y no dijo nada.
Gulf estaba consciente de los cambios que había tenido su cuerpo hasta ahora. Y con un estómago ahora mucho más grande, la idea de usar un traje de baño le aterraba. Él quería verse bonito, estar bonito para Mew. No gordo, y sin las curvas qué tanto habían llamado la atención del hombre meses atrás. A parte estaban las miradas que la gente le daba. Los hombres lo miraban como si fuera una mujer embarazada; y aunque si tenía a dos bebés en esa enorme panza, él no era una mujer.
Las mujeres en cambio lo ignoraban cuando iba con Mew, y sus ojos se clavaban en el hermoso hombre que estaba a su lado, y eso le molestaba, lo tenía furioso. Antes podía competir con ellas, pero ahora... no se sentía seguro. Se sentía solo, y un tanto despreciado, a pesar de que Mew lo llenará de mimos.
Tomando su maleta de las manos de Mew, se apretó más en el abrigo sencillo de piel y emprendió su camino hacia el hotel, siendo consciente de que Mew le seguía a solo unos pasos detrás de él. Necesitaba tiempo, y un poco de soledad. O no se sentiría seguro.
Con tan solo una playera sin mangas, y una pequeña calzoneta de algodón, Mew esperaba a Gulf en la sala de la habitación. Tras un buen rato convenciendo al chico para que diera una vuelta en la playa con él, por fin había tenido resultados, y ahora esperaba ansioso porque saliera en un desquiciado traje de baño.
Los últimos días, Gulf había actuado un tanto extraño, y contando los masajes que le daba al mocoso por las noches, ese era el único contacto físico que habían tenido. Desde la última mamada en que Gulf lo había dejado sin aire y fuerzas, el chiquillo se había visto reacio a algo más que suaves caricias y pequeños besos. Y eso lo estaba matando.
Su vida sexual siempre había sido muy activa, y ahora todo se había venido en picada. Su cuerpo ansiaba el tener la suave piel de Gulf bajo su tacto, sus ojos la hermosa vista de ese par de esbeltas piernas desnudas, de esas caderas ahora más prominentes, y ahora de esa hermosa panza. Los primeros días Gulf se la había pasado mostrándole su panza, completamente emocionado. Pero ahora, ni siquiera podía ver sus piernas desnudas, o ponía el gritó en el cielo y se escandalizaba.
El viaje le había caído como anillo al dedo. Así que estaba dispuesto a aprovecharlo al máximo, y poder saciar un poco de su sequía sexual, o se volvería loco.
Volviendo a comprobar el reloj de la pared estuvo dispuesto a apurar a Gulf, pero tan pronto como abrió la boca para hablar, la puerta de la recámara se abrió, y Gulf asomó la cabeza por ella. Mew entrecerró los ojos, sintiendo como la desilusión lo embargaba al ver como sus tan deseadas piernas sin salían, pero en un condenado pantalón de tela, escondiendo toda esa cremosa piel. Gulf se apresuró a acomodarse el sombrero de mimbre en la cabeza, y su pequeño bolso sobre su hombro, sin siquiera mirar al hombre.
----- Estoy listo ----- Gulf se apresuró a salir, pero la mano de Mew le impidió su avance.
----- ¿No usarás traje de baño? ----- Gulf se miró de pies a cabeza, señalando su ropa.
----- Ya lo tengo puesto ----- Y no esperó más, saliendo por la puerta, y dejando atrás a un frustrado Mew. Al parecer ese viaje no saldría como tanto lo había planeado.
《Si has entrado al cuarto mes ¡Felicidades! Has superado el primer trimestre y ahora tu cuerpo se prepara para las siguientes semanas, en dónde disfrutarás más... ----- Gulf dejó de leer un momento para formar un puchero, mirando hacía la dirección en donde Mew disfrutaba del agua fresca. Él no estaba disfrutando, tomó un poco de crema y metiendo la mano dentro de la camisa de lana comenzó con el suave masaje, deteniéndose de golpe cuando un tema le llamó demasiado la atención, tanto que el libro casi se le cae de las mano ----- El sexo en el embarazo.》
Las mejillas de Gulf se encendieron de vergüenza, y con algo de temor comenzó de nuevo a leer, mirando de reojo que Mew no se acercará 《El sexo en el embarazo es una parte muy normal y saludable. Con tus hormonas elevadas, los deseos por tener relaciones sexuales son más que antes de embarazarte》Gulf se mordió el labio. Era muy cierto. 《Puedes desempeñar el papel de dominante, y controlar el momento, la posición e incluso el tiempo, llegando a sentirte más sexy que nunca. La capacidad de tener un orgasmo más de una vez aumenta a partir del segundo trimestre, llevándote mucho más placer. Puedes optar por muchas posiciones, arriba, en 4, de cucharita, de lado, o incluso de espalda. Solo tienes que emplear tu creatividad, y tú y tu pareja disfrutarán al máximo.》
Gulf se quedó pensativo durante un momento, y luego suspiro. Todo lo planteaban tan fácil, pero para él y sus miedos era demasiado difícil. ¿Cómo seducir a Mew? La imagen del hermoso hombre en caminandose hacía él le hizo sonreír con nerviosismo. Terminando de esconder el libro dentro de la bolsa, y acomodarse de nuevo el sombrero, y disimular el color de sus mejillas. Mew llegó a su lado, quitándose la camiseta mojada, y quedándose nada más que con esa diminuta calzoneta que estaba matando a Gulf.
----- ¿Qué lees hermoso? ----- Gulf mordió sus mejillas, negando y jugando con algunas mechas sueltas del sombrero.
----- Nada importante ----- Mew se giró para mirarlo.
----- Estás seguro de que no quieres nadar un rato ----- Gulf miró hacía las calmadas aguas por un momento.
La verdad es que se moría por entrar al agua, pero si lo hacía se tendría que quitar el pantalón y revelar por fin el traje de baño que Up le había regalado. Y no estaba muy seguro. Con mucha cautela, Mew se fue acercando, hasta que en un rápido movimiento logró meter sus manos bajo las piernas del mocoso y levantarlo para salir corriendo con él en brazos.
----- ¡No, Mew! ----- La risa cantarina que escapó de sus labios hizo sonreír a Mew, y meterse por fin al agua ----- ¡No! Esta muy fría.
----- No es verdad ----- Maniobrando dentro del agua, Mew logró que Gulf enroscara sus piernas en las caderas y flotaran juntos.
Las suaves olas los golpeaban de vez en cuando, y Gulf sintió una inmensa paz dentro de esas aguas. Todo era tan hermoso, y romántico. Pero tan pronto lo pensó, la mirada de una mujer de cabellos rubios y caderas prominentes hizo que la burbuja se rompiera. Los celos de Gulf volvieron a burbujear, y quitando los brazos del cuello de Mew, lo miró a los ojos.
----- Sácame ----- Mew lo miró sin comprender, pero obedeció a lo pedido. Saliendo los dos del agua y dejándolo sobre la arena.
Gulf volvió a mirar a la mujer, y mordiendo su labio soltó el pequeño cordón que detenía sus pantalones. La tela cedió, revelando poco a poco la cremosa y aterciopelada piel, apenas cubierta por un pequeño short de lona, Mew no pudo evitar retroceder para que sus ojos escanearan las largas piernas en todo su esplendor, sintiendo como su libido se encendía, y las ganas por tocarlas y acariciarlas lo tentaban.
Caminando hasta quedar a solo centímetros del hombre, Gulf sonrío. Su cuerpo entero estaba temblando, y la idea de no verse bien aún vagaba en su cabeza, sin embargo, se dispuso a emplear todos sus encantos de seducción, llevando las manos de Mew hasta sus caderas, posándolas delicadamente sobre él.
----- ¿Te gusta lo que ves? ----- Mew tragó duro, metiendo la yema de sus dedos dentro de la camisa, acariciando la temblorosa piel.
----- Me encanta.
Gulf sonrío, y mandando al demonio todas la inseguridades, se lanzó a sus labios en un arrebatador beso, dejándole claro a la mujer, que ese hombre ya tenía dueño.
----- Creo que lo mejor será que te alejes de Mew.
La tan sola mención de esas palabras logró que la poca cordura de Amanda explotará, y que furiosa se pusiera de pie, fulminando con la mirada a la mujer. No comprendía como después de tantos intentos por alejar a Mew de ese mocoso, ahora Ploy venía arrepentida y dispuesta a dejarlo ser. ¡Eso no podía ser! Mew era suyo, tenía que ser suyo a como diera lugar. Y no le importaba a quién tuviera que lastimar con tal de cumplir su capricho.
----- ¡Nunca! Hemos llegado muy lejos Ploy, como para que ahora vengas de comprensiva y aceptes a ese estúpido ----- La mujer la miró, y luego a la otra chica que también estaba en la habitación, en completo silencio y contemplando el líquido que yacía en su tasa.
Davika. Había dicho que se llamaba, Davika. Y por lo que Amanda le había contado había sido pareja de Gulf durante años. La chica le parecía un tanto extraña, siempre en silencio, sin embargo, sabía que no era alguien de quién fiarse. El tan solo hecho de estar al lado de Amanda dispuesta a recuperar lo que consideraba suyo le decía que la apariencia podía engañar muy bien.
----- No es bueno para ti Amanda. Mew ahora tiene una familia, y nada podrá separarlo de ese chico ----- Los ojos de Amanda llamearon furia, y con los puños fuertemente cerrados negó.
----- ¿Ya olvidaste lo que planeamos Ploy? Yo puedo conseguir que Mew lo dejé. Yo puedo darle un hijo. Uno de su propia sangre, un verdadero Suppasit. Y no un mocoso adoptado ¡Yo si puedo darle una familia! ----- Ploy miró a la chica.
Hasta cierto punto la compadecía. Amanda había andado tras su hijo desde que era una adolescente, y a pesar de todos sus intentos nunca había podido conquistarlo. Y ahora mucho menos. El recuerdo de Gulf y aquella panza le hacía darse cuenta de que ya nunca podría alejarlo de su hijo. Ellos ya tenían una familia. Y ella no era nadie para destruirla. No cuando ella ya había desecho una. Tomando las manos de Amanda entre las suyas trató de consolarla.
----- Escucha Amanda. Ya no luches contra corriente... porque ni siquiera...
----- ¡No! ----- Alejándose de la mujer, Amanda la cayó. Negando efusivamente y saliendo de la habitación con un fuerte portazo.
Ploy suspiró, dando un pequeño gritó cuando se percató de la presencia de la otra chica. Davika dio un tragó a la taza de té entre sus manos, y luego la miró. Ploy no pudo evitar sentir un escalofrío ante la penetrante mirada, volviendo a ofrecerle la tetera con el líquido. Davika negó.
----- No logró entender ----- Ploy la miró ----- ¿Por qué después de darle todo su apoyo, le da la espalda? ----- Ploy miró a la fotografía de Mew que yacía en su escritorio, y luego a la de Thanya al otro extremo, y dando un suspiro susurró:
----- Porque ni siquiera dándole un hijo podrá separarlos. No ahora que ese chiquillo se los dará.
Los ojos de Davika se abrieron desmesuradamente, y la tasa que sostenía en sus manos se deslizó hasta caer al suelo y hacerse miles de pedazos, sorprendiendo a Ploy y haciendo que Davika retrocediera.
----- ¿Qué?
Eso debía de ser una pesadilla. Tenía que ser una pesadilla...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro