Final
"El corazón del hombre necesita creer en algo, y creer mentiras cuando no encuentra verdades que creer."
Mariano José Larra.
El sentimiento de amar se considera como algo indescriptible y hermoso. Un sentimiento poderoso que viene acompañado de muchos otros más; pero el más interesante: el dolor. Algunos piensan en el dolor como el sentimiento menos deseado para todos, aquel que con su tan sola presencia destruye y aniquila, aquel que puede convertir tu vida en miles de pedazos cuando menos te lo esperas.
Sin embargo, el dolor también es una parte fundamental para el amor, una de las bases que puede llegar a convertirse en tu más grande enemigo, o en tu más grande aliado. Porque aquel amor que trae consigo el dolor, es un amor fuerte, poderoso, capaz de sobrevivir a cualquier falla, y que a pesar de romperse en miles de pedazos puede volver a reconstruirse poco a poco, con paciencia y dificultad, mucho más fuerte de lo esperado.
Gulf siempre supo cómo sobrellevar cada prueba que le imponía la vida. Soportó una niñez solitaria, los maltratos de su madre, la muerte de su hermano, el dolor de perder al primer amor, inclusive el odio de su propia madre. Todo con valentía y seguridad, siempre luchando y logrando levantarse para seguir adelante.
Sin embargo, ahora, eso que estaba sintiendo parecía ser más fuerte que todas sus desventuras juntas. Tratando de ocultar aquellas traicioneras lágrimas que no dejaban de rodar por sus mejillas, apretó sus puños y sin mirar atrás salió lo más rápido que pudo de esa habitación. Todos aquellos recuerdos que había deseado que regresaran, por fin lo habían hecho; pero ahora, deseaba que jamás hubieran regresado. Así no tendría que soportar todo ese dolor que le estaba desgarrando el alma por dentro.
Corriendo lo más rápido que sus pies le daban, logró alcanzar a la secretaría de Mew a tan solo unos cuántos pasos del elevador, y tomando rápidamente el cochecito de los bebés se los llevó con él hacía el elevador, tratando de ocultar su rostro a la chica curiosa que se negaba a dejar ir a sus pequeños.
----- Señor Kanawut ¿Sucede algo? ----- Cansado y sin ánimos de atreverse a contestar, Gulf asintió. Moviendo lentamente su cabeza de manera que algunos de sus cabellos fueron a dar a su rostro, impidiendo el que mostrará sus lágrimas.
----- Sí, no te preocupes. Pero tengo que irme ----- Apretó rápidamente el botón que indicaba el primer piso, y apretando sus labios sintió como el ascensor comenzaba a descender.
Su cabeza se encontraba nublada por cada uno de aquellos recuerdos que tanto había deseado recordar. Desde su matrimonio con Mew, hasta el maldito presente que lo estaba destruyendo en ese instante. Subiendo a los bebés al auto, se puso el cinturón de seguridad, y encendiendo el motor piso el acelerador, sintiendo como el recuerdo de aquel día lo llenaba de lágrimas. Aquel día en dónde había descubierto el engaño de Mew Suppasit.
Los balbuceos de la pequeña Natasha le obligaron a cerrar sus puños fuertemente contra el volante, sintiendo la impotencia llenar su cuerpo. Ahora entendía porque Mew nunca le había dicho la verdad sobre la nena, porque le había callado su origen. Y ahora lo odiaba; lo odiaba por callarle esa parte tan importante de su vida, y sobre todo por tratar de ocultar su engaño. ¡Que tonto había sido!
Había dejado todos sus miedos para seguir adelante con su vida, hasta el punto de volver a entregarse a él. ¡Y todo había sido una mentira! Limpiándose las lágrimas con algo de rudeza sintió asco de sí mismo. Se sintió sucio al saber que Mew se había acostado con esa mujer, y después lo había buscado fingiendo inocencia.
La fachada de la casa a tan solo unos pasos hizo que pisará el acelerador y tan solo segundos después bajará del auto corriendo y entrará rápidamente hasta la habitación. Dejó a los gemelos en su cuarto, sin embargo, a Natasha se la llevó con él. La pequeña nena que se encontraba profundamente dormida soltaba pequeños jadeos de vez en cuando, haciendo que más lágrimas brotaran sin control de sus ojos.
----- ¿Por qué... porque tenías que ser hija suya? ----- Un gemido de dolor escapó de sus labios mientras sus dedos dibujaban el contorno de la pequeña carita, antes de soltar más llanto.
Lentamente, su cuerpo se desvaneció hasta caer de rodillas sobre el suelo, llorando amargamente. Un fuerte dolor que desgarró su alma le hizo dar un fuerte gritó, soltando toda la rabia y la desesperación que estaba sintiendo en esos momentos. Quería golpear algo, romper cualquier cosa para poder sacar esos sentimientos que lo estaban atormentando. Sin embargo, tras tomar aquella fotografía de su boda sobre la mesita de la habitación, tirarla y hacerla añicos; no se sintió bien.
El dolor no se desvaneció, sino que aumentó hasta el punto de sentirse derrotado. Sus manos no se atrevieron a limpiar las silenciosas lágrimas que bajaban por su rostro, y sus labios tampoco a lamentarse. Ya no tenía fuerzas con que hacerlo. Estaba cansado, cansado de luchar por su felicidad y que después se la arrebataran en un abrir y cerrar de ojos, volviendo a dejarlo destruido.
Mirando su reflejo en el espejo, y a la nena que dormía plácidamente asintió. Había tomado una decisión, y no sé arrepentiría de ella. Lentamente se puso de pie, buscó una maleta y abriendo el clóset se dedicó a sacar todas y cada una de sus cosas, metiéndolas con extrema lentitud dentro de esta.
Ya no iba a seguir más con esa mentira, ya no.
Las voces de las pequeñas Sammy y Love subiendo por las escaleras le obligaron a limpiarse el rostro y tratar de ocultar su dolor. Sin embargo, cuando las pequeñas entraron y se encontraron con todas las maletas supo que no podría soportarlo por mucho tiempo. Love fue la primera en mirarlo con confusión, mientras que la pequeña Sammy se dedicaba a mirar la ropa con atención.
----- ¿Papá? ¿Qué está sucediendo? ----- Tratando de alejar el nudo que se había formado en su garganta, Gulf sonrío.
----- ¡Hey nenas! Que bueno que ya están aquí ----- Al ser mayor, Love conocía a la perfección la evasión de su padre, sin embargo, no se quedaría con la duda. Observando todo a su alrededor, miró a Gulf pidiendo una explicación.
----- ¿Papi? ¿Qué está pasando? ----- Mirándola con ternura, Gulf se arrodilló hasta su altura, apartó un par de mechones que caían sobre su frente y tomando la fuerza necesaria susurró:
----- Nos vamos Love ----- Retrocediendo un par de pasos, la niña preguntó:
----- ¿Papá también viene con nosotros? ----- A Gulf se le desgarró el corazón. ¿Cómo decirles a tus hijas de un día para otro, que la familia que tanto había soñado se estaba derrumbando? Negó.
----- No pequeña, solo nos iremos tus hermanos y yo ----- Love negó.
----- ¿Por qué? ----- Sintiéndose en un camino sin salida, Gulf no supo cómo responder.
----- Es complicado... y jamás lo entenderías. Ahora ve a tu cuarto, haz tu maleta y ayuda a Sammy con la suya ----- Un poco triste, la niña asintió. Tomó la mano de Sammy y tras darle una última mirada salió de la habitación.
Gulf las miró, espero a que cerraran la puerta y entonces sí lloró ¿Por qué el dolor tenía que ser demasiado fuerte?
Cuando Mew salió del trabajo se dirigió a la casa lo más rápido que pudo. Se había pasado la mayor parte del tiempo preguntándose porqué Gulf no había llegado a su cita prevista sin siquiera avisarle. No sabía por qué, pero había algo que le quitaba la tranquilidad. Y cuando llegó a la casa supo que había estado en lo correcto.
La camioneta de Gulf se encontraba estacionada afuera de la cochera, preparada para salir y las niñas se encontraban sentadas con los cinturones puestos. Sintiéndo la angustia embargarlo con cada segundo que pasaba, decidió ir en busca de Gulf. Subió las escaleras de dos en dos, y cuando entró a la habitación deseó el nunca haberlo hecho.
Gulf se encontraba cerrando dos enormes maletas, y su parte del clóset se encontraba completamente vacía. La realidad lo golpeó cuando el chico reparó en su presencia y le dirigió una mirada completamente llena de odio. Aún aturdido por lo que estaba sucediendo, solo atinó a balbucear un par de palabras, hasta que por fin logró formular una pregunta.
----- Gulf... ¿A dónde vas con esas cosas? ----- Evitando su mirada, Gulf solo se limitó a responder.
----- No tengo porque darte explicaciones ----- La frase cortante y molesta, despertó a Mew de su letargo y tomándolo con fuerza por el brazo le obligó a mirarlo.
El rostro del mocoso se encontraba completamente hinchado y sus ojos rojos debido a lo que seguramente había sido el llanto. Y sus ojos, sus ojos lo miraban con dolor, y lo que más le destruyó el alma, el más grande y puro odio. Con algo de miedo, se atrevió a tocar su mejilla, sin embargo, Gulf retrocedió, esquivando el toque. Mew lo miró con impotencia.
----- Gulf... ¿Qué rayos está sucediendo? ¡Habla conmigo por favor! ----- Después de varios minutos en silencio, el mocoso por fin lo miró.
----- ¿Planeabas ocultarme tú maldito engaño toda la vida? El rostro de Mew reflejó sorpresa por la respuesta, y pronto los puños del chico se apretaron, Mew supo que estaba sucediendo.
----- Gulf, amor... todo tiene una explicación ----- Sintiéndose a punto de explotar, Gulf dió un gritó, callando cualquier excusa que el hombre estaba por darle.
----- ¡Basta! Confíe en ti ¡Y me mentiste! A pesar de mis miedos y de mi falta de recuerdos me entregué a ti, y me engañaste ----- Cuando las lágrimas volvieron a interrumpirlo, Gulf ya no pudo continuar. Sentía que podría quebrarse en cualquier momento.
----- Todo tiene una explicación ----- Gulf bufó.
----- ¿Explicación? En serio crees que voy a creerte después de lo que me hiciste ----- Mew negó, sintiendo como poco a poco todo se iba derrumbando ----- Me destruiste Mew, te llevaste mi corazón y con tu engaño... lo rompiste en miles de pedazos ----- Dándose la espalda para no seguir viendo al hombre, Gulf continuó arreglando sus maletas, sintiendo un enorme vacío en su corazón cuando el hombre susurró:
----- No te vayas... dijiste que no me dejarías ¡Lo prometiste! ----- Soltando el primer gemido, Gulf negó ----- No puedes llevarte a mis hijos ----- Cubriendo su rostro, Gulf trató de no llorar.
----- Jennie te traerá a los niños los fines de semana, y en las vacaciones de verano Sammy y Love podrán pasarlas contigo ----- Cerrando la maleta, Gulf se encaminó a la puerta, deteniéndose cuando Mew preguntó:
----- ¿Qué va a pasar con Natasha? ----- Pasaron varios segundos en los que ninguno de los dos habló, y cuando Mew pensó que se derrumbaría, Gulf susurró:
----- Me la llevaré conmigo... después de todo es mi hija ----- Sin mirar atrás por miedo a desfallecer, Gulf bajó las escaleras rápidamente, y cuando llegó a la puerta de entrada, la fuerte mano de Mew sobre su cintura le impidió el continuar.
Con la furia palpable entre sus ojos, Gulf se giró dispuesto a golpear al hombre, jadeando asombrado cuando se encontró con sus labios en un demandante beso. Mew gimió cuando la boca de Gulf cedió, concediéndole la entrada a explorarla y saborearla, sin embargo, cuando creyó que todo terminaría como una horrible pesadilla, el rechazo del chico le desgarró el alma. Gulf se alejó con un certero golpe, mirándolo con rencor a través de sus verdes pupilas, antes de alejarse saliendo por la puerta.
Tan pronto el chico subió al auto, y las manitas de sus hijas diciéndole adiós desaparecieron, Mew sintió como toda su vida se desmoronaba poco a poco, dejándolo en la maldita soledad. La puerta se cerró de un fuerte golpe, y su cuerpo poco a poco se deslizo hasta quedar arrodillado en el suelo. Las lágrimas se derramaron de sus ojos como un caudal de lluvias torrenciales, y sus manos se apretaron con fuerza sobre sus piernas.
¿Qué había hecho? Se sentía un maldito imbécil por no haberle dicho la verdad a Gulf desde un principio y haber evitado el malentendido. Sin embargo, por su maldita estupidez ahora lo había perdido todo. Su familia ya no estaba, y el amor de su vida se había ido de su lado.
Soltando un fuerte gritó, sus uñas se clavaron en la palma de su mano, deseando de esa manera poder aliviar el el inmenso dolor que lo consumía. Sin embargo, nada funcionó. Abrazándose a sus piernas clavó sus ojos en la fotografía de ese chico sonriente, deseando poder retroceder el tiempo y volver a tenerlo a su lado.
----- No te vayas... ----- Sus labios temblaron con cada palabra que susurraba ----- No me dejes solo... yo no puedo vivir sin ti, yo... no puedo vivir sin ti.
Un año después.
Gulf Kanawut trató de sonreír al otro chico que se encontraba al otro lado de la ventanilla, y que no dejaba de verlo con aquella mirada que, aunque tratará de negarlo, le ponía nervioso.
Había pasado exactamente un año desde la más hermosa etapa de su vida. Y de la cuál había tratado de olvidarse por completo. Los gemelos acababan de cumplir un año, y mientras Sammy y Love se encontraban en la casa en espera de su padre, había decidido salir en busca de un vaso de café. Mientras hacía la fila para poder llegar a la caja y hacer su pedido, dió un suspiró al encontrarse de nuevo con la mirada de ese chico.
Había conseguido un trabajo como recepcionista en una pequeña pero estable empresa, y todas las mañanas al pasar por su café capuchino, aquel chico lo miraba. Al principio le había parecido algo tierno, pero cuando el chico había rosado sus dedos en más de una ocasión había aceptado por fin la atracción que provocaba en él.
A pesar de que había pasado el tiempo suficiente como para que hubiera conocido a otra persona, todavía se encontraba solo. Con sus 20 años de edad aparentaba una madurez poco razonable para un chico de su edad. Pero el criar a 5 niños tal vez era una razón muy influyente para ello, aunque él lo atribuía más a los golpes de la vida.
Pagando su café, y tras recibir otra coqueta sonrisa de aquel chico, salió del establecimiento, empujando el cochecito con Natasha y los gemelos. Las enormes calles de Los Ángeles se mostraban abarrotadas al ser de mañana, y mientras caminaba bebiendo un sorbo de café un extraño presentimiento le hizo girar y mirar hacía todos lados.
No es que fuera paranoico o algo así. Pero durante los últimos días un extraño presentimiento de ser perseguido lo tenía con los nervios alertas. Frunciendo el ceño le pareció ver una camioneta demasiado conocida. La imagen de aquellos ojos grises logró que trastabillara y retrocediera sintiendo como su corazón se disparaba y latía desbocadamente. ¿Eso... no podía ser verdad? ¿No podía ser él?
Negando repetidas veces volvió a su camino lo más rápidamente que pudo, llegando en pocos minutos hasta el coche. Dejó a los pequeños en el portabebés sobre el asiento trasero, y tras subir el cochecito al auto, subió y se puso en marcha.
Cuando llegó a casa, el sonido de la televisión le hizo darse cuenta de que las pequeñas aún seguía allí. Soltó un suspiró. Al ser domingo había salido para no encontrarse con esa persona cuando fuera a recoger a sus hijas, sin embargo, jamás se imaginó que su viaje sería demasiado corto. Abriendo con extrema lentitud y con los latidos de su corazón golpeando alocadamente contra su pecho, se encontró con las pequeñas que miraban completamente aburridas la televisión. Cerrando la puerta tras de sí, Gulf las alertó de su llegada. Las niñas llegaron corriendo hasta él, formado un puchero cuando Love comenzó a hablar.
----- Papi... Papá aún no ha llegado a recogernos, y ya es demasiado tarde. Quería que hoy nos enseñará a montar en bicicleta.
Gulf se mordió su labio pensativo. Con tan solo las pequeñas anécdotas de Love, Gulf no había tenido ninguna información más sobre el hombre. Sin embargo, en todo el tiempo que había transcurrido jamás se había ausentado en recoger a las pequeñas, o había llegado tarde. Un extraño presentimiento al recordar el carro de la cafetería le hizo apretar los puños. ¿Sería eso un deja vu? ¿O alguna especie de alerta? Gulf negó. Debía dejar de ser demasiado paranoico.
----- Estoy seguro que solo se retrasó unos minutos, y no tardará en llegar ----- Sammy negó, abrazándose a sus piernas.
----- No... estoy segura que algo le pasó. Por favor papi, llevanos tú ----- Sintiendo como un nudo se le formaba en el estómago y se le retorcía de un lado a otro, a Gulf no le quedó más que asentir en un pequeño susurró.
Las niñas subieron corriendo al auto, y tras acomodar a los bebés a su lado, se dirigió en dirección hacía aquella casa que tantos miedos le causaba.
A pesar de sus esfuerzos porque el camino nunca terminará, la enorme casa Suppasit le dio la bienvenida en tan sólo unos minutos, con un enorme nudo en la garganta y los de repente imparables balbuceos de los gemelos. Bajando del auto con extrema lentitud, se encontró en efecto con aquella camioneta gris estaba estacionada en el garaje, y que la casa se encontraba completamente en silencio.
Sacando aquella llave que se había negado a destruir, Gulf abrió la puerta con las manos temblorosas. La cerradura cedió, abriendo la puerta de par en par y revelando aquellas paredes que tantos recuerdos le traían. Las niñas entraron corriendo y subieron en busca de la habitación de su padre, y cuando se quedó solo, Gulf se aferró de las paredes para no desfallecer.
Aquel conocido sentimiento de dolor lo dejó sin aire, provocando que miles de recuerdos le desgarrarón el alma. Quiso salir corriendo, pero los gritos de las niñas en el piso de arriba le hicieron salir corriendo en su búsqueda. Se había esperado cualquier cosa, menos el cuerpo inconsciente de Mew sobre la cama. Con lágrimas en los ojos, Gulf se acercó hasta él, sintiendo el miedo instalarse en su cuerpo conforme la imagen del hombre se iba intensificando.
Su cuerpo antes fuerte y trabajado ahora se encontraba mucho más delgado, y ojeras decoraban la piel debajo de sus ojos. Sintiendo un horrible miedo, Gulf se arrodilló hasta su altura, acariciando su rostro con manos temblorosas, y sintiendo la fuerte fiebre que embargaba el cuerpo.
----- ¿Mew? Amor... soy yo abre los ojos. Mírame ----- Al ver que no reaccionaba, Gulf soltó un fuerte gritó ----- ¡Abre los ojos joder! ----- Asustadas por los gritos y el llanto de su padre, las niñas salieron corriendo de la habitación ----- No me hagas esto, abre los ojos Mew Suppasit. O juró que voy a partirte la cabezota por idiota ----- Pegando su nariz con la del hombre, Gulf dejó pequeños besos sobre aquellos hermosos labios que tanto había extrañado, sonriendo cuando poco a poco, estos fueron correspondiendo los besos, y aquellos hermosos ojos volvían a mirarlo.
----- ¿Gulf? ----- El mocoso asintió, derramando un par de enormes lágrimas al ver la sonrisa del hombre.
----- Sí amor, estoy aquí ----- Mew sonrío, limpiando las lágrimas de las mejillas del mocoso, para después soltar las suyas y aferrarse a su delgado cuerpo, con miedo a que todo fuera a ser un sueño.
----- Regresaste ----- Gulf asintió.
----- Lo sé. Ahora descansa. Necesito bajar la fiebre ----- Lentamente y sin dejar de mirarlo, Mew asintió.
----- Prométeme que no te iras ----- Una punzada de culpa inundó el cuerpo de Gulf, y con un pequeño beso, cerró su promesa.
----- Lo prometo.
Porque después de la tormenta, viene la calma. Y aunque Gulf aún se sentía entre arenas movedizas, con miedo y desconfianza no podía seguir más con aquella locura. Su lugar estaba en esa casa, al lado de ese hombre que le había enseñado el significado de la palabra amor, y lo que era una verdadera familia, ese hombre que a pesar de todas sus estupideces aún lo seguía amando.
Y estaba dispuesto a volver a recuperar a su familia, y aferrarse a ese amor que le consumía el alma hasta dejarlo sin aliento. Porque ahora se daba cuenta que todo ese dolor solo había sido una pequeña prueba para hacerlo más fuerte y dispuesto a luchar a capa y espada. Porque amor es dolor... y el dolor también es amor.
Fin.
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