Culpable
Las enormes calles llenas de autos y de gente corriendo ante las enormes y gruesas gotas de lluvia pasaban desapercibidas frente a sus ojos, y todo lo que podía hacer era correr con todas sus fuerzas. Dolía, su corazón dolía y ni siquiera sabía el porque. Tan pronto como no encontró más camino por el que seguir, un fuerte dolor en su bajo vientre le hizo gritar y encorvarse hacía el suelo, solo para descubrir como esté era manchado de sangre, de sangre que bajaba por sus piernas.
El miedo lo inundó, y apretándose más el vientre busco a Mew; pero no lo encontró. La imagen del hombre apareció frente a sus ojos, y mientras más trataba de acercarse, él desaparecía.
----- ¡Mew! ----- Gulf volvió a dar otro gritó, está vez más largo y doloroso, para después caer y terminar por desvanecerse.
----- ¡Mew! ----- Gulf se despertó con un fuerte gritó, y asustado miró hacía todos lados, para descubrirse en su habitación, y a Mew a su lado. El hombre se despertó completamente sobresaltado, girándose para encontrar a Gulf temblando de miedo, y con el rostro fuertemente preocupado.
----- Tranquilo, estoy aquí bebé ----- Gulf asintió, relajándose poco a poco, mientras las manos de Mew masajeaban sus brazos suavemente ----- ¿Ya estás mejor? ----- El chiquillo lo miró, y aunque asintió, su rostro decía todo lo contrario. Rompiendo el poco espacio que los separaba, Mew logró acomodarlo sobre su pecho, dejando suaves besos sobre su negra cabellera.
----- Tuve una pesadilla ----- Mirándolo a los ojos, Mew asintió.
----- ¿Qué fue lo que soñaste amor? ----- Negando, Gulf no quiso responder. Sus manos se aferraron al cuello del hombre, como si temiera que esté fuera a desaparecer en cualquier momento.
----- Corría por las calles, y estaba llorando; yo no sabía porque ----- Limpiando sus mejillas, Mew asintió ----- Todo era tan triste, y de pronto comencé a sangrar. Y tú no estabas conmigo. Te ibas y entonces desaparecí ----- La voz de Gulf terminó por quebrarse, y el miedo volvió a apoderarse de su cuerpo.
Desde qué había regresado del viaje, las últimas tres semanas había estado teniendo sueños extraños. Y todos terminaban con él solo, y sangre, lluvia. Pero no todos como ese. Éste último había sido diferente, más vivido, más doloroso. Y sin saber porque no dejaba de pensar en que algo malo sucedería.
Besando delicadamente su nariz, Mew negó. Limpiando todas las lágrimas que habían escapado de sus ojos.
----- Shhhhh. Todo está bien ahora. Sólo ha sido un sueño ----- Gulf lo miró a los ojos, esperando encontrar un poco de confianza en todo el amor con que lo miraban esos ojos ----- Yo estoy contigo, nada malo va a pasarte. ¿De acuerdo? ----- Un poco más tranquilo, Gulf asintió.
El sueño tardó en regresar a su cuerpo. Sin embargo, las caricias que Mew dejaba sobre su vientre, y los pequeños besos que caían sobre sus labios de vez en cuanto lo mantenían más tranquilo.
Cerrando sus ojos Gulf rogó que esos malos presentimientos que tenía se quedarán como eso, simples y malos pensamientos; y se dedicó a pensar en algunas posibilidades de nombres para los bebés.
Ahora que se encontraba en su séptimo mes, y la fecha para el alumbramiento se acercaba, el pensar en nombres para los chicos era algo que se había metido dentro de su cabeza. Girándose entre los brazos del hombre de manera que esté pudiera verlo a los ojos, Gulf sonrío tímidamente antes de hablar.
----- Mew ¿No has pensado en qué nombre ponerle a los bebés? ----- Mew lo miró un tanto asombrado. La verdad era que con tanto trabajo en la empresa no había tenido ni tiempo de eso, y ahora el mocoso lo tomaba desprevenido. Negando con algo de vergüenza, Mew se mordió el labio.
----- La verdad es que no. Pero ahora que lo mencionas, me parece una buena idea ir buscando nombres ¿Tú tienes algunos? ----- El rostro de Gulf se iluminó ante la pregunta, y asintió con euforia.
----- Sí. He estado pensando en muchos nombres, y hay dos que me parecen perfectos ----- Mew le dió una mirada invitándolo a seguir ----- Me gustaría que se llamaran: Alexander y Khalan ----- Completamente esperanzado, Gulf miró al hombre. Mew sonrío, meditando muy bien los nombres.
----- Me gusta Alexander. Y da con tú personalidad ----- Gulf sonrío ----- En cuanto a Khalan, me gusta como suena. Son perfectos ----- La sonrisa que se colocó en los labios de Gulf, término por iluminar completamente su rostro.
----- Entonces está dicho. Alexander y Khalan ----- Sonriendo, Mew se apoderó de sus labios en pequeños y traviesos besos, haciendo reír al mocoso.
La suave luz de la luna que se filtraba por la ventana pegaba directamente sobre su rostro, y perdiéndose entre las mareas grises que eran los ojos de Mew, Gulf se fue quedando poco a poco, profundamente dormido, terminando por susurrar un suave:
----- Buenas noches mis pequeños, Alexander y Khalan.
Mew soltó un suspiro mientras miraba como la imagen de Gulf desaparecía de su vista a través del retrovisor. Habían pasado dos semanas desde aquel ataque de ansiedad que se había apoderado del mocoso, razón por la que ahora se negaba a irse, y dejarlo solo con tan solo unos pocos meses para que el día llegará. El viaje hacia una de las empresas de Bangkok lo había tomado de improviso. Sin embargo, al ser el presidente no podía negarse a ir, o simplemente dejarle todo el trabajo a Joss. Ya suficiente había hecho su amigo como para dejarle todo el trabajo a él.
Otro de los motivos por los que no se encontraba agusto en ese viaje, y razón de la cuál, por supuesto Gulf no tenía ni idea, era la presencia de Amanda. Los últimos meses había hecho todo lo posible para no convivir demasiado con ella. Sin embargo, ahora eso sería imposible. Girando en la entrada al aeropuerto de las empresas, rogó porque nada pasara en esos dos días que estaría afuera, y que pronto pudiera estar de regreso junto a Gulf.
Amanda sonrío para sus adentros cuando la imponente imagen de Mew Suppasit comenzó a acercarse, el hombre se miraba hermoso, y la sola idea de que lo tendría completamente para ella sola y sus perversos planes la tenía de muy buen humor. Mirando de reojo hacía su maleta, deseo con todas sus ganas el que por fin llegarán a su destino y poder poner en marcha su planes.
A pesar de qué el hombre no le dirigió la palabra, decidió no tomarle importancia, y subiendo al avión se dedicó a pensar en varias estrategias para poder quedarse sola con el hombre durante esa noche. Y todas llevaban a que de alguna manera pudiera conseguir que el hombre la embarazara, y entonces sí, podría separar a Mew de ese mocoso. Echó un último vistazo a las últimas dos llamadas perdidas de Ploy Suppasit en su celular, y tras apagarlo se dedicó a esperar que las horas por fin se pasarán.
Cuando llegaron a su destino se dirigieron inmediatamente al lugar en la reunión con uno de los socios mayoritarios de una de las empresas de la industria musical más grande de Bangkok. A pesar de que eran negocios totalmente distintos, el hecho de que la antes cotizada empresa ahora se encontraba a punto de caer en bancarrota había llamado la atención de todos en la empresa. Por lo tanto, Mew se había propuesto el poder adquirir el enorme edificio, junto con sus sucursales en los demás estados.
Mientras se realizaba la reunión, Amanda miró detenidamente como uno de los meseros se acercaba con una charola de bebidas, y sonriendo se ofreció a llevarlas en su lugar. El hombre pareció renuente, pero tras regalarle una intensa mirada, y un poco de vista sobre su escote consiguió que el tipo cediera fácilmente. Amanda miró las rojizas bebidas, y tomando una de ella sacó un pequeño botecito del bolsillo de su falda.
El pequeño artefacto dejó escuchar el claro contenido de pastillas, y sacando un par de ellas Amanda las dejó ir dentro del vino. Las pequeñas pastillitas formaron un remolino efervescente combinándose poco después con la bebida. Amanda lo miró y luego las pastillas, terminando por sacar otro par y también echarlas dentro, sin siquiera estar segura de sus efectos. Lo único que le interesaba, era que cedieran el uso necesario.
Mew miró de reojo como la pelirroja mujer entrada con las bebidas, colocando un vaso a cada uno de los hombres dentro de la habitación, y tras una pequeña sonrisa volvía a salir. Aflojó un poco el nudo de su corbata y tomando el vaso entre sus manos lo llevó hasta sus labios, dando un largo trago para luego continuar con la reunión.
Amanda esperaba pacientemente dentro de aquella habitación, que no era la suya por supuesto. El reloj marcaba las 8:37 de la noche, indicándole que habían pasado exactamente 2 horas desde que Mew debió de haber tomado la droga. Mientras jugaba con uno de los mechones de su cabello, se deshizo de sus zapatos, quedando solamente con aquella minifalda negra, y sin nada que cubriera su parte superior, excepto el sostén de seda que parecía por lo menos 2 fallas menos que la suya.
El sonido de la cerradura le hizo sonreír abiertamente, y terminar por subirse a la cama, tomando una posición comprometedora y para nada imaginativa, al dejar expuesta sus piernas y la pequeña tanga que asomaba por dentro de la tela. Y cuando Mew apareció tambaleándose frente a sus ojos, la humedad de sus bragas le hizo gemir y conseguir que la mirada gris de aquel hombre se clavara en sus ojos.
Mew retrocedió, trastabillando al perder un poco el equilibrio. Sentía el cuerpo pesado y flojo, tanto que le costaba mantenerse de pie y si quiera enfocarse alrededor de la habitación. Lo último que recordaba era haber cerrado el trato con el dueño de las empresas, y luego todo se había vuelto un tanto confuso. Las paredes a su alrededor parecían moverse conforme avanzaban sus pasos, y aquella parte de su anatomía parecía querer salir a jugar un rato.
Una imagen un tanto borrosa y distorsionada sobre la cama le hizo abrir muy bien los ojos, sin embargo, el letargo en el que se encontraba su cuerpo le impidió reconocer de quién se trataba.
----- ¿Gulf? ----- La pregunta escapó de sus labios con mucha dificultad, y antes de que cayera sin fuerzas sobre la cama, un par de manos delicadas se dirigieron directamente a su pene, frotándolo mientras los ágiles dedos se deshacian de la bragueta para poder dejarlo expuesto.
Un extraño calor inundó su cuerpo y mientras aquel delgado cuerpo se cernía sobre el suyo, las luces y todo a su alrededor fue desapareciendo, quedando solamente una oscuridad que lo jaló en su compañía...
Gulf se despertó completamente agitado, las gotas de sudor brillaban en su frente mostrando su agitación. Un extraño sentimiento oprimía su corazón haciendo que quisiera gritar, sin embargo, no lo consiguió. Pasaron unos minutos en los que se dedicó a respirar profundo para poder calmarse, y cuando se sintió un poco más tranquilo tomó su celular.
No había ninguna llamada o mensaje de Mew, y eso lo estaba inquietando aún más. El hombre siempre que iba de viaje lo llamaba al llegar, antes de dormir e incluso al levantarse, pero esta vez no había sido así.
Un extraño presentimiento de vacío le llegó. Era como un sexto sentido que le estaba alertando de algo, pero ¿Qué? Calmando las patadas que de pronto empezaron a dar los bebés, volvió a recostarse, abrazándose fuertemente al conejo de peluche a su lado. Odiaba sentirse de esa forma: solo y con miedo. Trató de alejar los malos pensamientos, y comenzando a cantar una suave canción de cuna, los bebés dejaron pronto de patear, para que minutos después, él también les hiciera compañía en el mundo de los sueños.
Cuando Mew se despertó, un extraño cosquilleo en su pecho le hizo arrugar la nariz. Abrió los ojos tratando de recordar cómo es que había llegado a la habitación, pero un fuerte dolor de cabeza le hizo gruñir. No recordaba haber tomado nada más que una copa, sin embargo, se sentía como si hubiera bebido un barril entero de vodka o tequila. Quiso levantarse para ir al baño, pero el suave peso de otro cuerpo pegado al suyo le hizo abrir los ojos completamente asustado.
El rojizo cabello de la persona estaba regado por toda la almohada, terminando sobre su pecho. Negó, ese cabello... no podía ser cierto. Continúo su camino, para terminar encontrándose con un par de pechos desnudos, mostrando su duro y rosáceo pezon, un par de piernas femeninas y la intimidad de la mujer.
----- ¡Maldita sea! ----- Alejando de un fuerte empujón el otro cuerpo, Mew salió de la cama, llevándose las sábanas para cubrir su desnudez de los ojos de la mujer que se abrieron y se clavaron en su cuerpo.
----- Buenos días ----- Amanda lo miró con coquetería, arrodillándose sobre la cama y mostrando sin ningún pudor su desnudez. Mew tragó con dificultad, contó hasta diez y trató de calmarse.
----- ¿Qué cojones estas haciendo aquí? ----- Amanda rodó los ojos como si la pregunta hubiera sido la más tonta del mundo.
----- ¿No es obvio? ----- Mew negó ----- Tú y yo hicimos el amor anoche ----- Como si le hubiera caído un balde de agua fría, Mew retrocedió. Eso tenía que ser una pesadilla.
----- ¡Que estas diciendo! Eso es imposible. ¡A mí no me gustan las mujeres! ----- Sintiéndose humillada ante las palabras del hombre, Amanda se levantó de la cama, tomando su ropa interior del suelo y poniéndosela rápidamente, fingiendo indignación.
----- ¿Ah sí? Pues anoche no parecías odiar lo que sucedió ¡Y con una mujer! ----- Soltando un fuerte puñetazo sobre la pared, Mew negó.
----- ¡Eso es imposible! Yo jamás traicionaria a Gulf ----- Al escuchar el nombre, Amanda sintió como toda su rabia subía y bajaba claramente por todo su sistema, dejándola en un estado de rabia total.
----- Pues debes de ir haciéndote a la idea. Porque anoche hicimos el amor ----- Y tomando sus cosas salió de la habitación, dejando solo al hombre.
Mew miró todo a su alrededor, y entonces se derrumbó ¿Qué mierdas había hecho? La imagen de Gulf le llegó como un fuerte puñetazo, haciendo que cayera al suelo, completamente confundido y lleno de dudas ¿Ahora que iba a hacer?
Tras haber cerrado de un portazo la puerta, Amanda se pegó sobre está, echándose a reír. Ya había sembrado la duda, ahora solo le quedaba esperar para poder poner en marcha su segunda parte del plan. Echó una última mirada hacia atrás, satisfecha con los resultados que habían tomado las cosas.
Tres semanas después...
Gulf volvió a despertarse esa mañana completamente solo. Como lo había hecho los últimos días desde que Mew había regresado de su viaje. Las frías sábanas la indicaron que el hombre se había ido muchas horas atrás, sin siquiera despedirse, volviendo a hacerlo sentir miserable. No entendía que estaba pasando. Desde que Mew había regresado de ese maldito viaje todo se había venido en picada.
El hombre había evitado cualquier contacto juntos, desde los besos hasta las pequeñas caricias antes de dormir, volviendo a llenar de dudas a Gulf ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué las cosas cambiaron? Una traicionera lágrima se derramó de sus ojos, para terminar su recorrido por toda su mejilla. Se sentía solo, despreciado y sin amor.
Dio una mirada a la fotografía del hombre en el portaretrato sobre la cómoda, y tomándolo entre sus dedos acarició su reflejo.
----- ¿Por qué? ¿Qué fue lo que cambió? ----- Sin ninguna respuesta a todas sus dudas, Gulf beso la imagen del hombre ----- Me haces tanta falta ----- Perdiéndose un momento en ningún punto en específico, se vio inmerso en esa soledad.
La enorme habitación, esa en donde había sido muy feliz ahora le parecía vacía y asfixiante. Limpiando sus lágrimas se levantó de la cama, decidido a obtener respuestas. Aún y cuando no le gustarán, el merecía saber lo que pasaba. Para poder resolver lo que sea que estaba pasando, juntos, como la pareja que eran.
Dejando ir la palanca del inodoro, Amanda se miró en el espejo. Aunque sabía que no se trataba de lo que ella se estaba imaginando, no pudo evitar tomar la pequeña barrita de la prueba de embarazo, y corroborar que no estaba embarazada. Dio un gritó frustrada. A pesar de que no tenía los resultados que hubiera querido, eso no iba a impedir el que subiera a la oficina de Mew esa mañana. Se limpió la boca con una toalla de papel, y tras retocarse el maquillaje salió de los cubículos del baño.
En el camino se encontró con alguna que otra de las encargadas del área de diseño, y le regaló una sonrisa torcida. No eran más que unas envidiosas hipócritas que desearían estar en su lugar. A tan solo unos pasos de llegar al ascensor, la imagen de aquel chiquillo le hizo retroceder y esconderse tras la pared.
El color desapareció por completo de su rostro, y sus ojos parecían que se saldrían en cualquier momento cuando lo miró completamente. Con una enorme panza, siendo felicitado por todas las empleadas, el maldito mocoso le restregaba en su cara, aquello que ella misma había hecho meses atrás.
----- ¿Cuántos meses tienes? ----- Gulf sonrío a una de las recepcionistas que acariciaban su vientre, murmurando adulaciones para su bebés.
----- Estoy entrando a los ocho ----- La mujeres sonrieron emocionadas, continuando con su plática.
Amanda negó. Eso no podía ser verdad. Apretando los puños, quiso gritar ante la frustración de ver al mocoso. Lo odiaba, y ahora aún más. No solo por haberle arrebatado al hombre que ella deseaba, sino por ser el quién le iba a dar un heredero a Mew. Mirando por última vez como Gulf desaparecía en el ascensor, salió de su escondite, y corriendo hasta su auto, salió rumbo al hospital más cercano. Necesitaba un bebé a como diera lugar.
No tardo en llegar a su destino, y tras bajar del auto, una pequeña mancha roja sobre el asiento le hizo abrir los ojos asustada ¿Eso era... sangre? Mirando más de cerca, corroboró que en efecto si era sangre. Pero... ¿Por qué? Un fuerte dolor en su vientre le hizo encorvarse y encontrarse con un hilito de sangre bajaba por sus piernas. El miedo la invadió, y cerrando de un portazo entró corriendo al hospital.
La dejaron con un médico, que tras hacerle un par de estudios la dejó sola para que se limpiara. El hombre no tardó mucho en regresar. Y cuando se sentó frente a su escritorio, Amanda no pudo evitar el preguntar.
----- ¿Estoy embarazada? ----- Mirando los papeles en sus manos, el hombre negó.
----- No Amanda. Tú no estás embarazada, y nunca lo estarás ----- Las palabras fueron como si miles de agujas se clavaran en su cuerpo, obligándola a apretar sus puños con rabia.
----- ¿Qué está diciendo? Yo tengo que quedar embarazada. ¡No importa cómo! ----- Mirándola, el hombre sintió lástima por ella, aún más ante la noticia que tendría que darle.
----- Lo siento señorita Obdam. Pero eso es imposible. Usted presenta un cuadro de cáncer de cuello uterino etapa cuatro ----- Un largo silencio se hizo presente tras las palabras, Amanda sintió como todo su mundo se le venía encima poco a poco ----- Es por eso que ha estado presentando náuseas y los sangrados. Aunque aún necesitamos hacerle otros estudios para ver si no hay más órganos afectados. Me sorprende como hasta ahora no había tenido ningún síntoma. Creó que lo mejor será que la internemos para poder comenzar con el tratamiento ----- Amanda negó.
----- Yo no estoy enferma ----- Tomando sus manos, el hombre la miró. Sus ojos no mostraban más que seguridad.
----- Usted necesita internarse urgentemente. O podría ser muy tarde ----- Amanda no se dió cuenta del peso de esas palabras, y poniéndose de pie en un rápido movimiento negó.
Ella jamás terminaría llena de tubos y sin cabello en un hospital, muriéndose ante cada quimioterapia. Ella conocía perfectamente lo que implicaba un tratamiento para el cáncer. Y eso jamás le sucedería a ella. Primero muerta. Ella tenía que terminar con sus planes, y nada se lo iba a impedir.
----- Nada va a pasarme. Porque yo no estoy enferma.
Salió de la oficina dando un portazo. El sonido de las alarmas y olor a medicina le parecía meditabundo. Todo a su alrededor comenzó a dar vueltas, y deteniéndose contra la pared, cerró fuertemente los ojos ante la presencia de lágrimas en ellos. Eso no podía estar pisándole a ella, a ella que tanto se había cuidado para poder darle un hijo a Mew, y ahora todo se le escapaba de sus manos.
¿Acaso era un castigo? Negándose a la realidad de las cosas, la imagen de una chica en el mostrador le hizo limpiarse las lágrimas y mirar con atención. La chica miraba desesperada a una de las enfermeras, al punto de arrodillarse frente a ella y suplicarle. Y entonces Amanda escuchó:
----- Por favor. Necesito el aborto ----- Mirándola con desesperación, la mujer negó.
----- Entiende niña, si no tienes dinero para pagar el hospital, yo no puedo hacer nada por ti. Deberías de irte a tú casa y reflexionar sobre tus actos ----- Y alejando las manos de la chica se fue rápidamente.
Amanda miró cómo la chica se dejaba caer sin fuerzas al suelo y se abrazaba sus piernas. Limpiando sus lágrimas, caminó hasta la chica, arrodillándose frente a ella, y así conseguir la atención de esta.
Con lágrimas en los ojos, la chica la miró un tanto desconfiada. Estuvo dispuesta a levantarse y salir corriendo, pero la imagen de Amanda se lo impidió.
----- ¿Cuántos meses tienes? ----- La chica la miró asustada, sin embargo, contestó:
----- Tres ----- Con una sonrisa, Amanda la ayudó a levantarse, limpiando el recorrido de sus lágrimas.
----- No llores más. Yo puedo ayudarte ----- Un destello de esperanza brillo en los ojos de la chica, quien la miró como si fuera la salvadora del mundo ----- Puedo darte todo el dinero que quieras. A cambio, ten a ese niño y entrégamelo al nacer ----- La propuesta sorprendió a la chica, sin embargo, no impidió el que asintiera entusiasmada, consiguiendo de esa forma una sonrisa en los labios de la pelirroja.
Gulf soltó un largo suspiró cuando la puerta del ascensor se abrió y lo dejo en el piso en dónde se encontraba la oficina de Mew. La secretaría de su esposo lo saludo con una enorme sonrisa, mientras escribía algo en el portátil y le indicaba que podía pasar a la oficina. Gulf le agradeció con una sonrisa, y con pasos lentos se dirigió la enorme puerta de madera, encontrándose con Joss que chocó con él al dirigirse al mismo lugar. Gulf no pudo evitar al reír.
----- Parece que nuestro destino es siempre chocar cuando nos vemos ----- Joss sonrió.
----- Lo sé ----- Los dos entraron en la oficina, Gulf tomando asiento en el sofá que adornaba la enorme habitación, mientras que Joss se dirigió hasta el escritorio. Dejó unos papeles que llevaba en sus manos, para después girarse para ver al chico.
----- ¿Vienes a ver a Mew? ----- Gulf asintió, un tanto incómodo ----- Está en reunión. Pero no tardará en salir. Puedes esperarlo aquí ----- El hombre se giró dispuesto a marcharse, pero la voz del chico se lo impidió.
----- Joss, tú ¿No has notado un tanto extraño a Mew? ----- Joss frunció el ceño, negando.
----- ¿Extraño? ¿En qué sentido? ----- Suspirando, Gulf se puso de pie, caminando hasta el enorme cristal de la ventana, perdiéndose entre las enormes y transitadas calles.
----- Distante, frío ----- Girándose para poder mirarlo, Joss se encontró con una triste mirada en aquellos ojos verdes que tiempo atrás lo habían cautivado, y no pudo evitar el que una de sus manos se posara sobre la mejilla de Gulf, acariciándole tiernamente. Gulf sollozo ----- Quiero pensar que es por el trabajo. Que desde que regresó del viaje a tenido que dedicar más tiempo a la empresa. Pero entonces tengo miedo de que no sea eso. Y de que ya se cansó de mí ----- Callándolo, Joss no lo dejó terminar.
----- Eso es imposible. Yo mismo sé cuanto te ama. Y todo es por el trabajo ----- Gulf asintió, aún no muy convencido.
Pasaron unos minutos más así, en completo silencio. Una enorme paz invadía a Gulf ante la presencia de Joss, y lo miró agradecido. Su compañía fue rota cuando la puerta se abrió y Mew entró por ella. El hombre dió un salto de sorpresa al ver al chiquillo allí, y después de mucho tiempo de verlo a los ojos. No pudo evitar cortar lo más pronto posible el contacto visual con el chico, sintiéndose un traidor ante los recuerdos.
----- Los dejó solos ----- Cuando Joss salió de la habitación, Mew deseó que nunca lo hubiera hecho.
Era la primera vez en muchos días en que se quedaba a solas con Gulf. Y eso lo ponía nervioso. Era como si con tan solo una mirada, el chiquillo descubriera su engaño. Y eso le aterrorizaba. No quería perderlo. Sin embargo, cada día era como estar más lejos de él. Caminando lentamente hasta el hombre, Gulf se mordió el labio nervioso.
----- Necesitamos hablar ----- Los labios le temblaron, sin embargo, se obligó a ser fuerte ----- ¿Qué está pasando, Mew? ----- El hombre esquivó su mirada ----- ¡Por favor Mew! Habla conmigo. Tú silencio me está matando ¿Dime que es lo que está pasando? ----- La silueta de las lágrimas en los verdes ojos del chico, le obligaron a abrazarlo fuertemente contra su pecho. Sintiéndose un imbécil por lastimarlo de esa forma.
----- No es nada, solo estoy cansado por el trabajo ----- Gulf lo miró no muy convencido, pero cuando los labios del hombre buscaron los suyos, iniciando un dulce y a la vez largo beso, todos los pensamientos desaparecieron de su mente para poder entregarse a la pasión que crecía entre los dos, y al amor que tanta falta le había hecho.
Amanda observó la silueta de Gulf desaparecer en el ascensor, y entonces se encaminó a la oficina del hombre. Al abrir la puerta, se encontró con Mew que terminaba de arreglar algunas cosas en el escritorio. No había que ser tonto para no darse cuenta porque habían terminado así las cosas. Y respirando profundamente se negó a dejar que la rabia la dominara, soltando esas dos palabras que dejaron sin aliento a Mew.
----- Estoy embarazada ----- La lapicera que había estado en sus manos resbaló para terminar hecha pedazos sobre el suelo, y Mew negó retrocediendo.
----- Eso es imposible ----- Amanda levantó el rostro, mostrándose segura de su mentira.
----- Tuvimos sexo aquella vez, no deberías sorprenderte.
Uno... dos... tres.
Los segundos pasaron como si fueran horas, y cuando Amanda salió de la habitación, el gritó por fin escapó de sus labios, con tanta fuerza que temió romperse las cuerdas vocales. Sin embargo, no fue dolor suficiente, más que aquellas palabras y el hecho de que le había fallado a Gulf, y de la peor manera.
----- ¿Qué fue lo que hice? ----- Sus manos jalaron desesperadamente sus cabellos, mientras las lágrimas caían de sus ojos sin ningún control ----- ¿Qué hice?
Gulf bajó las escaleras de la entrada con una enorme sonrisa, satisfecho por haber tomado la decisión correcta al haber ido a la empresa. Mientras buscaba las llaves de su camioneta en los bolsillos de su pantalón se dio cuenta de que no llevaba su celular. Revisó en los demás bolsillos, en su bolsa y aún dentro del auto, sin embargo, no lo encontró. Lo más seguro sería que lo había dejado en la oficina de Mew.
Soltando una maldición por su descuido reanudo su marcha hacía el enorme dificio. El guardia le regaló otra sonrisa al verlo de nuevo, y antes de que la puerta del ascensor se terminará por cerrar salió corriendo, consiguiendo llegar antes de que está se cerrará, y las personas del otro ascensor comenzarán a bajar. Revelando a una sonriente pelirroja, a la que no estaba seguro de querer ver.
Al llegar a la oficina no se encontró con la secretaria sentada en su asiento, así que decidió entrar sin antes ser anunciado. Seguro que Mew no se molestaría, y de paso le daría otra sorpresa. Giró la perilla dispuesto a entrar, pero lo que escuchó le hizo quedarse quieto en su lugar.
Al ver a Amanda salir de la oficina de Mew, Joss entró. Encontrándose con la habitación echa un desastre, y a Mew mirando sin ningún punto en específico hacia la ventana. Joss miró todo alrededor, y al llegar hasta el hombre, se encontró con el resto de lágrimas en sus mejillas, preocupándolo aún más.
----- ¿Mew? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué está pasando? Has estado demasiado extraño desde que regresaste del viaje ¿Qué mierdas está pasando?
----- Embarace a Amanda.
----- ¡¿Qué?! ----- Una nueva lágrima acompañó las palabras de Mew, mostrando el dolor por el que estaba atravesando su corazón.
----- Esa noche del viaje. No sé como mierdas paso. Sólo sé que, a la mañana siguiente, ella estaba desnuda conmigo en la cama. Y ahora dice que esta embarazada ----- Joss negó las palabras de su amigo. ¡Eso tenía que ser una broma!
----- ¿Por eso has estado actuando así con Gulf? ----- Escuchando el nombre, la mirada de Mew conectó con la de su amigo, encontrándose con la más pura rabia.
----- Yo no quería lastimarlo. Pero cada vez que lo veo, que lo tocó... la imagen de Amanda aparece, recordándome que por más que trate de negarlo, ella estuvo en mi cama ----- Pasaron unos segundos en que ninguno de los hombres volvió a hablar, hasta que Joss rompió el silencio.
----- ¿Y ahora qué vas a hacer? ----- Mew lo miró.
Se encontraba perdido, sin ningún rumbo fijo y sin saber qué camino tomar. No quería lastimar a Gulf, mucho menos perderlo. Pero qué hacer ante la realidad de los hechos. Y ahora no podía dar marcha atrás, porque lo he hecho, hecho estaba. Y ya no tenía arreglo. Él era culpable.
----- No lo sé.
Gulf soltó la manecilla de la puerta, sintiendo como si todo el mundo se le viniera encima y las lágrimas se deslizaron de los ojos, sintiendo como su pecho ardía de dolor.
"Embarace a Amanda."
¿Entonces había sido eso? Esa era la razón por la que Mew había actuado de esa forma. Un gemido de dolor escapó de sus labios, y corriendo salió de la habitación antes de que ya no pudiera callar más, y la barrera se rompiera soltando todo su llanto. Chocó con la secretaria de Mew en el camino, y a pesar de los gritos de esta ante su estado, no se detuvo hasta que se encontró dentro de las paredes del ascensor.
El dolor en su pecho lo consumió por completo, y deslizándose por todas las paredes de metal hasta que su trasero tocó el suelo, su boca se abrió, soltando el más doloroso llanto, escuchando como esas palabras se repetían en su cabeza, una y otra, y otra vez hasta obligarlo a gritar con todas sus fuerzas.
"Embarace a Amanda."
《Porque después de todo, la vida no toda es color de rosa...》
Bueno chic@s, como todo lo bueno tiene que terminar.
Está adaptación estará dando fin el Lunes.
Así que pendientes.
Cuídense, los quiero mucho ❤
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