𝓟𝓻𝓸́𝓵𝓸𝓰𝓸
Un solo instante en qué nuestras almas pudieron ser perdonadas por nuestra Diosa junto a los demás, era una situación difícil para los que fuimos traidores del santuario que solo fuimos revividos en esa ocasión por Hades dándonos la orden de matar a Atena pero que ninguno pudo hacerlo.
Por más que nuestros compañeros de armas nos habían perdonado, hubo momentos en los que solía verte derramar lágrimas al sentir el rechazo de Escorpión Milo que era el único que no podía perdonarte por haberlo engañado con otra persona. Fue tan difícil para los dos que no podrían olvidar esas traiciones, yo no tenía derecho a decirle nada a Milo ya que yo fuí el culpable de la muerte de Aioros aún que él de cabellos castaño pidió que dejará todo el pasado atrás, mi corazón continuaba herido no era capaz de perdonarme a mi mismo.
Era de noche fácilmente se podía observar la gran luz de la luna que cubría la oscuridad, descansé por unos minutos en las escaleras del coliseo dónde solíamos completar nuestro entrenamiento para ser los futuros caballeros dorados de la Diosa de la guerra y preservar la paz en la tierra contra los enemigos.
Mi mirada aún se reflejaba en la luna admirando su belleza pensando solamente en todo lo que he hecho e incluso encerrar a mi propio hermano, estaba a punto de volver a mi templo pero me detuve al escuchar una de sus tantas discusiones que sólo empeoraban cada vez más. Desde cierta distancia veía como Milo aún seguía molesto para luego desaparecer del lugar, me acerque ya estando a tu lado y limpiar tus lágrimas mientras tú mirada era triste, nada se podría solucionar, sólo dejar todo y seguir adelante.
Sólo tú y yo podremos encontrar ese amor en alguien más, solo permíteme ser ese alguien que curé tus heridas.
"Seré tu eterno guardian"
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro