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xxi. The golden trio

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Capítulo veintiuno| El trió de oro

En la aparente tranquilidad de la forja, Bridget entrenaba junto a Farah mientras, a unos metros de ellas, Toby y Clara intentaban dominar sus propias habilidades. Clara, con el ceño fruncido, intentaba abrir un portal con la Vara de las Sombras.

—Para canalizar tu magia en un arma, debes visualizar cada detalle, Bridget —explicó Farah, caminando a su alrededor—. Imagina un arco, uno que esté ligado a tu energía y que puedas controlar.

Bridget ascendió, soltando un suspiro pesado. Cerró los ojos y extendió las manos, concentrándose en visualizar el arco.

—No los controles del todo, simplemente guíala —continuó Farah, manteniendo su paso.

A medida que la pelirroja lo intentaba, una energía cálida comenzó a condensarse entre sus manos, tomando lentamente la forma de un arco.

—Increíble... —murmuró Bridget, fascinada.

—Ahora, haz que sea una extensión de ti. Imagina una flecha y canaliza la energía para crearla.

La joven alzó el arco y, con un solo pensamiento, una flecha de fuego resplandeciente apareció en la cuerda. Sujetó con firmeza el arma, apuntando a un blanco al otro lado de la sala.

—Recuerda, Bridget, el arco y tú son uno solo —le indicó Farah, observando cada movimiento.

Bridget tomó aire profundamente y soltó la cuerda. La flecha salió disparada, cruzando la sala como un destello ígneo. Al impactar, una ráfaga de chispas doradas y escarlatas iluminó el lugar por un instante.

—¿Por qué la Vara de las Sombras no abre un portal? —se oyó la voz frustrada de Clara al otro lado de la forja.

—Más despacio, jovencita —intervino Draal—. Debes darle poder a la vara. Enfoca tu energía, imprégnala con tu voluntad. Entre más fuertes sean tus emociones, mejor canalizarás su poder.

—Y no te apresures —agregó Farah, acercándose—. No conseguirás nada sin paciencia.

—No entiendo... —susurró Toby, usando las manos de AAARRRGGHH como saco de boxeo—. Clara acaba de unirse al equipo y ya está usando la vara de portales, que es súper genial y mega mágica. ¡He estado al lado de Jim desde el primer día! ¿Y qué obtengo?

—Tenga cuidado —advirtió Farah, observando a Clara, quien insistía en abrir un portal.

—Me tienes a mí, copiloto

—Ay, amigo...

—La Vara de las Sombras es un arma de gran... —Draal dejó la frase en el aire cuando Clara, sin querer, lo golpeó en la cara con la vara—. Poder.

Bridget soltó un quejido cuando Toby, imitando los movimientos de Clara, terminó golpeándola con una escoba.

—Lo siento, JR.

—¡Que no soy Jessica Rabbit!

—¡Ahhgg, ¿por qué no funciona esta cosa?! —se quejó Clara, golpeando la vara contra el suelo.

En ese momento, un pequeño portal apareció frente a ella.

—Lo logró... 

—¡Santas Mandrágoras, lo hizo! —celebró Bridget con una sonrisa emocionada.

—No inventes, ¿cómo lo hizo?

—¡Hice un portal! —gritó Clara, eufórica, pero al intentar acercarse, el portal desapareció—. ¡¿Viste eso?! —miró a Farah con entusiasmo—. ¡Hice un portal!

—Sí, para teletransportar una aceituna o un ratón —se burló Toby, antes de que, accidentalmente, golpeara a Clara en la cara con su escoba—. Ups.

—¿Qué acabas de decir?

—Ay, Godric, ya empezaron... —suspiró Bridget, viendo con fastidio cómo Clara y Toby comenzaban a discutir.

— ¿Los detenemos? —preguntó AAARRRGGHH.

—No, esta es la forja, déjalos practicar —dijo Draal, cruzándose de brazos.

—Si es que no terminan matándose... —añadió Farah, encogiéndose de hombros.

Bridget, con una sonrisa tensa, se acercó a los dos, tratando de calmarlos.

—Oigan, ¿por qué no nos tranquilizamos un poco?

—Ah, ¿sí? Pues JR y yo hemos estado con Jim desde el principio —dijo Toby, lanzando su escoba al suelo.

—¡Que no soy Jessica Rabbit!

La Vara de las Sombras comenzó a brillar con un tono oscuro. De repente, en lugar de apuntar a Toby, la magia de la vara se desvió y terminó dirigiéndose hacia Bridget.

—¡Al suelo! —gritó Jim, abalanzándose sobre la pelirroja justo a tiempo para evitar que el portal que Clara había creado la consumiera.

—No puede ser... Brid'... —Clara soltó la vara y retrocedió, pálida—. ¡No fue mi intención, lo juro!

—No lo hiciste tú... —intervino Farah, recogiendo la vara del suelo—. Fue la vara misma.

—¡Jim, trató de matar a Bridget!

—¡No trató de matarme!

—¡Ya basta! —Jim se interpuso entre ambos, separándolos—. El Consejo tenía razón... —murmuró para sí mismo.

—Y mi padre? ¿Qué dijo?. 

—Dijo que necesitamos esforzarnos y eso no solo viene de él, sino también de mí—explico el de ojos azules—. Nuestra tarea se acaba de hacer más difícil, si queremos todas las rocas en el camino ahora también se encuentra Angor Rot—agregó—. Y sabemos lo que significa, ni siquiera el consejo sabe cómo detenerlo.

—Y eso significa que todos debemos hacer nuestra parte —declaró Bridget, cruzándose de brazos.

—Y también yo —asintió Jim—. Más entrenamiento, más trabajo.

—Haré lo que sea necesario —dijo Clara con determinación.

—Lamebotas —murmuró Toby—. Haremos lo que se necesita, pero si esta novata tiene un arma de lujo, ¡yo también quiero una!

Sin esperar respuesta, corrió hacia un estante lleno de armas y comenzó a revisarlas hasta que algo llamó su atención.

—¡Un martillo de guerra!

Intentó levantarlo, pero en cuanto lo hizo, perdió el equilibrio y cayó de espaldas.

—Un segundo... —gruñó, intentándolo de nuevo. Su espalda tronó con el esfuerzo, pero él siguió arrastrando el arma—. ¿Ven? No es tan pesado...

Bridget apenas tuvo tiempo de relajarse cuando Badgwella apareció de repente y, sin razón aparente, la empujó al pasar.

—Todo bien? —preguntó Jim, ayudándola a levantarse.

—Tengo un paquete que debo enviar a mi hermana Sagdwella, que vive en Utah —dijo el troll, entregándole un paquete.

— ¿Quieres que lo mande por correo? —James arqueó una ceja.

—Su servicio es más eficiente que nuestros ratones mensajeros —admitió Badgwella.

—No creo que el correo sea lo que los Cazatroles tengan en mente... —comentó Farah, escéptica.

—Esta es una llamada.

—Está bien... Jim el cartero, ¿por qué no? —aceptó el chico, tomando el paquete.

—La dirección— Badgwella le extendió una nota—. Y hagas lo que hagas, no vayas a abrirlo, te estoy viendo cazatroles—cambio su tono de voz, a uno mas espeluznante antes de salir corriendo, y empujando otra vez a Bridget.

—Juro que esa troll me odia —murmuro cansada.

Justo en ese momento, Toby logró levantar el martillo... solo para terminar cayendo de cara al suelo.

—¡Lo tengo!... No lo tengo...

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Bridget salió corriendo de la forja, abriendo paso entre los troles que se encontraban en su camino. Cada vez que chocaba con uno, murmuraba una disculpa apresurada antes de seguir su carrera hacia la biblioteca de Faradonga. Su corazón latía con fuerza cuando llegó al gran edificio, pero lo que más la sorpresa no fue su propia prisa, sino la figura que la esperaba junto a la entrada.

"¿Cómo llegó tan rápido?".

Farah cerró el libro que estaba leyendo y la miró con una expresión expectante.

—¿No te enseñaron a tocar antes de entrar? —preguntó con calma.

Bridget bajó la mirada, nerviosa, y juntó las manos detrás de su espalda.

—Sí, lo siento, señorita... —hizo una pausa, intentando ordenar sus pensamientos—. Quería preguntarle algo...

—¿Sobre la Vara de las Sombras? —Farah la interrupción sin rodeos. Al ver que Bridget asentía, dejó el libro a un lado y tomó otro de los estantes—. Lo único que puedo decirte es que pertenece a una hechicera muy poderosa.

— ¿Quién? —preguntó con curiosidad.

Farah presionó los labios y desvió la mirada, como si el simple hecho de pronunciar el nombre estuviera prohibido.

—Su nombre ha sido borrado de la historia —respondió al final—. No puedo decírtelo.

Bridget frunció el ceño, aún más intrigada.

—¿Por qué?.

—Por las historias que se cuentan sobre ella —dijo con evasivas, hojeando el libro entre sus manos—. La intención del portador define el poder que maneja. Clara aún debe aprender a controlar sus emociones... y tú tienes que aprender a confiar en las tuyas.

Bridget suspiro con frustración, cruzándose de brazos. Hablar de emociones siempre sonaba más fácil de lo que realmente era.

—Entonces... ¿sabe por qué la vara...?.

— ¿Reaccionó de esa manera contigo? —Farah volvió a interrumpirla, esta vez alzando una ceja—. Bueno, si soy sincera, no lo sé con certeza.

Bridget sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar las siguientes palabras de su maestra:

—Tu magia puede ser más peligrosa que la propia magia de sombras... y ella lo sabía.

El tono en el que lo dijo la sobresaltó, y antes de que pudiera ocultarlo, la mirada de Farah se posó en ella con intensidad. Bridget reaccionó con rapidez y soltó una risita nerviosa.

—Genial... soy como el Harry Potter de esta historia.

Para su alivio, Farah no pareció notar su sobresalto, pero su expresión no se suavizó en lo más mínimo.

—Esto no es un cuento de hadas, Bridget.

Y por primera vez, la joven se preguntó si realmente estaba lista para conocer la verdad.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

El azabache caminaba junto a la pelirroja pecosa rumbo a la escuela, aún discutiendo sobre el misterioso paquete de Badgwella. Sin embargo, su conversación se vio abruptamente interrumpida por la llegada de ciertos jóvenes que todavía no resolvían sus diferencias.

—Entonces, ¿qué hay en la caja? —preguntó Toby, con curiosidad.

—No importa, no vamos a abrirla —respondió el chico, abriendo su casillero.

Bridget se recostó contra los compartimentos metálicos, protegiendo la caja de las manos inquietas de Toby.

—Sí, Clara, no importa —reiteró el de frenos, mientras la pelirroja guardaba el cofre en su mochila.

Pero Toby no estaba dispuesto a rendirse tan fácil.

—¿No les da curiosidad? —insistió, sacudiendo el brazo de Jim—. Podría tener una criatura adentro que no puede respirar, Jimbo... ¡o un diminuto rey troll cuyo reino necesita ser salvado!

Antes de que alguien pudiera responder, su atención se desvió bruscamente al ver a la mascota de la escuela.

—¡Oh, mi alma gemela! —exclamó dramáticamente.

Jim rodó los ojos y cerró su casillero.

—No importa lo que haya dentro —dijo con un suspiro—. En el almuerzo llevaré el paquete directamente a la oficina de correos. Una victoria fácil, por una vez.

—¿Qué? —La voz de Steve interrumpió la conversación.

El rubio se interpuso entre ellos, cruzándose de brazos con aire desafiante.

—Crees que hoy vas a ganar? Patético, junior. El maratón de tocar la camioneta es mío. Es la máxima prueba de resistencia, y nadie puede tocar como yo. —Empujó ligeramente a los demás y llegó hasta Clara, tomando su mano con un gesto confiado—. ¿Tengo razón, Clara?

—Ya quisieras —replicó ella con una sonrisa burlona.

Bridget, que observaba la escena con los brazos cruzados, murmuró con diversión:

—Sigue soñando, imitación barata de Draco Malfoy.

Steve la ignoró y se alejó con su característico aire de superioridad.

—Pobrecito Steve, creo que está un poco trastornado —comentó Toby con falsa lástima.

—Vaya, el maratón de tocar la camioneta nos va a llevar todo el día —dijo Bridget, desviando la mirada.

Jim suspiro, dándose cuenta de que tena razón.

—Pues deja que lleve el paquete —propuso la de mechón azul—. ¿Qué tan difícil puede ser?

—Más bien podemos llevar el paquete —corrigió el de frenos.

—Bagdwella quería que yo lo llevara —insistió Lake, cruzándose de brazos.

—¡Vamos, queremos ser los reyes de la primavera! ¿Lo olvidan? —continuó Toby, intentando convencerlos—. Podemos estar en onda.

Bridget sonrió divertida.

—La verdad, quieres estar en onda.

—Semántica —replicó con aire serio—. Ya ganaron el primer reto. Si ganan este, seguro serán los reyes... ¡y yo el duque!

—Ganen esto y no tendremos que preocuparnos por estas cosas tontas. Yo gano, ustedes ganan.

—Dijeron que hay que esforzarnos —reiteró Clara, alzando una ceja.

—Oigan, yo no hablaba del correo de los troles —aclaró Jim.

—Así podremos demostrarlo —intervino la de chaqueta morada.

—No hay nada de malo en arriesgarse —añadió Bridget con un encogimiento de hombros.

El azabache la miró por un momento antes de soltar un largo suspiro.

—Solo recuerdan... no abran la caja —advirtió con seriedad.

Clara tomó el cofre con cuidado y asentado.

—Tranquilo, amigo —dijo Toby con tono despreocupado—. El jefe de correos Toby —Jim le entregó la dirección— y su asistente Clara —la susodicha bufó— tendrán cuidado.

Pero en ese instante, la caja resbaló peligrosamente de las manos de Toby, quien ahogó un grito al intentar atraparla.

Bridget contuvo el aliento al verla tambalearse, sintiendo la ansiedad treparle por la espalda. Cada segundo que pasaba, la caja parecía estar más cerca del suelo.

Con un suspiro, se dio la vuelta, dirigiéndose al siguiente reto.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

—¡Nominados a rey y reina, acérquense a la camioneta! —ordenó Uhl con voz firme—. Coloquen sus manos sobre el vehículo. Si en algún momento pierden el contacto, quedarán eliminados.

La menor de los Hart frunció el ceño, claramente disgustada, al ver a Eli lamer su mano antes de colocarla sobre la camioneta.

—Me acabo de tomar diez energéticos. Aguantaré toda la noche —anunció Steve con una sonrisa confiada.

—¿Y no te preocupa tener que ir al baño? —preguntó Daphne, arqueando una ceja con escepticismo.

—Digamos que ya tengo todo bajo control —respondió, sin perder la compostura.

Esta vez fue Daphne quien tuvo que contener las ganas de vomitar, mientras su mejor amiga simplemente rodaba los ojos y apoyaba su mano en la camioneta.

—¿Estás usando pañal? —intervino Logan, divertido, mientras una sonrisa burlona se dibujaba en su rostro.

—¿Quién es el perdedor ahora, eh? ¡Perdedor! —replicó con descaro.

—¡El maratón de tocar la camioneta comienza ahora! —anunció Uhl, dando inicio al desafío.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Daphne hizo una mueca, moviendo inquieta las piernas. Empezaba a arrepentirse de haber tomado toda su botella de agua.

— ¿Cuándo hay pausa para ir al baño?

—Ese es el punto, señorita Ambrouse, no las hay.

—¿Alguien más necesita ir?

Logan y Bridget dejaron de prestar atención a su película, desviando sus miradas hacia Steve.

—Depende... —respondió el rubio con una sonrisa maliciosa.

—Oh, qué asco... —se quedó la pelirroja tapándose la nariz. Un olor horrible empezó a impregnar el aire a su alrededor.

—Acaso te rindes, patético junior? —provocó a Steve con una sonrisa engreída.

—Tocar esto no es tan difícil.

—¿Saben qué? —Daphne suspiro, sacudiendo la cabeza con fastidio—. Ni siquiera quería estar nominada.

Sin más, retiró su mano de la camioneta y salió corriendo.

—Adiós, ha sido eliminada —anunció Uhl con una sonrisa de suficiencia.

Justo en ese momento, apareció el director Strickler, caminando con su característico aire calculador.

—Señor Lake necesito hablar con usted —dijo el cambiante acercándose con una expresión inescrutable—. He estado en contacto con un conocido en común, el señor Rot, y me informó que recientemente perdió algo muy valioso.

Jim apretó los dientes, conteniendo su furia.

—Voy a recuperarlo.

Strickler esbozó una sonrisa ladina.

—Seguro que sí —comentó con falsa cortesía antes de girarse levemente hacia él—. Oh, y estoy de camino a otro almuerzo con su madre.

Logan ahogó un jadeo de sorpresa, pero Bridget, sin perder la compostura, le dio un codazo para que se callara.

—Es una pena que no puedas acompañarnos —continuó el cambiante con una mirada burlona—. ¿No llevas una mente para el aliento contigo, verdad?

Bridget se tensó. Sabía perfectamente que Strickler estaba provocándolo, y lo peor era que lo estaba logrando.

Antes de que Jim pudiera lanzarle un golpe, la pelirroja soltó la camioneta y tomó su mano con firmeza, deteniéndola.

—Yo tengo una menta —intervino Shannon con indiferencia, rebuscando en sus bolsillos.

Strickler entusiasmado con diversión.

—Señorita Hart, ha sido descalificada —anunció el australiano.

Bridget suspiro, soltando lentamente la mano de Jim.

—¡Darci gana por las chicas! —exclamó, y la mencionó con entusiasmo—. Para los muchachos, el juego continúa

Jim apretó los puños, sintiendo la rabia arder en su interior, pero sabía que no podía hacer nada... aún.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Bridget sintió una punzada en el pecho, una sensación extraña que la hizo girarse instintivamente. Su corazón dio un vuelco al alzar la vista y encontrar a Toby flotando en el cielo.

El castaño estaba aferrado a la pequeña bandera de la escuela con una sola mano, le sonrió con nerviosismo y la saludó con la otra, como si aquello fuera lo más normal del mundo.

—Le advertí que si se encontraba con un payaso que le pedía flotar con él, lo ignorara... —murmuró Bridget, negando con incredulidad.

Echó una rápida mirada a Jim, asegurándose de que seguía distraído discutiendo con Steve, y sin pensarlo dos veces, salió corriendo en dirección al techo de la escuela. Su respiración se volvió más agitada a medida que subía las escaleras, y al doblar la esquina, casi choca con Clara, quien ya estaba en la azotea.

—¿Qué te dije sobre no hacerle caso a It? —espetó Bridget, aún tratando de procesar la imagen de Toby flotando.

—Fue ese "uhhhh", ¿no es cierto? —respondió Clara, mientras bajaban con cuidado al chico del asta de la bandera.

Bridget se pasó una mano por la cara, intentando calmarse.

—¿Cómo demonios terminaste ahí arriba?.

El de frenos sacudió su ropa y tomó la mochila de Clara antes de señalarla con aire acusador.

—Todo esto fue culpa de Clara, JR. Ella quiso llevarla.

Bridget sintió un escalofrío recorrer su espalda. Su instinto le decía que esto no era solo un accidente.

—Díganme que no abrió la caja... —murmuró, frotándose la sien con preocupación.

Hubo un breve silencio antes de que Clara y Toby intercambiaran miradas y respondieran al unísono:

—Abrimos la caja.

Bridget cerró los ojos y apretó los labios.

—Rayos.

—Él se ofreció a ir conmigo —se defendió la de mechón azul, cruzándose de brazos con altivez.

—Porque te ibas a llevar toda la gloria —se quejó Toby con una expresión de fastidio—. No podemos decirle a Jim. Prométanme que no le dirán. Ya piensa que soy inútil.

Bridget bufó y lo miró con severidad.

—Toby, míranos. Somos inútiles.

El chico frunció el ceño, claramente no encontrando consuelo en sus palabras.

—Déjenme pensar... déjenme pensar... —Toby empezó a caminar en círculos, murmurando para sí mismo con desesperación—. Tal vez Blinky sepa cómo arreglar esto.

Bridget lo demostró por un momento. Si alguien podía ayudar, era Blinky.

—¿Blinky? —repitió Clara con escepticismo.

La pecosa no perdió más tiempo. Tomó a su mejor amigo por la mochila y empezó a jalarlo escaleras abajo.

—A la casa de Jim —ordenó sin vacilar.

Toby apenas pudo mantenerse en pie mientras era arrastrado por Bridget, mientras Clara los seguía de cerca, preguntándose en qué clase de desastre se habían metido esta vez.

—A la casa de Jim —ordenó sin vacilar.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

En cuestión de segundos, la maldición se había esparcido tanto que ahora Bridget flotaba junto a Toby. Lo peor de todo no era la situación en sí, sino el hecho de que, por mucho que tratara de disimular, la pelirroja le tenía un pavor irracional a las alturas.

Se aferró con fuerza al brazo de Toby, sintiendo su propio estómago girarse al mirar hacia abajo. La escuela, las casas, los autos, todo parecía tan pequeño desde donde estaban. Sus manos temblaban y su respiración se aceleraba en cuanto una ráfaga de viento la hizo tambalearse en el aire.

—¡¿Qué vamos a hacer?! —exclamó Toby con el pánico reflejado en su voz.

Bridget intentó serenarse, pero el miedo la dominaba. Necesitaba hacer algo, necesitaba actuar. Entrecerró los ojos con determinación, como si estuviera a punto de anunciar un brillante plan de escape.

—Lo que cualquier mujer hace cuando está en apuros —declaró con toda la seriedad del mundo.

Toby la miró expectante.

—¿Qué cosa?.

—¡JIM! ¡AYUDA! ¡JIM! ¡JIM! —gritó a todo pulmón, pateando el aire en un intento inútil por impulsarse hacia abajo.

Toby parpadeó, sintiéndose aún más desesperado.

—Brid', gritar no tiene sentido. Jim está en la escuela... cruzando la calle —señaló con el pulgar hacia la dirección en la que se encontraba su amigo—. No puede oírte.

—¡CLARA! ¡AYUDA!.

El castaño sospechó de frustración, aunque entendía que su mejor amiga estaba entrando en modo pánico. Sin perder más tiempo, amplio su mano y la sujetó.

—Ven, vamos a la casa de Clara —propuso, guiándola mientras flotaban en dirección al barrio.

Por suerte, la trayectoria de su vuelo no era del todo errática. Aterrizaron con cierta torpeza en el jardín trasero de Clara, cayendo sobre un árbol con un ruido seco. Bridget gruñó mientras trataba de sacarse unas hojas del cabello, todavía sintiendo las piernas temblorosas.

—¡No Enrique! —llamó Toby, buscando con la mirada al cambiante—. ¡Bajanos! ¡Tienes que ayudarnos!

El pequeño ser apareció por la ventana, observándolos con ojos curiosos. Hubo un momento de silencio incómodo... hasta que sacó su teléfono y les tomó una foto.

Bridget apretó los dientes con furia.

—¡MALDITO ENANO MUGROSO, ME LA PAGARÁS CUANDO TE VEA! —le gritó, apuntándolo con un dedo amenazante.

Antes de que pudiera lanzarse a atraparlo, un cometa impactó directamente en su rostro, haciéndola tambalear.

—¡Sujétenla ya! —ordenó la voz de Clara desde el suelo.

Toby y Bridget miraron hacia abajo y la vieron con un cometa en la mano, usándola para atraerlos lentamente. El castaño sospechó aliviado.

—¡Nos encontraste! —exclamó con emoción... hasta que se dio cuenta de que no estaba bajándolos tan rápido como quería—. ¿Qué rayos? ¡Bájanos, bájanos!

Pero ella no lo hizo de inmediato.

—Dilo —exigió con tono firme.

Toby parpadeó confundido.

—¿Decir qué?

—No te bajaré hasta que admitas que ha sido un miserable todo el día. Estás celoso de que esté cerca de Bridget y de Jim —declaró la de mechón azul, alzando una ceja.

Toby tragó saliva.

—Chicos... —llamó Bridget de nuevo, notando que seguía elevándose más alto de lo que se sentía cómoda.

—Clara, yo... Lo lamento, ¿de acuerdo? Por favor —intentó razonar el castaño.

—¡Admite que ha sido un miserable!

Bridget rodó los ojos.

—Chicos...

—¡De acuerdo, tienes razón! ¡Soy un miserable! —se rindió, bajando los brazos en señal de derrota—. Es que... por mucho tiempo, solo éramos Jim y yo.

Clara aflojó un poco su agarre sobre el cometa, permitiendo que él descendiera lentamente.

—Luego se unió JR, y fue increíble, y más ahora que es un hada. Y tú tienes esa vara de las sombras de superlujo —continuó, con la voz más apagada—. ¿Y yo qué tengo? Solo tengo problemas de peso...

La chica lo miró con algo de ternura y negocio con la cabeza.

—Toby, tú, Jim y Bridget son el trío de oro. Nunca podré cambiar eso.

Él le lanzó una mirada entre agradecida y melancólica.

—Tenía miedo de que estuvieras molestando conmigo y que nunca volviéramos a ser amigos... y esa era una de las cosas malas en las que no quería ni pensar.

Pero justo cuando la situación parecía estar resolviéndose, Clara se tensó de golpe.

—Toby, la maldición se está esparciendo...

El castaño frunció el ceño y se giró lentamente.

La sangre se le fue del rostro al ver a la joven flotando junto a él.

—Y perdimos a Bridget. Otra vez.

Toby abrió la boca para responder, pero el pánico lo paralizó.

—¡Oh, no! ¿Qué haremos? ¿Qué haremos?.

La de mechón azul intentó pensar con rapidez.

—Vamos a la casa de Jim. Blinky sabe qué hacer.

—¡¿Y Bridget?!

—¡La encontraremos!

El castaño tragó saliva y asintió, sintiendo que la situación se salía cada vez más de control. Sin embargo, no tenían más opciones.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

No sabía por cuánto tiempo estuvo flotando en el aire, pero tuvo suerte de haber llegado a su vecindario. Como pudo, se acercó a la casa de Jim justo cuando sus dos amigos aparecían, con el mismo desconcierto reflejado en sus rostros.

—¡Toby abrió la caja de Bagdwella, flotamos y nos hundimos! ¡Cada vez es peor!—resumió la pelirroja, chocando con el techo de vez en cuando. —¿¡Qué nos está pasando?!

Soltó un grito cuando la vara fue en dirección hacia ella. Se movió rápidamente a un lado, impidiendo que el portal volviera a consumirla.

—¡Lo siento!

—¿Qué tontería es esta?—preguntó Draal, entrando a la sala, solo para verse también afectado por la maldición. Su gran cuerpo se elevó sin control, golpeando el techo con un fuerte crujido.

—Clara, usa tu vara de las sombras. ¡Puedes llevarnos con Vendel!—sugirió la de cabello carmesí, abalanzándose sobre la vara antes de entregársela.

—Pero no puedo—contestó Clara, su voz temblorosa. —Solo puedo abrir un portal lo bastante grande para un ratón o una aceituna, ¿lo olvidan? Aparte, no quiero lastimar a JR.

—Debes pensar en Vendel, limpia tu mente, piensa solo en él—aconsejó Blinky, aferrándose con fuerza a uno de los sillones que tambaleaba en el aire.

—No puedo—se rindió Clara. Intentó abrir un portal, pero en su lugar, este volvió a ir en dirección a la menor.

Bridget se apartó rápidamente, chocando de lleno con Blinky, quien también flotaba sin control.

—De acuerdo, odio hacer esto—murmuró el de chaleco por lo bajo. Luego alzó la voz: —¡Oye, Clara! No nos defraudes, como hiciste con la roca muerte, ¿recuerdas? La perdiste.

Comenzó a soltar una serie de comentarios para provocar su enojo. Blinky se unió a la estrategia, y Bridget también, aunque trataba de no sonar demasiado grosera.

—¿Estás enojada, Clara? ¿Estás molesta, muy molesta?.

—Sí, estoy enojada—gruñó ella, sus ojos brillando con una chispa de furia contenida.

—¡Pues mira la vara, piensa en Vendel y haz un portal!—exclamó Bridget con urgencia. Ahogó un grito al ver un enorme portal abrirse debajo de ellos.

Los demás fueron absorbidos de inmediato, traspasando el umbral y apareciendo en la cueva de Vendel en cuestión de segundos. Sin embargo, cuando Bridget entró al portal, sintió un tirón helado en su pecho. Unas aureolas doradas se enredaron en su cuerpo, arrastrándola hacia una penumbra que se expandía desde dentro del portal.

—¡Bridget, rápido!—gritó Clara desde el otro lado, extendiendo la mano hacia ella.

Bridget intentó alargar la suya, pero las sombras la sujetaron con más fuerza, tirando de ella hacia atrás. Una risa oscura comenzó a resonar en su mente, invadiéndola con una sensación de desesperación helada.

—No... no me voy a quedar aquí—murmuró, cerrando los ojos para concentrarse.

El portal comenzó a cerrarse a su alrededor, y las sombras la apretaban como cadenas de puro vacío. No podía dejar que esto terminara así. Era su magia, siempre había sido suya, y no iba a permitir que algo o alguien se la arrebatara.

Con un grito de esfuerzo, levantó las manos; sus dedos brillaron con un resplandor rojizo intenso, trazando patrones en el aire que parecían arder con vida propia. La luz rompió las sombras a su alrededor, deshaciéndolas en jirones que se disolvieron en la nada.

—¡No puedes detenerme!—exclamó mientras un círculo mágico se formaba bajo sus pies.

Ella misma había creado un portal, uno completamente diferente al que trataba de encerrarla. Era un vórtice de luz rojiza, vibrante y ardiente. Sin dudarlo, saltó dentro justo cuando el portal original se cerraba tras ella, con aquella risa oscura resonando una última vez desde lo profundo, como un eco de lo que pudo haber sido su destino.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Con un grito ahogado, Bridget cayó pesadamente sobre el suelo de la forja, sintiendo el impacto recorrer su cuerpo con un dolor sordo. Su cabeza golpeó levemente contra el frío suelo de piedra, arrancándole un quejido involuntario. Parpadeó varias veces, tratando de ubicarse, cuando de repente sintió unos brazos rodearla con fuerza.

—¡Estás viva! —exclamó Toby, abrazándola como si temiera que desapareciera de nuevo.

La pelirroja tardó un momento en reaccionar antes de devolver el abrazo, aún sintiendo el hormigueo en sus manos.

—¿¡Cómo hiciste eso!? —preguntó Clara, aún sorprendida.

Bridget miró sus propias manos, el leve resplandor rojizo desapareció lentamente de sus dedos. Aún podía sentir la calidez de la magia recorriendo su piel, pero no tenía una respuesta clara.

—No tengo la menor idea... —susurró— Tan solo... pasó.

Blinky, quien la observaba con asombro y preocupación, se acercó para ayudarla a ponerse de pie.

—Si el Reino de las Sombras intentó atraparte, significa que percibieron tu poder —murmuró con gravedad—. Pero jamás en mi vida había visto a un hada abrir su propio portal... y mucho menos de esa forma.

Bridget tragó saliva, desviando la mirada mientras se abrazaba a sí misma. No podía explicar lo que había hecho. Todo lo que recordaba era la desesperación, el miedo... y aquella risa escalofriante que se había filtrado en su mente.

Un escalofrío recorrió su espalda.

"¿Por qué se le hacía tan familiar?"

EDITADO.

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