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xx. king for a day

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Capítulo veinte| Rey por un día

El resto del día, Toby se había dedicado a invitar a casi todas las chicas de la escuela al baile de primavera, con la excepción de Bridget y Daphne. Aunque, en el caso de esta última, ya había sido invitada por Steve, y al final, no tuvo más opción que aceptar.

Jim cerró su casillero con un suspiro. Sus ojos, como si tuvieran voluntad propia, se dirigieron hacia la pelirroja que había ocupado sus pensamientos últimamente. Bridget estaba conversando en voz baja con su mejor amiga. Sin embargo, cuando notó la mirada del azabache, desvió la suya rápidamente, encogiéndose de hombros como si quisiera desaparecer.

Habían pasado días sin hablar. Cada vez que Jim intentaba acercarse, Bridget lo evadía o lo ignoraba por completo. En más de una ocasión, era Daphne quien interrumpía, llevándose a Bridget antes de que el chico pudiera siquiera pronunciar una palabra.

—Bueno, invité a todas las chicas —dijo Toby de repente, soltando un largo suspiro y dejando caer su frente contra los casilleros junto al de su amigo.

Él le dedicó solo una parte de su atención, incapaz de apartar la vista de Bridget.

—¿Todas dijeron que no? —preguntó distraídamente.

—¡Claro que no! —replicó con un gesto de falsa indignación—. Aunque sí tuve varios "sigue soñando", un par de "ni en un millón de años" y... bueno, ya sabes.

Lake apenas reaccionó, su mirada todavía seguía fija en Bridget. Su ceño se frunció al ver cómo Logan aparecía detrás de ella, colocándole un brazo sobre los hombros con demasiada familiaridad.

El pelinegro levantó la vista y notó a Jim observando. Con una sonrisa satisfecha, se llevó a Bridget consigo, dejando atrás a Daphne, quien lanzó una mirada molesta al azabache antes de seguirlos.

—¿No que Logan estaba interesado en Daphne? —murmuró James entre dientes, soltando un bufido frustrado.

"¿Desde cuándo Logan se interesa por Bridget?". 

Pensó, sintiendo cómo una punzada de enojo y celos se clavaba en su pecho. 

"Si todo el año estuvo detrás de Daphne, ¿qué demonios está haciendo ahora con ella?".

—¿Sigue ignorándote? —La voz de Toby lo sacó de sus pensamientos.

Jim soltó un largo suspiro y apoyó la espalda contra los casilleros, derrotado.

—He intentado hablar con ella varias veces, Tobes. Pero siempre me ignora o me evita —confesó, dejando caer la cabeza hacia atrás—. Y cuando no es ella, es Daphne quien se encarga de apartarla de mí.

El de frenos cruzó los brazos, asintiendo lentamente como si estuviera reflexionando sobre el asunto.

—Bueno, hay que entenderla —dijo al fin, encogiéndose de hombros—. La lastimaste, Jimbo. Y mucho. ¿Desde cuándo te volvió a interesar Clara?

—No me interesa Clara —respondió rápidamente, con una mueca de frustración—. No sé por qué la invité al baile. Solo... sentí pena por lo que le pasó, y las palabras simplemente salieron de mi boca.

—Pues con esa "pena" metiste más la pata con Bridget.

—No voy a rendirme, Tobes —declaró con seriedad, enderezándose—. Haré lo que sea necesario para arreglar las cosas con ella.

Sus ojos se enfocaron en el pasillo por donde Bridget había desaparecido. Estaba decidido. No importaba lo que le costara, tenía que recuperar la confianza de Bridget. Porque si algo tenía claro, era que no podía perderla.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

—No puedo creer que Lake te haya hecho eso —murmuró Logan, arrebatándole el sándwich a su amiga como si fuera suyo—. Es un idiota, un tarado, un imbécil...

—Sí, ya entendí el punto, gracias —lo interrumpió Bridget, rodando los ojos, aunque una sonrisa divertida se asomaba en sus labios. Se encogió de hombros, jugueteando con el tenedor entre sus dedos—. Tampoco lo culpo... Clara es hermosa.

Su voz bajó, como si la confesión pesara más de lo que pretendía admitir.

Logan dejó de comer de inmediato, arqueando una ceja. Su mirada gris se clavó en ella, desconcertada.

—¿Perdón? —soltó, con un tono que destilaba incredulidad—. ¿Tú estás escuchándote? Bridget, por Dios... tú eres mucho más linda que Clara.

El chico alzó los brazos, ganándose algunas miradas curiosas y risas de las mesas cercanas, pero no le importó.

—¿Te has mirado acaso? Si yo no estuviera interesado en otra chica, sin duda saldría contigo.

Acompañó sus palabras con un guiño descarado, dejando que el comentario flotara entre ellos con una intención apenas disimulada.

Bridget soltó una risa baja, encogiéndose de hombros mientras apartaba la mirada. Sus mejillas estaban ligeramente teñidas de un rosa tenue. En momentos como ese, apreciaba profundamente la conexión que había construido con Logan, aunque nunca dejó de sorprenderla el efecto que sus palabras podían tener en ella.

Al principio, todo había sido algo extraño. Apenas se conocían, y sus conversaciones se limitaban a intercambios breves en clases. Pero las cosas cambiaron después de que Bridget lo ayudara con álgebra y química, y él la llevara al mirador para preguntarle si el lugar era lo suficientemente romántico como para invitar a una chica al baile.

Desde entonces, algo entre ellos había hecho clic. Quizá eran los gustos en común: ambos eran fanáticos de las películas de terror, del sarcasmo ligero y, en secreto, de los momentos compartidos que se sentían demasiado cómodos para ser solo amistad.

—Hablando de Daphnela chica... —dijo Bridget, alzando una ceja con una sonrisa burlona—. ¿Ya la invitaste al baile?.

Logan soltó un largo suspiro, dejándose caer en su asiento con una mueca amarga.

—Alguien se me adelantó.

El rostro de Bridget cambió, su sonrisa se desvaneció para dar paso a una preocupación genuina.

—¿Estás bien?

—Sí, tranquila —respondió él, encogiéndose de hombros mientras intentaba restarle importancia—. Es mi culpa por no haberme armado de valor e invitarla cuando tuve la oportunidad.

Bridget le dio una sonrisa reconfortante, dejando su tenedor a un lado para tomar su mano con suavidad.

—Estoy segura de que habría dicho que sí —dijo, intentando animarlo—. Pero, Logan, es solo un baile, no el fin del mundo.

Él bajó la mirada hacia su mano, notando lo cálida que era contra la suya. Sus labios se curvaron en una sonrisa, aunque en sus ojos había algo más, algo que ella no supo descifrar del todo.

—Oye... —comenzó, su voz ligeramente más baja, como si estuviera probando el terreno—. ¿Y si vamos juntos al baile?.

—¿Como amigos? —bromeó Bridget, arqueando una ceja divertida.

—Como amigos... por ahora —respondió Logan, con una sonrisa pícara que provocó que el corazón de Bridget diera un pequeño salto inesperado.

Ella dejó escapar una risa suave, apartando la mano como si de repente estuviera demasiado consciente de lo que hacía.

—Estaré encantada de ir contigo, Logan. Solo no me dejes plantada.

—Eso jamás, roja.

Logan la señaló con un dedo burlón, disfrutando el sonido de su risa, esa melodía suave y adictiva que, sin saberlo, siempre buscaba provocar en ella.

Jim observaba todo desde una mesa al fondo de la cafetería. No había tocado su comida, ni siquiera había escuchado los intentos de Toby por incluirlo en la conversación. Sus ojos estaban fijos en ellos, en la manera en que Bridget reía, en la forma en que Logan había tomado su mano como si fuera lo más natural del mundo, en las sonrisas que compartían como si el resto del mundo no existiera.

"¿Por qué reían tanto?".
"¿Por qué ella le tomó la mano?".
"¿Por qué se miraban de esa forma?".

Cada pregunta se clavaba como una espina en su pecho. Un calor extraño y molesto le subía por la espalda, haciéndolo apretar con más fuerza el tenedor que sostenía.

Con un bufido, empujó su bandeja y se levantó de golpe. No podía quedarse ahí, viendo cómo Logan se acercaba más a Bridget mientras él solo observaba desde lejos.

Y aunque no lo admitiría, lo que más le dolía era cómo ella se reía con Logan de una manera que ya no hacía con él.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Después de las clases, se reunieron nuevamente en el Mercado Troll. Vendel les había dado una pista clave sobre el paradero de la siguiente roca triúmbrica.

AAARRRGGHH dio un fuerte empujón al giro, activando las ruedas que comenzaron a girar con un crujido metálico. El resto del equipo se subió rápidamente, cada uno ajustándose en su asiento con una mezcla de entusiasmo y preocupación.

—Si los wumpas no admiten forasteros en su campamento... ¿cómo vamos a conseguir la roca? —preguntó JiM mientras su mirada se posaba en Blinky, esperando algún plan brillante.

—Ah, Maese Jim, ¡ya tengo una solución! —respondió Blinky, tocándose el mentón con aire teatral—. Aunque rudimentario, mi plan es infalible. Si los quagawumps son hostiles a los forasteros, entonces necesitamos un infiltrado.

—¿Un infiltrado? —repitió Bridget, arqueando una ceja cruzando los brazos.

—Exacto —confirmó Blinky, con una sonrisa que no inspiraba mucha confianza—. ¡Uno de ustedes fingirá ser la reencarnación humana del Rey Destrozado! Es brillante.

—Sí, hasta que descubran la verdad y nos destrocen a nosotros —replicó Bridget con ironía, pasando a su lado acmodándose en su asiento.

—Es una locura —añadió Lake, frunciendo el ceño, aunque no podía evitar observar de reojo a Bridget mientras ella se colocaba su chaqueta, intentando ignorar cómo el tenue reflejo del sol en su cabello carmesí lo distraía.

—Tú Tobias posees un asombroso parecido con el difunto rey de los quagawumps —continuó Blinky, señalando al castaño con entusiasmo.

—¿Yo? —preguntó, señalándose a sí mismo con incredulidad.

—Sí, los quagawumps son bajos y corpulentos. ¡Serás perfecto para el papel! —afirmó Blinky con una sonrisa confiada—. Principalmente porque, si descubren nuestro engaño, será el papel de tu vida... ya que nuestra vida probablemente terminará ahí.

Los cuatro chicos intercambiaron miradas preocupadas.

—Bueno, será mejor que nos movamos —añadió Blinky, ignorando la tensión palpable mientras el giro se ponía en marcha.

Cuando llegaron al pantano, el lugar parecía más un desierto húmedo y desolado que una comunidad habitada. La vegetación se retorcía en formas extrañas, y el aire denso parecía apretar sus pulmones. Kiko olfateaba con cautela, emitiendo pequeños sonidos de alerta.

—Este lugar da escalofríos —murmuró Clara, abrazándose a sí misma—. ¿Dónde estamos exactamente?

—Ah, un lugar famoso por sus vastos pantanos, parques temáticos y comunidades de jubilados... Florida —respondió Blinky con un tono despreocupado que no encajaba con la atmósfera opresiva del lugar.

—Avanza, su majestad —bromeó Bridget, empujando al de frenos ligeramente con una sonrisa burlona.

—Lo dice la heredera de un reino fantasma —murmuró Toby entre dientes, lanzándole una mirada ofendida—. No sé si estoy hecho para esto —añadió titubeando al caminar—. Soy un copiloto, no material de líder.

—No seas cobarde, Tobes —se burló su mejor amigo, aunque no pudo evitar compartir una pequeña sonrisa de camaradería.

Entonces, Kiko saltó sobresaltado, aferrándose a los brazos de Bridget, mientras un sonido extraño salía de los arbustos cercanos. Un cántico bajo y gutural comenzó a llenar el aire. De los matorrales emergieron los quagawumps: criaturas pequeñas y corpulentas, con ojos brillantes y sonrisas que parecían demasiado afiladas para ser amistosas.

—Mmmm, humanos... —gruñó uno de ellos, dando un paso adelante—. Un sabor poco común.

—T-Toby —murmuró Bridget, sus ojos fijos en las criaturas mientras Kiko se escondía entre sus brazos.

El susodicho tragó saliva, se armó de valor y dio un paso al frente.

—¡Soy yo, el Rey Derrotado! —exclamó, imitando una voz grave y fantasmal mientras agitaba las manos en el aire.

—Destrozado —corrigió Bridget entre dientes, sin poder evitar rodar los ojos.

—¡El Rey Destrozado reencarnado como humano! —corrigió rápidamente Toby, lanzando una mirada fugaz a sus amigos en busca de apoyo.

—Gunmar te mató —gruñó uno de los quagawumps, rodeándolo con curiosidad—. No puede ser... ¡Demuestra que eres él! ¡Muestra los grandes poderes del Rey Dios!

Toby volteó a ver a sus amigos con desesperación, pero ellos solo le sonrieron de forma inocente.

—De acuerdo... Estén atentos —murmuró nervioso, levantando ambas manos—. ¡Abra cadabra, nada en mi mangara!

Con torpeza, "desapareció" su pulgar, realizando un truco de magia infantil.

—Estamos muertos —murmuró Bridget con los ojos cerrados, mientras Kiko se cubría las orejas con sus pequeñas patas.

—¡Desmembró su mano y luego la unió de nuevo! —gritó uno de los quagawumps, maravillado.

—¡Su magia es muy poderosa! —gritaron en coro, antes de alzar a Toby y cargarlo triunfalmente hacia su campamento.

—¡Buen trabajo, Tobes! —le gritó Jim, riendo desde cierta distancia.

—Siempre confié en él —añadió Bridget con una sonrisa orgullosa, cruzándose de brazos mientras observaba cómo se llevaban a su amigo.

Sin embargo, mientras las carcajadas resonaban entre los amigos, el pantano parecía volverse aún más inquietante, como si algo oscuro los estuviera observando desde las sombras.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

—¡El rey perdido ha regresado! —gritaron los quagawump al unísono, elevando a Tobías en el aire como si fuera un héroe caído del cielo.

—No puedo creerlo... —murmuró Jim, con los ojos clavados en la enorme estatua de piedra que se alzaba imponente en el centro del campamento. La escultura mostraba un quagawump con rasgos sorprendentemente similares a los de Toby.

—Yo tampoco... —añadió la pecosa, observando la estatua con una mezcla de asombro e incredulidad.

—Lo sé, ¿verdad? —interrumpió Toby con una sonrisa nerviosa mientras lo paseaban entre la multitud de troles—. ¡No me parezco en nada a mí!

—Es cuestión de perspectiva —opinó Bridget, encogiéndose de hombros, aunque su expresión mostraba una leve preocupación.

Sin embargo, la tensión creció en ella al escuchar cómo algunos quagawump empezaban a contar historias de venganza. Sus voces llenas de rencor hablaban de castigar a las chicas que habían rechazado a su supuesto rey en vida.

—¿Qué? —Bridget se tensó, pero antes de que la situación escalara, Toby levantó las manos, intentando calmar a los troles.

—¡Alto, alto! —gritó, improvisando como podía—. Un verdadero rey no guarda rencor. Perdón es mi nuevo lema. ¡Que reine la paz entre todos!.

Por suerte, los quagawump parecieron aceptar sus palabras con entusiasmo, soltando vítores y cambiando el tema con rapidez. Pronto, una suave melodía empezó a llenar el aire. Era un canto hipnotizante que provenía de las profundidades del campamento, acompañado de instrumentos rústicos que los quagawump tocaban con habilidad.

—Es la canción de los quagawump —susurró Blinky con admiración—. ¡Qué privilegio tan raro! Ningún forastero había escuchado esta melodía ancestral.

—Es... hermosa —dijo AAARRRGGHH con su voz grave, cerrando los ojos para disfrutar del momento.

—Estoy de acuerdo contigo, fortachón —sonrió Bridget mientras acariciaba a Kiko, quien suspiraba relajado en sus brazos, moviendo sus orejas al compás de la música.

Pero la tranquilidad duró poco, porque uno de los quagawump apareció de repente junto a ellos y tomó a Jim y a Bridget por las manos con entusiasmo.

—¡Vengan, hay banquete! —les dijo con una sonrisa que mostraba todos sus dientes.

—Oh, suena genial —respondió el azabache con cautela—. ¿Y qué hay en el menú?

—Un forastero que intentó colarse al campamento anoche. Hoy comeremos su corazón.

La sonrisa de Jim se congeló en su rostro. La pelirroja parpadeó varias veces, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar.

—Perfecto... —murmuró ella en tono seco, mirando al chico con una mezcla de sarcasmo y horror—. ¡Qué maravilla! Una cena con espectáculo.

—¿Seguro que no tienen algo menos... aterrador? —intentó improvisar Jim, mientras el quagawump los empujaba hacia la mesa.

—¿Aterrador? ¡Bah! Es un manjar —replicó el trol, completamente ajeno al nerviosismo de los humanos—. ¡Vamos, su majestad! Este banquete es en su honor.

—Oh, claro, no podría perdérmelo... —dijo Toby, tragando saliva mientras seguía a la multitud.

Bridget miró a Jim con seriedad y susurró:

—Tenemos que salir de aquí antes de que nos conviertan en el plato principal.

James asintió, buscando desesperadamente una solución mientras los quagawump seguían celebrando con cánticos y tambores.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Un plato lleno de una extraña criatura fue colocado en la mesa donde estaban sentados Blinky, Bridget y Kiko. La criatura parecía una combinación entre un gusano y un pez, con una textura viscosa que brillaba bajo las antorchas del campamento.

—Gusanos de pantano frescos —anunció Blinky con entusiasmo mientras tomaba uno con sus manos. Le dio un mordisco que resonó con un crujido húmedo.

Bridget hizo una mueca de asco y se apartó instintivamente.

—¿Cómo puedes comer eso? —preguntó cruzándose los brazos, alejándose de la escena.

—Es un manjar exquisito, querida Bridget. Muy nutritivo —replicó Blinky, limpiándose la boca con una servilleta improvisada.

Mientras tanto, la mirada de Bridget se desvió hacia Jim, que estaba sentado unos metros más allá. El chico no se había percatado de que ella lo observaba, perdido en sus pensamientos. Pero cuando finalmente lo hizo, le dedicó una sonrisa embobada que lo hacía ver más tonto de lo usual. Al darse cuenta de que ella lo estaba mirando, intentó recomponerse tomando uno de los gusanos del plato frente a él.

Con toda la confianza del mundo, le dio un mordisco... y cayó desmayado al instante.

Bridget no pudo evitar soltar una pequeña risa, negando divertida.

—¿Está... está bien? —preguntó con un toque de ironía, mirando a Blinky, quien se limitó a encogerse de hombros.

El azabache sonrió de forma sutil. La risa de Bridget era algo raro, pero cuando sucedía, sentía que el mundo se detenía por un momento.

—¡Oh, gran rey! —interrumpió uno de los quagawump, captando la atención de todos con su aguda voz—. Ahora es el momento de que nos cuentes por qué has regresado.

Un silencio rotundo cayó sobre el campamento. Todos los presentes dirigieron su atención a Toby, que seguía sentado en su improvisado trono.

—¡Ah, claro! —dijo Toby, levantándose de golpe mientras se acomodaba la chaqueta con aire teatral—. He regresado con un propósito muy importante.

El grupo se tensó, listos para cualquier cosa, mientras el castaño levantaba una mano dramáticamente.

—He venido a contarles... ¡mis grandes aventuras en una tierra mística y lejana llamada Arcadia Oaks! —declaró, recibiendo murmullos impresionados de los quagawump.

—¿Arcadia Oaks? —repitió uno de ellos, boquiabierto.

—Sí, sí —continuó Toby, ahora completamente en su elemento—. Allí combatí a un ser infernal conocido como el entrenador Lawrence y sus temibles cuerdas inescalables.

Bridget rodó los ojos y, resignada a lo que sería un largo rato, sacó un libro que había llevado consigo. Mientras tanto, Toby seguía relatando con entusiasmo sus "hazañas", que en realidad eran simples anécdotas escolares exageradas.

El tiempo pasó lentamente. Clara descansaba sobre el enorme estómago de AAARRRGGHH, que roncaba suavemente. Blinky luchaba contra el sueño, cerrando los ojos cada pocos segundos, solo para abrirlos de golpe. Jim, por su parte, había terminado recostándose en las piernas de Bridget mientras leía uno de los libros que ella le había prestado.

La susodicha se sorprendió a sí misma al permitirlo. No era una persona que compartiera su espacio con facilidad, pero la cercanía con el chico ya no le resultaba tan molesta.

—¿No crees que ya es hora de que pregunte por la roca? —comentó Bridget, apartando la mirada de su libro para observar a Toby, que seguía parloteando con entusiasmo desde su trono.

Jim la miró desde abajo, apoyado cómodamente sobre sus piernas. Por un momento, se quedó perdido en su rostro, notando lo hermosa que lucía bajo la luz tenue de las antorchas.

"Ella luce como un sueño. La chica más linda que he visto," pensó, aunque rápidamente volvió a la realidad, asintiendo.

—Tienes razón —dijo con un suspiro, sentándose de mala gana para interrumpir la fiesta improvisada—. Disculpe, rey-dios —se posicionó junto a Toby, usando un tono claramente sarcástico.

—Por favor, arrodíllate —pidió con una sonrisa burlona—. Es protocolo.

James frunció el ceño, pero finalmente cedió, arrodillándose con un suspiro exasperado.

—¿Qué estás haciendo? —le susurró desde su lugar, frunciendo el ceño—. Creí que ibas a preguntar por la roca.

—Soy su rey, Jim —le respondió Toby en voz baja, aún con una sonrisa despreocupada—. Quieren escuchar historias. No podemos simplemente mentirles e irnos.

—Mientras más tiempo nos quedemos, más probable es que terminemos en el menú de la cena —le recordó.

—Lo haré después —aceptó Toby, antes de mirarlo con picardía—. Pero solo si tú hablas con JR y la invitas al baile.

—¿En serio? —Jim lo miró incrédulo.

—Es un trato.

—Bien.

—Bien.

—¡Bien! —dijo Toby con una sonrisa triunfal, antes de regresar a su lugar en el trono, completamente satisfecho con su negociación.

—Rey mío, después de su jornada, ¿qué canción nos trae? —interrumpió un quagawump, con ojos brillantes de expectativa.

—¿Jim? ¿Canción? —Toby lo miró desesperado, buscando ayuda. El de chaqueta azul retrocedió con una sonrisa nerviosa.

Mientras tanto, Bridget, sin que nadie lo notara, despertó a Blinky con un codazo. Este, al comprender la situación, despertó AAARRRGGHH. El de frenos comenzó a crear un ritmo con los golpes de pecho.

—Boom, boom, shake the room, ¡say WHAAAT!.

Al principio, los quagawumps lo observaron en silencio, parpadeando confusos. Luego, uno de ellos se unió tímidamente al ritmo, repitiendo el "Boom, boom" con entusiasmo. Poco a poco, el resto siguió el ejemplo, creando una especie de himno improvisado.

Blinky no pudo resistir la tentación de participar y, alzando sus múltiples brazos, se unió al compás. Kiko salió de la mochila de Bridget y, aunque visiblemente desconfiado al principio, no tardó en saltar al ritmo, moviéndose torpemente pero con energía. Clara, riendo, decidió unirse y trató de seguirle.

Bridget, que había estado observando desde la distancia, apretó los labios para contener una sonrisa. Con lentitud, caminó hacia donde estaba Jim y extendió su mano hacia él.

—Vamos, es pegajosa —le dijo con una sonrisa, encogiéndose de hombros.

El chico la miró, claramente sorprendido. No supo qué contestar; su mirada estaba atrapada en los ojos de la pelirroja, tan brillantes y llenos de vida. Y en ese instante, lo supo: ella le había robado el corazón. Haría lo que fuera por recuperarlo.

—¿Jim?.

—Claro, en un minuto —respondió nervioso, volviendo a la realidad—. Estoy haciendo digestión.

—Todos tener razón —gruñó AAARRRGGHH de repente, atrayendo la atención de todos.

—¿Qué cosa? —preguntó Jim, confundido.

—Cobarde, cobarde —afirmó el troll robusto.

—Es cierto, Maese Jim —aseguró Blinky mientras mordía otro gusano—. Está acobardándose de manera épica, incluso diría yo.

—No es cobardía, es que... —Jim soltó un suspiro antes de terminar la frase—. No sé bailar.

—Derrotó a Draal, luchó contra Bular y, aun así, ¿le teme a bailar? —comentó Blinky con incredulidad.

—Sí, bastante.

Jim se llevó una mano al rostro, sintiéndose acorralado.

—Jim, baila como si nadie te estuviera observando, y ama como si nunca fuera a doler —aconsejó Blinky de repente, sorprendiéndolo.

—Wow... Eso es profundo —murmuró el azabache.

—Lo sé. Lo leí en una cabina telefónica humana hace veinte años —admitió, encogiéndose de hombros—. Siempre ha quedado conmigo. En mis seiscientos años de vida, he visto muchas danzas humanas y he notado algo que siempre se cumple...

Jim volvió a posar su mirada en Bridget. Ella seguía bailando, riendo mientras alzaba a Kiko en el aire. El pequeño conejo gritaba algo que claramente era de terror, pero eso solo la hacía reír más.

—¿Y qué cosa? —preguntó Jim sin apartar la vista de la pelirroja.

—Son las hembras humanas las que realmente bailan —continuó Blinky con solemnidad. AAARRRGGHH, mientras tanto, invitó a Clara a bailar, y ella aceptó sin dudarlo—. Los machos simplemente se mueven y se mecen.

—Nunca falla —añadió AAARRRGGHH, asintiendo con convicción.

—Es cierto.

Cuando la música cambió de ritmo, el chico tomó aire, llenándose de confianza, y comenzó a bailar con movimientos que eran... peculiares. Bridget lo observaba divertida, con una sonrisa que iluminaba su rostro. Dejó a su mascota en el suelo, y el pequeño cayó rendido, visiblemente mareado tras tanta actividad.

Jim se quedó perplejo cuando Bridget lo tomó de la mano sin previo aviso y empezó a bailar con él. Blinky, a unos metros, alzó las cejas, sorprendido, pero no pudo evitar sonreír, animando al joven Cazatroles con un asentimiento.

—Oye, buena música, ¿no? —comentó Jim, tratando de parecer más tranquilo de lo que se sentía.

—Sí, es fantástica —respondió la chica, soltando una risa ligera mientras intentaba imitar sus movimientos.

—Lo siento, no soy muy bueno para bailar —se disculpó con una sonrisa nerviosa, encogiéndose de hombros.

—Tranquilo, yo tampoco soy experta —respondió Bridget sin darle importancia. Sus intentos de imitar los pasos torpes del chico hicieron que ambos estallaran en carcajadas.

—Bree', yo... quería hablar contigo sobre el baile... —El azabache bajó un poco la voz, sus ojos reflejando inseguridad.

—No te preocupes, Jim. Es solo un baile, ¿no? —lo interrumpió ella, alzando los hombros con naturalidad—. Además, entiendo que hayas invitado a Clara. Es una chica increíble y muy linda.

—Pero tú también eres linda, Bree'. Eres... como la reencarnación de Afrodita —dijo Jim con una sonrisa cálida, tomando su mano para darle una pequeña vuelta. Al verla reír, se atrevió a continuar—. De verdad, lo siento.

Bridget lo observó en silencio por un momento antes de devolverle una sonrisa suave. Ahora era ella quien sentía culpa. Había dejado que sus emociones se desbordaran, pero ¿quién podría culparla? Todo esto era nuevo para ella.

—Yo también debería disculparme, por cómo te he tratado —admitió, encogiéndose de hombros mientras desviaba la mirada, avergonzada.

—No, me lo merecía. Fui un completo idiota —reconoció James, golpeándose suavemente la frente con la palma—. De verdad quería ir al baile contigo, Bree'.

Las palabras lo dejaron claro, pero el momento se complicaba. Bridget sabía que no podía cancelar la invitación de Logan, no después de lo amable que él había sido con ella.

—Habrá otra oportunidad, Jim —lo tranquilizó con una sonrisa torcida—. A mí también me habría gustado ir contigo. Pero ya invitaste a Clara, y no pienso dejar que la plantes.

—¿Y tú...? —preguntó él con un nudo en la garganta.

—Yo iré con Logan. Pobrecito, no pudo invitar a Daphne.

—¿Irás con Logan? —balbuceó, sintiendo que el aire le faltaba.

—Solo como amigos, claro. Es solo un baile, Jim—le recordó Bridget colocando suavemente una mano en su hombro—No es el fin del mundo—sonrió, intentando aliviar la tensión.

A pesar de la envidia y el odio que se agolpaban en el pecho del azabache, Jim logró devolverle una sonrisa. Habían pasado por tanto, habían herido mutuamente sus corazones, pero al menos ahora estaban bien. 

"Las palabras que dolían solo sangraban en el silencio entre ellos."

—Tienes razón—respondió al fin, con una voz más firme de lo que esperaba.

El salón quedó en completo silencio. Todas las miradas se clavaron en ellos cuando el azabache, decidido, dio un paso hacia Bridget. Su mirada sostenía un sentimiento profundo que no necesitaba palabras para explicarse.

Bridget sonrió tímidamente y colocó una mano detrás del cuello de Jim, acercándolo lentamente hacia ella. La distancia entre ambos desaparecía, quedando solo el sonido de sus respiraciones. Justo cuando sus labios estaban a punto de encontrarse...

Un temblor violento sacudió el lugar, interrumpiendo el momento. Los dos se separaron de golpe mientras un rugido ensordecedor resonaba en la sala. Ante ellos apareció un enorme troll, con una presencia que parecía absorber todo el aire de la habitación.

—¿Qué clase de diablura es esta?.

El troll, con ojos brillantes como brasas, los miró fijamente y gruñó.
—¿Por qué humanos aquí?—rugió, su voz retumbando como un trueno.

—¿Quién es ese payaso?—preguntó el chico de los frenos, con una mezcla de nervios y diversión.

Wumpa, el troll más pequeño a su lado, respondió emocionado:
—¡Él es Blungo, el presunto rey!—dijo con admiración. Luego, volviéndose hacia el castaño, añadió—. Pelea con él.

Blungo inclinó la cabeza, desconcertado.
—Rey destrozado no poder ser—gruñó—. Rey fue destrozado. Rey ser yo.

—Mi musical favorito—respondió el castaño—Es como una obra pero se canta—en respuesta obtuvo un gruñido.

Antes de que pudiera responder, el gigante lo tomó de un brazo y lo levantó como si fuera un muñeco de trapo. Bridget gritó alarmada y trató de acercarse, pero Wumpa la detuvo.

—¡Usa tu magia, rey mío!—gritó Wumpa desesperado—¡Ahuyenta a Blungo! Podrás vencerlo.

Blungo ignoró por completo la conmoción y comenzó a sacudir al castaño.
—Desmembramiento... Blungo divertir—gruñó con una sonrisa sádica.

El enorme troll empezó a sacudir a Tobías y eso lo obligó a confesar la verdad.

—Venimos por la... ¡Roca Muerte!—gritó Tobías de repente, señalando la corona que adornaba la cabeza de Blungo.

—Pon a mi amigo en el suelo—ordenó el azabache con firmeza, avanzando un paso hacia Blungo.

El enorme troll lo miró con desdén, mostrando una sonrisa burlona.
—¿O qué?—replicó con un gruñido amenazante.

Jim alzó el amuleto en su mano..
—Por la gloria de Merlín, la luz del día está bajo mi mando.

Un destello cegador iluminó la sala, y un portal se abrió de forma abrupta. De este emergió una figura oscura y letal: Angor Rot. Con una agilidad sobrehumana, cayó encima de Blungo, derribándolo con fuerza.

—¿Quién ser tú?—gruñó Blungo, volteando a mirar a la figura sobre su espalda.

Angor Rot lo observó con frialdad.
—Muerte—respondió, antes de hundir su cuchilla en el troll, convirtiéndolo instantáneamente en piedra.

—¡Angor Rot!—gritó Jim, sacando su espada al tiempo que avanzaba hacia él.

El troll lo ignoró y comenzó a recitar un hechizo en un idioma antiguo y gutural. La marca en el rostro de Jim brilló con intensidad, reapareciendo con un resplandor ominoso.

—¡La marca!—exclamo Blinky.

Ante los ojos atónitos del grupo, la espada de Jim desapareció de sus manos, materializándose en las de Angor Rot.
—¿Cómo hiciste eso?—preguntó el ojiazul, alarmado.

Angor giró la espada en su mano con una destreza aterradora.
—La luz del día ahora está bajo mi mando—anunció con una sonrisa maliciosa.

De repente, dos aureolas de luz salieron de la armadura de Jim, transformándose en boomerangs afilados que flotaron a su alrededor.

—¡Increíble!—exclamó el azabache, mirando las armas recién manifestadas.

—Eso es nuevo...—murmuró AAARRRGGHH, asombrado.

Bridget, entrecerrando los ojos.
—La Roca de Origen...—dijo en un tono bajo—. Libero su armadura.

Sin perder tiempo, Jim lanzó uno de los boomerangs hacia Angor. Aunque este logró esquivarlo, el arma hizo impacto en el cuerpo petrificado de Blungo, destrozándolo en mil pedazos antes de regresar perfectamente a las manos del joven.

—Buen movimiento—halagó Bridget, esbozando una sonrisa de admiración que hizo que Jim también sonriera.

—La Roca Muerte...—gruñó Angor Rot, avanzando con intenciones claras de recuperar lo que buscaba.

—¡Busquen la roca!—ordenó Blinky al grupo de adolescentes, mientras AAARRRGGHH se unía a Jim para enfrentarse a Angor.

Bridget, maldiciendo por lo bajo, comenzó a buscar entre los escombros junto a Kiko. Sin embargo, al escuchar el choque de armas y el estruendo de la pelea, no pudo evitar detenerse. Sus ojos se clavaron en James, quien combatía a Angor Rot, incluso cuando este desenvainó una daga.

—¡Cuidado!—gritó Blinky con urgencia—¡Su arma está envenenada con enredadera de sol! Un solo corte y se convertirán en piedra.

La advertencia hizo que Bridget se tensara. Respirando profundamente, levantó la vista hacia el árbol donde Jim y Angor combatían.

—Muy bien...—murmuró para sí misma, con los ojos centelleando de decisión—Hora de cambiar las reglas del juego.

Sin pensarlo dos veces, dejó de buscar entre los escombros y comenzó a escalar el árbol con cuidado.

Antes de que la cuchilla lograra alcanzar al Cazatroles, Bridget lanzó una pequeña aureola de fuego que desvió la trayectoria de la daga, clavándola en una de las ramas cercanas.

El árbol comenzó a petrificarse rápidamente. Una de las ramas convertidas en piedra se desprendió, cayendo directamente hacia Wumpa. Sin dudarlo, Toby corrió y lo empujó fuera del peligro justo a tiempo. Bridget soltó un suspiro de alivio, enderezándose con dificultad, pero se quedó helada al sentir el frío filo de la espada de luz rozando su cuello.

—La dulce princesa cree que puede enfrentarse a mí—murmuró Angor Rot desde las sombras, su voz profunda resonando amenazadoramente detrás de ella—. Pero no es más que una débil humana que no controla su magia.

Bridget no retrocedió. En su lugar, sus ojos se encendieron con determinación.
—Veremos quién termina inmóvil—respondió, y sus brazos se envolvieron en llamas ardientes.

Angor tuvo que retroceder de inmediato, gruñendo irritado.
—No se te da el fuego, ¿eh?—dijo la pelirroja con una sonrisa burlona.

El troll respondió con un ataque rápido, balanceando la espada hacia ella. Bridget reaccionó al instante, levantando un escudo de fuego que detuvo la espada en pleno aire. Con un movimiento fluido, canalizó la energía del escudo en una onda expansiva, creando una barrera de llamas entre ambos.

—¿No te cansas de presumir?—bromeó Bridget, manteniendo la guardia alta.

Angor Rot no respondió, pero sus ojos destellaron de furia. Bridget aprovechó el momento, extendiendo sus manos para lanzar ráfagas de fuego en diferentes direcciones, rodeando al troll.

Angor giró con agilidad, esquivando las llamas como pudo, pero no tardó en quedar atrapado dentro del círculo de fuego. Bridget no perdió tiempo: concentró su energía en una esfera de fuego y, aprovechando la distracción, se lanzó directamente contra él. La explosión lo hizo retroceder varios pasos, gruñendo con frustración.

Para escapar, Angor cortó el tronco del árbol sobre el que se encontraban, convirtiéndolo en piedra. Bridget perdió el equilibrio y comenzó a caer. Antes de que tocara el suelo, una mano fuerte la sujetó: era Jim.

—¡Te tengo!—dijo el Cazatroles mientras la ayudaba a ponerse de pie.

Antes de que pudieran recuperarse del todo, Toby interrumpió el momento, sosteniendo algo brillante en sus manos.
—¡Tengo la roca!—gritó con emoción, atrayendo la atención de todos.

Sin previo aviso, Angor apareció detrás de Toby al abrir un portal, golpeándolo con fuerza y arrebatándole la Roca Muerte.

—¡No dejen que escape!—gritó el de armadura, levantándose con rapidez.

—Esa es nuestra roca— dijo Clara mientras corría hacia Angor —. La necesitamos para salvar a mi hermano—afirmó, tomándolo del brazo, al final ambos desaparecieron a través de un portal.

—¡CLARA!

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Nuñez regresó poco después, jadeando con fuerza y sosteniendo firmemente el bastón de Angor en sus manos. Su mirada era intensa, pero su cuerpo reflejaba el agotamiento de la batalla.

—¡Clara!—Bridget se acercó rápidamente, arrodillándose a su lado mientras la examinaba con preocupación—. ¿Estás bien? ¿Te lastimó?

Clara negó con la cabeza, aunque su expresión estaba cargada de culpa.
—Yo... perdí la Roca Muerte—admitió, su voz apenas un susurro.

—Pero no te perdimos a ti—intervino Jim, inclinándose junto a ella y dándole una mirada tranquilizadora—. La recuperaremos.

—Así es—añadió Blinky, cruzándose de brazos con un aire solemne—. La verdadera victoria aquí fue que todos sobrevivieran.

Blinky miró entonces el objeto que la chica sostenía con tanto cuidado y frunció el ceño con evidente inquietud.
—La Vara de las Sombras...—murmuró con gravedad—. Es un arma extremadamente peligrosa. Déjamela a mí. Estará más segura bajo mi cuidado.

Pero ellase adelantó, sacudiendo la cabeza con decisión mientras mantenía la vara cerca de su pecho.

—Claro que no—dijo con firmeza, su voz dejando claro que no aceptaría un no por respuesta—. Me quedaré con esto.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

—¿Oye, grandulón, nos vamos o qué?—preguntó Toby, ya subiendo al giro.

AAARRRGGHH. Su mirada se centró en el rasguño debajo de su brazo, un recordatorio de la enredadera de sol que lo había herido. La piel comenzaba a enrojecerse, claramente infectada.

—Ya voy...—respondió desanimado, subiendo al giro con lentitud.

El troll les dedicó una sonrisa a todos, un gesto que casi parecía amistoso. Kiko se movió con agilidad entre los demás, pero sus ojos se detuvieron en el rasguño. El de piel gris le hizo una señal silenciosa, indicando que guardara discreción.

El pequeño conejo, con una mirada inocente, parpadeó y luego asintió. Sin hacer ruido, volvió a los brazos de su dueña, confiando en su gesto.

LOGAN DADDARIO.

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